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Noah por Chorlite

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19

Él

 El gran Albus Dumbledore pasó casi cuarenta y cinco minutos en su oficina, furioso por que el profesor y su nuevo alumno favorito no llegaban antes de que su chimenea se llenara de fuego verde y la cabeza fantasmal y flotante de Severus Snape apareciera allí.

El viejo salto con una destreza sorprendente considerando su avanzada edad frente a la chimenea y sin dejarlo hablar le espetó.

-Severus mi muchacho, ni me hagas esperar más, deja pasar al niño de una vez para que se vaya a su casa, el señor Weasley debe de estar muy cansado esperándolo-

-Lo siento Director, pero el niño no está conmigo- respondió el joven pasando por alto la grosería consiente de que reclamar no serviría para nada.

El viejo se queso boquiabierto nada acostumbrado a que le negaran algo que quería.

- ¿Cómo? ¿Y por qué no? Te dije que dije que lo trajeras- reclamo tratando de ocultar su molestia.

-El niño estaba muy cansado, cuando llegué él ya estaba acostado- mintió entre dientes sin problemas.

-Pues debiste despertarlo-  dijo sin pensarlo.

-¿Y por qué haría eso? Él tenía sueño, lo dejé dormir es mi deber como maestro velar por el bienestar de mis estudiantes-

-Solo habría sido un momento, no es para tanto- replico el viejo.

-Aun así, Albus, el mundo no se va a acabar por una noche que debas aplazar tu charla- la cual pensaba que sería totalmente inútil, el chico se había acomodado muy bien entre sus compañeros serpientes mayores y parecía muy cómodo.

El viejo enfurecido se tragó su furia y fingiendo una sonrisa le contestó.

-Está bien mi muchacho, por lo visto no puedo hacer nada para que cambies de opinión, en cambio tráelo mañana temprano te esperaré a las siete-

Snape suspiró sabiendo que no importaban sus argumentos, el viejo no se rendiría.

-Bien, iré a buscarlo a la sala común temprano-

-Está bien mi muchacho-

*******

*******

La anoche pasó y antes de que amaneciera el profesor Snape entro a la sala común para despertar a su serpiente bebé la cuál era requerida por el viejo entrometido.

Sin embargo, al cruzar la puerta se llevó una gran sorpresa debido a que el niño que buscaba ya estaba levantado.

El niño, Henley cómo dijo la noche anterior se encontraba en medio de la sala, el pelo recogido en un par de gruesos moños blancos a ambos lados de su cabeza, la cara pintada en diversos tonos oscuros siendo el negro el más predominante, llevaba puesto un vestido de corte halter con falda en línea A, de color blanco con pequeñas líneas negras que se paseaban por toda la fina tela, traía puestos un par de elegantes tacones negros.

-Señorita Potter, justo venía a buscarla.

Él levanto la mirada de su labor, no estaba sorprendido, seguro lo había escuchado entrar dado que no había sido cuidadoso por pensar muy improbable encontrar a alguien levantado tan temprano.

Él se levantó y se inclinó para saludarlo.

-Buenos días profesor Snape- dijo el con la voz muy suave.

-Buenos días señorita- él le ofreció una inclinación a cambio.

-Sabe profesor, no tiene que tratarme como a una chica- Noah comentó.

-¿No? Disculpa si te molesté, es solo que me guié por tu vestimenta- respondió el hombre algo incómodo, no solía cometer esos errores.

-Imagino por su reacción que no le molestan los travestis lo que podría decirse que soy- continuó conversando una vez que el hombre mayor y él estuvieron sentados.

-No para nada, nosotros los Slyterins no nos fijamos en eso- respondió el hombre una vez que hubo superado su breve caso de timidez.

