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Noah por Chorlite

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Planificación

En un Verde campo en Escocia se encuentra un gran y viejo castillo, en una de sus varias torres un anciano con vestiduras  ridículas y grandes aires de grandeza se acicalaba la barba mientras repasaba sus numerosos planes.

Muy temprano esa misma mañana había ido a la habitación del gran libro de los nombres, en donde estaban inscritos los nombres de todos los estudiantes en toda la historia del colegio, en una mesa contigua al podio del libro se encontraba una pluma que escribía automáticamente las cartas para los estudiantes de primer año una pluma diferente se usaba para los demás en general.

No había dormido, en su lugar se acercó a la mesa y espero con impaciencia la carta que correspondía a su más nuevo juguete, debido a que Harry Potter se crió con muggles su carta tenía algunas hojas más que la de los sangre pura, por esa razón espero ahí hasta que estuvo lista, abrió la carta y le saco esas otras hojas antes de ir a la lechucería y enviarla él mismo personalmente no sin antes agregarles unos cuantos encantos solo para mejorar las cosas un poco, cuando en niño llegara y fuera seleccionado en Griffindor enviaría a su elfo domestico personal para ponerle algunas cosas a su cena de bienvenida solo para hacerlo aún mejor.

Él lo necesitaba manso y susceptible a sus sugerencias, hacia unos años fue al banco con la intención de obtener algunos fondos para persuadir a las personas adecuadas que hicieran que sus planes avanzaran en el ministerio pero se topó con resistencia que no esperaba, se había sorprendido en el momento al enterarse de las trabas, le parecía muy increíble que los difuntos Potter establecieran reglas en sus testamentos que le resultaran un obstáculo, por lo general la pareja Potter no hacía nada sin preguntarle primero muestra de lo bien entrenados que los tenia, pero no poseía otra explicación de cómo no tenía acceso a las bóvedas ni a sus propiedades, habiéndose declarado guardián mágico del niño, ni siquiera se le permitió sacar un subsidio para la manutención del bebé.

También había intentado tener acceso a la fortuna de los Black pero igual fallo y en este caso no tenía una idea exacta del porqué,  pero se hacía ideas de que era cosa de la familia ellos siempre habían sido oscuros, aunque Sirius Black fue repudiado al no quedar herederos varones vio la oportunidad de entrometerse y sacar una tajada de lo que sus familias les habían legado (porque James Potter también fue repudiado) en el caso de James lo que quedaba en las bóvedas que podía usar fue absorbido por la bóveda familiar al momento de la muerte, en el de Sirius Black había sido igual, la bóveda de Harry estaba cerrada sin importar sus alegatos nunca pudo sacar un  knuc, pero era algo que esperaba arreglar con el niño en una cita a su oficina.

******

Al día siguiente Albus Dumbledore se apareció en el campo muy cerca de la casa de sus lacayos los Weasley.

Una mujer pelirroja y regordeta le abrió la puerta.

-Molly querida, ¿cómo estas hoy?- pregunto con una gran sonrisa dulce falsa en la cara bien escondida con su gran barba.

-Muy bien director Dumbledore, ¿necesita algo en especial?- pregunto la mujer con voz fuerte.

-No Molly, solo venía asegurarme que todo estuviera bien y a preguntarte si ya habías hablado con los niños, cada uno tiene que conocer su parte es muy importante- recalco una vez más, no vaya a ser que se les olvidaran sus líneas con lo tontos que eran todos ellos.

-Claro que lo hice profesor Dumbledore mi Ron incluso practica su discurso frente a un espejo todo para que le salga perfecto- dijo la mujer obviamente orgullosa de su estúpido retoño.

-Molly querida ¿Cuántas veces tengo que decírtelo? no me llames profesor ahora ya no estamos en el colegio, tú ya no eres mi alumna, mírate creciste y ya tienes tus propios hijos que ahora van al colegio, los mayores ya salieron y se independizaron de ustedes- reprendió el viejo con parecer de lo estaba haciendo al decirle viaja sin que pareciera que lo estaba haciendo, no le gustaba que le recordaran lo viejo que era.

