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Paper Love and Black Heart. por McMaddy02

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Notas del capitulo:

Hola, hola corazones <3


Bueno, aquí está el nuevo capítulo de este fanfic <3 ya se imaginarán el porqué del pequeño retraso.


En esta ocasión venimos con algo… nuevo jaja.


Antes que nada, daré un pequeño dato informativo no muy importante, pero interesante. Tal vez alguna vez se han sometido a un examen de ultrasonido y les han solicitado que tomen una gran cantidad de agua a fin de que su vejiga permanezca llena durante el procedimiento, esto se debe a que cuando la vejiga está llena se obtienen mejores imágenes del útero el cual está colocado tras la vejiga. El ultrasonido no puede propagase por el aire, la vejiga debe estar llena para que las ondas de ultrasonido se propaguen por la orina (agua) hasta llegar al útero y poder generar las imágenes. Hay exámenes de ultrasonido actualmente en los que no se necesita este requisito, como es el ultrasonido transvaginal.


Ahora sí viene lo bueno jiji.


Estamos en el comienzo de una “saga” de esta historia, de algún modo todo el fanfic se ha dividido en etapas, esta es una muy particular. No sé si les ha ocurrido que escuchan música, especialmente la música instrumental, que no tiene ninguna letra, los únicos protagonistas son los instrumentos, pero a pesar de ello sienten que les cuentan una historia, la intensidad de las notas les habla, sienten cuando es un suceso intenso, suave, triste, alegre… la música sin letra les dice algo. En esta parte vamos a dejar que “Las cuatro estaciones” nos ayuden a relatar lo que ocurre.


“Las cuatro estaciones” es un grupo de cuatro conciertos para violín compuestos por Antonio Vivaldi en 1721, cada uno dedicado a cada estación del año. Es una de las obras más conocidas de este compositor, es muy posible que las hayan escuchado antes, especialmente la primera parte de Primavera y Otoño.


El detalle es que aquí no daremos un inicio convencional, no empezaremos por Primavera, iremos en retroceso, dando inicio por el Invierno, después Otoño, Verano y al final Primavera. Esto tiene un objetivo que cuando acaben las estaciones tendrá más sentido. La melodía iniciará a partir del último párrafo de este capítulo.


Los invito a escuchar la melodía <3


Comenzamos con:


“Las cuatro estaciones”


Antonio Vivaldi.


4° Concierto en fa menor, “El invierno”.


I. Allegro non molto (en fa menor) (Trasfondo durante dos capítulos)


II. Largo (en mi bemol mayor)


III. Allegro (en fa menor)


 


Los personajes son propiedad de Alan Ituriel.

En un sitio sumergido en la ciudad, una enorme mansión blanca en forma de sombrero, un joven estaba entretenido trabajando en su ordenador, se hallaba resguardado por su oscuro laboratorio que contrastaba con la brillante casa. El joven tecleaba sin parar, trabajaba al alba, había dormido poco, debía ocuparse de algo de suma importancia antes de permitirse descansar, la consecuencia de la estupidez de su jefe injustamente pagada por él, pero no había alternativa.


El encuentro del día anterior le había costado un gran gasto a la organización para la que trabajaba, él mismo solía encargarse del control económico, sabía que aquello era un duro golpe de cientos de miles de Hatcoins, una moneda controlada por el enemigo, lastimosamente debía hacer las conversaciones monetarias a exigencia del cobrador, no era una idea inteligente negarse.


La batalla que presenció no fue una grata sorpresa, en realidad conocía a la perfección lo que su jefe estaba llevando a cabo y el motivo por el cual él no fue incluido, ser parte de aquello podría haber garantizado una victoria, pero también pudo haberse negado conociendo las crudas consecuencias.


Tendía a ser muy frío con su jefe, la mayoría del tiempo era la voz de la conciencia de aquel lunático ser. Aceptaba que White tenía, en su mayoría, buenas intenciones, era inteligente y calculador, pero demasiado confiado, de haber sido parte del plan, quizá habría dado reversa a todo en cuanto uno de sus subordinados se diese cuenta, o no habría escatimado en violencia, los hubiese matado sin más. Pensaba que lo que el demonio blanco llevó a cabo estuvo de más, prefería solo fabricar armas para los héroes sin entrar en una riña directa con el enemigo. Así era él, un genio ambicioso, sin intención alguna de pertenecer a un bando bueno o malo, simplemente trabajar y ganar dinero para sí mismo, evidentemente teniendo en cuenta que debía cuidar su empleo, no era así de imprudente.


-Buen día, doctor Slug. -Saludó de repente una voz grave tras de él, sobresaltándolo.


El joven se giró con una mueca de disgusto cubierta por su bolsa. -Te he dicho que no me gusta que entres a mi laboratorio.


-Soy tu jefe. -Contestó tajante.


- ¿Eso importa?


White sonrió, se inclinó junto a él apoyándose sobre la mesa. -Claro que no, Slugy baby.


