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Paper Love and Black Heart. por McMaddy02

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Notas del capitulo:

¡Hola! Al fin estoy aquí…

 

Disculpen nuevamente el retardo, ha sido una semana difícil, literalmente fue una batalla contra el tiempo desde el lunes pasado jaja ._. me apena demasiado.

 

¡Me moría por actualizar!

 

Bien, comencemos con la descripción…

 

Díganme que vieron el video nuevo de orientación ¡Es genial! Lloré de emoción al ver a mi Belle bonita hablar al fin ;w; es tal como la imaginaba. En torno a ese video quiero mencionar que ya empiezan a aparecer los nombres reales de los personajes, en este caso Belle Mort en realidad se llama Bonnivet, pude utilizar eso a mi favor, pero todos los nombres de los personajes, que ya nombré, continuarán siendo los mismos, aunque salga el nombre real (sería muy complicado cambiarlos sin mencionar que tienen nombres de personas especiales <3).

 

Hay un suceso, quizá no tan significativo, en donde se menciona la “Lanza del destino”. Este es el nombre que se le dio a la lanza con la que un soldado romano de nombre Longino, atravesó el cuerpo de Jesús cuando estaba en la cruz, también es llamada “Lanza de Longino” o “Lanza sagrada”. Este artefacto es mencionado en el evangelio de Juan y fue usado por el soldado para cerciorarse de que Cristo estaba muerto. Hay varios mitos, el más común dice que el portador de la lanza adquiere un gran poder que puede ser usado para el bien o el mal, se cuenta que incluso Hitler y otros personajes importantes de la historia la portaron. Quiero aclarar que no soy católica jaja pero me pareció interesante añadir ese detalle.

 

Ahora, he mencionado en más de una ocasión a los “Pooka”, estos son duendes de origen irlandés (específicamente el condado de Down) muy temidos por los habitantes especialmente por el daño que se cree que causan a los cultivos y ganado. Se presentan en varias formas y una de ellas es en conejo, aunque también puede ser en caballo, ogro, águila y demás… de hecho, Aster Bunnymund de “El origen de los guardianes” es un Pooka.

 

Como último detalle del capítulo (para ya dejarlos en paz jaja) probé algo que nunca había hecho jiji y… eso es hacer cantar a un personaje, los he hecho recitar mil cosas, pero jamás cantar. En este capítulo se interpretará la canción “I'm the Bad Guy” de la serie Galaxia Wander que es cantada por Lord Dominator

Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Alan Ituriel.

 

Sin más que decir, espero que sea de su agrado <3

 

 

 

I'm the Bad Guy

 

 

 

I'm not the damsel in distress

 

I'm not your girlfriend

 

Or the frightened princess

 

I'm not a little bird

 

Who needs your help to fly

 

Nope, I'm the bad guy

 

 

 

All these former vilains that you see

 

Each of them, with shaking knees

 

Has knelt before me

 

So I'm not your teamate

 

Or your partner in crime

 

What am I boys?

 

(He's the bad guy)

 

 

 

Oh it's magic

 

To watch a planet

 

Shrivel up and die

 

Oh it's thrilling

 

To be a villain

 

I destroy their hopes

 

And then I watch them cry

 

'Cause I'm the Bad Guy

 

 

 

Oh ain't it fantastic?

 

I see something

 

I blast it!

 

And let me tell you why

 

I always had a weakness

 

For barenness and bleakness

 

I crush all your hopes

 

And then I watch you cry

 

 

 

See I find this business rather fun!

 

I don't want your assistance

 

Or your adulation

 

I'll vaporize your galaxy

 

And bid you bye-bye

 

Why?

 

Come on guess!

 

 

 

('Cuz, you're the bad guy?)

 

Well, girl

En un castillo de muros color de la esmeralda, una pequeña mujer de piel aguamarina descansaba en su enorme trono mientras deslizaba su dedo en una tableta, revisaba fotografías viejas, pensaba en todo aquello que debía hacer en el resto del día y especialmente en la joven de cabello bicolor que resguardaba las puertas de su palacio. La villana esperaba hastiada la llegada de un viejo enemigo.

