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Paper Love and Black Heart. por McMaddy02

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Notas del capitulo:

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Baw baw baw baw baw baw, baw baw baw, baw baw, baw baw baw, baw baw baw baw baw baw baw, baw baw baw baw baw baw Baw baw baw, baw baw baw baw baw baw baw baw baw baw baw baw baw baw baw baw baw, baw baw baw baw baw baw baw baw baw baw, baw baw baw, baw, baw baw baw baw, baw baw baw baw baw baw baw baw baw, baw baw baw baw baw baw baw baw baw baw baw baw baw baw, baw baw baw.


Baw baw baw baw baw baw baw baw Alan Ituriel.

Borrosas, las pequeñas imágenes que podía apreciar en cada instante que sus ojos lograban abrirse eran borrosas, todo tenía un brillo extraño, doloroso para su cabeza, su cuerpo estaba débil, intentó tocarse el rostro, no podía moverse, algo lo ataba, ¿Qué ocurría? Ningún recuerdo tenía sentido en ese momento. Después de varios minutos logró enfocar su vista, de por si era mala, no parecía llevar el monóculo, pudo apreciar con claridad sus piernas desnudas… o revestidas con algo distinto a su habitual pantalón negro, parecía una delgada tela casi transparente, un par de correas de cuero negras apretaban sus muslos, parecían levantarlos. Desconcertado por la extraña imagen intentó aclarar su mente, logró visualizar con claridad la habitación, la conocía, sabía dónde estaba, una oleada de recuerdos lo atacó de repente; la boda, la fiesta, el viaje, Flug… todo llegaba a su presente, pero nada concordaba con aquella escena. Volvió a mirarse, llevaba puesto un traje extraño, algún tipo de lencería, un corsé de encaje negro cubría su torso, aquello en sus piernas eran medias largas y sobre su atuendo un arnés lo envolvía, varios cintos de cuero lo rodeaban definiendo sus músculos, sus brazos extendidos hacia arriba estaban atados con un par de grilletes a una cadena que se anclaba del techo y lo mantenía en el aire, de igual manera sus piernas se encontraban colgando, el arnés las mantenía abiertas. Alarmado, buscó con desesperación a su secuestrador.


-Jefe, despertó. –Comentó alegremente el doctor.


El joven llevaba su traje de aviador completo, en sus manos blandía una fusta de cuero.


-Que… ¿Qué rayos?... –Dijo confundido.


-Tranquilo, seguimos de vacaciones.


Black lo recordó de repente, ese último suceso extraño que no podía comprender, ese dolor punzante en su cuello que lo llevó a desvanecerse.


- ¡¿Qué fue lo que hiciste?! –Preguntó molesto.


-Cambiar los planes, -Respondió con sencillez- de una manera en la que no tuviera que rogar. –Se encogió de hombros- Supongo que esperaba que yo usara eso, cuando lo vi en aquella caja por primera vez supuse que esperaría algo como esto… pero a la inversa.


- ¿Cambiar los planes? –Dijo con burla- debiste hacer todo lo que querías mientras dormía, en cuanto pase el efecto de tu estúpida droga vas a arrepentirte.


-Quizá me arrepienta… pero el efecto no pasará pronto. –Apuntó a uno de sus brazos- Mire con más detenimiento.


En su brazo llevaba atado un catéter que atravesaba su piel, la manguera del venoclisis dejaba pasar un líquido brillante de un frasco hasta él.


-Si eso no deja de gotear el efecto jamás pasará. –Comentó.


- ¿Crees que una simple droga humana va a detenerme? ¿A qué estamos jugando doctor? ¿Por qué repentinamente quiere morir?


-No me subestime… ni me mal entienda… -Respondió serio- Trabajé mucho en esa droga, este no era precisamente su objetivo, pero es perfectamente funcional, potente, no lo dejará usar su cuerpo, no podrá atacarme o soltarse, pero… no lo hace insensible.


- ¿Qué quieres decir?


-Señor… ¿De verdad cree que quiero hacerle daño? ¿Morir? No es mi objetivo, -Se acercó y acarició su mejilla- solo quiero divertirme un poco, lamentablemente no es un tipo de diversión que me hubiera permitido en sus cinco sentidos.


Black estaba confundido, realmente tenía el efecto que mencionaba, no podía moverse, se sentía increíblemente débil, pero sentía perfectamente sus ataduras, las prendas, el fresco de la habitación, solo estaba inmovilizado. La droga no dejaría de caer, seguiría de ese modo para mantenerlo así, inmóvil, pero consciente, si fuese de otro modo le habría hecho todo lo que planeaba estando en el sueño profundo del que recién despertó, pero ¿Qué planeaba exactamente?... lo sabía, esa media sonrisa, esos aires de superioridad, esa ropa, esa postura, sabía lo que deseaba. No iba a permitirlo, por orgullo, por superioridad, arrogancia y… porque su primera experiencia no fue precisamente la más placentera, algo que no podía mencionar.


-Olvídalo, sé lo que planeas, idiota, y no voy a permitirlo. –Respondió severo.


-No se lo estoy consultando. -Contestó con burla.


- ¡Suéltame ahora y quizá no te mate! –Gritó furioso, la ansiedad comenzaba a crecer.


-Si va a matarme al menos voy a disfrutar esto antes.


Debía admitirlo, su orgullo hablaba por él, el terror se lo comía por dentro. Tan solo un par de segundos después de haber inyectado la droga, Flug se arrepintió por completo, pero ya no había vuelta atrás, no entendía por qué pensó que sería una buena idea. Ahora estaba ahí, frente a una escena completamente erótica y agobiante, tratando de evitar que las palabras de su desesperado jefe lo doblegaran, tenía fe en su invento, estaba completamente seguro mientras el líquido no dejara de caer, pero temía por lo que iba a suceder cuando debiera soltarlo.


-Es gracioso… -Murmuró el doctor- aparentemente el simple hecho de estar casado con usted me da ciertos privilegios en este lugar. –Comentó admirado- Solo tuve que llamar a servicio a la habitación y pedir varios… “juguetes” y sin reparo me han traído una gama bastante extensa, –Rio ligeramente- incluso recibí ayuda para colocar las clavijas del techo a pesar de que usted estaba inconsciente en la cama.


-Ugh esos inútiles… -Bufó.


-Bien… ¿Qué tal si nos divertimos?


-Estás demente.


-Soy el científico loco de la organización, usted me contrató por ello. –Respondió con obviedad.