El doctor viró los ojos. - ¿Necesitas algo?


- ¿Qué haces?


-Remediando tus idioteces. -Contestó con simpleza- Prometí depositar esto a primera hora, ya estoy retrasado.


-No debiste aceptar el trato. -Habló con seriedad.


- ¿Preferías la golpiza que iban a darte?


-Me habría recuperado, no hubiese sido más que eso, Black no puede matarme.


-Ahora estarías dentro de la caja de Pandora que le quitaste a...


El demonio bufó. -Tendría que haberla abierto yo mismo. -Dijo fastidiado y comenzó a caminar por el lugar.


-Lo habrías hecho tarde o temprano...


El joven lo observaba deambular por el sitio en silencio, el demonio solía ser muy caprichoso, era un mal perdedor, detestaba que le recordaran sus errores, cuando se cerraba de esa manera el doctor decidía frenar la discusión, ver enojado a White no era para nada agradable, los sujetos más dulces suelen tener las peores rabietas.


- ¿Solo has venido a eso? -Preguntó con calma y volvió a su trabajo en el ordenador.


El héroe se acercó, se inclinó lentamente abrazándolo con suavidad por la espalda. - ¿No puedo visitar a mi pedazo de chocolate amargo?


-Eres asquerosamente ridículo ¿Lo sabías? -Respondió hastiado, tratando de zafarse del agarre.


White rio. -Solo soy así contigo. -Respondió meloso.


-Déjame tranquilo. -Ordenó.


El demonio le retiró con cuidado la bolsa de la cabeza, le arrancó los googles notando el gesto molesto que desataba.


Slug pocas veces mostraba su rostro, detestaba las miradas llenas de juicio al notar la extrañeza de su semblante. Portaba un rostro de rasgos finos, piel morena, barba y cabello recortados, la interesante particularidad que tenía eran los pequeños detalles metálicos que adornaban ligeramente algunas partes de su piel, esto se debía a sus diversas modificaciones. El doctor había experimentado mucho en su propio cuerpo en un afán de mejorarse a sí mismo, sabía que podía ser más capaz, más útil, su ambición lo llevó al grado de dejar que la mitad de su cuerpo fuese reconstruida, su esbelta figura estaba compuesta de material electrónico y orgánico, conservaba toda su sensibilidad, sus sentidos y la dependencia a sus órganos, pero era más resistente y hábil que antes. Pudo lograr una construcción muy estética a pesar de que algo del cableado era notorio, quizá lo más desconcertante se hallaba en sus ojos rojo intenso.


-Trato de... relajarte. -Acarició su cabellera.


-Estás irritándome más. -Refunfuñó.


- ¿Por qué eres así? -Preguntó sonriente con un tono suave y melodioso- ¿Acaso no te gusta tener un jefe que te consienta? -Susurró en su oído. -Alguien que pudiera darte más que un momento de comodidad...


Slug se levantó de golpe, se giró para encararlo, se veía molesto. - ¿Hay algún motivo de relevancia por el cual ha interrumpido mi trabajo, Señor White Hat? -Cuestionó con firmeza, recuperando su lugar como subordinado.


White borró su sonrisa, lo observó impasible, repentinamente se inclinó acorralándolo en el escritorio. Slug se erizó, dejó el enojo de lado para sentir como los nervios lo invadían, el demonio lo tomó del mentón y se acercó peligrosamente. El doctor reaccionó agresivo, lo empujó con fuerza y asestó una dura bofetada en la mejilla de su jefe, sus mejillas enrojecidas y su ceño fruncido no lo abandonaron.


-Vete a la mierda. -Soltó.


White permaneció quieto por varios segundos, lentamente volvió a mirarlo, acarició el sitio donde fue golpeado, sonrió tenue. -Eres tan lindo.


Algo común, más cotidiano de lo que quisieran. El demonio acostumbraba a ser incómodamente meloso en cada oportunidad que se le daba. Su asocial subordinado, sumergido siempre como un ermitaño en su oscuro laboratorio, tendía a rechazarlo constantemente, detestaba las acciones de su superior, lo ponían nervioso y confundido. No era estúpido, sabía lo que él quería, pero no iba a dárselo jamás, aborrecía la idea de que se tratara solo de un instante de diversión para el demonio, lo conocía lo suficiente, le encantaba ser en extremo cortés con las mujeres e inusualmente cariñoso con algunos hombres, no podía tomarlo en serio.


-Lárgate de aquí. -Ordenó tajante.


El demonio rio. -Definitivamente contigo jamás voy a aburrirme. -Murmuró- Para su desgracia, doctor Slug, necesito un favor.


-Pudiste haberlo dicho desde el principio. -Gruñó- ¿Qué quieres?


-Necesito que envíes algo a la mansión de mi hermano... específicamente para el doctor Flug.


-Acaban de darte una paliza ¿De verdad quieres meterte con ellos de nuevo?


