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Purification por Ogawasan

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Notas del capitulo:

Lamento la demora u.u 

Con ustedes el tercer capitulo, lento pero seguro XD 

Debido a lo largo de este capitulo, decidi dividirlo en dos partes :B 

y si... Yuki piensa demasiado XD

¡A leer! XD

 

"Sexual XXXXX!"  de Buck Tick (1987)

 

Parte 1

 

 

    – ¡Hagamos un cover!

    – ¿De quién tienes en mente? Por favor, ahórrate tus gustos afeminados… 

    – ¡Jun-chan, eres un imbécil!

    – y tú eres muy delicado Hi-chan… ¿Qué opinas, Yuki?

 

  Era enero 15 de 1991.

Habían pasado más de dos semanas desde mi llegada a Osaka, semanas en las cuales me había acostumbrado a una pacífica rutina en casa de Junichi y en compañía de Hideto. Ese día nos encontrábamos en una pequeña bodega que Jelsarem´s Rod utilizaba para ensayar, preparándose para una segunda presentación en un club llamado Shinsaibashi Bahamas.

Sentados en círculo en pequeñas sillas de madera, compartía junto con ellos un divertido receso.

    – ¿Me estas preguntando que sí creo que Hideto es muy delicado? – bromear me resulto algo inevitable –. Mmm… ¿crees que se enoje si contesto que si?

Hideto, quien se encontraba sentado a mi lado, me propino un débil manotazo en la pierna ante la risa de todos. Comencé a reírme.

    – ¡Ahora tú también te burlas de mi Yukihiro! – se quejó con falsa molestia.

    – ¡Gomen, gomen, no pude evitarlo!  

    – ¿Ya lo ves, Hi-chan? Te dije que necesitaba unos días para entrar en confianza – afirmó Junichi encendiendo un cigarrillo –. Solo así te das cuenta de la clase de pícaro que es Yuki…

  Después de la celebración de año nuevo, la amistad que había nacido entre Hideto y yo se había vuelto más grande cada día, provocando que nos hiciéramos un poco más cercanos, al grado de compartirle mi situación secreta con Zi:Kill… y al grado de que Junichi comenzara a bromear sobre una relación "sospechosa" entre nosotros; mientras que el pequeño vocalista reaccionaba molesto a sus estúpidas bromas, yo había decidido hacer caso omiso para evitar hacerme ideas erróneas y vergonzosas.  

    – Bueno es suficiente señores, seamos serios – Tsuki el guitarrista, se le veía algo apurado –. Decidamos de una buena vez, debo volver temprano y estudiar para mi examen de mañana.

    – No seas aguafiestas – le interrumpió Pero, el baterista –. No entiendo porque te preocupas si eres un maldito cerebrito…

   Conocer a Tsuki y a Pero fue una situación algo cómica, ya que al momento de reconocerme fue tal su sorpresa y escándalo, que Junichi los amenazó de muerte si alguno de ellos se atrevía a esparcir el chisme por ahí.

    Una palabra sobre Yuki y sus cuerpos tiesos acabaran en el fondo del rio Dōtonbori...  fueron las palabras exactas de Junichi… ¡deja de reírte Hideto! ¡Que eso también va para ti!

   El bombardeo de preguntas por parte de Tsuki y Pero sobre mi vida “de rockero rico y exitoso” no tardó en llegar:

 ¡Yuki-senpai! ¿Qué se siente salir en televisión? ¿Qué se siente tocar en un gran auditorio? ¿Conociste a Yoshiki? ¿Cómo es Inglaterra? ¿Vives en un Penthouse? ¿Has dormido con muchas mujeres? ¡Senpai, di lo que piensas de nuestra música por favor!

   Aquella ingenua admiración me hacía sentir importante, inflando mi ego como un pez fugu… lo cual, irónicamente, era una analogía al temor que sentía de descubrirme como un fraude. Y como el invitado de honor que era durante sus ensayos, pedían mi opinión acerca de su música, sus canciones, su manera de tocar, consejos de cómo ser una mejor banda…

¡Soy experto en esto último! … pensé con sarcasmo.