-Está bien- dijo ella abochornada sin sospechar nada.

-¿Y Ginny?- pregunto el anciano.

-Oh ella está ansiosa, casi no puede esperar para conocer a su futuro esposo, me hubiera gustado comprarle una túnica de buena calidad y zapatos nuevos junto con algunas otras cosas esenciales para la primera vez que se vean, siempre es bueno dejar una buena impresión, pero con el salario de Arthur no es posible y aún no se ha pagado el precio de la novia…- exclamo la mujer mirándose las uñas esperando que el anciano respondiera la pregunta no formulada.

-Sobre eso no puedo hacer nada por ahora, una vez que el chiquillo este en el colegio lo llevare a mi oficina y le hare firmar un poder a mi nombre sobre sus posesiones y ahí recién te voy a girar ese dinero- el viejo dijo con tranquilidad.

-¿Qué pasa con todos los años de atraso? Ese tiempo requiere una compensación- ella reclamo descaradamente con las manos en la cadera en posición de jarra.

-¿De cuánto estamos hablando?- expresó el viejo sin preocuparse en lo más mínimo después de todo el dinero no saldría de su bolsillo y nunca le había dicho a la mujer el alcance total de la enorme fortuna del niño Potter, por lo que por mucho que ella pidiera no le haría ni cosquillas a la cantidad total.

-Quiero quinientos mil galeones- ni lerda ni perezosa señalo.

El hombre solo levanto una ceja pero no discutió con ella.

-Considéralo hecho, pero recuerda Molly, no puedes fallar y recuérdale eso a tu hijo también-

-Sí, profesor eso hare- ella no estaba tan segura del desempeño de su hijo en la tarea pero si todo salía conforme a lo dicho por el profesor Dumbledore, con suerte el chico sería tan tonto que ni lo notaria y si lo hacía estaría tan desesperado por afecto y un mejor amigo que voluntariamente lo ignoraría con tal de no perder a Ron, eso tendría que servir.

-Muy bien si estas segura… bueno escucha con atención, he estado pensando y creo que es necesario hacer unos pequeños ajustes al plan, no es motivo de preocupación- se adelantó en cuanto vio que ella abría la boca seguramente para hacer una pregunta pero a él no le gustaba que lo interrumpieran- son solo unos ajustes menores-

Ella asintió muy segura de su palabra, no vio necesario agregar nada.

-Esta mañana le he enviado su carta personalmente con algunos encantos de más pensando en aligerar el trabajo de tu hijo, probablemente toque la carta pero su familia no lo dejara abrirla y si lo hace se la quitaran, él  va a necesitar a alguien para que le ayude a tenerla y una vez que eso pase necesitara que lo lleven al callejón Diagon, para girar esas eventualidades a nuestro favor voy a reclutar a Hagrid para que le lleve su carta, es un buen hombre pero es un idiota no le dará la información necesaria para que se integre como debe ser y lo arreglare para que tampoco le diga dónde está la entrada a la plataforma él no lo vera por sí mismo porque del  lado muggle no está escrita, ahí mismo mi querida Molly es donde entras tú, llegaras a la plataforma de entrada por el lado muggle y llamaras la atención del niño de la manera que encuentres necesaria siempre que no involucre magia dado que ese lugar siempre está lleno de muggles, una vez que él se acerque a ti preguntando por la plataforma dale la información de la misma y aprovecha la ocasión  para presentarle a los niños especialmente a Ron y Ginny de esa manera aumentaremos sus posibilidades de éxito desde el principio-

La mujer pellirroja se llevó la mano a la boca para cubrir su mandíbula desencajada por la admiración de la mente del gran Albus Dumbledore.

-Oh Albus eso es mucho mejor que llegar por la red floo buscarlo y hablar de sus padres en voz alta para atraerlo, nadie sospechara de juego sucio de esa forma- ella estaba extasiada por el cambio en la maniobra, claro tendría que hablarlo con sus hijos su Ginny no sería un problema, pero con Ron sería un poco más difícil como niño en crecimiento solo suele pensar en comida y el quidich.