-No planeo nada en su contra, -Aclaró, hurgó en su bolsillo- quiero que envíes esto.


De su saco extrajo un pequeño artefacto, era una sonaja sencilla, redonda de color negro, tenía diminutos detalles rojizos, un delgado anillo de flores, denotaba ser de un material fino, las piedrecillas que llevaba en su interior provocaban un dulce sonido al agitarla.


-Un sonajero... ¿De bebé? -Soltó desconcertado- ¿Para qué enviarás algo como eso?


-Es para mi futuro sobrino, una pequeña señal de paz... quiero estar involucrado, conocer a mi familia.


Slug se rascó la cabeza, lo miraba estupefacto. - ¿Me perdí de algo? No entiendo nada de lo que me estás diciendo.


-Black tendrá un hijo.


-Su novio es un hombre, White, nosotros no nos embarazamos. -Explicó, no podía parecerle más ridículo.


-Black tendrá un hijo. -Repitió con firmeza- Para seres como nosotros no importan esos detalles.


El doctor parpadeó confundido, permaneció en silencio varios segundos, analizaba las palabras del demonio. -Déjame ver si entiendo... dices que Flug, el chico con el que el idiota de tu hermano está casado, está embarazado.


-En efecto.


-Absurdo... -Resopló.


-Para ti quizá, es algo poco común para tu especie, pero es muy real para la mía. -Admiró el juguete en su mano- Black no lo sabe, pero Flug engendrará pronto un hijo suyo.


- ¿Cómo lo sabes?


-El chico comenzó hace poco con síntomas de un embarazo.


-Podría ser cualquier cosa.


-Lo sentí en su energía, incluso el mismo confirmó haber copulado con mi hermano en su día de celo, además... nuestro reloj de vida se prepara para funcionar.


-Así que por eso fuimos con el anciano del tiempo. -Se masajeó la sien- ¿Tienes en cuenta que perderás tu inmortalidad cuando nazca esa cría?


-Por supuesto. -Respondió con obviedad.


- ¿Y no te importa? -Cuestionó incrédulo.


El demonio sonrió, mostraba ese gesto tan común en él. -En lo absoluto.


-No lo entiendo...


-Es obvio. -Rio divertido- Slug, es... el ciclo de la vida; nacer, crecer, reproducirse y eventualmente morir. No espero realmente que lo entiendas, tu especie busca siempre la supervivencia, a toda costa, intentan cazar sin descanso su longevidad... en cambio, nosotros somos inmortales, tan solo se nos permite madurar, vivimos hasta que decidimos no hacerlo, tenemos la opción de elegir cuando es momento de cederle el mundo a otro individuo, de abrirle el paso a otro ser, donar nuestra inmortalidad para que el maravilloso milagro de la vida sea posible. -Hablaba con ímpetu- Yo quiero presenciar ese milagro y la fatídica experiencia de la muerte, tan seductora experiencia para alguien con una larga y fatigante vida eterna, como yo. -Observaba al científico, mudo y expectante- Slug, quiero que ese ser nazca, haré lo que este en mis manos... y Black hará lo posible para que no sea así.


- ¿Crees que va a matarlo?


-A estas alturas ya no estoy seguro de conocer del todo a mi hermano, pero sé que adora su inmortalidad. -Borró su sonrisa, desvío la mirada, pensativo- Por lo pronto solo quiero que envíes el juguete... y un saludo de mi parte. Tu podrido mundo tendrá pronto un nuevo rey.


...


El sol de la mañana acariciaba las espesas cortinas de terciopelo rojo, el día era muy joven, dentro de la tranquilidad inmutable de la habitación, tenues sonidos del rose de dos pieles irrumpían con levedad el silencio. Ambas figuras erguidas llevaban un meloso juego de mimos silenciosos, un constante intercambio de besos lenes, degustaban sus labios con sumo cuidado mientras acariciaban el desnudo cuerpo ajeno, una simple pieza de ropa interior los dividía sin evitar que cada uno sintiese en el otro su viva erección, aun así, no pretendían sobrepasar su modesto juego. El joven de mirada verde se abrazaba del cuello del ensombrerado, sentado sobre su regazo, movía con lentitud sus caderas de forma involuntaria, bebía con vehemencia los labios de su demonio, su espalda era acariciada y su cabeza guiada a un ritmo lento.


Apenas el sol había salido, el joven científico fue despertado por su pareja, el villano se dedicó a besar sus labios sin si quiera intercambiar alguna palabra y, de hecho, aún no lo hacían, solo se besaban. El motivo no era claro, podría ser un simple capricho que los llevó de un profundo sueño a un jugueteo por la mañana.


El demonio se separó al fin, jadeaba, se dejó caer de espaldas obligando al chico a recostarse de vuelta con él, permanecieron abrazados e inmóviles. Black cepillaba el cabello de su doctor con los dedos, lo observaba con cuidado sin decir nada, le gustaba ver ese rostro por las mañanas, un poco adormilado, esos ojos enmarcados en lágrimas matutinas, le parecía sublime.


Flug le devolvía la mirada, contorneaba con lentitud su fornido torso, adoraba esos hombros anchos, solo ese ser le había despertado el gusto por la figura masculina. Nada podía ser más lindo que eso, un despertar tan coqueto a lado de él, ya era una bella rutina.


-Buenos días, señor. –Saludó al fin.


No es como si desearan interrumpir el momento, pero era hora de trabajar, la organización debía retomar su rumbo, estaban más llenos de trabajo que de costumbre, todo era un completo caos en la mansión, inclusive sobre ellos se mostraba una notoria grieta, debían comenzar los arreglos de la mansión y del sistema entero de la organización. El científico miró su móvil, era una notificación que le avisaba que se había depositado a primera hora el dinero que White pagaría a la organización Black Hat y a cada subsidiario, aparentemente el científico de gabardina negra se había ocupado de compensar cada daño, al menos así hacía honor a su título de héroe.


- ¡Flug! –Gritó molesto el demonio a medio vestir- Evita dejar tus porquerías tiradas en todos lados. –Le lanzó una camiseta directo al rostro.


El científico rio apenado y se puso la prenda, admitía ser bastante descuidado en el aspecto del orden, pero quizá Black estaba en el extremo opuesto, acostumbraba a ser demasiado pulcro. –Disculpe, señor. –Apreció como se colocaba la camisa, la imagen le recordó a su luna de miel, poco a poco más recuerdos de aquellos días llegaron, recordaba el desayuno en las mañanas, unos suaves y dulces panqueques. Su estómago rugió- Um… tengo hambre… -Murmuró relamiéndose los labios, curiosamente sintió un repentino y fuerte apetito por algo así.


-No iniciaremos sin desayunar. –Habló el demonio, parecía haberlo escuchado, se ataba la corbata.


-Espero que la cocina esté intacta… uf quisiera unos panqueques con miel y un café… quizá un poco de fruta, no estarían mal algunas galletas… oh lo que daría por un helado. –Hablaba distraído.


- ¿Un helado? –Cuestionó confundido, podía ver que el joven solo balbuceaba, relamía sus labios con mucho ímpetu, al parecer tenía más que solo hambre.


-Sí… de chocolate… -El científico rio- lo siento, señor, pensaba en voz alta.


-Creí que no te gustaba mucho el dulce.


-En realidad no, pero tengo deseo de comer algo así. -Se encogió de hombros- No lo sé.


Black se acercó, se puso frente a él mientras intentaba terminar de arreglarse la corbata. El doctor le sonrió dulce, tomó la prenda y lo ayudó a ajustarla. Al mismo tiempo, el demonio le peinó el cabello con los dedos y ató su usual coleta. Era una rutina muy amorosa.


Un poco más tarde, el científico se ocupaba de preparar el desayuno, olvidó por completo que su experimento continuaba siendo tan pequeño como una pelota de ping pong, cocinaba mientras el oso azul comía una galleta en la mesa del comedor, una golosina gigante para él en ese momento. Esponjosos panqueques salían una y otra vez, era una mañana feliz a pesar de todo, preparaba el desayuno incluso para la chica demente.


En el comedor, Demencia se ocupaba de enfriar un tazón de papilla de zanahoria, la joven intentaba maniobrar con las vendas en su mano y hombro, no era mucho, pero se sentía incómoda, lo terrible era que debía permanecer vendada y quieta por varios días, la batalla del día anterior la sacó de la jugada por completo, los diversos raspones sanarían pronto, pero su hombro, muñeca y tobillo tardarían un poco más, especialmente por no haber sentido algunas de las dolencias hasta esa mañana, atenderlas tarde se volvería un problema. Estaba por alimentar a su pequeño invitado, Lady Belle le solicitó a la chica encargarse de su pequeño pooka por algunos días, una petición a la que no pudo encontrarle sentido, pero estaba feliz de cumplir. Dryadalis estaba sentado en una silla de bebé, aquella que Flug utilizó alguna vez cuando 5.0.5. era tan solo un cachorro. Pequeño, inquieto y tierno, Demencia estaba fascinada con su presencia, desde la noche anterior se encargó de arroparlo y cuidarlo, era una misión que debía cumplirse exitosamente, no podía defraudar a su dama.


-Está listo. -Anunció el doctor entrando en el lugar, llevaba dos platos con altas montañas de panqueques, el oso azul se asomaba de su bolsillo- Come.


-Primero debe comer él, -Respondió, intentaba darle una cucharada de la papilla- pero no quiere. -El conejo negro con ojos resplandecientes, se removía en la silla.


-Lo estás haciendo mal. -Se acercó hasta la chica- Lo que intentas darle no luce apetitoso, debes hacer que sea divertido comerlo, es como un niño. -Le arrebató la cuchara, comenzó a moverla de un lado a otro frente a él- Aquí viene un avión cuchara, -Dijo meloso- si no lo comes lo haré yo. -Dijo fingiendo que lo comería, acercó de nuevo la cuchara a Dryadalis y el pequeño pooka la acepto sin chistar moviendo sus orejas y cola- Luego debes limpiar el sobrante con la cuchara y vuelves a darle ese poco.


