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Yo en ti por Mascayeta

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El viaje programado por una semana llevaba cuatro meses, en los cuales su estilo de vida había cambiado en más de un sentido.


Inmediatamente se confirmó el fraude administrativo encabezado por uno de los directores del departamento de ventas, en su calidad de asesor, se vio obligado a ayudar a la reestructuración de este. Entre una y otra cosa, el tiempo paso haciendo que nuevos lazos se crearan en su vida. A pesar de que reconocía cada una de estas experiencias, su corazón le recordaba que debía volver a su país.


Desde el ventanal del apartamento que ocupaba en Longacre House, observaba como el cielo se teñía de los colores propios de mediados de otoño. Sus vecinos, casi todos ejecutivos de diferentes multinacionales comenzaban a despedirse para volver con sus familias. Ahí era donde recapacitaba si debía dejar ese lugar, su hogar ya no existía.


Dándose cuenta de la hora, tomo la chaqueta y el celular para salir a encontrarse con quien se convirtió en su soporte en la ciudad del mundo. Si él no hubiese llegado, quizás después del primer mes habría desfallecido.


Aprovecharon algunos de los placeres que brindaba el Theatre District. La deliciosa comida de uno de los restaurantes que allí se encontraban y finalmente una caminata entre las calles llenas de diversión. Al día siguiente, tras meses de firmas de autógrafos, entrevistas y la elaboración del guion para la versión fílmica de uno de sus libros, Usami volvería a su país a reencontrarse con quien amaba.


Acomodados en la espaciosa cama como se había vuelto costumbre, las manos frías del peliplata acariciaron su espalda mientras veía las noticias. Se encontró una vez más añorando la calidez del cuerpo de Kirishima, inconscientemente comenzó a tensarse, variando su respiración.


- ¿Otra vez piensas en él? – verse descubierto lo hizo retirarse de su acompañante.


- No – mintió sin dar la cara. Usami logro atraparlo para ubicarse encima de él, buscando que dijera lo que ya sabía, pero el escritor se sorprendió al oír la respuesta. – Tal vez... por tu despedida... quieras tener algo de acción.


- Yokozawa, ¿te estas escuchando? – El peliazul se escabullo para encaminarse a la cocina. Akihiko lo siguió recogiendo su saco. Las lágrimas rodaban en silencio por el rostro de su amigo. Acercándose le quito la taza de café para dejarla en la mesa –Te permites estos juegos conmigo porque sabes que no engañaría a Misaki; pero, si aceptara lo que me acabas decir ¿Qué harás? ¿Gritaras el nombre de Zen mientras te lo hago?


- ¡¿Y tú qué me dices?! – chillo el menor apartándose, sentía rabia y miedo de quedarse solo, no quería que se fuera, por primera vez envidio a alguien - ¿Qué harás si Takahiro te separa de su hermanito definitivamente? o peor aún, si tu muchachito dice que te abandona porque le da pena estar contigo o que se enamoró de otra persona.


Yokozawa supo que había hablado de más, por defenderse dijo algo que sabía era mentira. Takahashi durante ese tiempo no había hecho sino utilizarlo como "celestina" para poder saber del escritor, en cada mensaje le repetía que estaba seguro de sus sentimientos, incluso si eso equivalía dejar a su hermano. Debía pedir disculpas, pero como siempre su orgullo pudo más:


- ¡Vete! ¡Lárgate de aquí! – Sus sollozos se mezclaron con gritos - Era tan lógico que me rechazarías... todos al final siempre lo hacen.


Así hubiese deseado reprocharle, Akihiko comparo su vida con la de Takafumi, y una vez más agradeció el haber conocido a Misaki.


Usami sabía que merecía un castigo por haber permitido que Hiroki se rebajara a ser el sustituto de su amor imposible por Takahiro. Pero el destino le dio una oportunidad con este chico diez años menor que él, y la aprovecharía hasta donde se lo permitiese: Una hora, un día o toda la vida.


El peliplata se aproximó estrechándolo, se había encariñado con un ser que, a pesar de verse tan fuerte, era más débil de lo creía. Dio un vistazo al apartamento, las fotografías de Hiyori y Sorata abundaban, y no faltaba una que otra de la niña y su padre. El hombre también reflejaba en su físico la ausencia de su amante. No entendía si Yokozawa era muy denso para no verlo o quería protegerse para no sufrir por una falsa esperanza.


Antes de retirarse pensó que era bueno responder la pregunta.


- Nuestra relación fue puesta a prueba al igual que la tuya. Solo que separarnos por un tiempo fue una decisión que tomamos juntos, quizás porque no hay una niña de por medio.


- Usami yo...no debí, por favor... - el escritor lo beso para luego susurrar en su oído.


- Si me abandona, volveré a ti y no me detendré, porque mi único objetivo sería que los dos olvidemos, pero juntos – Takafumi sonrojado solo pudo ver al escritor desaparecer detrás de la puerta.


- P - perdóname – apoyando su mano en la madera, supo el hombre tenía razón, debía resolver su asunto con Zen.


Esa madrugada no durmió, reviso las fotos que le comenzaron a llegar después de celebrar su aniversario. Poco antes de las 5 de la mañana marco el número de Isaka, la alegre voz al otro lado del teléfono, acepto complacido sus palabras.


Tomando un rápido baño, se vistió dirigiéndose al apartamento de Usami, si iba a volver por su familia, debía saber a qué se enfrentaba.


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