-Cuando yo salgo de compras si veo algo que me gusta lo compró, principalmente ropa y zapatos, aunque no se limita a eso, yo no me tomo en serio esos estereotipos que dicen las niñas de rosa y los niños de azul me compro lo que quiero y me pongo lo que quiero cuando quiero y de la forma en que quiero- Noah le explico, no tenía ese problema en el mundo muggle porque pensaban que era una niña, pero en el mundo mágico seguro se lo iban a preguntar bastante.

-Ah, ya veo- le contestó Snape- y ¿qué haces levantado tan temprano? –

-Oh, este vestido es nuevo- él levanto su labor para mostrarlo, era un vestido con corte princesa, mangas jamón y falda doble campana con recogido de color amarillo y café- le estoy agregando unos detalles- señalo unas partes donde habían bordados con motivos de hojas secas.

-Estos son muy buenos- exclamo el hombre mirando el trabajo de su joven alumno, todo el corpiño y las mangas estaban bordadas pero la falda apenas estaba empezada lo que no era de extrañar dado que si bien no era tan larga (ya puesta le calculaba que llegara un poco debajo de la rodilla) la doble campana la hacía muy amplia- ¿cuánto hace que aprendiste a hacerlos? – preguntó verdaderamente curioso sobre todo al notar que los bordados se movían como si hiciera brisa dentro de la tela, él estaba impresionado por el hecho de que un niño sin entrenamiento pudiera hacer bordados y supiera hacerlos mágicos.

-Desde muy pequeño siempre me han gustado las manualidades, he aprendido a hacer muchas cosas relacionadas con ello como bordar, tejer, pintar… entre otras cosas- respondió muy contento con sus talentos.

-Se ve que tienes muchos talentos y buen gusto, ese es un lindo vestido-

-Gracias profesor, mi madre me lo hizo- Noah levanto la barbilla dando una buena impresión de niño orgulloso de su mamá.

Snape supuso que se trataba de alguna mujer a cuyo cargo había quedado el niño al morir sus padres.

-Cambiando el tema sé que es muy de mañana, pero necesito que me acompañes- compartió el hombre lamentando echar a perder el buen momento.

-Hn- Noah frunció su ceño mostrando su molestia- él me mandó a llamar ¿Cierto? –

- ¿Cómo? ¿Qué quiere decir señor Potter? – preguntó el mayor, sorprendido.

-El director, ya me han hablado de él y por lo que oí se esperaba que fuera a la casa de mi padre- pronuncio la última palabra con disgusto sin molestarse en disimular.

Snape estaba curioso por el disgusto de su alumno hacia su padre, pero no preguntó, él guardo silencio y únicamente se limitó a sentir para confirmar que sí, el director lo llamaba a su oficina.

Noah suspiro resignado, aunque solo por el momento, pidió permiso para ir a guardar su vestido y pronto regreso al lado de su maestro.

El viaje a la oficina se hizo en silencio y sin apuros, no tardaron mucho, unos quince minutos y se encontraron frente a la fea gárgola que custodia la entrada de la oficina.

El mayor le indico cómo entrar se despidió y trato de irse, pero Noah lo detuvo con una petición que no esperaba.

- ¿Puede acompañarme señor? -

Snape se volvió curioso del porqué el niño no quería estar a solas con el anciano y preguntándose a sí mismo que sería aquello que le habían ¨hablado¨ al chico que le produjera desconfianza.

-Claro, no hay problema-

Pronto estuvieron frente a la puerta, Snape se disponía a tocar la puerta, pero justo lo interrumpió la voz del anciano diciéndoles que pasaran.

-Severus gracias por traerlo eso sería todo- dijo el viejo con sus ojos centellantes directo en el niño sin darle una sola mirada al hombre mayor.

-Buenos días Director, ¿puedo saber para que me necesita? - hablo el niño reconociendo su posición de poder, pero sin inclinarse por ello.

-No es nada serio, ¿Severus puedes dejarnos solos? – inquirió el anciano ansioso por quedarse a solas con el niño para así no medirse tanto con las cosas que necesitara hacer para obtener respuestas.

