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Hijos de la sangre por Shiochang

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Hijos de la sangre.
Espia y traidora.

El rey de Benice ya llevaba dos días de casado cuando le llegó la invitación a la boda de su primo Quatre y se asombró que viniera de puño y letra de Ilena y no del propio interesado. Ella había agregado una nota, Quatre no estaba muy contento con el enlace, pero había teminado accediendo porque de puro ver a Trowa se le encendían las ganas. Se sonrió y le mostró la invitación a Dúo.
- Vaya - fue su único comentario.
- ¿Pasa algo malo?
- No ¿Por qué?
- Es que no es normal en ti hacer un comentario de tan pocas palabras.
- Bueno, no puedo hacer un comentario mejor si no conozco al prometido de tu primo ¿no te parece?
- No te enojes, corazón, que te pones feo.
- Gracioso - le dijo alejándose hacia el balcón, estaba preocupado, la nota decía que se llamaba Trowa Zorba ¿Sería su primo? Bien sabía que ese era el apellido de su madre de soltera y no tenían más familia por ese lado.
- La boda será esta noche en Maronia - le dijo Heero abrazándolo por la espalda - ¿Deseas ir?
- ¿Estamos obligados a ir?
- No, podemos excusarnos porque estamos recien casados, pero a Quatre le dolería mucho si no fueramos.
- Pues yo había escuchado decir que él no tenía novio y que llegaría solo a la noche de la Luna Azul.
- De seguro sus hermanas le buscaron un novio y se lo impusieron, por eso debe ser que no está de acuerdo, y eso de que se le enciendan las ganas apenas lo ve, debe ser que lo mordió.
- Pero yo no siento eso.
- Es porque te di a beber mi sangre y hemos estado intimando todos este tiempo, eso lo proboca sólo la abtinencia.
- ¿Qué me pasaría si tú no estuvieras presente? - le dijo echándose hacia atrás apoyándose en él - ¿me enfermaría?
- Lo más probable es que sí - le dijo pasando levemente la lengua por la marca que le había dejado con los dientes - no puedo saberlo a ciencia cierta.
- Me gusta esto ¿sabes? - le dijo acariciando las manos que lo rodeaban - es muy excitante sentir como tu lengua roza la marca que me dejaste.
- Mucho más excitante es escuchar tu voz cargada de deseo - le respondió él y lo arrastró de regreso a su cuarto.

Quatre estaba realmente molesto con sus hermanas, se sentía traicionado y frustrado. Lo primero se lo podía tragar pero lo segundo, no había caso, ese joven se paseaba frente a sus ojos lo más que podía despertando sus sentidos altamente sencibles a su aroma y no podía evitar que cierta parte de su anatomía respondiera inmediatamente a su presencia. Lo evitaba todo lo posible, pero igualmente se le aparecía cuando menos se lo esperaba.
- Hola, pequeño Quatre - le dijo Trowa atrapándolo entre sus brazos - tan silencioso la noche de Hoy, mi noviecito.
- Suéltame - le dijo furioso entre dientes.
- Eres un chico muy guapo para tener tan mal genio - le dijo divertido acariciando su estómago mientras miraba sobre su hombro la evidencia de su excitación - sabes que me deseas.
- Es porque me mordiste - replicó tratando de soltarse inútimente.
- Simplemente me aseguré que por siempre seamos uno - relicó acariciando osadamente aquella zona imprudente - ¿Me vas a negar acaso que te gusta?
- Me gusta - dijo con honestidad casi en un susurró - pero no significa que esté bien - tomó sus manos tratando de detenerlo - debemos esperar a estar casados - le pidió.
- Dudo que cualquiera de los dos vaya a aguantar hasta entonces - le replicó divertido atrapando su oreja entre sus dientes - podríamos consolarnos de otra manera igual de placentera.
- No... estaría... bien... yo...
Pero Trowa lo arrastró hacia su habitación, aquel hermoso ser sería suyo muy pronto, por ahora sería solo una probadita del exquisito manjar que prometía ser su adorable cuerpo.
Comenzaba a desnudarlo cuando escuchó las voces de las hermanas de Quatre fuera del cuarto y se vio obligado a soltarlo al escuchar que golpeaban su puerta.
- Trowa ¿de casualidad no has visto a Quatre?
- ¿Por qué? - respondió tapándole la boca al aludido.
- Debe ir a vestirse para la ceremonia, los invitados comienzan a llegar y en cuanto Heero esté aquí comenzaremos. …l y su esposo no deben tardar en llegar.
- Entonces yo también debo arreglarme ¿verdad?
- Claro, Jazmín y yo te acompañaremos al salón.
- Gracias, Ilena.
Quatre lo miraba furioso, con qué desparpajo se hacía el inocente frente a sus hermanas y ellas caían redonditas.
- No sé que tipo de embrujo le echaste a mis hermanas para que te aceptaran, pero ni creas que me vas a hacer caer con lo mismo.
- ¿Sabías que la ira le presta un brillo especial a tus ojos que los hace más hermosos aún? - le acarició el cabello depositando un beso en su pecho - anda, ve a arreglarte para la boda, ya más tarde completaremos lo que empezamos - le dio un beso en los labios y le acomodó la ropa.
- Te odio - le dijo desapareciendo.
- Sabes que me mientes y te mientes a ti mismo - le replicó y comenzó a quitarse la ropa para ponerse el traje de bodas.

