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Joey´s Pizza por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

Que tal!

Bueno, solo quería agradecerles a todos los que se toman el tiempo de leer este fanfic, hecho con mucho amor.

Espero que les siga gustando.

Ya agradecer también de todo corazón a quien manda un review, que aunque no son tantos, se que los que hay son de corazón y los agradezco infinitamente.

El mensaje que Noah le transmite a Mokuba en este capítulo a mí me parece de lo más importante.

Espero en verdad que lo sigan disfrutando tanto como yo disfruto escribiendo!

 

Amor para todos!!

Hacía mucho que no dormía tan bien.


Sintió como su cuerpo empezaba a despertar. No pudo recordar la última vez que se había tomado el tiempo suficiente para despertar sin haberse levantado muy rápido a bañarse para irs a trabajar.


Muchas veces incluso antes de que saliera el sol.


Pero este día era diferente. Se sentía tan descansado.


Se movió en la cama intentando localizar a su acompañante, pero notó la cama vacía.


Fue entonces que abrió los ojos y no lo vio por ningún lado.


Decidido a encontrarlo, se levantó en ropa interior, como había dormido, y se dispuso a encontrarlo.


Antes de salir del cuarto, distinguió un delicioso aroma a a café.


Sonrió y se dirigió a la cocina, donde encontró a Joey buscando algo en todos los cajones del lugar. Se recargó en la pared a observar al rubio.


Era tan hermoso ante sus ojos.


Apenas podía creer lo que había sucedido la noche anterior. El cachorro travieso y juguetón había hecho de las suyas.


No supo cuánto tiempo pasó cuando Joey se dio la vuelta y se dio cuenta de su presencia.


-Ah, buen día Seto, cuánto tiempo llevas ahí?- la sonrisa en el rostro del pizzero era radiante.


-Lo suficiente para darme gusto apreciándote- eso hizo sonrojar a Joey, quien se dio media vuelta para mover algo en la estufa.


Seto se acercó a él y lo abrazó con una mano en la cintura y la otra por el pecho.


-Como durmió este travieso cachorro?- le dijo al oído, dándole escalofríos al rubio.


-Travieso cachorro? Pues yo dormí bien, no se de quien más estas hablando- el rubio se hacía el desentendido. Pero le encantaban los juegos del castaño.


-Pues yo recuerdo que tú fuiste un cachorro en verdad travieso anoche, cuando estaba hablando con Atemu- la mano que estaba en el pecho del más bajo se movía sin parar.


Joey se rió suavecito.


-Ah, eso. Pensé que te había gustado- Joey apagó la estufa, y de inmediato el CEO lo volteó. Tenía una mirada muy lujuriosa.


-Claro que me gustó. Pero me dejaste con ganas de más- lo besó fogosamente. Y una vez más, escurridizo como era el rubio, se separó y se escurrió.


-Pues lo que yo se es que desperté con mucha hambre. Así que vamos a desayunar. Ven, preparé unos huevos- el CEO sonrió derrotado.


La verdad era que él también tenía hambre. El ejercicio nocturno siempre le abría el apetito en la mañana.


Desayunaron juntos, intercambiando miradas y una que otra palabra. Felices de disfrutar la compañía.


-Lo bueno es que se te prendió el foco, pensé que tendría que salir a comprar algo para preparar, pero resulta que el refrigerador está lleno-


-Agradécele a Atemu por eso, él se encargó de todo- Joey tragó lo que traía en la boca y lo miró incrédulo.


-Quieres decir que Yami sabía de este lugar?- Seto tenía una sonrisa ganadora.


-Por supuesto que sí. Él es mi mano derecha y mi hombre de más confianza. Sabía todo, pues fue él quien me ayudó a planear todo. Estuvo a cargo de la supervisión y de que no te acercaras al lugar mientras hacían los arreglos- el CEO siguió comiendo. La verdad es que el desayuno que había preparado Joey estaba delicioso.


-Ahora entiendo por qué cada vez que le decía a Yugi que vinieramos a ver como iba todo se negaba, El tramposo estaba coludido con Yami para que no viniera a ver- Seto asintió.


-Si hubieras visto la remodelación, me hubieras cuestionado por qué tendría la construcción tres pisos. Y entonces se habría arruinado la sorpresa que te quería dar. No estaba dispuesto a correr ese riesgo- lo decía como si nada.


Joey se levantó y lavó su plato y lo demás.


