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De Aristocracia y Otras Estupideces. (New Version) por Menz

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Notas del capitulo:

 Hola, cometí un gran error hace unas horas jajaa. publiqué la segunda parte de este capítulo.... sin haber cpublicado la primera parte . Perdón!!!

En este momento estoy corrigiendo eso. 

Así que...

!Accio cap 25!

Capítulo XXV

Tú y yo haciendo cochinadas en NY… No sé, piénsalo.

 

*******     *********

*** Cris*****

-Independientemente de lo que está ocurriendo, tienes que hacerte cargo de este asunto.- Le decía Guillermo.

-Lo sé, papá. Solo no quisiera ausentarme más tiempo del colegio. Sabes que quiero graduarme con el resto de mis compañeros.

-El resto de tus compañeros no son los futuros gobernantes del condado. Tienes responsabilidades. Luego podrás ponerte al día en la universidad.

Frunció el ceño, algo frustrada con eso. Le encantaba ir a la escuela, eso la hacía sentir normal. Pero desde que había regresado al condado, se la había pasado ocupada en diversas actividades.  Su agenda estaba tan llena que apenas tenía tiempo para estar con Alejandra. Sabía que la castaña entendía el porqué de su ausencia pero moría de ganas por tener más tiempo para ellas.

-Como ordenes, padre. Le diré a Álvaro que confirme mi asistencia a la reunión con los Warren.- Guillermo asintió.

-Puedes pedirle a Ale que te acompañe.

-Ella odia esas cosas.

-Pero te ama a ti. Seguro te acompañará.- Su papá sonrió.- Pronto volveré a la vida pública y podrán pasar más tiempo juntas. Eso es lo que te molesta, ¿verdad?- Sintió ardor en las mejillas.

-Yo… es que ella… así será mi vida. No sé si ella podrá soportarlo.

-Cris, es pronto para pensar en eso. ¿No crees?

- Ella es como su madre. Si Laura se fue… - Sintió una punzada en su corazón.

-Hija, no te angusties antes de tiempo. Apenas llevan unas semanas juntas. Deja que las cosas se acomoden. Confía en esa loca.- Su papá pidió un abrazo. Lo estrechó fuerte.

-Es raro que me des consejos sobre el amor.

- Sí… fui un tonto al querer presionarte para el compromiso con Alberto.- Guillermo la hizo mirarlo a los ojos.- Quiero que vivas tu propia historia de amor y que seas feliz.

- Gracias papá. Te amo.

-Y yo a ti. Ahora ve a pasar un rato con Ale antes de que Álvaro te  ponga a trabajar.

Así que sin perder más tiempo, se apresuró a ir en busca de Alejandra.  Extrañaba pasar horas con su castaña ¡y no le gustaba para nada dejarla por ahí sola!

Encontró a su chica en la alberca. Se quedó observando un momento los movimientos de Ale dentro del agua. Era tan sensual…

-Hola.- Saludó su novia, con una sonrisa en la boca.

-Hola, ¿no tienes frío?- La noche estaba bastante fría.

-No, se siente rico.- La castaña se acercó a la orilla.- ¿Todo bien?

-Sí, estaba con papá.- Se arrodilló frente a su novia para poder darle un beso.

-¿Aún eres su esclava?- La chica soltó una carcajada.

-¡Deja de decirlo así!- Se quejó.- Sabes que es mi trabajo.

-¿Por qué no te quitas la ropa y entras al agua conmigo?- Enseguida notó esa mirada pícara de Alejandra.

-Porque no quiero morir de hipotermia. Tú deberías salir ya. Ven. Necesitamos hablar.

-Esa es la peor frase en una relación.- Dijo Ale mientras salía  de la alberca y se apuraba en envolverse con una toalla.- ¿Qué pasa?- La chica se sentó a su lado.

-Primero quiero besarte.- Sonrió mientras atrapaba los labios de su amor. Enseguida sintió como era correspondida con un beso firme y húmedo.- Te amo, perdón por descuidarte.

-Tranquila, sé que nadie en la familia la está pasando bien.- Adoraba cuando Ale le acariciaba el cabello.- Ya tendremos tiempo para nosotras.

-De hecho quiero hablarte de eso. Papá quiere expandir la empresa adquiriendo nuevos hoteles. Vamos por uno en Manhattan y mañana tengo reunión con unos posibles socios. Los Warren tienen muchos negocios en NY y pueden agilizar las cosas para nosotros.

-Genial.

-¿Me acompañas a la reunión? Sé que no es la cosa más divertida del mundo…- Fue interrumpida con otro beso. Alejandra se prendió a sus labios como si fueran lo único que necesitara para vivir.

-Yo voy a donde tú vayas.- Dijo la castaña entre besos.

-Me gusta cuando me interrumpes así.- Las mejillas le ardían.

-Me gusta besarte. Es mi parte favorita de la vida.

-¿Más que leer Harry Potter?

-Más.

-¡Sí me amas!- Estrechó fuerte a su novia.

-Claro que sí, mi amor. Esta bastarda te ama.

-No me gusta que uses esa palabra contigo.- Frunció el ceño.

-Es solo una palabra. No hay que darle poder.

-Es que estoy harta de todo eso que han estado publicando sobre ti.

-Yo estoy harta pero de que me sigan por todas partes. Ya ni en la escuela me dejan en paz.

-Hablaré con la decano para que prohíba el acceso a reporteros.

-¿Usarás tus influencias, señorita?

-Solo por ti.

-¿Solo por mi? ¿Y que me dices de aquella vez en la cafetería cuando te saltaste la fila para ganar el último chocolate?

-Cállate.

******  ********

*******ALE********

Giró de golpe para meterse por un atajo hacia la escuela. Su leal escolta apareció detrás de ella, pues los chicos ya sabían muy bien sus callejuelas preferidas para esquivar a los reporteros.

El rugir de la moto se abría paso entre los automóviles. Le encanta esa sensación de libertad. Aceleró, muerta de risa al pasar como flecha frente a la camioneta con fotógrafos. ¡Nadie la  podía alcanzar, perras!

Las llantas derraparon cuando frenó en  el estacionamiento de la universidad. Al tiempo que se quitaba el casco y bajaba de la moto, Milo y Benny llegaron a su lado para acompañarla hasta su salón.  No le gustaba nada todo eso. Desde que los ataques contra ella se intensificaron, los medios no dejaban de perseguirla en busca de una declaración. Ya ni en la escuela la dejaban tranquila. Ella sospechaba que Tomás estaba detrás de todo ese acoso, pues eran los mismos medios amarillistas comandados por Fiorella lo que le seguían los pasos. Esperaba que pronto pudiera terminar la investigación para regresar a su  vida “normal”.

-Llegué.- Anunció tirando su mochila sobre su pupitre.

- ¿Cómo estuvo la persecución hoy?- Preguntó Nico mientras garabateaba una partitura.

- Me la pelan.- Respondió, observando el pasillo donde sus Men in Black le cerraron el paso a sus perseguidores.

- Con todo esto, no te envidio.- Su amigo también veía a los reporteros.

- ¿Por qué no le dices a tus matones que los eliminen?- Quiso saber la satánica Natalia.

-Porque no soy una mafiosa.

-¿Por qué no les das lo que quieren?- Opinó Lisa.- Si hablas ante ellos tal vez se calmen un poco.

-Mi tío me prohibió hacer declaraciones. Ya ves que a veces la cago.

-¿A veces?- Cruel Nico.

**** ******

Las clases habían terminado, así que se apresuró a ir a la empresa donde sería la dichosa reunión con los Warren. Cuando entró a la oficina de su novia, la chica estaba totalmente concentrada mirando la pantalla de su lap top en compañía de Álvaro.

-Este no era el acuerdo.- Decía Cris.

-Lo sé. Las negociaciones ya estaban listas, pero Warren quiere sacar ventaja de la prisa de tu padre por comprar.

-Hola.- Saludó acercándose a Cristina para darle un beso fugaz.

-Hola, mi amor.- La chica le regaló una sonrisa antes de regresar su atención a Álvaro.- Tenemos que cerrar el trato hoy. ¿Realizaste una contra oferta?