-Oh... ¿Tuviste hermanos pequeños o algo así? -Preguntó admirada.


-No, soy hijo único, -Contestó regresándole la cuchara y el tazón- tuve que aprender cuando hice a 5.0.5., después de muchos días de frustración por fin encontré la manera de hacerlo comer. -Sacó al pequeño experimento y lo dejó en la mesa- Solo asegúrate de que no tenga el sabor como su apariencia, o va a escupirlo todo y lo más probable es que sea en tu cara.


La chica rio. - ¿Lo dices por experiencia?


-Si... No es agradable.


El señor de la mansión entró en el lugar, caminó serio, apoyado en su bastón hasta poder sentarse en su silla.


-Bienvenido, señor, le traeré su desayuno.


- ¿Cuándo volverá el oso a la normalidad? -Preguntó dando un gran sorbo a su café.


-En cuanto construya un nuevo rayo. -Respondió a lo lejos- Lo haré antes de que vengan a reparar ese piso.


- ¿Contrataste un servicio? -Interrogó la joven.


-Soy un científico, no un arquitecto o albañil, no puedo hacerlo yo mismo.


-Que fastidio... -Soltó el demonio.


-No hay opción, todo es un desastre, tengo que restablecer el sistema entero, arreglar Hatbots, reconstruir máquinas de mi laboratorio... sí que es un fastidio... -Finalizó decaído, regresó con un plato con un gran filete, lucía poco apetitoso, Black lo miró interrogante- Disculpe, no suelo cocinar seguido. -Comentó apenado.


Black resopló. -Como sea. -Comenzó a comer con desgano.


Más tarde, la mansión entera estaba atiborrada de personas ajenas, una docena de trabajadores se ocupaban de reparar los daños del edificio, eran constructores de la organización, exclusivos de ella, siendo villanos no podían contratar a cualquiera. Los individuos apreciaban detenidamente los daños, algunos ya comenzaban a romper algunos muros sin remedio. Black supervisaba personalmente su labor, el doctor se encontraba ocupado y él mismo no podía trabajar en su propia oficina, por más que le molestase, debía encargarse de que todo saliera justo como quería.


Algo en el suelo llamó su atención, el pequeño Dryadalis vagaba por la mansión, mordía la tela de su pantalón tirando de él. Black lo miró con disgusto, lo levantó con una mano, gruñó ante el gesto impasible del pequeño conejo.


- ¡Demencia! Tu animal está suelto. -Gritó.


La joven llegó rápidamente, le arrebató al espíritu de las manos un tanto alarmada, no creía que el demonio tuviera la intensión de dañarlo, pero era muy capaz.


-Madame Belle hizo mucho hincapié en que no lo dejaras solo. -Reprendió- Parece que eres incapaz de cuidarlo debidamente.


Demencia hizo un puchero. -Puedo cuidarlo bien, fue un descuido.


-Evítalo. -Ordenó.


-Sí, Blacky... -Respondió cabizbaja.


La chica adoraba su nueva labor, no podría trabajar por los próximos días, era una distracción perfecta, el pequeño espíritu le había resultado bastante lindo, cuidarlo era un placer y la muestra más grande de confianza que la dama conejo de la había dado, pero sentirse subestimada le bajaba bastante la autoestima, la creían incapaz de cuidar de una vida, no le gustaba, debía demostrar que podía.


El timbre de la mansión resonó, el villano le hizo una seña a la joven indicándole que fuera a abrir. Sin chistar, la chica lagartija fue renqueando a la salida con el pooka en brazos. Al abrir no pudo ver a nadie, ni siquiera alejándose, pero sobre el tapete de la entrada había una pequeña caja blanca, no tenía ningún sello, solo una pequeña etiqueta con la silueta de un sombrero. Después de varios segundos reaccionó alarmada, intuía de dónde provenía, la levantó e inspeccionó, en una esquina tenía una diminuta etiqueta con el nombre del destinatario: "Dr. Flug Slys". Entró en la mansión, su primera intención fue llevarla con el demonio, pero, pensándolo bien, lo más probable es que no permitiera que llegara al científico, decidió llevarla con su dueño... y de paso saber cuál era el contenido, era curiosa.


En el laboratorio, Flug estaba concentrado, colocaba diminutos tornillos en un arma, le daba los detalles finales al nuevo rayo agrandador, le tomó un par de horas terminarlo, lograr encontrar todos sus menesteres en el tremendo desastre que había ahí fue un reto.


-Está listo. -Soltó contento- Prepárate 5.0.5.


El pequeño oso se encontraba sobre una silla, los sonidos que emitía eran casi inaudibles, pero agitaba sus brazos en señal de aprobación. El científico disparó en primera estancia a un pequeño tornillo sobre el suelo, debía probarlo antes de usarlo sobre el experimento.