-Voy a tomar un baño- se acercó y besó al castaño, y se retiró del lugar.


Al CEO le habría encantado acompañarlo, pero tenía que comunicarse con Yami para ver que el problema del día anterior se hubiera solucionado bien. Ya ni recordaba bien qué era lo que le había ordenado hacer.


 


Por otro lado, un sudado Noah regresaba a su departamento después de haber salido a correr por un rato. Ese era uno de sus ejercicios favoritos.


Y ahora que tenía a alguien especial que lo esperaba en casa, todo era mejor.


-Ya llegué- avisó desde la entrada, y como todas las mañanas, un rico olor llegaba desde la cocina.


-Hola Noah- un muy alegre y sonriente pelinegro se asomó por la puerta de la cocina, para desaparecer de inmediato y seguir con lo suyo.


-Me cambio la playera y voy contigo- el peliverde se dirigió a su habitación, que desde que llegara Mokuba compartía con él.


Entró a la cocina ya cambiado y Mokuba lo recibió con un amoroso beso, el cual también era ya costumbre entre ellos.


-Y qué delicias preparaste hoy?- Noah se dedicó a poner los platos y lo que faltara en la mesa. Eran un buen equipo.


-Primero un plato de fruta con un poco de yoghurt, y después hay unos ricos omelettes de champiñon, jamón y queso- si Noah tenía hambre, le dio más con ese menú.


-Pues suena delicioso. Cuánto le falta?- justo en ese momento Mokuba apagó la estufa y le sonrió.


Desayunaron juntos, compartiendo ese momento del día que ambos disfrutaban.


-Por cierto, qué te parecería salir a cenar hoy conmigo?- el peliverde ya sabía que su compañero no rechazaría la invitación. Le interesaba sacarlo del departamento, pues desde que había llegado no había querido salir para nada, y él quería acompañarlo para dar ese paso.


-Hoy?- había un cierto nerviosismo en la voz del pelinegro.


-Sí. Iremos a cenar a un restaurante cercano, podemos ir caminando- Mokuba suspiró.


-Si te soy sincero, me da un poco de miedo salir- Noah ya lo sabía, pero era muy positivo que el pelinegro lo supiera y expresara.


-Lo sé. Pero no podemos quedarnos aquí para siempre, por eso quiero ser yo quien te acompañe para superar esto- algo que le gustaba mucho a Mokuba de Noah, era que siempre era sincero y directo con él. No le ocultaba o disfrazaba las cosas para suavizarlas.


-Esta bien. Lo haré solo si voy contigo- Noah se levantó, tomó a Mokuba de la mano y lo hizo pararse. Lo abrazó y también le dio un beso.


-Entonces saldremos a celebrar hoy por la noche- el peliverde acomodó los cabellos del menos alto.


-Y qué vamos a celebrar?- la sonrisa de Mokuba era sincera.


-Ya lo sabrás. Iré a la panadería un rato. Por favor estate listo a las 7:00 para salir- Noah lo besó en los labios y se retiró a trabajar.


Mokuba siguió con su labor en la cocina, algo nervioso pero a la vez emocionado por esa noche.


 


 


Por otro lado, en su nuevo departamento, un limpio Joey se alistaba para salir.


-A dónde es que vas?- cuestinó el CEO mientras el rubio se amarraba sus tenis.


-Voy a casa de Yugi. Anoche no llegué a dormir, y aunque sabía que estaría contigo, debe de estar preocupado. Además recogeré algunas cosas- parecía que el rubio iría a su nuevo hogar ese mismo día.


-Quieres decir que solo por el hecho de que tu amigo sabía que ibas a estar conmigo, estaría bien para él que no llegaras a dormir?- el castaño cruzó los brazos,pero estaba más divertido que nada.


-Claro- y el pizzero se acercó a él para abrazarlo.


-Por qué?- el castaño correspondió el abrazo.


-Vamos, todo el mundo sabe que estas loco por mí- Joey no aguantó sus propias palabras, y ya estaba soltando la carcajada.


Seto se acercó a su oído, lo pegó más a su cuerpo con el abrazo y susurró.


-Y por qué estás tan seguro de eso?- la voz del ojiazul era bastante sensual. Y a Joey le dio un escalofrío al escucharlo.


-Se nota. Pero no te quieras pasar de listo, ya me tengo que ir. Aunque...- el rubio pareció pensar un momento en lo que iba a decir.


