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Días en el Paraíso por Ari_123_love

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Notas del capitulo:

Originalmente ayer iba a ser doble actualización, pero me distraigo muy fácilmente y no sucedió c:

Taemin se arrastró con cuidado sobre la cama, hasta acomodarse justo a lado de Minho. Le acarició la mejilla, sin sorprenderse demasiado cuando el ángel abrió los ojos.

-Hey…- Taemin sonrió suavemente, continuando con sus caricias. -¿Cómo te sientes?

Minho asintió, acurrucándose en la mano del demonio.

-Gracias por cuidar de mí.

-¿Quisieras hablar de lo que pasó?- La genuina curiosidad en Taemin le aventuró a preguntar por aquello que se había dicho.

-No fue mi intención ocultarlo Taem, yo…

-Lo sé.- Le calló colocando su mano en la boca del mayor. -Tienes secretos, como yo los tengo. Y algún día los conoceremos todos. Por ahora, ¿qué tal si nos concentramos en cómo te sientes?

-Confundido, aterrado…Me siento mejor cuando me tocas.- Admitió.

Taemin rio por lo bajo, deslizando su pulgar a lo largo de la mandíbula de su novio.

-Es porque soy tu consuelo. No debería decirlo, porque iría en contra de mi sangre, pero la única forma de sobrevivir a su ataque es pensando en tus seres amados. Por quienes perderías tu independencia.

-¿Su ataque?- La voz ronca de Minho tembló un poco.

-Caos, terror, un poco de insanidad, pero no mucha realmente.- Rio. -Es muy poderosa. Mágica, engendradora…- Suspiró. -Pero presiento que ya los conoces…

Minho sacudió su cabeza, acurrucándose más en el demonio.

-¿Sabes? Ni siquiera era un niño, es tan sólo que…

-Entiendo.- Soltó una pequeña carcajada. -Muchos de los altos mandos nos siguen considerando niños, a pesar de tener cientos de años y ser adultos.

-Si…Pero yo era realmente joven.- Se calló un par de segundo. -Era mi primera alma, Taemin. La primera que tenía que recoger.

Oh infiernos. Taemin enredó sus dedos en el cabello del ángel, masajeándole el cuero cabelludo para mantenerle en calma.

-Era una mujer mayor, no mucho de hecho. 50 años, le falló el corazón.- Explicó. -Había hecho cosas malas en su vida, pero estaba arrepentida. Genuinamente arrepentida.- Suspiró. -Yo sólo debía ascender su alma. Pero no pude hacerlo. Era difícil, y no me refiero a la inexperiencia que tenía. Fue difícil, más de lo que he experimentado en otros casos. En algún punto dejé de sentirla, y luego de ver. Entonces me di cuenta que estaba viendo lo que ella veía. Oscuridad.

Vil y profunda oscuridad. Taemin asintió, entendiendo un poco lo que había pasado.

-Ella podía ir al edén porque estaba arrepentida, pero sus pecados no estaban pagados para el infierno ¿cierto?- Cubrió de mimos a Minho mientras hablaba.

-Así es. Nunca me dijeron qué hacer en un caso como ese…Así que yo…Fui por ella.- Gimió, cerrando los ojos con preocupación. –Ella debía ascender, no podía dejarla. No lo medité, sólo lo hice. Y estando abajo, traté de sacarla de ahí. No podía ver nada, y todo se sentía tan mal…Pensé que podríamos salír, para cuando perdí total conexión con ella. Entonces me quedé atrapado en la oscuridad.

Taemin mordió su labio inferior, envolviendo al ángel entre sus brazos. Podía comprender su miedo a la oscuridad, después de todo los ojos de un demonio están acostumbrados a ver de ese modo, pero no los de un ángel.

-¿Qué pasó con ella? ¿Lo sabes?

-No…Pero, al estar tan dividida, ¿no podría estar en ninguno de los dos lados?- Subió el rostro, mirando al demonio.

-Sí. Probablemente se volvió un fantasma.- Torció los labios. Un fantasma siempre era algo fastidioso. -¿En qué momento conociste a mi abuela?

-Estaba tan asustado, y no podía moverme porque no tenía idea hacia donde me dirigía.- Jadeó. –Así que me quedé ahí. No supe cuanto tiempo. Entonces la escuché. Sus preguntas decían palabras sinceras, pero su tono de voz mostraba la mentira. Yo no podía verla, así que estaba totalmente desprotegido a cualquier cosa que pudiera hacerme.

-Si te consideraba un niño, probablemente te mataría. Es lo que hace.- Taemin chasqueó la lengua, ocultando la horrible sensación que sintió al imaginarse un mundo en donde Minho ya no existiera.

-No me queda duda de eso.

-¿Cómo escapaste?

-Cuando casi sentía sus garras sobre mi, hubo luz.- Respiró hondo. -Pude ver y encontré la salida. Fue Siwon quien me ayudó. Él me buscó cuando no logré hacer la transición con éxito y no volví…

Taemin suspiró, agradeciendo por primera vez en su vida la existencia de un ángel que no era Minho.