-Claro.- Álvaro sacó unos papeles y empezó a enseñárselos a Cris.

Ella se sirvió un vaso de agua y se sentó en el sofá buscando algún juego en su celular. Toda esa charla de negocios le aburría terriblemente. Si estaba ahí era para poder ver a su novia aunque sea un rato. ¡Aguantaría una aburrida sesión de negocios con tal de estar con su chica!

Cuando la hora llegó, tomó su lugar en la sala de juntas. No tuvo que esperar mucho, pues casi de inmediato Álvaro hizo pasar a los futuros socios. Un señor  maduro y dos acompañantes jóvenes.

 

-Sr. Warren, le presento a Cristina y Alejandra San Román, hija y sobrina del conde. Como le expliqué, él se encuentra recuperándose de una operación, así que ellas tienen toda la autorización para actuar en su nombre.

Observó a los Warren. Parecían tranquilos. Se estrecharon las manos mientras el mayor presentaba a los otros dos.

-Mis hijos. Peter y Stella.

-Mucho gusto.

-Hola.

Cristina y Álvaro empezaron a hablar con el Sr. Warren de costos de remodelación y cosas aburridas. Peter escuchaba atento y miraba algo embobado a Cris. Frunció el ceño queriendo clavar un bolígrafo en la mano que el hombre tenía sobre la mesa. Se mantuvo callada durante mucho tiempo, solo escuchaba lo que se decía. Al parecer no se llegaba a un acuerdo. Cristina hablaba con firmeza, argumentando el por qué no le parecía justo otorgarles más porcentaje de ganancias, pero Warren era terco. Tomó el ipad de su novia y empezó a leer los datos de la empresa de los gringos.

No creía que Warren en verdad quisiera todo lo que pedía, más bien creía que presionaba una y otra vez para lograr doblegar a Cristina. Tal vez suponía que en ausencia de Guillermo, su hija era débil. ¡No conocía a Cristi, el terror de los negocios! Pero ella ya estaba aburrida y hambrienta. Prefería llevarse a su novia a otro lugar para poder disfrutar de su compañía unos minutos antes del siguiente compromiso de la chica. Decidió tomar la palabra.

-Señor Warren, Cristina opina que su empresa es la mejor para asociarse con nosotros, cosa con la que no estoy del todo de acuerdo.- Intervino firme. Cris disimulo su asombro, la conocía lo suficiente para darse cuenta que era una de sus tantas tretas.- Como seguramente sabe, la cantidad de acciones que poseo en la empresa me permite frenar una negociación pues mi voto es indispensable para un acuerdo. Hemos recibido ofertas que me parecen más atractivas y aunque Cristina haya intentado la asociación con ustedes, eso no será posible. Fue un placer conocerlos, pero tenemos que retirarnos.- Se puso de pie, dirigiéndole una mirada significativa a su novia que de inmediato la imitó. Álvaro estaba con la boca abierta visiblemente contrariado.

-Un placer.- Cris estrechó las manos de los tres rubios y caminó junto a ella hasta su oficina. Apenas entraron, Álvaro las alcanzó.

-¿Qué rayos hacen?

-Esperar.- dijo tranquila mientras se sentaba y subía sus pies al escritorio.

-¡Baja tus pies de ahí!- La regañó su novia.

-Mi amor, tengo hambre.- Cristina la miraba, pensativa,

-No estoy segura de que esto funcione.

-Ustedes están locas. Cristina, regresa a la sala de juntas y arregla esto o tu padre las matará.

Toc toc.

Cris corrió a sentarse en su elegante silla, ella bajó los pies del escritorio y Álvaro se apresuró a abrir la puerta. Era Warren papá. Entró.

-De acuerdo, cerraremos el trato bajo sus términos. ¿Les parece si el lunes paso a firmar el contrato?

-Por supuesto, aquí los esperamos a las 10.30am.- Aceptó la azabache, estrechando de nuevo la mano del hombre.

-Señorita Alejandra, es usted implacable. Igual que su tío.

-Gracias.- Aceptó la mano de Warren.

-Con permiso.- El viejo se retiró, acompañado por Álvaro. Su novia empezó a reír.

-Si no hubiera funcionado, papá en serio nos hubiera mandado a la horca.

-Pero funcionó.- Se acercó a su amor. Se apoyó en la silla de la chica y se inclinó a besarla.- Te extraño.

-Y yo a ti. Perdón por todo esto.- Pudo notar la mirada titubeante de Cris.

-¿Qué pasa?

-Nada.- Su novia se puso de pie y la abrazó.

-Dijimos que nos contaríamos todo.

-Ale… esta será mi vida.- Dijo la chica mirándola a los ojos.- Compromisos, viajes, reuniones. Tendremos poco tiempo para nosotras y... Tengo miedo.- Logró decir Cristina muy bajito.

-¿De qué? ¿De que no lo soporte? ¿De que me vaya?- Su novia asintió. Ella le sonrió con ternura.- No te dejaré. Nunca. Será complicado. Muy difícil tal vez. Pero ¿y qué? Yo te amo, así con todo lo que venga contigo. Estoy muy orgullosa de ti, de todo lo que eres y de todo lo que haces. Estaré a tu lado en los días largos y cansados. Estaré contigo cuando el condado o la empresa estén en problemas. Me desvelaré contigo cuando el trabajo te mantenga despierta toda la noche.

-Mentira. Te quedarás dormida.- Cris empezó a reír.

-Pero me quedaré dormida junto a tu escritorio.

-Te amo. Gracias por estar.- Su novia volvió a abrazarla.

-¿Podemos comer algo ya?- Dijo al tiempo que sus tripas rugían hambrientas.

****** ********

-Esto quedó genial. Muchas gracias, Sergio.- Estaba en el club supervisando que todo estuviera listo para el arranque de las clases de equitación.

-Espero que a Cristina le parezca bien. Sé que sigue detestándome.- El chico se ruborizó.

-Ya se le pasará. Solo tiene que darle una oportunidad a este nuevo Sergio.

-¿Cómo lo haces?

-¿Qué cosa?- Preguntó distraída revisando las monturas que se utilizarían. Se habían mandado personalizar con el nombre de cada niño estampado en el cuero.

-Pasar página… perdonar lo que pasó.

-No sé, yo solo soy feliz y ya.

-¿No te molesta todo lo que han dicho sobre ti?

- No. Pueden decir lo que quieran. Yo sé quien soy.

-Ojalá yo pudiera tener la misma fuerza que tienes tú.

-No se trata de fuerza, es más bien aceptarte tal cual eres. Para ser la persona que soy ahora tuve que pasar por situaciones muy duras, así como las pasaste tú.

-Ale, ¿tú…? ¿Es verdad que no eres hija de Antonio?

-¿También ya te creíste los chismes de Fiorella?- Sonrió.

-No es eso, solo… no he pasado mucho tiempo en el palacio pero… me parece que las cosas son más complicadas de lo que se supone. Entiendo que no puedas admitir nada, solo quiero que sepas que cubriré cualquier secreto familiar.

-Gracias. Lo que importa realmente es mantener a salvo a Castilnovo.

-Lo peor que podría pasarle al condado es que Tomás se apodere de él.

-Eso nunca pasará. Guillermo es muy fuerte y Cristina…

-Ella es temible.- Dijo Sergio con algo de pánico en su voz.

-Sí, lo es.- Admitió divertida.

******* **********

Estaba dentro de su auto esperando a Cristi, buscando en su lista de reproducción alguna canción. Presionó “play” y “Te aviso, te anuncio” retumbó dentro del vehículo.

Habían pasado un par de días desde el arranque de las clases de equitación y la agenda de su azabache por fin le había permitido asistir a la universidad. Su padre tenía ya programada su reaparición pública en un par de días, así que al menos tenía el consuelo de poder estar más horas con su novia.

Tarareaba mientras respondía un mensaje de Lalo. Estaba inspirada escribiéndole todas las groserías que se le ocurrían, tan concentrada que dio un respingo cuando alguien tocó la ventanilla.

Ileana le sonreía desde fuera, haciéndole señas para que bajara el cristal. Lo hizo.

-Hola.- saludó la chica, agitando su cabello.

-Hola.