-Aunque que?- Seto se dedicaba a dar pequeños besos y suaves mordidas entre el cuello y la oreja de Joey, quien empezaba a sentir ciertos efectos ante esas acciones.


-Podrías venir esta noche y quedarte aquí. De todas maneras será extraño estar solo- el rubio le tomó el rostro y lo besó. Fue un beso fogoso que el mismo Joey terminó, para escabullirse hacia la puerta.


Sabía que si no salía en ese momento, no podría hacerlo.


Era demasiado tentador pasar toda la tarde junto a ese guapo ojiazul.


Joey abrió la puerta, y cuando estaba a punto de salir se detuvo.


-Espera, cuándo vamos a reinaugurar la pizzería?- el castaño caminó hacia él.


-Todo está programado para este viernes. Aunque si quieres esperar un poco más, podemos aplazarlo hasta la próxima semana- el castaño le tomó la barbilla al pizzero y le dio un beso controlado y dirigido por él.


Al terminar, Joey se escuchó suspirar.


-No, supongo que está bien el viernes. Ya me cansé de no tener nada qué hacer- y avanzó por la puerta para irse, pero el CEO lo jaló de la playera, lo puso contra la pared y lo volvió a besar.


Para Joey eran muy obvias las ganas que le traía el castaño, pero en verdad necesitaba irse.


-Seto, me tengo que ir- le dijo en un respiro que le dio.


Kaiba le acarició la mejilla.


-Eres un cachorro muy distraído. Casi te vas sin las llaves. Cómo le harías para entrar si no las llevas?- el castaño le entregó un juego de llaves que tenía un llavero de perrito.


-Fácil, te llamo y vendrás corriendo a ayudarme- Joey soltó una risilla que fue callada con otro fogoso y húmedo beso.


-Vamos, deja que me vaya. Lo estás haciendo muy difícil- la respiración de Joey se empezaba a agitar.


-Esta bien. Pero debes daber dos cosas. Primero, quiero que cargues ese celular contigo, es importante poder localizarte en donde sea que estes, y no puedo traer a Atemu de lado a lado en la ciudad buscándote. Por eso lo deje en tu habitación- Joey le sonrió. Amaba esos detalles que Seto tenía con él.


-Esta bien, pero primero tendrás que enseñarme a usarlo, ya que nunca he tenido uno y aunque tengo noción, no se realmente como funcionan- una vez más la boca del menos alto fue asaltada por el ojiazul, y su cuerpo aprisionado por el de él.


-Y la segunda, ni creas que te escapas de mí esta noche- Joey tuvo que hacer acopio de todo su autocontrol para no gemir con la voz del castaño en esos momentos, porque sabía que si lo hacía, ninguno de los dos aguantaría más y acabarían en la cama.


Seto empezó a caminar y lo jaló. Bajaron hasta la entrada, en donde se dieron un beso más y cada quien se fue por su camino.


Kaiba no insistió en llevar a Joey. Sabía lo orgulloso que era y le gustaba la independencia que tenía el rubio. No pretendía quitarsela.


 


Dieron las 6:30, y Noah ingresó a su departamento. Estaba cansado y algo sudado. El trabajo en la panadería no era muy pesado, pero sí era agotador.


Entró y no escuchó ni vió a Mokuba. Entró al cuarto para alistarse y se dio cuenta de que el pelinegro estaba tomando un baño.


Le dieron unas ganas tremendas de entrar y tomar un baño con él, pero ya sabía que si lo hacía, no iban a salir a cenar como habían quedado.


Y aunque eso le parecía una buena idea, la verdad es que quería seguir apoyando a Mokuba en su recuperación. El ataque de Duke había sido muy traumático para Mokuba, y el peliverde estaba decidido a ayudarlo.


Mientras estaba clavado en sus pensamientos, no se dio cuenta cuando Mokuba salió del baño, con el cabello bastante mojado, y con solo una toalla en la cintura.


-Ah, hola Noah, ya llegaste- el pelinegro nunca fue un chico pudoroso, y lo demostraba con sus actos.


Noah volteó y se quedó estupefacto al verlo. Aunque Mokuba era muy joven, tenía el cuerpo bien formado. Tanto, que parecía que hacía ejercicio todos los días. Y verlo así, y además escurriendo agua, dejaron anonadado al peliverde.


-Wow- fue lo único que pudo decir ante semejante vista, mientras se lo devoraba con la mirada.


