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EN OTRA VIDA por Amaya Kurau

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III
 
CIELO ESTRELLADO
 
 
  

 
 
-   Y en otras noticias, las fuertes tormentas que han azotado las costas de...
 
Kaname apagó el televisor y miró hacia la cocina, sólo alcanzaba a escuchar murmullos incompresibles provenientes de allí. Sin duda los chicos estaban preparando la cena como solían hacerlo comúnmente. 
 
Se puso de pie y se dirigió hacia la terraza; la noche había caído y el cielo estaba plagado de estrellas, pero no lograba verlas bien debido a las luces provenientes del interior de la casa, así que bajó las escaleras hacia el jardín y comenzó a andar por él. De inmediato los aromas y la sensación de la fría brisa golpeando contra sus mejillas inundó sus sentidos; comenzó a caminar sin rumbo fijo.
 
A pesar de que no lo demostraba, muchas cosas le daban vueltas en la cabeza; y a pesar de las semanas transcurridas, la información seguía llegando a él. Pero no era lo que Ai le había contado últimamente, sino esa sensación de no saber que sentir o pensar respecto a aquella mujer que se había sacrificado por él, lo que ocupaba la mayor parte de sus pensamientos, desconcertándolo.
 
La había amado sin duda, lo supo desde que vio a Ai y Ren dormir junto a él; o al menos eso era lo que sentía. Supo que la mitad de cada uno de ellos pertenecía a alguien que había amado y aunque una parte de él quería recordarla por completo, otra sentía que esa misma mujer le decía que no había necesidad de recordar el tiempo que pasó con ella; pero a pesar de eso, ya no era una imagen difusa, la recordaba, de pelo largo castaño, ojos chocolate y mirada cálida, parada en medio de un campo devastado cubierto de cenizas. Era un solo recuerdo, un recuerdo antiguo, demasiado antiguo, o al menos esa era la sensación que le provocaba, pero era tan claro como el agua. 
 
Ai era muy parecida a ella, en cambio Ren; la mirada de Ren se parecía a la de ella en ocasiones; sin embargo, su físico, sus ademanes, su manera de actuar. Ahora comprendía lo que Ai le había dicho sobre que era muy parecido a su otro padre, pero entonces, ¿por qué se sentía tan atraído por él?
 
Levantó el rostro, había llegado a lo alto de un barranco, delante de él se extendía un enorme cráter en cuyo centro había un lago y a lo lejos, se podían ver las luces de lo que parecía ser un pueblo.
 
-   Disculpe, caballero.
 
Aquella repentina voz le hizo sobresaltarse ligeramente y miró por encima del hombro. Se encontró con una anciana que lo observaba algo preocupada. Traía una cesta consigo, y parecía algo frágil con aquel bastón en la mano, sin embargo, algo en su interior le hizo ponerse alerta a pesar de mostrarse tranquilo.
 
-   Este no es un sitio al cual los humanos puedan entrar libremente a mitad de la noche – le dijo ella. 
 
¿Así que se trataba de eso?, ella era un vampiro, por eso ese sentimiento de alerta que al parecer era propio de los humanos había emergido en él. No respondió a la mujer, pero ella continuó.
 
-   Por favor váyase antes de que se extravíe y... ¿oh? –. La mujer repentinamente abrió los ojos con sorpresa desconcertándolo. - ¿Podría ser que usted sea...?
 
-   Por favor, no se acerque más a esa persona, abuela vampiro.
 
Para sorpresa de ambos, de pronto, detrás de ella apareció Ren; su rostro se mostraba inexpresivo y su apariencia era amenazadora, tanta que e incluso él se estremeció al verlo; y aunque era la primera vez que lo veía así, sentía que no era así. La anciana pareció sobrecogerse y se quedó inmóvil.
 
-   Por favor, - continuó el muchacho - dígame honestamente cuáles son sus intenciones o de lo contrario...
 
-   ¿Eh...?, - la anciana pareció asustarse realmente - no, no tengo ninguna... solo que...
 
-   Ren, -. De entre los arbustos apareció repentinamente Ai. A diferencia del muchacho que parecía listo para atacar, ella se veía tranquila. - Libera a esa dama, puedo sentir que no tiene malas intenciones.
 
El joven se alejó un poco de la anciana y entonces Kaname comprendió que si aquella mujer se había quedado inmóvil no era en si por el miedo, sino más bien por algún tipo de poder que había empleado Ren. 
 