-¿Estás bien con el cambio?, ¿puedes hacerlo?- inquirió el viejo solo para estar seguro que ella lo entendía bien, que sería capaz de explicárselo a sus compinches menores y que podría hacerlo sin contratiempos.

-Claro Albus no te preocupes yo hare parte y me encargare de que los niños hagan la suya- ella asintió, además estaba muy segura de su capacidad para ello.

-Muy bien querida lo dejo en tus capaces manos- una de las mejores maneras de controlar a un peón, dándoles cumplidos como palmadas en la cabeza a un perro que aprende un nuevo truco y satisface a su dueño- muy bien querida, entonces yo me retiro porque tengo otros quehaceres que atender, aunque lamento no poder quedarme al almuerzo tu comida es maravillosa-  otro cumplido por si acaso.

-No se preocupe director otro día que se presente por aquí en mi humilde hogar le preparare algo, con suerte será para celebrar nuestro éxito con el chiquillo-

-Lo esperare con ansias querida, que tengas un buen día- le respondió el viejo muy complacido por su control sobre ella y los críos.

-Muy bien- ella contesto.

Y tras una corta sonrisa del viejo, él se apareció y la dejo sola con la responsabilidad de hablar con los niños algo en lo que no la envidiaba especialmente con el niño quien no era más que un glotón lleno de pereza.

 

 

******

******

Unas horas antes hotel la casona…

Los rayos del sol que hacían no mucho se había levantado en el horizonte penetraron por el vidrio de la ventana de la habitación  y se dirigieron directo a los parpados cerrados de un joven hombre pelirrojo que descansaba en la cama antes de ser despertado por dichos rayos.

-Hilda. Hilda ¿porque abriste las cortinas?- pregunto el joven adormilado, se dio la vuelta para el otro lado y se tapó la cabeza con la cobija, aunque era inútil él sabía que no volvería a dormir.

-No lo hice  madre, no las cerraste ayer, tampoco las ventanas, dijiste que hacía mucho calor y las dejaste abiertas por la brisa fresca que corría ¿ahora lo recuerdas? Hasta ahora después de bañarme cerré las ventanas- la voz perfectamente despierta y mañanera de su hijo le respondió

Jerome se dio por vencido en la batalla del sueño que de antemano sabía que perdería y se sentó en la cama frotándose la cabeza y bostezando.

-Hilda querida ¿Qué haces levantado tan temprano?, apenas acaba de amanecer- señalo por la ventana a la claridad del día proveniente del sol infractor sin responder la pregunta que le fue planteada con anterioridad.

-Me  extraña madre, ayer eras tú quien no podía trabajar con tranquilidad pensando en lo que nos traería el día de hoy, o será que tampoco recuerdas que día es hoy- él le dijo con una sonrisa sin dejar de tomar su té con modales elegantísimos que pondrían verdes de envidia a cualquier mujer sangre pura.

Jerome sonrió silenciosamente -no hijo mío no lo he olvidado es solo que deje de preocuparme por ello, después de todo hemos tenido años para prepararnos para cualquier eventualidad, confió en que estaremos bien sin importar lo que haga el viejo y sí ahora que lo mencionas ya recordé lo de las cortinas-

-Tienes razón mamá el anciano no puede hacernos nada, somos extranjeros, a excepción de ti pero eres ciudadano de Polonia por lo que tampoco te pueden tocar o se arriesgarían a un incidente internacional- comento Jeremy que también estaba sentado a la mesa frente a Noah (Hilda)  y para su vergüenza ni él podía igualar los modales de su joven esposo aunque claro eso había dejado de importarle hacía varios años.

Jerome no comento a Jeremy despierto tan temprano, él siempre había sido muy madrugador, desde su niñez y nunca perdió esa costumbre ni siquiera en la época en que fue un loco homicida con mal genio.

-Ya fuera de bromas, ¿ya se van?- preguntó el pelirrojo.

