Mi querido Ciel:
Debo decir que desde hace mucho tiempo has hecho un trabajo magnifico para proteger mi reino de los que no deben entrar, pero hay algo que me está afectando demasiado, los traficantes de opio han conseguido algo peor que su mercancía actual a la que te has enfrentado como de costumbre. Hay una nueva droga circulando por todo Londres, algo llamado LSD supuestamente es una droga alucinógena que causa demasiado daño a quien la consume. En fin, para no alargar mas esta carta te diré lo que necesito que realices esta vez. El próximo lunes habrá una fiesta de antifaces en mi castillo en conmemoración a mi difunto esposo, es obvio que estos traficantes no se van a perder la oportunidad de vender su mercancía a mas de la mitad de toda inglaterra los cuales obviamente van a estar en mi castillo. Por lo tanto te dejo una invitación para que vengas y acabes con todo esto que esta afectando mi "jardín".
Con cariño, la Reina Isabel.
—Increíble, estos estúpidos ya no saben que inventar para idiotizar a las personas, al menos mas de lo que están.—Ciel hizo una pausa para tocar su frente como si le doliera.—ya estoy harto de los traficantes de cualquier tipo de droga, por qué no pueden esfumarse todos al mismo tiempo con tan solo tronar los dedos.—miró por la ventana para luego mirar hacia el frente y mirar a su mayordomo, quien con una sonrisa lo miraba junto con un cartel en toda la cara diciendo "yo puedo hacerlo" , Ciel rió con sorna por lo bajo para luego tirarse con todo su peso en la silla y señalarlo con su dedo índice.—ya se que se puede hacer joder, pero sería demasiado extraño.—volvió a reír girándose para volver a ver su jardín, el cual estaba cubierto de nieve gracias al invierno.
Ciel ya no era el niño que todo Londres conocía, ya era todo un adolescente de 16 años, pero a pesar de ello no había logrado crecer mucho en cuanto altura, seguía teniendo un cuerpo delgado pero mas formado y ya hacía un año que había empezado a ejercitarse con ayuda de su mayordomo, el cual tres veces a la semana lo hacía sufrir y sudar durante mas de seis horas para que el chico tuviera con que defenderse si algo pasara con el. Ya que había pasado un largo tiempo y Sebastian estaba demasiado hambriento, no comía hace demasiado y sus poderes aunque aún funcionaban, un demonio débil no era de mucha ayuda en algunas ocasiones. Sebastian si quería podía comer mil almas y recuperar sus fuerzas, pero él mismo se lo negaba, se negaba a probar un alma sin antes probar y satisfacerse con la de su amo.
Lamentablemente cada vez se veía mas lejos el día que por fin Ciel pudiera tomar venganza por lo sucedido el día de la tragedia. La reina no paraba de mandar cartas para que la ayude, la empresa crecía a pasos agigantados y Ciel se hacía cada vez mas rico, pero eso conllevaba a tener mas papeleo. Ya no tenía ni un día de descanso para disfrutar de un juego de ajedrez contra su mayordomo.
La relación de Ciel y Sebastian también había cambiado, ya no era como antes que Sebastian vivía para hacerle la vida imposible al conde, con burlas acerca de todo lo que hacía y de lo que no hacía. Podría decirse que se habían hecho "buenos amigos" mas que nada por el bien de la humanidad. De vez en cuando les gustaba reírse juntos de los demás, burlarse uno del otro pero sin maldad y demás.
Ciel de pronto comenzó a quejarse por lo bajo por su espalda, luego del entrenamiento que había tenido esa semana, y tanto papeleo de la compañía no había recibido el masaje semanal que le hacía su mayordomo para relajar su cuerpo del duro esfuerzo que hacía el joven en su entrenamiento.
Sebastian se acercó hacia él sigilosamente y puso una mano en su hombro.
—¿Desea que le de su masaje?—preguntó Sebastian—puedo prepararle el baño y de paso usar las nuevas cremas y lociones que le envió el señor Lau para su masaje.
Ciel no lo dudó ni un segundo.
—apresurate, creo que si no recibo ese masaje enseguida mi columna vertebral saldrá a penas tosa o estornude.—Recalcó la palabra "estornude" mirando fijamente a su mayordomo.
—Oiga usted fue el que me dejó.
—Si, pero 17 Sebastian ¿Es en serio?, para que necesitas tantos gatos, con uno es suficiente—dijo con desdén.—sabes que, mejor ni respondas no quiero que te pongas a charlar de sus peluditas patas, sus colas tan largas y sus bigotes extremadamente tiernos. Ve a prepararme el baño, rápido.
—celos—dijo por lo bajo Sebastian mientras reía.
Ciel entrecerró los ojos con una sonrisa.
—¿Celos?—rió—¿Por qué tendría celos de unos asquerosos gatos?
—Mmmm No se, tal vez porque me paso mas tiempo acariciándolos a ellos que a usted.
—¿Acariciar?, para que rayos necesitaría que tu me acaricies.
—Bueno si usted con 16 años no se acaricia solo en su habitación alguien debería y como yo soy la figura mas presente en su vida, tal vez necesita que yo lo acaricie por lo tanto rechaza a los gatos porque ellos tienen algo que usted no, a menos que me lo pida, estaría mas que dispuesto a acariciarlo si así lo desea, incluso creo que hasta yo lo disfrutaría—terminó de hablar el demonio mientras reía.
