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Días en el Paraíso por Ari_123_love

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Notas del capitulo:

Debería estar haciendo el trabajo final de una clase, y heme aquí: actualizando UwU 

-Es interesante…Tu ángel es un ser bastante curioso.

-Y no es tema de conversación.- Taemin gruñó, a pesar de saber frente a quien estaba.

-Veo que ya no eres el niño que fue mi estudiante.- Ella sonrió fríamente. -Ahora muestras los dientes.

-Discúlpelo majestad, mi hermano mayor ha pasado demasiado tiempo en la tierra puente entre humanos.- Ren se disculpó haciendo una venia, intercediendo antes de que la demonio decidiera no ayudar.

-Y tú también has cambiado, niño.- Ella le miró, escrutinándole. –Ya no eres ese desastre salvaje de antes.

Ren se conjeló, incapaz de alzarse y dar la cara. Se calló, esperando a que el ritual iniciara.

-Necesitamos de su ayuda.- Taemin fue conciso. –Hay un cazador tras la pista de Minki, debe volverse indetectable.

-Y ¿por qué habría de ayudarles, mis pequeños?- Su cara tierna, y voz dulce, sólo acentuaba el hecho de que ella estaba deleitada con que la necesitaran.

-Porque Minki es su descendencia, majestad. Ambos lo somos. Si nos encuentra, usted está igual de comprometida. Su escencia corre dentro de nosotros. Por lo tanto su presencia aquí en la tierra puente, podría verse afectada. Tendría que regresar a la oscuridad, y eso no es lo que usted quiere.

-Eres inteligente, mi muchacho. Aprendiste bien.- Torció los labios. –Les ayudaré en el ritual, pero no quiero más errores. De otro modo, yo misma terminaré con sus existencias.

Ren vibró tras el escalofrío que sintió debido a la amenza. Se irguió, mirando por lo bajo a la princesa. No le quedaba otra cosa más que aceptar su destino.

Taemin realmente era diferente.

-No lo hará, majestad. Usted no sacrificaría a su descendencia, porque de otro modo le daría la razón a Él. Y Él no puede tener la razón, ¿cierto?

El demonio femenino torció los labios en una mueca para nada amable. Alzó el rostro de manera altiva, escudriñando a Taemin.

-A nuestro rey le encantará saber que eres una reserva fuerte e inteligente.- Comentó de mala gana. –No estará dispuesto a perderte por un error de novatos.- Fulminó a Ren.

Ren miró con sorpresa hacia Taemin, ¿desde cuándo había sido promovido a reserva?

-Bien niños, necesitaremos un caliz de plata…

-Espinas de cáctus, albahaca, lavanda, la luna llena,- Taemin interrumpió.

-Y nuestra sangre.- Ren agregó.

-Por supuesto, yo sólo entreno a prodigios.- Ella sonrió, quemando la tabla ouija de Taemin sobre la mesa de café. Lo que quedó fueron ciertas marcas al rojo vivo en la madera. Símbolos que cualquier historiador podría reconocer como sumerios, aunque no lograr entenderlos. No hubo necesidad de velas, pequeñas llamas empezaron a volar incorpóreamente formando un círculo alrededor de las marcas.

-Ren, mi caliz se encuentra en la cocina. Estante superior izquierdo a lado del refrigerador, tercera repisa.- Ordenó Taemin, mientras se movía al closet pequeño que tenían en donde guardaban las cosas del día, como las correas de Launcelot y Sweetheart. Tomó de ahí un libro grande, que podría pasar desapercivido como un enorme, viejo, y algo raído recetarío. Sólo que no lo era. Dentro de él había sientos de anotaciones en distintos idiomas, y ya que sus hojas estaban hechas de cuero, de hecho tenían cosidos bolsillos, de donde Taemin sacó las plantas que había mencionado. Estaban desecadas.

Ren colocó la copa al centro de la mesa, parándose al sur del área del ritual. Taemin se dirigió hacia el este, mientras las cortinas se abrían de par en par dejando que la luz de la luna entrara y se reflejara en la copa de plata. Para ellos no era extraño que de hecho, además de la luz de la luna, no se pudiera ver ninguna otra luz. Ni siquiera las llamas a su alrededor podía iluminar más allá que un fuego de color negro que se acrecentó en cuanto la vieja demonio se colocó en el oeste de la mesa.

Taemin virtió los ingredientes dentro. Tanto Ren como Taemin mostraron su apariencia natural, cortándose con sus garras, el uno al otro, la palma de su mano izquierda. Dejaron que la sangre se virtiera dentro del caliz hasta llenarlo a la mitad. La princesa cortó su muñeca, derramando su sangre hasta terminar de llenar la copa. Un sutil burbujeo se notó dentro del líquido, mientras se desintegraban el aparejo en su interior. Ella juntó sus manos en forma de tríangulo sobre la copa, recitando palabras inentendibles, pero que ambos demonios menores sabían a la perfección como para poder recitar tras ella.

La luz de luna se tornó roja, las llamaradas negras empezaron a chisporrotear, el líquido dentro de la copa burbujéo hasta humear y cambiar de color. Un líquido viscoso y color negro ahora yacía dentro de la copa de plata.

-Bebanlo, niños.

Ren cruzó el círculo de fuego negro, tomando el caliz con ambas manos. Bebió la mitad, dejando que algo del líquido se escapara por las comisuras de su boca. Le entregó el caliz a Taemin con el mismo protocolo en que lo sacó del círculo de símbolos y fuego. Ambas manos sobre la copa, bebiendo el líquido tibio, pegajoso, que se deslizaba lentamente por la garganta dejando un pequeño rastro de sensación a quemado.

-El hechizo durará hasta que ustedes dejen de estar en peligro.- Y tras decir esas palabras, ella desapareció.

Las luces regresaron, cualquier rastro del infierno que había llegado junto con la princesa desapareción en ese instante. El abrupto cambio obligó al par de demonios a transformar su apariencia de manera ruda y dolorosa para evitar lastimar sus ojos con la excesiva luz de la tierra.

Taemin se dejó caer, recostándose en el suelo. Tenía tanto que limpiar; estaba más que seguro que a Minho no le encantarían los grabados de conjuración en la mesa del café. Además, el brebaje sólo los hacia indetectables a ellos, pero Minho compartía mucho con Taemin, así que tendría que poner más de su empeño en la protección de ese departamento. Estaba tan exhausto, y todavía no había iniciado.

-¿Cuándo te uniste a la reserva?- Ren interrumpió, su voz algo rasposa por la quemazón. –No lo entiendo, padre fue indulgente, eso es impensable.

-Tampoco lo podía creer yo.- Taemin cerró los ojos, exhalando. –Cree que hago un mejor trabajo contaminando a Minho. Así que me relevó de la cacería. Ve mi relación como una misión, y quiere volverlo una carta su favor.

-¿Él realmente…?- Jadeó.

-¿Ren?- Taemin frunció el gesto al no terminar de escuchar lo que su hermano probablemente se quejaría. Abrió los ojos, notándose solo. –De acuerdo, lo que sea.- Suspiró, mirando el techo.

Tenía tanto por hacer, pero lo primordial sólo una cosa: debía consolar a Minho.

Notas finales:

Uno de mis juegos favoritos es "¿Cuántos capítulos puedo durar introduciendo a un personaje, sin mencionar su nombre ni una sola vez?" e.e 

Si creen que es la última vez que sabrán de la abuela de Taemin, se equivocan, todavía hay cosas por explicarse ;)


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