-¿Ya te vas?

-Casi. Espero a Cris.

-Escuché que lo tuyo con Valeria se acabó, ¿es cierto?- Pensó un momento antes de responder.

-No sabía que hablaban de mi y de Valeria por ahí.

-Cariño, tú siempre eres noticia. ¿Es verdad? ¿Terminaste con ella?

-Fue un acuerdo de las dos.- No quería que Ileana tuviera material para fastidiar a la pelirroja.

-Pues que tonta es. De ser la amante de una San Román, pasó a ser solo Valeria Demonte.

-Pues Valeria Demonte me parece una chica genial.

-Como sea. No sabes que feliz me hace saber que lo suyo ya terminó.- Ileana se inclinó hacia ella, coqueta y sinvergüenza.  Sintió como le acariciaba el rostro. Se apartó lo más que pudo.- Me encanta cuando te pones difícil.- La rubia acercó la cara, ¡iba a besarla! Presionó el botón junto al asiento para que éste se reclinara rápidamente, evitando así el contacto con esa boca.

-¿Qué haces?

-¿Tú que crees?- Se sentía muy incómoda ahí acostada. Se apresuró a bajar del auto para aclararle las cosas a esa loca de una vez por todas.

-Escucha, es verdad que lo de Valeria se acabó, pero eso no significa que quiera algo contigo.

-Oh vamos, - la chica se le colgó de la chamarra.- todos necesitamos con quien desahogarnos. Tú puedes hacerlo conmigo.

-¿Desahogarme?

-Sí, tu sabes… alguien tan apasionada como tú debe tener con quien apagar ese fuego.- Soltó una carcajada.

-Mi fuego está muy bien, gracias.- Sujetó las manos de Ileana, haciendo que la soltara de la ropa. Se apartó de ella.- No me pareces mala persona, pero eres una insistente que no entiende lo que significa “no”.

-Yo no sé qué hizo Valeria para que te aburrieras de ella tan rápido. O tal vez es solo que no sabe hacerlo. Yo podría volverte loca.- Suspiró, cansada de lo mismo.

-Ileana, ¿Qué hago contigo?

-Cógeme.

-Eso que quieres jamás pasará. Nunca. No me interesa tener una amante.

-Alejandra, eres tan puritana. Pero sé que un día tendrás ganas y yo estaré aquí. Al fin y al cabo eres hija de tu padre, el gran Antonio, amante de todas. O… ¿es que realmente él no es tu padre?- Frunció el ceño.

-¿Para eso te acercaste? ¿Para averiguar si soy su hija o no?

-No. La verdad todos esos rumores me tienen sin cuidado. Yo solo vine por ti. Extraño tus besos. – La chica dio un par de pasos hacia ella.

-Ileana, que sorpresa verte por aquí.- Cristina las observaba con ojos de diablo infernal.

-Hola Cristina, que gusto.- La rubia saludó a la azabache, besándole la mejilla. Su novia ni se movió.- Estaba preguntándole a Alejandra que día está libre, para salir.- ¡¿Qué?!

-¿Ah sí?- Cris sonrió con burla.- ¿Y qué día estás libre?- Le preguntó.

-Nunca. Jamás. Estoy ocupada por toda la eternidad.

-¡Ale, que graciosa eres!- Ileana empezó a reír. ¿En serio no se daba cuenta que no estaba bromeando?- Te llamo para quedar.

-Ya te dije que no…- Se alejó rápido pues la rubia casi le roba un beso. Enseguida vio como la chica fue jalada con violencia y arrojada al otro extremo.

-¡¿NO ENTIENDES QUE NO QUIERE NADA CONTIGO?!- Cristina se paró entre las dos. Casi podía sentir su ki de súper saiyajin nivel Dios, apunto de arrasar con todo el condado.- ¡Si te vuelves a acercar a ella te juro que te haré pedazos!  ¡Lárgate! ¡Ahora!

-Creo que es Alejandra la que debería decirme eso.- Debatió Ileana.

-¡Ya te lo dijo infinidad de veces pero tú sigues de ofrecida! ¡Lárgate de mi vista o este será tu último día en Castilnovo!

-¡Tú no puedes…!

-¡¿OLVIDAS QUIEN SOY?!-  La azabache dio un paso hacia la rubia. Ileana pensó un par de segundos y después se marchó, totalmente ofendida.

-¿Cris…?- No sabía si era prudente dar más señales de vida.

-Sube al auto.- Ordenó el demonio infernal. Obediente, subió y aceleró para salir de ahí lo más rápido que podía. Tomó la avenida imperial, directo a la empresa. Cristina estaba con los brazos cruzados, mirando al frente sin moverse.

-Amor…

-No hables.- Volvió a quedarse callada por varios minutos, concentrada únicamente en llegar a la oficina con vida.- Es el peor disgusto que he tenido.- Retomó la palabra su novia.- Detesto a esa tipa. ¡¿No vas a decir nada?!

-Dijiste que no hablara.

-Eres increíble.- Entraron al estacionamiento subterráneo.

-¡Le he dicho muchas veces que no me interesa!

-¡Pero saliste con ella!- Cris bajó del auto, azotando la puerta.

-¡No fue porque quisiera estar con ella! ¡Fue para ir al concierto!

-¡Desde ese día no se quita de la cabeza la idea de acostarse contigo!- La azabache presionó con saña el botón del elevador.

-¡Yo no quiero acostarme con ella!

-¡¿Estás segura?!- Entraron al ascensor.

-¡Claro que sí! ¡Tú lo sabes!

-Pues yo no sé.- Cristina hizo una mueca de desconfianza.

-¿Es en serio?- Ahora ella se estaba enfadando.- Estoy contigo, te amo a ti. No salgas ahora con tu drama.

-¡¿Drama?! ¡Esa zorra iba a besarte!

-¡Y me aparté! ¡Nunca dejaría que pasara algo con ella o con alguna otra! ¡Me caga que desconfíes así de mi!

-¡¿Y tú que harías si ves que alguien quiere besarme?!

-¡Le rompo la cara!

-¡¿Ves?!- Las puertas se abrieron y Cristina salió a paso veloz. La siguió y aseguró la puerta al entrar a la oficina.

-Le rompería la cara, pero no te haría un drama a ti.

-¿Por qué dijo que extraña tus besos?- Se quedó callada un momento.- ¿La besaste?

-No. Fue ella. Después del concierto.- Cris apretó la mandíbula.- ¡La llevé enseguida a su casa! ¡Te lo juro!

-¿Sabes qué? Mejor vete al palacio. Estoy muy enfadada y tengo mucho que hacer.

-Te pones insoportable.

-¡Pues vete!

-¡No me quiero ir!  Lo que pasó con ella fue hace mucho, no significó nada para mi. No fue más que un beso que detuve enseguida.

-¡No quiero que me cuentes de tus aventuras!

-¡Yo no quiero empezar a discutir y a recibir cuchillos cada vez que alguna chica se me acerque!

-¡No se trata de las chicas, se trata de esa zorra! ¡¿Crees que me agradó escuchar lo que te decía?! “Quiero apagar tu fuego”- Cris empezó a hacer una imitación sensual de las palabras de Ileana.- “Podría volverte loca”, “Cógeme”… ¡¿Qué?!- ¿Era normal haberse excitado al escuchar esas palabras saliendo de su novia?

Con decisión, atrapó los labios de Cristina en un beso furioso. Abrazó posesivamente a la azabache, que la empujó, pero su abrazo era más fuerte.

-Cristi, ¿no te das cuenta? Tú eres el fuego.- Con desesperación, la acorraló contra el escritorio.

-No quiero...- Logró decir su novia.

-¿Por qué no? La puerta está cerrada.

-Sigo enojada contigo.- Respondió la chica mientras respondía a sus caricias.

-No se nota.

-Es que tú…- Cristina suspiró.-Es la empresa de nuestra familia, nuestro lugar de trabajo. Hay que respetar.- Empezó a hacerle cosquillas a su novia.- ¡Amor!- Ya no habían rastros de mal humor.