Quien iba a decir que 10 meses con Zi:Kill me convertirían en todo un personaje.

    – Yuki, dinos de que banda podríamos hacer un cover – pidió Junichi meciéndose en la pequeña silla. Me daba la impresión de que su robusto cuerpo la rompería en cualquier momento –. Nos falta una canción para completar nuestro tracklist. 

 Me quedé pensativo unos momentos, cruzándome de brazos. Las posibilidades eran demasiadas.

    – ¡Vamos Yuki! solo te pedí el nombre de una banda, no la cura para el maldito cáncer...

Los cuatro me miraban expectantes. ¿Acaso tenían tanto interés en mi respuesta?

    – Etto… ¿Qué tal Soft Ballet?

    – Y decías que mis gustos eran afeminados, Jun-chan… – el pequeño vocal me dirigió una mirada burlona. ¿Qué tenía de malo Soft Ballet? ¡Su música era increíble! … de acuerdo, uno de sus integrantes era algo extraño (1) … ¿y qué? Si tan solo pudiera hacer música electrónica como ellos, sería muy feliz.

   Después de discutir varias opciones, al final los cuatro se decidieron por Buck Tick, esa increíble banda, incluso yo tenía el deseo de hacer un cover de una de sus canciones algún día. Sin duda cerrarían su presentación con broche de oro.

    – ¡Además Atsushi Sakurai es genial! – exclamó Hideto con entusiasmo al levantarse de su silla. El receso del ensayo había terminado.

    Y es bastante apuesto… agregué en mi mente con una silenciosa sonrisa.

  Después de dejar atrás el cabello rubio y ese peinado extravagante, el estilo de Atsushi había cambiado para bien. Como el fanboy de closet que soy, su largo cabello negro, sus finas y largas cejas, junto con esa mirada gatuna, no solo me hacía gritar mentalmente como una colegiala, también me hacía pensar en todo lo que me gustaba en una chica o en chico, me hacía pensar… ¿en Hideto?

    ¡No empieces con  tonterías, Yukihiro!

Para distraerme de esos pensamientos alocados comenzaban a invadirme, me dediqué a observar la continuación del ensayo de Jelsarem’s Rod desde mi pequeño asiento.

   Tsuki, un universitario que estaba por terminar una carrera, tocaba nerviosamente los acordes de la canción en turno.

    … Un mal guitarrista, si me preguntan… me comentó Hideto una vez, molesto por el despojo de su lugar como guitarrista. Y no se equivocaba, había algo en la manera de tocar de Tsuki que no era muy agradable.

   Pero, cuya insignia personal era una fea diadema que usó todo el tiempo que lo conocí, tocaba la batería con gran vigor, brindándole a la banda una fuerte base rítmica en la cual apoyarse. Junichi (o “Aoi” para sus seguidores), a quien extrañamente consideraban como el líder, tocaba el bajo con limitada destreza.

   En cuanto a Hideto... vaya... jamás había escuchado a alguien cantar como él, quedando maravillado cuando esa voz suave y masculina cruzó por mis oídos por primera vez, era… como escuchar el sabor de un delicioso chocolate.

    – ¡No, Tsuki! ¡Debes tocar Do menor sostenido! – indicó Hideto al momento de escuchar un acorde erróneo de la guitarra, la música se detuvo –. Estas tocando Re menor ¿Aho chau ka?

    – Los apuntes de tu libreta son un asco ¿Cómo quieres que entienda tu fea letra? – se defendió el guitarrista nervioso – ¡Esto parece una D, no una

    – ¡Estás leyendo mal! Es C#m (2),es como un Si menor, pero en el cuarto traste…

   Ninguna banda se libraba de los desacuerdos, eso era cierto.

    – Sabes, creo que ya sé porque Hi-chan no ha querido regresar a su casa en Wakayama…

Junichi se había acercado a mi lugar mientras la discusión entre vocal y guitarrista ocurría frente a nosotros.

