VI
Futuro es ahora
-¡Todos a sus puestos! ¡Recuerden lo que deben de hacer! ¡Y por las barbas de David Jones si alguien arruina esto yo misma lo colgare del mástil!- los gritos de Uma se escucharon dirigiendo a su tripulación y a prácticamente toda la población infantil de la isla sobre los barcos del puerto pirata de la isla.
Haber recolectado las piezas para volver a realizar el artefacto que había abierto la barrera no fue tan difícil, obviamente no sería el mismo que había usado casi año y medio atrás, ya que debían obtener los mismos resultados a mayor escala, Carlos estaba seguro de sus cálculos pero aun así estaba realmente nervioso.
Todo el mundo lo estaba, habían estado jugando con fuego los últimos meses al engañar y mentir descaradamente a sus padres a la cara, si esto no funcionaba y descubrían la insubordinación de los niños de la isla estaban seguros que su vida se volvería más infernal si era posible.
Habían ubicado el artefacto en la proa del Jolly Roger ya que este junto a otros navíos serian su principal fuente de transporte, el elegante barco del Capitan Hook se encontraba libre de los amarres y el ancla se encontraba arriba.
Sus manos temblaban en parte de emoción y por otra de miedo, fue hasta que sintió el ligero apretón en su hombro por parte de Jay que se tranquilizó un poco. Miro al moreno quien tenía una mirada tan seria y determinada que todas las dudas que le aquejaban se desvanecieron.
Cuando los gritos de fondo de Uma y los ocasionales de Mal, porque obviamente aun ahora ese par aun con tregua tendrían alguna competencia de quien era más intimidante o lograba mover a los chicos más rápido, conecto el último cable a la fuente de poder y se posiciono para el último paso, apretar un simple botón.
-Ya estamos listo Carlos- aviso Evie no lejos de ellos.
Miro fijamente hacia la barrera, no se permitió recordar toda la vida dentro de ella, sufrimiento y escasos nuevos momentos de felicidad, el único pensamiento que se permitió cuando deslizó su dedo hacia el botón y le aplico presión fue de que no importa que, no dejaría que lo separaran de sus seres queridos.
*+*+*
Estaba en una junta con el arquitecto encargado de la obra del futuro centro recreativo para secuaces de los héroes cuando un temblor sacudió el lugar.
Los temblores no eran desconocidos en Auradon, como en cualquier lugar es considerado un fenómeno natural, pero este temblor dejaba de ser como cualquier que el rey Ben haya conocido.
El piso se volvió inestables, las mismas paredes que les rodeaban parecían crujir a pesar que era un sólido castillo el que les rodeaba, y las ventanas comenzaban a desquebrajarse, Ben tenía miedo, del miedo que no sabes que hacer aun así trato de recordar mantener la calma y ayudar al viejo arquitecto a llevarlo a una de las esquinas más despejadas de muebles de la habitación, era lo que se debía de hacer en esta clase de fenómenos naturales además que se supone que esa clase de parte de las construcciones resultaban ser las más resistentes en esa clase de desastre natural.
Con el temblor las cosas empezaron a caer, libreros enteros, cuadros en la pared, pero lo que termino de ponerle los pelos de gallina al joven rey fue cuando las ventanas de su oficina terminaron de romperse y prácticamente estallar tirando los fragmentos dentro de la habitación.
No sabe cuánto minutos duro el temblor, el pobre arquitecto esta de rodillas y el mismo también había terminado en el suelo incapaz de mantenerse de pie. Escucho gritos en los pasillos y en el exterior, miro por los huecos que alguna vez habían estado sus ventanas y lo vio, una vista que ninguno en Auradon podía negar a pesar de que la ignoraban o volteaban hacia otro lado tratando de evitar mirar con el pensamiento de que si posaban tan siquiera la vista en esta cosas malas le sucederían, la isla de los perdidos estaba… flotando.
*+*+*+*
Hace mucho tiempo, o quizás no tanto, en varios reinos llenos de magia y otros no tanto, personas con el título de “héroe” y “villano” se enfrentaban constantemente en una lucha del bien contra el mal, donde a pesar de que los dichosos “héroes” resultaban vencedores la mayoría de las veces, se quedaron con el miedo de que algún día los villanos de sus aventuras regresaran a cobrar venganza.
Ahora todo el mundo sabe sobre cómo los reinos Unidos de Auradon se aliaron y enviaron a todos los Villanos y sus secuaces a una isla encerrados en un domo que jamás los permitiría escapar, y en su caso para aquellos conocedores o portadores de magia, jamás lograran poder ejercer sus poderes.