Heero y Dúo se aparecieron en el salón tomados de la mano, aunque el trenzado se veía un tanto agotado. Zech estaba allí con su esposo abrazado a su costado y la hermana de este que los miraba furiosa. Igual estaba Traize y otros jóvenes importantes en el reino, algunos de ellos miraban con envidia al soberano y otros con envidia a Trowa.
- Así que es un extranjero - dijo Zech - al pareceremos hecho crecer la familia ¿verdad, amorcito?
- Nataku te quiere asesinar - le respondió Wufei - y no me llames así.
- Ustedes dos ¿Cuándo van a dejarse de pelear? - los regañó Jazmín - serán un mal ejemplo para sus hijos.
- Nunca van a tener hijos - dijo Nataku furiosa y se alejó de ellos.
- Creo, querido Wufei, que debes buscarle un esposo a tu hermana, tal vez así la cambie el genio y los deje en paz.
- Es un sueño imposible - sonrió Zech divertido - ya le hemos presentado varios candidatos y los ha rechazado de plano.
- Pues si sigue así no va a haber quien la aguante.
- Estás muy callado, Dúo - le dijo Heero preocupado pero este se sonrió apoyándose en su hombro.
- Estoy un poco cansado, eso es todo.
- ¿No será que este pillo te está sacando energías? - le dijo Zech y se rió cuando vio a su estoico rey perder por un segundo la compostura - eso es lo que te cansa, este loco te está usando para darse cuerda.
- ¿Es verdad?
- Cuando bebiste mi sangre te comprometiste a ser mi mayor fuente de energía - dijo encogiéndose de hombros tratando de disimular el color en su sus mejillas.
- Bueno, parece que Quatre no viene muy feliz, parece cordero al matadero - dijo Wufei mirando a su primo - ni que su novio estuviera tan mal - se alejó de Zech comprendiendo que iba a morderlo - me refiero que se ve que es un joven centrado y que sabe qué es lo que hace - se defendió al ver que le mostraba los dientes - guárdate los colmillos, te pones feo así - lo regañó.
- Bueno, pero se nota que está nervioso y deseoso de terminar pronto con esto - dijo Heero y miró hacia atrás - Vaya, es Relena - se volvió hacia Zech - ¿No habías dicho que ella no estaba en nuestro reino?
- Yo no la había visto desde hace bastante tiempo - respondió el rubio.
- Desde que regresamos de Meridian que no la veíamos - agregó Wufei - me pregunto a qué habrá venido, dudo mucho que las hermanas de Quatre la hayan invitado a la boda, en especial porque no la quieren ni en pintura.
- ¿Quién es ella?
- Relena Darlean, hermana menor de Zech y esposa del gran duque de Odesa - le dijo Heero - y no podemos expulsarla del clan hasta que nos dé una prueba definitiva de su traición y no sólo el matrimonio con un enemigo.
- La debo de haber visto en alguna ocasión en el castillo Maxwell - murmuró pensativo - tal vez esa noche que nos conocimos.
- ¿Estás seguro? - le dijo Zech.
- No, esa noche andaban todos locos en el castillo, pero si recuerdo que dijeron que una mujer les había entregado datos muy valiosos acerca del ataque enemigo y se ordenó a las tropas repartirse en tres secciones y los más fuertes defenderían el sector a espaldas de la torre principal.
- Así que cabe la posibilidad que sea traidora - dijo Zech - no me extrañaría viniendo de ella, los soldados me dijeron que habían visto a una mujer saliendo de Hondonada Perdida poco antes que nosotros y desaparecer y todos sabemos que allí sólo podemos entrar los que estamos emparentados por sangre de una forma u otra con la familia real. Por supuesto, Nataku y las hermanas de Quatre quedaron descartadas de inmediato, es Relena la única que podría tener motivos suficientes para traicionarnos.
- ¿Acaso no es tu hermana? - dijo Dúo mirando a la chica que venía hacia ellos.
- Ya verás que eso no le importa un rábano.
- Vaya, vaya, toda la familia reunida en tan grandioso acontecimiento ¿verdad? - dijo burlona y se fijó en las manos enlazadas de Heero y Dúo - ¿Quién es este?
- Más respeto con el esposo de tu soberano - le contestó Heero apretando los dedos de su trenzado para brindarle seguridad al ver el destello de odio en los ojos de la mujer - Dúo Yuy, Relena Darlean.
- Así que eres igual que tus hermanos - dijo con voz helada y cargada de veneno - Pero ¿qué más podía esperarse de ustedes si nacieron con la Luna Azul?
- ¿Cómo te atreves? - le dijo Dúo furioso.
- Tan poca cosa, un humano convertido en uno de los nuestros, que desperdicio - le dijo burlona y se alejó.
- Maldita víbora - dijo Wufei fastidiado - no le hagas caso, siempre ha sido ambiciosa y pretendió por muchos años ser la esposa de uno de los herederos al trono. Cuando Berduki se casó con Traize estaba insoportable, luego se dedicó a perseguir a Sakano y finalmente a Heero, pero cuando Zech se casó con Wufei ella se casó con Erick de Darlean, pensábamos que ya se le había pasado la tontera, ella y Heero son demasiado cercanos para casarse.
- Así que está celosa de mí.
- Algo así - admitió Zech - aunque dudo que sea porque ame a Heero, sino el poder que este representa, después de todo, su esposo es sólo un duque y Heero, por estar ahora casado, es rey.
- Olvidemos eso - los regañó Heero - preocupémonos de los novios.
La ceremonia era bastante simple al parecer de Trowa, debían jurarse amor en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, en la alegría y en la tristeza hasta que la muerte los separe del mismo modo que hacían los humanos, nada que ver con la ceremonia de los Meridian.
Trowa se sonrió cuando el anciano le dijo que podía besar a su novio y notó como Quatre cerraba sus ojos antes de ofrecerle su sonrosada boca. Se inclinó hacia él, lo tomó por la cintura para acercarlo a su cuerpo y se adueñó del beso por completo olvidándose que estaban rodeados de personas.
- ¡Vivan los novios! - dijo una voz a sus espaldas y Trowa soltó a Quatre rojo hasta la raíz del cabello.
- Parece que se olvidaron en donde estaban - comentó Dúo divertido apoyándose en el hombro de su esposo - no sería raro teniendo en cuanta lo que me dijiste ¿verdad, Heero? Claro que yo no he pasado por eso porque hemos estado siempre juntitos y sin que nos interrumpan y...
- Dúo, cállate - le dijo Heero - los estás incomodando.
- Lo siento.
- Bien, vamos al comedor a terminar el sello o los dos se pondrán loquitos - dijo Ilena arrastrando a ambos novios - vengan.
La comida fue bastante tranquila, no era extraño que en esa mesa hubiese tantas mujeres teniendo en cuenta que Quatre tenía 29 hermanas mayores, y sólo 12 de ellas estaban casadas.
Trowa había mirado de reojo a su primo pero este estaba más preocupado de atender a su esposo que de escuchar sus señales, tendría que atraer de alguna manera su atención, bebían hablar sin que lo supieran sus respectivos esposos acerca de lo que pretendía hacer el tío del trenzado.
- ¿Sabes que nuestro nuevo cuñado es capaz de leer lo que dicen las estrellas? - le dijo Jazmín a Heero - es un don muy especial ¿verdad? - lo abrazó.
Quatre se tragó la molestia a duras penas, si tanto quería abrazarlo ¿por qué no se había casado ella con él en vez de estárselo manoseando?
- Jazmín, deja a Trowa en paz, a Quatre no le está gustando que se lo abraces tanto - la regañó Ilena leyendo los sentimientos de su hermano.
- ¡Ay, perdona, Quatre! - lo soltó y Trowa abrazó al pequeño rubio en silencio.
- Brindemos por los novios - dijo Zech tratando de aligerar el ambiente.

