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Días en el Paraíso por Ari_123_love

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Notas del capitulo:

Creo que este "pequeño" drama que pasaron, es realmente importante para el desarrollo de su relación, y de ellos mismo. Disfrútenlo.

Minho exhaló con frustración, tallándose la cara con ambas manos. Cerró la puerta con un corto movimiento que hizo con su pie, dándose media vuelta. Se sorprendió al ver que Taemin había salido de la recámara, hasta llegar a la sala. No se sentó, sin embargo. Sólo se recargó contra el respaldo del sofá que estaba de espaldas frente al pasillo que dirigía a la puerta.

-Taemin...

-Sé lo que Ren te dijo, no pretendas...- Jadeó. -Él piensa que lo mejor para mí es que no te vuelva a ver nunca.- Apretó los labios en una línea fina. -Pero no pienso hacerlo.- Exhaló. -No voy a dejarte.

-¿Taemin?- Minho se acercó, a penas lo suficiente como para delimitar el espacio personal de cada uno. -¿Por qué no me lo dijiste?- Susurró, tratando de no quebrarse.

-¿Qué hubieras hecho, Minho?- Jadeó.

-Yo...No lo sé, Tae.- Le tomó por la cadera, aún así no haciendo nada por descruzar los brazos de Taemin. -Hubiera pensado en algo, tal vez...

-No hay solución. Minho, jamás pecarás. Tú no eres así, no puedes ceder ante la lujuria.- Exhaló con toques de rendición en su voz. -Tardarías en darte cuenta, y entonces...Me pedirías que volviera a cazar.- Alzó la vista, enganchándola con la de Minho. -Y no pienso hacer eso.

-¡Por qué! ¿Por qué crees que no puedo ceder ante ti? ¿por qué piensas que te pediré que vayas a buscar humanos de quienes alimentarte? Estás decidiéndolo todo tú solo.- Se exaltó. -Vamos Tae, sabes qué haría cualquier cosa por ti...Soy tu pareja, -le acarició la mejilla- es mi deber.

-Exacto Minho. Para ti es sólo un deber.- Taemin alejó su rostro de la mano de Minho, soltando también el agarre en el cuál le tenía. -Dejarías de hacerme el amor, para tener sólo sexo, por deber. Eso no es lujuria.- Exhaló profundo. -La lujuria es libre, llega a ti de manera violenta, haciéndote sentir impotente por no tener eso que tanto deseas. Es una necesidad un poco más allá, además de lo carnal, se va con tu psique, te controla como una obsesión...Y por mucho que me ames, piensas como ángel. Jamás dejarás de hacerlo, por eso no puedes darme lo que necesito, por eso tomé la decisión de morir de hambre.- Se alejó, cerrando los ojos para poder respirar. -La lujuria no es sólo acerca del sexo. La lujuria es ese deseo irrefrenable, casi vulgar, por algo. Yo deseaba de esa manera encontrar un amor, y te encontré.- Jadeó. -Concédeme el deseo de dejarme morir por lo que tanto deseo.

-¿Qué hay de mí, Taemin?- Minho tronó a media voz. -¿Qué haré yo sin ti? ¿No crées qué es un poco injusto de tu parte? Simplemente decidir dejar de comer, decidirlo todo.- Cada palabra que decía sonaba un poco más enojada que la anterior. -¡Pretendes que yo simplemente me quede de brazos cruzados, viendo cómo haces esto!

-¿Y qué vas a hacer Minho?- Comentó con desespero. -¿Qué puedes hacer para que yo deje de sentir hambre? ¿Me dejarías con tal de mantenerme con vida?

-Yo...- Minho no pudo responder. -Tae...

-Decidí esto, porque no quiero engañarte. No quiero que me dejes de amar por mi condición.- Susurró.

-Jamás te dejaría de amar, Tae...

-Eso lo dices ahora, pero no es igual ante la práctica. Sabes lo que tengo que hacer: seducir desconocidos, tomar cada gota de lujuria de su alma. Tarde que temprano, te cansarás de saber que tengo que acostarme con humanos. Entonces, me dejarás de ver como tú Taemin, te daré asco y pasaré ser un demonio más. ¿Lo ves ahora?- Contra su propio instinto de superviviencia, volvió a acercarse a Minho, esta vez manteniendo cierta distancia de pormedio. -Minho, o me dejas, o me permites morir.

