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Días en el Paraíso por Ari_123_love

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Notas del capitulo:

El título lo dice todo ^u^ 

Taemin revisaba una revista de recetas, preguntándose qué cocinaría para la cena. Tal vez podría probar con algo francés, o tal vez sólo le preguntaría a Minho qué querría de cenar. Bajó la revista, dejándola a un costado. Minho había llegado, y primero quería recibirle con un beso.

-¡Min!- Corrió hacia su novio, abrazándole por el cuello mientras le dejaba un beso en la mejilla. Entonces lo notó, la ligera rigidez en el ángel, y ese vago aroma a…Lujuria. -¿M-minho?- Jadeó, apartándose. -¿Por qué hueles a lujuria?- Le tembló la comisura de la boca al preguntar. Conocía al ángel, él jamás tendría una idea lujuriosa súbitamente. Algo debía de provocarla primero, y no podía imaginarse qué, además de sí mismo. Un escalofrío le recorrió la espalda, pensando en el peor escenario posible. ¿Acaso Minho había encontrado a alguien que le provocaba tal sentimiento además de él? –Min, ¿me vas a dejar?

-¿Qué?- El ángel despertó  de su estupor, colocando sus manos sobre las mejillas del demonio. –¿De qué estás hablando cariño? Jamás te dejaría.

-Pero, hueles a lujuria.- Gimoteó. -¿Por qué hueles a lujuria? Si no estabas conmigo.- Lloriqueó.

-Oh bueno, yo…- Minho mordió su labio inferior, bajando la mirada. Podía prácticamente escuchar los pensamientos aterrados de Taemin, así que debía dejar de lado su vergüenza y hablar. –De camino a casa, vi que abrieron un nuevo lugar…Una…- Se aclaró la garganta. –Sex shop.- Susurró, tratando de esconder el sonrojo que le invadió totalmente la cara.

Oh vaya, Taemin abrió la boca sorprendido.  Aun así, no lograba comprender de dónde había surgido la lujuria de Minho. No es como si fuera la primera sex shop en la ciudad, él debía de tener en conocimiento el resto de las tiendas.

-¿Hay algo que me quieras contar?- Colocó las manos sobre su cintura, haciendo un mohín molesto. Si había algo que excitaba a Minho, quería saberlo, absolutamente. -¿Por qué la existencia de una nueva sex shop te ha puesto caliente? No es que moleste el verte caliente, lo disfruto, pero me molesta que la situación no tenga que ver conmigo.

El sonrojo en Minho se intensificó, provocando que Taemin tuviera el deseo de jalarle las mejillas. Se tuvo que contener, debía recordar que estaba molesto, y no ceder ante lo muy adorable que Minho se veía.

-En esto…te equivocas…- Admitió, en voz baja, aún sin levantar la mirada. –Tiene todo que ver contigo.

-¿Disculpa?- Eso sí que era sorpresivo, y sumamente halagador. –Por favor Minho, habla. No estoy entendiendo, y necesito que me digas que no me vas a dejar.- Rogó, haciendo una pequeña rabieta ante el mayor.

-No te voy a dejar amor, ¿cómo podría pensar en eso tan siquiera?- Le tomó por la cintura, abrazándole. –Yo…- Exhaló. -¿Realmente me harás decirlo, cierto?- Gimió. –De acuerdo, lo diré. Es tan sólo que al pasar por ahí, tenían como emblema los estereotípicos cuernos y cola de diablillo, no pude evitar pensar en ti. Y entonces imaginé que tal vez tú los has usado antes...No lo sé, visualicé varias imágenes tuyas…jugando…- Se mordió el labio. –Y realmente eres sexy.

Taemin apretó los labios, sofocando una risa. Su Minho era tan adorable, y comible. Si tan sólo pudiera comerlo completo, lo haría sin duda alguna.

-Yo siempre soy sexy, Minho.- Ronroneó, rodeándole el cuello con sus brazos. -¿Te gustó imaginarme con juguetes sexuales?- Cuestionó, obteniendo un asentir de cabeza por parte del ángel. -¿Tal vez a ti…te gustaría que usáramos algunos?- Tentó.

-¿Podemos?- La rapidez con la que Minho respondió, le indicó a Taemin qué tanto el ángel quería experimentar.

-Por supuesto que sí.- Suspiró, recorriendo con su nariz el cuello del alto, hasta llegar a su nuca y dejar un beso que terminó en una pequeña mordida. –Yo soy tu maestro en el sexo, ¿cómo podría negarte esta experiencia?- Le lamió a lo largo de la mandíbula, hasta llegar al otro lado, besando la concha de su oreja. –Te puedo asegurar que todo lo que fantaseaste lo he hecho, así que déjalo en mis manos.

Minho gruño, apretando el agarre que tenía en la cintura del menor. Ese demonio era todo un tormento, pero vaya que disfrutaba estar envuelto en su meñique. No lo dudó, hundió su boca en el cuello del menor, bajando hasta la clavícula, donde mordió y chupó hasta dejar marcas vibrantes y oscuras.

-Vamos Min…- Taemin gimió, empujándole hacia su habitación. –Luego me encargaré de los juguetes, pero ahora no puedo dejarte escapar cuando estás tan caliente por mí.- Le advirtió, callándole con su boca antes de que el ángel pudiera replicar cualquier cosa.

¡Amaba haber sido la primera experiencia sexual de Minho! Y no desaprovecharía ninguna oportunidad para tenerle en todo, por primera vez.


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