Cuando la mujer fue liberada, se giró hacia Ai y la miró sorprendida.
 
-   Un miembro de mi familia ha sido muy rudo con usted, me disculpo por ello. Sin embargo, por favor olvide lo que ha visto hoy.
 
-   Ah... usted es...
 
Ai no le dejó tiempo de replicar, se acercó a ella y colocando una mano frente a su rostro, irradió energía de un tono violeta y la mujer pareció entrar en un trance.
 
-   Olvide, y por favor no entre a este sitio de nuevo.
 
-   Si, señorita, entiendo.
 
Después de decir esto, la mujer se dio la vuelta y comenzó a alejarse entre los arboles sin volver la vista atrás. Cuando se hubo alejado lo suficiente, Ai se giró hacia Kaname aparentemente molesta y con una mirada de reproche lo apuntó con un dedo.
 
-   ¡Te sentimos salir de casa y te hemos estado siguiendo, pero has estado andando por tres horas y luego te quedas parado por media hora así sin más!, ¡Cielos!; ¡Está bien que salgas de paseo durante la noche si así lo deseas, ya que nosotros te protegeremos, sin importar que!, ¡pero solo lo haces porque no tienes recuerdos, ¿cierto?!,
 
Kaname la miraba sin comprender exactamente qué sucedía. Ai tenía de pronto los ojos llorosos y fue entonces que finalmente lo comprendió; estaba asustada y preocupada por él. Sonrió con ternura.
 
-   No pensé que estuviese haciendo algo malo, tal parece que les hice preocupar. – Se giró dándoles la espalda y levantó el rostro hacia el cielo, - es solo que el olor del pasto y la tierra; la fría brisa nocturna que acaricia mi piel, y todas las estrellas que se extienden formado una cortina que brilla a través de los espacios que hay entre las copas de los árboles, – Se llevó una mano al pecho. – Esta sensación agradable al ver la inmensidad del cielo. Probablemente sea la primera vez en mi vida que me detengo a apreciarla de esta manera. No recuerdo, pero probablemente sea así.
 
Los hermanos lo miraron sin decir nada, entonces él se volvió de nuevo hacia ellos y fue cuando vio directamente a Ren y se estremeció.
 
-   Ren –, el chico se sobresaltó un poco, era la primera vez que Kaname lo llamaba por su nombre – Hay una herida en tu mejilla.
 
-   Estoy bien – respondió mientras se limpiaba la mejilla – es solo que no esquivé la rama de un árbol, ya sanó.
 
-   Eso ha sido por mi culpa, en verdad lo siento.
 
Ren bajó la mirada y por alguna razón eso a él no le agradó.
 
-   No es así – dijo el muchacho calmadamente. Ai miró a su hermano y luego a Kaname.
 
-   Bien, volvamos a casa – dijo - Mañana por favor, acompáñanos a aquella ciudad que puedes ver desde aquí, ¿está bien? – tanto Ren como ella echaron a andar de regreso.
 
-   El poder regenerativo de los vampiros – dijo Kaname de pronto y ellos se giraron de inmediato hacia él. – Si sacáramos a esa mujer de mi interior, me preguntaba si sería posible regenerarla. – Ren abrió los ojos con sorpresa, pero Ai se mantuvo inmutable.
 
-   ¿Te gustaría ponerlo a prueba?
 
Ella pudo percibir el estremecimiento que recorrió el cuerpo de su hermano al escuchar aquello.
 
-   ¿Pero qué estás diciendo oneesan?
 
Ella no respondió a su hermano, solo lo miró a Kaname imperturbable, como si supiera que eso era algo que tarde o temprano preguntaría. 
 
Kaname sintió un ligero escalofrío recorrer su cuerpo ante el presentimiento de que ella parecía conocerlo muy bien pese a que no se conocían y nunca habían hablado e incluso pese a que él ahora no recordaba casi nada sobre sí mismo.
 
-   Me abstendré de hacerlo – continuó tranquilamente – ya que tengo la impresión de que si lo hiciera ella se pondría furiosa. Trataré de evitar comportarme de manera estúpida a partir de ahora.
 
Dicho esto, el también echó a andar dejándolos atrás.
 
-   No creo en lo absoluto que sea algo estúpido...
 
-   ¿Mm? – Giró su rostro y miró a la joven por encima del hombro.
 