Ciel se sonrojó violentamente ante lo dicho por su mayordomo, ¿de verdad había dicho eso?. Estaba mas que indignado, además lo había dejado sin palabras, no sabía que responder, porque era mas que seguro que en lo que había dicho el demonio había cierto juego de palabras sexuales, que respondieras lo que respondieras te dejaba en jaque.
—Sebastian—dijo Ciel por lo bajo—te ordeno que estires los brazos a los lados y bajo ninguna circunstancia los bajes a menos que te lo diga.
El mayordomo se extrañó ante el pedido del chico, pero lo hizo.
Ciel agarró los dardos con los que jugaba en sus ratos de ocio y miró con una sonrisa satisfactoria a su blanco.
Tiró el primer dardo, dándole al mayordomo en uno de sus pezones, haciendo que este gimoteara por lo bajo de dolor.
—¿Eso es todo lo que tiene? vamos se que puede hacerlo mejor joven amo.—le dijo en forma de burla.
Ciel sonrió y lo miró desafiante para luego bajar la mirada al pantalón del mayordomo a cierta parte "particular" del demonio.
Sebastian lo miró fulminante pero a la vez temeroso.
—Se-señor no creo que esto sea necesario, mejor déjeme ir a prepararle el baño y le doy su masaje, prometo que el de hoy será uno de los mejores de su vida, tan solo déjeme ir.—terminó de decir el mayordomo con una cara que pedía mas que compasión.
Ciel rió para luego arrojar velozmente dos dardos, que fueron completamente clavados uno en cada testículo del mayordomo.
—Aghhh por Satanás—gritó Sebastian adolorido.
Ciel comenzó a reír como loco ante el dolor de su mayordomo, en cuanto termino de reírse fue hacia él y lo miró mientras con su mano le levantaba el mentón.
—No juegues conmigo Sebastian, si con eso no te las desinflé estoy seguro entonces que te castré, ya puedes moverte, ve a prepararme el baño, me urge el masaje—le dijo mientras iba hacia su escritorio.
Sebastian sonrió por lo bajo mientras se sacaba los dardos, fue rápidamente hacia Ciel y lo acorraló contra el escritorio, poniendo su boca en la oreja del niño.
—Como siempre. Si hay algo que no pude lograr con el tiempo es sacarle esa manía que tiene por los juegos, pero bueno, viendo que tiene tantas ganas de jugar le propongo yo un juego, es muy fácil se llama "verdad o reto".
Ciel se sintió extraño ante el aliento caliente y mentolado del demonio, pero no dejó que eso lo afectara.
—De acuerdo acepto, ¿cómo es el juego?.
—Como ya le dije, es muy fácil, yo le preguntare "verdad o reto" y usted decide si quiere decir una verdad o si desea un reto, una vez que elige uno no puede cambiar por el otro. Si elige verdad, yo le haré una pregunta personal y debe contestarme con la mas pura verdad y si elige reto, yo debo ponerle uno y usted tiene que cumplirlo sin chistar.
—De acuerdo.—aceptó Ciel.
Sebastian sonrió, ya sabía lo que eligiría el niño, oh, esa noche se iba a divertir bastante.
—Ok joven amo. ¿Verdad o Reto?.
—Reto.
—Lo reto que luego del masaje pase esta noche en mi habitación, en pocas palabras que duerma conmigo.
Ciel lo miró mas que sonrojado y se maldijo porque ya no podía cambiar para elegir verdad.
—Eres un desubicado como te atreves a pedirme eso, no me acostaré contigo demonio pervertido.
—Jajajajaja—comenzó a reír el mayordomo sin parar, para luego calmarse y mirarlo con diversión.—dije "dormir" conmigo no tener sexo joven amo, al parecer sus hormonas comienzan a hacer efecto en usted.
Ciel respiró profundamente, era verdad, su mente le había jugado una mala pasada.
—Está bien Sebastian, tu ganas esta vez, una vez que termines de darme el masaje iremos a tu habitación y dormiré allí contigo. Apurate y prepárame el baño me duele demasiado todo el cuerpo estoy en demasía contracturado.
—Yes My Lord.
El mayordomo salió de la habitación a realizar su tarea mientras Ciel se sentaba en la silla y respiraba tranquilo. Esa si que sería una noche larga.
...
Ciel se encontraba con una bata cubriéndole todo el cuerpo, el cual detrás de esta se encontraba desnudo. El mayordomo se encontraba al lado de la puerta con una mano en la perilla, la abrió y dejó pasar al muchacho. Hasta que este no entró en la bañera llena de espuma él no entró, ya que Ciel no dejaba que lo viera del torso para abajo luego de haber pasado por toda la pubertad. Sería muy inapropiado que con la edad que tiene Ciel, su mayordomo lo viera desnudo. Por eso solo lo deja pasar en ocasiones al baño, cuando requiere de un masaje, porque sino solo le pide que le preparé el agua y Ciel se encarga de bañarse él mismo.
Una vez en la tina el muchacho estiró sus brazos a lo largo de esta y lanzó un suspiro complacido ante el agua caliente que arrasaba con su cuerpo cansado. Entonces el mayordomo pasó y poniéndose una crema entre las manos comenzando a masajear primero sus hombros para luego ir pasando a sus brazos. El muchacho comenzó a gemir de placer sin darse cuenta ante el masaje espectacular que le proporcionaba su mayordomo. Pero algo raro comenzaba a suceder, no a Ciel sino a Sebastian.