Flug dio un paso a un lado, el demonio se hallaba atado justo encima de la cama, a una altura bastante adecuada para sus planes, abrió una caja grande de color negro con una manija, como un gran maletín, en su interior varias correas sujetaban un sinfín de objetos peculiares, sacó un objeto grande y reluciente, se trataba de una serie de dedales articulados de metal, al colocarlos en su mano las puntas afiladas daban la impresión de que tenía garras.


-Hace relativamente poco tiempo descubrí algo… -Inició- usted tiene cierta debilidad por algunas acciones sobre su cuerpo. –Caminó hasta estar frente a él nuevamente, movió sus garras y blandió la fusta- Hay varias cosas que quiero corroborar.


- ¿Qué… qué planeas? –Preguntó nervioso.


El científico paseó delicadamente la punta de la fusta por su pecho, acariciaba suavemente su piel, notó como desataba un escalofrío ligero en el villano, acarició su cuello, pasó a su abdomen y finalmente hizo pequeños círculos sobre su miembro que yacía al descubierto provocando una casi imperceptible reacción.


-Quiero verlo erecto… rápido. –Sentenció inexpresivo.


El demonio ni siquiera pudo preguntar, un ardoroso golpe lo evitó, el doctor arremetió en su contra con la fusta dejando una marca enrojecida en su pecho.


- ¡Mgh! ¡¿Qué rayos…?! –Se quejó.


Flug no respondió, volvió a repetirlo justo en su rostro. La mejilla de Black enrojeció de inmediato, para verse tan inofensivo tenía un buen brazo.


-No quiero reproches. –Dijo con autoridad.


- ¿Reproches? No tienes idea de lo que voy a hacerte cuando…


-Shh… -Se acercó inclinándose y lo tomó del mentón- en este momento usted no puede hacer nada al respecto. –Le dedicó una sonrisa ladina.


Aprovechando la cercanía lamió su mejilla herida, la marca se borraba rápido debido a la regeneración natural de Black, el demonio estaba incrédulo, el chico tenía una mirada que jamás había visto, tan fiero, bastante seguro de sí mismo. Flug besó su cuello, no se atrevería a tocar sus labios en ese momento, corría el riesgo de perder el rostro entero a causa de una mordida, pero podía besar otras zonas, se detuvo ahí, lamiendo y besando su cuello, respirando pesado, todo era erótico para él, sentía el corazón del demonio latir rápidamente. Intentando lograr su cometido, el doctor incrustó ligeramente las puntas de sus garras metálicas en el muslo de su pareja, rasgando la tela de las medias en el proceso, no dejaba de besarlo y paseaba suavemente el artefacto dejando una serie de líneas rojas que goteaban sangre.


- ¡Mgh! Ghaa… -Balbuceó Black.


Flug se incorporó, apreció como poco a poco el miembro del villano se erguía, sus mejillas tomaron color, respiraba agitado.


-Su sensibilidad es muy distinta, -Dijo divertido- necesita de cosas más… intensas para sentir verdadero placer.


-Que observador… -Comentó con sarcasmo.


-Me gustan estas cosas, –Admiró sus garras- tienen un lindo efecto.


Se inclinó hasta la entrepierna del demonio, acarició su miembro y lo lamió lentamente en la punta, pasó las garras metálicas por el vientre del villano haciéndolo sangrar de nuevo, los rasguños se intensificaron cuando decidió introducirlo en su boca por completo.


-Ugh ahh…-Soltó el villano en medio de un gemido ronco que era muy poco propio de él- Maldito… Ghaa…


Mientras succionaba sentía como se estremecía y su miembro palpitaba con cada arañazo, su vientre tenía ahora una obra de arte en color rojo que se desvanecía poco a poco.


-No podemos quedarnos en esto, –Dijo incorporándose- aún queda bastante.


Flug volvió a la maleta, extrajo un pequeño aparato de plástico en color purpura, parecía una pequeña cápsula unida a un control por medio de un largo cable, tomó un rollo de cinta adhesiva y ató el pequeño dispositivo al miembro del villano, el resto lo adhirió a una de sus piernas donde estuviera a su alcance, pero no pudiera estorbar.


- ¿Qué es eso? –Preguntó receloso.


-Oh uh… verá… -Inició sonriente.


Presionó uno de los botones del control, el dispositivo comenzó a vibrar alarmando al villano quien de inmediato soltó un gemido ahogado, echó la cabeza hacia atrás por la repentina sensación que lo invadió por completo.


-Ese es un juguete bastante divertido, lamentablemente tengo que tomar medidas, -Tomó un pequeño cordón y lo ató alrededor de su falo, estrangulándolo ligeramente- no puedo permitir que termine muy pronto.


-No… no puedes hacerme esto. –Contestó jadeando.


-Ya lo hice. –Sonrió- Dígame ¿Me ama?


- ¿Qué? –Estaba incrédulo por la repentina pregunta, tan fuera de lugar en una situación como esa.


El doctor volvió a arremeter contra él, azotó la fusta en su pecho nuevamente.


-Señor Black Hat ¿Usted me ama? –Volvió a preguntar con un gesto dulce.


-Vete a la mierda. –Soltó recibiendo otro golpe en el rostro.


- ¿Me ama? Jefe.


Black Hat se negó a responder ganándose una serie de golpes por parte del chico, sentía aquellos ataques tan ardorosos, pero de algún modo solo intensificaban esa cálida y vibrante sensación en su entrepierna, estaba jodidamente excitado y la expresión tan serena y decidida de su pareja no ayudaba.


- ¡Flug! –Reprendió.


El doctor volvió a inclinarse, besó su cuello de nuevo, lo mordisqueó y acarició su espalda.


- ¿Me ama? Mi Lord Black Hat. –Susurró en su oído, perforó la piel de su espalda.


Era demasiado, ese suave rose, su piel que escocía, su voz tan atrayente, el cosquilleo constante en su entrepierna, lo estaban volviendo loco. El corazón le latía con fuerza, su aliento estaba entrecortado, ya no podía controlarse, estaba cediendo.


-No más… -Rogó en un susurro.


- ¿Usted me ama?


-Yo… yo te amo…-Jadeó finalmente, hipnotizado.


El joven sonrió triunfante, lo admiraba desde arriba con una amplia sonrisa, el demonio estaba doblegado por completo, jadeaba pesado y lo observaba con recelo, pero era una mirada débil, vulnerable.


Tenía muchas armas todavía, pero entre ellas había algo que ansiaba probar más que a nada, tomó un frasco del interior de la valija, lo abrió emocionado y sirvió en su mano un líquido viscoso y cristalino.