Relena se paseaba furiosa por los jardines, ahora su corazón estaba más lleno de odio hacia los Yuy que nunca ¿cómo se atrevía Heero a despreciarla por ese trenzado? Ella era una mujer experimentada y le podía dar todos los hijos que quisiera cuando quisiera, en cambio había preferido aquel pequeño e insignificante humano, lo convirtió en uno de ellos y le dio el poder que ni Traize había obtenido del hermano mayor.
- Es una desgracia, pero me podría servir - se dijo - él debe ser su gran debilidad, si se lo entrego al rey de Meridian, Heero va a tener que unirle las tres espadas en Zero para recuperarlo y este aprovechará para matarlo en definitiva - una sonrisa maligna adornó su cara y desapareció sin saber que alguien la había escuchado.
Apareció de regreso en el castillo de su esposo y buscó a su mejor cómplice, Dorothy era hermana de su esposo y era viuda de Catalonia, muchos murmuraban que ella misma se había encargado de matar a su esposo a los pocos días de casados pero nadie se atrevía a hacer una acusación en su contra.
- ¿Dónde estabas, Relena?
- En la boda de mi querido primo Quatre - dijo fastidiada - otro que se casa con un hombre en la familia.
- ¿Supiste algo del príncipe Yuy?
- Ya no es príncipe, es rey, se casó con un humano al que convirtió en parte del clan y al que está preparando para la ceremonia de la Luna Azul.
- ¿La noche del máximo poder? - dijo la rubia pensativa - aquello nos podría ser útil - sonrió - y podremos ser nosotras las dueñas de ambos reinos ¿te imaginas? Primero haremos que Yuy una a Zero, robaremos a su hijo y robaremos todas las espadas del poder del clan de Benice para después tomar las de este reino y hacernos con el poder total, seremos invencibles e inmortales.
- Y no necesitaremos de hombres que no estén dando órdenes constantemente ni molestando para que los complazcamos - sonrió complacida - tienes razón, usaremos esta información en nuestro favor.

