Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Aires del tiempo por RyuStark

[Reviews - 170]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola bebés de mi vida <3

Ya vine con un nuevo capítulo lleno de drama, es un capítulo necesario. Espero comprendan el trasfondo de la pequeña angustia. Después de aquí ya todo en su mayoría será fluff y cosas rosadas, pero también ya se empiezan a descubrir muchas verdades. Así que espero lo disfruten mucho. Los amo eternamente <3

///Ichigo///

Siempre supe que había algo inusual con la llegada de Grimmjow a Karakura. Se presentó justo en mi puerta casi por arte de magia mientras decía haber tenido un accidente. Y fue mi culpa lo admito, estaba tan emocionado, feliz y eufórico por la idea de tener al amor de mi vida frente a mí y viviendo conmigo, que sinceramente olvidé preguntarle muchas cosas y decidí pasar otras por alto, ya que no las consideré importantes.

Grimmjow no es un hombre que hable mucho de sí mismo, de hecho, si yo jamás le hubiera preguntado algo, estoy seguro de que él no me habría dicho nada. La cosa es que así como es reservado, también es una persona sumamente inteligente y en exceso misteriosa.

El hecho de que yo haya pasado cosas por alto no significa que no las note, por ejemplo ese intelecto, todo lo que sabe y dice. Es verdad, usualmente se burla y ataca sin dudarlo, pero es un hombre que piensa las cosas importantes muy detenidamente.

Algo que se ve reflejado en su trabajo, él dice que solía trabajar en un pequeño corporativo, nada del otro mundo haciendo papeleo. Pero desde que Grimmjow comenzó a laborar y a ayudar con la administración del restaurante de mi familia, las ganancias se han triplicado y hasta hemos saldado antiguas y largas deudas que teníamos.

Él se la pasa diciendo que no tenemos el suficiente dinero, pero yo jamás había visto tanta bonanza en mis cuentas y eso me hace pensar que quizás él estaba acostumbrado a otro estilo de vida. Uno muy caro y ostentoso. Digo, a leguas se ve que Grimmjow es un hombre que nunca había puesto un pie en un pueblo como este y ni decir tener que vivir rodeado de campo.

Supongo que en Cindy todo debe ser moderno y novedoso, aunque sinceramente no sé mucho sobre lugares fuera de Karakura. Lo más lejos que he viajado, fue hace años a una ciudad pequeñita en las afueras del estado y me sorprendió muchísimo. Ahora no me quiero ni imaginar una ciudad en Australia, seguro que es mil veces el tamaño del pequeño Karakura y obviamente sin los animales de granja.

Grimmjow dice que está contento aquí, que le gusta la gente, que disfruta el campo y que me ama. Y le creo, en serio le creo. Siempre he sostenido que hay cosas que no se pueden disimular y una de ellas es la felicidad. Sé que es genuinamente feliz aquí, conmigo, pero así como esta alegre también pareciera estar sumido en una eterna angustia.

Una que no se atrevía a rebelar en voz alta hasta hace unas semanas, cuando tuvo ese quiebre después de decirme cosas extrañas y haber salido huyendo. Recuerdo lo mucho que me asusté y temí que se hubiera ido al descubrir que después de todo, yo y este lugar no eran lo que él deseaba, pero para cuando regresó, me pidió perdón y dijo que me amaba supe que todo estaría bien siempre que permaneciéramos juntos.

 Después de ello todo parecía ir mejor que nunca, como si esa angustia se hubiera apaciguado y en su lugar haya dado lugar a la tranquilidad que tanto anheló. Claro, pero como siempre en la vida, toda calma precede a una tormenta. Una que en este caso es inevitable y le tocó colisionar justo en nuestro hogar y en la paz que teníamos como pareja.

—Hey…¿Estás bien? —Me pregunta Grimmjow ahora que caminamos tomados de la mano rumbo a nuestro hogar.

—¿Por qué simplemente no me dices eso tan importante seis? —Cuestiono y detengo mis pasos. Después de que llegara Ukitake-san esta mañana a casa de mis tíos y Grimmjow dijera que tenía algo muy transcendente que decirme, simplemente decidió que quería hacerlo en privado y en la comodidad de nuestro hogar. Y obviamente la angustia y ansias me están matando por ello.

—Ya casi llegamos a casa, ahí hablaremos. —Me dice con una sonrisa que no me convence, por lo que me suelto y niego.

—Quiero que me lo digas ahora. —Exijo serio.

—Ichigo, no sé qué te estás imaginando, pero no es nada malo ¿Está bien? Estoy aquí, te amo a ti y a los bebés y no me iré. Así que dame la mano y vamos a casa o tendré que cargarte como la pelota que eres y sabes que si lo hago.

—¡Pelotas las que te aplastaré imbécil! ¡Eres un idiota! —Digo molesto, pero de todas formas tomando su mano una vez más y caminando con él despacio. Grimmjow sonríe ante mi actitud acercándose y besándome en el cuello. Imbécil, sabe que me encanta que haga eso y se aprovecha porque estoy enojado.

—¿Sigue en pie nuestra cita de esta noche? —Me pregunta, haciéndome ligeramente feliz por haber recordado que le pedí que fuéramos a la pequeña feria, que se pondrá esta noche en el centro de la ciudad.

—Obviamente, me comeré todo el algodón de azúcar y además nos subiremos a las tacitas que giran. —Digo orgulloso.

—Eres un niñato bobo y adorable Kurosaki. —Comenta ganándose un puñetazo de mi parte, que lo hace gruñir y reír. —Mierda, que jodido calor hace. —Grimmjow se seca el sudor de la frente con el antebrazo. No miente, realmente hace un calor para derretirse y seguro que no tardamos en caer tirados aquí a un lado del camino de terracería por donde nos encontramos caminando.

Yo traigo puesta una camiseta blanca de manga corta, delgada y bastante suelta para comodidad de mis hijos, unas bermudas beige y unas sandalias; y como soy más inteligente que Grimmjow, tomé un sombrerito café para el sol que encontré en la casa de mis tíos. Mientras que Grimmjow como siempre trae uno de sus overoles de mezclilla clara, sin camiseta —muchas gracias por eso— y camina descalzo por el pasto.

—Oe Indiana Jones, préstame tu sombrero o tendré que quitártelo por la fuerza. —Comenta estúpidamente.

—Jódete, no te presto un carajo e intenta quitármelo si puedes.

—Oh vamos “Indy”, ¿Qué harás al respecto? ¿Sacar tu látigo? Cuan atrevido. —Menciona burlón y haciéndome rodar los ojos.

—Soy Ichi para ti estúpido y más que látigo, con un par de golpes bastarán contigo.

