-¿Qué haces aquí?- rápidamente se acercó a su lado aun sorprendido de verlo en su sala- ¿Ya termino la boda? Aún es muy temprano.
-Sí, me fui antes.
-¿Por qué? ¿Algo pasó?- el moreno rascó su nuca cansado.
-¿Quieres ir a otra parte?
Ambos se encontraban caminando por la ya fría noche, Damián no había hablado en todo ese tramo, algo que preocupo a Eric, y aunque el castaño le preguntara persistentemente que era lo que había pasado el otro no respondía.
Su mente empezó a imaginar posibles situaciones para el estado de Damián ¿Acaso se había peleado con su familia? ¿Con su hermano o con su madre? Frunció su ceño y su corazón paró unos segundos al pensar que tal vez Damián estaba aquí para terminar con él.
Después de un rato Damián recomendó que fuera a su apartamento a lo que Eric aceptó, ambos subieron al auto y Eric con el paso del tiempo se ponía más ansioso ¿Si quería terminar con él porque no lo hacía de una vez?
El moreno notó el comportamiento extraño de Eric, tocó en un roce su pierna mientras llegaban a su destino, esa pequeña caricia dio un gran efecto en Eric porque al mirarlo a los ojos supo que nada malo pasaría.
Los dos entraron al apartamento, Eric dejó su suéter en el sofá y se sentó con una tenue sonrisa en su rostro mientras Damián se sentaba a su lado, ambos se miraron con cautela hasta que la curiosidad le ganó a Eric.
-¿Me vas a decir que paso?- Damián lo pensó durante unos segundos, pasó su mano sobre su cabello despeinándolo y se alojó un poco la corbata.
-Nada en especial.
-¿Y porque te fuiste?
-No me sentía bien- Eric lo analizó por unos instantes tratando de descifrar su comportamiento- ¿Qué?- dijo seguido de una risita.
-Eres extraño- respondió Eric mientras igualmente reía. Al mirar detenidamente a Damián no pudo evitar pensar en lo guapo que se veía ese día, con su traje y su cabello despeinado, hizo que su corazón latiera más rápido- ¿Por qué no te sentías bien?
Damián apartó la mirada de Eric para dirigirla en un punto inexistente en la habitación.
-Quiero… quiero decirte tantas cosas pero…
-¿Pero?
-No sé cómo, no soy bueno con las palabras.
-Solo dime lo que viene a tu mente, no lo pienses demasiado- Damián asintió y se acercó más al castaño.
-Ahora cuando Ariel estaba diciendo su brindis hablaba de cuanto amaba a Rachel pensé en ti.
Eric se ruborizó y asintió para que siguiera hablando, continuo:
-Y… creo que me puse sentimental, quería verte.
-Eres un romántico- comentó Eric humor sacándole así una sonrisa a su novio.
-Me arrepentí de no llevarte.
-Yo fui el que no quise ir- le consoló.
-Si querías, lo hiciste por mi madre. Quisiera que fueras más egoísta- estas palabras las dijo con cariño, sin querer ofender a Eric-, me gustaría llevarte a cenas familiares y demás sin tener que preocuparme.
-Lo siento.
-No te disculpes por favor. No hiciste nada malo.
Quedaron ambos en silencio, analizando lo que cada uno dijo.
-Te amo- Damián pasó su mano por el rostro de Eric-, no quise que te entristecieras.
-No lo estoy- respondió rápidamente-, también te amo, mucho.
Damián se acercó con una ligera sonrisita en su rostro.
-¿Mucho?- plantó un beso en sus labios. Eric asintió y paso sus manos sobre la nuca del moreno acercándolo más hacia él y dándolo un beso más íntimo.
El moreno en un rápido movimiento y con la ayuda del mismo Eric lo pasó a que se sentara en su regazo. Sus manos pasaron por los muslos del castaño con calma, acariciándolo lentamente mientras se besaban a un compás lento.
El tiempo pasó y ambos se encontraban en la habitación, Eric se encontraba recostado mientras Damián besaba sus hombros con calma. Podían sentir la respiración agitada de los dos, Eric se encontraba jadeando y trataba de disimularlo pero al escuchar los pequeños quejidos de Damián se le dificultaba. El moreno se quitó el saco quedando con su camisa blanca y su corbata, Eric se acercó a él y le ayuda a desbotonarse hasta finalmente quedar sin camisa.
Se abrazaron con fuerza, frotándose entre ellos, tratando de mantener el calor, se sentían tan cerca que podían escuchar el latir del corazón del otro, un sentimiento que les encantaba, cuando finalmente estuvieron sin ropa y pudieron sentir la piel descubierta del otro se acariciaron analizando la textura de sus pieles, con cariño y paciencia.
Damián pasó a la parte baja de Eric, besándolo mientras hacía un camino, mordiendo suavemente sus caderas, acarició sus muslos internos e hizo que el castaño abriera más sus piernas haciendo que se ruborizara.
Pasó su mano hacia el miembro erecto de Eric y empezó a masturbarlo lentamente, un ligero quejido surgió de la garganta de castaño quien cerraba fuertemente los ojos, abrió sus ojos cuando sintió la lengua ajena pasar sobre la punta de su pene e inconscientemente se levantó hasta mirar con ojos atónitos a Damián. El moreno pudo ver que Eric estaba rojo hasta las orejas y eso lo excito más, se veía muy lindo, siguió con su labor y masajeo con sus manos la base del miembro mientras pasabas su lengua desde el tronco hasta la punta. Eric se volvió a acostar y le fui imposible no gemir al sentir la cálida y húmeda lengua de su amante.