    – ¿Si? ¿Por qué?

    – ¿De veras no se te ocurre una razón?

   Mire a mi amigo, confundido. Las vacaciones de año nuevo habían terminado la semana pasada, sin embargo Hideto había decidido alargar su estancia en casa de Junichi sin razón aparente; cada mañana se levantaba muy temprano para trasladarse a su trabajo de medio tiempo en Wakayama.

  ¡Qué pereza!

    – La verdad es que no sé porque – respondí moviendo los hombros –. La vez que le pregunte solo me respondió con un "¡himitsu himitsu!"

   Junichi soltó una pequeña risita, dándome pequeñas palmaditas en el hombro. Ese infeliz sabía algo que yo no.

    – Debes ser más observador, te sorprenderías de lo que puedes descubrir, Yuki...

   Dicho lo anterior, mi amigo volvió a su instrumento. ¿Qué diablos había querido decir? Detestaba que no me hablaran claro.

   Cruzándome nuevamente de brazos, seguí observado el ensayo... otro eufemismo para decir que mi atención se centraba solo en Hideto, quien al percatarse de mi mirada me saludo tímidamente con la mano desde su lugar en el micrófono.

Sonreí levemente y le devolví el saludo.

   Me era imposible seguir ocultando el hecho de que Hideto me gustaba mucho.

Los sentimientos que comencé a sentir por él me golpearon violentamente como un tifón, derribando toda sensatez en mi cerebro y llegando hasta el núcleo de mi corazón.

Poco a poco comencé a sentir la necesidad de escuchar su voz en todo momento, de observar su tierno rostro y su sonrisa. Cada vez que podía, me acercaba (más de lo que debía) a su frágil cuerpo solo para poder olfatear el aroma de su cabello, mientras que con pretextos bobos me atrevía a tocar sutilmente su antebrazo y sus manos.

Escucharlo reír me llenaba de vitalidad de pies a cabeza.

Todas sus conversaciones, sus pequeñas manos, el movimiento de sus caderas al caminar, la forma de sus labios... Todo en él me parecía maravilloso. Lo que más me gustaba, era la manera en que decía mi nombre, lo pronunciaba de una manera tan suave y melódica, que me hacía desear atraparlo en mis brazos y besarlo hasta el cansancio.

Si... ese era el efecto que Hideto causaba en mí.

    – Encantador… – suspiré, escuchándolo cantar con gran esmero.

    Por supuesto nunca me atreví a mostrar estos sentimientos cursis frente a él, no quería perder mi dignidad masculina. Había preferido esconder todo ese sentir en un escrupuloso silencio.

Lo más que podía hacer para demostrarle un poco mi afecto era escucharle y bromear con él, además de comprarle alguna que otra chuchería que fuera de su agrado.

   Como casanova, era un maldito asco.

    – ¡Es todo por hoy! – escuché decir a Junichi –. Ya es muy tarde, recojamos todo y larguémonos a descansar…

   Sin embargo, a pesar de que Hideto me había cautivado desde la primera vez que lo conocí, me rehusé a creer que fuese amor a primera vista.

Yo no creía en esas tonterías, era absurdo. 

Amar no es algo que se decida en un abrir y cerrar de ojos, va más allá del gran cariño o el fuerte deseo que uno sienta hacia esa persona especial.

Amar a alguien significa purificarte a ti mismo, que igual que con las 108 campanadas del Joya no Kane (3), solo al purificarnos de todos nuestros errores y todas las cosas malas acumuladas en nosotros, podremos ofrecer un amor limpio y sincero.

Amar es el convertirnos en una mejor persona para ese ser amado.

... o al menos eso me gustaba creer…

 ¡Pero que montón de cursilerías! ... una parte de mi conciencia siempre dejaba claro su punto de vista… por eso nadie te toma en serio, Yukihiro…

 No… lo que sentía por Hideto iba más allá de un absurdo amor a primera vista...

    – Es hora de irnos, Yuki...