-Me estoy portando bien.-  Acarició a Cris por encima de la ropa y empezó a desabotonarle la camisa blanca que traía. Se inclinó y besó la piel expuesta de Cristina. Se entretuvo bastante en la zona entre los senos de la chica.- Te deseo… te extraño.- Aspiró el aroma de su chica. Llevaban muchos días sin intimidad, sin un momento a solas.

-Alejandra, espera…- La azabache miró a su alrededor.- No podemos hacerlo aquí. Es inapropiado.- Dijo más convencida que antes.

-Pero…

-No me hagas enojar otra vez.- Dijo Cris, frunciendo el ceño y cruzando los brazos.

¡Mujeres!

******* ************

-Me parece bien.- Decía Cristina al teléfono mientras se preparaba para subir a la camioneta. Estaban saliendo de un acto público en un hospital. Sofía iba con ellas y estaba entretenida saludando a las personas que las esperaban fuera del edificio, acompañada de Luciano. Los flashes de las cámaras no dejaban de cegarla. ¿Podían salir de ahí ya?

-¡Alejandra, ¿puedes responder unas preguntas?!- Gritó un reportero a su derecha.- ¡¿Quién eres en verdad?!

-¡¿Por qué no te haces una prueba de ADN?!- Quiso saber otro. Miró a esos tipos. Eran los secuaces de Fiorella. Las personas empezaron a abuchear a los reporteros. Sintió una mano tomar la suya. Cristina había cortado la llamada con Álvaro y se había acercado a ella.

-Estoy harta de ellos.- Dijo Cris sin cambiar su expresión relajada.

-¿Está permitido tomarnos de la mano?- Preguntó irónica.

-No. Y tampoco hacer declaraciones.- La azabache dio un par de pasos hacia las cámaras, sin soltarla. Enseguida llamó la atención de todos.

-¡Vizcondesa!

-Lo que diré a continuación será lo único que manifieste sobre este tema ridículo.- Empezó a decir la chica con más firmeza de la que había escuchado en su voz desde que la conocía.-   Mi familia nunca responde a este tipo de rumores, pero no puedo quedarme callada si esas calumnias son en contra de alguien tan importante para mi. En las últimas semanas ha circulado información falsa sobre Alejandra, poniendo en duda su legitimidad e identidad. Así que hoy les digo a todos los habitantes del condado, que Alejandra es una San Román legítima, hija de mi fallecido tío Antonio, amada por él y por toda la familia. Así que ahora les doy mi palabra de que esa es la verdad y les aseguro que esas personas que filtran ese tipo de información errónea solo quieren desviar la atención de lo realmente importante: la investigación del fraude al condado. Los San Román jamás permitiremos que Castilnovo caiga en manos equivocadas, jamás permitiremos que tantos siglos de trabajo caigan por la borda por culpa de gente que solo busca poder, sin importarle el destino de los millones de habitantes del condado.

El silencio reinó por varios segundos mientras las palabras de Cristina resonaban aún. Ella solo observaba el ceño fruncido de la chica.

-Eso es todo. Gracias a todos por venir.- Luciano había salido de quien sabe donde y las llevaba rápido hacia la camioneta mientras todos los presentes lanzaban mil preguntas.

-Cristina, ¿por qué hiciste eso?- Cuestionó Sofía, con expresión de disgusto. ¿Tan rápido ya estaban en la avenida? Su cerebro aún procesaba lo que había pasado.

-Porque estoy harta, madre. Los San Román no nos quedamos sentados mirando, nosotros vamos a la guerra.

Un celular empezó a sonar. Luciano se apuró a sacar el aparato de su bolsillo. Quedó pálido cuando observó la pantalla.

-Diga, señor.- El asistente tragó en seco.- Enseguida.- Luciano miró a Sofía, tembloroso.- Don Guillermo pide hablar con la vizcondesa.

-Yo lo atiendo. – Sofía tomó el teléfono y lo pegó a su oreja.- Guillermo… - La condesa torció el gesto y se quedó en silencio un momento.- Estuve de acuerdo con esa declaración.- Dijo al fin su madrastra.

-Madre…- Cris quiso intervenir, pero Sofía le hizo una señal de advertencia para que se mantuviera callada.

-Hablamos en la casa.- Dijo Sofía antes de colgar.- Bueno, supongo  que me han arrastrado a esta travesura.

******  **********

-¡Sabes que nunca hacemos declaraciones de ese tipo!- Bramó Guillermo. Estaban ya en la habitación de su padre.

-¡¿Y por qué no?! ¡¿Quieres que sigan haciendo especulaciones?! ¡¿Quieres que a alguien se le ocurra la idea de que tú eres el padre y no Antonio?!- Se defendió Cristina, furiosa.- ¡Estoy harta de quedarme quieta mientras Tomás ataca a Alejandra! ¡No voy a permitir que se sigan metiendo con ella! ¡Tomás debe entender que lo aplastaré si no se calla!  

-¿Por qué no nos calmamos todos?-  Se metió Sofía.- La familia debe  estar unida hoy más que nunca. Cristina, entiendo tu molestia. Guillermo, ¿que hace falta para detener a Tomás?

-La investigación se ha topado con pared. Aún no logramos localizar el dinero. Así que el Fiscal me pidió paciencia.

- Mientras eso pasa, ¿por qué no confiamos en la gente?- Se metió ella.- Lo único que ha logrado Tomás aquí es poner a los nobles de su parte pero, ¿cuántos son ellos? Nosotros tenemos a la gente común de nuestro lado. No dejemos que logre desesperarnos, él no puede hacer nada.

-La Corona mandará a uno de sus ministros.- Anunció el conde.

-¿Qué?- Dijeron Sofía y Cris a la vez.

-Poco antes de que ustedes llegaran, se comunicaron conmigo. En cuanto la corte termine sus sesiones ordinarias, un ministro visitará Castilnovo.

-¿Y eso qué?- Ella no entendía muy bien todo aquello.

-Álvaro logró averiguar algo con nuestros contactos en la capital.- Dijo Guillermo sirviéndose un trago.- El Ministro Braga tiene nexos con Tomás y es quien “resolverá” los problemas en Castilnovo.- Dijo su padre haciendo comillas con los dedos.- Escuchen bien esto: a partir de ahora esta familia hará exactamente lo que yo les diga.

-¿Qué? ¿Quedarnos quietos?- Preguntó la azabache algo frustrada.

-No. Tomás logró tejer una red de transferencias y contraseñas que van ejecutándose diariamente. Dar con la contraseña correcta es casi imposible. La Fiscalía necesita más tiempo para lograr generar suficiente evidencia para lograr que un juez autorice intervenir el servidor de Tomás y buscar el código necesario para acceder al dinero.- Su padre la observó.

-¿Qué?

-Ya no tenemos tiempo para esperar a la Fiscalía. Seguro Braga viene con toda la intención de hacernos a un lado y otorgarle el título a los Aragón. Así que tengo un plan. Es arriesgado y loco, así que tienes que hacerlo tú.

-Suena bien.- Sonrió.- ¿Qué hay que hacer?

******* **********

-No estoy de acuerdo con eso.- Decía Cristina por milésima vez. El día anterior, su padre les había explicado el plan para acabar con todo ese lío de una vez por todas.- Otra persona podría ir, no sé por qué tienes que ser tú.

-Ese plan es una locura y soy la persona más loca que conoce papá.- Dijo como si nada mientras revisaba unos cajones  en su habitación.

-Pues no quiero que vayas tú. Y menos que Sergio te acompañe, aún no confío en él.

-Ya Cris, debes confiar en papá.- Sonrió feliz el encontrar una vieja caja con varios petardos en ella.

-Tú deberías dejar de ser tan despreocupada.- Refunfuñó su novia.

-Tranquila, mi amor. Verás que todo estará bien.- Revisó por todas partes hasta que encontró un encendedor. Corrió al balcón.

-¿Qué haces?- Su novia se apresuró a ir tras ella.

-Juego con estos petardos.

-¿Petardos?- Se fijó en la mirada curiosa de su azabache.

-¿Nunca habías visto uno?

-No.

-¡No puede ser! ¡¿Qué rayos haces en año nuevo?!

-Pues… normalmente papá da una fiesta de gala aquí.

-Puaaj, que aburrido.- En serio eso le hacía querer pedirle perdón a la humanidad.