- ¿A… ahora que planeas? –Preguntó con dificultad.


-Descuide, va a gustarle. –Aseguró.


Apagó el vibrador, lo desprendió e hizo a un lado, se quitó los dedales metálicos y esparció aquel gel en sus manos, comenzó a untarlo con suavidad por toda la extensión del falo erecto y palpitante del demonio. Black suspiró, era una sensación más que placentera, la sustancia desataba un cosquilleo, el masaje ayudaba bastante, aunque temía admitir que estaba muy cerca de su límite, el doctor no retiraba aún aquel cordón, las cosas se complicarían en cuanto sintiera la necesidad de terminar, pero… ahora quería continuar.


-Ugh… sigue así…quiero más de eso. –Pidió.


El científico sonrió complacido, era agradable ver que lo estaba disfrutando a pesar de haber hecho pedazos su orgullo en cuestión de minutos, tenía muy en cuenta las posibles consecuencias, ninguna idea era agradable, por esto solo le quedaba disfrutarlo hasta el final. Volvió a llenar sus dedos de lubricante, agradecía que el villano tuviera los ojos cerrados mientras él lo masturbaba, estaba por hacer algo que volvería a desatar el caos en su mente. Sin dejar de masturbarlo acercó lentamente un par de dedos a la entrada del demonio y comenzó a acariciarla, repentinamente Black abrió los ojos y lo miró con desconcierto.


-No te atrevas. –Amenazó.


-Seré cuidadoso.


-He dicho que no. –Dijo severo.


- ¿Ha hecho esto antes, señor?


El demonio enmudeció, la respuesta era afirmativa, pero en una situación completamente desagradable, tan humillante que no podría contárselo, además… no tenía idea de que reacción tendría el chico de saber que la única vez que alguien lo sometió de esa manera fue con el hermano de la mujer que deseó matarlo con todas sus fuerzas.


-No. –Mintió.


-Entonces haré que su primera vez sea placentera.


El joven dejó de acariciar, lentamente introdujo uno de sus dedos.


- ¡Ah! ¡Maldición! ¡Detente! –Gritó exasperado.


Comenzó a acariciar su interior, el villano bufaba disgustado, pero el doctor no cedía, tenía que encontrar ese punto en él, decidió introducir un segundo dedo, Black gruñó molesto, pero tras varios movimientos dejó de quejarse, el doctor estaba muy atento a sus expresiones, repentinamente su semblante se volvió más relajado, sus mejillas volvieron a encenderse, continuó por ese rumbo, aparentemente estaba por dar en el blanco.


-Aah… detente… -Gimió el demonio.


-Bingo. –Soltó Flug.


Siguió insistiendo, justo en ese punto, el semblante de Black Hat era difícil de creer, jadeaba, su ceño fruncido dio lugar a una expresión suplicante, una mirada que se iba perdiendo, salivaba y gruñía de vez en cuando. Flug se detuvo, desabrochó su pantalón, el sonido del cierre trajo a la realidad a Black, sabía lo que se avecinaba, el doctor se acercó, se inclinó hasta que sus rostros quedaron a pocos centímetros.


-Permítame besarlo, señor Black Hat. –Pidió, acarició su mejilla gentilmente.


-Acércate un poco más y podré arrancar tu linda cara… -Amenazó.


Flug meditó las posibilidades, era un terrible panorama, pero era un momento clave, quizá ese instante podría dictar que tanta confianza podía depositar en él, se acercó sin miedo y lo besó en los labios, sorprendiendo al villano. Si algo podía admirar de ese chico era su valentía, fue así desde el principio, ese valor y ocasional estupidez los habían llevado a ese punto, ahora esos suaves labios devoraban los suyos con calma, y él solo se dedicó a cerrar los ojos resignado, esperando que lo que viniera fuera tan perfecto como el humano que lo sometía. El doctor se posicionó, lentamente entró en él, el villano tensó la mandíbula logrando rasgar sus labios, no se detuvo, continuó hasta invadirlo por completo.


-Aahh… Señor Black Hat… es tan cálido. –Dijo con tremenda excitación, era su primera vez en ese aspecto, una sensación tan placentera en un interior caliente y estrecho.


- Mgh… Uf solo terminemos con esto. –Contestó entre jadeos.


El científico comenzó a embestirlo, pequeñas estocadas lentas, se aferró a los muslos del demonio. La postura repentinamente pareció muy incómoda, era necesaria para el inicio del juego, pero ahora que estaban en media partida se volvió un obstáculo. Sin ningún cuidado el doctor desató sus ataduras haciendo que descansara por completo en la cama, después de la pequeña interrupción continuó su labor, abrazaba al villano, mordió su cuello con fuerza haciéndolo sangrar.


-Uf…Aahh…Si…-Murmuró Black de manera inconsciente, la sensación había dejado de ser extraña o desagradable, ahora el miembro del doctor daba insistentes golpes en una zona que lo hacía estremecerse.


Cuando menos lo habían notado, Black Hat abrazaba al doctor, encajaba las garras en su espalda mientras soltaba gemidos roncos y ahogados, sus piernas lo envolvían como si rogaran que pudiera llegar más adentro. Lo desconcertante en las circunstancias y de lo que ninguno se había percatado, era que el demonio podía moverse ahora, en medio del juego el catéter se había soltado dejando de proporcionarle la droga que lo entumecía, era libre, era peligroso, aun así, no evitaba la situación, la continuaba con ímpetu.


El doctor gemía de igual manera, no podía contenerse, era una sensación nueva, un calor abrasador, no tardaría mucho en llegar a su límite.


- ¡Ah! Flug, necesito terminar ¡Maldición! –Gruñó Black.


Lo había olvidado, torpemente desató el miembro del demonio y tras un escalofrío por su parte sintió como su pecho se humedecía, el villano terminaba finalmente con un gemido reprimido. Black encajó los dientes en el hombro del chico.


-Ugh duele… -Se quejó, posteriormente dejó salir todo su semen junto a un notorio orgasmo, abrazó a su pareja en el proceso y finalmente quedó exhausto tendido sobre él.


Ambos jadeaban, intentaban recuperar el aliento, estaban terriblemente sudados y cansados.


-Doctor Flug…


El chico levantó la mirada, el villano lo observaba con una sonrisa maliciosa, levantó una de sus manos moviendo los dedos, abriendo y cerrando el puño. El doctor sintió como se le helaba la sangre, estaba completamente liberado de la droga, se acabó la seguridad y era evidente que el demonio estaba completamente dispuesto a aprovecharlo, ya podía darse por muerto.