 

Nacida como una forma de vida etérea en la infinidad del universo tomó figura en Irlanda en el condado de Down, invocada por la ambición de hombres egoístas y detallada por las costumbres refinadas de la alta sociedad de la región y zonas aledañas, pasó una gran parte de su vida en la enorme isla. En medio de su gran apogeo se alojó en Inglaterra, Francia, atravesó las fronteras del universo conquistando planetas y finalmente llegó a Hatville. Se volvió poderosa, formó un gran imperio que se movía al ritmo de las cadenas que sostenía, su sequito, derivado de su propia energía, se dedicaron a tratarla como la reina Pooka que merecía ser, brindándole la gloria en la que se regocijaba en silencio, ningún enemigo era digno, todo pueblo sucumbía ante su opresión, con una despiadada mano de hierro y la gracia de un cisne manipulaba su propio mundo a su antojo.  Lamentablemente no podía faltar quien quisiera oponerse a ella, para su desgracia se trataba quizá del único capaz.

 

En aquellas épocas de finos caballeros y delicadas doncellas, un hombre agraciado, proveniente de Irlanda, intentó tomar su corazón, fervoroso se dedicó a conquistar a la conquistadora, Belle siendo más joven, poco acostumbrada al trato cariñoso dado con sinceridad, cayó rendida a sus brazos depositándole toda su confianza y cambiando el rumbo de su vida, de ser una malévola conquistadora estuvo por ser una reina consorte de un mundo amable. Pero la misma ambición que la había construido le hizo pedazos el corazón, aquel galante príncipe vio con ojos de amor a otra doncella, a su vez descubrió que las únicas intenciones reales que tenía era traer la paz y el poderío a su reino tomando su mano, aunque no la amara. Sin una pizca de sutileza la dama le dio fin a la vida de su amor, retomó sus despiadadas conquistas, declaró una eterna enemistad entre su propio imperio y la familia de sangre de ese hombre. Belle Mort jamás volvió a tocar esas tierras, se alojó de por vida en un planeta sorprendentemente cercano a la tierra, pero escondido para el ojo humano.

 

Una visión desagradable le advirtió de la visita de un descendiente lejano de aquella familia, alguien que logró encontrarla, aparentemente tenía la intención de dialogar con ella, no conocía sus intenciones, pero podía suponer que ambiciosamente buscaban reconciliación y posiblemente una alianza, quizá su perdón.

 

La dama llamó a la organización Black Hat con la intención de traer a la chica demente a su hogar, no para su protección física, como había hecho entender, si no para proteger su mente de ideas absurdas y de su inescrutable debilidad por ese linaje. Tenía que esperar lo inevitable, abriría las puertas solo por la intriga de saber que era aquello tan importante que los había hecho hacer semejante viaje a su posible perdición.

 

Fuera del palacio, Demencia se paseaba como leona enjaulada por el frente del portón. En más de una ocasión había tenido que esperar por largo tiempo para cumplir adecuadamente su objetivo, pero esa vez era distinto, estaba en un planeta desconocido con uno de los seres que más detestaba, lo peor de ello era que además debía cuidarla con su vida. Bufó molesta, pateaba una piedrecilla de un lado a otro, pensaba en el gran poder que la villana aguamarina guardaba, si era tan increíblemente poderosa ¿Por qué debía cuidarla de insignificantes humanos?, era absurdo y una pérdida de tiempo. Se acercó a uno de los guardias junto al portón, un ser oscuro, alto, sin rostro como el resto de los que ahí habitaban, cargaba una alabarda de un metal oscuro, permanecía inmóvil, Demencia comenzó a tocarlo, sus dedos atravesaban el vaporoso cuerpo de aquel ente, la chica empezaba a entretenerse con eso, parecían ser intocables, pero sabía que esos seres podían volverse sólidos cuando lo desearan, incluso cambiar de forma.

 

El sonido de múltiples golpeteos se escuchó a lo lejos, en el camino se aproximaban con una marcha vigorosa los guardias de Belle, perfectamente sincronizados, rodeaban a al menos una docena de hombres. Demencia se preparó, tenía la indicación de dejarlos entrar, pero cerciorarse de que no intentaran nada en contra de la soberana, tenía el deber de asesinarlos si lo intentaban. Se abrió el portón dejando entrar al grupo, encabezado por la joven.