-Sí, solo terminamos el té, recuerda que no solo debemos esperar esa carta, mi marido también irá a pedir trabajo en San Mungo y debemos ir a gringgots, tenemos un día muy ocupado por delante, con algo de suerte la carta llegará temprano y tendremos más tiempo- Noah contesto aclarando las cosas.

-Estaremos bien mamá- dijo Jeremy con una sonrisa.

-Solo tengan cuidado sí, algo me dice que él viejo tiene algo planeado con esa carta- explicó Jerome.

-Nos las arreglaremos- dijeron ambos al unísono encogiéndose de hombros.

Jerome no comento nada ya acostumbrado a los ocasionales episodios con ese comportamiento algo gemelar entre su yerno y su hijo debido a su vínculo matrimonial muy a pesar de que aún no había sido consumado el mismo.

Intercambiaron algunas palabras más y se despidieron antes de tomar sus caminos para comenzar su día.

 

*****

*****

El cielo estaba azul despejado con una pequeña cantidad de esponjosas nubes blancas, los pájaros cantaban, los niños jugaban y reían, parecía la escena feliz de una película familiar.

-Este lugar es horrible- se quejó Jeremy.

Noah quien en ese momento estaba disfrazado de mujer, con el pelo verde mechones morados recogido en dos moños a los costados de su cabeza, una pava al frente con el extremo derecho más largo que el izquierdo que le tapaba el ojo, el ojo derecho que era el único que estaba a la vista era de color café claro, tenía maquillaje negro en los ojos los labios y las uñas, llevaba puesto una gargantilla con púas en el cuello, un vestido negro corto con muchas cadenas y unas botas altas de tacón,  parecía una roquera punki, muy en contraste con su esposo quien poseía el pelo largo recogido en una trenza y tenía puesto su traje blanco de doctor menos su bata, miro a su alrededor con atención y no pudo identificar qué era eso feo de lo que hablo su esposo.

-No entiendo, todo se ve normal para mí, a menos que estés hablando de ese chico obeso del otro lado de la calle- indicó.

Al mismo tiempo que hablaba señalo a dicho niño que se metía en la cara un helado que acababa de robarle a un niño más pequeño que huía calle abajo llorando y pidiendo a su mamá.

Jeremy arrugo la cara ante tan claro ejemplo de matonismo.

-Sí, bueno, pero no solo de él estoy hablando sino del lugar en sí ¿no te parece feo?- declaro.

Noah repitió su acción de mirar a su alrededor pero no pudo encontrar nada igual o más desagradable que el matón gordinflón.

-La verdad es que no, todo me parece muy normal- finalmente respondió.

-Pues eso mismo querido, es tan… normal y todas las casas son iguales parecen fotocopias, este lugar no tiene personalidad propia, no me gusta para nada, yo no viviría aquí, no si no fuera necesario al menos- mientras charlaba negaba con la cabeza.

Avanzaron por la calle unos metros más hasta que llegaron a su destino, el número ocho de Prived Drive.

Noah sonrió ante el disgusto de su esposo, camino por el corto camino de grava hasta llegar a los escalones de la entrada, metió la llave en la cerradura y abrió la puerta, tras entrar se hizo a un lado para permitirle el paso a su cónyuge.

-Será mejor que te acostumbres porque aquí es donde vivirás desde ahora y quien sabe hasta cuándo- dijo divertido.

Jeremy miro disgustado el interior, todo estaba amueblado pero no terminaba de gustarle.

-¿Lo puedo cambiar verdad?- preguntó algo ansioso

-Claro que si esposo mío, esta es tu casa- él dijo sonriente.

Él suspiro de alivio.

-Bien no creo que hubiera querido quedarme si esto estuviera como ahora para siempre-

-Eres tan dramático, nadie adivinaría hasta qué punto- el niño replico.

-S i bueno si va a ser mi hogar que tenga mi toque personal ¿no?- él se defendió de los dichos de su esposo.

-Sí claro lo que tú digas por ahora nos ocuparemos…- pero lo que fuera a decir fue interrumpido por la vista de una lechuza que aterrizo en la cerca del patio de sus vecinos del frente, los Dursley, los familiares de la fanática.