En la mansión una chica de cabello bicolor descansaba en el sofá de alguna pequeña sala, en cuanto su jefe y el científico salieron del inmueble se dispuso a descansar, no había dormido en toda la noche, las modificaciones que poseía en su cuerpo la hacían más resistente, pero seguía siendo humana, tenía la necesidad de dormir. La mañana ya estaba avanzada, la joven abrió los ojos por la molesta luz que lograba atravesar una cortina cercana, se talló el rostro, aún llevaba puesto el vestido de la fiesta, se incorporó desorientada, somnolienta, el estómago le rugía, sentía hambre. Se encaminó a la cocina, sin los constantes gritos de su jefe y el ir y venir del doctor, el lugar se sentía vacío, pero no lo estaba, no apreciaba rastro de la dama conejo por ningún lado. Llegó al comedor para encontrar un escenario inusual, la dama estaba sentada en la silla del demonio leyendo algo en un par de hojas y a su lado 5.0.5. esperaba pacientemente.


-Oh, buen día, querida. –Saludó la mujer amablemente.


-Buenos días. –Contestó en medio de un bostezo.


Se sentó a su lado, viendo de frente al experimento, podía imaginar que, si el oso se encontraba esperando en el comedor, debía ser el sirviente de la villana quien estuviera cocinando algo.


- ¿Qué estás leyendo? –Preguntó la chica.


-Los últimos movimientos de la organización, si voy a dirigirla por algunos días debo saber que se hace con constancia. –Respondió sin distraerse.


- ¿Cómo obtuviste acceso al ordenador de Flug? –Cuestionó extrañada.


-El doctor es bastante hábil y admito que la tecnología que produce la organización es avanzada, pero descuidan mucho la seguridad interna, no fue difícil corromperla, -Se encogió de hombros- es natural en Lord Black Hat, tiene mucha confianza en sus habilidades y en el temor que impone.


-No es común que alguien intente entrar en el sistema o la mansión.


-Pero ya ocurrió una vez, opino que deberían ocuparse de eso, -Comentó seria- de cualquier modo, ya obtuve lo que necesitaba, aunque… aún no he conseguido hacer que ellos se muevan. –Apuntó a un extremo de la habitación, los agentes sin sombrero estaban ahí de pie, estáticos.


-Oh los juguetes de Flug, no se moverán, solo responden a la voz de él y Blacky. –Dijo disgustada- Es su valiosa colección.


-Supongo que tendré que utilizar solo los Hatbots.


Dryadalis llegó, cargaba sin dificultad un par de bandejas, le entregó al experimento un plato con una gran pila de esponjosos panqueques, a la dama un pastelillo y una taza de té, y frente a ella colocó un plato de huevos estrellados y tocino, tenía mucho tiempo que no comía algo elaborado solo para ella, acostumbraba a tomar cualquier cosa del refrigerador, realmente no le importaba. Desayunaron en silencio, la chica comía con sus habituales pocos modales, haciendo ruido y ensuciándose, Dryadalis, posado junto a la dama, no dejaba de observarla.


- ¡Terminé! –Anunció la chica, contenta y se puso de pie.


- ¿Quiere que le ofrezca una servilleta? –Preguntó el pooka.


La dama lo observó molesta, eran esos hábitos obsesivos que tenía el pooka, los conocía bien, no eran problema la mayor parte del tiempo debido a que la mujer era bastante ordenada, pero Demencia era un desastre.


-Yo puedo ocuparme de eso, acércate querida. –Pidió.


La chica se inclinó confundida hasta quedar cerca de la mujer, Belle limpió suavemente los restos de comida de la comisura de sus labios, con una sonrisa dulce, un gesto coqueto. Demencia se ruborizó, vio como la villana llevaba sus dedos a su boca, pero antes de que lo hiciera, la chica sostuvo su mano y los llevó a la suya, lamiéndolos. A pesar de no haber tenido antes en su vida una relación amorosa, Demencia conocía cada truco, pasó largos años tratando de seducir a un demonio, no la atraparía con la guardia baja. Belle se avergonzó por la acción, la chica lamió sus dedos limpiándolos, después deslizó su lengua hasta poder lamer entre ellos, era un gesto lascivo y su mirada lo reflejaba, demasiado atrevido, la villana no lo esperaba. Demencia la soltó, se incorporó y le dedicó una sonrisa triunfante, retrocedió lentamente y se dio la vuelta saliendo del lugar, dejando a la dama boquiabierta.


-Yo le ofrecí una servilleta. –Comentó el pooka.


-Ugh ¡Dryadalis! –Reprendió la mujer- debes controlarte, tienes un problema serio.


Aquello fue sorpresivo, le daba a entender cómo sería la dinámica de ahora en adelante, parecía que habían iniciado un juego o quizá una competencia, algo bastante divertido a su parecer, tendría que esforzarse bastante para obtener lo que quería.


- ¿Baw? –Dijo el experimento, ladeaba la cabeza, confundido.


-Ah, cielo, no le tomes importancia, termina tu desayuno. –Indicó nerviosa, olvidó su presencia en esa extraña escena.


Su cuerpo temblaba, la postura se tornaba cada vez más incómoda, se encontraba boca abajo sobre la cama, sus brazos se hallaban hacia atrás, atados por las muñecas con un cinto de cuero, levantaba sus caderas, se apoyaba sobre sus rodillas, un par de ataduras obligaban a sus piernas a permanecer dobladas y separadas una de la otra, en su boca llevaba una mordaza, era un cinto que rodeaba su cabeza con un aro de metal que mantenía su boca abierta. Las circunstancias empeoraban para él a cada segundo, jadeaba, sudaba, un dispositivo vibrador estaba atado a su miembro, funcionaba, a pesar de haber eyaculado minutos atrás el juguete permanecía encendido, provocándole espasmos continuos.


-Ah… Mgha… -Balbuceó.


El demonio tiraba poco a poco de las famosas bolas chinas, sacaba una a una de la entrada del científico, sonreía complacido al escuchar sus quejidos, así había sido por varias horas, en cuando logró ponerse de pie le hizo pagar su precio al joven doctor, nunca pensó que esos “juguetes” podrían ser tan divertidos, después de embestirlo duramente hasta el cansancio, aprovechó las ataduras para mantenerlo en la postura que se le antojara, acabó con el lubricante, utilizó cada consolador; bomba de succión; Plug; dulexo y vibrador que guardaba esa valija, sin cuidado ni remordimiento. El doctor tenía marcas en todo su cuerpo, chupetones, rasguños, mordidas, estaba marcado de pies a cabeza, también estaba abatido, era demasiado para él, había eyaculado más veces de las que podía soportar.