 

- ¡Linda, estoy en casa! te traje un obsequio. –Gritó Demencia en un tono infantil.

 

Belle dejó a un lado su tableta, sorprendentemente la mujer no sonreía, los miraba completamente inexpresiva, cruzó las piernas, se recargó en sus nudillos y habló con voz autoritaria.

 

-Quiero verlos.

 

El grupo de guardias se hicieron a un lado de inmediato, develaron a un grupo de hombres asustados, ninguno se veía armado, llevaban trajes comunes de saco y corbata, en realidad no aparentaban ser nada especial, nada que hubiera viajado a otro planeta.

 

- ¿A qué han venido? –Habló con desdén.

 

Los sujetos se miraron entre sí, uno de ellos dio un par de pasos al frente, era un joven alto, pálido, de ojos azules, cabello cenizo, lucía una barba de candado bien recortada y se apreciaba un poco menos tenso que el resto.

 

-Saludos suprema líder Bonnivet. –Hizo una reverencia- Mi nombre es…

 

-Lorcan Dunne. –Completó la dama, su expresión era desconcertante, mostraba admiración, confusión y solo prestando más atención se vislumbraba un ligero toque de miedo en su mirada- Tú estás muerto…

 

-Oh no, mi Lady Bonnivet, soy Lorcan Dunne décimo quinto, quizá me confunde con mi ancestro Lorcan Dunne, el primero. –Explicó amablemente.

 

-Ya no uso ese nombre. –Comentó retomando la compostura.

 

- ¿Disculpe?

 

-Hace siglos que nadie me llama Bonnivet, para usted soy Mademoiselle Belle Mort.

 

-Oh… ya veo, mis disculpas.

 

-Sea breve. –Ordenó- No puedo disponer de mi tiempo libre para esto.

 

El joven sonrió triunfante, se acercó hasta el pie de la pequeña escalera que llegaba al trono de la villana. Demencia lo observó recelosa, permanecía junto a los guardias, no le despegaría la vista a él ni a sus inútiles acompañantes, ese era su deber.

 

–Mi Lady Belle, sé que durante tantos años nuestras familias han estado en una disputa constante, debe saber que mi familia hace siglos que dejó de estar en el poder.

 

-Por supuesto, juré que me encargaría de ustedes. –Comentó sonriente- Antes de que el corazón de Lorcan se detuviera le prometí que todo aquel que compartiera su sangre caería en la desgracia.

 

-Y lo entiendo. –Respondió para sorpresa de la dama- Ofrezco la más grande de las disculpas en nombre de mi antepasado.

 

Belle soltó una risotada. –No consigo entender que es lo que espera ganar con eso. –Se puso de pie y se acercó a el hombre- ¿Usted realmente sabe quién soy?

 

-En efecto. –Contestó nervioso- Usted es una gran conquistadora interplanetaria.

 

-Soy una dictadora, dueña de cientos de mundos, cariño. –Habló con ese tono dulce característico de ella- No tendría por qué perdonar a nadie, no lo necesito, además querido Lorcan… –Le dedicó una amplia sonrisa- Yo misma asesiné a tu ancestro, era una inmundicia. –Finalizó, subió nuevamente hasta su trono.

 

-Y aun así usted lo amó. –Soltó- Y aún le duele haberlo matado.

 

Belle permaneció estática, esa respuesta la dejó fría. Desde aquel suceso tan lejano, ella había dejado claro que sus motivos de asesinato eran otros, hizo entender que era parte de su plan y que tal relación no se había consumado por simple capricho suyo, que ella no podía amar, nadie sabía el verdadero motivo, solo su preciado Dryadalis que le era eternamente fiel, Lord Black Hat y alguien más…

 

- ¿Cómo me encontraron? –Preguntó de repente.

 

Lorcan meditó la pregunta, inseguro de responder. –No considero prudente…

 

- ¡Responde! –Gritó enfadada, aún sin mirarlo.

 

-Una mujer con cuerpo de animal rastrero nos indicó el camino. –Confesó- De hecho, ella nos proporcionó los medios.

 

Un aura oscura y corrosiva rodeó a la dama, apretó los puños con fuerza, era evidente de quien se trataba y con qué intensiones lo había hecho. –Retírense. –Ordenó.