-¿Tú que hacías?- Cris la miraba feo.

-Bueno….- Empezó a sacarle bien la mecha a los petardos (para quien sea aburrid@ como Cristi y no sepa lo que es… un petardo es como un pequeño tubo relleno de pólvora, con una mecha y hace ¡pum!).-  normalmente Lalo y yo nos pasábamos toda la noche aterrorizando a los vecinos haciendo explotar estas bellezas. En una ocasión pensamos en agregarle algo más… llamativo. Así que creamos sangre utilizando de esos polvitos que se usan para refrescos de fresa, agregamos miel para que tomara la consistencia un poco más espesa. Rellenamos varios condones con ella, los pegamos a los petardos y ¡listo! Valió la pena el mes de castigo.

-Tonta, eso fue vandalismo.

-En ese entonces no sabía.

-¿Cuántos años tenías?- Cris se cruzó de brazos con expresión de escepticismo.

-Quince… algo así.

-¡¿Y no sabías que era vandalismo?!- Soltó una carcajada.

-Bueno… queríamos divertirnos un poco. ¡No lastimamos a nadie!

-Nunca le cuentes esa historia a nuestros hijos.

-¿Hijos?- Cris se ruborizó.

-Solo fue una expresión.- Dijo la chica apartando la mirada. Se acercó a darle un beso.

-Enciende esto.- Le pidió a su novia entregándole el encendedor mientras ella sostenía la mecha.

-¡¿Estás loca?!

-Sí. Vamos, será divertido.

-Alejandra, no seas infantil.

-Cristi, anda.- Puso la mirada de cachorro que utilizaba a veces con la azabache.

-Deja de hacer eso.- Exigió Cris.

-¿Hacer qué?- Se puso aún más tierna.

-¡Ale!- Su novia empezó a reír.- Te odio.- Pegó el fuego a la pequeña mecha.

Tomó impulso y lanzó el petardo al aire.

¡Boom!

Uno más.

¡Boom!

Otro.

¡Boom!

-¡ALEJANDRA! ¡CRISTINA! ¡VENGAN AQUÍ AHORA MISMO!- Las dos dieron un brinco de susto al escuchar la voz de su padre desde el segundo piso.

*********** ***********

-¿Crees que sea buen momento para viajar?- Después de que su molesto padre las regañara por usar pirotecnia en el palacio, les había informado que tendrían que realizar un viaje a NY para tomar posesión del hotel que comprarían y reunirse con los que se encargarían de los trabajos de remodelación.

-Es el mejor momento.- Se metió Álvaro que había llegado para entregarle a Guillermo la cotización de lo que se gastaría en darle al nuevo hotel, la imagen de los demás de la cadena.- En cuanto llegue el ministro Braga, es necesario que ese asunto esté listo ya. Necesitamos tener protegido el patrimonio de su familia.

-¿Trajiste los documentos?- Le preguntó Guillermo a su mejor amigo.

-Claro.- Álvaro sacó una elegante carpeta y se la entregó a su padre.

-Son las nuevas disposiciones sobre el patrimonio familiar y mi testamento.- Les informó su papá, mientras revisaba ambos documentos.

-¿Hiciste lo que te pedí?- Preguntó Cris.

-Sí. También lo que me pidió Alejandra.

-No estoy de acuerdo con eso.

-Últimamente no estás de acuerdo con nada.- Le dijo a su novia tomándole el pelo. La chica le sacó la lengua.

-Bueno…- su padre firmó las hojas.- a partir de ahora Sofí y Memo tienen los mismos derechos económicos que tú, Cristina.

-Gracias, papá.

-Volarán mañana mismo, después del colegio.- Anunció el conde.- Estarán ahí hasta el domingo al medio día, así que después del trabajo, pueden divertirse un poco.- Dijo Guillermo esbozando una sonrisa.- Necesito que regresen listas para lo que viene. Todos necesitaremos fuerza.

******* ************

Hacía varias horas ya que estaban en el avión. Se la había pasado viendo películas, con los audífonos puestos mientras Cristina y Álvaro hablaban de negocios. Admiraba el amor que su novia le tenía a esos temas, ella simplemente se aburría a los tres segundos.

 

Habían llegado. La mancha de luces se hacía cada vez más grande. Sonreía mientras los edificios tomaban forma. Según su reloj eran las 9.15pm.  Cristi se notaba emocionada. Le comentaba sobre la ciudad y sus lugares turísticos. El avión se enfiló sobre la pista de aterrizaje y en pocos minutos ya habían tocado tierra. Se apresuraron a ponerse de pie y a bajar. En cuando la puerta se abrió y salieron, sintió sus huesos congelarse. ¡Hacía un pinche frío del carajo!

-¿Esto es en serio? ¡Se congela mi cerebro!- Se abrazó a sí misma para darse calor.

-No creí que estuviera tan frío.- Cris tiritaba. Claro, al estar en el avión con la temperatura regulada, no tenían más abrigos que los que traían al salir del colegio. Pero NY era más fría que Castilnovo, mucho más fría y para acabarla de joder había rastros de nieve.

-Tranquilas, aguanten un poco. Ahí está nuestro coche, Vayan, yo me encargo de todo.- Dijo Álvaro con voz temblorosa también.

Tomó la mano de Cris y prácticamente corrieron hasta el auto de lujo negro que las esperaba a unos metros. El interior era bastante cálido.

Vieron a Álvaro hablando con el capitán y a unos mozos llevando su equipaje sobre un carrito. El chofer les abrió el maletero para que acomodaran todo en el interior.

Minutos después tomaron rumbo hacia Manhattan. ¡NY era increíble! Le encantaba esa ciudad. Había estado ahí un par de veces cuando su madre se había presentado en  Broadway junto a su compañía de baile. Pero de eso ya habían pasado varios años. Eso de ser “la ciudad que nunca duerme” era verdad. ¡Había gente por todos lados! ¡A todas horas! Tomaron una avenida súper transitada, con tiendas por ambos lados, luces, ruido... ¡comida! Estaba tan distraída admirando el contraste de las luces con la nieve, que no le importó el tiempo que tardaron el llegar hasta el hotel, había demasiado que ver.

El coche aparcó por fin frente al enorme edificio, ¡estaban muy cerca de Central Park!  Bajaron y enseguida un ejército de botones llegó. Unos se encargaron del equipaje mientras un par los guiaban al interior del lugar. Los empleados en turno les sonreían e inclinaban ligeramente la cabeza cuando cruzaban.

-Buenas noches.- Un hombre gordo, alto, con el cabello oscuro y sonrisa bonachona los esperaba con los brazos abiertos.

-Buenas noches.

- Señorita Cristina…- Dio un beso a la mano de Cris.- Álvaro…- Estrechó la mano del hombre.- Y… me temo que no tengo el gusto de conocerla, señorita.- le sonrió amable.

-Rubén, permíteme presentarte a Alejandra San Román, sobrina del conde.- Álvaro hizo la presentación. Al igual que a Cris, el tipo le besó la mano.- Alejandra, él es Rubén Azcorra, nuestro supervisor regional y este hotel estará bajo su responsabilidad.

-Mucho gusto.

-Señor Azcorra, fue muy gentil al recibirnos.- Su novia tomó el control.- Le recuerdo que mañana nuestra reunión será a las 10am, ¿se le informó al gerente?

-Sí, señorita Cristina. Todo está listo. En el momento en que firmó la compra de este hotel, tomamos posesión del mismo. Procedimos de acuerdo al protocolo de la empresa.- El gordito parecía feliz.

-Excelente.- Cris se le colgó del brazo, buscando abrigo.

-Le presentaría al gerente pero tuvo una emergencia familiar, sin embargo me dijo que sin falta estará aquí mañana para presentarle sus respetos.

-No se preocupe, mañana tendremos tiempo para las presentaciones.

-Seguramente tienen hambre. -¡Siii!- Si gustan podemos cenar en alguno de los restaurantes del hotel, ¿o prefieren otra cosa?- Intercambió miradas con su novia. Estaba cansada, no quería pasarse horas cenando con Azcorra.

-Nosotras preferimos subir a nuestra habitación y cenar ahí. Estamos algo cansadas.- Se disculpó con el supervisor.