Ai dio un paso hacia él, pero Ren inexpresivamente estiró una mano y tomó la de su hermana con fuerza para detenerla, pero ella sólo continuó.
 
-   Tu comportamiento, no creo en lo absoluto que sea algo estúpido y... ninguno de ellos lo creería tampoco.
 
 
 
 
[...]
 
 
 
 
-   "Ustedes dos deben estar juntos", eso fue lo último que dijiste antes de cerrar los ojos; sin embargo, es más complicado que solo palabras, bueno, aunque te lo dijera de todos modos no creo que lo entenderías, después de todo te la pasabas ordenando y todos hacían lo que querías.
 
Guardó silencio y miró detenidamente el rostro del sangrepura. Dio unos pasos hacia él y tocó el hielo.
 
-    Está por nacer, y es una niña; supongo que ella ya vino a decírtelo, incluso ya escogió el nombre, algo cursi para mi gusto, pero ella así lo decidió. Como sea, en verdad espero que no saque tu desagradable carácter y que se parezca completamente a Yuuki.
 
Retiró la mano del hielo y la miró.
 
-   ¿Qué quisiste decirme esa noche cuando visité la celda en que aguardabas a que la fundición estuviese lista?... supongo que nunca lo sabré. Tu corazón se incinera y regenera una y otra vez en el horno solo para garantizar la existencia de armas para asesinar a los vampiros y ella no sabe si escoger ignorar a esos vampiros que juegan con las vidas humanas y sacarlo del horno y regresártelo; o bien, ir y masacrar a todos los vampiros lo más rápido posible para hacer lo mismo. Ha tenido ese tipo de pensamientos una y otra vez, lo sé; pero también sé que ella sabe que tu corazón, por más pronto que sea sacado de allí, no podrá devolverte la vida, así que se lo que pretende, pese a llevar a tu hija en su vientre. Pero se lo he dicho, no quiero que deje a esa pequeña en un mundo devastado o en caos. Yo puedo seguir con todas estas dudas y nunca volver a hablar contigo para resolverlas, pero no puedo ser egoísta, no con ella, la amo y por eso seré su pilar y su compañero todo el tiempo que pueda. Evitaré que caiga en la desesperación y cuidaré de su hija.
 
Apretó su puño con fuerza y entonces volvió a levantar la vista hacia él.
 
-   La ataste a ella y a mi ¿no es así?, seguimos siendo títeres en tus manos y actuamos según tus deseos, en verdad eres una persona molesta; entrelazando nuestros destinos y sentimientos de tal manera. Pero no importa que quiera hacer ella, yo haré que tu poder sea explotado de una o de otra manera, ella lo sabe; ese sueño no se perderá. Así que aguarda en este lugar hasta que el momento llegue, mientras tanto, haremos lo que deseabas, aunque la sed no desaparezca, viviremos.
 
 
 
[...]
 
 
 
-   Vamos, date prisa.
 
Kaname salió de la casa junto a Ren. Ai ya se encontraba cerca del auto con una sobrilla en mano que la cubría del sol; Ren, a diferencia de ella no la necesitaba ya que el sol no le afectaba como a su hermana; pero eso parecía estar bien, la verdad es que, desde su perspectiva, aunque fuera un vampiro, con ese color de ojos y pelo, por alguna razón le sentaba más la luz que la oscuridad.
 
-   Hoy te mostraré toda la ciudad – le informó la joven y le sonrió antes de abordar el auto.
 
Ren fue quien condujo y se dirigieron, tal y como ella le había dicho, hacia la ciudad que vio el día anterior durante su paseo nocturno. Ai lucía feliz, su hermano la observaba de a momentos y parecía contento por el hecho de que ella estuviese disfrutando el paseo. Lo sucedido la noche anterior parecía haber quedado en el olvido.
 
Miró por la ventana de auto hacia el paisaje. 
 
Aidou Hanabusa, Wakaba Sayori, Cross Kaien, y otros también, como Kiryuu Zero... y Yuuki. Esas viejas historias que estos chicos le contaban sobre aquellas personas que no recordaba, se sentían nostálgicas y algo agridulces, pero siempre le eran conmovedoras. Justo ayer le habían contado algo nuevo, algo sobre los abuelos de Ai y su relación son Cross Kaien; una débil sonrisa apareció en sus labios y esa extraña sensación de que ellos no eran los únicos que habían hablado de esas historias con él, nuevamente lo embargo.
 