Sus sentidos comenzaron a nublarse como si fuera a desmayarse, el aroma del aceite de vainilla que había en el aire lo hacía sentir en éxtasis, eso sumado a los gemidos de Ciel que cada vez se hacían mas fuertes, hacía que se sintiera en la gloria. De pronto miró sus pantalones y ahí se encontraba, una erección muy notoria que si Ciel no dejaba de gemir esta no se iría.
Sus ojos destellaron en un color fucsia furioso. Entonces se dio cuenta de que debía parar.
—Joven amo, creo que por hoy ya es suficiente, pronto serán las doce y mañana debe levantarse temprano.
El joven refunfuñó y le pidió a Sebastian que se fuera a su habitación y le dijo que en cuanto se vistiera iria a su cuarto como lo habían tratado.
Sebastian solo asintió y salió casi corriendo de la habitación mientras con suerte su erección se hacía cada vez mas pequeña.
Ciel salió de la tina y se secó con una toalla para luego colocarse un pantalón de seda con el pecho descubierto, a pesar de que era invierno toda la mansión estaba calefaccionada por la cantidad de estufas de leña que esta tenía, por lo tanto no se sentía frío en ningún lugar de la mansión. De pronto su estómago rugió y decidió ir a la cocina por algo de comer. Había comenzado a hacer dieta ademas de su entrenamiento, todavía recordaba la parte difícil de la pubertad en la que había engordado unos cuantos kilos por tantos postres que comía sin parar. Y también recordaba al idiota de su mayordomo que no paraba de burlarse de el por lo regordeto que se había hecho.
Una vez en la cocina vio una gloriosa manzana a la que parecía que la habían lustrado de lo brillosa que se veía con un completo color rojo sangre, con ganas agarró la manzana y se fue hacia la habitación de los sirvientes. Ya sabía cual era la habitación de Sebastian así que sin tocar la puerta entró y lo vio de espaldas al ropero donde al parecer se encontraba acomodando cosas.
—¿Que haces?—preguntó con curiosidad.
El demonio sin voltearse a verlo le contestó.
—Ordeno la ropa que usaré mañana y un traje extra ya que me tocara bañar a Pluto por lo tanto mi traje quedara completamente hecho trizas, literal.—rió por lo bajo el demonio.
Ciel rió.
—Agh ese perro, si no fuera porque los sirvientes le han tomado mucho afecto, en especial Finny, y debo confesar que yo también le tomé un poco de afectó especialmente el día que vi desmembrar a uno de tus gatos lo sacaría a la calle y que le prenda fuego a quien quiera.—terminó de decir mientras reía.
—Oh vamos joven amo, los gatos no son tan malos, tiene que admitir que sino fuera por la alergia que usted les tiene, hasta le agradaría tener un gato de mascota.—finalizó el demonio haciendo señas con los brazos aún de espaldas.
—Tal vez tengas razón de alguna forma, no te sientas importante no te doy la razón por completo, solo creo que sino fuera por mi alergia tal vez estaría dispuesto al menos a tener un gato, uno solo para "acariciar".—dijo riendo.
Ciel luego de terminar de hablar por fin se decidió a darle un mordisco a la deliciosa manzana que tenía en la mano, en cuanto la mordió hizo un suspiro complaciente ante el sabor delicioso y fresco que la manzana tenía.
Sebastian se sintió extrañado ante ese ruido que escuchó por lo tanto decidió darse la vuelta y ver que es lo que sucedía. Y entonces ahí estaba, en todo su esplendor. Ciel con un pantalón simple de seda, sin nada que tapara su torso ahora fornido gracias al duro entrenamiento. Con los abdominales y los biceps marcados, era como ver al David de Miguel Ángel, y mas por esa piel tan blanca que le recordaba a la porcelana no solo por lo pálida sino por lo suave que era.
Se quedó viéndolo por mas de diez minutos que es cuando por fin pudo reaccionar gracias a que Ciel se encontraba chasqueando los dedos frente a él.
—Sebastian que te sucede ¿te encuentras bien?.
—Si discúlpeme me encontraba pensando en que haría de desayuno mañana.—finalizó.
Ciel lo miró con compasión.
—Sabes Sebastian, creo que te has esforzado mucho todos estos años para cumplir con mis caprichos y ayudarme en cada caso que nos encomienda la reina, y el hecho de tomar venganza por lo que pasó a toda mi familia que todavía no hemos podido concluir por todo el trabajo que tengo y las dificultades que se interponen todo el tiempo en el camino, no creo que yo sea el único que ya se dio cuenta que va a tomar unos años mas tomar venganza, ¿Oh me equivoco? se que tú también sabes que esto llevara tiempo, así que en cuanto la compañía se tome vacaciones yo te daré vacaciones a tí, las necesitas, no se que es lo que hacen los demonios en su tiempo libre, pero en cuanto lo tengas has lo que quieras es mas no tienes que estar en la mansión mientras estés de vacaciones, puedes irte a cualquier lado que tu quieras, después de todo tengo a los sirvientes que son muy buenos en su trabajo de exterminar a las ratas y aunque yo todavía no soy tan grande se utilizar muy bien las armas y con el ahora entrenamiento que tengo, tengo mas fuerza que antes. No soy el mismo niño debilucho que hace años, podría encargarme de muchas cosas yo solo.—Le dijo mientras ponía una mano en su hombro.
Sebastian lo miró impresionado, si bien ahora su relación era distinta a la de hace años atrás, Ciel estaba demostrando ser una persona mas...bondadosa. Y era increíble porque aún así su alma seguía teniendo el mismo aroma delicioso que algún día esperaba probar, comenzaba a sentirse extraño por el trato que le daba el muchacho, y extrañamente eso le hacía desear estar mas a su lado.
—Joven amo, le agradezco mucho su gentileza, pero no hay algo mas importante para mi en este mundo que usted, que protegerlo, me niego a tomarme vacaciones, lo único que deseo es estar a su lado y seguir cumpliendo con mi trabajo, protegerlo, usted es mi mas grande prioridad en este mundo y no pienso alejarme ni por un minuto de usted.
Ciel se impresionó ante lo dicho por el demonio, veía tanta sinceridad en sus ojos, y algo raro comenzaba a expandirse por su cuerpo, un extraño calor que hacía latir mas rápido su corazón. Bajó la mirada sin quererlo.
—¿Y si te lo ordeno?, no puedes negarte a una orden mía—le dijo con tono bajo y medianamente tímido.
El demonio levantó el mentón del muchacho y lo miró a los ojos.
—Ni aunque me lo ordene me tomaría vacaciones, no pienso separarme de usted ni un minuto, aunque usted todavía sea medio caprichoso, insoportable y ahora por su entrenamiento en vez de darme una bofetada me de un gran golpe en el mentón que hace que me sangre el labio aun así estaré junto a usted por mas que me ordene alejarme aún así sea por vacaciones.
Ciel rió mientras le tomaba la mano la cual estaba descubierta del guante, ya que el demonio se encontraba con un pijama de un color azul claro con una tela que era parecida a la seda.
—No me halages tanto Sebastian.—Rió Ciel mientras lo miraba a los ojos y apretaba su mano levemente.
Ambos se miraban, con un oscuro deseo en los ojos, no sabían que es lo que les pasaba, pero lo que si sabían es que querían sentir mas el cuerpo del otro. Pero, eso era algo que no se podía permitir ninguno de los dos, Sebastian era un demonio que ademas de ser su sirviente era quien algún día tomaría su alma y Sebastian no podía permitirse enamorarse de un humano pero estaba sucediendo algo en él, estaban cambiando sus sentimientos hacia Ciel, comenzaban a invadirlo y no le molestaba en lo mas mínimo porque entre demonios no importa el genero del cual sea tu pareja pero sabía que el niño nunca accedería a una relación ya sea amorosa o lujuriosa con él porque la homosexualidad estaba muy mal vista en Londres. Si alguien se enterara en el hipotético caso de que ellos tuvieran una relación , el título de conde se le sería revocado a Ciel y su compañía quedaría en la quiebra. Sería mal visto por todos, y luego de todo el esfuerzo que habían hecho para estar en la gloria como uno de los mejores en toda Inglaterra no sería justo.
Sebastian quería seguir tomando la mano del niño, pero Ciel la retiró lo más rápido que pudo.
—Bueno Sebastian, creo que es hora de irnos a dormir, ya estoy muy cansado, y...¿como haremos para dormir?—Preguntó confundido, ya que la cama de Sebastian era de una sola plaza ni siquiera de plaza y media y se veía bastante incómoda.—mejor durmamos en mi habitación.—finalizó Ciel mientras abría la puerta del cuarto de Sebastian.
—Pero señor, sería una terrible insolencia que yo durmiera con usted en su habitación.
—¿No es insolencia suficiente el hecho de que duerma contigo?—Le dijo el muchacho mientras levantaba una ceja.
El demonio rió y lo acompañó mientras salían del cuarto.
—Que mas da.
Llegaron a la habitación de Ciel y Sebastian se ocupó de avivar el fuego de la estufa de leña del chico, la habitación estaba perdiendo calor, y parecía que esa noche sería una con mucho frío. En cuanto terminó su trabajo se dio la vuelta y vio a Ciel acomodándose en la cama listo para dormir. Se quedó mirándolo como quien mira una bella obra de arte.
—Y Sebastian ¿que esperas para venir a la cama?.—Preguntó Ciel mientras tocaba el lugar que tenía a su lado.
Sebastian hizo una pequeña reverencia con la cabeza como la harían los japoneses y se acercó para acostarse, una vez se subió en la cama se acostó y cerró los ojos. Sin embargo sintió que habían un par de ojos que lo miraban fijamente, trató de ignorarlo pero abrió sus ojos para saber que es lo que ocurría.
Se encontró con un Ciel mirándolo de forma extraña y con la boca semiabierta.
—¿Sucede algo joven amo?—preguntó extrañado el demonio.
—¿Así es como duermes tú?
Y es que el demonio se había acostado en la cama en modo tabla.
—¿Hay algún problema con como duermo joven amo?
—Es broma verdad, no puedes dormir así, las personas normales no duermen de esa forma, duermen con los brazos estirados o las piernas estiradas en toda la cama, algunos boca abajo otros boca arriba otros de costado pero tu es como si te acostaras y te petrificaras.
—Por si no lo recuerda mi señor, yo no soy una "persona normal" soy un demonio, y como no somos seres que suelen dormir no tenemos posición para hacerlo, por lo tanto duerma o no duerma siempre me acuesto de esta forma. En el infierno te entrenan para luchar contra los de arriba pero no te entrenan para dormir en una posición normal.
—Bueno si esta noche tienes el gran beneficio de dormir en una cama muy cómoda y encima junto a tu amo vas a dormir en una posición normal como si fueras un humano. Pero antes creo que debo hacer algo para que tu espalda que al parecer esta todo el tiempo recta y eso también trae problemas de contractura aunque no lo sepas, te haré un masaje para que esta se relaje y así sea mas fácil encontrar una posición que sea cómoda para dormir para ti. Ahora por favor, siéntate.
Su amo pidiéndole "por favor" y encima a punto de darle un masaje para descontracturarlo y aparte lograr que duerma en una posición cómoda hacía que él se pusiera incómodo es decir, que demonios pasaba, su amo no era así con él nunca incluso cuando su relación cambió ni siquiera pasaban estas cosas.
Sintió de pronto que su amo lo levantaba levemente de la cama y lo ponía sentado para luego pasar sus piernas a su alrededor, se sorprendió ante esto, ¿acaso su amo había logrado tener tanta fuerza como él por el entrenamiento que le daba?, se sintió aún mas incómodo cuando el muchacho le saco la parte de arriba de la pijama. Cuando menos se lo esperaba tenía dos manos en sus hombros masajeándolo con una crema con aroma exquisito.
—Mmmm, joven amo donde aprendió a hacer masajes así no creo que yo le haya enseñado nunca.—le dijo el demonio mientras rugía levemente ante los masajes que le proporcionaba su conde.
—Hacer un masaje no es gran cosa, solo sigo los pasos que tu haces cuando masajeas mi cuerpo, nada mas que eso.
El demonio se sentía en el nirvana del placer, esas manos suaves y medianamente grandes masajeaban su cuerpo con mucha astucia y fuerza, hace mucho que no sentía algo tan rico suceder en su cuerpo. Ese chico estaba haciendo maravillas en su cuerpo. Pero lo malo es que una parte de su cuerpo comenzaba a reaccionar ante esas manos escurridizas y no quería verse en aprietos así que decidió distraerse con los pies desnudos de su amo, comenzó a tantearlos después de todo los tenía alrededor de el, los acariciaba con uno de sus dedos y sentía lo suave que eran. De pronto escuchó una pequeña risa y se giró extrañado y ahi lo vió, inflando los cachetes y rojo a mas no poder.
—¿Joven amo?.—dijo extrañado pero un poco divertido al tenerlo ahí a punto de explotar en lo que parecían carcajadas.
—Joder puedes dejar de acariciar mis pies.—dijo un poco mas tranquilo.
—Acaso tiene cosquillas en los pies.—le preguntó en forma divertida.
Ciel lo miró fulminante mientras volteaba sus ojos.
—Lamentablemente si, soy muy cosquilludo en los pies, ahora si dejas que termine con mi masaje tranquilo y deja de acariciar mis pies.—terminó de refutar Ciel mientras apretaba los hombros de Sebastian con fuerza.
—Interesante.—se dijo a si mismo Sebastian.—Que pasaría si...
Y ahí se desató todo, Sebastian tomó uno de los pies del muchacho con su brazo y con la mano de su otro brazo comenzó a hacerle cosquillas sin parar, escuchando como Ciel reía sin parar y se echaba hacia atrás con todo el cuerpo, pidiéndole por favor que pare. Sebastian comenzó a reírse pero no de manera burlona, le divertía toda la situación, es decir, nunca imaginó que escucharía reír a Ciel de esa forma y aparte esa noche ya parecía una escena de locos, ya no se podía esperar mas.
—Sebastian, jajaja, te lo advierto, jajaja, o dejas de hacerme cosquillas o te golpeo muy fuerte joder.
Mas Sebastian hizo caso omiso.
Ciel sin quererlo le dio una patada en la cara que hizo que la cabeza del mayordomo por poco diera toda la vuelta.
—Ay no Sebastian, estás bien, perdoname.—le dijo el chico medio asustado y avergonzado.
De pronto Sebastian rugió con fuerza como si fuese un leon y se tiró sobre Ciel y comenzó a hacerle cosquilllas en todo el cuerpo mientras sonreía.
Ciel no paraba de reir, y con fuerza se las ingenio para quedarse sentado arriba del demonio con sus manos en los hombros de este, o sea el demonio sentado con Ciel en sus piernas, ambos sonriéndose mientras se miraban como si estuvieran en un hechizo petrificado de amor.
Ciel acarició la mejilla de Sebastian y este tomo esa mano acariciándola y hundiéndola aún mas en su mejilla. Pero no aguantó mas y acercó su boca rápidamente a la de Ciel, dándole un beso corto y luego se alejó de él lentamente viendo la cara de impresión del muchacho, lo había arruinado, no lo tendría que haber hecho. Si la había jodido en grande, ahora Ciel volvería a tener la misma relación de hace años con él, era un idiota por creer que ese chico llegaría a sentir algún ápice de algo por él. Pero se dio cuenta que no estaba tan equivocado ya que el chico se aventó hacia él y lo besó con fuerza y a la vez delicadeza, el demonio cerro sus ojos impresionados poco a poco y se dejó llevar por el beso, se besaban como si lo hubieran hecho antes mas de una vez, de pronto el beso que era tierno y sencillo comenzó a subir de volumen. Se separaron para mirarse a los ojos y volvieron a unir sus labios de una forma desquiciada. Sebastian tiró al chico contra la cama y se acomodó encima de él comenzando a besar su cuello, morderlo fuertemente dejando marcas violetas y marrones que no se irían en días. Sus respiraciones estaban agitadas a mas no poder, se deseaban con una fuerza inimaginable. El sudor comenzaba a surgir de sus cuerpos Pero cuando Sebastian se proponía besar a Ciel de nuevo este le ordenó parar.
Ambos se separaron mirándose a los ojos.
—Creo que será mejor que durmamos.—Sin decir mas se acostó en posición fetal y cerró los ojos como si lo que pasó hace minutos no hubiera sido nada.
El demonio sintió un extraño dolor por esto, sin embargo cerró sus ojos ni siquiera fijándose en la forma en la que se acomodó para dormir. Ciel por su parte se sentía confundido, estaba mas que claro para él que sentía algo por Sebastian, pero era algo imposible, nunca podrían concretar una relación y menos hacerla pública, ademas el demonio tomaría algún día su alma y se iría a conseguir a alguien mas para volver a alimentarse. Pero después de lo que hizo el demonio también se dio cuenta que tal vez este sentía lo mismo por el, porque ciel estaba mas que seguro que estaba completamente enamorado de él, ya sea por lujuria o amor el demonio lo había besado con desenfreno y le había regalado mas que una sonrisa que no parecían socarronas o con intención de tomar su cuerpo sino sonrisas puras como si de verdad sintiera algo bueno por el.
Ciel se encontraba dando miles de vueltas en la cama. Estuvo así una hora y media hasta que decidió darse la vuelta y ver al demonio que estaba durmiendo junto a él, sonrió con ternura al verlo ahí en la misma posición que se había acostado el, en posición fetal con la boca entre abierta lanzando pequeños suspiros y aunque sabía que le había causado un poco de daño al demonio al haberle hecho que parara todo lo que estaban haciendo pudo ver como el demonio sonreía de vez en cuando dormido y mas sonreía cuando Ciel comenzó a acariciar su cabello azabache tan suave y brilloso. Era distinto, todo era distinto, no había sentido lo mismo que lo que había sentido con Lizzy a los catorce cuando se atrevieron a darse su primer beso, con Lizzy no sintió mas que un poco de verguenza y ternura, pero con Sebastian fue un remolino de sensaciones que pasaban rápidamente por su cerebro y por su cuerpo, iba desde el amor a la ternura a la lujuria y al querer incluso una relación sexual si era posible. Esa noche fue todo muy distinto, entonces ahí se dio cuenta, que hiciera lo que hiciera para alejar a Sebastian de el, lo seguiría viendo igual, con ojos de amor. Profundamente enamorado de su demonio, si ya se había resignado sin pensárselo ni siquiera un minuto, dejaría que Sebastian hiciera lo que quisiera con el, ¿quería tomar su cuerpo? que lo haga ¿quería besarlo? que lo hiciera cuando le entrara en ganas ¿quería amarlo? que lo hiciera con gusto que Ciel iba a corresponderle.
Sin darse cuenta Ciel se había pasado toda la noche acariciándole el cabello al demonio y sino fuera por los rayos de luz que comenzaron a entrar por la ventana de la habitación hubiera seguido acariciándolo hasta que se le entumecieran las manos, fue ahí cuando recién pudo dormirse.
Se durmió abrazando al demonio.
Horas mas tarde, cuando ya era casi mediodía Sebastian comenzó a abrir los ojos y extrañamente bostezo cosa que nunca en su vida inmortal había hecho. Cuando por fin abrió los ojos, los abrió muy grandes al ver a Ciel con los ojos cerrados y a centímetros de su rostro. Miro enseguida la ventana y pudo analizar que por lo alto que estaba el sol ya era mediodía y el seguía ahi con el pijama en la cama de su amo y este dormido y al parecer tan dormido que no abriría los ojos al menos hasta las cinco de la tarde. De pronto se acordó de lo que paso en la noche y se levantó de la cama sentándose rápidamente y con un violento sonrojo en sus mejillas, aun mas extraño. No era de demonios sonrojarse así, al famoso estilo colegiala enamorada. Ciel ante el movimiento brusco que sintió en la cama se despertó y vio al demonio sonrojado, sentado, y sonrió,
—Ya te despertaste eh, demonio vergonzoso.—rió.
Sebastian se confundió, acaso su amo lo estaba tratando bien, realmente estaba confundido, a la noche antes de concretar le pidió que parara y con lo que parecía enojo se acostó dándole la espalda y ahora le hablaba de forma tierna y bondadosa. Que rayos pasaba, acaso se había ido a otra dimensión.
—Joven amo, por favor discúlpeme por lo de anoche, en serio no volverá a pasar , solo espero que esto que hice no afecte la relación de amigos que teníamos perdóneme en serio, si quiere castigarme hágalo de la peor forma posible está en todo su derecho, fui muy atrevido.
El demonio se paró de la cama haciendo una reverencia que casi alcanzaba el suelo como si hubiera tratado de matarlo en vez de lo que hizo realmente. Ciel se sentó en la cama para luego salir de esta y tomarle la cara a Sebastian, lo miró a los ojos y mirándolo lo besó para luego susurrar un te amo en su oreja.
Sebastian sonrió para luego desvanecerse en el suelo.
Ciel aterrorizado se puso de rodillas a su lado y toco su frente, ardía en fiebre y temblaba como si estuviera cubierto de nieve. Utilizando su fuerza lo subió a la cama y lo acostó ahí para ir corriendo a la cocina donde se encontró a Bard y Meirin cocinando. Estos al verlo ahí lo miraron y con una sonrisa le dieron los buenos dias, pero borraron su sonrisa al ver la cara de terror del chico.
—¿Sucede algo joven amo?.—Preguntó Bard.
Si Ciel les decía que tenía a su demonio en su cama con su pijama y encima ardiendo en fiebre iban a sospechar mucho, así que prefirió cambiar su cara y les contestó que todo se encontraba bien, rápidamente pensó en como deshacerse de sus sirvientes. Y entonces le vino una idea a la cabeza. Les dio el día libre para que se fueran a visitar las nuevas calles que habían construido en Londres incluso les dio bastante dinero para que compraran algo en las nuevas tiendas.
Todos le agradecieron con una gran sonrisa y se fueron de la mansión gritando y saltando, hablando acerca de todo lo que se pensaban comprar.
En cuanto los sirvientes se fueron, Ciel agarró una vasija, la lleno con agua fría y agarró un paño para ir rápidamente hacia su habitación. A penas llego mojó el paño y lo puso en la frente de su sirviente.
Se quedo con el hasta que atardeció, el reloj de la mansión tocó la campana de las seis y en ese mismo instante Sebastian comenzó a abrir los ojos y pudo ver a Ciel con su cabeza en su regazo y tomándole la mano.
—¿Señor?.—Preguntó extrañado mientras se sentaba de apoco en la cama y se sacaba el paño de la cabeza, no sabia que es lo que había sucedido, solo recordaba que Ciel le había dicho te amo y luego todo era oscuridad.
Ciel despertó al sentir movimiento y en cuanto vio al demonio el cual lo miraba con preocupación se tiró contra él fuertemente y lo abrazó, haciendo que el demonio sonriera y le diera un pequeño beso en la cabeza.
—Eres un idiota, no vuelvas a asustarme de esa forma.—Terminó de decir mientras ocultaba su cabeza en el cuello del demonio.
Sebastian sonrió y acercó su boca al oído del chico.
—Yo también lo amo.
Ciel lo miró con los ojos abiertos a mas no poder para luego sonreír con la sonrisa mas grande que pudo llegar a hacer en toda su vida y besó lentamente a su demonio mientras agarraba su mano y entrecruzaba sus dedos con los de él.
—¿Ahora puedes decirme que te sucedió?—.preguntó preocupado.—eres un demonio, no creo que los demonios puedan enfermarse.
—No estoy enfermo, me estoy haciendo humano.
—¿Humano?.
—Si, una vez que un demonio se enamora de un humano empieza a transformarse también en humano, hubiera sido distinto si usted también fuera un demonio, si hubiera sido así no me pasaría nada.
—Lo lamento.—Dijo Ciel mientras agachaba su mirada y su cabello cubría su rostro.
Sebastian lo miró confundido.
—Joven amo, no me interesa ya ser de un demonio, ya fui un demonio por mas de cinco mil años, estoy cansado de lo mismo, estoy cansado de comer almas, estoy cansado de tener que enfrentarme contra shinigamis mayoritariamente estúpidos solo por ser un maldito demonio, no voy a mentirle tiene sus lujos ser uno, pero yo ya los probé y los usé mucho tiempo. Quisiera saber lo que es ser un humano, incluso poder sentirle el sabor al chocolate, quiero sentir frío, sentir calor quiero ser un humano tal como usted.—Le dijo con una sonrisa mientras con su mano en la mejilla lo miraba a los ojos.
—¿Y la venganza? no podremos vengar a mis padres si tu no tienes poderes, si eres un humano tal como cualquier otro, las cosas no serán iguales, la vida cambiara por completo, tal vez tendremos las mismas habilidades contra las personas a las que nos enfrentemos y con tus poderes siempre salíamos y salimos vivos de las balas los cuchillos y demás pero siendo los dos humanos y teniendo que enfrentar a otros humanos tal vez en un enfrentamiento alguno de los dos no salga vivo.
—Bueno ya es tarde, si usted no me hubiera enamorado con locura esto no pasaria asi que es todo su culpa.
—¿Que?, ¡¡¡¿mi culpa?!!! demonio tarado yo no hice nada para que te enamores de mi.
—Oh si lo hizo, tan solo mírese me atrevo a decir que es mas hermoso que un gato, si, fue su culpa.—dijo el demonio con gracia.
Ciel lo miró fulminante pero no pudo evitarlo y rió tontamente.
—Bueno si crees que soy mejor que un gato entonces tal vez tenga algo de culpa, nadie puede resistirse a esta belleza o sea mírame soy mejor que un bombón alemán.
—Tampoco se crea tanto.
Ciel infló los cachetes, acto bastante infantil, que solía hacer de chico antes de la tragedia y lo miró avergonzado a sebastian para después darle un golpe en el pecho.
Sebastian rió y lo miró con ternura.
—Bueno su demonio ahora casi humano necesita que lo cuiden, mas bien que lo mimen, así que venga que su humano quiere un poco de su bombón alemán.
Ciel rió apenado para subirse arriba de Sebastian y comenzar a besarlo, esta vez Ciel comenzó a besar poco a poco el cuello de su sirviente, sonrió al ver los pantalones de Sebastian y ver que tenía una erección muy dura, comenzó a sobar el pene del demonio con su mano por sobre el pantalón, Sebastian tiró la cabeza para atrás rugiendo fuerte ante los toqueteos del chico. Pero cuando quisieron seguir por mas entraron de pronto los sirvientes a la habitación de Ciel y vieron una escena increiblemente terrible. Vieron a su amo acostado temblando y con un paño en la cabeza y a Sebastian con su traje de mayordomo arropándolo.
—Señor que le sucede ¿Se encuentra bien?.-—Preguntó Meirin preocupada.
—Lamento decirles que el amo se encuentra enfermo, por lo tanto esta noche me quedare aquí velando su sueño por si le sube la fiebre o empeora mas su estado. Es totalmente normal seguramente por el hecho de que hoy salió sin abrigo al jardín y como estamos en invierno era obvio que iba a coger un resfriado y le iba a subir la temperatura. Ahora por favor retírense que yo necesito que el amo se encuentre totalmente en calma. Así que con su permiso.—Dijo Sebastian mientras sacaba a los tres sirvientes rápidamente de la habitación para luego voltear y ver a Ciel sentado en la cama y con una mueca divertida en el rostro.
—¿Qué?, todavía no soy completamente humano así que puedo despilfarrar lo que me queda de demonio a diestra y siniestra .
Ciel lo miró con gracia para luego preguntar algo fuera de lugar, algo que no tenía nada que ver con lo que estaban hablando.
—¿Es lo mismo tener sexo con un demonio que con un humano?
—Oh jajaja, así que mi amo quiere saber que tal se siente "eso". Si la verdad es muy distinto. Entre humanos el sexo es mas suave incluso para los que practican el sadismo aun así es suave, en cambio con un demonio es mucho mas fuerte ya que cuando nos vemos velados por el placer no nos importa en ese momento si incluso estamos lastimando a la hora de penetrar y morder, es como si nos cegáramos pero obviamente la llegada al orgasmo es mucho mas efectiva y placentera.
Ciel se levantó de la cama y miró lujuriosamente a Sebastian, se acercó a el y susurro en su oído...
—Hazlo.
—¿disculpe?
—Quiero que me cogas duro Sebastian, así como demonio, que esperas o te quedaras ahí parado como tonto.—finalizó para después morder el labio inferior del demonio y luego pasarle la lengua por encima de los labios.
Sebastian lo miró con un brillo especial en los ojos y lo tiró fuertemente contra la pared, para luego morder su cuello como un vampiro sediento haciendo que Ciel gima alto de dolor y satisfacción. Ciel le sacó de un tirón la camisa a Sebastian junto con el encimado de mayordomo, agarró su cuello y lo lamió despacio mientras arañaba su espalda con fuerza dejando lineas de sangre en esta. El demonio rugió y levantó al chico haciendo que este pasara sus piernas sobre su cintura para luego levantarle los brazos y decirle...
—Lo voy a a hacer sangrar mucho, espero este dispuesto a soportar el dolor.
De pronto ambos escucharon una voz del otro lado de la puerta, se miraron fijamente y esperaron a que alguien hablara.
Era Meirin
—Disculpe sebastian, quiero avisarle que mañana es el baile en el castillo de la reina, y el amo necesitara un traje y un antifaz nuevo y creo que usted también si lo piensa acompañar. Pero si el amo sigue inestable le diré a tanaka-san que le escriba una carta a la reina diciendo que el amo no podrá asistir esta vez al baile.
—El traje .—dijo Ciel mirando a Sebastian.—y el maldito baile con esos putos traficantes. Joder me olvide todo por completo con todo lo que ha sucedido, ya serán casi las ocho y todos los negocios de Londres cierran a las nueve, ir hasta Londres será media hora de viaje y mañana temprano no habrá tiempo de comprarlo porque tengo muchos papeles acumulados de la compañía.
Sebastian maldijo por lo bajo.
—Y yo que queria hacerlo mio, bueno creo que será en otro momento.—dijo bajando la vista el demonio como si fuera un niño pequeño al que le sacaron su dulce.—No Meirin, el amo ya mejoró y esta despierto escuchándote, lo ayudaré a vestirse por única vez para que no se vaya a caer al suelo si se marea. Dile a tanaka que prepare el carruaje que saldremos enseguida para el centro.
—De acuerdo Sebastian.
—Se que siempre te dije que no, pero por esta vez usa tus poderes Sebastian, vísteme, sácame todas estas marcas en el cuello y conduce el carruaje lo mas rápido posible para llegar a Londres al menos en menos de un minuto y medio.
Sebastian sonrió para si mismo y haciendo una reverencia ya se encontraban en el carruaje. Ciel no tenía ninguna marca en su cuello y estaba vestido elegantemente con ropa de invierno, el mayodomo estaba sentado afuera del carruaje con la riendas en sus manos.
—Amo, le pediré por favor que se sostenga fuerte.
—De acuerdo pero, ahhhhhh maldición.
Sebastian rió, iban a todo galope sin parar por el bosque. En menos de un minuto ya se encontraban por las calles casi desoladas de Londres a causa del horario, sin embargo bajaron la vlocidad a la que iban. Ciel bajó sin ayuda del mayordomo y le dijo que se quedara cuidando el carruaje que el iría solo a ver alguna tienda para el baile.
El mayordomo resopló por lo bajo y tan solo esperó.
...