¡¿Cómo rayos había terminado así?! Descubierto por su hermana mayor Bianca, encerrado en su habitación esperando a que todas sus hermanas se pusieran de acuerdo para interrogarlo.
La puerta se abrió y los nervios comenzaron, todas sus hermanas entraron a la vez.
-¿Qué hacías en la superficie hablando con un humano?- dijo con un tono frío y duro como un glaciar Reyna, su hermana mayor. Nico guardo silencio, no quería mentirle a Reyna, pero tampoco quería contar lo que ocurrió.
-Si no respondes podemos interrogar al humano- siguió la segunda mayor, Annabeth- Estoy segura de que te estará esperando y será sencillo arrastrarlo al mar.
Nico palideció- ¡HABLARE!- gritó en respuesta -*maldita sea, mataré a ese rubio si sobrevivo a mis hermanas* pensó antes de comenzar a relatarles lo que en verdad había ocurrido cuando subió a la superficie por primera vez.
-...Así que hicimos un trato, nos encontraríamos cada vez que fuera posible en la costa hasta que yo me sintiera lo suficientemente cómodo para dejar que toque mi cola, le dije que eso jamás pasaría pero el sonrió y dijo que entonces nunca dejaríamos de vernos- dijo con un leve rubor el "acusado".
Un silencio rodeo la habitación, era una situación delicada, Nico le debía la vida así que no podía faltar a su palabra, y nadie lo obligaría a permitir que tocaran su cola para librarse de ello. Por otra parte Reyna y Hazel se daban cuenta de que el tiempo que había pasado con el humano lo había llevado a apreciarlo.
-De acuerdo, buscaremos un lugar en dónde puedan encontrarse sin ponerte en peligro, hasta entonces no lo iras a ver y cuando vayas será para decirle el nuevo punto de encuentro ¿Entendido?- sentenció Annabeth sin consultar a nadie.
-Pero...- Nico estaba por replicar, pero Hazel lo interrumpió.
-Si Bianca te descubrió con tanta facilidad no pasará mucho para que padre lo haga, si los encuentra en una situación así lo matará para que tu no tengas que arriesgarte más, pero si están en un lugar difícil de encontrar no se molestará- le dijo con toda la calma que su preocupación le permitía, haciendo que Nico cediera.
Pasaron semanas antes de que sus hermanas le dijeran que había encontrado una cueva que era perfecta para sus "encuentros románticos", haciendo que Nico les reprochara nuevamente que no había nada de romántico en escuchar al rubio hablando de como curaba a otros humanos en los barcos.
Pero ya se había acostumbrado a las insinuaciones de sus hermanas, así que las ignoró y fue a ver si el joven médico se hallaba donde solían encontrarse, por suerte llegó justo antes de que el rubio se fuera.
-¡Will!- gritó Nico mientras llegaba a la orilla-¡Espera un momento!
El rubio se volvió sorprendido, sonrió un instante, pero luego su expresión cambió- ¿Se puede saber en dónde te habías metido?-grito furioso, sobresaltando al pelinegro- Desapareciste sin decir nada, ¡Me tenías preocupado!- concluyó, con la cara roja de furia.
-L-Lo siento- dijo confundido el sireno, para luego contarle lo ocurrido con sus hermanas.
-Lamento haberte gritado, es que de verdad me preocupe- dijo el médico avergonzado tras escuchar la explicación de Nico.
-¿Porqué es tanto problema que te encuentre conmigo? No es como que vaya a matarte- cuestionó el blondo tras un largo e incomodo silencio.
Nico lo miró con una mezcla de sorpresa e incomodidad, titubeó, pero finalmente dijo- supongo que todos tienen miedo de que actué igual que mi hermana- dijo antes de relatar la historia con la que siempre había crecido, lo cual también llevó a que le contará lo que pasó con exactitud la noche antes de que se conocieran y los gritos que recibió al retornar a su hogar ese día.
-Pero es una ridiculez, aunque los humanos tengan un par de cosas interesantes el mar es mucho más interesante y tranquilo. ¡Jamás renunciaría a mi hogar!- concluyó el pelinegro. Espero un momento para que Will le hiciera más preguntas o saliera con un tema al azar, cómo solía hacer, pero en su lugar parecía tenso, cómo si algo le preocupará.
Finalmente el médico habló- Ya veo...- sus ojos ocultos por su cabello le daban un aire sombrío, pero su voz sonaba triste- creó que tengo mucho que asimilar, será mejor que nos veamos luego, hasta pronto- se despidió con una sonrisa tan radiante como siempre, pero su voz seguía delatándolo. Salió corriendo antes de que el sireno pudiera averiguar que pasaba.
De mala gana, Nico regresó a su hogar y les relató lo sucedido a sus hermanos, quienes compartieron miradas preocupadas y luego le dijeron que sea más cuidadoso con sus palabras y se fueron, dejando a su hermano más confundido todavía.