Minho dejó caer su maleta, metiéndola de inmediato al casillero. Debía empezar a calentar de inmediato si quería participar en la pelea de hoy.
El gimnasio estaba como siempre, lleno de gente que había conocido toda su vida. Ángeles de distintos rangos, todos entrenando por el amor al ejercicio que compartían. Y si no fuera porque sabía que todos los días debía regresar a casa a pasear a Launcelot o este haría un gran berrinche, Minho estaba seguro que pasaría mucho más tiempo haciendo ejercicio entre sus pares.
En especial porque los miércoles era día de peleas cuerpo a cuerpo, el día en que se notaba cuánto progreso se ha logrado, o en su defecto, que tan estancado te has quedado.
Después de calentar se dirigió al ring de pelea. Muchos ya estaban ahí, pululando alrededor del cuadrilátero para ver quienes darían el espectáculo de la noche. Las apuestas como tal, no eran bienvenidas, demasiado tentadoras ante los pecados de soberbia y avaricia; pero, siempre era agradable para los contendientes saber que tenían apoyo por parte de los espectadores.
Minho se acercó al cuadrilatero, todavía vacío. En realidad tenía muchos deseos de ponerse a prueba esta vez. Si tan solo…
-Alto ahí, ángel.
Fue detenido, una mano cruzando su pecho casi como un cinturón de seguridad ante una locura. Minho rodó los ojos, girándose para encontrarse con su viejo amigo de la infancia.
-¿Ahora cuál es la excusa para no enfrentarte conmigo, Nichkhun?
-Nos tocó el palillo corto, los dominios tienen el cuadrilátero esta noche. Conoces las reglas.- Nichkhun explicó rápidamente.
Minho suspiró, aguantándose las ganas de hacer un berrinche que sólo se compararía con los de Launcelot. Realmente entendía a su gato, ¿cómo lo podían privar de hacer una de sus actividades favoritas? Exhaló, dando pisotones contra el suelo mientras se movía hacia la parte de atrás del círculo. Si hubiese estado más enfadado, no hubiera escuchado a Nichkhun reírse.
-No es justo, tenemos tres semanas sin poder usarlo.- Se cruzó de brazos molesto.
-Sabes que es por suerte. No hay intervención divina en a quién le toca usar el cuadrilatero.- Le recordó.
-Al menos deberían dejarnos provarnos en distintas categorías.- Refunfuñó.
-Ming, siendo honestos, eres el único loco que cree que está bien que un ángel y un principado compitan en la misma categoría.- Nichkhun volvió a reírse, negando con la cabeza. -Y ni un arcángel lo ha considerado, considerando que ellos a veces tienen ideas muy extrañas.- Resopló. -Puedes quedarte a ver, o si prefieres ir al banco olímpico y sacar tu frustración haciendo pesas…- Ofreció.
-Quiero ver a los dominios…- Minho admitió renuente, sabiendo que una vez más tendría que simplemente a apegar a su rutina usual de ejercios, y de ver a alguien más estando en el cuadrilátero.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .