-No hables con la boca llena
Tragó el último gran bocado y tras tomar el refresco que su cocinero amigo le había preparado también sonrió satisfecho.
-¿De quién hablas?
-De ese hombre- señaló con un movimiento de cabeza la mesa donde aquel alto pelinegro comía junto a un chico bajito y a la vista delicado
-Él es…
Luffy estaba algo sorprendido, pero no pudo evitar sonreir. Sí que era una coincidencia el encontrarse a aquel doctor con el que había chocado tres veces y que lo estuvo tratando de mocoso despistado durante esos tres días cada que se encontraban.
-¿Quién? ¿Lo conoces, Luffy?- terminó el último de los onigiris preparados especialmente para él y miró a su pequeño amigo
-Pues, su nombre es muy complicado, así que le digo Torao- sonrió ampliamente- es doctor y trabaja en Grand Line al igual que yo
-Oh, ya veo- Nami observó detenidamente los gestos que hacían el tal “Torao” y su acompañante para luego suspirar- que lástima que ya tenga pareja
-¿Cómo lo sabes, Nami-san?- esta vez fue Sanji el que interrogó
-No ven lo coquetos que se portan- miró a sus amigos- los hombres son tan lentos
Se mantuvieron callados tratando de descifrar las palabras de su amiga, pero ninguno, a excepción de Luffy se decidió a contestar.
-Pero él ya tiene pareja- observó cómo sus amigos le ponían atención- lo vi hace poco con una mujer y por lo que hicieron supuse que eran más que amigos
-¿Pues qué estaban haciendo?- preguntó el de nariz puntiaguda interesado
-Creo que estaban a punto de tener sex…-Zoro se apresuró a taparle la boca al pequeño pelinegro, su amigo era demasiado desinhibido para algunas cosas.
-Ya entendimos, no lo digas- el rubio peinó con sus dedos su sedoso cabello- pero ¿cómo pudiste ser testigo de eso?
-Oh bueno…-el menor sonrió- les cuento solo si Sanji me prepara más comida luego shishishi
-No tienes remedio-suspiraron los demás- está bien, el cejillas lo hará, así que cuenta- culminó el peliverde
-¿Por qué tomas decisiones sin mi permiso? Idiota
-No empiecen y dejen que Luffy hable- Nami los fulminó con la mirada y espero pacientemente a que su risueño y glotón amigo iniciase
....
....
-Eso es todo, ahora dame más carne, Sanji- se le hizo agua a la boca al imaginar el nuevo platillo que su amigo prepararía para él
-No tardo- fue hacia la cocina suspirando
-mmm… entonces le gusta jugar, es fácil deducirlo y hoy- la mujer señaló con su dedo índice disimuladamente- ese pequeño chico es su presa
-No entiendo nada de lo que dices- Ussop la miró confundido
-No tienen que hacerlo, son demasiado lentos después de todo
El menor de los presentes allí solos se mantuvo callado esperando la carne que tanto le gustaba y tratando de que los pensamientos acerca de “él” lo dejasen de atormentar.
“Porqué simplemente no puedo olvidar todo lo relacionado a ti”
Pasaron unos diez minutos y el rubio regresó con otra bandeja llena de comida para el enfermero.
-¡Gracias, Sanji!- el moreno comenzó a comer estrepitosamente
-Ten- el rubio entregó un chocolate a su rival de cabello verde
Zoro lo recibió debatiéndose internamente. A él no le gustaban las cosas dulces, pero si su rubio se lo estaba dando especialmente a él, se lo comería sin rechistar.
-Gracias- se deshizo de la envoltura y tras echárselo a la boca sonrió satisfecho
“Está relleno de sake”
-Aún estamos aquí, tórtolos- la pelinaranja amaba fastidiarlos
-C-Cállate- enfureció el peliverde
----------------------------------------------------------------------
-Tch- se quejó- de solo ver todo esto me dan ganas de salir corriendo
-Deja de quejarte y ayúdame también- fue hacia una de las grandes cajas que habían en el departamento de su amigo y comenzó a abrirla
-Pero Zoro- hizo un puchero- tengo mucha flojera
-Ya verás que no demoraremos mucho, anda- revolvió los cabellos del pequeño pelinegro
-Está bien
....
Luego de unas tres horas de arduo trabajo, lograron desempacar todas las cosas del moreno y acomodarlas en su nueva morada.
-Estoy exhausto, es mejor que me vaya a mi casa a darme una ducha- el peliverde fue hacia la entrada del lugar
Su amigo abrió la puerta con un puchero y salió junto con el hacia el pasillo.
-Nee Zoro, quédate a jugar un rato conmigo- dijo fuertemente para luego sonreir tratando de convencerlo
-No puedo ¿no se te olvida algo?- señaló con la mirada su brazo- por culpa de esto demoramos más en ordenar todo
-Es cierto, no puedes tomar los mandos de la consola- suspiró resignado- bueno, cuídate, nos vemos luego- abrazó fuertemente a su amigo y le susurró- espero que Sanji y tú puedan estar juntos pronto
-N-No digas tonterías- revolvió los cabellos del enfermero desviando la mirada avergonzado para luego ir rumbo a los ascensores
“Ahora solos seremos yo y el play station”- pensó Luffy antes de entrar nuevamente a su apartamento.
------------------------------------------------------------------------
Luego de tan buena comida y una excelente sesión de sexo junto a ese chico del cual no recordaba ni el nombre, llegó a su edificio con intención de terminar de revisar las historias clínicas de unos cuantos pacientes que habían vuelto luego de mucho tiempo a su centro de trabajo.
Tras salir del ascensor se dirigió hacia la puerta con el número 702 y buscó sus llaves en uno de los bolsillos de su chaqueta negra.
-Nee Zoro, quédate a jugar un rato conmigo
Al escuchar aquella voz giró un poco sorprendido hacia la dirección de dónde provenía.
“¿Qué hace él aquí? ¿Es él el nuevo inquilino del departamento 701? Si es así al menos no oiré gemidos a cualquier hora del día, aquel sexy pelirrojo y su pareja se comportaban como conejos”
Observó de reojo cómo el pequeño pelinegro abrazaba tan íntimamente a un hombre alto de cabellera verde.
“Debe ser su pareja”
Al encontrar su llave entró con esta a su hogar y se dirigió rápidamente a buscar los papeles que tenía que revisar ya que la ducha se la había dado en el hotel en dónde había estado hace poco.
Se sentó en su escritorio dispuesto a empezar con su trabajo, pero por más que intentaba no podía concentrarse. Recordó cómo mientras se follaba a aquel chico con el que almorzó en el Baratie, de la nada, la imagen de aquel enfermero invadió su mente.
“¿Acaso me lo quiero tirar?”
Analizó por un momento al pequeño pelinegro y sonrió al recordar lo confianzudo y tonto que parecía ser.
“Tiene un buen culo y lo inocente que se ve me hace querer romperlo de muchas formas”
A su mente vino también la escena de hace un momento y eso lo hizo sonreir aún más.
“Si tiene novio será aún mejor, puedo hacer que se enamore de mí, que engañe a su pareja lo hará todo más excitante y al final, lo dejaré cuando me aburra de él”
Tuvo un debate interno con su principio de no involucrarse con nadie en el trabajo, pero al final mandó al demonio todo. Le interesaba el chico y cuando algo lo hacía tenía que ser suyo, solo así dejaría de tomarle importancia.
“Está decidido, no puedo esperar, Luffy-ya”
...