 

-Señora, mi familia sufre, ha sufrido por cientos de años, estamos en la desgracia que usted juró. –Dijo con desesperación- Necesitamos su perdón ¡Exigimos su perdón!

 

Demencia observaba la escena atenta, era la primera vez que se interesaba tanto por un conflicto que no le correspondía, la circunstancia era desconcertante, desconocía por completo esa parte de la historia de Belle, jamás la había visto tan molesta y ¿Qué había con ese nombre? ¿Bonnivet? Nunca lo escuchó antes, sin duda existía un poco más de profundidad en la vida de la villana, aparentemente un corazón roto.

 

-Además mi Lady, –Inició galante- la rodea una inconmensurable riqueza y una belleza exuberante, usted podrá renunciar sin problemas a su odio, no le hará falta. –Subió la escalera rápidamente, con la intención de tocar a la mujer y detenerla.

 

Belle se sobresaltó a sentir el tacto de aquel hombre, la tomó del brazo y la hizo mirarlo. Los guardias a su alrededor lo señalaron con las alabardas esperando la orden de la villana, pero ella no decía nada. El rostro de aquel hombre no le permitía reaccionar, el parecido era increíble, tenía una revolución de emociones en su interior, dominaba la incertidumbre, no estaba segura si debía ceder o continuar encadenada al rencor.

 

-Dijo que te largaras, idiota. –Gritó la chica demente atrayendo la atención de todos- ¿En serio crees que tus torpes halagos van a convencerla? Bobo. –Se burló, sonriente.

 

- ¿Qué dices? –Respondió ofendido.

 

Demencia se acercó abriéndose paso entre algunos alabarderos, subió la pequeña escalera hasta tener al hombre de frente, entrecerró un poco los ojos examinándolo. –Me pareces conocido. –Comentó rascándose la nuca- Veamos… Dunne, Dunne, Dunne, Dunne, Duuuunne… -Repitió, trataba de recordar donde lo había escuchado antes- ¡Sí! Ya lo recuerdo –Exclamó alegre- ¡Cormac Dunne! Me ordenaron matarlo el año pasado.

 

- ¿Qué?... –El semblante de Lorcan se llenó de enojo- ¿Tú mataste a mi padre?

 

La joven se acercó hasta quedar muy cerca de su rostro. –No… -Sonrió ampliamente- Yo soy tu padre. –Dijo agravando la voz.

 

En medio del desconcierto, Lorcan retrocedió, su pie se resbaló y cayó de espaldas por las escaleras. No fue una gran caída, pero consiguió alarmar a sus acompañantes.

 

Demencia rio estruendosamente, se fijó en Belle esperando una respuesta similar, pero la villana tenía la mirada perdida, una verdadera expresión de consternación y duda, en ese momento la chica lagartija cayó en la cuenta de que aquello la estaba alterando de verdad. Bajó la escalera hasta quedar junto al adolorido muchacho que aún permanecía en el suelo.

 

-Mira tarado. –Inició, con un aire más serio- El gnomo con vestido que está ahí arriba –Dijo apuntando a la mujer- es el único ser con los huevos de retar al villano más malvado y poderoso de este universo, incluso de reprenderlo como a un niño. –Lo levantó del cuello de la camisa- Así que tus tontos jueguitos no la harán ceder, discúlpate y lárgate. –Lo lanzó al pie de la escalera, quedando a un par de metros de Lady Belle.

 

La dama observó todo con admiración, miró a la chica quien le sonreía con complicidad, era la primera vez que hacía algo por ella, la primera vez que alguien sin una pisca de temor la defendía y daba la cara en su lugar. Esa joven de cabellos bicolor era más especial de lo que podría suponer cualquiera. Recobrando su entereza, la mujer volvió a sonreír, esta vez sus ojos desprendían fiereza y en su postura se apreciaba superioridad. Chasqueó los dedos, todo guardia en el salón se desvaneció dejando en su sitio un humo negro. Apuntó a la esquina del lugar, ahí había un viejo piano de cola en color tinto, el humo oscuro se deslizó hasta el instrumento, las teclas empezaron a moverse, tocaban una canción, era una tonada juguetona y repetitiva.