-Parece funcionar bien. -Dijo satisfecho y disparó al oso azul.


El animal retomó finalmente su tamaño normal, se acercó sin reparo hasta poder abrazar al doctor.


-Baw... -Soltó restregándose en el joven.


-Ya está, pequeño, -Lo acarició- todo está en orden.


La más grande mentira que había dicho, no estaba ni cerca de terminar sus labores, el laboratorio aún era un desastre, no tenía ayudantes suficientes, debía reparar Hatbots para poder continuar.


Suspiró frustrado. -Ahora solo debo...


- ¡Flug! -Gritó Demencia entrando en el laboratorio, azotando la puerta.


El joven viró los ojos. -Demencia, ahora no tengo tiempo para atenderte.


-Te llegó algo. -Dijo restándole importancia a su contestación, sentándose en un escritorio, extendió la pequeña caja.


- ¿Qué es esto? -Cuestionó confundido, la tomó e inspeccionó.


-Un regalito del idiota del sombrero blanco.


Flug se sobresaltó, casi soltó el paquete en medio de la sorpresa. - ¡¿Qué dices?! ¿De dónde lo sacaste?


-Llegó a la puerta, -Se encogió de hombros- supuse que era de él por el sello. -Dejó al pequeño pooka en el suelo- Ábrelo, vamos.


-No creo que sea buena idea, podría ser una trampa, debería llevarlo con Black Hat.


-Ugh... Si lo llevas con él nunca sabrás que hay dentro, no seas cobarde.


Flug arqueó una ceja. -Que no lo abrieras tú misma me dice que no soy el único que teme hacerlo.


-Soy valiente, no estúpida. -Respondió con simpleza.


El científico podía notar el recelo y temor que la joven logró desarrollar al demonio blanco, fue una experiencia difícil para todos, pero ella recibió la peor parte. Observó detenidamente el paquete, suspiró resignado y comenzó a abrirlo. La chica se inclinó con interés, se colocó a su lado.


Al abrir la caja, lo primero en asomarse de su interior era una nota.


"Dr. Flug.


Me permito suponer que debe parecerte extraño recibir un regalo de nuestra parte, no espero que lo aceptes con gusto. White Hat insiste en restablecer una relación armoniosa entre ambas organizaciones, no deben temer, puedo asegurar que sus intenciones son buenas pese a sus numerosos errores.


El jefe me ha hablado de tu lamentable condición, aunque creo que debes estar muy feliz por ello, eres sin duda el tipo más raro que he conocido. Debo admitir que tengo especial interés en esta inusual situación, quisiera darle seguimiento a tu caso, una circunstancia memorable para la ciencia, me comprometo a ayudarte si me permites tener los registros de su desarrollo y hacer los análisis y experimentos correspondientes.


En fin, deseo que este detalle sea suficiente muestra de nuestro apoyo, un detalle simple, pero creo que va a gustarte. Anexo mi número telefónico para mantenernos en contacto.


Atte: Dr. Slug Flys."


- ¿Condición? -Preguntó la joven- ¿Qué quiere decir?


-No estoy seguro... -Respondió distraído mientras hurgaba en la caja.


- ¿Hay algo más?


El científico extrajo de entre un montón de bolitas de poliestireno un pequeño y delicado objeto, un fino sonajero negro con preciosos detalles rojos, sencillo y elegante, tintineaba dulcemente al moverlo.


- ¿Un sonajero? -Murmuró Flug.


-Oh... ¡Debe ser para tu bebé! -Exclamó.


-Demencia ¿Otra vez con eso? Ya lo hablamos, eso es imposible. -Respondió fastidiado.


-Pero puede que él no lo sepa. -Sugirió.


El doctor la miró pensativo, no sonaba tan descabellado, después de todo la nota hablaba del desarrollo de algo y de una situación "feliz", quizá el demonio blanco tenía esa idea.


-Me pregunto cómo logró convencer a Slug de eso.


- ¿Y qué tal si es verdad? -Inició ganándose en respuesta un gesto molesto por parte del chico- vamos nerd, Blacky es un demonio súper poderoso, quizá si puedes embarazarte... de algún modo, además has vomitado constantemente y esta mañana comiste como un cerdo.


Flug rio sonoramente. -Se necesita más para corroborar un embarazo, no solo vomitar y comer mucho. -Explicó- Además el señor Black Hat me confirmó que no era posible.


La joven se talló el rostro. -Tonto, Black no sabía ni como metértela en su primera vez.


El científico enrojeció. -Tú... ¿Cómo? -Balbuceó.


-Yo le enseñé. -Respondió orgullosa dejando al doctor boquiabierto, incrédulo y avergonzado- Deberías considerarlo. -Levantó al pequeño conejo y caminó a la salida sin decir más.