Flug gimió sonoramente tras sentir como salía la esfera más grande que tenía el juguete, suspiró aliviado. Black subió a la cama, se colocó frente a él, lo tomó del cabello halándolo bruscamente, haciendo que se levantara, sin previo aviso introdujo su miembro en la boca del chico a través del aro de la mordaza, comenzó a moverse. El doctor se atragantaba, sentía como el villano llegaba hasta su garganta sin piedad alguna, a esas alturas ya no tenía energías para resistirse, pero no había sido del todo aterrador, admitía haber disfrutado de aquel extraño juego, aún seguía muy excitado, el dolor, el sometimiento, aquello le resultaba más placentero que estar del otro lado.


- ¿Está arrepentido, doctor? –Preguntó con burla.


Flug solo frunció el ceño, un segundo después sintió el semen caliente del demonio verterse directo en su garganta, Black suspiró complacido, al cabo de varios segundos se alejó, el doctor tosía, trataba de recuperar el aliento. Finalmente, el villano decidió que era suficiente, ya estaba cayendo la tarde, lo desató dejándolo libre, el chico permaneció boca abajo, inmóvil.


-Me duele todo… -Soltó en voz baja.


-Eso sucede cuando intentas pasarte de listo conmigo. –Respondió molesto, caminó hasta el jacuzzi ubicado a pocos metros de distancia.


-Ugh… lo lamento…


Black se acercó de nuevo, la gran tina se llenaba de agua caliente, obligó al científico a voltearse.


- ¡Mgh! Me duele… -Se quejó.


Cayó en la cuenta de que quizá se había sobrepasado, tuvo toda la intención de hacerlo pagar por la humillación, pero no quería dejarlo incapacitado.


-Que patético, no es para tanto. –Gruñó, con sumo cuidado cargó al joven en brazos.


-Estoy muy cansado. –Comentó, empezaba a quedarse dormido.


El demonio lo llevó hasta la tina, entró junto con él, lo dejó descansar en el agua burbujeante. No era rutinario, solo lo había hecho en una ocasión, pero nuevamente sentía la necesidad, tomó una botella cercana, era alguna clase de jabón, vertió un poco en sus manos y comenzó a lavar el cabello del chico, rápidamente el semblante del doctor cambió, tenía una tenue sonrisa agradecida. El cansancio terminó por apoderarse de él, cayó en un profundo sueño mientras era consentido por el villano. Black lo notó de inmediato, pero no se detuvo, pasó a limpiar su piel lastimada, acariciaba con delicadeza todo su cuerpo, apreció cada marca que él mismo había dejado, por una parte, comenzaba a sentirse culpable. Parando la limpieza lo abrazó, tomó al joven doctor y lo pegó a su cuerpo con pertenencia, lo estrechaba y respiraba en su cabello mojado, aprovechó su inconciencia para delinear con sus dedos las facciones de su rostro, sus hombros fornidos, sus largas piernas, quería sentirlo en otros sentidos, su silueta entera si era posible, era un trofeo que no se merecía, debía valorarlo mientras pudiera. Cerró los ojos también, sin dejar de abrazarlo.


La tarde transcurrió, no fue muy ajetreada, la dama pasó el tiempo contestando algunas llamadas, revisando documentos, algo más entretenido que estar sentada en su trono revisando sus redes sociales, al menos eso era productivo. Un sonido extraño llamó su atención, parecía que alguien rascaba los muros, lo ignoró y continuó trabajando.


Desde el techo, Demencia la observaba divertida, tenía un plan para entretenerse, caminó hasta posicionarse sobre ella, repentinamente se dejó caer de cabeza, aún quedando colgada del techo.


- ¡Bonnivet! -Gritó.


Para su sorpresa la silla estaba vacía, jamás noto cuando se había ido.


- ¿Necesitas algo, linda? -Preguntó a sus espaldas.


Demencia se sobresaltó, pegó un grito, cayó desde el techo directo al escritorio haciendo un desorden en el proceso.


-Ugh... -Se quejó incorporándose.


-Cariño, ¿Te encuentras bien? -Preguntó angustiada.


-No esperaba eso... -Comentó sobándose la nuca.


Belle la observó desconcertada, se había cambiado la ropa, pero no era su vestimenta usual, llevaba una camiseta, nada más que una simple camiseta holgada, larga, pero no lo suficiente, dejaba ver más de lo debido, atenuaba su figura, sus vigorosas proporciones, incluso podría jurar que la joven no llevaba ropa interior.


-Uh... Demencia ¿Por qué llevas eso puesto? -Preguntó avergonzada.


-Tu conejo está lavando toda mi ropa, -Respondió molesta- ¡Está limpiándolo todo!


-Dryadalis... -Suspiró tallándose el rostro, hastiada.


-Va a tardar mucho si quiere limpiar la habitación de Flug, es una porquería.


-Es... Un extraño hábito suyo, no lo considero negativo, pero... A veces es un poco excesivo. -Se excusó.


-Bien, pues me da lo mismo, siempre y cuando no deba trabajar hoy puedo pasarme el día así vestida. -Se estiró, la camiseta se levantó dejando ver unas pequeñas bragas rosas- Solo pasaba a saludar, nos vemos. -Se despidió con una sonrisa y salió del lugar.


Belle permaneció en silencio, sus mejillas tenían un color intenso, no estaba segura de lo que eso había sido, pero empezaba a creer que los clientes de la organización no sufrirían por un día de no contactarse, salió de la oficina siguiendo cautelosa a la chica.


Demencia sonreía satisfecha, su estómago se revolvía de emoción, esa había sido una excelente táctica, corroboró que le era atractiva. Lo que sea que se estuviera formando entre ellas no era algo muy común para la chica, de hecho, debía admitir que todo era extraño, a veces incómodo, era la falta de costumbre, jamás se dijeron nada, ni siquiera había acabado de asimilar lo que sentía por la villana, actualmente su presencia le era reconfortante, repentinamente la mujer le parecía muy hermosa y los nervios se la comían viva cuando esta la miraba y le dedicaba esa sonrisa ladina, quizá ya era momento de aceptar que se estaba enamorando de Belle Mort, de su Bonnivet, pero aún tenía miedo, todavía sentía latente esa posibilidad de ser lastimada una vez más, la última vez que sintió entero amor por alguien terminó siendo dama de honor de su boda. Las heridas sanaban lentamente a cada bella sonrisa que la dama pooka le obsequiaba, sin embargo, también obtenía más poder para lastimarla.