Las estrellas señalaban que los dueños de las cinco espadas del poder se encontraban reunidos en un mismo punto y que todos estaban concentrados en la misma idea, por lo menos eso le decían las estrellas a Diana que las estudiaba preocupada tanto por su primo como por su hermano, ellas mismas le habían contado el secreto de su hermano y que ahora estaba casado con el rey enemigo y que su primo también se había casado con alguien que llevaba en parte la sangre del rey de Benice, pero lo que más le preocupaba era comunicarle los planes de su tío que iba a atacar muy pronto al otro reino con la intención de hacerse de las espadas que ellos aún tenían y obligar al último de los Yuy a unir a Zero para luego matarlo de la misma manera en que habían muerto sus hermanos.
- Magia - murmuró mirando a su alrededor buscando el punto más alto del castillo de la misma manera en que lo hicieran con Trowa - allí, así les podré enviar un mensaje más claro - y se dirigió a la torre lentamente vigilando no encontrarse con nadie pero se topó con Goddar, su prometido - Goddy ¿qué haces aquí? - le dijo sorprendida.
- ¿Cuántas veces te he dicho que no me llames así? - le replicó este un tanto molesto - vine porque hace días que no te apareces en el castillo Maxwell y ya comenzaba a creer que tu tío decía la verdad al decir que tu hermano es un traidor, no es que me importe, en realidad me gustaría que el rey Dermail fuera destronado ¿Qué ganamos con esta guerra tonta?
- Si mi hermano pretendiera aquello ¿lo apoyarías?
- Creo que seríamos muchos los que lo apoyáramos - afirmó - incluidos mis hermanos.
- Dúo es realmente traidor - le dijo en un susurro - y ahora más que nunca necesita gente leal a él, debemos recuperar los pedazos de Zero, a Heavyarms y a Deathscythe antes que ataque el reino de Benice.
- Cuenta conmigo, el rey actual ha cometido el peor error al declarar a su único heredero traidor, es lo que estábamos esperando para levantarnos en su contra.
- Que bueno, ahora necesito tu magia para enviarle un mensaje a mi hermano.
- Claro, pequeña mía - la siguió sin protestar.