Es así como Auradon floreció y próspero en un pacífico y glorioso reino, donde la mayoría de sus habitantes vivían en paz y armonía sin el temor de que seres viles y despreciables atentaran contra su pacifica forma de vida.
Sin embargo no todo el mundo conoce exactamente los medios de como lograron los héroes encarcelar a los villanos, la magia es muchas cosas, pero Hada Madrina a pesar de su actual fama, realmente no puede aparecer cosas tan grandes de la nada como una isla, o revivir muertos sin un costo, ya que es una magia que ni siquiera un poderoso genio pudiera llegar a realizar.
La magia tiene reglas después de todo, y en realidad Hada Madrina no es el ser más poderoso aunque tenga la fama actual de serlo.
Pero todos eran felices, o al menos todos lo eran afuera de la isla, y esas horribles preocupaciones quedaban en el olvido o decidían ser ignoradas para seguir viviendo una feliz vida, a pesar de que los propios héroes en su soberbia habían cometido varios pecados uno detrás del otro.
No puede esconder todos tus errores bajo el tapete, alguien tarde o temprano los encontrara como un bulto horrible debajo de la fachada que pusiste y descubrirá las porquerías que hiciste.
El temblor sacudió a todo Auradon, pero lo que sacudió los corazones y saco los más profundos miedos de sus habitantes, principalmente los mayores, fue ver a la isla flotar y sin la barrera puesta, aun desde el continente se podía escuchar los gritos de los villanos, la tierra crujir y polvo de construcciones derrumbándose dentro de la isla.
Nadie se lo esperaba, el pánico empezó a rondar por todas las calles de la población más cercana a la isla, la escuela real incluida. Pues esto estaba mal, muy mal, los villanos podrían salir, los villanos atacarían a la pacifica gente de Auradon, los harían sufrir y destruir sus “felices por siempre”.
Mientras esto ocurría una pequeña flota de barcos se alejaba, adolescentes y niños miraban con asombro y algo de miedo atrás, esos eran los gritos de sus padres, ese fue el único lugar en que vivieron alguna vez, y la barrera ya no estaba y el cielo era azul y no grisáceo, el viento no tenía ese olor a podrido y el mar se movía con violencia, se sentían tan vivos y a la vez tan aterrados.
Los únicos que no voltearon atrás fueron los capitanes de los barcos, los líderes de las pandillas de los jóvenes de la isla y quienes conocían quizás el secreto mejor guardado de Auradon, los pecados de los “perfectos” héroes.
No estamos hablando de villanos criando niños, alimentar a sus enemigos con basura o dejarlos desamparados en una isla con menos de lo necesario, hablamos de como siempre se pintaban como “los buenos” cuando en realidad no tenían nada que envidiarles a los villanos. ¿Cómo lo sabían? Todo gracias a esa noche con el gran Yen Sid, quien amablemente les conto como en realidad habían logrado meter a todos los villanos en aquella isla y donde rayos habían sacado la isla en sí.
Siempre habían pensado que el hada madrina era poderosa, por ser la usuaria de magia quien creo el domo y de alguna manera puso a los villanos en esa isla, pero en realidad no lo era tanto. Ella no derroto a todos los villanos, y por sí sola no tenía el suficiente poder para crear una isla y un domo anti magia, pero los villanos pensaron que la habían subestimado y que su magia era fuerte al fin de cuentas, pero ahora sus hijos sabían que es lo que había hecho el hada madrina de Cenicienta para lograr encarcelarlos.
-¡Amarren bien esas velas! El mar está muy agitado y debemos alejarnos lo más rápido posible de este maldito lugar- lograron salir perfectamente a través de la barrera, el invento del joven De Vil había funcionado mejor de lo que cualquiera hubiera imaginado.
Por un momento parecía como si una cortina se habría ante sus ojos y pusieron a funcionar las nuevas mejoras que integro a los navíos Carlos, motores perfectamente funcionales para mover a los barcos, la mayoría hechos de parte de motores de lavadoras, pero para el famoso Jolly Roger que manejaba Uma se utilizó partes del motor del amado carro de Cruella, otra de las cosas que rescataron el cuarteto de jóvenes villanos que pusieron en marcha todo este escape antes de quemar la casa de Cruella.
Uma en un principio se mostró reacia en aceptar que pusieran cualquier cosa en el barco que logro quitarle al capitán Hook en una apuesta, era su mayor tesoro, su mayor logro como joven villana, pero con la promesa de por fin poder navegar con este barco en alta mar y no solo ser capitana de un barco flotando en el muelle de la isla, decidió arriesgarse, claro, con la amenaza de destazar a Mal y su sequito si arruinaban su preciado barco.