-Linda. -Llamó una voz a su espalda.


Demencia se giró encontrándose con la conquistadora.


- ¿Te gustaría beber algo?


Minutos después, ambas charlaban en una pequeña sala de estar en el segundo piso.


- ¿Acaso siempre estás bebiendo té? –Preguntó la chica dándole un gran sorbo a su soda fría.


La dama rio. –La mayoría del tiempo, a decir verdad, me ayuda a controlar el estrés.


- ¿Estrés? ¿Por qué tendría estrés alguien como tú?


- ¿A qué te refieres?


-Eres poderosa, millonaria, tienes cientos de súbditos, no comprendo por qué habrías de estar estresada.


-Por el mismo motivo. –Respondió con sencillez- Me hago cargo de más de un planeta y bueno, digamos que sus habitantes no me entregaron el poder por voluntad propia. Es normal estar estresada cuando eres una conquistadora temida, buscada y considerada una delincuente a nivel… universal.


-Oh… -Contestó asombrada- me encantaría aterrorizar al universo de esa manera.


-Podrías.


- ¿Ah?


Belle le sonrió con complicidad, tomó una de sus manos y se inclinó hacia ella. –Podrías.


Demencia se ruborizó, creía entender la insinuación. –No lo haría.


-Pero… -Dijo confundida.


-Bonnivet, me gustas, -Declaró- pero no por tu poder… me gustas porque eres tú.


La dama retrocedió, no esperaba que esa declaración llegara de esa manera, tan directa, en realidad, no esperaba si quiera que esa declaración llegara alguna vez, pensaba que quizá ella misma tendría que dar el primer paso, aparentemente subestimó a la chica.


-Ah…eh… yo… -Balbuceó avergonzada.


La chica lagartija se puso de pie, caminó hasta quedar junto a ella, tiró de su silla bruscamente haciendo que la mirara de frente, se inclinó, colocó las manos en el respaldo detrás de Belle, acorralándola con sus brazos. - ¿Te gusto, Bonnivet? –Acarició su mejilla- Dímelo…


Belle no conseguía responder, las palabras estaban atrapadas en su garganta, estaba demasiado apenada, los nervios crecieron cuando la chica se sentó en sus piernas, la rodeaba, sus piernas estaban abiertas, la miraba de frente, podía ver claramente su ropa interior.


-De…Demencia. –Tartamudeó.


- ¿Te gusto? –Insistió acercándose.


Repentinamente los ojos de Belle brillaron, permaneció estática desconcertando a la chica.


- ¡Demencia! –Llamó con urgencia volviendo en sí.


- ¿Qué… que ocurre?


-Está cerca, -Dijo con apuro, logró que la joven la liberara y se dirigió con velocidad a la puerta- ¡5.0.5.!


El oso se asomó en cuestión de segundos, la dama lo obligó a entrar a la pequeña sala a empujones.


- ¿Qué está pasando? ¿Qué está cerca? –Interrogó extrañada.


-Floppy Hat. –Respondió angustiada- Quédense aquí, -Ordenó seria- no quiero que ninguno salga de esta habitación por ningún motivo, ni siquiera abrir la puerta ¿Quedó claro?


-Pero…


- ¿Quedó claro? –Repitió molesta.


-Ugh…si… -Respondió resignada.


La villana salió de la habitación cerrando la puerta, ambos se miraron confundidos, al cabo de unos segundos alguien llamó a la puerta, la campanilla del timbre resonó por toda la mansión. Demencia se pegó a la puerta, intentaba escuchar algo, pero todo estaba en completo silencio, usualmente el eco de las conversaciones viajaba por varios pasillos, mas esta vez no había un solo sonido, ni siquiera pasos. Desesperada, la joven hizo el ademán de abrir la puerta pese a las órdenes recibidas, en cuanto tocó la perilla una sensación fría la invadió, en realidad invadió la habitación entera, la mansión solía ser fría por naturaleza, pero el ambiente comenzaba a helar, retrocedió asustada.


-Baw… -Soltó levemente el oso.


La Alebrije se giró a mirarlo, el experimento sollozaba, gruesas lagrimas escurrían de sus ojos.


- ¿Y a ti que te pasa?


Repentinamente lo entendió, un sentimiento nació en su pecho, crecía poco a poco, era una sensación de vacío, un terrible desasosiego, era como si toda la felicidad que pudiese llegar a sentir en su vida se hubiera extinguido de repente, se sintió fría internamente. - ¿Q… qué? –Sus ojos comenzaron a lagrimear, no podía controlarlo, gimoteaba involuntariamente, se sentía terriblemente triste y no sabía por qué.


Demencia imaginaba que el origen de esa energía fría se encontraba allá abajo, contenida por Belle, quien estuviese provocando eso debía ser alguien que pudiera provocar la desgracia, a tal punto de terminar cargando con el dolor de miles, así se sentía, como el dolor desgarrador que sintió alguien alguna vez. Cayó de rodillas al suelo, lloraba inconsolable, desesperada, necesitaba detenerlo pronto, no podía moverse. 5.0.5. se acercó, se abrazó a ella, ninguno paraba.


La temperatura subió de nuevo, poco a poco el calor de la habitación volvía, el terror se estaba marchando, en su interior ese dolor se disipaba, se calmaban lentamente. Demencia se limpió las lágrimas, estaba confundida.


- ¿Pero qué mierda ha sido eso? –Bufó molesta, detestaba llorar.


La puerta se abrió frente a ellos, Dryadalis sostenía de un brazo a la dama pooka, se veía cansada, trataba de esbozar una sonrisa, estaba débil.


- ¡¿Qué fue todo eso?! –Gritó la chica, aún de rodillas- Casi morimos aquí adentro. –Exageró.


-Lo peor que podrías conocer en tu vida. –Murmuró- No te preocupes, ya se ha ido, no volverá pronto.


-Rayos, lo que sea que tú y Black estén ocultando nos puede joder a todos, -Contestó molesta- es prácticamente una regla conocer a tu enemigo si lo quieres vencer.


-No es un enemigo, -Anunció tajante- ni tendrás la desgracia de conocerle, ninguno. –Aclaró- Lo único que puedes hacer ahora es confiar en mí y dejar de discutir. –Se acercó y le acarició el rostro.