-No. No quiero, maldita sea Taemin. Por favor, no puedes pensar realmente que voy a dejarte...- Apretó la mandíbula, sin querer escuchar ninguna otra palabra que el menor le decía.

-¡Por qué eres tan estúpidamente terco, Minho!- Taemin entró en desesperación. -¡Bien! Haremos esto como tú desees. Me queda muy en claro, que no vas a pecar por ti mismo. Así que sólo saldre a la calle y...dejaré que eventualmente me odies.- Jadeó, girándose. -Me acostaré con quien sea, no importa ya. Si de cualquier forma voy a morir, después de que te pierda.- Entonces regresó a su habitación, cerrando la puerta tras de sí.

-Taemin...- Minho gimió, corriendo detrás de él. No podía entenderlo, no quería que Taemin desapareciera, pero tampoco quería terminar perdiéndole. Y sabía, que si le dejaba ir hoy, o cualquier otro día, le perdería por siempre. Si tan sólo su vida no estuviese en juego. -Tae, amor, abre la puerta.- Intentó abrirla, pero no pudo. Tan sólo ahora notaba las protecciones de aquel lugar. Nadie que no era deseado podía entrar. -Taemin...

Y es que Taemin tenía razón. No podía pecar, toda su vida le habían enseñado que el pecado era algo terrible y malo. Sin embargo, Taemin era lo más hermoso que tenía en su vida, y no podía comprender como algo tan hermoso podía provenir del pecado puro. Taemin no era malo, sino ser demasiado complejo como para querer desenredarlo en una sola sesión. Desde la primera vez que le vio, Taemin no había sido lo que esperaba, lo que le dijeron que eran los demonios cuando se enfrentaban con un ángel. Taemin sólo había sonreído, de ese modo coqueto que tenía, y Minho había quedado totalmente desarmado. Por eso le había invitado a salir, con cada cita que tuvieron, cada vez que se veían, Minho sabía que no tenía nunca suficiente de aquel aroma a canela, y esa sonrisilla traviesa que le decía tanto.

Se dejó caer de rodillas, pegando su frente contra la puerta. Nunca le había interesado entender porque algo que debía ser malo, le era tan bueno. Taemin, a pesar de su actitud inmadura, le había ayudado a crecer, ¡habían crecido juntos a lo largo de los meses! Y ahora lo estaba perdiendo…De una manera en que ni siquiera terminaba de entender. Jadeó, entendiendo que tenía que dejar salir esos sentimientos malos que normalmente retenía en el fondo de su ser, porque no los soportaba más, le estaban volviendo loco. Quería gritar, destrozar cosas, hasta terminar exhausto. Desfogar cada molestia y sentimiento que poseía.

La puerta se abrió de nuevo, provocando que Minho mirara hacia arriba. Se levantó de inmediato, mirando a Taemin por completo. Había olvidado lo atractivo que se veía cuando peinaba su cabello hacia atrás, o que de hecho Taemin disfrutaba de vestir completamente de negro. Minho lo sabía, esa era la forma en que Taemin cazaba; había dejado de hacerlo cuando la relación se había vuelto más formal. Sostuvo el aliento, sin saber exactamente qué decir. Taemin lucía tan bien, a pesar de verse cansado, y tener ese ligero rastro de haber llorado mientras se cambiaba de ropa. Sabía que si salía a cazar, viéndose así, no le faltarían pretendientes curiosos de escuchar su historia. Y eso le molestaba.

-Estorbas mi paso Minho, muevete.- La voz de Taemin estaba ronca, forzada a no quebrarse.

Minho frunció el ceño. Parándose firme en su lugar. Negó con la cabeza, agarrándole por el brazo para volver a meterlo a la recámara.

-No.- Cerró la puerta tras de sí.

-Minho...- Taemin suspiró con tono severo.