—Ya veo, pero tú a diferencia de Indiana no le temes a las serpientes ¿No es así? De hecho amas la que tengo guardada en los pantalones, ¿Qué dices? ¿Quieres que te la muestre a cambio del sombrero? —Pregunta socarrón y ganándose un buen jalón de orejas, además de un empujón que lo tira. Lo que no me esperaba es que lo aviento tan fuerte que se rueda una pequeña cuesta abajo y cae por el pasto verde y frondoso hasta la parte plana.

—¡¿Grimm, estás bien?! —Inquiero preocupado, mirándolo levantar el pulgar diciéndome ‘Genial’. —Eres un tonto seis. —Digo riéndome al verlo tirado y sin querer pararse debido a lo caliente que esta todo y lo fresco que está el pasto. —Venga ya, de pie. —Le pido al verlo inclusive acomodarse al colocar sus brazos cruzados tras su cabeza. —Grimmjow carajo…

—¡Ven aquí un rato, la casa de los Urahara no está tan cerca de la nuestra y con semejante bulto seguro que ya estás cansado! —Me grita mientras da palmaditas en el lugar junto a él. No me queda más que suspirar cansado y descender con mucho cuidado, para llegar junto a él, arrodillarme y recostarme utilizando su brazo de almohada.

—Esa nube tiene tu forma. —Me señala una enorme nube que pasa en el cielo tan bellamente azul claro como sus ojos.

—No es verdad, sólo es una bola rara.

—Justo como tú. —Dice y claro que se gana otro de mis puños mortales que le sacan el aire.

—Mierda Kurosaki, seis vidas y sigues pegando como si tuvieras las manos de hierro.

—Qué bueno que no se te olvide. —Digo feliz y abrazándome a su pecho mientras disfrutamos el rico calorcito, el aire fresco, el pasto húmedo contra nuestros cuerpos y simplemente el paisaje floreado y tan tranquilo. —Es gracioso, ahora que lo pienso aparte de fuerte sigues siendo un chiflado de primera.

—¡Chiflado tú! —Le reclamo sonriendo. —Además, no puedes negar que es de las cosas que más te gusta de mí.

—Joder sí. Oe, ¿Recuerdas esa vida en la que eras un pequeño salvaje? No espera, aun lo sigues siendo. Pero me refiero a que estabas en cueros y toda la cosa, carajo que buenos recuerdos. ¿O esa donde nunca parabas de seducirme sin pudor alguno? Ah no, eso también siempre  lo haces. Mierda, ahora que lo pienso no hemos cambiado mucho huh. Siempre desnudos, peleando y follando. —Me dice divertido, haciéndome reír y obviamente ganándose un pellizco.

—Eres un imbécil.

—Y así me amas bebé.

—Odio admitirlo pero sí. Seis…

—¿Uh?

—¿Cuántas vidas más crees que estemos juntos? —Pregunto curioso.

—¿La verdad?

—Sí.

—Uhm…déjame pensarlo, yo siempre molestándote y tú siempre poniéndome en mi lugar. Los dos amándonos, peleando, jodiéndolo todo, arreglándolo y no siendo capaces de estar el uno sin el otro. No sé tú, pero según yo si mis cálculos nivel maestro no me fallan, creo que estaremos juntos un millón de vidas más de aquí hasta que este mundo se termine.

Y todo para que cuando en un futuro muy lejano la gente se vaya, yo que sé, a otra galaxia, casualmente ahí un tipo llamado Grimmjow se enamore de este sensual extraterrestre de cabello naranja o viceversa. —Menciona con un sugerente juego de cejas que me hace reír emocionado mientras lo abrazo y lo beso.

—¿En serio crees que estamos destinados para toda la eternidad? —Pregunto tomando su rostro y mirándolo directamente a los ojos. Grimmjow no sólo me mira como si yo fuera lo más hermoso que haya visto jamás, sino también con la devoción divina de un ángel a dios.

—Lo creo Ichigo. Simplemente no me imagino una vida sin ti a mi lado.

—Ni yo una sin ti. Después de todo somos una sola alma que habita en dos cuerpos.  —Comento pellizcándole las mejillas y besándolo. Nos reímos entre besos debido a las cosquillas y las tonterías que nos da por hacer cuando estamos juntos. Porque sinceramente aun si no tuviéramos números, estoy seguro que Grimmjow y yo siempre encontraríamos la manera de estar juntos.

Compartimos un alma, muchos sueños, heridas y sobre todo un exceso de amor. No puede existir el uno sin el otro.

—Ichigo…

—¿Sí?

—¿Qué pensarías si te digo que vengo de un lugar muy, muy lejano? Tan lejano que no es de esta línea de tiempo ni espacio, ¿Me creerías si te dijo que vengo de otro mundo Ichigo? —Me pregunta absolutamente serio mientras yo lo suelto y lo miro con una mezcla entre miedo, incertidumbre y malos recuerdos.

—Mientes. Estás mintiendo. —Digo temeroso, sintiendo mi corazón latir con violencia y un nudo crearse en mi garganta.

—No soy de este tiempo Ichigo…esta nunca fue mi época. Pero yo me apropié de ella por ti, porque te amo.

—No te creo. No…no te creo. No quiero esto…—Confieso incorporándome, poniéndome de pie y mirándolo hacer lo mismo.

—¿A qué…a qué te refieres Ichi? —Pregunta mi amor bastante preocupado.

—No se supone que esto debía pasar…no otra vez Grimmjow. No quiero esto.

///Renji///

Supongo que sobra decir que mi vida ha dado un giro triple y mortal de setecientos billones de grados desde que conocí a Byakuya. No sé cómo describir las emociones y sensaciones que me ha sentir cada vez que estamos juntos. Es tan…¿Cómo decirlo? Tan dulce y…rudo al mismo tiempo. Lo sé, son palabras que no deberían ir juntas pero así es Byakuya.

Es perfecto.

Todos los días nos vemos —a escondidas— claro. Pero no quita que mientras trabajo en su jardín él se sienta en su pequeña mesita y me observa hacerlo. Al principio sólo me preguntaba cosas sobre flores y plantas, pero con el paso de los días fue entrando en confianza y comenzamos a entablar conversaciones más profundas.

Tampoco puedo decir que Byakuya sea del tipo parlanchín, de hecho no habla mucho, pero cuando lo hace siempre va directo al punto. Por ejemplo siempre me pregunta sobre el mundo afuera de su hogar, de mis amigos y de mis pocas actividades cuando no estoy con él.

Y lo más importante, siempre, cada día y sin falta me pide de la manera más atenta que haga el favor de llevármelo conmigo. Y yo perpetuamente respondo lo mismo, ‘Pronto’. Y sinceramente el pronto por fin está a la vuelta de la esquina. En primera quería esperar  no sólo a juntar un poco más de dinero, sino también a que su salud mejorara, lo cual gracias al cielo ha pasado.

No es que me sienta especial ni nada, pero dicen que no hay nada que el amor no cure y bueno, al menos en el caso de Byakuya es así. Cada día no hace sino verse más y más radiante, feliz y sobre todo sano. Así que preparándome para hacerlo parte de mi vida, aparte del dinero ahorrado, también comencé a remodelar mi —nuestro— hogar.