Estaba por amanecer cuando Trowa sintió una profunda opresión en el pecho y, de no ser porque Quatre lo sostuvo, habría caído al suelo. Dúo corrió a su lado para ayudarlo y sintió el mismo dolor y tuvo que afirmarse de Heero para no caer.
- Es magia negra - dijo Quatre apoyando la cabeza de su esposo en su pecho - magia de los Meridian.
- ¿Y cómo iban a enterarse de los extranjeros que se unieron a nuestra familia? - dijo Wufei preocupado.
- Relena - dijo Nataku molesta - la escuché despotricando contra ustedes y que iba a utilizar al pequeño Dúo para obligarlos a entregarse y unir a Zero.
- Ya sabía que era ella la espía y la traidora - dijo Zech.
- Como que es tu hermana.
- ¡Nataku, Zech nunca nos traicionaría!
- ¿Y cómo es que terminó casado contigo antes de una semana?
- ¡Zech me ama!
- Como no.
- Basta - los cortó Heero abrazando a su trenzado con ternura - debemos llevarlos a una habitación para que descansen y podamos rechazar la magia que los ataca - besó la frente de su esposo y lo cargó - Zech, ayuda a Quatre a llevar a su esposo.
- ¿Por qué Zech?
- Porque se pondría celoso si tú lo cargaras.
- Buen punto - aceptó Wufei y todos subieron a las habitaciones de descanso del castillo Winner y colocaron a ambos jóvenes en un sillón acostados con la cabeza en el regazo de sus respectivos esposos.
- Un... mensaje... urgente - murmuró Trowa casi sin voz - un ataque... próximo a... las ciudades... más cercanas... a Meridian... usando... la espada... de las sombras... traición... - y se desmayó.
- Meridian... dividido... peligro... rey... en avanzadas... - agregó Dúo apenas - robo... de espadas... de Meridian... encontrarse... con espia... noche... anterior... Luna Azul... - y también se desmayó.
- ¿Detectaste de dónde viene la magia? - dijo Heero mirando a Quatre insistentemente - ¿pasa algo malo?
- No puedo seguirla, al parecer pertenece a dos personas, eso la hace imposible de seguir, pero tengo la certeza que aquellas personas están intentando prevenirnos por el bien de nuestros esposos.
- Entonces debemos preparar la defensa de los fuertes de la frontera, si usan a Deathscythe serán capaces de matar a nuestra gente y manipular sus cuerpos para que nos ataquen a nosotros.
- Vaya noche de bodas - dijo Quatre molesto.
- A mí tampoco me resultó - le recordó Heero acariciando la frente de su trenzado - pero creo que me he cobrado bien el mal rato que me hizo pasar.
- Y has cobrado energías ¿verdad?
- No molestes, Zech - le dijo molesto y rojo hasta las orejas - o voy a complacer a Nataku dejando viudo a Wufei.
- Vamos, no es para tanto.
- Mira, vamos a descansar, está por amanecer y nada podremos hacer si estamos todos agotados - dijo Wufei jalando a su esposo - que descansen - se despidió llevándose al rubio más alto con él.

