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Gatos por lilycha10

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-Buenos días, abuela –le susurró al oído.

-¡AH!-Grito.

Tsunade pego tal brinco al verse sorprendida, que derramo todo el sake de su copa, sobre la mesa.

-¡HIJO DE TU MADRE! –Grito la Godaime- ¡¿Quién te enseñó a entrar por la ventana?!

Naruto no pudo responder, porque la risa no se lo permitía y se agarraba  la barriga con fuerza.

-Jajaja –Se retorcía- ¿Y tú te haces llamar Hokage? –Se burlaba- ¡Ni los genin se dejan sorprender así!

El rubio esquivaba las sillas que le lanzaban y sortear el escritorio que le pasó por encima, fue increíblemente sencillo.

Tsunade respiraba como caballo después de una carrera.

-¿QUE DEMONIOS QUIERES AQUÍ, MOCOSO?

Naruto difícilmente podía dejar de reír, ya que su pasatiempo favorito, era destrozar la oficina de la Hokage -indirectamente.

Al poco rato, llegaron dos AMBU que, ignorando los gritos de su líder y al remolino de Konoha, recolocaron el resistente escritorio en su lugar.

-Venía a pedirte un favor.

-¡No estoy de humor para hacer favores, gracias a ti!

Suspiro molesta y trato de bajarle al enojo.

-Este lo harás –dijo seguro.

Tsunade lo reto a continuar, con una mirada llena de odio.

-¿Qué cono quieres? –Gruño.

Se sirvió otra copa de sake y se la empino de golpe.

-Un mes de vacaciones –dijo como si nada y con una gran sonrisa.

Como mismo había entrado, como mismo salió. La Hokage escupió el sake como si este estuviera envenenado.

-¡Lárgate de mí vista, Uzumaki! No tengo tiempo para tus payasadas.

-Vamos, vamos –la calmaba con las manos- Escúchame primero, oba-chan.

Una vena se hincho en la sien de la rubia.

Naruto creyó que lo mejor sería dejar de jugar con su paciencia, de lo contrario no podría convencerla.

-Se trata de un acto de caridad –dijo rápido.

-¿Ah? ¿De qué hablas? –dijo más tranquila.

-¿Has escuchado, sobre la bestia de los Inuzuka? -Tanteo.

La mujer se carcajeo bajito.

-¿Con la cantidad de problemas que me ha causado ese animal?  ¡Por supuesto que he escuchado de él!

Naruto sonrió zorrunamente y la rubia temió lo que vendría a continuación e incluso se aferró a su botella de sake.

-Pues…, Kiba acaba de regalármelo.

3…2…1…

-¿QUEEEEEEEEEEEEEEEEEEE?

A esas alturas, todos en la aldea ya sabían que Uzumaki Naruto estaba en la oficina de la Hokage. ¿Quién sino, podía hacerla gritar así?

 

-¡Vamos cálmate! ¡No es para tanto!

Intentaba detener a la mujer que amenazaba con acabar con el clan Inuzuka.

-¿TIENES IDEA DE LO PELIGROSO QUE ES ESE ANIMAL? –Levanto el puño.

Naruto se rasco la mejilla, inocentemente.

-Ya tuve el placer de conocerlo –sonrió.

La rubia lo observaba con la boca abierta.

-¿Y aun así quieres que te de un mes de vacaciones, para ayudarlo a adaptarse a vivir aquí y evitar que lo sacrifiquen?

Naruto bufo.

-Y yo aquí creyendo que no me habías prestado atención.

-Ahora si se te quemo la olla, mocoso.

Naruto se puso serio.

-¡No es justo que lo sacrifiquen, porque no tiene a donde ir!-Dejo salir su vena de justiciero.

Tsunade se empino la botella de sake. Necesitaría artillería pesada, si quería quitarle esa idea de la cabeza.

-Ese animal mata por placer –intento con eso.

Fue en vano.

-Ese animal solo defiende lo que cree, que es su territorio.

-¿Y pretendes encontrarle un lugar donde se sienta cómodo? ¡No estamos hablando de un gato doméstico!

-Ya lo sé.

-Tampoco podrás razonar con él, como lo haces con Kyubi.

-¡Pero son muy similares! El mismo carácter arisco, odia que lo tengan encerrado y no le gusta la cercanía de las personas.

La mujer se quedó con la boca abierta.

-¡IDIOTA! –le golpeó la cabeza con el puno- ¡Todo eso, es lo que lo hace peligroso! ¡Lo único que los diferencia, es que Kyubi ya está encerrado dentro de ti!

Naruto se levantó, mientras sobaba su cabeza.

-Al menos déjame intentarlo –puso ojos de cachorro-. ¿Por favorrrrrrrrrrr?

Ella enarco una ceja.

-Esos ojos solo funcionan, cuando no me pides que te deje suicidarte.

-No me sucederá nada malo –sonrió-. Tengo un zorro en mi interior y puedo invocar sus instintos en cualquier momento. Sé cómo tratar a Sasuke.

-Te lo imaginas, pero no lo sabes con certeza –se negó nuevamente.

Naruto suspiro y decidió usar su última carta.

-¡Entiendo! –dijo resignado.

Tsunade lo miro incrédula.

-¿En serio? ¿Te rindes?

-¿Qué remedio? –Se dirigió hacia la ventana- Pensé que accederías por ser mi cumpleaños, pero ya veo que me equivoque.

Hizo ademan de irse pero…

-¡Espera!

Naruto se dio la vuelta, “confundido”.

-¿Es tu cumpleaños? –Lo miraba sin creérselo.

Asintió con la cabeza.

-¡¿Por qué no me lo dijiste antes?!

-¿Cuándo he celebrado yo mi cumpleaños? –Se cruzó de brazos e hizo un puchero- Kiba y Yamato son los únicos que se acordaron y decidieron hacerme un regalo

La mayor se sintió culpable, por no haber recordado el cumpleaños de su ninja preferido. Casi su nieto –ya empezaba a creérselo de tanto oírlo decir “oba-chan.

-Pero…ese regalo es…-dijo dudosa.

-¡Es precioso! –Sonrió sonador-. En mi vida he visto algo tan hermoso y de verdad quiero evitar que lo maten, oba-chan.

En momentos como aquel, llamarla así solo lo ayudo a ablandarla.

Ella suspiro resignada.

-Está bien.

Apenas lo dijo y ya tenía a un rubio haciéndole cariñitos.

-¡Gracias, gracias abuela!

-Deja de llamarme abuela, sino quieres ser tú el sacrificio.

Naruto se separó de inmediato.

-Entonces, ¿me lo puedo llevar?

-Si-gruñó.

-¿Un mes?-siguió tentando a la suerte.

-Ni más ni menos.

-¿Vacaciones pagadas?

-¡YA TE DIJE QUE SI! ¡Ahora lárgate y asegúrate de que no vuelva a ver  a ese gato!


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