No supe en que momento Hideto se había acercado a mi lugar, pero al escuchar su voz y levantar la vista, me di cuenta de que estaba frente a mí, mirándome con ambas manos en su cadera.

     –  Sí, claro… – bostecé perezosamente, y antes de decidirme a levantarme de mi silla, Hideto se sentó de cuclillas muy cerca de mí (4)

    – ¿Irás a vernos tocar la siguiente semana, Yuki?

    – Sabes que si… 

    – ¡Me alegro!

   Y ahí estaba esa bonita sonrisa de dientes chuecos y esa tierna mirada que me miraba desde abajo. Me sonrojé. De haber sido un pez, hace mucho que habría caído estúpidamente en sus redes.

    – ¿Crees… en el amor a primera vista? – la pregunta que salió de sus labios fue repentina y fuera de lugar en ese momento.

   ¡¿Acaso había estado leyendo mis pensamientos?!

Estoy seguro de hice una mueca extraña, pues el pequeño vocal soltó una risita.

    – No, no creo en eso… – respondí vagamente. Me sentía confundido, ¡¿A qué venía esa pregunta?!

    – Es una pena Yuki – dijo él en una sonrisa ladina –. Porque yo si…

¡¿Qué?!

   De pronto, una de sus manos se posó en mi rodilla derecha, acariciándola muy levemente. Nos miramos durante largos segundos, en los cuales su sonrisa se negó a desaparecer. Mi cerebro, como era de esperarse, tuvo un colapso total ante esa caricia.

Tragué saliva.

    – Eres muy lindo… – declaró en un fino susurro, antes de incorporarse y alejarse de ahí tranquilamente. Fue entonces cuando entendí todo.

   No... Yo no creía en el amor a primera vista, sin embargo, había algo en lo que si creía: en la atracción, y yo me sentía completamente atraído por Hideto.

Pude comprobarlo al momento de sentir una pequeña incomodidad que comenzaba a crecer dentro de mi pantalón.

    – Maldición…

Necesito un baño.

 

**

 

   Lunes 21 de enero de 1991, el día de la presentación de Jelsarem’s Rod.

Eran las 3 de la tarde y me encontraba sentado en una banca frente al río Dōtonbori, esperando a que Junichi terminara su trabajo para después reunirnos con la banda en Shinsaibashi. Mientras fumaba un delicioso cigarrillo, me dediqué a pensar en todo lo que había pasado en estas tres últimas semanas.

   La búsqueda de una nueva banda había ido de mal en peor, primero porque las bandas amateur que había visto en clubes musicales estaban necesitadas de bajistas o guitarristas, pero ninguna carecía de baterista; por otro lado, temía ser conocido como el pobre infeliz que había sido expulsado de una de las bandas más exitosas del momento.

La sombra de Zi:Kill atormentaba mis pensamientos, y poco a poco comencé a angustiarme. Me avergonzaba también de ser una molestia para mi amigo Junichi, aunque él no me dijera nada, me sentía un parásito, lo único útil que había hecho por él había sido comprarle despensa para todo un mes cómo forma de agradecimiento.

   Al querer encender otro cigarrillo, me di cuenta que ya no me quedaba ninguno en la cajetilla, otro puntapié a mi mala suerte. Últimamente, los cigarrillos habían sido mis mejores aliados para poder olvidarme de todas las cosas que me preocupaban.

  Y otro asunto que también me quitaba el sueño, era el nuevo trato que tenía con Hideto.

Después de ese extraño incidente al final del ensayo, nuestra relación paso de ser amistosa a una llena de sutiles coqueteos. En algún momento, Hideto se había dado cuenta de lo mucho que provocaba en mí y de lo vulnerable que era ante su encantadora persona.

 ¡Y vaya que gustaba de ponerme en situaciones incomodas!

Imitándome, Hideto comenzó a acercarse a mí, más de lo que debía. Tocaba mis manos y brazos, incluso tocaba mi rostro bajo excusas más aventuradas que las mías.