-Lo siento Albus, pero el joven Potter me pidió que lo acompañara, ¿si pudieras apresurarte por favor? Tengo algunos detalles que afinar para mis clases de mañana- Dijo el hombre mayor al viejo entrometido.

Dicho viejo metiche no supo que contestar a eso de modo que se resignó a usar solo lo menos obvio si el niño no cooperaba como él quería.

-Muy bien, si es lo que quieres mi niño- exclamo dramáticamente el viejo tratando de que Noah se sintiera culpable por retrasar a su profesor.

Por desgracia para el viejo el niño no cedió.

-Podemos terminar rápido si me dice de que se trata- Noah replico.

-Bien- Dijo el viejo sorprendido de que no tomara su cebo- mi muchacho hubo un problema con la asignación de tu casa anoche, me temo que uno de los estudiantes mayores hechizo el sombrero y tendrás que ser ordenado de nuevo-

Noah se preguntó si se lo creía él mismo, viendo como parecía incapaz de creer que su chico dorado fuera una serpiente.

Noah respondió con calma.

-Sí ese es el caso ¿por qué solo yo estoy siendo ordenado de nuevo? ¿No tendría que repetir toda la ceremonia? –

El anciano dio un paso hacia atrás, sorprendido de no solamente no ser obedecido al instante sino también de ser cuestionado.

Snape reprimió una sonrisa satisfecha.

En un principio Dumbledore se quedó sin palabras, pero pronto recupero la compostura.

-No hay un problema con los demás, ya se les ha consultado y decidieron quedarse donde están-

-En ese caso también estoy contento con mi casa-

- ¿Estás seguro mi niño? Podrías entrar a Griffindor era la casa de tus padres- intentó con otro ángulo.

-No gracias, estoy perfectamente cómodo con mis arreglos de vivienda y no quiero cambiarlos, ¿algo más? –

El anciano estaba impactado, el niño era muy terco, había contado con que los celos de Petunia lo hicieran un manso corderito.

-Si una cosa mi niño tu vestimenta, ¿por qué no tienes puesto el uniforme? ¿Y porque vistes como niña? - dijo el viejo con la cara seria mirando hacia abajo como si Noah estuviera en problemas, si la adulación no funcionaba talvez la disciplina lo haría.

Noah se miró hacia abajo su vestido y sus tacones, sin verse para nada asustado de tener problemas, después levanto la mirada para responderle al anciano metiche.

-En primer lugar, Director Dumbledore le voy a pedir que deje de llamarme ¨mi niño¨ es un relajo de su parte y una falta de respeto para mí, en el futuro por favor diríjase a mí como Señor Potter, en segundo lugar hoy es un día libre por lo que puedo vestirme como yo quiera y en tercer lugar en el libro de reglas de Hogwarts se dice que el uniforme es obligatorio para las clases y para las actividades escolares más en ningún momento menciona que los alumnos estemos limitados a los uniformes de acuerdo a nuestro género por lo que puedo ponerme cualquiera de los dos sin infligir las reglas- Noah termino su respuesta tipo charla mirándose perfectamente compuesto y seguro de sí, Snape se vio obligado a morderse el interior de la mejilla para no reír ante la cara que puso el viejo ante el triple rechazo de Noah.

El anciano se quedó impactado sin poder contraatacar a eso porque era correcto.

-¿Es todo director? Quisiera bajar, es tarde y tengo hambre- Noah rompió el silencio tranquilamente.

-Sí, es todo, gracias por venir-

-Igualmente director-

Dándose media vuelta dejó atrás al viejo en su oficina y camino hacia el comedor al lado de su profesor quien parecía sufrir de un ataque de tos y cuyas costillas no paraban de temblar al ritmo de la risa reprimida del hombre de negro.  

******

******

Llagaron juntos a las grandes puertas de entrada y al cruzar se separaron, el profesor subió hasta la mesa del personal y Noah cruzo el gran salón dado que su mesa estaba al lado contrario.

