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EL FRUTO DEL PARAMO por Ashtad

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Notas del capitulo:

Creí que ya lo habia subido but no.

xD

 

Una de las tantas cosas que más le costaban al más joven de los Kent era despertar temprano o llegar en tiempo a cualquier compromiso; Jon disfrutaba de dormir hasta muy entrada la mañana, cuando el sol caminaba con paso firme sobre la cúspide más alta del cielo, y desvelarse haciendo cálculos para sus proyectos. Sin embargo ese día casi no había podido conciliar el sueño y ya desde muy temprano se encontraba despertado. Desde la posición en la que reposaba podía contemplar los rasgos finos y relajados de su amigo quien permanecía entre sus brazos ignorando las brisas que mecían inútilmente la madera de su pequeño edén. Podía percibir claramente la respiración de ambos, una forma que antes ya había notado puesto que ambos inhalaban y exhalaban al mismo tiempo, tan sincronizados como los relojes del pueblo y el de la gran catedral.  

Al ser hijo de un par de betas Jonathan Samuel Kent se esperaba de la misma casta. Las probabilidades de que fuera un alfa u omega eran tan mínimas e inexistentes que sus padres jamás se molestaron en darle una instrucción educativa acerca del tema. Por supuesto que Jon sabía lo básico acerca de las castas, lo que se comentaba y que por obviedad todo el mundo sabía pero nada lo había preparado para lo que ahora enfrentaba. No solo había resultado ser un alfa sino que en su primer celo había marcado a un omega y dicho omega había sido su mejor amigo.

Dios mío, ¿qué he hecho?

 

Se cuestionaba mentalmente al tiempo que notaba la fea mordida que había tatuado en ese cuello esbelto. A diferencia de Jonathan quien no era proclive a formar parte de alguna casta que no fuera beta, Damian sí que había sido contemplado dentro de estas posibilidades. El más joven de los Wayne era realmente el único hijo de sangre del magnate empresario, su madre era una de las omegas más fértiles que existían y ya que su padre era un macho alfa de gran potencian se esperaba que el chico desarrollara alguna de esas dos castas; por tal motivo se le había aplicado el examen dos veces sin resultados concluyentes o claros.

Damian fue abriendo sus ojos con mucho cansancio, la telaraña que le impedía enfocar la vista se dispersó cuando fue consciente de otro cuerpo que se removía a su espalda; aquel era Jon quien al notar la conciencia de su colega se decidió por apártese.

El joven omega trato de estirar las vértebras de su columna y cuando un dolor agudo se le intensificó en la parte más baja de su espalda las telas de la realidad tintineaban mostrándole sus recuerdos vivamente. No obstante aquello pareció no afectar tanto al chico quien, sentándose, ignoro las molestias con la intención de ver como Jon se vestía dándole la espalda. Dami pudo adivinar el sonrojo que cubría el rostro de su amigo ya que era capaz de observar las orejas color carmín de este.

 

-Dame mi ropa- ordeno.

 

-ah! claro… yo amm… si aquí esta- se apresuró a recoger la camisa y pantalones para ofrecerlos. Jon solo usaba ropa interior y aunque muchas veces en el pasado ya se habían visto desnudos ahora le parecía incorrecto hacerlo.

 

El aprendiz de ingeniería se colocó sus pantalones azul naval y volvió a tomar asiento en el borde de la cama para poder amarrar las agujetas de sus zapatos. Estaba espantado y sin la más remota idea de cómo actuar, justo cuando iba a disculparse para marcharse a otra habitación y terminar de arreglarse sintió los inquietos dedos de su amigo acariciar su espalda, el gesto lo hizo tensarse con la espalda más que recta y la mirada hacia el frente.

 

-¿Duele?- escucho a Damian preguntar.

 

-¿Cómo?

 

-Te rasguñe muy fuerte…

 

-Yo… no, no me paso nada- su declaración era una verdad a medias, aunque el dolor no era la constante si sentía ardor haciéndose claro los caminos que las uñas habían tatuado sobre el lienzo de su espalda- ¿a ti te duele?

 

-¿Arriba o abajo?- Damian empleaba aquel tono sarcástico y ligeramente molesto que usaba cuando buscaba iniciar una discusión.

 

-Tal vez no debí haber sido tan brusco- reconoció sin sentirse en la imperiosa necesidad de debatir. Un peso moderado sobre su espalda y unos brazos alrededor de su cuerpo le brindaron calor- ¿quieres una manzana?

 

-Tal vez luego- haciendo uso de su aristocrática lengua Dami inicio a limpiar la sangre seca que pintaba de un tono óxido la piel.

 

Jon se relajó, las montañas y bosques eran el escenario perfecto para dejarse caer en la inconciencia, el mundo era tan complejo que las esfinges de la imaginación eran como musas que lo alimentaban, pero siempre había sido su amigo el que lo hacía ir siempre hacia adelante. Damian era como un sentimiento sin nombre que se albergaba y cernía en su vida. Su primer amigo, su primer maestro, su primer compañero de juegos y también su primer beso, aquel beso que fue una semilla tierna y temerosa de crecer porque al igual que un árbol que no se atiende como es debido y corre el riesgo de morir los sentimientos son armas de dos filos que sanan o torturan. A Jon jamás le había importado si eran omegas o alfas, para el solo era dos personas queriéndose, y no necesito de la naturaleza para saber que su vida siempre estaría gustosamente entrelazada con la del pequeño murciélago.