Mokuba rió suavecito, y se acercó a él, quien lo recibió con un abrazo.


-Hueles bien- dijo Noah mientras aspiraba sus cabellos.


Mokuba le sonrió y lo besó.


-Vamos, se nos puede hacer tarde- el pelinegro se dio media vuelta y se dispuso a cambiarse. Noah hizo lo mismo, muy contento por la buena disposición del Kaiba ante la salida.


Poco a poco, la confianza y el carácter normal de Mokuba iban regresando. Y se sentía muy bien saber que él lo estaba ayudando.


-Cómo debo vestirme? Es un lugar muy formal?- una vez más, el Kaiba lo sacaba de sus pensamientos.


-No, es algo muy casual. Ponte lo que gustes- la diferencia entre los dos chicos era muy poca, tanto que desde que Mokuba había llegado a su departamento, le había prestado ropa casi todos los días.


Ambos chicos se vistieron y salieron del lugar cuando ya anochecía. Noah pasó un momento a la panadería, para asegurarse que todo estaba en orden y que cerraran bien y sin pendientes, y siguieron con su camino.


Caminaban uno junto al otro, Noah tomando la mano de Mokuba de una manera muy cariñosa. Era evidente que Mokuba estaba algo apenado.


-No te molesta que caminemos así?- la voz de Mokuba era apagada. Estaba apenado hasta por preguntar.


-Así cómo?- Noh se le quedó viendo, deteniéndose por un momento.


-Pues, así, de la mano- el pelinegro bajó la cabeza, algo sonrojado. Estaba apenado de ir así con Noah, y a la vez estaba apenado de cuestionarlo de esa manera.


-Por qué me molestaría?- Noah lo observaba fijamente, pero Mokuba no levantaba la mirada.


-No lo sé, por eso pregunto- Noah pensó por un momento.


-A ti te molesta que vayamos así?- intentó aflojar un poco el agarre, pero el Kaiba le apretó la mano.


-Para nada, no me molesta. De hecho, me gusta- Mokuba levantó un poco la mirada, epro sus últimas palabras fueron casi un susurro.


Noah le sonrió y se acercó a él, levantando su barbilla con una mano.


-Si a ti te gusta, y a mi también, entonces nada ni nadie más importa. El que no quiera ver, que mire hacia otro lado y ya- dicho esto, el peliverde le dio un tierno beso en los labios, que hizo sonreír a Mokuba.


Reanudaron su caminata, ambos tomándose las manos, y esta vez Mokuba iba con una sonrisa, mucho más seguro que antes.


Llegaron a un pequeño lugar. Era comida casera, pero muy sabrosa según el peliverde. Hamburguesas, hot dogs, tacos, mini pizzas y más, todo un paraíso para un tragón como Mokuba.


Ordenaron y se sentaron a esperar. Tenían sus manos sobre la mesa, entrelazadas.


-Noah, disculpa lo de hace un momento, es solo que no estoy acostumbrado a externar mi cariño así en público. Duke siempre me rechazaba cuando intentaba abrazarlo o darle la mano y estabamos en la calle- la mirada de Mokuba se denotaba lastimada, y Noah supo el por qué de la actitud de Mokuba cuando venían.


-Quiero que sepas algo Mokuba, así que préstame toda tu atención. Tú eres un ser muy valioso. A lo largo de tu vida, te has encontrado con muchas personas distintas, y cada una de ellas ha dejado huella en ti de alguna manera, te des cuenta o no de eso. A todos nos pasa. Lo verdaderamente importante es que te quedes con la parte positiva, entiendes eso?- Mokuba suspiró muy profundo.


-Lo entiendo. Aunque a veces me parece difícil, pero se a qué te refieres- Noah le sonrió.


-Tienes que entender también que en tu vida, te cruzaste con Duke. De seguro tienes bellos recuerdos con él, y otros mucho malos. No se trata de que lo odies o le guardes rencor, porque eso solo te enfermará a ti. Se trata de que asimiles todo lo que viviste y seas una mejor persona. De seguro él tiene sus propios problemas y situaciones, y solo a él le corresponde lidiar con ellas, así como a ti te corresponde lidiar con lo tuyo- Mokuba escuchaba con mucha atención a Noah.


