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Días en el Paraíso por Ari_123_love

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Notas del capitulo:

¡Nuevo arco! Y es, de hecho, continuación del capítulo Casamentero. Esta capítulo también es continuación de Brownies y Ornamentas ♥ 


 


TMI del capítulo: El nombre del capítulo se escogió solo, y así terminó siendo un arco. Yo no tuve control alguno en este capítulo xd 

Minho salió de la habitación, estirando los brazos y bostezando a lo alto. Había dormido la mayor parte del día, aprovechando su merecido tiempo de descanso. Quizás a media mañana había abierto los ojos al escuchar a Taemin cantar mientras cocinaba algo, eso le hizo sonreír y con el sonido de su lindo demonio decidió volver a dormir. Sólo que el sueño ya no regresó. Y tras estar remolodeando por un par de horas en la cama, decidió ponerse en pie.

Sabía que ninguna actitud en Taemin debía de sorprenderle a estas alturas, causarle algo de curiosidad tal vez, pero ¿desconcierto total? Eso sí que era nuevo. Minho se encontraba desconcertado, por completo de ver a Taemin pegado a la mirilla de la puerta. ¿Taemin estaba…espiando al corredor? Eso parecía totalmente fuera de lugar, aunado al ligero movimiento de caderas que estaba haciendo, balanceándose de un lado a otro, mientras tarareaba una musiquita que le recordaba algún draman que de seguro las enfermeras veían mientras estaban en su descanso.

-¿Cariño?- Le llamó, acercándose con precaución. Si Taemin estaba presenciando algo horrible, definitivamente no quería saberlo. Era su día de descanso, y realmente creía que podía tomárselo. Quizás Taemin exigiéndole que fuera un poco egoísta para consigo al fin estaba empezando a llegarle a los huesos. -¿Qué haces?

-Oh, amor.- Taemin apenas y quitó la mirada de la mirilla. -Nuestros vecinos están en un drama, mucho más real que el de los que salen en televisión.- Rio bobamente, estirando su mano a ciegas hasta encontrar la mano de Minho y halarle. -Mira.

Taemin se quitó de la mirilla, permitiendo que Minho viera através de la puerta. Oh el 308. Eran los vecinos dríadas. Minho todavía no había tenido oportunidad de hablar con ellos, pero al parecer Taemin sí. Y vaya que se había familiarizado con el par, como para tomarse el permiso de espiarlos, mientras estos estaban teniendo una acalorada discusión en el pasillo. Le sorprendió ver sus fuertes gestos, y aun así no escuchar lo que discutían.

-¿Sabes qué ocurre?- Se apartó de la mirilla, sonriendo ante Taemin que rápidamente regresó a su lugar para espiar hacia afuera.

-Nop, pero no es difícil imaginarlo. Son jóvenes, deben de estar discutiendo por algo realmente estúpido, creyendo que es de vida o muerte para ellos, cuando podrían simplemente seguir adelante.- Se encogió de hombros, sólo volteando a ver a Minho cuando le escuchó aclararse la garganta. -¿Qué?

Minho alzó una ceja, en gesto burlón.

-¿Desde cuándo eres tan sabio?- Le tomó por la cintura, apoyando su frente en la contraria.

-¡Desde que decidí arreglar todo los problemas amorosos en este edificio!- Comentó airoso. -¿Sabes cuántos de nuestros vecinos no tuvieron una cita el san valentin pasado? Tengo que corregir esto, hay que obviamente no puedo dejarlo en sus propias manos.

Minho rio, ahogando el ruido en el cabello del menor. ¿Cómo era posible que un malvado demonio fuera así de tierno y gracioso?

-Veo que te has tomado muy en serio tu papel de casamentero.- Exhaló, regalándole un beso en la frente antes de soltarle. -Y pensar que odias el hecho de estar enamorado.

-No puedo seguir luchando contra lo que soy, Min. Un casamentero innato.- Se encogió de hombros, riendo. -Ahora, déjame ver en qué escalón de su gran pelea se encuentran.- Se volvió a pegar a la mirilla, regresando ese pequeño baile alegre con sus caderas, mientras tarareaba.

 

 

 

 

 

-¡Minho!- Taemin exclamó.

Habían pasado unos buenos veinte minutos en los que el ángel había comido algo, y ahora se encontraba leyendo el periódico, por supuesto que la alarma en la voz de Taemin le hizo sentir curiosidad.

-¿Qué está ocurriendo?- Se levantó del sofá, yendo hasta donde Taemin seguía espiando a los vecinos. -¿Se arreglaron?

-Para nada.- Taemin rio por lo bajo.- Esto es drama, lágrimas, y desesperación. Una maleta, dos personas, ¿qué crees que va a ocurrir?- Miró al ángel, agitando las cejas en un gesto sugerente.