-Yo también prefiero descansar.- Admitió Álvaro.

-Totalmente entendible.- Azcorra llamó a una chica del lobby, que rápidamente le entregó dos tarjetas electrónicas.-Sus habitaciones están listas. Diego y Luis les guiarán.- Dos chicos se acercaron. Llevaban carritos con su equipaje.- Todo está de acuerdo a lo que pidieron. Bienvenidos a Nueva York y pasen buena noche.

Se despidieron del gordito buena onda y siguieron a los botones. Ella observaba el lugar. De verdad que era un hotel grande y lujoso. Sabía que la cadena de hoteles de su papá solo estaba conformada con hoteles de lujo, exclusivos.

-Señor Gastelum, sígame por favor.- Uno de los chicos de las acompañaban salió del elevador cuando llegaron al piso 36.

-Nos vemos chicas, descansen.- El elevador se cerró de nuevo y subió un par de pisos más.

-Señoritas, por aquí por favor.-  Salieron al pasillo. Solo había una puerta grande y elegante frente a ellas. El mozo pasó la tarjeta por la cerradura y sonó un ¡pit! Abrió y se hizo a un lado cediéndoles el paso.- El pent-house, como lo solicitó señorita San Román.- ¡El pent-house para ellas!

-¡Ven!- Cristina la jalo al interior. Ella seguía con la boca abierta.- ¿Te gusta?

-Es… wow… genial, ¡Y mira la vista!- Las enormes ventanas dejaban ver la majestuosidad de NY.

-Estamos a sus órdenes.- Dijo el mozo una vez que dejó todas las maletas junto a los muebles de la sala. Se veía nervioso. Se acercó a él.

-¿Que pasa? ¿Estás bien?

-S… sí señorita.

-Pues pareciera que estas a punto de desmayarte o vomitar. ¡Anda, habla no seas tímido!- Le dio una palmada amigable en el hombro.

-Es que… ¿ustedes son las nuevas dueñas?

-Más bien la empresa de mi padre.- Respondió Cris.

-Es que dicen por ahí que los nuevos dueños contratarán a gente nueva y yo, pues… no quisiera perder mi empleo.- El chico miraba el suelo.

-¿Quién dijo eso?- quiso saber su novia.

-Todos lo dicen.- Sintió pena por ese joven. Ella también se preocupó cuando años atrás creyó que perdería su trabajo.

-Tranquilo, no perderás nada.- Lo tranquilizó.- No se planea despedir a nadie, ¿verdad?- buscó apoyo en la azabache.

-Sí, es verdad.  Solo se harán unas mejoras al hotel pero pensamos conservar al personal. A menos que quieras renunciar.

-¡No! Yo necesito este empleo.

-Entonces tranquilo. Nadie se quedará sin trabajo.- Le sonrió para calmarlo.

-Gracias, de verdad.

-De nada. Y toma, por cargar nuestras toneladas de equipaje.- Le entregó un billete.

-Muchas gracias, señorita.- El mozo se despidió con una sonrisa y se apresuró a salir.

-¿Quieres ponerme celosa?- Escuchó a Cris a su espalda. Giró para estar frente a ella. La azabache tenía las manos en la cintura y la miraba feo.

-¿Celosa por qué?

-Por sonreírle tanto a ese chico.- Soltó una carcajada y se acercó a Cris para abrazarla por la cintura.

-Claro que no, solo me dio pena. Es feo tener miedo de perder el trabajo.

-¿Y? ¿Qué te parece?- Cristi le dio varios besitos antes de apartarse de ella haciendo un ademán señalando el lugar.

-Magnífico. Creí que me mandarías a dormir sola.

-Claro que no. Por eso pedí todo un piso para nosotras. Quiero dormir contigo estas noches.

-Uhm… ¿dormir?- volvió a sujetarla de la cintura y buscó sus labios. Empezó a besarla y a acariciarle la espalda.

-Amor… no empieces. Tenemos que desempacar y comer.- ¡Cierto! ¡Comer!- Ven, quiero enseñarte todo el lugar.

Cristi la llevó de la mano. La sala era enorme y en la parte izquierda había una cocina equipada con un bar lleno de botellas.  Caminaron hacia los ventanales y la azabache abrió una puerta corrediza que daba a un amplio balcón blanco. Los muebles del balcón, ¡eran cojines! Bastante grandes en realidad pero muy bonitos y en el suelo había varias velas encendidas. 

Toda la decoración del pent-house le encantaba. Todo estaba iluminado con lámparas elegantes. Los muebles eran en su mayoría color madera.

-Cristi, esto es increíble.

-Y espera a ver nuestra habitación.- La azabache tiró nuevamente de su mano y atravesaron todo el piso hacia el otro extremo.

La recámara no era tan grande pero era bellísima. Había una gran  puerta corrediza, la atravesaron y…  ¡Dentro de su recámara había una alberca! Había varios muebles a su alrededor, incluso otra “cama”, (solo era el colchón de arriba) y más velas.  Pasearon un poco por el lugar hasta que Cris abrió otra puerta para dejar a la vista el baño. ¡Tenía un jacuzzi! Y, ¿Por qué había un espejo sobre él? Ah ya, su mente pervertida se activó.  ¡Todo aquello era impresionante!

-Creo que para poder disfrutar bien de este lugar deberíamos hacer un par de semanas en NY, ¿no crees?- Caminaba detrás de Cris hacia la sala.

-Si. Volveremos después, solitas.- Su chica le dio un beso antes de sentarse y tomar el teléfono para pedir comida…

- ¿Ya conocías este lugar?

-No, pero lo vi en internet y solicité que lo tuvieran listo para nosotras. Quería sorprenderte.

-Y vaya que lo lograste. Nunca había estado en un sitio así.

-Quiero consentirte, mi amor.- La chica se le montó en las piernas y le acarició el cabello.

-De verdad que es impresionante esto. Aunque sabes que soy una chica de gustos simples…- recorrió el cuerpo de su novia con los ojos.- Puedo ser feliz con solo mirarte desnuda.

-¡Alejandra! ¡Que pervertida te has vuelto!- Cristi besó muchas veces su rostro.

-¿Te molesta? Es que en verdad me tienes loca.

-No, no me molesta. Me hace sentir bien saber cuánto me deseas. Pero ya te dije que no quiero que nuestra relación se base solo en tener sexo.

-Entiendo… pero hoy si podemos hacerlo, ¿verdad?- Cris soltó una carcajada.

-Sí, si podemos.- Se levantó aun con Cris sobre ella y  giró para acostar a su chica en el mueble.- ¡Pero no dije que ahora! ¡No! ¡Alejandra!- Cristi apenas tenía fuerza por el ataque de risa que le dio. Ella también empezó a reír ante los intentos de su novia por mantenerse seria y empujarla. Le dolía el costado por tanto reírse. Se acomodó sobre Cristina y la abrazó, respirando hondo para recuperar las fuerzas.

-Me encanta verte feliz.

-Siempre que estoy contigo soy feliz.- La azabache la abrazó, acomodándola en su pecho. Podía escuchar sus latidos hermosos.

-Quiero olvidar todo mientras estemos aquí. Ser solo Alejandra y Cristina.

-¿Sin pensar en los problemas en Castilnovo?- La azabache suspiró.- Me parece una idea brillante. Seré solo una chica enamorada, en la ciudad más impresionante del mundo.

-¿Y si nos quedamos para siempre? Así podría estudiar en Juilliard.- Soltó una carcajada.

-¿Por qué no aplicaste para Juilliard? Tienes el nivel necesario para entrar.

-No tenía el dinero suficiente para mudarme aquí.- Se acomodó mejor sobre su novia.

-Ahora ya lo tienes.

-¿Quieres sacarme de Castilnovo?

-Claro que no, boba. Solo que Juilliard es la mejor escuela de música del mundo. Sería una gran oportunidad.

-De hecho… Bueno, la facultad me ha ofrecido tramitar mi transferencia a Juilliard por un semestre para tomar unos talleres de composición e interpretación.

-¡¿En serio?! ¡¿Por qué no me habías dicho?!- Cristina la hizo mirarla a los ojos.