-De seguro tienes razón-


-No se trata de justificarlo, pero él de seguro tiene sus propias pruebas que superar para crecer. Suéltalo. En el fondo, agradécele todo lo bonito que viviste con él, y deseale lo mejor. Y deja que se vaya de tu vida. Si lo haces de corazón, su fantasma dejará de perseguirte- Noah le sonreía a Mokuba, y él se sintió muy agradecido por tener a Noah con él.


Mokuba le sonrió de regreso y soltó un par de lagrimas.


Eran muchas emociones en pocos días.


Momentos después llegaron con la cena, y ambos disfrutaron de ella y de compartirla.


Cuando terminaron de cenar, se dispusieron a irse. Tomaron sus cosas y Noah pagó, y salieron de ahí abrazados. Total, como había dicho Noah, el que no quisiera verlos, que se volteara a otro lado.


Tomaron una ruta diferente para regresar a su departamento, para disfrutar la noche.


Pasaron por la banqueta de enfrente de un bar, y Mokuba se quedó viendo para allá.


Se detuvieron un momento.


-Sabes algo Noah, aunque han pasado muchas cosas en mi vida, y sí he llegado a lamentar algunas, podría volver a vivir todas con tal de conocerte de nuevo y poder estar contigo- cuando terminó de decir eso, Mokuba lo volteó a ver, y ambos se dedicaron una sonrisa.


Se acercaron para besarse, sin importar que estaban en medio de la banqueta a la vista de todos.


Unos momentos después, siguieron su camino, abrazados cariñosamente.


-Oye tú- una voz los detuvo, y Mokuba tembló al escucharla. Noah pudo sentirlo, y le dio mala espina.


Ambos volteron y vieron a Duke con fuego en los ojos.


-Qué haces caminando por la valle con mi novio?- la voz de Duke estaba llena de veneno, y miraba directo a Noah.


-Yo no voy de la mano de tu novio- la voz de Noah era serena y tranquila. Y eso molestó más a Duke.


-Claro que sí, ese chico es mi novio- dijo señalando a Mokuba, el cual empezaba a asustarse de verdad. Sabía que Duke podía ser violento.


-No. Si fuera tu novio, estarías con él, no lo hubieras abandonado en momentos en los que te necesitaba- la voz de Noah seguía inalterable, pero parecía que escupía más veneno que la de Duke.


-Yo no lo abandoné. Primero uno de los gorilas de su hermano me golpeó, y el tarado fue a dar al hospital tras matarlo. Luego su hermano me mantuvo vigilado para que no me pudiera acercar a él. Pero sí es mi novio!- bueno, esa era una confesión que Mokuba no se esperaba, por lo que estaba sorprendido, pero a la vez alarmado por las verdades que escupía su ex.


-Bueno, para ser tu novio lo tratas bastante mal, eh. Mira que decirle tarado a alguien que según tú quieres frente a un extraño a media calle- Duke estaba furioso.


-Vámonos Mokuba- su voz fue firme y dura. Y fue el primer contacto visual que tuvieron en todo ese rato.


A Mokuba le dio mucho miedo, sentía que si no le hacía caso a Duke podría pasar una tragedia.


Y antes de que diera el primer paso para ir con él, Noah se puso frente al pelinegro y levantó su brazo, impidiendo que se moviera.


-Mokuba no ira a ningún lado contigo. Él ya no quiere nada contigo, de hecho. Y no te quiero volver a ver cerca de él- la mirada de Noah se tornó sonmbría.


Duke rió a carcajadas.


-Y qué serás tú capaz de hacerme a mí?- Duke era un maldito egocéntrico, y esa era su perdición.


Con movimiento que ni Duke ni Mokuba pudieron anticipar, Noah se dejó ir sobre el borracho, y le dio un golpe en la cara, tumbándolo al suelo.


Después, dio unos pasos y puso su pie sobre su cuello y apretó un poco. Se agachó para que Duke lo pudiera oír con claridad.


-Escúchame bien, pedazo de basura. Si en verdad quieres a este chico, te alejarás de él, porque está mejor sin ti. Y si de verdad valoras tu vida, no te volverás a acercar a él, porque ni Seto ni yo permitiremos que le hagas daño de nuevo. Si te vuelvo a ver a menos de 10 metros de distancia de él, no la vas a contar- por más borracho que Duke estuviera, Noah le hizo sentir miedo.


El peliverde quitó su pie y el borracho empezó a toser.


Noah fue con Mokuba, y un poco antes de alcanzarlo, se detuvo y volteó.


