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Apariencias que engañan por KylieNova

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Notas del capitulo:

Hola y muchas gracias por comentar y leer!! Estoy actualizando seguido por ustedes!!! <3

 

Despertó en la mañana con un dolor molesto en el lado derecho de su mandíbula, frunció el ceño y dio un ligero quejido al pasar suavemente sus dedos por esta zona recordando lo que había pasado el día anterior. Volvió a cerrar los ojos para dejar de estresarse con sus propios recuerdos pero su primo entró, como siempre, de golpe a su habitación. 

-Hora de levantarse- dijo sonriendo-, hice el desayuno.- pero al no encontrar una respuesta del menor se acercó a la cama y se sentó en ella.-Levántate, acuérdate que hoy es la cena de ensayo de Ariel. 

-Es hasta las seis- se quejó, volvió su rostro para mirar a Sebastián y este noto el moretón que estaba en su mandíbula. 

-¿Qué te paso?- preguntó con un poco de preocupación. 

-Estuve en una pelea- respondió sin más haciendo que el mayor se sorprendiera.  

-¿Tu en una pelea? ¿Y ganaste? 

-No- dijo molesto-, no quiero hablar de eso, fue estúpido. 

-¿Y porque te peleaste?- preguntó ignorando lo anterior dicho por Damián. 

-Sebastián…-se quejó cansado, el mayor entendió y no volvió a preguntar más sobre la pelea. 

-¿Y Eric? Hace un tiempo que no lo veo por aquí- Damián gruñó, se dio la vuelta y le puso la espalda ignorándolo. 

-Ya no estamos juntos, así que no lo veras más. 

Tantas preguntas vinieron a la mente de Sebastián con esas palabras, pero por el malhumor del moreno prefirió quedarse callado, Era obvio que no quería hablar del tema, le sorprendió y entristecía que Damián pudiera… ¿Tener el corazón roto? Sabía que su primo no era de esas personas que al sentirse mal iban con una persona a que las consolaran, él se apartaba de los demás, se excluía y estaba así por un tiempo, solitario. 

-De acuerdo- dijo sin más-, acuérdate estar listo a las seis. 

El mayor dejo la habitación dejando de nuevo a Damián solo, para su colmo ahora tendría que ver a su familia cuando lo único que quería era estar solo en casa, bufó molesto y se levantó para ir a desayunar unos minutos después. 

  

  

El día pasó hasta llegar a las seis, se encontraban ambos primos en el auto a unos pocos metros de llegar al salón donde harían la cena, Damián estaba vestido semiformal mientras que el primo mayor lo estaba totalmente. Al llegar notaron que había muchas personas, amigos de la familia y gente que Damián nunca había visto, a la distancia su hermano mayor lo divisó y se acercó con su acompañante en el brazo a saludarlo. 

-Me alegra que hayan venido- comento dirigiéndose a ellos.- Ella es mi prometido, Rachel.- ambos fingieron su sorpresa al ver a la chica, nunca imaginaron que la futura esposa del correcto Ariel fuera tan… ¿liberal? 

La chica, que ahora sabían se llamaba Rachel, tenía el cabello teñido de un color turquesa dejando ver sus raíces de color negro, era más bajita que ellos dos y que Ariel incluso llevando tacones, tenía una complexión delgada y maquillaje natural exceptuando sus labios que estaban en un tono ciruela. 

En los dos se veía un contraste bastante marcado, la chica rebelde y el chico bueno si ponía etiquetas. En ese momento Damián entendió porque a sus padres no les había agradado la idea de Ariel casándose con ella. 

-Un gusto- dijo Sebastián sonriendo- y bienvenida a la familia, soy Sebastián, el primo de Ariel.- El mayor miró a Damián quien se había quedado callado todo el tiempo analizando a la chica. 

-Soy Damián- dijo con una sonrisita asomándose por sus labios. 

-Así que eres el hermanito- dijo ella alegremente- , un gusto conocerte. 

-Igual- respondió, Rachel le daba un aura de ser tranquila y divertida. 

Ariel y Rachel se despidieron y fueron a saludar a las demás personas que se encontraban allí. El moreno fue hacia la mesa de bocadillos y saludaba rápidamente a los familiares que se encontraba en el camino, vio que estaban dando café así que tomó una pequeña taza, aspiro el aroma y dio un pequeño sorbo. 