-Apenas me dijeron hace unos días pero… con todo lo que ocurre en casa…

-¡Pero es una gran oportunidad! ¡Es tu sueño!

-¿Me apoyarías en esto?

-¡Claro que sí!- Su novia la estrechó fuerte.- Estoy tan orgullosa de ti. Tienes que aceptar. Papá se enojaría mucho si dejaras a un lado tu vida por culpa de Tomás.

-Tendría que vivir aquí. No estaría en casa seis meses. ¿Te enamorarás de alguien más?

-Por supuesto que no. Sabes que solo te amo a ti.- Cris buscó sus labios.- Además puedo venir a visitarte o tú ir a casa un fin de semana.

-Te amo.

Toc toc.

-¡Servicio de habitación!- Se escuchó detrás de la puerta principal.

-Te toca levantarte.- Le dijo a Cristi.

-¿A mi? Tú estás arriba, levántate tú.

-¡No! Anda amor, consiénteme.

-No seas chantajista, ve tú. O no te dejaré hacerme el amor.- Se levantó de un brinco y fue hacia la puerta.

Se encargó de recibir la comida. ¡Todo se veía delicioso! Cris sacó unas copas para servir la bebida y acomodaron todo en la mesa del comedor. Encendió el equipo de audio y conectó su ipod. Con las velas encendidas se dispusieron a comer. De vedad que todo ahí estaba delicioso y le importaba poco que era exactamente lo que comía.  Hasta la ensalada de Cristina sabía rico con esos aderezos.

-Estuvo riquísimo.- Se sobó la barriga mientras Cris retiraba los trastes y los llevaba al fregadero.

-Sabía que te gustaría.

-Sí, ahora necesito el baño.- Se metió y se lavó las manos, la cara y los dientes. Cuando volvió a la sala, Cristi tenía una expresión preocupada.- ¿Pasa algo?

-Me llamó Azcorra para decirme que había dejado unos documentos en recepción pero la verdad estoy muy cansada. ¿Podrías bajar por ellos? Están en el lobby.

-Sí, claro. Ya vuelvo.- Tomo la tarjeta y salió para tomar el elevador. Ahí estaba canturreando mientras veía como descendía un piso a la vez. ¡Por fin planta baja!- Disculpe, vine a recoger un paquete para Cristina San Román.

-No nos han dejado nada para ella.

-¿Segura? El señor Azcorra debió dejar algo.- Observó a la recepcionista hablar con una compañera.- No, no hay nada. Tal vez el supervisor todavía no trae el paquete.

-Si, tal vez. Gracias.- Que raro. Resignándose volvió al ascensor. Después de varios minutos por fin estaba de nuevo en la entrada del pent-house. Deslizó la tarjeta y la puerta se abrió. Todo estaba más oscuro que cuando se fue.- ¿Cristi?- Entró y cerró la puerta. Solo se veían velas en el suelo, haciendo un camino hasta la habitación. Se quitó la chamarra tirándola por ahí y caminó, siguiendo las velas. Abrió la puerta del cuarto. Ahí estaba la cama, pero su novia no estaba ahí.- ¿Amor?

Fue hasta la parte de la alberca y se paró en seco mientras un escalofrío bajaba por su columna vertebral.

Cristi estaba de pie frente a ella… vistiendo un baby doll negro muy lindo. La parte superior era strapless. De ahí caía una tela negra trasparente con una abertura en medio, como si fueran dos cortinas. Y la parte inferior… ¡uuuf! Sintió mucho calor cuando observó bien esa parte tan diminuta, cubriendo apenas lo indispensable.

Cristina se acercó a ella sin decir una sola palabra. Colocó sus manos en sus hombros y las bajó despacio, pasando por sobre sus pechos. Suspiró cuando sintió esa caricia. La azabache acercó la boca hasta su cuello y lo besó suave. Sentía esos labios y esa lengua en su piel mientras las manos de Cris empezaron a desabotonarle la camisa. Ella se mantenía inmóvil, le encantaba que Cris la desnudara así, de esa forma tan lenta y sensual. Ya estaba excitada. Era consciente del calor en su entrepierna.

Su novia dejaba besos en la zona de su clavícula y en su pecho que ahora podía disfrutar a gusto ya que le había abierto por completo la camisa. Las uñas de Cris rosaron su abdomen antes de abrirle el pantalón. Con una mirada lasciva, su chica le quitó las prendas exteriores dejándola solo con ropa interior. 

 

******** ******** ********

*********CRIS*********

Sujetó a Ale por la cadera y la atrajo hacia ella fundiéndose en un beso. Era lento y suave, no tan apasionado pero si sensual. Se sentía acalorada… y aún más cuando las manos de Ale empezaron a recorrer su rostro mientras continuaba con los besos. El contacto con su castaña siempre le ponía la piel chinita, le provocaba una sensación extraña e increíble. El aliento cálido de Alejandra, la forma en que la acariciaba… cada roce le confirmaba cuan enamorada estaba de esa castaña encantadora. Se separó de ella solo unos segundos para quitarle el top que traía. En eso estaba cuando Ale bajó las manos hasta sus glúteos y empezó a sobarlos. Escuchó un jadeo escapar de su novia. Al parecer verla con ese baby doll la excitaba. Pero ella tenía su propio panorama excitante: Ale estaba solo con un bóxer, así que tenía los senos a la vista. Acercó la boca a ellos. Aspiró el aroma de esa piel pálida y se dirigió al pecho izquierdo. Lo primero que hizo fue lamerlo de abajo hacia arriba, pasando por sobre el pezón.  Alejandra suspiró al sentir eso. Repitió la acción.

-Cristi…- Ronroneó Ale.

-Shhhtt, no lo arruines.

Observó a su novia cerrar los ojos y suspirar profundamente. Se sintió satisfecha y segura de que estaba haciéndolo  bien. Regresó a su tarea, alternando las lamidas y besos entre los pechos de la castaña. Siendo sincera se sentía algo nerviosa. Cuando pensó en hacer eso al principio creyó que era una fantasía imposible. Pero luego pensó ¿por qué no? Era verdad que no era experta haciendo el amor,  de hecho era muy inexperta pero sabía que si se dejaba llevar por lo que sentía por Alejandra, podía regalarle a su novia una noche inolvidable. Y eso era lo que hacía, se dejaba llevar por el amor, por el deseo. Y esos sonidos que Ale no podía contener la prendían cada vez más.

Su novia la tomó de la cintura y la hizo darse vuelta. Por unos segundos no sintió nada, giró un poco la cabeza y se dio cuenta de que Ale admiraba el baby doll por atrás.  La castaña se inclinó bajándose el bóxer, que era lo único que traía encima y se arrodilló para quedar a la altura de sus pompas.

Sintió las manos de Ale acariciarle los glúteos y luego su boca recorriendo esa zona. La castaña la besaba de forma lenta. Por inercia, ella separó un poco las piernas. Su novia se entretuvo bastante jugando a sus espaldas, mientras ella intentaba contener sus ganas.

Cuando sintió que no aguantaba más se dio vuelta y jaló a Alejandra para ponerla de pie. Besó su boca mientras la empujaba hacia el colchón a un costado de la alberca. Ale cayó hacia atrás y ella sin perder tiempo se le fue encima. Volvió a buscar su boca, besándola con toda la pasión que sentía en ese momento.  Agarró fuerte las manos de Ale inmovilizándola. La castaña la dejó tomar el control. Ella embistió con más ganas sus labios.

La excitaba tanto sentir a Alejandra desnuda debajo de ella. Bajó por su cuello, hasta llegar de nuevo a sus pechos. Jugó ambos pezones, los mordió, los ensalivó. Ale solo jadeaba e intentaba sujetarla del cabello pero ella no le soltaba las manos. Se deslizó por el cuerpo de su novia y se detuvo en su parte favorita: el abdomen. Ahora si le soltó las manos pues quería disponer de ellas para acariciar esa parte de la anatomía de su castaña. Besuqueó su piel, se excitó al sentir esa parte dura. Podía morir en ese lugar y moriría feliz. Le encantaba recostar la cabeza ahí, le encantaba el aroma que entraba por su nariz.