Es una casita que tengo justo entre algunos campos de trigo y las cual compré hace ya mucho tiempo. Es pequeña y algo vieja, pero también bastante acogedora y más ahora que he ido cambiándole muchas cosas. Muebles, pisos, habitaciones, pintura y todas mis tejas rotas, pero sobre todo el jardín.

Mi jardín siempre ha sido bonito, después de todo sería pecado que siendo un jardinero no cuidara mi propia tierra, por lo que desde que conocí a Byakuya aparte de ir ampliando mi gama de flores, también he aumentado el tamaño. Será mi regalo de bienvenida para él.

Aunque lo más importante no es tener una casa a donde traerlo, sino el que me den permiso su padre y abuelo, lo cual tristemente no creo que suceda. Su padre es un buen hombre, bastante accesible, amoroso y humilde, pero su abuelo es otra historia. El señor jamás dejaría que un tipo como yo se lleve a su nieto, de eso estoy seguro y no lo digo precisamente porque Byakuya está enfermo, sino porque seguro que yo no cumplo con los requerimientos de novio modelo.

Así que estoy en medio de un dilema, robarme a Byakuya tal y cómo él quiere o pedir permiso como es debido; para no preocupar a su familia que tanto ha hecho por él y arriesgarme a que nos separen. Obviamente la más viable es la primera, pero también tiene muchas desventajas, una familia con tanto dinero seguro que nos encuentra de inmediato, porque es obvio quién sería el que se robó al pequeño Kuchiki.

Una pesadilla sin duda, pero bueno, al menos por ahora debo pensar positivamente porque hoy es un día sumamente especial.  Es el cumpleaños de Byakuya y me ha pedido que lo lleve a la feria que se pondrá está noche en el centro de la ciudad. Al principio me negué, pero con ese rostro bonito y tierno supo convencerme.

El plan es simple, dejamos que anochezca, que les dé las buenas noches a su padre y abuelo y cuando todos en la casa estén dormidos, yo pasaré por él para escaparnos. Justo lo que estoy haciendo. Miro escondido tras un árbol y entre las flores cómo su abuelo termina de apagar las luces y cerrar la puerta de su habitación.

Y ahora sí, un par de minutos después por si regresa voy hacia su habitación para tocar las puertas de cristal y escuchar ruido dentro que me indica que Byakuya que se está moviendo.

—Renji, sí viniste. —Byakuya me mira feliz y con ilusión.

—Claro que lo hice, jamás he roto una promesa.

—Lo sé, pero no sé porque pensé que no vendrías. Ya no importa, vámonos. —Me dice tomándome de la mano y saliendo conmigo a prisa. Son segundos que nos tienen con el corazón latiendo al límite mientras corremos afuera del jardín privado y luego cuesta abajo donde dejé mi auto estacionado.

Byakuya inclusive se suelta y adelanta, como no creyendo que por fin está corriendo lejos de ese hogar tan bonito, que para él no es sino una prisión dorada. Mi joven novio ni siquiera espera, entrando a mi auto como temiendo que lo dejé y rápido abrochándose el cinturón.

—Vamos Renji arranca, date prisa, arranca. —Insiste mientras yo por fin enciendo el auto que nos aleja de su hogar. Byakuya no mira ni una sola vez hacia atrás, mejor manteniendo su vista al frente y mirando maravillado todo cuanto nos cruzamos.

—Ni siquiera recordaba como era el camino hacia mi casa. Todo es tan bonito.

—Y espera a que veas el centro de la ciudad. —Digo contento y riéndome al verlo cambiar repetidamente la estación de radio hasta que encuentra algo que le gusta.

—¡Oh dios mío Renji, mira todas esas luces! —Byakuya me señala eufórico los montones de tiras con lucecitas que han puesto por todo el lugar, que retumban fluorescentes junto a los focos e iluminación de todos los juegos mecánicos y puestos. Prácticamente Byakuya se arroja del auto cuando todavía ni me detengo y afortunadamente antes de que salga corriendo logro agarrarlo.

—Renji quiero esa cosa púrpura que parece nube.

—Es un algodón de azúcar y sí te lo compraré, pero primero debemos cambiar un poco tu apariencia. —Indico sus pantalones y playera de manga larga más unos zapatos de tela, todo blanco y que le da esa apariencia hospitalaria. Por lo que tomo de mi cajuela una camisa de cuadros rojos y negros la cual le pongo y dejo abierta, para luego recogerle un poco los pantalones a los tobillos y finalmente ponerle una gorra de mi equipo de beisbol favorito.

—Listo, ya no parece que te escapaste de un hospital. —Byakuya sonríe tocando la ropa y ahora si tomando mi mano y llevándome a una aventura sin fin.

Le compro absolutamente todo cuanto quiere, lo cual implica manzanas de caramelo, algodones de azúcar, palomitas y pastel. También jugamos en un par de juegos, donde afortunadamente logro ganarle un par de peluches, todo para que al final termine como niño cargando dulces, muñecos y con un globo amarrado a la muñeca.

—¿Seguro que no quieres otro diseño? Ese está muy feo.

—No sabes lo que dices Renji, el embajador de algas es lo mejor del mundo. Es mi favorito. —Confiesa con las mejillas rosadas mientras vemos su feo globo de una cosa verde con sonrisa, flotando y siguiéndonos.

—Renji quiero probarlos.

—¿Qué?

—¡Tus favoritos, los aros de cebolla!

—Oh, esos. —Digo riéndome ya que ha recordado que siempre le cuento que me encanta. —Pues me parece que Kurosaki’s puso un pequeño puesto este día, no sabes lo bien que les ha ido últimamente después de haber ganado un concurso que hubo hace unas semanas. —Comento mientras lo llevo hacia el pequeño local que claramente tiene una larga fila.

—¡Renji-chan! —Me saluda Tensa tan feliz como siempre. Se encuentra junto a su amigo Hitsugaya entregando pedidos y cobrando mientras en la parte trasera Urahara supervisa algunos empleados cocinar.

—Hey Tensa, ¿Cómo estás?

—¡De maravilla! ¿Quién es tu amigo? —Me pregunta curioso.

—Es Byakuya y es mi novio. —Byakuya asiente tímido y saluda con la mano.

—¡Ah! ¡Tu novio! —Tensa chilla emocionadísimo, metiéndole un puñetazo a Hitsugaya de la alegría y aplaudiendo como el tierno chico que es. —¡Oíste eso Toshiro-chan! ¡Renji ya tiene novio, que lindo! Pues en ese caso para celebrar les regalaremos algo.

—No puedes regalar la comida Tensa. —Comenta su amigo.