-Damián- lo llamaron, dio media vuelta hacia la izquierda y pudo ver a su madre, siempre elegante con su vestido recatado y minimalista y su pulcro cabello castaño, acercándose a él- ¿Cómo estás? Le dijo mientras le daba un abrazo, Damián recibió el abrazo y le dio una ligera palmada en la espalda. 

-Bien mamá ¿Cómo estás?  

-No tan bien al ver ese horrible moretón- tomó su mentón y lo elevó para observarlo mejor-, ven conmigo. 

Damián dejo la taza de café y su madre rápidamente lo tomó del brazo y se dirigió a una parte del salón que se encontraba sola ya que era de uso para los empleados. De su bolso elegante sacó una pequeña bolsa de maquillaje, sentó a Damián en una silla que se encontraba allí y sacando una base liquida y una pequeña esponja empezó a tapar el ahora oscuro moretón alzando su mentón. Damián se quejó al sentir el contacto, aun le dolía y su madre frunció el ceño. 

-Sabes que hoy sacaremos fotos- dijo desaprobatoriamente-, no quieres ser recordado con este horrible moretón ¿verdad? ¿Qué paso? 

-Nada importante- dijo secamente al escuchar las palabras de su madre, siempre tan superficial. 

-Te lo digo por tu propio bien.- con su mirada de concentración siguió trabajando hasta estar completamente cubierta, aunque aún era un poco visible, sacó un polvo compacto de su pequeña bolso y prosiguió a dar pequeños toquecitos.-Hace tanto que no te veo- dijo más para ella que para su hijo-, te extraño- Damián se sorprendió por su confesión. 

-¿Lo haces?- la mujer se sintió ofendida por la pregunta. 

-Claro que sí, eres mi hijo- alzó su mentón para que la viera a los ojos-, aunque no lo quieras- dijo con una sonrisita compresiva en su rostro. Guardo sus cosas y se dispuso a irse pero Damián habló. 

-Mamá- se quedó unos segundos en silencio y carraspeó-, lo siento por no visitarte, lo haré más seguido- y sonrió tenuemente, su madre al igual sonrió y se acercó a él, acarició su cabello cariñosamente. 

-Me encantaría, y a tu padre también, deberías ir a saludarlo.- y se fue. 

Había pasado tanto tiempo desde que había tenido una conversación con su madre sin sentirse molesto al final de esta, él no odiaba a su madre ni mucho menos, simplemente le molestaba lo superficial que podía llegar a ser, la quería después de todo, lo había cuidado desde que era niño a su manera. 

Se dio cuenta abruptamente que él se parecía más de lo que pensaba a ella, tenía que admitir que llegaba a ser superficial y a solo preocuparse por su imagen ante los demás, como lo hacia ella y poco a poco se fue dando cuenta que lo que más odiaba de la mujer estaba en él igualmente. 

-Hipócrita- se susurró para así mismo.

No pudo evitar pensar en Eric ¿Acaso le hizo sentir lo mismo que él siente ahora con su madre? Hizo exactamente lo mismo, y por primera vez se dio cuenta de cuánto daño le había hecho al evitar ser como era y simplemente fingir por los demás. Lo peor de toda la situación era que el castaño le había tratado de decir lo que sentía pero nunca se colocó en sus zapatos. 

 Se sentía ahora tan molesto consigo mismo y después se entristeció, había echado todo a perder con la primera persona que había realmente amado. 

Y si, entendía que también la culpa era de Eric, al fin y al cabo lo que había hecho con las fotos era una puñalada, pero si él no hubiera sido tan egoísta desde el comienzo el castaño tal vez no habría hecho lo que hizo. 

Se levantó de la silla y caminó hasta ver a su padre y le saludó felizmente, el señor le preguntó sobre sus estudios y como estaba pasando esa “etapa tan nostálgica” para él. La conversación no duró mucho, la cena terminó y supo que Rachel era encantadora para ser anfitriona, relataba anécdotas graciosísimas y aunque sus padres quedaban callados no pudieron evitar sonreír al ver a su hijo mayor feliz al lado de esa mujer. 

Ambos primos después de aquella noche llegaron a casa cansados, Sebastián se encontraba de buen humor y el moreno se cambió de ropa a una más cómoda. Los dos se sentaron el sofá y pusieron alguna película, no hablaban pero se sentían cómodos con la compañía del otro. 