Mientras caminaba los alumnos e incluso los maestros lo seguían con la mirada, era molesto, pero lo dejó ser, pronto tendrían clases juntos y la novedad de verlo pasaría y lo dejarían en paz.

Pronto llegó a su mesa, tomó asiento y comenzó a comer tranquilamente sin prestar atención a nada más que no fuera su desayuno.

Un chico rubio de ojos grises que estaba sentado frente a él se aclaró la garganta un par de veces para llamar la atención de Noah pero cuando eso no funciono alargó los brazos y tomo sus pequeñas manos evitando que se llevara otra cucharada de cereal con leche a la boca.

- ¿Que deseas? - le pregunto al rubio con una mueca de disgusto en la cara.

-No podemos comer aún- respondió el niño sin soltarlo.

- ¿Sí? ¿y por qué no? - replico Noah a su vez.

-No ha llegado el director- le comunico el rubio en voz baja.

-Sí, ¿y  qué? Ese no es mi problema- dijo Noah con todo el descaro del mundo y sin tratar ni un poco de bajar la voz como lo había hecho su compañero.

El rubio quedo tan impactado con su respuesta que no objeto cuando Noah recuperó sus manos y siguió comiendo como si nada hubiera pasado.

El chico quiso protestar de nuevo, pero Noah le hizo tal mueca que se lo pensó mejor y decidió que si su compañero se metía en aprietos no era su problema.

Noah terminó su comida y aún no había aparecido el viejo director, todos los demás estaban esperándolo por lo que su apadrino no estaba libre para acompañarlo y mostrarle las aulas donde recibiría clases a partir del día siguiente ni los caminos para llegar a ellas, así que simplemente saco un libro de color rosa y bastante grueso de su pequeña bolsa de espalda la cual no parecía ser lo suficientemente grande como para contener el gran tomo, cruzo las piernas y se puso a leer.

Debieron pasar casi quince minutos antes de que apareciera el director, los alumnos y los maestros dieron suspiros de alivio colectivos.

El viejo se disculpó inventándose una excusa que Noah no se molestó en escuchar más concentrado en su libro que en el anciano neurótico.

Espero pacientemente sin medir el tiempo simplemente leyendo absorto en su nuevo libro regalo de su esposo, hasta que los fuertes sonidos de explosiones que hizo el viejo con su varita interrumpieron su lectura.

-Atención, atención alumnos tengo algo que comunicarles, debí de haberles hablado de esto anoche, pero la comida estuvo tan buena que lo olvidé por completo, el señor Flich ha actualizado la lista  de objetos prohibidos, si pudieran tomarse un tiempo para leerla les estaría muy agradecidos, encontraran una copia en el tablón de anuncios de su sala común hoy en la tarde o a más tardar mañana por la mañana, en su tiempo libre pueden explorar los terrenos como quieran pero el bosque esta fuera de los límites y tienen prohibido entrar en el como bien saben los alumnos más grandes aunque algunos harían bien en recordarlo- continuo el anciano lanzando una mirada divertida en dirección de un par de muchachos pelirrojos en la mesa de los leones.

A Noah la mirada del director le pareció fuera de lugar y nada severa.

-También pueden pasearse por el castillo, pero este año tenemos un cambio- Dumbledore hizo una pausa como para agregar dramatismo al asunto- el pasillo derecho del tercer piso está prohibido para todos aquellos que no quieran una muerte terrible y con mucho dolor- la última advertencia la hizo mirando directamente a Noah con una sonrisa extraña en la cara arrugada.

Noah pensó que era extraño, cuando no quieres que los niños tomen algo lo pones fuera de su alcance y les adviertes del asunto, pero el director no parecía estarles dando una advertencia, más bien sonó como una invitación, una hecha para él según le parecía ya que el anciano lo estuvo mirando directamente cuando hablo de la nueva prohibición.