En medio de nuestras conversaciones, Hideto soltaba comentarios sospechosos y de doble sentido que me descolocaban por completo (el día en que me dijo: "Yuki con esa camiseta se te marcan más los músculos", Junichi estalló en carcajadas que le duraron todo el día).

  En una ocasión me pidió, con fingida inocencia, cepillar su largo y sedoso cabello. Sentados sobre el futón donde él dormía, Hideto se había colocado de espaldas frente a mi… muy cerca de mí. El aroma de su cuerpo, el tacto de mis dedos con su suave cabellera, la vista de su cuello y de sus hombros solo lograron excitarme. Fue una tarea tortuosa, pues lo único que quería en ese momento era tumbarlo sobre el futón y tener sexo bajo las cobijas.

Si… sé lo que mucha gente piensa de mí, pero el hecho de ser un poco introvertido no me convertía en un hombre de piedra.

  Lo deseaba.

Deseaba a Hideto como un ladrón desea las gemas preciosas de una joyería, lo deseaba como un vampiro desea la sangre. Hideto se había convertido en un pequeño akuma, que susurraba en mis pensamientos, seduciendo cada fibra de mi ser.

Pero a pesar de todas esas obvias situaciones, ninguno de los dos dijo una sola palabra acerca de lo que ocurría entre nosotros.

No me atrevía a responder sus acciones porque me costaba creer que de verdad esos coqueteos e indirectas fuesen dirigidos a mí, como mencioné anteriormente ¿quién rayos iba a fijarse en mí?

Además de no querer confesar algo tan vergonzoso, no quería que jugaran con mis sentimientos.

 Era como si la letra de esa desalentadora canción de Buck Tick se estuviese haciendo realidad en mi relación con Hideto, la única diferencia era que él y yo no teníamos un corazón con nuestras iniciales (5).

Pasaba noches enteras perdiendo el sueño y la cabeza, tratando de encontrar una respuesta. ¿Qué debía hacer al respecto?

   De pronto, en medio de mis tribulaciones mentales, alguien detrás de mí tocó mi hombro.

    – ¡Ay por dios! ¡Tú eres el de Zi:Kill! 

   Me volteé de inmediato, espantado de que alguien me hubiese reconocido, topándome de frente con un muchacho delgado, de cabello enmarañado y grandes ojeras que caían bajo sus ojos, escondidos sin éxito detrás de unos lentes de grueso armazón; que vestido con una larga chaqueta color rosa brillante sobre un blusón negro con motas blancas y holanes en las mangas, le hacía tener un aspecto… algo extravagante.

¡Demonios! que horrible manera de vestir...

    – No quise asustarte lo siento… – se disculpó con un ademán de manos –. Mi nombre es Ogawa Tetsuya ¡mucho gusto! 

   Su peculiar saludo llamo la atención de todas las personas que pasaban por ahí.

¿Por qué la gente de Osaka tenía que ser tan escandalosa?

Intentando cubrir mi rostro con la palma de la mano, debatí mentalmente si debía responder su saludo o huir del lugar rápidamente.

    – Awaji Yukihiro, un gusto – al final me fue imposible ser mal educado.

   El temor a ser reconocido se debía a la vergüenza de tener que dar explicaciones sobre mi despido y más que nada, quedar en ridículo; cuando Zi:Kill anunciara su regreso con un nuevo baterista sería mi ruina.  

    – ¡Guarda silencio Tetsuya! ¿Acaso no ves que él no quiere que nadie lo reconozca? – a su lado, un chico de expresión cansada y cuyos largos cabellos cubrían parte de su rostro le regañó en voz baja –. Senpai, disculpa a mi amigo, es un imprudente. Soy Hiro, por cierto…

Miré a ambos chicos, Hiro vestía una modesta y cómoda ropa deportiva, todo lo contrario a su amigo.

    – ¿De casualidad conoces a algún vocalista que esté disponible? – aquella pregunta abrupta y directa salió de los labios del chico llamado Tetsuya. Su amigo le miro con enfado.

    – Deja de preguntar lo mismo a toda persona que conozcas ¡das vergüenza ajena!   