Cuando llegaron a su destino, Ai descendió rápidamente del auto. El lugar tenía un aspecto antiguo y tranquilo, calles adoquinadas, paredes de ladrillos y tejados en caída.
 
-   ¿Qué te parece?, a mamá le gustaba mucho esta ciudad – dijo girándose hacia ellos.
 
-   Luce tranquila.
 
-   Comenzaremos nuestro paseo por aquí – dijo señalando hacia una de las calles; y sin esperar a que ellos asintieran, simplemente echó a andar y Ren la siguió.
 
Estos chicos sin duda son amables y considerados, pero debieron de haber pasado por momentos difíciles también, en especial cuando su propia madre...
 
-   Date prisa – la voz de Ren lo sacó de sus pensamientos. El muchacho se había girado y lo observaba de manera impasible. Sintió que su estómago se encogía, pocas veces se dirigía a él, aun así, sentía que siempre estaba al pendiente de lo que hacía, como en este momento.
 
-   Claro – respondió y le dio alcance.
 
Ai caminaba por delante de ellos cual guía de turistas, hasta que llegaron a un mercado ambulante bastante concurrido. Una mezcla de aromas llegó de inmediato a él, no podía reconocer exactamente cada uno y aunque presentía que en antaño eso no sería problema, aun así, le agrado sentirlo.
 
-    ¡Mucho tiempo sin verlo! – Escucho decir a Ai al acercarse a un hombre en uno de los puestos - ¿Cómo está usted señor?
 
-   ¡Dios mío!, ¡pero si es la señorita Ai!, ¿Cuántos tiempo han sido?, ¡Me parece tan deslumbrante como siempre!
 
-    ¡También es bueno verlo saludable y enérgico, señor!
 
-   ¡Dios mío, querido; pero si es la señorita Ai! – dijo una mujer regordeta y de rostro afable, acercándose a ellos.
 
-   ¿Hola señora!, ¿Cómo ha estado?
 
-   Muy bien, gracias.
 
-    ¡Estas manzanas se ven tan deliciosas!
 
-   Ya lo creo, fue su madre quien me brindó las primeras semillas y ahora podemos cosechar muchos de estos esplendidos frutos; y no es de extrañar que lo sean dado que ustedes viven más tiempo, así que sin duda son un tesoro de conocimientos que ayudaron a crearlas, estoy muy agradecida.
 
-    Me asegurare de decirse al criador de plantas, estoy segura que estará encantado.
 
Kaname miraba la forma en que Ai hablaba con total confianza y tranquilidad con los humanos y como estos no le temían, al contrario, parecían felices de verla, era algo extraño.
 
-   Ésta es una de las "tierras de convivencia" -. Como respondiendo a sus impresiones, Ren habló repentinamente, él lo miró, el muchacho observaba la misma escena que él. - Las personas tienen una idea diferente de lo que es la igualdad. Para acomodar de cierta forma esta diversidad, se tuvieron que reorganizar varias regiones y territorios para...
 
Un repentino ruido interrumpió la conversación de Ren y le hizo girarse, sin embargo, Kaname alcanzó a interponerse entre él y las cajas de madera vacías que estaban por caer sobre él. Un pequeño niño que era quien conducía la carretilla que las transportaba, se giró y lo miró asustado.
 
-    Opps... lo siento - se disculpó.
 
-    Pequeño, veo que estás trabajando duro –. Kaname le sonrió y el niño al ver que no sucedía nada malo, sonrió también – Llevaré éstas, ¿es de esta manera?
 
-   Si, gracias señor.
 
El niño asintió y lo guió hasta donde estaban acomodadas el resto de las cajas, justo al lado de uno de los puestos.
 
-   Ey, ustedes dos, andando. - Ai se giró hacia ellos y les sonrió muy contenta - Conseguí un descuento en las manzanas.
 
Ren no retomó su conversación y siguió a su hermana, él hizo lo mismo. Aunque miró por última vez a su alrededor. Todos en el lugar lucían tan felices, una sensación de ligera ansiedad embargo su pecho. 
 
No es posible que toda esta escena haya llegado a ser posible sin una gran cantidad de cargas y sacrificios hechos, ¿no crees que debería saber de ellos, Yuuki?
 
Observó la palma de su mano, tenía un corte en ella que no llegó a sangrar.
 


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