Uma no mentiría si alguien le preguntara si estuvo sorprendida al saber que el hijo de Cruella estaba vivo, pero lo que más sorprendió fue saber que el mocoso, el chico menos intimidante en el grupo de Mal y en la isla, tuvo las suficientes bolas de matar a su loca madre.
Los cachorros tienen dientes después de todo, pero un cachorro no era rival para una fiera como Cruella.
Al parecer los milagros incluso ocurren en esta isla.
Como el día de hoy.
Uma por primera vez en su vida sintió el libre oleaje, el viento limpio golpeando su cara, tomo el timón y sintió como era capaz de manejar su barco a través del mar salvaje, como ella. Ella era un ser salvaje que había nacido en cautiverio, lo que le esperaba si seguía ahí era la locura y la muerte, ahora que por fin había probado la libertad, ni los tentáculos viscosos de su madre, la ira de los reyes de Auradon o el mismísimo David Jones la arrastrarían de nuevo a esa asquerosa prisión.
Uma no era la única que tenía sentimientos de júbilo y determinación en esos momentos, los jóvenes de la isla estaban en carios niveles de asombro, por la vista y todo lo que dejaban atrás, y emoción por que fueron ellos, no sus padres, quienes lograron escapar de la isla después de todos esos años.
¡Ellos! Quienes siempre fueron tratados como peones, esclavos o una extensión más de sus propios padres.
¡Ellos! Que sus padres jamás pidieron su opinión o desestimaban su inteligencia, ingenio o fuerza pensando que jamás serian como las suyas, después de todo nada puede superar al original.
¡Ellos! Los descendientes olvidados, menospreciados y maltratados de los grandes villanos.
Varios de los jóvenes en los barcos sintieron por primera vez orgullo propio por algo que lucharon, trabajaron y planearon, no por sus padres o por la fama que traería ese logro, si no por que completaron a la perfección un objetivo que ni sus propios padres lograron.
Las olas se hicieron más grandes meciendo los barcos a su antojo, que la isla flotara creo esta inesperada marejada pero eso no les impediría escapar.
-¿Esta cosa no puede ir más rápido?- se escuchó el chillido de una de las hijas de las hermanastras de Cenicienta.
-Claro que puede, ¡De Vil! Pongamos a prueba que tan potentes son esos motores que pusiste en mi barco-
-Es la palanca que está al lado del timón, solo recuerda que debes ser ¡SUAVE!- antes de que pudiera terminar de hablar Carlos la capitana del Jolly Roger jalo la palanca a todo lo que podía dar y el enorme barco atravesó las olas como si nada, ante el cambio brusco de velocidad la mayoría en la superficie del barco termino abrazando suelo o pared de madera mientras que los otros barcos a sus lados seguían el ejemplo de la capitana Uma y ponían a toda marcha sus motores.
Los descendientes estaban libres.
*+*+*
En el continente la gente estaba en pánico, no había protocolo o algo que les habían enseñado en todos esos años que hacer en caso de algo similar ocurriera, no hubo simulacros, platicas o planes, pues ciegamente habían confiado en sus reyes cuando presentaron el plan de la isla y el domo mágico como perfecta solución.
Bueno, al parecer no era tan perfecto ese plan.
Hada Madrina, directora actual de la preparatoria real de Auradon, donde princesas y príncipes, e hijos de héroes de sus tierras asistían a clases, no era la excepción en entrar en un ataque de pánico.
En esos momentos su cara era más pálida de la que la famosa Blancanieves, con voz quebradiza trataba de poner orden a los docentes y a sus alumnos que sabiendo la noticia que el domo estaba roto era cuestión de tiempo, quizás de minutos, que los enemigos de sus padres comenzaran el ataque.
Trato de controlar lo mejor posible sus propios miedos, pero incluso con su madures y haber vivido en las épocas en que los villanos estuvieron sueltos, ella jamás estuvo preparada para una posible fuga.
Llámenlo orgullo o soberbia, ingenuidad incluso, pero estaba lo suficiente confiada de que el hechizo que había usado era infalible.
Era consiente que no era el ser mágico más poderoso del mundo, a pesar de ser un hada, una fae, no podía hacer magia sin varita, su herramienta mágica que en esos momentos se encontraba en el museo de Auradon, y lo que le había concedido tal fama fue un hechizo que ni siquiera ella misma invento.