    – Estoy seguro de que Yukihiro-senpai conoce a muchas personas, tal vez él pueda ayudarnos...

No pude evitar soltar una risita. ¿En qué clase de extraña situación me había metido ahora? ¿Quiénes eran y que querían estos dos chicos extraños?

    – ¿Buscan vocalista para su banda? – pregunté con fingido interés, debí de haber huido cuando tuve oportunidad. 

    – Así es, soy el bajista y líder – respondió Tetsuya orgulloso, cruzándose de brazos –. Hiro es el guitarrista. 

    – ¿Y su baterista?

    – Tenemos la promesa de uno... ¿por qué? ¿Te interesa, Yukihiro-senpai

   Una oferta inesperada. Había estado buscando la oportunidad de unirme a una banda y comenzar de nuevo.

¿Sería posible que la oferta de este chico fuera esa oportunidad que estaba buscando?

    – ¿Pero cómo se te ocurre, Tetsuya? Él ya pertenece a una banda exitosa – el regaño de su compañero Hiro también respondió mi pregunta, recordándome que nadie podía saber de mi situación con Zi:Kill.

Suspiré. ¿Cómo llegaría a formar parte de una nueva banda, si yo mismo quería evitar a toda costa que alguien se enterara de mi despido?

Estoy jodido...

    – Lo siento mucho – me disculpé pensando en todo ese dilema –. Aun así, agradezco tu oferta.

    – Descuida senpai, tenía que intentarlo...

Observé entonces como Tetsuya sacaba un pedazo de papel de su fea chaqueta para escribir algo.

    – Por ahora debemos irnos, entonces… – dijo entregándome aquel papel –. Si conoces a un vocalista que este en busca de una banda, por favor avísame, en serio te lo agradeceré mucho, Yukihiro-senpai.

    – Por supuesto... – respondí con una sonrisa. Su nombre y número telefónico estaban anotados en dicho papel.

    – ¡Fue un placer conocerte, senpai! – dijo Hiro haciendo una leve reverencia.  

    – No olvides avisarme, por favor – insistió Tetsuya, imitando la reverencia de Hiro –. Porque sabes… tengo el presentimiento de que volveremos a vernos de nuevo…

Ante esta declaración Hiro rodó los ojos, incrédulo. Yo solo sonreí, viendo como ambos muchachos comenzaba a alejarse de donde yo estaba. Entonces recordé que no había preguntado lo más importante:

    – ¿Cómo se llama su banda? – pregunté en voz alta.

    – ¡L’Arc en Ciel! – respondió Tetsuya volteando brevemente y levantando la mano en señal de despedida –. ¡No lo olvides!

L’Arc en Ciel… otro nombre extraño sin duda alguna.

   Años después comprendí que ese día, sin darme cuenta, había tenido un pequeño encuentro con lo que sería una gran parte de mi futuro.

 

¡El mundo es muy pequeño!

 

Notas finales:


1. https://www.youtube.com/watch?v=gYP673PSZkA

2. Solo en caso de que no lo sepan, es común que las notas musicales se representen con letras, haciendo que su lectura sea fácil y rápida. La "C" es para Do y la "D" para Re, mientras que el "#" es para indicar una nota en sostenido y la "m" para un acorde menor.

3. El "Joya no Kane" es una tradicion budista de año nuevo en Japón. Los templos realizan 108 campanadas, cuyo sonido se dice que limpia de las personas los 108 defectos humanos, purificando su corazón.

4. Escena inspirada en esta foto
https://hideko-ogawasan.tumblr.com/image/172645332646

5. Referencia a la canción "Sissy Boy" ( "Chico afeminado") de Buck Tick (1987). 

Como pueden ver, me encanta la música de antaño de Buck Tick y está canción junto con la de "Sexual xxxxx!" fueron mi gran inspiración para escribir este capitulo. ¡Se las recomiendo! X3

La segunda parte de este capitulo llegará a ustedes antes de lo que piensan XD

¡Gracias por leer! no olviden dejar un review :D


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