 

-No soy la damisela en peligro. –Habló bajando la escalera, se inclinó y tomó del mentón a Lorcan- No soy tu novia o una princesa asustada. –Aseguró sonriente- No soy un pequeño pájaro que necesita tu ayuda para volar… No… -Alzó los brazos, el humo negro se arremolinó sobre ella- …Soy el chico malo. –Al bajar los brazos, aparecieron formados a sus costados corpulentos soldados de armadura negra- Todos estos formidables guerreros que ves, –Comenzó a cantar con voz vigorosa- cada uno de ellos se inclinan ante mí. –Los soldados se pusieron de rodillas de inmediato- Así que no soy tu socio o compañero… ¿Qué soy, mis niños?

 

-Ella es el chico malo. –Dijeron en coro.

 

Demencia la veía estupefacta, se esperaba todo menos un musical, pero se veía más animada, decidió hacerse a un lado a observar el espectáculo, de todas maneras, no tenía opción. Los hombres permanecían estáticos y Dunne no se ponía de pie.

 

-Es tan mágico mirar a un planeta –Se paseó a su alrededor- marchitarse y morir. –Chasqueó los dedos, involuntariamente Lorcan se puso de pie y se giró dando la cara a sus acompañantes- ¡Oh es emocionante ser un villano! Destruir tus esperanzas y verte llorar. –Cantó junto a él, dio una palmada, los hombres frente a él comenzaron a toser hasta escupir sangre, la música seguía, pocos segundos después cada uno se había desplomado, muertos.

 

El joven observaba la escena aterrorizado, pasmado, temeroso a moverse y terminar igual, y con una profunda tristeza de haber visto morir a aquellos que eran sus amigos, las lágrimas se desbordaron finalmente.

 

- ¡¿Por qué hace esto?! –Preguntó desesperado- Yo solo quería su perdón…

 

Belle apreció su manicura restándole importancia a sus palabras. –Porque soy el chico malo. –Respondió con obviedad.

 

La joven demente comenzaba a divertirse, las cosas se habían puesto muy interesantes, usualmente detestaba todo lo relacionado a la villana aguamarina, pero en esa ocasión estaba conociendo un lado distinto de ella, no veía a la mujer refinada y hasta recatada, estaba presenciando los actos de una mujer despiadada, la verdadera villana.

 

-Oh ¿No es fantástico? ¡Veo algo y lo destruyo! Y te diré por qué… -Sus ojos resplandecieron, su aura brilló, las usuales orejas que adornaban su cabeza se deformaron hasta parecer un par de cuernos de cabrío y en su mano derecha apareció una lanza de metal negro, de punta larga y plana- Siempre tuve una debilidad por la desolación y aridez. –Subió de vuelta a su trono, se sentó cruzando las piernas, se mostró imponente- Yo rompo tus esperanzas y te veo llorar. –Arrojó la lanza, el arma rosó la mejilla del hombre y se clavó en el suelo al otro extremo del lugar- Verás, encontré en este trabajo la diversión. –Cantó con una voz más fuerte y rasposa- No quiero tu ayuda o tu adulación, voy a destrozar tu vida y decirte adiós… ¿Por qué? –Arqueó una ceja.

 

-Uh… Yo… -Titubeó.

 

- ¡Dilo! –Ordenó.

 

-Usted es… el chico malo.

 

-O chica. –Corrigió divertida, soltó una risa estruendosa. La música se detuvo, nuevamente todos los guardias armados se desvanecieron, Belle volvió a la normalidad, a su apariencia dulce, se levantó- Tienes dos opciones, puedes retirarte por tu propio pie o esperar a que la joven de allá te arroje como ella desee, elije. –Se dio la vuelta buscando su tableta.

 

El hombre no respondió, permaneció quieto unos instantes, sin decir nada más abrió su chaqueta y metió la mano en ella, sacó un arma. Demencia lo notó de inmediato, se podría pensar que estaba preparada para eso, pero la realidad es que había subestimado al hombre y bajado la guardia, estaba demasiado lejos como para arrebatarle el arma. Alarmada, la joven solo atinó a tomar la lanza clavada en el suelo a un par de metros de ella, la lanzó con fuerza desmedida atravesando al joven justo en el pecho.