Damián tenía que confesar, aunque nunca lo diría en voz alta, le agradaba la compañía del mayor. Él era bastante tolerante aunque muy molesto a veces pero increíblemente ¿maduro? Cuando la situación lo ameritaba. 

Al día siguiente se encontraba caminando después de hacer algunas compras en el minisúper, cuando escuchó una voz llamándole desde sus espaldas, se giró y miró al chico castaño que había visto hace mucho tiempo, en un auto. 

-¿Necesitas ayuda?- preguntó desde la ventanilla al colocarse a su lado. 

-No, gracias- dijo educadamente y siguió caminando pero el auto aun lo seguía. 

-Tal vez no te acuerdes de mí, soy Marcus, nos conocimos en aquella fiesta.- Damián asintió pero no le respondió- Soy amigo de Eric- el moreno paró y lo miró interrogativo. 

-¿En serio?- preguntó con seriamente, Marcus sonrió y asintió. 

Damián era bastante orgulloso, se había preguntado cómo estaba Eric en estos días pero nunca le preguntó directamente, si este chico era su amigo tal vez sabría cómo estaba, podría sacarle información. Aceptó la ayuda y se montó al auto. 

-¿A dónde vas?- y Damián le indicó la dirección, estaban aún algo lejos. 

-Sabes, todos los de primer año han hablado de ti en estos últimos días.-y en ese momento supo que Marcus también quería sacarle información. 

-¿De verdad?-fingió demencia. 

-No sabía que bateabas para el otro lado, creí…- pero fue interrumpido antes de finalizar. 

-¿Qué tal Eric?- preguntó con una sonrisa fingida, quería que ese chico se callara de una vez. 

-¿No deberías preguntárselo a él?- Damián lo miró a la defensiva, pero rápidamente volvió a su actitud tranquila. 

- Si eres su amigo sabrás que no nos hablamos. 

-En realidad no lo sabía- el moreno lo miró extrañado. 

-¿No eras su amigo?-reclamó. 

-No exactamente “amigo”, más bien conocido- dijo inocentemente- mi novio es más su amigo. 

-¿Tu novio?- repitió ocultando su asombro. 

-Si… ya sabes, el rubio con el que siempre ando- confesó con obviedad, pero Damián no recordaba. 

-Me mentiste- espetó irritado volviendo al tema de Eric.- ¿Así que no sabes nada? 

-Sé algo, pero si estás tan interesado deberías preguntárselo a él- volvió a repetir, el moreno lo miró con el ceño fruncido y Marcus tuvo que admitir que era divertido verlo así. 

Quedaron unos segundos en silencio, Marcus con una ligera sonrisa en su rostro al ver a Damián quien estaba irritado por no recibir la respuesta que buscaba. 

-¿Puedo hacerte una pregunta?- dijo suavemente Damián. 

-Ya la hiciste,- el moreno se estaba cansando de este chico- era broma,- respondió al verlo enojarse más de lo que creía- si puedes. 

-Ya que “bateas para el otro lado”- empezó a decir repitiendo sus palabras- , nunca te ¿molestaron? 

-Claro que si- dijo rápidamente. 

-¿Y cómo lo soportabas? 

-Les daba una paliza cuando podía.- el moreno abrió los ojos sorprendido, estaba con un loco, Marcus al ver su expresión empezó a reír y en ese momento supo que le estaba jugando una broma, o tal vez no…- Solo los ignoraba, no les hacía caso. Siempre habrá gente que te juzgue pero en realidad es bastante estúpido, si quiero a alguien lo quiero y punto, además no daño la vida de nadie así que se metan en sus propios asuntos ¿No crees?  

Marcus detuvo el auto, ya habían llegado al apartamento de Damián, este quedó pensativo con las palabras de Marcus, bajó del auto con sus compras y se despidió, no antes sin decir “gracias”. 

-Damián,- le llamó desde la ventanilla cuando el moreno dio unos cuantos pasos, él se volteó y lo escuchó atentamente-Eric también está preocupado por ti.- el del auto sonrió y arrancó alejándose de la vista de Damián. 

Al llegar adentro finalmente fue a su habitación y se acostó mirando hacia el techo, pensativo. Sacó su celular y mando un mensaje. 

“Tenemos que hablar” 

Notas finales:

Muchas gracias por leer, por fin Damian se esta dando cuenta de las cosas jaja. Espero que les haya gustado y por favor dejen su comentario <3


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