-Recuérdame ser más amable con Siwon la siguiente vez que comamos en casa de tus padres.- Exhaló, acomodando su cabeza sobre la del ángel.

Minho sonrió, sintiéndose un poco más tranquilo ahora. Hablar con Taemin era su mayor consuelo, porque él estaba ahí. No necesariamente físicamente, sino que su presencia era la que le hacía sentir bien. Taemin velando por su bienestar, queriendo conocer su historia para saber cómo cuidarle.

-Ella es aterradoramente bonita.- Exhaló, mirando con cuidado las facciones de Taemin.

-Sé lo que piensas. No es así. No es un ángel caído. No pienses en mí de ese modo. Soy un demonio nacido de las extrañas de otro demonio, sólo hay sangre demoníaca en mí. También podemos ser bellos, después de todo el exceso de belleza puede provocar distintos pecados.

-¿Quién es ella?- Porque a Minho no le quedaba claro, ¿cómo podía ser tan poderosa y de un nivel jerárquico tan alto sin ser un ángel caído?

-Alguien que no dudaría en matar a un recién nacido. No cuando sus hijos mueren a diario por decisión del creador.- ¿Y cómo es que Taemin sabía eso? -Fue mi maestra en la magia negra. En realidad también me enseñó magia verde y roja, desde el punto de vista retorcido de un demonio.- Rio suavemente. -Conozco su forma de proceder, y tal vez no por completo pero si algunos puntos débiles que tiene.

-¿Cuál es su nombre?- Minho frunció el ceño. ¿Cómo era posible que ese demonio tan fuerte fuera un familiar tan próximo de Taemin? Taemin era fuerte, pero lograba pasar desapercibido si así lo deseaba. Tal vez ese era un rasgo de mayor fortaleza en Taemin.

-Tiene muchos nombres, más si consideras que los humanos le han llamado de distintas maneras creyendo que hacían descubrimientos.- Suspiró. –No valdría la pena decirlos todos.

-Taemin…

-Realmente quieres saber, ¿eh?- Rio quedamente. –Es la madre de los demonios, Min. Lilu, Lilitú, Ardat Lili. Lilith, generalmente.

Minho apretó los labios, sintiendo que no tenía aliento. La demonio entre demonios era la mismísima abuela de Taemin.

-Y ¿su nombre aquí en la tierra puente?

-Min…

-Por favor Taem.- Suplicó. Para así saber cómo defenderse, cuándo escapar…Porque el miedo que sentía le hacía sentir como un niño pequeño, aterrado.

-Te lo diré, pero quiero que veas que no tienes que temerle. Ella no puede hacerte daño, porque estás conmigo.- Respiró profundamente. –Soy su descendencia, no me lastimará, además de ser tu consuelo, soy tu protección. Y ¿sabes por qué? Porque te amo, y decidí serlo, aun si no lo quisieras. Aun si lo nuestro termina, te amaré lo suficiente como para seguir protegiéndote.- Le acarició suavemente. –Su nombre, al menos aquí en Corea, es Lee Jieun.

Oh cielos.

Minho no pudo evitar reír.

-En tu familia se toman muy enserio eso de brillar, ¿cierto?- Gimió entre risas. –Porque ese es el mismo nombre que la cantante IU.

-Deberías tener cuidado Choi, tal vez en un par de años yo también quiera brillar como un artista.

La risa de Minho esta vez fue algo destartalada, olvidando ya el terrible temor que había sentido desde que Taemin se había puesto a invocar a su abuela.

-Me encantaría verte siendo artista cariño, pero me temo que no me gustará en lo absoluto que empieces a aparecer en los sueños de cientos de personas.

-¡Yah! ¿Cómo que sientos? ¡Miles!- Exclamó el demonio. –Pero no nos preocupes por eso, no ahora.

-Tienes razón, preocupémonos por otras cosas. Cosas más fáciles de resolver.- Minho concedió.

-Oh hay tanto de eso.- Taemin se burló. –No lo sé…Como ¿por qué el estúpido de mi hermano se dejó atrapar por un cazador? Eso sí que fue estúpido de su parte.

-No tengo palabra alguna para defenderlo.

Taemin rio, cerrando los ojos mientras reacomodaba su cabeza sobre la de Minho. El ángel también había cerrado los ojos, sintiéndose tranquilo con la presencia de su pareja. La conversación estaba tan alejada a su punto inicial, que ahora sólo servia como arrullo antes de dormir.

-Creo que…la única vez que he estado así de vulnerable, actuando de manera estúpida, fue después de haberte conocido.

Un gemido que debió haber sido una risa retumbó desde el pecho de Minho.

-¿Te imaginas? Que tu hermano esté enamorado de ese cazador.  

Al principio fueron risas, hasta apagarse por completo. Ambos abrieron los ojos al mismo tiempo, mirándose fijamente.

Oh oh.

Notas finales:

e.e


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