Trowa despertó cuando el sol ya estaba en lo alto con un hambre atroz, pero un dolor de cabeza peor, así que permaneció un buen rato en la misma posición en que estaba. Además, era muy agradable el calorcito que emanaba el cuerpo que lo abrazaba.
- ¿Te sientes bien? - le dijo Quatre acariciando cu cabello y su frente con apenas un susurro - nos asustaron mucho anoche.
- Me duele mucho la cabeza - le respondió tratando de moverse lo menos posible - y tengo hambre también.
- Es porque no lo hicimos - le dijo rojo como tomate.
- ¿Hacer qué? - dijo haciéndose el inocente.
- El amor - dijo más avergonzado aún.
- De verdad eres un chico tímido, mi pequeño - le dijo acariciando suavemente el vientre del rubio - ¿Lo quieres ahora?
- Sí.
Trowa sabía que tenía la sangre hirviendo, que era aquella la causa que le doliera tanto la cabeza, pero deseaba hacerlo con calma, disfrutar segundo a segundo el dulce cuerpo de su esposo y que este disfrutara al máximo aquellas caricias que ansiaba prodigarle. Lentamente, comenzó a acariciarle el pecho con una mano mientras recorría con la lengua su blanco y perfumado cuello.
- Eres toda una delicia - le dijo mordiendo delicadamente allí dónde lo había marcado antes de comenzar a descender dando cortos besos hasta llegar a un pezón y atraparlo entre sus dientes torturándolo hasta dejarlo completamente sensible. Lo soltó y, arrastrando la lengua, viajó lentamente hacia el otro repitiendo la misma operación.
- ¡Trowa! - gimió arqueando la espalda y más cuando sintió que una mano traviesa alcanzaba su objetivo atrapando su sexo palpitante y comenzaba a frotarlo lentamente de arriba abajo - ¡Ahhh!
- ¿Te gusta? - el rubio asintió sin voz - puedo hacerlo aún mejor - le sonrió comenzando a bajar por su vientre que se contraía a su paso, se detuvo unos segundos en el ombligo hundiendo suavemente su lengua en él provocando más gritos de parte del rubio antes de seguir viajando hacia su meta. Lentamente pasó la lengua por toda la extensión del pene arrastrando la piel frotando delicadamente antes de tomarlo entre sus labios y degustarlo como si fuera un dulce. Chupaba con fuerza y lo soltaba y volvía a apretar subiendo y bajando por toda su extensión haciéndolo moverse como culebra.
- ¡Trowa, voy a acabar! - gimió y estalló en sus labios.
Trowa se bebió toda la semilla de su amado con glotonería antes de soltarlo y se untó dos dedos con ella antes de separarle las piernas y comenzar a prepararlo delicadamente para la penetración. Lo volteó con cuidado y lo hizo ponerse en cuatro patas con el ano expuesto hacia él. Introdujo un dedo juguetón y lo sintió quejarse, así que dejó que su otra mano tomara el pene de Quatre de nuevo y lo masturbó consiguiendo que se relajara lo suficiente para introducir un segundo y tercer dedo hasta que sintió que tenía bastante espacio para trabajar. Se colocó a sus espaldas y con mucho cuidado introdujo primero la cabeza y lentamente se hundió en él, luego lo hizo sentarse sobre sus muslos y comenzó a moverse suavemente.
- ¿Duele mucho, corazón?
- Me gusta - le respondió concentrándose más en las caricias sobre su adolorido miembro que en lo que sentía atrás que lentamente se convertía en más y más placer hasta que estalló en un montón de fuegos artificiales...

Continuará...

Me pregunto porque el lemon entre Trowa y Quatre me sale más natural y menos forzado que el de Heero y Dúo. Es algo extraño ya que mi pareja favorita son estos últimos. En fin, ya veré de darles un lemon mejor a medida que agarre práctica.
Shio Chang.

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