-No, Taemin. No puedo dejarte ir.- Exhaló, pasándose los dedos por el cabello. –No, no quiero que te vayas. Tampoco quiero que te pase algo malo. Yo…- Se acercó, acunando el rostro del menor entre sus manos. –Perdóname, Tae. Te acusé de que estabas decidiendo por ti mismo, cuando claramente lo único que has hecho es pensar en mí. Sólo piensas en mí, aun cuando yo lo no merezco.- Bajó la vista, soltándole para así poder tomarle de las manos. –No puedo perderte, de ninguna manera, Tae. Estoy tan aterrado, porque sé que te quiero sólo para mí. Eres lo mejor de mí, y pensar que saldrás a buscar a otros. ¡Me da rabia y celos!- Jadeó. –Y eso me molesta aún más.

-Minho, si tan sólo yo pudiera alimentarme de orgullo e ira.- Taemin soltó una sonrisa triste, acariciando con su pulgar la mano de Minho. Alzo la otra para tomarle por el cuello. –Por supuesto que sé cuánto me amas, y lo que eso conlleva.

-Enséñame Tae. Enséñame a no tener miedo de cómo me siento.

-¿Minho?

-También te deseo, cariño. Te amo, pero a veces cuando te veo, sólo sé que estoy deseándote de otra forma. ¡Celos, envidia, odio! También los siento cuando pienso en todos los que pudieron conocerte antes que yo. Pero me han enseñado que ninguno de esos sentimientos es bueno, que debo de deshacerme de ellos en cuanto los sienta.- Admitió, suspirando con derrota.

-Min, cariño, tú me enseñaste que es bueno tener sentimientos, aunque no te gusten.- Le acarició el cabello, juntando su frente con la del mayor. -¿Por qué algunos de esos sentimientos serían malos? Me dijiste que es importante que los conozcamos, no los rechaces Min. No somos humanos, nuestra existencia no dependerá de ellos. Somos libres de sentirnos así.

-Te deseo, Tae. ¿Es eso suficiente?- Jadeó.

-Deséame con desespero, Minho.- Susurró, induciéndole en esa pequeña trampa mortal que había diseñado tanto tiempo atrás para sus víctimas. –Deséame como si fuera de alguien más, y quisieras estar en piel ajena sólo para poder poseerme.

-No quiero que seas de nadie más…

-Entonces deséame.

Caricias y besos los arrastraron a la cama, en donde Minho sacó la ropa del menor con desespero. Su pareja era tan sensual, que cuando se vestía para resaltar ese lado, Minho estaba seguro que haría cualquier cosa profana con tal de mantenerle a su lado, de evitar que alguien más llegar a quitárselo. Arrastró su boca por el cuerpo de Taemin, tocando cada lugar, con un poco de ira, y mucha determinación a dejarle marcado. Suyo, Taemin ahora era suyo. No permitiría que algún día dejara de serlo. Lo amaba demasiado, como para dejarlo ir. Tras mordidas y rasguños, disfrutó de los jadeos y gritos que Taemin soltaba. El demonio aprovechaba cada segundo que tenía para lamer y morder cada rastro de sudor en Minho, también dejándole marcas, pruebas de lo muy hambriento que se encontraba, y de cómo Minho le satisfacía.

Cada movimiento, respiro, y más que nada los fluidos que hubo entre ambos, fueron absorbidos por el demonio, hasta el cansancio. Jadea con desespero, sintiendo las cosquillas que le provocaban la lujuria ajena, acercándole cada vez más vertiginosamente a su propio orgasmo. Se aferró de los brazos de Minho, cuando eclipsó entre ambos. Se encontraba tan completo y satisfecho, disfrutando de como el ángel llegaba a su propio fin dentro suyo. Entonces sólo hubo un continuo intercambio de jadeos acompañado de sus miradas prendadas la una de la otra.

-Te amo…- Taemin sintió que toda su vida se fue en esas dos palabras. Dependía ahora totalmente de Minho, y no le importaba sentirse atrapado por ese hecho.

-Yo también te amo, como no tienes idea…- Minho escondió su rostro en el cuello del demonio, sonriendo sobre su piel. -¿Cómo estás?

-Sabes bien, Minho. Contigo la lujuria sabe diferente…- Murmulló. –Me satisface más que cualquier otra.

-Eso es bueno, porque no voy a permitir que nadie más te satisfaga.- Exhaló.

-No quisiera que fuera de otro modo, Min.

Notas finales:

Admito que iba a haber un buen lemon en esta capítulo :/ Pero como voy a salir de viaje, tuve que apurar las cosas, así que el lemon lo pondré otro día :3 


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