—Sí puedo, Renji-chan es mejor amigo de Ichigo que es el dueño. Eso y que por tantas veces que mi primo casi lo atropella además de que Grimmi siempre lo molesta, creo que se merece algo especial. Sólo espera, ya vengo. —Dice yéndose a la parte trasera y regresando con un bolsa de plástico a los pocos minutos.

—Dos hamburguesas estilo Cindy, aros de cebolla y maíz dulce. Y mi papá le agregó el postre. —Dice mientras a su espalda Urahara nos saluda.

—Muchas gracias, por cierto ¿Dónde está Ichigo y su bestia? Es raro que no estén aquí atascándose, matándose o algo así. Quería presentárselos a Byakuya.

—Esa es una excelente pregunta, nosotros tampoco los hemos visto ni sabido nada de ellos desde la mañana. De hecho mi mamá está algo preocupado. Pero yo creo que deben estar por ahí haciendo bebés o Ichigo evitando que Grimmjow termine preso después de hacer alguna locura. Ya sabes como son. —Me dice sonriente.

—Ya, pues si los miro por aquí les diré que los están buscando.

—¡Gracias Renji-chan, nos vemos, también tú Byakkun! —Le dice a Byakuya de manera amigable, el cual asiente y se despide igual de tímido.

—Te dije que era un buen chico. —Comento para Byakuya, ahora que nos alejamos para sentarnos en una banquita bajo un bonito árbol adornado con lucecitas.

—Es un chico raro, pero supongo que me agrada.

—Seguro que serían buenos amigos, también con Hitsugaya, él es más como tú, un tanto serio. —Digo ganándome un ceño fruncido.

—No soy serio, sólo no soy parlanchín como tú y ese muchacho, es todo.

—Si tú lo dices…—Digo sonriente mientras comenzamos a comer.

—¡Me encantan los aros de cebolla Renji! —Admite Byakuya después de haberlos probado y ahora meterse adorablemente un montón a la boca haciéndome reír.

—Tranquilo, sólo no te vayas a ahogar.

—¡Oe, mono! —Giro ante esa conocida voz, listo para mandar al dueño al carajo, pero quedándome callado al ver el rostro de pocos amigos que trae —más de lo normal— Grimmjow se ve agitado y no quiero decirlo pero hasta un tanto alterado y preocupado. —¿Has visto a Kurosaki pasar por aquí? —Pregunta ansioso.

—No, no lo he visto, ¿Por qué? ¿Pasó algo?

—Si lo ves dile que lo necesito, que lo estoy buscando y que estoy preocupado por él. —Es todo lo que dice antes de volver a salir corriendo y perderse entre todo el gentío.

—¿Ese era Grimmjow cierto? —Cuestiona Byakuya.

—Sí, era él.

—¿Le pasará algo?

—No tengo la menor idea, sólo espero no sea nada malo. Pero bueno, ¿En qué estábamos? —Inquiero aprovechando su distracción para darle un beso. Las mejillas de Byakuya se tornan rosadas mientras frunce adorablemente el ceño.

—Tonto Renji. —Me dice sonriente.

—Byakuya cierra los ojos. —Pido. Mi novio levanta una ceja, pero los cierra y yo rápido saco el regalo más grande, para el que he estado ahorrando desde el primer día y creo que hoy es el día indicado para darle. Tomo de la cajita de terciopelo un bonito y delgado anillo de oro blanco con una diminuta florecita de diamante y el cual le meto en el dedo anular. —Feliz cumpleaños Byakuya. —Le digo al verlo abrir los ojos y ver su anillo anonadado.

—Oh Renji…es precioso. —Habla conmovido.

—Lo escogí para ti. Es un azahar y significa amor eterno. Justo como el que yo siempre sentiré por ti. —Byakuya sonríe, besando su anillo y finalmente a mí.

—Te amo Renji. Nunca te lo había dicho, pero en serio lo hago.

—Yo también te amo Byakuya. —Lo beso una vez más y rozo mi nariz contra la suya, hasta que un escalofrío me recorre el cuerpo al oír como alguien más grita el nombre de Byakuya y nos hace tensar de inmediato. Oh mierda, nos descubrieron, pero ¿Cómo?

—¡Byakuya! —El padre de Byakuya está aquí y viene hacia nosotros, por lo que rápido nos levantamos mirando a todos lados sin saber qué hacer. Mas ya es demasiado tarde, porque su padre ha llegado y no duda en tomar a su hijo por el brazo.

—¿Qué crees que haces Byakuya? ¿Sabes lo preocupado que estaba por ti? Tu abuelo se volvió loco al igual que yo pensando que te había pasado algo malo. ¡Llevamos horas buscándote! —Su padre luce entre molesto y aliviado, pero más es mi sorpresa al ver a Byakuya soltarse agresivamente.

—No soy un bebé padre, ya es hora de que dejen de preocuparse tanto por mí. Estoy bien, paseando con mi novio y nada malo ha pasado. —Byakuya me toma de la mano, dejándome pasmado y de paso haciendo que Soujun-san se fije en mí. —Renji y yo estamos destinados, padre. —Byakuya le muestra la palma de su mano donde mi nombre está escrito claramente.

—Ya lo sabía. —Declara su padre sorprendiéndonos.

—¿Lo sabías? —Cuestiona su hijo.

—Byakuya soy tu padre por todos los cielos, te has intentado cubrir las manos, pero lo vi hace mucho tiempo. Además ¿Crees que no sabía que Renji se quedaba en casa muchas más horas de las debidas? Te he visto toda mi vida, claramente he notado el cambio en ti desde que se encontraron. Pero aún así estás enfermo hijo y quiero lo mejor para ti.

—¡No estoy enfermo! —Grita Byakuya molesto. —¡Tú y el abuelo son los que me hacen enfermar al tenerme encerrado en ese cuarto de cristal! Estoy bien, muy bien, jamás mejor. Y si de verdad quieres lo mejor para mí y me quieres ver feliz dejarás que me vaya de casa con Renji.

—Hijo por dios, sé sensato.

—¿Es sensato tener a tu propio hijo encerrado y en una cama todo el tiempo? Por dios padre, cumplí veinte años y hoy por primera vez salí en mucho tiempo y jamás me había sentido tan vivo. Conocí mucha gente nueva que podrían ser mis amigos, comí cosas tan ricas y me divertí como nunca. No pienso volver a esa casa contigo y no hay manera de que me convenzas de lo contrario. —Sentencia mi joven novio dejando a su padre con la boca abierta.

—Soujun-san, siento mucho haberle ocultado lo nuestro. Pero debe saber que amo muchísimo a su hijo y jamás haría nada que pudiera lastimarlo. Sé que Byakuya está enfermo, pero si usted me lo permite yo le ayudaré cuidándolo, amándolo y proveyéndole todo lo que pueda necesitar. —Mi “suegro” nos mira detenidamente a ambos, finalmente suspirando cansado.

—Hijo, jamás ha sido mi intención privarte de nada. Es sólo que no quiero verte sufrir.