- ¿Ah? No voy a dejar que me calles…


Belle Mort se inclinó, tomó a la chica del mentón y le plantó un beso en los labios. Demencia abrió los ojos con sorpresa, la besaba suave, era un beso muy tímido para tan atrevida mujer, el primer beso de Demencia y el primer amor correspondido de Belle. La chica no se quedó atrás, la estrechó en sus brazos, era una mujer bajita y menuda, abarcarla toda no era difícil, volvió el beso cada vez más intenso, acarició su melena corta, sin cuidado se impulsó y ambas cayeron al suelo, acorralaba a la villana.


Demencia detuvo el beso. –Fuera. –Le ordenó al experimento.


5.0.5. apreciaba sorprendido la escena, por supuesto que entendía lo que sucedía, otro amor estaba floreciendo en la mansión, eso solo podía ponerlo feliz, la chica era como una hermana para él, la hermana mayor que se ocupaba de molestarlo siempre que podía, pero la apreciaba. Se escabulló hasta salir del lugar, cerró la puerta a sus espaldas, el pooka simplemente se desvaneció.


- ¿Qué haces? –Cuestionó Belle ruborizada.


- ¿Y tú que crees? A mí no me gusta perder el tiempo. –Respondió con una sonrisa.


Volvieron a besarse, la dama se sentía frágil, estaba avergonzada, no entendía en que momento los papeles se invirtieron, trataba de seguirle el ritmo, parecía que quería comérsela, lamía su lengua, mordía sus labios, no tenía cuidado, era su primer beso y aun así se comportaba como una experta.


-No… ¿No crees que vas muy rápido, linda? –Habló tímida, la joven pasó a morder su cuello.


- ¿Quieres que me detenga?


Belle no contestó, la joven villana acarició sus piernas, subió la falda de su vestido, pasó lenta y delicadamente sus dedos en su entrepierna provocando que jadeara.


-Bonnivet eres hermosa, –Susurró a su oído, la villana se estremeció- Bonnivet ¿Te gusto?


-Mgh… yo… -Balbuceó.


Demencia bajó lentamente su vestido sin tirantes y descubrió sus pechos, apenada, la dama intentó cubrirse, pero la chica sostuvo sus muñecas, depositó pequeños besos sobre su piel.


- ¿Te gusto, Bonnivet?


Lamió sus pezones, paseó su lengua y succionó gentilmente con sus labios.


- ¿Te gusto?


-Ah ¡Demencia!


- ¿Te gusto? –Insistió.


-Sí… sí me gustas… -Declaró finalmente.


Demencia sonrió, la besó nuevamente en los labios y la estrechó con fuerza.


La noche cayó, un par de hermosas damas descansaban en un extenso sofá. Demencia se encontraba sentada, observaba a Belle quien dormía descansando su cabeza en el regazo de la chica, se veía tranquila, tenía una mueca en sus labios, una sonrisa pequeña, la joven acarició su cabello con ternura. Todo fue muy apresurado, pero no se arrepentía, era emocionante, tan solo recordarlo hacía que su corazón latiera con fuerza.


El pooka apareció de repente sobresaltando a la joven.


-Ugh ¡Vas a matarme de un susto! –Se quejó en voz baja.


-Mis disculpas. –Hizo una reverencia y se sentó a su lado.


-No hables tan fuerte, vas a despertarla.


-No lo hará, está profundamente dormida, podría caerse la mansión entera y ella no despertaría.


- ¿Cómo lo sabes?


-Hace siglos que no la veía dormir tan plácidamente como ahora. –Aclaró, tenía un ligero tono de nostalgia en sus palabras- Usted ha hecho esto.


-Eso es… ¿Bueno? –Preguntó confundida, de algún modo parecía que ese comentario estaba lleno de preocupación.


-Debería serlo… Lady Belle Mort ha cargado con un gran dolor durante muchos años, un dolor que no la deja conciliar el sueño por las noches. -Comentó- Para ella, dormir no es una necesidad tan marcada como la de usted, pero debe hacerlo de vez en cuando, lamentablemente suele despertar sobresaltada varias veces a lo largo de su descanso. –Explicó- Es bueno verla descansar de verdad al menos por una vez.


-Pero… debe haber un “pero” ahí, no pareces del todo conforme.


-Pero… la última vez que vi esa expresión, esa mueca de entera paz en sus labios, ella terminó por asesinar sin piedad al hombre que solía provocarla. –Hizo una gran pausa, la habitación se llenó de un incómodo silencio- Si va a hacer esto… si usted considera entregarle su corazón, sea honesta, Lady Belle ya ha sufrido mucho, le pido no la haga sufrir más.


Demencia enmudeció, parecía ser más que un simple sirviente, era un guardián, no podía contradecirlo, sabía lo que ella había sufrido e igualmente lo entendía, conocía ese dolor. Asintió, seria.


-De acuerdo conejo, –Respondió- la voy a proteger tanto como tú.


Una gran camioneta de color negro viajaba a mediana velocidad por las calles solitarias, se dirigía a un extremo lejano de la ciudad, un extremo opuesto a toda la maldad. Las calles de esa zona estaban habitadas durante el día por humanos felices, tranquilos, siempre resguardados por la organización de héroes. En el asiento del conductor, una joven de cabello castaño manejaba el automóvil, tenía un semblante que reflejaba angustia, a su lado un hombre de saco miraba impasible el camino frente a ellos.


-C.L. –Llamó la chica- ¿Estás seguro de esto?


-Tranquila, está de nuestro lado.


-Pero… es su hermano y… no trabaja para la organización.


El hombre suspiró, estaba cansado, era una decisión precipitada, era tal vez la última decisión que tomaría. –No tenemos opción… lastimosamente.


- ¿Y si… nos rechaza?


 -Se terminó. –Contestó tajante.


La joven tragó pesado, era una respuesta rotunda, todo tenía que estar realmente en detrimento para que el hombre decidiera acudir a la oveja negra del mundo de los héroes, a alguien menospreciado e innombrable en su organización, pero que, hasta donde se tenía conocimiento, se dedicaba a salvar vidas, además… era el único con el poder suficiente como para hacerle frente al sombrero negro.


Llegaron a su destino, una gigantesca mansión blanca en forma de sombrero, aparcaron justo en frente, no fue necesario ni siquiera tocar, la barandilla se abrió en cuanto bajaron del automóvil, presionaron el timbre, una elegante tonada completamente digna del lugar resonó y el enorme portón se abrió de inmediato. Ambos entraron, el sitio era sorprendentemente similar a uno que ya habían visitado anteriormente, a la mansión Black Hat, todo estaba en penumbra, excepto por la luz tenue que atravesaba los ventanales.


El hombre aclaró su garganta. –Saludos… le agradecemos su pacífico recibimiento. –Habló en voz alta.


