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Espresso por kenni love

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“Hola. ¿Cómo va todo en el trabajo?

Sirius observa el mensaje por un largo tiempo hasta que decide enviarlo.  Es de noche. Sirius se encuentra en su habitación y en verdad ha tenido que controlarse para no regresar a la plaza en donde trabaja y observar a Remus como lo ha estado haciendo por los últimos seis días. Durante toda la tarde ha estado acostado en su cama, escuchando música y con la cabeza llena de Remus. Ha estado tanto tiempo viendo su número de celular que ya se lo aprendió. Y no es hasta ese momento que se arma de valor para poder enviarle un mensaje de texto. No quiere verse muy desesperado, aunque está convencido de que Remus ya lo tiene catalogado como tal. No espera una respuesta inmediata, así que deja que la  melodía de “Aún estas en mi sueños” invada su cuerpo. No comprende muy bien letra, pero hace un par de años buscó la traducción en internet y no ha podido dejar de escucharla desde entonces. La tararea con una pronunciación terrible y la sonrisa de Remus aparece sin previo aviso, su boca se abre y sus labios se mueven, pronuncian su nombre. Sirius. Sirius Black.

El celular vibra. Sirius oprime el botón de desbloqueo y ve la notificación, con el corazón en la mano de la emoción de que el nombre de Remus aparezca ahí. Pero no es Remus sino James el que le ha enviado un mensaje. Sirius lo abre sin mucho ánimo y lo lee.

“Oye, no lo había analizado hasta ahora. Te gusta un hombre! Siempre te gustaron las mujeres, eres bi?”

El mensaje viene con una carita confundida al final. Sirius bloquea el celular y lo deja caer en su pecho. No lo ha pensado hasta ahora. James tiene razón, siempre ha tenido gusto por las mujeres y ningún hombre ha llamado su atención. Aunque no ve a Remus como hombre, o mujer; sólo como lo que es: una persona. Sin embargo, y pensándolo mejor, si Remus le gustó de vista, ¿no significa que le atrajo por sus rasgos masculinos? Aunque hay algo en Remus que causa estragos dentro de Sirius, algo que desde el primer momento lo golpeó y lo dejó perdida y completamente atrapado. Remus es Remus, sea hombre o mujer Sirius seguirá sintiéndose atraído por él.

El celular vuelve a vibrar. Sirius lo agarra sin mucho ánimo y se queda sin aliento cuando ve el nombre de Remus en la notificación de WhatsApp. No puede creerlo y su estómago se revuelve nervioso. Observa el mensaje por varios segundos, inseguro de si responder de inmediato es buena idea o dejar pasar unos minutos para no verse tan desesperado es mejor opción. Decide que le vale una mierda si Remus piensa que está urgido, y abre el mensaje.

Acabo de llegar a mi casa. Salí hace una hora. Estuvo bastante tranquilo. Qué tal tú? Saliste a conquistar chicas?”

Al final hay varias caritas. Una sonrisa aparece en el rostro de Sirius y se ríe en silencio. Remus sí que es un hueso duro de roer.

“Nel. Estoy en mi camita.” Sirius no resiste el impulso, abre la cámara de su Ipone 7 y se toma una foto. Procura que sólo salga su barbilla y su torso, y se la envía a Remus, junto con el mensaje. Sale de la conversación y abre la de James.

“No lo sé. No me gustan los hombres. Y no te preocupes, estas muy feo como para que me gustes.”

James le responde de inmediato, alegando que es el hombre más guapo de toda jodida Inglaterra, y Sirius difiere puesto que él es el más guapo. Está teniendo una “discusión” con James cuando Remus le contesta. Abre de inmediato el mensaje y una foto lo asalta de improviso.

Yo estoy ayudando a mi mamá a hornear las cosas para mañana.”

En la fotografía sale una charola con pequeñas bolitas de masa cruda y la enorme y delgada mano de Remus. Sirius observa con detenimiento los largos y elegantes dedos de Remus, las venas que resaltan en su piel, y el contraste que la luz hace sobre esta.

Sirius responde:

“A qué hora vas a estar en la iglesia?”

Esta vez Remus contesta de inmediato y el pecho de Sirius se llena de emoción.

“Pues la misa es a las nueve, solemos vender cuando termina y hasta que se acabe todo lo que  llevamos. Vas a ir?

De nuevo, al final del mensaje hay varias caritas. Sirius lo observa, no muy seguro de qué responder. Odia ir a misa, cortesía de su madre. Pero sus ganas de ver a Remus son enormes. Se pregunta si lo que siente es normal o debería de preocuparse un poco.

“No lo sé. Tal vez.”

Envía el mensaje mas no hay respuesta. Abre la foto que Remus le ha enviado y la ve por un rato. No sabe por qué o si lo está alucinando,  pero esa imagen lo hace sentir más cerca de Remus, más adentro de su vida, de su intimidad. Sonríe sin poder evitarlo y cierra los ojos, inunda su mente de Remus y de todo lo que ha pasado en la jodida mejor semana de toda su podrida existencia. Y así, cansado de levantarse temprano en la mañana por seis días seguidos, y trabajado por primera vez en su vida, Sirius Black se duerme temprano en un sábado por la noche, sin pensar en otra cosa más que Remus Lupin, el chico del Starbucks.


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