-Baya, mira eso, es justo como creímos- Noah exclamó nada sorprendido con la evidencia de los chanchullos relacionados con cierto viejo estrambótico- la carta fue enviada a la casa y no directamente a mí-

-No debí dudar de ti querido- le respondió Jeremy caminando tras él.

La mujer más fea que habían visto en su vida estaba en el patio y había comenzado a perseguir al ave con una escoba sin dejarla posarse y tratando de espantarla.

El matrimonio cruzo la calle para detenerla.

-Disculpe señora- Jeremy le llamó la atención,  ella se volteó a mirarlo y el repentino sonrojo en sus mejillas demostró que lo encontraba atractivo- esa es para mi esposa- hasta que él dijo esa frase y señalo la carta que llevaba el ave.

Noah extendió el brazo y soltó un silbido agudo para atraer a la lechuza, el animal revoloteo confundido por unos momentos, los encantos en la carta le decían que el dueño de la carta estaba en la casa pero su sentido de orientación le decía que dicho dueño era la mujer con el brazo extendido, ella no estaba muy segura de adonde dirigirse hasta que un escobazo bastante cercano de la mujer fea la hizo decidir, se posó en el brazo de la joven y le permitió tomar la carta.

-Lamentamos las molestias que tenga un buen día señora- Noah le dijo a Petunia y Jeremy le dio una leve inclinación de cabeza para despedirse, la mujer actuó como si la hubieran insultado terriblemente y entro a su casa sin responder.

-Bastante encantadores estos ex parientes tuyos- dijo Jeremy con sarcasmo.

-Precisamente es por eso que me encargue de alejarme de ellos y eliminar cualquier posibilidad de que eso pueda cambiar- Noah respondió.

Llevó la lechuza a su casa le sirvió comida y agua mientras leía la carta y escribía una respuesta lo que también estaba en contra de las instrucciones en la lechuza ella debía entregar la carta e irse pero como le pidieron esperar ella lo hizo.

 En cuanto abrió la carta sintió la magia extranjera intentar atraparlo pero rápidamente se disipo, Noah lo comento a su esposo, como mago común él podía caer preso de ellos, por lo que le demando que tuviera cuidado con el correo.

-Qué raro- comento Jeremy- cuando yo recibí mi carta tenía más cosas, la invitación, la lista de útiles escolares, una lista de libros que debía comprar para aprender sobre el mundo mágico, el tiquete de expreso, una llave para la bóveda de las becas y además me la entrego el vejete ese no llego por lechuza, como tú eres un heredero deberías tener una declaración del banco en lugar de la llave dado que tienes tus propios recursos y no necesitas del sistema de becas-

-Sirve para su propósito ¿no?, para mantenerme ignorante- dijo Noah mientras escribía la respuesta- en mi vieja vida también recibí una carta y tenía todo lo que mencionaste incluido, menos el pasaje del tren esos no existían entonces-

-Y ¿cómo viajaban?- pregunto curioso el mayor.

-Con translatores- respondió Noah y se levantó para atar la carta de respuesta en la pata del ave y dejarla volar por la ventana.

-¿Tiene uno de esos tu carta?- inquirió Jeremy.

-No- señaló Noah.

-Entonces ¿cómo espera que vayas a tomar el tren?-

-Me imagino que enviara algún secuas por mí, un adulador por supuesto así aprenderé sobre el gran Albus Dumbledore, amare los griffindors y odiare los slyterins-

Jeremy lo miro un momento y admitió.

-Sí, creo que haría justo eso, no es como si le va a funcionar, aun si te hubiera dado el paquete te conozco lo suficiente para saber que de ninguna manera perderás nueve horas de ocio en un tren lleno de niños inquietos y quien sabe cuántos buscándote para tener un pedazo de ti-

-Claro que no esposo mío, iré a mi manera- dijo Noah.

-Eso no le va a gustar- indicó Jeremy.

-Mira todo lo que me importa- replico Noah.

-Eso no hace falta, ya lo sé- 

 


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