-Y para que te quede bien claro, yo no voy de la mano con tu novio. Voy de la mano con el mío- Duke no dejaba de toser, pero volteó a verlo con recelo. Noah afiló su mirada, y Duke hizo lo mejor que pudo haber hecho.


Se levantó y se fue lejos.


Noah se volteó y abrazó al Kaiba, quien estaba tratándo de no temblar tanto.


-Ya pasó, ya terminó. Ese no volverá a molestarte- para sorpresa de Noah, el pelinegro se calmó muy rápido.


-Estás seguro que no volverá a aparecer?- en la mirada de Mokuba aún había algo de miedo.


Noah besó su frente y lo abrazó fuerte.


-Sí. Y aún si volviera a aparecer, yo siempre voy a estar para protegerte- Mokuba se acercó y lo besó.


Prosiguieron su camino a casa.


-Sabes algo? He estado pensando en todo lo que me dijiste cuando cenamos. Y creo que tienes razón- el pelinegro habló cuando estaban cerca del departamento.


Noah sonrió.


-Espero que poco a poco vayas tomando consciencia de todo lo que te dije- Mokuba se le abrazó mientras caminaban.


-Te voy a ser bien sincero, al principio que vi a Duke me asusté muchísimo- el pelinegro se detuvo cabizbajo, y Noah volteó a verlo.


-Eso es normal, no tienes por qué sentirte mal por eso- el pelinegro levantó la cara.


-Pero también pude ver un poco de lo que hablabas. Es que, me di cuenta de que es una situación muy triste la de Duke. Siempre ha estado solo. No tiene familia. De hecho yo fui quien me acerqué a él para ser amigos, entonces creo que él es un ser muy lastimado- Noah puso sus manos en los hombros de su chico.


-Alguien tan lastimado solo sabe lastimar. Es una realidad muy dura, pero así es- Mokuba asintió.


-Sí. Pude ver todo lo que me dijiste, y entonces, aunque aún tenía algo de miedo, empecé a sentir lástima por él. Pero luego me di cuenta de que sentir lástima no está bien, porque es como si me sintiera más que él- Noah lo abrazó.


-La respuesta de todo en la vida es la misma, Mokuba. Y es el amor. No se trata de aguantar cosas que no, o vivir realidades tóxicas solo porque se supone que es amor. Puedes amar a alguien y no querer estar con él. Hay mucha gente en este planeta que está muy lastimada. Y la respuesta a eso es amor. Siempre es amor- Mokuba se aferró a él, y cuando se separaron estaba sonriendo.


-Creo que empiezo a entenderte un poco más. Muchas gracias Noah. Por protegerme hoy, por ayudarme todo este tiempo, y por todo lo que haces por mí- Noah acarició la mejilla del pelinegro y le dio un beso.


-Para mí es un placer- lo tomó de la mano y siguieron caminando.


-Y acerca de lo que dijo Duke que hice, yo...- Noah se detuvo en seco, Mokuba chocó con él y eso interrumpió lo que iba a decir.


El peliverde lo volvió a tomar de los hombros, y puso su rostro justo frente a él.


-No me importa qué fue lo que dijo Duke, si es verdad o no, o si exageró las cosas. Me importas tú. Si en algún momento tú quieres hablar de algo de tu pasado conmigo, soy todo oídos. Pero mi perspectiva y amor por ti no cambia por las palabras de un tipo borracho y enfermo emocional- la voz de Noah era algo dura, pero es que debía de ser firme para que el mensaje llegara a Mokuba,


El pelinegro se sonrojó, y siguieron caminando hasta llegar al departamento.


Noah se sentó en el sillón. Estaba cansado. Cerró sus ojos y recargó la cabeza en el respaldo.


-Por cierto, hay una cosa más- Noah abrió sus ojos y vio como Mokuba se sentaba encima de él, abriendo sus piernas para acercarse más.


Noah lo miró, expectante de lo que le iba a decir.


-Acepto ser tu novio- y dicho esto, lo atrapó en un húmedo y caliente beso, que duró hasta que ya no podían más. Se sonrieron cual cómplices.


Noah lo atrajo más a si mismo, y le susurró al oído.


-Ves, te dije que ibamos a salir a celebrar. He aquí la razón- Mokuba lo abrazó más si es que eso era posible.


Por primera vez en mucho tiempo, sentía que empezaba a rozar la felicidad.

Notas finales:

Hermoso día!

Bonita noche!

 

Amor para todos!!


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