 

Belle se giró sorprendida, ese fue un descuido estúpido de su parte, aunque un arma común no podría dañarla, no tenía idea del tipo de balas que portara, ella era inmortal, no invencible.

 

El humano tuvo un par de segundos de vida para poder apreciar su propia sangre gotear de la punta afilada, un instante después cayó al suelo.

 

-Regla número 42 “No dejes de atacar hasta que el corazón de tu enemigo deje de latir”. –Dijo jadeando- Eso fue muy tonto.

 

-Acabas de atravesar a un buen hombre que ha sufrido mucho, con la lanza del destino, esto sí que es un déja vu. –Comentó admirada.

 

- ¡Ahora llámame Longino! –Exclamó risueña- Suprema líder Bonnivet. –Se burló.

 

-Querida, no me llames de esa manera. –Pidió, se acercó a la chica y tomó su mano- Te lo agradezco. –Hizo una leve reverencia.

 

Demencia se erizó, aquel exceso de amabilidad, esa inmunidad a sus burlas que siempre mostraba, eran cosas que detestaba, la ponían incómoda.

 

-Ya terminé, ya me voy. –Declaró y se encaminó a la salida.

 

-Espera. –Llamó con urgencia- Pedí tus servicios por veinticuatro horas, permíteme disfrutar de tu presencia en la cena de hoy. –Invitó.

 

La joven la miró interrogante ¿Por qué insistía tanto en pasar tiempo cerca de ella? Usualmente nadie quería hacerlo, vio como esa cara bonita y ojos relucientes le suplicaban silenciosamente, sintió su estómago revolverse de repente y los nervios inundarla.

 

-Uh… bien, pero me iré después de cenar. –Aceptó finalmente.

 

La dama estaba por responder, fue acallada por Dryadalis, el Pooka apareció a su lado con una bandeja plateada que portaba un teléfono de disco.

 

-Tiene una llamada, mi Lady, es el Lord.

 

La villana resopló, tomó el teléfono a regañadientes y contestó.

 

-Mi señor Black Hat ¿En qué puedo servirle? -La mujer escuchaba atenta el mensaje, su expresión cambiaba drásticamente con el paso de los segundos, se le apreciaba sorprendida- ¿Está seguro? –Preguntó y continuó escuchando- Bien, si así lo prefiere, cuente con ello. Hasta entonces. –Se despidió.

 

Belle dejó el artefacto en la bandeja, devolvió su atención a la chica, le miraba confundida, ante esto la villana sonrió divertida.

 

-Linda, se avecinan sucesos excitantes.

 

 

 

En un concurrido sitio, una mazmorra de paredes de piedra, húmeda, oscura y fría, cadenas gruesas y oxidadas se colgaban del techo sosteniendo por el cuello y muñecas a un delicado joven de mirada verde y cabellos castaños. Era un lugar de apariencia demasiado anticuada en comparación al edificio moderno, lleno de tecnología que se erguía sobre él, era un sitio diseñado para ser expresamente incómodo y aterrador.

 

El joven abrió lentamente los ojos, se sentía mareado, adolorido, intentó abrir la boca para pronunciar algún quejido, pero una pañoleta ajustada, atada alrededor de su cabeza se lo impidió. Cuando su vista dejó de estar borrosa pudo vislumbrar a una mujer alta de piel magenta apreciando la escena, sonriente.

 

- ¿Cómodo? Doctor Flug.

 

El científico abrió los ojos asustado, miró a su alrededor en la medida de lo que las cadenas se lo permitían, se encontró a si mismo desnudo, casi colgando, sus muñecas ardían, hacía mucho frío.

 

-Bienvenido a mi hogar. –Dijo Chienne, la mujer fumaba un cigarrillo y caminaba a su alrededor- ¿Tiene frio doctor? No se preocupe, eso se puede arreglar. –La villana pegó la punta ardiente del cigarro a la espalda del muchacho.

 

Flug se retorció, intentó gritar, el forcejeo lastimó más la piel de sus muñecas y en su espalda quedó una marca circular enrojecida y sangrante.

 

La mujer rio maliciosa. -Ay querido, nos vamos a divertir tanto. –Se posicionó frente a él y sonrió- Por un largo tiempo estarás muy lejos de tu hogar, en un planeta imposible de encontrar.


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