Estaba avergonzado enormemente, era muy diferente recibirlo que hacerlo, pero se sentía tan increíblemente bien que poco a poco esa pensamiento se vio nublado por las sensaciones de placer que corrían de su pelvis hasta su miembro.
Apretaba su mandíbula fuertemente, al sentir que Damián paraba y se alejaba por un instante le fue más fácil respirar profundamente para calmar su cuerpo pero no tardo mucho al sentir de nuevo como era tocado por la lengua de Damián, en un momento su miembro fue introducido en la boca de este, sintió su pene ser rodeado por la cavidad bucal del moreno, Eric dio un fuerte gemido al sentir como aceleraba la velocidad con la que lo recibía en su boca, sintió que iba a desfallecer.
Pudo sentir su frente humedecerse y pequeños cabellos adherirse a du frente, pudo sentir el loco y acelerado ritmo de su corazón, pudo sentir su agitación y jadeos que salían de su boca sin descanso. Pero todo eso dio un giro inesperado al sentir la fría sensación del lubricante pasearse por su entrada, ahí fue cuando supo porque Damián se había alejado de él por unos momentos.
Damián se alejó de Eric y se posicionó sobre él, con ambas manos levantó las caderas del castaño y posiciono su miembro en la entrada del chico.
-Espera- espetó Eric-, todavía no… estoy preparado.
El moreno se acercó a su boca y la beso mientras penetraba suavemente a Eric, este cerró sus ojos dándose cuenta que había sido completamente ignorado.
-¿Ves?- Damián le sonrió- Ya estás acostumbrado.
Sorprendido Eric abrió atónito sus ojos al darse cuenta que ya no le dolía la intromisión de Damián al comienzo del sexo, lo cual era una señal que su cuerpo ya se había acostumbrado a todos sus encuentros. Se ruborizó fuertemente y asintió, llevo ambos brazos alrededor de su cuello y se ocultó en la curvatura de su cuello.
-¿Por qué te avergüenzas?- preguntó con una graciosa curiosidad Damián.
-No me avergüenzo- refutó en defensa.
Damián sonrió ladinamente y Eric frunció el ceño al ver su actitud ligeramente arrogante. El vaivén fue lento pero profundo, Damián besaba apasionadamente los labios del castaño quien a la vez paseaba sus manos por la ancha espalda del otro, en un momento Damián dio en el punto de Eric donde quería llegar y aceleró el ritmo, los jadeos de Eric se escuchaban en toda su habitación y sus propio jadeos combinados daban una sinfonía de puro placer. Podían sentir la piel caliente y ligeramente sudada de ambos, como se unían en un lazo más allá del físico.
La mente de ambos se encontraba distraída por las cesaciones que ahora lideraban su cuerpo, no lo pensaron al darse cuenta que era la primera vez que tenían sexo sin preservativo, Damián estaba cerca del orgasmo, podían sentir el cosquilleo que generaban las estrechas paredes de Eric en su miembro, tensó la mandíbula y dio más duro en el punto de Eric que hizo que este enterrara sus uñas en su espalda. Eric arqueó su espalda y beso los labios de Damián en un intento por sentirlo más cercano.
-Eric- murmuró su nombre haciendo que toda su atención fueran a sus palabras- ¿Puedo…?
No tenía que pensarlo mucho para que se diera cuenta de lo que trataba de pedir el moreno.
-Está bien- permitió.
Unas estocadas más y sintió a Damián correrse en su interior, jadeó fuertemente y seguido del orgasmo del moreno prosiguió el suyo haciendo que sus paredes apretaran más en el miembro del otro.
Así fue como terminaron ambos en la cama jadeantes, Eric tenía que admitir que se sentía un poco incómodo tener… haber dejado que Damián se corriera en su interior, era una sensación nueva. El moreno lo abrazo y lo sostuvo cerca de su pecho y Eric se dejó hacer, cerró sus ojos y con una sonrisa en su rostro esperó hasta el día siguiente.
No fue sorpresa para Sebastián ver a Eric salir de la habitación de su primo en la mañana, Sebastián sonrió suponiendo lo que habían hecho anoche y Eric en respuesta sonrió bastante abochornado. Los tres tomaron el desayuno juntos, se ponía sentir un ambiente familiar que se había formado entre ellos tres.
El tiempo pasó y la relación de Eric y Damián se hacía más fuerte, Damián había aprendido lo que era ser el mismo y tener a alguien a su lado quien lo quisiera como realmente era, el reservado y a veces seria del joven. Se sentía cómodo en su nueva faceta, había momentos en que era difícil por la situación de su familia y su madre no queriendo aun aceptarlo junto con Eric pero él le había puesto en claro a la mujer que lo amaba y que por favor lo comprendiera. La mujer aún se encontraba en negación pero para su sorpresa Damián no se molestó con ella, su conclusión fue que no importara si ella lo aprobara o no, siempre seguiría con Eric.
Parecía lejano los momentos en donde Eric ahora recordaba cuando miraba a Damián desde la distancia, desde la universidad anhelando poder hablarle, queriendo conocer a aquel chico tan agradable y popular, con su sonrisa perfecta y carisma, nunca creyó conocer al real Damián y no le molestaba pensar que ese chico que le había parecido atractivo ahora fuera tan diferente y aun así amarlo.
La situación con Alex iba en mejora, su compañero le había ofrecido una disculpa sincera y Eric aceptó, ambos hablaban y poco a poco su relación iba sanando aunque Eric sabía que a Damián aun no le caía nada bien su amigo.
Era feliz, ambos eran felices y sabían que con comunicación y confianza podían resolver cualquier problema. Querían disfrutar del momento con la compañía del otro.