El doctor permaneció estático, vio a la chica irse sin poder decir nada. Tenía razón, lo admitía, Black Hat parecía ser bastante ignorante en temas relacionados, recordaba bien aquella nada grata primera experiencia en la que el demonio estuvo por dejarlo incapacitado inconscientemente, si no tenía conocimiento sobre eso, cabía la posibilidad de que ignorara por completo su propia naturaleza. No sabía de qué manera la chica lo había instruido, pero no quería detalles. White se mostró mucho más abierto respecto al tema, ahora que lo recordaba, en realidad nunca escuchó al demonio mencionar una hembra, tal vez Demencia tenía más razón de la que creía... o tal vez nadie tenía razón. Buscó entre los anaqueles derrumbados aquella libreta en donde había hecho registro de esa información, el oso azul solo lo observaba en silencio, confundido. Tras encontrar el cuaderno, leyó rápidamente todo lo que había escrito, a veces lamentaba su pésima caligrafía, le costaba leer su propia letra. Una palabra clave acrecentó sus inquietudes, "Huevo" así lo había llamado el héroe, varias palabras similares que hacían parecer que era más la implantación de un parásito o simbionte que una fecundación, de hecho, él mismo había negado esa posibilidad, si lo pensaba así entonces tenía mucho más sentido, eso significaba...


-Que estupidez... -Soltó entre risas- es absurdo, no puede ser que esté pensando en esto. -Dijo para sí mismo.


Sentía que se estaba dejando llevar por suposiciones absurdas, una chica demente y un demonio lunático le estaban insinuando algo que era biológicamente imposible, era una locura considerar que estaban en lo cierto, entonces ¿Por qué estaba dibujando los planos de una máquina de ultrasonido?


Tras darse cuenta arrancó la hoja, se rascó la cabeza con desesperación. -Ugh... ¿Qué estoy haciendo? -Tomó su radio- ¡Hatbots! -Llamó- Lo siento 5.0.5. necesito que salgas, debo arreglar este desastre. -Le habló con seriedad al experimento.


5.0.5 asintió inseguro, abandonó el lugar, antes dio un vistazo a su adorado doctor, se veía pensativo, le temía a esa expresión, algo lo agobiaba.


El científico se dedicó a arreglar sus máquinas mientras los pocos robots que aún le quedaban lo ayudaban a limpiar y poner orden. El sonajero se encontraba junto a él, oculto en su caja donde no pudiera molestarlo, pero tan cerca que no lograra olvidarlo. Sentía una feroz inquietud, esperaba poder distraerse con su trabajo.


Las horas transcurrieron, la mansión comenzaba a verse como antes, era imposible que sus arreglos terminaran ese mismo día, pero ya había un gran cambio. El demonio estaba exasperado, odiaba el polvo levantado por las reparaciones, bajo otras circunstancias él mismo habría podido poner orden, su poder se lo permitía, pero el desastre había sido tal que no tuvo idea de por dónde comenzar, no se trataba de chasquear un dedo, debía tener en mente muy claro lo que deseaba, definitivamente ahora odiaba más a su hermano.


-Idiota. -Murmuró.


-A sus órdenes, señor. -Respondió Flug a su espalda.


-Tú no, el otro idiota. -Bufó- El estúpido de White finalmente logró frenar a la organización, aunque fuese temporalmente.


-Fue astuto...


-O nosotros demasiado descuidados...


Ambos permanecieron en silencio, observaban a los hombres trabajar. El científico se recargó en la barandilla de la escalera junto a ellos. Desde temprano no pudo dejar de pensar en el sonajero y las palabras del científico de los héroes, sus ocupaciones no fueron suficientes para ayudarlo a olvidarse del tema. Aún pensaba que era ridículo tomarlo en serio, pero a su vez era como si algo muy pequeño dentro de él le dijera que debía considerarlo, aunque fuera un poco. Jugó con sus dedos, estaba nervioso, quería intentar hablar de ello con el demonio, aunque la idea fuera remota, quería saber si el villano estaría dispuesto a aceptar una circunstancia así, no tenía pensado contarle acerca del obsequio que recibió, simplemente hablaría de ello como una idea absurda en la que pensó de repente.


-Señor Black Hat... si usted tuviera un hijo ¿Sería feliz?


El demonio lo miró extrañado. -No, significaría que me volví mortal. -Respondió tajante.


Flug tragó pesado. -Pero... ¿No podría disfrutarlo ni siquiera un poco? Digo, independiente de su mortalidad... Le quedaría una vida larga con una familia ¿No le gustaría?


Black arqueó una ceja. - ¿De qué diablos estás hablando?


-Yo ugh... -Balbuceó- solo pensaba en cómo sería todo si tuviésemos hijos.


-Es absurdo, no sucederá.


- ¿Cómo está tan seguro? -Cuestionó irritado.


-Flug, ¿White te ha dicho algo?


El científico no pudo responder.


-Ya me parecía una locura de las suyas. -Se talló el rostro- Flug, eres un científico... O algo así, deberías saber que es imposible.