-A ver.- Se dejó llevar por la curiosidad de Taemin, apartándole de la mirilla para observa, que de hecho el demonio tenía razón. El chico rubio (se lamentaba tanto no poder recordar sus nombres, así que tendría que preguntárselos a Taemin en cuanto terminara de presenciar este drama residencial) estaba empujando una maleta color amarillo contra el pecho del otro chico de cabello oscuro. Minho hubiese creído que realmente le estaba corriendo, si aquel rubio no llevara un gesto tan destrozado en el rostro. Claramente no estaba de acuerdo, tal vez estaba intentando señalar un punto. Y ahora Minho se daba cuenta que estaba invadiendo un momento privado, aunque este estuviera ocurriendo a mitad del pasillo.

Se separó de la mirilla, torciendo los labios.

-No creo que sea buena idea que intervengas, menos con tu idea de ser casamentero.- Se cruzó de brazos. Sabía que estaba siendo ignorado por el demonio, ya que sólo había rodado los ojos y vuelto a mirar por la mirilla.

-No tienes ni una pizca de confianza en que haré esto bien, ¿cierto?- Increíblemente, Taemin rio, en vez de sentirse ofendido. -Te probaré que puedo ayudar a ese par de chicos, y tendrás que comprarme un pastel como recompensa.

¿Qué?

-Taemin, ¿me harás comprarte un pastel cada que ayudes a la formación y/o reparación de una relación?

-Tal vez.

Minho rio, apretándose el puente de la nariz, en un intento de contener cualquier reacción suya. A veces, Taemin era simplemente demasiado con lo que tratar.

-Quieres pasteles, ¿cierto? ¿Quieres que te compre un pastel ahora?- Cuestionó, tomándole de la mano. -Sólo tienes que pedírmelo.

-Te equivocas, realmente quiere ayudar a ese par.- Se encogió de hombros. -Pero si, en este momento quiero un pastel.- Terminó por agregar.

-De acuerdo, llamaré a la pastelería para que nos traigan algo.- Minho alzó las manos en gesto de rendición. -Pero Taemin, promete que vas a tratar de mantenerte al mar…¿Taemin?

Apenas y alcanzó a ver como el demonio salía del apartamento, cerrando la puerta tras de sí. ¡Maldita sea Taemin! ¿Por qué el demonio siempre hacía lo que quería? Exhaló, bajando su celular y corriendo a espiar por el agujero en la puerta. Alcanzó a ver como Taemin se apartaba de la puerta, fingiendo estar guardando sus llaves y revisando su celular. Al otro lado del pasillo sólo estaba aquel dríada rubio, sentado el suelo, llorando. Era obvio que si alguien salía le iba a a ver, y Taemin se aprovechó de eso. Fingió no saber nada, y encontrarle por casualidad después de haber salido de manera conveniente del departamento. Minho debía admitir que los dotes actorales de Taemin eran excelentes, realmente se veía como si hubiese estado al pendiente de aquella disputa.

Observó un par de minutos más lo que Taemin hacía. Se había sentado al lado del chico, platicando. ¿Tal vez le estaba dando una charla para calmarlo? ¿Quizás para insitarlo a seguir adelante y cometer alguna tontería bebiendo en un bar? Minho no podía decirlo exactamente, así que se rindió. Se apartó de la puerta, dirigiéndose al sofá. Llamaría a la pastelería, pidiéndoles que entregaran el pastel en la puerta del edificio, tal vez ya estaría en casa para cuando Taemin terminara su intervención casamentera.

 

 

 

 

 

Taemin regresó al departamento al cabo de media hora, luego de haber hecho que su vecino dejara de llorar a mitad de corredor, y regresara a su propio departamento. Minho se encontraba en el sofá, así que decidió acurrucarse a su lado.

-Como lo sospeché, discutieron por nimiedades.- Exhaló, quejándose.

-¿Realmente te contó por qué discutieron?- Minho lucía consternado. Todavía no sabía exactamente cómo Taemin lo hacía, pero siempre conseguía que todo saliera de acuerdo a su plan.

-En esencia.- Se encogió de hombros. -Era lo que supuse; son mitad dríadas, no están acostumbrados a vivir en una ciudad. No saben cómo adaptarse, y entonces se divieron entre si intentarlo un poco más, porque realmente se aman y quieren estar juntos. O si regresar, y ver qué templo los acepta, a pesar de saber que la razón por la que se fueron es que ninguno de sus templos los quería juntos. No quieren separarse pero, probablemente sólo se trate de un enorme problema de comunicación, alimentado por la frustración y la desesperación.- Torció los labios en una mueca.

-Suena muy complicado, ¿cómo que supusiste todo eso? Esta mañana ni siquiera podías decir qué querías de desayuno.- Minho frunció el ceño, en desconcierto.

-Soy observador…en ciertas cosas.- Rio. -Así que, platicamos. Dejó de lloriquear, me preguntó por qué un demonio le estaría escuchando de manera tan amable, y luego de que le convencí de mi tarea poco divina de ser el cupido de este edificio, accedió a tranquilizarse dentro de casa, y tomarse un tiempo para enfriar su cabeza antes de salir a buscar a su novio.

Minho rodó los ojos en la parte donde Taemin se señalaba como cupido, tal parecía que el demonio no renunciaría a su autoimpuesta tarea de preservar el amor, que según él, todos en ese edificio necesitaban.