¿Albus Dumbledore quería que fuera a investigar el peligro mortal? ¿Por qué querría eso? ¿y para el caso por qué pensaba que Noah saltaría a su ritmo corriendo a una aventura como un tonto sin amor propio?

La situación le recordó las palabras de su madre antes de su partida “Él querrá la segunda venida de James Potter”, su padre confió en el viejo y al final lo sacrificó como ganado por una supuesta profecía, James Potter pago caro su fanatismo, Noah no pensaba mucho en su padre, para él ese hombre solo fue su donante de esperma, pero aun así miraba su pasado y reconocía que si no hubiera seguido al anciano metiche era muy probable que todavía estuviera vivo.

Si el viejo quería un matón y holgazán para su escuela quedaría decepcionado, él ni siquiera había querido ir, la única razón por la que lo hizo fue porque sabía que si no aparecía el anciano podría convertirse en un gran problema para ellos y la verdad prefería evitarse la fatiga de tratar con ese asunto.

Así pues, Noah pasaría por alto cualquier sutil aventura en la que el viejo quisiera involucrarlo, se preocuparía de estudiar y tal vez socializar un poco como debería de ser, al caño con el viejo y sus jueguitos.

****

****

Al día siguiente Noah se despertó muy temprano y cuando llegó su apadrino lo encontró levantado y listo para su nueva rutina a diferencia de la mayoría de compañeros.

Su primera clase del día resulto ser transformaciones, se sentó en primera fila aún con su libro rosa sin prestar atención a los demás que lo rodeaban.

Casi todos los niños habían llegado ya y eran un par de minutos pasadas de la hora de entrada, los niños comenzaron a verse inquietos por la falta de la profesora, cuando de pronto la puerta se abrió de golpe y reboto contra la pared.

Los niños voltearon su mirada hacia la entrada pensando que era la maestra, pero no, era el alumno que faltaba.

-el chico en cuestión examino con su mirada el aula y seguidamente dejó escapar un suspiro de alivio cuando no vio a la docente.

Por desgracia para Noah el único asiento que quedaba libre estaba a su lado por lo que el niño se sentó ahí.

-Harry amigo, ¿Por qué no me esperaste? – pregunto el joven mirando a Noah quien no le hizo caso.

La cara del chico se fue poniendo roja al ser ignorado, finalmente no pudo más con su molestia y le arrancó el libro de las manos.

-Oye- protestó Noah con justa razón- ¿Qué te pasa? –

-No me ignores- replico el chico.

-¿Ignorarte? No te conozco- respondió molesto.

-Pero somos amigos- él bajó la cabeza cuando fue consciente de que todos lo miraban-

-Ah, y ¿cómo es eso? Nunca te había visto hasta la clasificación- el pequeño peliblanco frunció el ceño molesto- ¿y porque me reclamas por no esperarte? En primera no te conozco y en segunda estamos en distintas casas-

-Porque somos amigos- respondió el chico sacando el pecho- mi nombre es Ronald Weasley-

Noah no le contesto, sino que se puso de pie recupero su libro y camino al otro lado de la habitación y murmurando un “con permiso” al pasar entre sus compañeros serpientes busco un hueco y uso una pluma para transfigurarla en un pupitre individual y tomar asiento lejos de la plaga pelirroja.

El pelirrojo en cuestión se levantó con la intención de seguir a Noah, pero en ese momento la maestra que había permanecido en su escritorio bajo un encanto desilusionador se dejó ver, ella estaba con la boca abierta ante la exhibición casual de magia de alto nivel de Noah con la cual un quinto año tendría problemas, el niño sin embargo lo había hecho de manera no verbal y sin siquiera sudar.

Ella caminó hasta el nuevo lugar de su alumno y examino su creación con hechizos propios.

-Esta es magia muy avanzada señor Potter- dijo ella impresionada- ¿dónde aprendió a hacerlo? –

-Mamá me enseño- contestó con simplicidad.

-¿A sí? Su madre es muy talentosa señor Potter- comento la maestra al no encontrar más palabras para comunicarle su asombro.