Dándole la cara le ofreció una de sus mejores sonrisas, de aquellas que le salían con más naturalidad porque venían del alma; se acomodó de tal forma que ahora era la lengua de Jon la que limpiaba la piel sabor hierro a la altura del cuello. Pudo notar que persistían rastros del primer celo de Dami cuando este sostuvo el aliento tratando de no gemir.

Sin apresurar el paso ambos se vistieron y cuando Dami iba a amarrar sus agujetas fue el mismo alfa quien lo ayudo aprovechando el camino para besar las largas piernas canela limpiándolas de vez en cuando del sabor a sal que deja el sudor.

 

-Te cargare- el mayor pareció detectar cierto autoritarismo en aquella grave voz.

 

-Ni lo pienses, yo puedo hacerlo apártate- quito de un zarpazo la mano que se le ofrecía.

 

Regresar fue la parte sencilla. La nariz de cazador de Jon se había agudizado sorprendiendo el alcance que llegaba a tener y aunque solía distraerse con el aroma que desprendía su omega lograron llegar a la casa del ingeniero.

Los señores Kent aun no llegaban y por lo visto ningún trabajador de la granja había reparado en su ausencia; ahí en la habitación del menor permanecieron encerrados toda la tarde hasta la llegada de ambos betas quienes ignoraban el radical cambio que sufrían.

 

Todo marchaba bien, con una calma que de nada les sirvió para advertirles de la tormenta que caerá sobre ambos. Los primeros chubascos comenzaron a caer cuando Jason llegó a la casa de los Kent, el hermano mayor buscaba a Dami por petición del mayordomo quien consideraba apropiado volviera por una muda de ropa.

Desde que el alfa puso un pie en la morada supo que algo andaba mal, alertado por su instinto entro casi corriendo asustando a los padres y cuando estos subieron las escaleras detrás de él no supieron la forma de interpretar su expresión; Jason lucia desconcertado, en la cama descansaba Damian con un libro en las manos y a sus pies reposaba Jon limitándose a admirar a su amigo. El cuadro era tan común que Clark por fin preguntó extrañado por esa conducta.

 

 -¿Qué ocurre?

 

 -Mierda- Jason se deshizo de los primeros dos botones de su uniforme como policía- esto no es bueno…

 

-Su hijo es alfa- respondió- carajo… y resulta que mi hermano es omega.

 

Los primero rayos de aquella tormenta cayeron con la afirmación; los muchachos no habían terminado de salir de aquella burbuja de ensoñación donde las consecuencias no las lograban contemplar con la misma seriedad que esos ojos verdes si podía visualizar. Cuando el alfa mayor entró con la intención de jalar al pequeño Wayne y llevarlo consigo la reacción agresiva de Jon lo pasmo en el acto. El chico le mostró los dientes y se colocó en medio de ambos hermanos, los padres como espectadores presenciaron la escena y no necesitaron ser de otra casta para saber lo que estaba sucediendo; Jon sentía a Jason como una terrible amenaza, un alfa tan dominante no solo entraba en lo que ahora era su territorio sino que también trataba de arrebatarle a su omega. Aquello hizo hervir las venas del joven quien se disponía a atacar si era necesario, la necesidad de mostrarse como un protector ante el omega fue lo que lo hizo cerrar sus puños y gruñir como advertencia.

Cuando Jason reacciono ya tenía prácticamente al chico sobre él. Jon no era pequeño o débil, de hecho era de buena corpulencia (un poco menos que el policía) y seguramente con algo de entrenamiento sería un rival difícil de tirar, sin embargo Jason era miembro del gremio militar más poderoso de Inglaterra y aquel inexperto crío solo era eso: un chico.

Con una llave compuesta de tres movimientos logró inmovilizar con ridícula facilidad al joven Kent; desde la cama Damian se admiró, con cierta fascinación oculta, de como Jon se zafaba de Jason y trataba de darle un golpe.

 

-¡BASTA!- el grito de Jason hizo brincar a los cuatro en su lugar. No era de extrañar que su “voz de mando” tuviera la capacidad de controlar en cierto nivel a los alfas más jóvenes que él, betas comunes y por supuesto omegas de cualquier nivel- no te lo prohíbo- le respondió refiriéndose a su hermano- pero esto es complicado. Damian vendrá.

 

-Dios mío ¿qué va a pasar?- Clark cuestiono. Jason había salido y se removía los cabellos con pesimismo mientras Lois se acercaba a los muchachos dentro aquellas cuatro paredes.

-Sus aromas están entrelazados- susurro- no sé qué hará Bruce.

Notas finales:

Gracias por leer. Besos.


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