Sai caminaba con sus últimas fuerzas a la universidad.
Su hermano Sasuke-kun lo había dejado muy lejos de la universidad.
Maldecia ser menor de edad. Sus padres aún no lo dejaban conducir y ni le daban un auto: Eres muy joven para conducir.
Llegó por el lado del estacionamiento, los autos estaban estacionados. Caminaba hacia el lado izquierdo,
cuando de pronto un auto entró llamando la atención de varios alumnos.
-Es el auto de los vecinos- susurró. Por supuesto que nunca olvidaría un auto, y mucho menos si era un diseño único. Todo ese auto era lujo.
Observó el auto estacionarse. A los segundos la puerta del conductor se abrió...
Jamás había visto un doncel tan hermoso. Sus facciones eran delicadas. Tenía un cuerpo curvilíneo, y un hermoso cabello rojo. Aquel tatuaje en su frente le daba un toque único.
Observó al doncel caminar en su dirección. Su corazón comenzó a latir rápidamente cuando sus miradas se encontraron. Unos preciosos ojos verdes turquesa lo miraron.
De cerca apreció el cabello... -Cereza.
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Condujo al rededor de 20 minutos y llegó a la universidad. Entró al estacionamiento, y se estacionó en el lugar disponible.
Al descender del auto, notó la mirada de los alumnos. Ignoró a todos y caminó hacia la entrada.
Levantó la mirada y lo vió... Un varón atractivo, quien no dejó de mirarlo.
Aclaró su garganta y siguió caminando.
-Cereza.
Se detuvo abruptamente -¿Qué ha dicho?
Sai se cubrió la boca. Maldición lo he dicho en voz alta. -Lo siento. Fue sin querer. Soy Sai ¿Cómo te llamas? No te había visto por aquí.
Sonrió al ver los nervios del pelinegro -No tan nuevo. Tengo dos semanas desde que llegue a Konoha. Soy Gaara Ōtsutsuki.
-Entonces tenía razón. Eres el vecino.
-¿Vecino?- preguntó impresionado.
-La casa de enfrente es de mi familia, los Uchiha.
-La casa bonita- hizo una reverencia -. Mucho gusto. Siento el que no nos hayamos presentado ante ustedes. Pero tenemos muchos problemas con la mudanza.
-No se preocupe. Cuando puedan visítenos. Mamá estará feliz.
-Gracias.
El tiemble sonó y ambos miraron la entrada -¿Vamos?
Gaara asintió. Entraron a la universidad y siguieron su camino. Al llegar los salones se despidieron.
Sai no podía dejar de pensar en ese bello doncel. Todo en él era hermosos.
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Salió agotado de su última clase. Dos horas seguidas no eran sanas para nadie. Se dirigió al estacionamiento, al llegar varios varones y uno que otra mujer o doncel estaban al rededor de su auto.
Puso los ojos en blanco.
Con el control quitó el seguro, se abrió paso entre la gente y abordo rápidamente el auto. Lo arrancó, y salió con cuidado para no atropellar a alguien.
Salió del estacionamiento y se dirigió a casa. Tendría que cambiarse ya que una mujer "accidentalmente" choco contra él y le derramó el café.
Iba conduciendo en la calle principal cuando vio a Sai Uchiha hacerle la parada al autos y este no se detuvo. Por el número de la ruta supo que era el que pasaba a dos cuadras de la casa.
Se detuvo, bajó la ventana -Sube...
Sai miró impresionado al pelirrojo y subió rápidamente -Gracias.
-De nada. Vamos.
Llegaron a la calle de la casa. Gaara pensaba dejar al pelinegro en el portón pero había notado aquel vendaje en su pie.
Hizo sonar la bocina hasta que el portón se abrió. Entró y llegó a la entrada de la mansión. Descendió del auto para ayudar al pelinegro pero le fue imposible.
-¿Eres el novio de Mi Sai?
Se sonrojo fuertemente.
-¡Mamá!