Pero nadie pregunto, nadie cuestiono que ella había encerrado a los villanos en un domo mágico a pesar que con anterioridad solo se sabía que podía hacer algunas transfiguraciones como calabazas convertidas en carruajes o convertir a ratones en maravillosos corceles, e incluso estos maravillosos tenían límite de duración con algunas excepciones como las zapatillas de cristal. Y así como nadie cuestiono ella tampoco aclaro, ya que en la verdad se encontraba un terrible secreto, que los mismos reyes acordaron jamás compartir con alguien.
-¡Hada Madrina! ¡Hada Madrina!- el grito de una voz conocida la saco de sus preocupaciones, entrando a toda prisa a las instalaciones venia el actual rey de Auradon.
-Rey Ben, ¿Qué haces aquí?- pregunto asombrada y preocupada, suponía que su actual alteza tendría docenas de preocupaciones en ese momento, posiblemente llamando al consejo de Auradón o quizás incluso preparando un ejército para la catástrofe.
Digo preparando, ya que a pesar de que había policías, guardias y algunos caballeros, Auradon era tan pacifico en la actualidad que no veían la necesidad de tener un ejército o reservas militares, nadie pensaba en la guerra en la pacifica Auradon.
Nadie hasta ahora.
-La he venido a buscar a usted Hada Madrina-
-¡A mí!-
-Si, a usted. Debe colocar el domo nuevamente-
-¡¿Qué?! Digo, si… pero la varita-
-No se preocupe, antes de venir aquí fui por ella al museo- al mencionar esto sus guardias trajeron la varita dentro de un maletín “usted es la única que puede hacerlo, quizás todavía no hayan escapado los villanos-
Hada Madrina vio a su vieja compañera, su varita. En un principio la varita era totalmente blanca, pero después de la victoria total de los héroes y el encierro de los villanos los gobernantes decidieron condecorar al Hada Madrina como héroe de esta crucial batalla decorando su amada varita con incrustaciones y detalles de oro por las manos de los mejores artesanos del reino, por lo que su simple y humilde varita ya era considerada una joya y tesoro nacional.
-Entiendo, háganse a un lado Ben, no he usado esta intensidad de magia en años- tomo su varita con gesto determinado, debían actuar rápido.
Como dijo Ben cabía la posibilidad que los villanos no hubieran escapado aun, o al menos no la mayoría, fue al exterior de la escuela mientras los maestros trataban de enviar a los alumnos a sus dormitorios, por el momento eran los lugares más seguros y en donde los alumnos se sentirían más cómodos por ahora.
Vio la isla, flotando en el aire y el sentimiento de culpa la golpeó fuertemente, mucho más de aquellos días en que se atrevía posar su mirada en la isla. Apretó su puño sobre su varita y se concentró, creyó que jamás volvería a lanzar este hechizo en su vida.
Empezó a recitar un canto, tan antiguo que las palabras eran incomprensibles para las personas en la actualidad, no era su “bibidi babidi bu”, ni hechizo de rimas que algunas brujas y hadas usaban, no, esto era algo más poderoso.
En la punta de su barita rápidamente una bola dorada y brillante empezó a crecer como la primera vez que recito aquella magia, parecia un pequeño sol que rápidamente iluminaba sus alrededores.
Con cada silaba que salía de sus labios el pequeño sol se hacía más grande, y a la última dicha ya era difícil mirarle directamente. Hada Madrina apunto su varita hacia la isla, como la primera vez, aunque ahora estaba más cerca ante sus ojos, no como una estrella en el firmamento.
Y dejo ir al sol, como la última vez, dejando que volara cual estrella fugaz en el firmamento. Pocos sabían el significado de esa luz, pero los que estuvieron presentes en el día más feliz de todos, cuando por fin se libraron de los villanos, sintieron la esperanza palpitar dentro de sus corazones al ver aquel brillo surcar los cielos.
Entonces el sol choco contra la isla y como un fuego artificial exploto soltando chispas por todas partes, y luego… no pasó nada.
Esperaron unos segundos, un minuto, la isla seguía ahí, flotando en el aire a un poco más de altura si era posible, pero no había la aparición de un domo o algo que se le pareciera.
-¿Hada Madrina? ¿Qué pasa? ¿Tiene que tardar tanto su hechizo?- pregunto Ben mirando preocupado a su directora y consejera, pero al ver la expresión de total preocupación y horror de la mujer supo que algo no andaba bien.
-Ella no quiere… no quiere ser encerrada de nuevo… ella…-
-¡¿Quién?! ¿Habla de Malefica? ¿La reina malvada? ¿Quién?- pregunto más desesperado el rey que pensó que trayendo la varita al Hada que había creado el domo todos los problemas se solucionarían.
-Ella… la isla-
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