—Verme sufrir sería llevarme de regreso contigo y dejar que me pudra en esa cama por el resto de mis días, con el pretexto de que estoy enfermo. Deja que me vaya. Déjame vivir mi larga o corta vida, lo que sea, junto al hombre que quiero y de la manera en que lo deseo.

—No digas eso hijo…

—Padre, no le temo al futuro ni al porvenir siempre que esté con Renji y tú apruebes nuestra relación. Toda mi vida me has dicho que soy un hombre digno de confiar, pues hoy te pido que confíes en mi decisión. Porque esté en lo correcto o no, si te puedo decir algo es que jamás me arrepentiré de haber escogido a Renji. Deja que me vaya…quiero ser feliz con él. —Byakuya me suelta y esta vez toma de la mano a su papá que lo mira con los ojos cristalizados.

—Tu abuelo jamás lo permitirá.

—Lo sé y me duele mucho, pero no puedo vivir de acuerdo a sus expectativas. Es mi vida, no suya. —Byakuya y su padre se miran por largos segundos, hasta que finalmente su padre lo suelta, inhala con fuerza y se limpia los ojos.

—Eres lo que más quiero en este mundo y si tú eres feliz yo también. Ahora será bueno que se vayan, tu abuelo tiene gente buscándote y no quiero que lo enfrentes, al menos no por ahora. Cuídalo Renji. Cuídalo mucho.

—Gracias Soujun-san. Juro que lo cuidaré con todo lo que tengo. —Prometo mirando a su padre sonreír triste antes de que Byakuya se le arroje y lo abrace.

—Gracias…gracias padre. Gracias. Te quiero tanto.

—Y yo a ti hijo, pero es tiempo de que te vayas. —Le dice mientras le acaricia la cabeza.

—Adiós. —Se despide Byakuya.

—Adiós mi vida…

Byakuya y yo nos tomamos de la manos y comenzamos a caminar entre la gente, por su puesto mi novio le dedica un par de miradas a su padre, que se ha quedado parado y observándonos irnos. Supongo que para ningún padre es fácil ver a su hijo partir hacia un futuro desconocido.

—Todo estará bien Byakuya, pronto lo verás de nuevo ¿Sí? —Le digo acariciándole el rostro a Byakuya, que se talla los ojos ahora que estamos dentro del auto.

—Lo sé, creí que sería fácil partir de su lado, pero le debo todo y lo quiero tanto.

—Y él a ti, no te pongas triste, todo mejorará de ahora en adelante. Y él estará ahí para verlo. —Byakuya me sonríe y mira por la ventana una vez más feliz y sobre todo tranquilo.

—Es tiempo de ir a casa Renji.

—Así es, a nuestra casa.

///Kyoraku///

—Dime Nel, ¿Acaso no tienes la mejor mamá del mundo? —Le pregunto a mi preciosa y pequeña hija, que no duda en aplaudir emocionada sobre mis piernas. Estamos en el sillón mirando a Jushiro hablar por teléfono y de paso arreglar la pañalera de Nel, ya que iremos a la feria un rato. Miro a mi precioso novio reírse un poco debido a la persona con la que habla e indudablemente frunzo el ceño.

—Papi, papi.

—Lo sé hija, yo también lo veo. Tu madre se está riendo gracias a alguien que no soy yo y eso no me gusta. —Declaro mirando a mi hija asentir como si de verdad me comprendiera. Digo, no puedo evitarlo, Jushiro es un hombre hermoso y soy posesivo por naturaleza. Jushiro se ríe y le habla en otro idioma a la persona, por lo que me levanto como no queriendo.

—Ve por Pesche y Dondochakka hija, ya casi nos vamos. —Nel sale corriendo a su habitación por sus peluches mientras yo me acerco hasta Jushiro que se despide y cuelga.

—¿Con quién hablabas Jushiro?

—Con Stanislav. —Me dice como si nada, terminando de cerrar la pañalera de nuestra hija, la cual me pasa sonriente y de paso dándome un beso.

—¿Con el qué? —Pregunto.

—Es el nombre de mi ex marido.

—¡¿Qué?! ¡¿El turco?! ¡¿Por qué carajos te habló?!

—En primera contrólate, en segunda es checoslovaco y en tercera fui yo quién le llamó.

—¡¿Qué tú qué?! ¡¿Por qué?! ¡¿Jushiro está pasando algo que yo no sepa a mis espaldas?! —Inquiero alterado y mirándolo reírse a carcajadas mientras me pellizca las mejillas.

—Deja tus celitos de niño de cinco años, mi llamada fue meramente profesional. Él al igual que yo se dedica al campo de investigación y odio admitirlo pero es un experto en su área. Y ya que necesitaba una opinión fundamentada tuve que llamarle.

—¿Opinión? ¿Qué opinión? ¡Yo te puedo dar muchas opiniones!

—¿Sobre movimientos ondulatorios y su propagación?

—¿Qué soy qué? Digo… uh, no sé mucho sobre eso, pero podría investigarlo. —Digo ganándome una de sus preciosas sonrisas.

—Ay Shunsui, no es necesario que sepas esas cosas, es más ni siquiera yo sé mucho sobre ello y por eso tuve que llamarlo, pero no te preocupes. Él bien sabe que lo nuestro está terminado y también que estoy saliendo con alguien más. Ósea tú.

—Pues muchas gracias por el consuelo, pero ahora que lo pienso. ¿Para qué necesitas saber sobre ondulaciones o lo que sea? Que yo sepa el pan se amasa y el café se tuesta. Jushiro, ¿Estás trabajando en algo más aparte de la cafetería de tu padre?

—Es mí cafetería y sí, estoy trabajando en algo más. En algo muy importante.

—Define importante por favor. —Pido.

—Tiene que ver con una persona que ambos queremos mucho, en especial tú.

—¿Y es…?

—Grimmjow. —Confiesa haciéndome abrir la boca.

—¿Es por él que a veces no duermes y te la pasas escribiendo números, formulas y cosas raras por todas las paredes de tu estudio y sobre papel?

—Así es, Grimmjow me pidió ayuda con algo importante para él y lo estoy haciendo. Y te agradecería que no toques mis paredes ni mis papales. Ahora vámonos ¿Sí? No quiero que Neli se duerma tan tarde. —Me dice besándome y tomándome de la mano. —Y no, no lo discutiré contigo, ¡Nel, es hora de irnos bebé! —Finaliza el asunto.

Jushiro me saca de la casa con toda y niña, para que finalmente él maneje la camioneta y cambie la conversación.

—No sabes lo mucho que me preocupé cuando Kaien me contó lo que ese tipo les hizo a Grimmjow e Ichigo, es un salvaje, espero pronto lo detenga el comisario y no lo deje salir por un buen rato haber si escarmienta. —Me cuenta Jushiro haciéndome apretar los puños del coraje.