-Pero si aún no los he recibido, mis adorados invitados. –Respondió una voz grave y rasposa en el fondo, intentaba forzar un tono ameno.


Ambos se pusieron en guardia, esperaban impacientes observando a donde creían que era el origen de aquella voz.


-Relajen sus frágiles cuerpecitos, -Sugirió- no tengo intención de hacerles ningún daño…


El sonido firme de un par de zapatos de pequeño tacón se aproximó hasta ellos, la débil luz exterior al fin iluminó a su interlocutor, un rostro bastante familiar, una figura humanoide de elegante traje blanco, saco largo y sombrero de copa, que cubrían a un individuo de piel grisácea pálida, su rostro mostraba facciones simples, una amplia sonrisa de dientes afilados, una mirada de pupila azul ártico medianamente cubierta por un monóculo en su ojo derecho. Aquel ser caminó apoyado de un bastón, los rodeó observándolos con indiscreción.


- ¿Qué trae por aquí a los aclamados agentes de la organización de héroes? Señor C.L. –Preguntó sonriente.


-Señor White Hat. -Llamó finalmente.


-Olvida las formalidades, solo dime White.


-De acuerdo… White, hay un asunto importante que queremos tratar con usted, -Comentó observándolo de reojo mientras él caminaba- esperamos no ser una molestia.


-Oh no, no, no, -Soltó con voz ligeramente aguda, se acercó invasivo hasta el hombre- los lindos humanos son bien recibidos aquí. –Dijo dando pequeñas palmadas en la cabeza de C.L. provocando una expresión de desconcierto- Aunque debo decir que me sorprende que acudan a mí, hasta donde tengo conocimiento no soy del agrado de su organización. –Hizo un puchero.


-No se trata de eso. –Contestó la chica con urgencia.


-Eso se debe a su íntima relación con el objetivo. –Completó el hombre.


-Con el objetivo eh… -Soltó distraído- mi hermanito… -Chasqueó los dedos, el salón se iluminó por completo, a su lado apareció un juego de sillas y una pequeña mesa blanca con una tetera y tazas de porcelana- Siéntense, -Invitó- charlemos, somos amigos.


Los agentes se miraron, inseguros, pero no tenían opción, debían mantenerlo complacido.


-Su hermano es nuestro principal problema actualmente. –Comentó sentándose.


- ¿De verdad? –Cuestionó, su tono denotaba poca sorpresa, parecía que había logrado anticipar la conversación que se aproximaba.


White Hat era una víctima de la costumbre, le era ordinario ser subestimado por su decisión de ser un héroe, pero no dejaba de ser un demonio, era el hermano gemelo del facineroso ser de sombrero negro, era tan poderoso como él, sagaz y rico empresario. Había dedicado una parte de su vida a mantener una organización dedicada a la manufacturación de artilugios especialmente diseñados para ayudar a los héroes del mundo, le llenaba el alma y el corazón podrido el ayudar a los desdichados, tenía una actitud alegre, un carácter blando, remplazaba el singular sarcasmo del demonio oscuro por una actitud condescendiente. Ambos demonios eran relativamente idénticos como dos gotas de agua en apariencia, pero no en esencia, a él se le podría considerar el hermano débil, aunque realmente no lo fuera, conservaba algunas actitudes poco propias de un aclamado héroe, ocasionalmente era tan cínico y egocéntrico como Black Hat. Lamentablemente y pese a todo su esfuerzo, nunca intentó siquiera hacerle frente a la más grande maldad; su hermano.


El demonio sirvió las tazas de té, se recargó en el respaldo de su silla, los observó sonriente arqueando una ceja, esperaba la continuación de su discurso.


-Black Hat ha esparcido el caos en todas partes, nuestros héroes ya no son capaces de contener a sus aliados, la estructura interna de nuestra organización se hace pedazos poco a poco… -Hizo una pausa corta- pendemos de un hilo, varios de nuestros agentes han sido secuestrados y…


-Mi querido C.L. –Interrumpió- La interrogante aquí es ¿Qué ganaría yo al romper con una tregua que ha durado siglos? ¿A caso quieres el fin de tu mundo?


Los agentes permanecieron callados, a la expectativa.


-No digo que me niegue a ayudarlos, -Continuó, su expresión se había vuelto un tanto aterradora, era una sonrisa acompañada de ojos pasmados, falsamente alegres- pero no veo beneficios para mi organización y como ustedes sabrán, tengo un negocio que cuidar, sin mencionar que no está tomando en cuenta las posibles consecuencias de un enfrentamiento con mi Blacky Black.


-El dinero no es problema… también podemos ofrecerle un puesto en nuestra organización.


El ensombrerado se levantó de un salto. - ¿Hablas en serio? –Preguntó emocionado, movía las manos con ansiedad.


El hombre balbuceó consternado, la actitud del demonio lo inquietaba, era anormalmente alegre. –Por supuesto. –Respondió lo más seguro que podía mostrarse pese al escenario.


- ¡Oh estoy tan feliz! –Exclamó dando un giro- Pero… aún no respondes mi otra pregunta.


Los agentes suspiraron. –Tomaremos el riesgo, haga lo que tenga que hacer, no importa si se pierden algunas vidas en el proceso, es un precio que debemos pagar por una paz definitiva. –Contestó la chica con ímpetu.


White rio sonoramente. –Vaya, vaya… -Sonrió con malicia- esa es una respuesta demasiado ambiciosa para una simple joven… ¿Serías capaz de cargar con ello durante el resto de tu vida?


La joven retrocedió, rápidamente su actitud decidida se esfumó.


-Ese es el gran problema que tienen los humanos, -Inició con seriedad- adoran remendar problemas vanos con grandes sacrificios, siempre quieren tener el poder para controlar aquello que está fuera de su alcance… por eso me gusta ayudarlos, acrecentar su ambición nos da a nosotros los inmortales un espectáculo digno de admirar. –Finalizó retomando su sonrisa.


-Eso significa…


-Tenemos un trato, -Les dio la espalda, caminó alejándose lentamente- supongo que Black debe extrañarme, será agradable verlo de nuevo. –Se giró nuevamente para mirarlos- Pasen a firmar a mi oficina, acepto pago en efectivo y con tarjeta. –Dijo con inocencia.


Se pusieron de pie. – ¿Irá a enfrentarlo? –Hablaron al unisón.


-No será necesario, -Se encogió de hombros- presiento que mi querido hermano vendrá muy pronto a mí… paciencia mis afamados héroes…


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