-Lo que acabas de hacer fue bastante noble.- Le apretó la mejilla, sonriéndole orgulloso. -Si no supiera que lo haces, porque así te sientes poderoso de poder formar parejas, diría que es un acto bastante de luz de tu parte.

-Y voy a demostrarte que todo lo que me propongo, lo logro.- Taemin señaló.

-Y quieres demostrarme eso, aunque ambos sabemos que siempre te sales con la tuya.- Minho asintió riendo. -Algún día descubriré tu secreto, amor. Mientras tanto, seguiré asombrándome de cada cosa alocada que decides hacer.

El sonido de notificación timbró en el celular de Minho, haciendo que el ángel volteara a ver la pantalla.

-El pastel que pedí está aquí.- Exhaló. -Definitivamente, tú siempre obtienes lo que quieres. Y estoy empezando a notar, que se debe a mi.

Taemin rio, regalándole un beso en la mejilla, antes de urgirle a que fuera por el pastel a la puerta del edificio. Minho simplemente se limitó a poner los ojos en blanco, sonriendo. Taemin podía tener muchos tornillos sueltos, pero justamente de eso se había enamorado, y si eso significaba estar atrapado siendo su facilitador de travesuras.

No tardó más de cinco minutos. En realidad bajar tres pisos, recoger un pastel, y subir de  nuevo era algo que se podía completar en menos de cinco minutos. Pero Taemin no era un novio obsesivo que se preguntaba qué estaba haciendo Minho durante esos treinta segundos que no debió haberse demorado. Tampoco estaba pegado a la mirilla de la puerta, esperando a verle subir, porque eso le haría lucir infantil. Así que terminó corriendo hacia el sofá de nuevo, cuando Minho se acercó lo suficiente como para poder abrir la puerta.

-Hey, Taem, amor.- Minho sin embargo, no notó el acto escapista que Taemin intentaba pasasr desapercibido. -Creo que podría ayudarte a ser el casamentero

-¿Cómo?- Frunció el ceño, saltando el sofá para poder acercarse más rápido y quitarle la caja del pastel de las manos al ángel. Lo que sea que fuera, podría esperar a luego de comer su pastel. -¿Creí que no estabas de acuerdo en que me metiera en la vida de los demás?

-Si bueno, te la pondré fácil.- Minho se encogió de hombros, riendo ante los malabares de Taemin de sostener la caja, tomar cubiertos e intentar sacar leche del refrigerador al mismo tiempo. -Adivina quién está sentado en un rincón del lobby, con la cabeza pegada a su maleta, hablando en voz baja en si debería subir y suplicar, o simplemente esperar a ser perdonado.

-Oh, pobrecito…- Taemin dejó todo en la mesa, torciendo los labios en una mueca. -Debe de estar demasiado preocupado pensando en que las cosas están arruinadas. ¿Nosotros alguna vez hemos sido así de estúpidos, Min?- Le tomó de la mano, arrastrándole para que se sentara a su lado en la mesa.

-Me temo que sí cariño.- Exhaló, pellizcándole la mejilla, a lo que Taemin respondió dándole una palmada para que le soltara. -Así que, supuse que tenías razón, al menos en este caso. Deberían estar juntos, y no tristes cada quien por su lado.

-Ooohhh, te he convencido de intervenir.- Taemin rio satisfecho, Minho podría ser un loco por las reglas, pero también era demasiado suave. Era obvio que terminaría cedendio ante el caso. -¿Qué hiciste?

-Puede que haya jalado algunas cuerdas, y que nuestros vecinos vayan a recibir un paquete.- Lo describió de manera simple, sin agregar más detalles. No es como si Taemin no fuera capaz de entender lo que el ángel había hecho con su magia, algo totalmente extraño de proceder en él.

-Así alguno de los dos va a tener que recibirlo, y tanto como uno baje a recoger el paquete, o el otro lo reciba tendrá que subir a dejarlo. Van a tener que verse. Y con lo corazón de pollos que son, probablemente se echarána a llorar y se reconciliarán. ¡Min! Eres un genio.- Se alzó de un brinco, riendo. No le tomó dos segundos agacharse sobre los labios del ángel y besarlo repetidamente.

-No tienes idea de cuanto te amo.- Suspiró entre los besos que el demonio le daba. -En realidad estás siendo muy feliz de que hayamos arreglado la pelea entre nuestros vecinos.

-Claro que sí, de ese modo los puedo tachar de mi lista y pasar a la siguiente persona: Hwayoung. Ella necesita mucha ayuda.- Comentó despreocupadamente. -Pero ese es trabajo para otro día.

-Seguro que sí.- Minho rio.

Notas finales:

Sé que dije que ya no hablaría de los vecinos dríadas del 308 pero ya saben que la mitad de las cosas que digo que haré, no las hago, y la mitad de lo que digo que no haré termino haciéndolo. Así que aparecieron una vez más. 


Y si, eventualmente conoceremos a más vecinos de este par. Así como espero que recuerden a la vecina Hwayoung(?), ya he hablado de ella antes ;) 


 


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