—¿Cómo se atrevió? —Pregunto molesto. —¡Ichigo-chan está embarazado por todos los cielos!

—Lo sé, fue espantoso de su parte, pero Kaien dice que cree que aparte de ser algo personal, Aizen lo envió.

—Alguien necesita ponerles un alto. —Enfatizo.

—La policía ya está trabajando en ello, así que no te metas Shunsui, te conozco.

—Jushiro, ¿Tú crees que la policía puede detener a Aizen? Basta que pague mucho dinero y asunto arreglado para él y su empleado. Él en serio necesita que alguien lo detenga por las malas.

—Pues no serás tú, ¿Me oíste Kyoraku Shunsui? Y hablo en serio. —Me amenaza mientras nos bajamos de la camioneta.

—Intentaré no ser yo. —Digo entre dientes y caminando con mi hija tomados de la mano. Afortunadamente la tensión se va y en su lugar Jushiro y yo nos divertimos en grande mirando a nuestra hija subirse a todos los juegos mecánicos para pequeñitos y de paso jugar con otros niños.

—No te vuelvo a hacer caso jamás Shunsui. —Se queja Jushiro, después de que lo convencí de que ambos nos subiéramos junto a Nel a una montaña rusa con forma de gusanito, sumamente chiquita y diseñada para niñitos.

—Eres un exagerado cariño, no son ni tres metros de altura. —Digo divertido.

—¡Gatito, gatito! —Grita nuestra hija, jalándose de mi mano insistente y por consiguiente haciéndonos mirar al frente donde está Grimmjow de pie entre la multitud. Luce perdido, triste y sin vida. —Mami…gatito triste. —Dice Nel mientras sus ojitos comienzan a llenarse de lágrimas.

—Ven aquí hija. —Jushiro carga a nuestra hija y la consuela a la vez que me toma por un hombro.

—Ve a verlo Shunsui, seguro que te necesita.

—¿A mí? —Pregunto.

—¿A quién más? Ve, Nel y yo nos adelantaremos a cenar algo ¿Sí? —Me sonríe y no me queda más que asentir e ir hacia donde está Grimmjow.

—¿Ahora qué pasa? —Pregunto llamando su atención y haciendo que me enfoque. Usualmente para ahora ya me habría contestado una payasada, pero en su lugar me mira fijamente, se encoje de hombros y termina pateando algo en el piso. —¿Dónde está Ichigo-chan?

—No está…no lo encuentro. O más bien no quiere que lo encuentre.

—¿Por qué?

—Porque lo arruiné todo. Porque quizás aún después de tantas vidas sigo sin ser lo suficientemente bueno para él. —Confiesa y justo en este momento algo alterno me atraviesa, porque estoy seguro que ya he vivido este momento antes. Pero más que un déjà vu, ha sido un recuerdo, uno que al igual que el original me hace molestar. Por lo que no dudo en sujetarlo agresivamente por el brazo apartándolo de todos, hasta un lugar despejado y en donde lo arrojo contra un árbol mientras lo miro molesto.

—No recuerdo que fueras tan cobarde y patético Grimmjow. Que yo sepa no eres la clase de persona que se siente derrotado tan fácilmente. No sé que hayas hecho o cómo lo hayas arruinado, pero si quieres a Ichigo-chan tanto como dices lucha por él.

—Yo solo quiero que Ichigo sea feliz.

—Él es feliz cuando está contigo. Lo he visto en sus ojos. —Menciono mirándolo negar repetidamente y jalarse el cabello.

—¿Qué carajo está mal conmigo Kyoraku? ¿Por qué siempre lo jodo todo? —Pregunta dolido y enojado con sí mismo.

—Grimmjow la vida no se trata de no tener problemas, es acerca de lidiar con los que tienes. —Hablo firme y tomándolo por los hombros.

—Obviamente no puedo. —Me dice herido.

—¡Sí puedes y lo harás! Y si tengo que arrastrarte por este mundo pateando y gritando lo haré. No bromean cuando dicen que la vida es sufrimiento, pero eso no significa que te vas a retirar temprano del juego y dirás adiós. Deja de llorar y empieza a vivir Grimmjow, te mereces a ese muchacho y mereces ser feliz con él. —Lo suelto con su mirada fija sobre mí.

—¿Por qué te importa tanto?

—Tú me importas y no necesito razones para ello. Ahora en lugar de preguntar estupideces ve por tu novio y arreglen sus problemas. —Grimmjow una vez más me mira detenidamente, eventualmente sonriendo.

—Yo también sabía que te conocía de otra parte. Así que tantas vidas y tú tampoco has cambiado. No sé qué mierda haría sin ti Kyoraku. 

—¿Perdón? —Ahora el que pregunta curioso soy yo.

—Nada viejo ridículo, luego nos vemos, gracias. —Grimmjow me sorprende al abrazarme con muchísima fuerza y finalmente irse. Lo miro un par de segundos, hasta que también termino sonriendo. No cabe duda que el tiempo, el espacio y el destino actúan de maneras extrañas. Carajo, es un mocoso idiota y aún así haría lo que fuera por verlo sonreír a todo momento. Tanto que no dudo en ir hacia una cabina de teléfono y marcar cierto número.

—¿Hola? —Su voz suena adormilada, sin duda es él.

—Que hay Starrk. Buenas noticias, le haré una visita a tu antiguo jefe, ¿Me das una mano?

—¿Por fin llegó el momento?

—Así es. Se metió con alguien importante para mí y sabes que hay cosas que simplemente no se pueden pasar. —Digo ganándome un silencio de su parte hasta que oigo que comienza a moverse.

—Le avisaré a Ulquiorra y a Szayel Aporro, te veremos ahí.

No me queda más que suspirar, sonreír y caminar hacia los puestos de comida para asomarme y verificar que a Jushiro está comiendo tranquilo con nuestra hija. Me va a regañar cuando se entere, pero lo vale. Pienso mientras me alejo y voy hasta mi camioneta, la cual rápido enciendo y emprendo el camino hacia Hueco Mundo.

Cerca de treinta minutos después me encuentro en los principios de la ciudad, donde justamente Aizen tiene su oficina principal. Me bajo de mi vehículo, no sin antes tomar de la cajuela una gran y pesada llave metálica, de esas para cambiar neumáticos. Sonrío al ver en el estacionamiento una camioneta que dice ‘Reparaciones Santa Teresa’ de Nnoitra sin duda.

Memorias de mi alocada juventud llegan a mi mente mientras avanzo a pasos seguros hacia la camioneta, a la cual ni por un segundo dudo en golpear con mi pesada llave. Primero el parabrisas, luego cada ventana, los espejos laterales que salen volando al igual que los vidrios, que caen como si fuera confeti mientras me dedico a rallar y a abollar cada pedazo de la superficie hasta dejar todo como chatarra inservible.

—¡Oe, qué mierda crees que haces! ¡Te mataré hijo de perra! —Ahí está el estúpido dueño —Nnoitra— que ha salido seguramente por todo el escándalo.