-Sí, lo es, mi mamá sabe hacer muchas cosas, pero su punto fuerte es la transfiguración, él es muy bueno en esto, hasta tiene una maestría-  exclamo viéndose como un niño orgulloso de su madre.

La profesora asumió que se refería a quien lo había criado, creyó que Dumbledore había llegado a la misma realización que ella acerca de los “peores muggles” y lo había cambiado de residencia al poco tiempo de dejarlo con los Dursley.

La mujer dejó a su alumno en su lugar y tomó su lugar en la clase, aunque no se olvidó de regañar al pelirrojo lo dejó para el final, mantuvo las miradas ocasionales a su nuevo alumno favorito.

Noah no tuvo ningún problema con la clase, los ejercicios eran básicos y todos los hizo a la primera y bien hechos.

La maestra despidió a sus alumnos y les dejó de tarea que leyeran el capítulo tres de sus libros para la próxima clase.

Noah caminaba tranquilo en dirección a su siguiente clase cuando de pronto le arrebataron su libo de las manos.

-¿Otra ves? Ya te dije que no…- las palabras de Noah se le quedaron atoradas en la garganta cuando vio quien le había quitado su libro.

No era el molesto pelirrojo como supuso al principio sino una chica de la casa de los leones con el pelo muy tupido y los dientes frontales un poco grandes.

-Devuélvemelo- dijo Noah tratando de recuperar su libro.

-Este libro no está en la lista, ¿es por el que eres tan bueno? - dijo la chica sin hacerle caso, abrió el libro en una página al azar y se puso a leer en voz alta- “…Taylor se encarga de arropar a la señorita Emma, no tiene que tener usted ningún miedo de que se destape.” Muchas veces te lo he oído contar como haciéndole un gran elogio.

-Sí, sí, es verdad, es verdad que el señor Perry lo…*

Su lectura se interrumpió cuando Noah consiguió su libro de regreso tomándolo por sorpresa de la chica ladrona.

- ¿Es política en este colegio robar las cosas de los demás? - preguntó Noah irritado.

-No es un libro de magia- declaro la chica sin responder a la pregunta.

-No, no lo es-

-No está en la lista- dijo ella sacando pecho- no deberías tenerlo-

-Tu ropa interior tampoco está, pero no por eso dejas de usarla ¿verdad? – replicó Noah.

La chica se queso sin palabras no sabiendo que contestar a eso.

Ella abrió la boca para decir algo, pero Noah la le corto la palabra con la propia.

-¿Sabes qué? Piérdete- se dio la vuelta y reanudo su camino sin prestar atención a las palabras de la niña obviamente celosa.

-Si así iba a ser todo el año será arduo pasarlo con tranquilidad, #$%&#&##& Albus Dumbledore y sus jueguitos- él continuo su camino si prestar atención a nadie.

Sus próximas clases las paso tranquilo lejos de todos los demás sin mirar a nadie y sin responder a menos que le hiciera una pregunta su profesor del momento, su decisión de ignorar al dúo molesto le resultaba difícil pues eran una espina difícil de quitar lo seguían a todos lados incluso al baño, se vio en la obligación de usar su magia especial para librarse de ellos aunque solo fuera por ratos dado que no tardaban en encontrarlo de nuevo, como si alguien lo siguiera y les dijera dónde encontrarlo, sus presencias lo tenían de los nervios y sentía que si no lo dejaban en paz terminaría matando a alguno o a ambos lo que podía escalar a ser un problema muy pronto.

Suspirando se dio por vencido de solo esconderse, los ignoraría esperando que eventualmente se aburrieran de su falta de reacción, ¿sino? bueno ya se le ocurriría algo, siempre hay un camino, siempre, a veces es solo que no se busca muy bien.

 

Notas finales:

 

 

* Fragmento de la novela Emma de Jane Austen, Alma Clasicos Ilustrados.


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