-White Hat se mostró mucho más abierto conmigo, -Respondió encaprichado- me habló de cosas que usted desconoce.


- ¿Qué cosas? -Cuestionó molesto.


-Bueno, ya sé para qué son las púas.


-Ugh... No sé para qué pregunté... No sé qué es lo que White te dijo, pero no podemos ser padres ¿Entiendes?


El chico resopló, agobiado. -Como diga...


El demonio viró los ojos, suspiró resignado. Ese era el gesto que el joven mostraba cuando el trato con él lo frustraba, cuando sentía que no podían comunicarse armoniosamente.


-No sé si sería feliz... -Inició, llamó la atención del doctor- jamás lo consideré como una posibilidad, nunca ha estado en mis planes. -Explicó- Alguna vez fui parte de una familia, no tengo recuerdos agradables que atesorar como para desear engendrar un hijo, solo sé que no quiero abandonar mi inmortalidad. -Finalizó.


Flug lo miró sorprendido, logró abrir por un instante el cascarón duro y rejego de su jefe, consiguió que se sincerara en un tema aparentemente delicado para él. Le gustaba escucharlo abrirse, pero ahora tenía otra preocupación: Black amaba demasiado su inmortalidad. En la remota posibilidad de que todas esas fantasiosas ideas sobre concebir un hijo fuesen ciertas, el demonio estaría en contra por el simple hecho de tener que volverse mortal en el proceso, suponía entonces que sería un hijo no deseado, aquello lo obligaba a desear que todo fuera falso.


-Le agradezco por decirlo, señor. -Comentó sonriente- Aunque... creo que yo sería muy feliz criando un hijo a su lado, -Desvío la mirada- si usted fuera mortal también sería feliz... después de todo, algún día voy a morir y tendré que dejarlo solo, yo no soy inmortal.


El científico se acercó para besar la mejilla del demonio, él lo observaba serio, repentinamente pareció pensativo, caminó alejándose sin decir más, encaminándose a su laboratorio. Ahora estaba decidido, esa conversación era motivo suficiente, no importaba que tan imposible pareciera, debía corroborarlo y de ser así interrumpiría ese "embarazo", por el bien de ambos.


Tomó de vuelta su libreta, retomó la idea en su cabeza del diseño de una máquina de ultrasonido. Dibujaba calmadamente, todo a su alrededor estaba finalmente en orden, aún debía fabricar más Hatbots, pero al menos la mayor parte de sus pendientes estaban terminados. Un recuerdo repentino atacó su cabeza, se levantó de su sitio y revisó un anaquel cerrado, atiborrado de objetos que no utilizaba con frecuencia, encontró finalmente la caja que buscaba. Había olvidado por completo un detalle importante de su querido experimento, el oso azul requirió miles de pruebas después de su creación, el temor de que no fuese estable lo llevó a comprar mucha maquinaria que él mismo no pudo fabricar debido al tiempo, apremiaba, finalmente el oso pudo vivir pese a sus diversas fallas. Extrajo de la caja una máquina vieja de ultrasonido, era en verdad antigua, pero funcionaba, nuevamente el tiempo apremiaba y su ansiedad lo carcomía por dentro, tenía que confirmarlo ya. Tras armar el aparato, el joven bebió cantidades industriales de agua, debía decir que se sentía estúpido haciéndolo, él no contaba con un útero, pero era un protocolo a seguir para un ultrasonido pélvico.


Sentado frente a la pantalla de la maquina encendida, respiraba profundo, retenía el líquido en la medida de lo que podía, intentaba atravesar el miedo, cada vez parecía más real, poco a poco dejaba de ser absurdo. Pasó el transductor untado en gel por todo su vientre, varias imágenes borrosas se proyectaron en la pantalla, lo paseaba de aquí a allá, buscando algo.


-Ugh... ¿Qué rayos se supone que tengo que ver? -Se preguntó fastidiado, no tenía ni la más mínima idea de lo que estaba buscando.


Era muy tonto imaginar que repentinamente observaría un útero. Pensando en las palabras del demonio blanco, aquellas en las que decía que el "huevo" encontraría la manera de subsistir, suponía que debía ser un poco más hábil, buscar algo fuera de lugar.


Una pequeña anomalía, un diminuto cuerpo extraño se visualizó en la pantalla, algo por completo externo a cualquiera de sus órganos, por su nitidez podía ser algo similar a un globo lleno de agua, pequeño, prácticamente imperceptible. -No puede ser... -Soltó incrédulo, se inclinó intentando ver mejor la pantalla- ¿Qué diablos...? -Asustado, el científico soltó el transductor, se cubrió el rostro reteniendo un grito- No, no, no... -Repetía, tomó rápidamente el aparato de vuelta- Me equivoqué...

Notas finales:

(El nombre de Slug ni siquiera sé si lo han puesto así antes jajaja, pero si lo traducimos es extraño y gracioso XD)


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