—Quiero ver que lo intentes hombre piano. —Lo reto mirándolo ponerse casi morado del coraje. El tipo enorme corre hacía mi con un puño en alto, pero apenas me basta con hacerme de lado en el momento indicado para verlo caer de bruces, por la fuerza y rapidez con la que venía. Nnoitra se levanta igual de rápido seguramente listo para golpearme, pero gruñe en cuanto recibe un golpe por la espalda que lo hace girar y ver a Starrk que ha llegado junto a Ulquiorra y Szayel Aporro.

—Starrk maldito, ¿Tienes que atacarme por la espalda huh? ¿Crees que te tengo miedo cobarde?

—¿Yo soy el cobarde? Sabemos lo que le hiciste a Grimmjow y al pequeño Kurosaki, el muchacho está embarazado Nnoitra, eso fue sucio hasta para ti. No te creí capaz de algo tan bajo. Y aunque nunca me gustaron las peleas, hoy tendré que darte una paliza. —Declara Starrk molesto, porque es el mejor amigo de Grimmjow en el trabajo.

—Pues tráelo. —Le dice Nnoitra mientras yo los dejo, no sin recibir una afirmativa de Starrk.

Avanzo hacia el interior del lugar, claramente viéndome detenido por dos guardias que no pueden ni ver cuando el pequeño Ulquiorra y Szayel Aporro les hacen frente. Sonrío para ellos, porque más que empleados son amigos y familia que siempre estarán dispuestos a ayudarme. Así que una vez dentro, llego hasta la oficina de Aizen, que apenas me ve entrar se pone de pie y sonríe.

—Kyoraku, viejo amigo, no me dijiste que vendrías de visita. —Me dice con su siniestra y pacífica sonrisa de siempre.

—No pudiste aceptarlo ¿No es así? —Empiezo.

—¿El qué?

—Que Ichigo-chan nunca te quisiera. Lo intentaste por tanto tiempo que eras patético y ya ni lástima dabas. Y de pronto y de la nada llegó el hombre de su vida y te quitó la posibilidad que nunca tuviste. Pobre y miserable intento de hombre.

—No hables como si me conocieras Kyoraku.

—Verás Aizen, cuando algo no es para ti simplemente te caes, te levantas, lo superas y avanzas. Pero no pudiste hacerlo. Y lamentablemente te metiste con las personas incorrectas.

—¿Quieres pelear?

—¿Pelear? No, no quiero pelear. Simplemente te voy a enseñar que la vida es más difícil de lo que crees Aizen. Hay cosas que el dinero no puede comprar. —Es lo último que digo antes de cerrar la puerta de su oficina. Lo dije antes, soy un hombre posesivo con las personas que me importan y cuando se meten con ellas, no soy de los que se puedan quedar quietos.

///Grimmjow///

Estoy tan cansado de todo, del tiempo, de las mentiras, de mí mismo intentando soportar toda la carga. Estoy agotado, destrozado, me cuesta seguir y aún así me fuerzo a continuar por una sola persona, bueno, tres. Mis hijos y Kurosaki Ichigo. La persona a la que la vida decidió ligar mi alma en distintas vidas.

El amor de mi vida, al que una vez más he hecho llorar y sufrir y al que no he parado de buscar desde esta mañana. Intenté contarle más, pero no me dejó. Dijo que no quería saberlo, que esto no debió haber pasado nunca. No sé a qué se refirió y aún así me dolió. Luego terminó de matarme al decir que necesitaba tiempo y que no me quería cerca al menos por ahora.

Tiempo…tiempo, no sé si me sobra o si me falta. Quiere tiempo. Yo quiero tiempo. Un tiempo infinito donde ambos permanezcamos suspendidos y ya nada pueda herirnos. Pero como dijera Kyoraku, la vida no se trata sobre eso. Es imposible vivir en un mundo rosado, pero lo que quizás si sea posible es intentar que cada día sea maravilloso y sobre todo que valga la pena.

No sé si en alguna vida perderé a Ichigo o no estaremos juntos, pero lo que sí sé es que definitivamente no será en esta. O al menos eso pienso al por fin encontrarlo. Mi novio está sentado en una banca y mira las luces de los juegos neones ya casi vacios en su totalidad. Está frente a las tacitas a las que le prometí subirnos y no cumplí.

—Hola…—Lo saludo, pero él no voltea a verme.

—Hola. —Me responde monótono mientras me siento a su lado.

—Te extrañé Ichigo. —Kurosaki, inmediatamente, voltea a verme con unos ojos que jamás creí ver y menos porque es la primera vez que me los dedica desde que nos encontramos. Ichigo tiene fuego, rabia, furia y caos en la mirada. Está enojado y me lo demuestra empujándome, poniéndose de pie y comenzando a alejarse de mí a prisa, inclusive saliéndose de la feria.

—¡Kurosaki basta! ¡No corras, puedes lastimarte! —Le grito ahora que se ha metido a los inicios del bosque oscuro.

—¡Jódete! —Me grita molesto y matándome del susto al tropezarse con una rama, por lo que tan rápido como puedo alcanzo a jalarlo, abrazarlo y evitar que se caiga.

—¡Maldita sea! ¡¿Qué carajos pasa contigo?! —Le reclamo.

—¡Suéltame! —Una vez más me empuja y me mira furioso.

—¿Cuál es tu maldito problema Kurosaki? Te amo, te necesito, te extraño carajo.

—¡¿Me extrañaste Grimmjow?! ¡¿Me extrañaste?! ¡A ver si me extrañas cuanto te vayas!

—¡¿Irme?¡ ¡¿A dónde me iré?! —Pregunto igual de alterado.

—¡No te hagas el idiota! Vas a irte…de donde quiera que hayas venido vas a volver ahí y me dejarás aquí como un imbécil. ¡Me jodiste y te creí! ¡Creí en ti! Hiciste que me enamorara de ti, me embarazaste y te impregnaste en cada aspecto de mi vida, todo para que un día cuando menos me lo espere me dejes. Eres un maldito infeliz.

—Ichigo no me iré…no me iré. —Hablo herido por la suposición.

—¿Cómo estás tan seguro? —Me pregunta con los ojos cristalizados.

—¡Porque lo sé joder! ¡No te dejaré! La única forma en que pueda irme es si tú me alejas. Sí tú quieres que me vaya me iré. ¿Eso es lo que quieres Ichigo? ¿Quieres que me vaya? —Pregunto mirándolo fijamente. Ichigo respira agitado, pareciera querer gritar a todo pulmón, berrear y lastimar a todo cuanto se cruce en su camino, pero en su lugar niega.

—No quiero que te vayas seis…

—Entonces no me iré. Nunca me iré, porque este es mi hogar. —Repito acercándome lento y finalmente abrazándolo. Al principio no me corresponde, pero apenas le beso el cuello no duda en estrujarme como si su vida dependiera de ello.

