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Yo en ti por Mascayeta

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Notas del capitulo:

Gracias por los comentarios que han hecho y su apoyo.

El padre de Kirishima descanso al reconocer quien era el hombre que esperaba a su nieta en la puerta de la escuela. Desde finales de octubre, fue informado del retiro voluntario de la niña de los clubes de inglés y manualidades; a pesar de ello, Hiyori mentía ocultando con estos, lo que hacía los martes, viernes y sábados.


A prudente distancia siguió a la pareja hasta un hermoso BMW azul que los esperaba. Antes de que subieran, los saludo provocando el sonrojo de ambos. Por más que quiso no pudo retener una fuerte carcajada por ver la simpática representación: Como en una coreografía bien ensayada, tanto el hombre como la niña habían desviado la mirada, agachado la cabeza y mordido su labio. Abrazándolos, pidió permiso para acompañarlos en su "club de inglés", un poco extrañado Yokozawa vio a Hiyo-chan que subió rápidamente en el puesto del copiloto para evitar preguntas incomodas.


Su regreso al país y las negociaciones de sus nuevas condiciones laborales, le dieron la posibilidad de obtener un amplio apartamento y el privilegio de un auto con chofer, aunque sabía manejar, odiaba hacerlo.


Al entrar a la vivienda Hiyori corrió hacia una de las habitaciones arrastrándolo. Para su sorpresa, además de ser la más grande, tenía un baño privado, y un closet que contenía ropa, accesorios y otra cantidad de objetos a gusto de su nieta. Tratando de organizar la información que la niña le daba, pudo entender que Yokozawa y ella habían decorado la pieza, y que allí estaba tanto lo que le había traído de Estados Unidos y como lo comprado en Tokio.


Cuando Hiyo entro a bañarse, Kirsihima-sama salió encontrándose con una merienda hecha especialmente con sus preferencias. En la medida que el menor preparaba la cena, pudieron conversar sobre la experiencia en Nueva York, pero en especial, sobre su actual relación con la castaña.


De ese encuentro había pasado un mes y ahora sentado allí, en un banquete programado para celebrar el cumpleaños del Editor en Jefe de Emerald, con Hiyori relegada a una de las esquinas de la gran mesa, se preguntó si la madre de Sakura quería realmente darle estabilidad a su nieta o simplemente era una forma de asegurarle un futuro a esa chica, que según sabía era como una hija de crianza.


Esa noche como tantas desde que Zen había contraído nupcias, Leiko programo una cena para ganar reconocimiento y sentirse halagada. Una vez más de forma hábil, desplazo a Hiyori para ganar ella atención. La perfecta excusa de que el onomástico caía en Noche Buena, hizo que la celebración fuera el día del festival de invierno de su nieta, por ende, los logros de la niña pasaron a un segundo plano. Sin embargo, sabía que el trofeo ganado estaría expuesto con orgullo en la sala de cierto peliazul.


Comenzó a comer casi de forma mecánica; de los presentes, realmente conocía a tres personas, Yasuda el amigo de universidad de Zen, Isaka el CEO de Marukawa y Asahina el secretario y asesor legal de la editorial. Extrañó a Yokozawa,  sonrió porque sus pantalones daban cuenta de los kilos que ese muchacho lo había hecho subir en esas semanas.


Su mirada inconscientemente comenzó a detallar la pareja del homenajeado y el joven ojiverde a su lado, ¿cuántas veces noto esa misma devoción en la actitud de su hijo para con el amado oniichan de Hiyori?


No se consideraba un hombre prejuicioso, pero tampoco tan liberal, así que se reprendió mentalmente al desear que quien estuviese en lugar de la esbelta y delicada Leiko, fuera Takafumi-kun. Tal vez su gesto se entendió como un rechazo a la comida, ya que su nuera le preguntó por la calidad del plato; no obstante, su cara fue nada en comparación a las palabras que imprudentemente se deslizaron por su boca:


- El de Yokozawa es mucho mejor - cerró los ojos porque sabía que la había embarrado, debido a que la mesa quedo en completo silencio. La madre de Sakura fue la primera en reaccionar.


- Todos tienen sazón diferente, pero este plato es digno de un Restaurante Gourmet - los comensales continuaron la conversación, el mal humor de la pelinegra era visible, pero, aunque no era su interés molestarla, no tendría otro momento.


- Zen, queremos que Hiyori vaya con nosotros de vacaciones este fin de año, ella se adelantaría desde mañana a la casa de tu primo Kotaro - el castaño levanto una de sus cejas tratando de recordar algún familiar con ese nombre.


- No considero que deba incomodar a nadie en estas fechas - repuso Leiko, con el asentimiento de los padres de Sakura, la mujer empoderada de su posición de esposa del Editor General, siguió - la navidad es para pasarla con su padre.


- Y contigo en el papel de "su madre" - contraataco el padre de Kirishima por el tono grosero utilizado por la mujer.


- Yo soy su prima, no su madre - la frase hizo que los presentes nuevamente callaran. Las luces se apagaron para dar paso al pastel con las hermosas velas de bengala, el pesado ambiente se disipo entre los cantos y las copas de sake que se repartieron.


A la mañana siguiente Zen acompaño a su hija a la casa de sus padres, trato de hablar sobre cómo conoció a Kotaro, pero se sintió derrotado al ver que lo único que logro fue monosílabos mientras ella tecleaba sin cesar. Al llegar, Hiyori descendió con el transportador de Sorata y sus juguetes, solo entonces se dio cuenta que no había más equipaje para el viaje. Le estaba mintiendo, y apoyada por su abuelo. Kirishima-sama les dio la bienvenida con una gran sonrisa.


Minutos después el sonido de la bocina obligo a Hiyori a correr hacia el genkan para tomar al gato y salir. Kirishima se asomó por la ventana para divisar a Yokozawa con un elegante abrigo negro frente al deportivo rojo de Usami - sensei. La voz de su padre le recordó la posición en que él mismo lo había puesto.


- Es tu última oportunidad, mira si la desperdicias. Además, él sabe que tiene la custodia compartida de Hiyori.


Kirishima vio el auto alejarse, desde marzo de ese año todas sus decisiones habían desembocado en esto: Perder a su hija y a su amante, y él convertirse en alguien patético y manipulable en las manos de una estúpida muñeca.


Isaka tenía razón, debió hablar a tiempo.


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