Entonces bajó la vista y se encontró con el monte de venus de Ale, llevó las caricias hasta ahí. Rosó sus labios sobre esa parte, ¡no sabía que hacer! Levantó la vista y se cruzó con los ojos de Alejandra. La castaña la miraba expectante. Se sintió ruborizarse. Ahora fue su novia la que la jaló. Con una habilidad impresionante, la castaña le quitó el baby doll, desnudándola en cuestión de segundos y la tumbó boca arriba. Sin entretenerse en nada más, le abrió las piernas y fue directo a su zona más íntima. Jadeó cuando sintió la boca de la castaña en su entrepierna. No pudo evitar temblar al sentir esa lengua recorrer sus labios menores. Ella había dudado en hacérselo, puesto que no sabía bien como, pero ahora estaba decidida a devolverle el favor a la castaña, quería que ella también sintiera lo que ella en ese momento.

 

******** ******** ********

********ALE********

Estaba enloquecida, totalmente enamorada. Perdida por esa linda azabache.  Ver a Cristina vestida así, sentir esa entrega tan apasionada… Adoraba sentir esa piel tan suave. Le fascinaba acariciarla, besarla, hacerla suya con cada rose, con cada mirada.

Hizo a un lado los labios menores de Cristi, exponiendo así la entrada de la azabache. Dio un beso sonoro y Cris soltó un grito. Eso hizo que su entrepierna se lubricara más si es que eso era posible. Lamió su entrada como si no hubiera mañana. Introdujo su lengua en su chica. El sabor de su novia era excitante. Se movió dentro de ella, sintiendo sus paredes vaginales.

Sintió como le tironeaba del cabello y la apresaba con sus piernas para presionar más su cabeza contra su sexo. Los sonidos eróticos que salían de la garganta de Cris la ponían a cien. Aunque le costaba respirar eso no le importó. Oficialmente estaba loca por Cristina. Se sació de ese sabor y de ese olor… Se incorporó, se sentó sobre el colchón y jaló a Cristi haciéndola montarse sobre sus piernas. Enseguida se fundieron en un beso.  La chica lamió sus labios sin duda sintiendo el sabor de su propia entrepierna. 

Acarició con suavidad las piernas de la azabache, acercándose peligrosamente a su vagina, tocándola… recorriendo de nuevo sus piernas. 

-Me haces sufrir.- Se quejó Cris.

-¿Tiene prisa, señorita?

-No. Quiero disfrutarte.- Su novia volvió a besarla, dulcemente.

Sin cortar el beso, buscó la entrada de su novia y presionó un poco. Cris jadeó contra su boca, mientras iba entrando lentamente en su vagina. Acarició sin prisa el interior de su azabache, sacando un poco y volviendo a meter. En la habitación, solo se escuchaban sonidos de besos y gemidos ahogados.

Cristina la abrazó por el cuello y clavó sus ojos en los suyos mientras movía sus caderas de adelante hacia atrás. No se decían nada, solo se miraban ambas sonrojadas y con los cuerpos calientes. Abrazó fuerte a Cris con el brazo izquierdo, ayudándola a mantener el equilibrio mientras se seguían moviendo. Cristi se aferró a ella pegando su pecho al suyo. Volvieron a tomar el ritmo de las penetraciones. Estaban sincronizadas y disfrutando. Cris ocultaba su rostro en el espacio entre su cuello, haciéndole cosquillas con su respiración.

Los sonidos guturales de la chica se hacían más fuertes. Sentía que podía terminar solo escuchándolos. La azabache le rasguñó el cuello cuando aumentó la velocidad dentro de ella. Cristi cerró las piernas lo más que pudo aunque por su posición era casi imposible. La respiración de la azabache se agitó como nunca antes.

La chica bufó y luego soltó un grito anunciando su orgasmo. Pudo notar las contracciones en el interior de Cris y como un líquido espeso salía de la chica. Fue un orgasmo intenso, por largos segundos pudo sentir como las palpitaciones vaginales seguían golpeando el interior de Cristina.

Su novia se mantuvo abrazada a ella unos minutos mientras sus sentidos se tranquilizaban. Cristi la miró a los ojos, le sonrió bastante sonrojada. Su novia la hizo acostarse.

-Espera aquí. No te muevas.- Le susurró Cris antes de pararse y correr. Se miró el cuerpo desnudo y sudoroso. Tocó su entrepierna y…  ¡sí que estaba caliente! Estaba muy mojada. Escuchó unos pasos y Cris apareció con un pequeño recipiente. Lo colocó sobre el colchón a un lado de ellas. La azabache gateó hacia ella y se le subió encima, montando su pelvis.- Te amo.

-También te amo.

Observó a su chica estirar la mano hacia el recipiente. Sacó una fresa embarrada en chocolate. Sonrió cuando Cristi se llevó la fresa hacia su boca y acercó los labios a los suyos, ofreciéndosela. Ella la aceptó encantada. ¡Estaba deliciosa! Cristi se comió la otra mitad.

Sacó otra fresa con más chocolate y dejó que el líquido goteara por su cuello, bajando hasta sus pechos. Sumergió otra vez la fresa dentro del recipiente para sacar más chocolate. Miraba como Cristi le embarraba el cuello, los pechos y el abdomen con el dulce. Cuando estuvo satisfecha colocó esa fresa y varias más por su piel.

-Te comeré.

Suspiró cuando Cristina empezó a lamer el camino de chocolate. Lo hacía con lentitud. Daba lengüetazos sobre sus pechos. Los succionaba y limpiaba todo rastro de dulce. Ella solo podía suspirar y aferrarse al colchón mientras Cristi la excitaba más. Cuando llegaba a una fresa la mordía y comía frente a ella.  Después regresaba a su labor de comerle la piel. Escuchó a su novia jadear cuando llegó a su abdomen y empezó a lamer  el chocolate.

Gimió cuando la azabache llegó hasta su monte de venus, justo donde se había detenido antes.

Cris metió la mano en el recipiente pero ya no había más fresas. Sin embargo embarró sus dedos y dejó que el chocolate resbalara por ellos hasta caer a su intimidad.

Se excitó más cuando su novia se chupó los dedos embarrados mientras la miraba.  Luego bajó despacio hacia su zona genital. Jadeó cuando la lengua de Cris hizo contacto con su entrepierna cubierta con chocolate.

Las lamidas de Cristina la estaban llevando al límite.

******** ******** ********

********CRIS*********

El sabor del chocolate y del sexo de Ale era algo exquisito. Pudo ver el botón hinchado de su castaña. Lo frotó un momento y luego acercó su boca a él. Lo primero que hizo fue chuparlo con fuerza cosa que arrancó un gemido fuerte de la garganta de su novia. Eso le dio confianza, lo estaba haciendo bien. Repitió la acción y los gemidos se volvieron gritos ahogados. Alejandra estaba muy mojada. Recordando lo que la castaña le había hecho minutos antes, lamió  subiendo hasta su clítoris y terminando succionando ese botón. Repitió eso varias veces, hasta que se dio cuenta que Ale gemía más cuando concentraba su atención en su clítoris.

Lo frotó, lo chupó, disfrutó todo lo que hacía mientras Ale arañaba más el colchón.

-Cristi….Cristi….- Su novia se retorcía y ella presionaba más su boca.

Hizo eso varios minutos hasta que su novia la jaló buscando sus labios. Se recostó sobre ella, besándola y con la mano atrapada entre las piernas de la chica.

******** ********

********ALE*******

 

Cris la mataría de placer. Tenía una mano sobre la de Cristi para ayudarla mientras la masturbaba. Sentía que no aguantaría más, ya no podía más. Dejó salir un grito al tiempo que se venía. El calor en su entrepierna recorrió el resto de su cuerpo haciéndola estremecer. Su chica calló sus jadeos con un beso. Su pecho bajaba y subía con violencia.

La azabache la miraba con ese gris hermoso. No eran alucinaciones de loca enamorada. Realmente podía ver el amor en esos ojos, podía notarlo en la sonrisa radiante de su novia.

Y ella… ella de verdad la amaba.

 

 

 

 

Notas finales:

Ahora sí, 

 

!Travesura realizada!


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