—Júralo Grimmjow. Jura que te quedarás conmigo o en todo caso me llevarás contigo si tienes que irte.

—Lo juro. —Lo abrazo con toda la intención de querer romperlo, porque eso es lo que mejor sé hacer en mi vida. Romper cosas, pero también repararlas. —Cometí un error Ichigo, cometí una gigantesca equivocación. —Menciono frotándole la espalda mientras él llora sobre mi pecho. —Me sentí tan importante y fui tan estúpido, que intenté comprender algo que no está hecho para tener una explicación.

Mi arrogancia y miedo no me dejaron ver que hay oportunidades que no tienes que analizar, sino simplemente gozar. Y lo lamento, porque al intentar protegerte volví a repetir una historia sin fin. Ya entiendo Ichigo, no se supone que esto volviera a pasar, porque se supone que en esta vida tú y yo no somos nada especial y por ello es que podemos hacer lo que queramos. Lo siento tanto.

—También es mi culpa…Debí haberte creído. Pero tuve miedo.  La verdad  siempre estuvo delante de mis ojos y no la quise ver. No quise ver nada, porque dentro de mí temía que esa verdad nos podía separar, cuando en realidad nos haría libres. —Kurosaki me mira a los ojos, con los suyos mojados y escurriendo como bellos nubarrones de miel. Le limpio las lágrimas y le beso los ojos mientras él se sorbe la nariz y se aferra a mí.

—No soy tan fuerte Grimmjow…no soy tan fuerte como todos creen. En esta vida no tengo fuerzas extrañas que me impulsen, ni mil aliados, ni mil vidas para revivir. Aquí sólo soy Kurosaki Ichigo, un simple chico de campo que está enamorado, que quiere ver a sus hijos crecer, estar con su familia y pudrirme de viejo junto a ti. En esta vida mi tolerancia al dolor es muy baja. Así que asegúrate de no romperme mucho, porque no sé si resista tanto…aunque lo intentaré por ti.

—¿Puedo pedirte algo Ichigo? —Pregunto también tallándome los ojos que me arden.

—Puedes.

—¿Puedo pedirte que empecemos de nuevo? Esta vez sin mentiras, sin miedos, sin tener que ‘intentarlo’ por el otro. —Pregunto mirándolo sonreír melancólico y asentir. Ichigo y yo nos separamos y yo me aclaro la garganta en la que se me formó un áspero nudo. —Mi nombre es Grimmjow, te he buscado toda mi vida y te amo tanto que crucé barreras de tiempo o espacio, no lo sé y la verdad es que ya no me importa, pero lo hice con tal de encontrarte.

Soy un bastardo necio, obstinado, grosero y arrogante. No sé hacer muchas cosas y suelo joder todo, pero te amo como nunca amaré a nadie en este mundo. Y si tú estás bien con todo eso, me encantaría que te casaras conmigo, que me dejaras criar a nuestros hijos juntos y finalmente pudrirnos de viejos en esa bonita casa que tenemos mientras oímos a nuestros bisnietos correr en el jardín. ¿Puedes darme otra oportunidad por favor? —Ichigo me mira detenidamente, terminando de limpiarse los ojos y acercándose para abrazarse de mi cuello.

—Eres la única persona a la que le daría otra oportunidad Grimmjow. El único.  

—No me iré nunca más. —Afirmo con una confianza abrumadora, porque por primera vez desde que llegué a este lugar, he reconocido que pertenezco aquí. Este es mi hogar, esta es mi vida, este es mi tiempo. Este siempre fui yo, nunca el anterior Grimmjow.

—Lo sé. —Me responde con tanta o más seguridad.

—Mañana mismo te casarás conmigo. —Digo ganándome una de sus sonrisas radiantes.

—Que así sea.

—Eres mío Ichigo, aunque te duela a ti y al mundo.

—Tuyo y de nadie más, de aquí hasta el maldito fin de los tiempos, aunque nos consuma y mate en el proceso. —Ichigo me besa una vez más con tanta agresividad que duele mientras yo lo estrujo hasta levantarlo del piso.

Lo abrazo porque lo amo, porque lo necesito y porque quizás muchos no lo comprendan, pero mi destrucción y su ternura que suele apaciguar lo peor de mí, parecen traspasar más allá del tiempo, desafiar la lógica y con ello siempre se ven envueltas en una colisión sin fin. Sólo que a veces, cuando tenemos suerte, como ahora, surge esta especie de benevolencia que nos permite vivir tranquilos.

Por lo que al ver a Ichigo y a esa radiante inocencia que siempre lo rodea y caracteriza, sé que un hombre como yo no nació sólo para amarlo, sino para marcarlo profundamente. Será que me tomó seis vidas comprender que la belleza de nuestro amor es, ni más ni menos, la belleza de nuestras heridas.

Él y yo somos totalmente opuestos, pero fuimos perfectamente hechos el uno para el otro.

Notas finales:

Si esperan que diga con una explicación científica que fue lo que le pasó a Grimmjow no sucederá. Quiero que lo entiendan como tal, está implícito pero entre esas verdades a medias está la respuesta de su viaje. La mayoría ya comprendieron el concepto, pero los que no, estoy segura que pronto terminarán de captarlo con más pistas que daré.

También espero entendieran porque Ichigo se alteró. Como lo dijo no se supone que en esta vida hubiera problemas para ellos y de repente Grimm le expone una verdad, que los hacía felices o los destruía. Obviamente saben que esto es fluff rosadito y bonito, pero tenía que presentarles ese miedo de “Que tal sí todo se termina…” Es humano el miedo a lo desconocido, lol.

Y bueno en cuanto al RenBya, ya están juntos y esperemos todo les salga bien. Por otro lado el ShunUki, mis otros bebés. Como los amo. No saben las de sorpresas que aún les deparan a esos dos. Por cierto, como ya lo repetí, este fic hace referencias a muchos pasados que he hecho. Y hoy hubo una enorme a un fic especial y si alguien sabe cuál es, le doy la vida entera carajo jajaja.

¡El próximo capítulo es una bomba suprema! No solo se viene la boda, con ello la familia de Ichigo y la luna de miel ¬w¬ sino también revelaré uno de los misterios que envuelven a Grimmjow (no el del viaje), pero estoy seguro que esta verdad les ayudará a comprender más todo lo que pasa.

La semana que viene no habrá capítulo, porque me puse súper contenta por todos sus comentarios y decidí actualizar ¡Pantera! Así es, espero hacerlo por eso del Lunes 12 así que espérenlo. Y ya ese día diré cuando es la próxima actualización de Aires del Tiempo. Se vienen puras sorpresas por doquier.

En fin, saben que los amo a morir, son lo mejor de mi vida. Jamás me cansaré de agradecerles su apoyo y cariño constante, significa mucho para mí. ¡Nos vemos! <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).