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Paper Love and Black Heart. por McMaddy02

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Notas del capitulo:

¡Hola corazones!

Un ligero retraso, pero ya estoy aquí con un capítulo que me asesinó escribir jajaja

Advierto que abusé un recurso literario no indispensable en la escritura: Los diálogos.

Si bien los diálogos son muy comunes en la mayoría de las novelas, cuentos, historias de cualquier índole, se pueden escribir historias completas sin el uso de diálogos. Creo que particularmente en este capítulo me vi obligada a utilizarlos en exceso, tanto como por un motivo circunstancial en el capítulo, como la razón de que era muy necesario que múltiples personajes hablaran de algunos temas y el resto tuviese conocimiento directamente de otros sin recurrir al pasado. Así que es un capítulo raro.

Un asunto bien bonito, estuve leyendo los comentarios del cap antepasado, específicamente los de la descripción del capítulo… Muchas gracias, son muy hermosos y me apena no haber respondido todos, le verdad es que muchas veces no supe qué decir y me sentí mal de limitarme a un “Gracias”, pero en serio, son geniales. Los leí hace un tiempo en realidad, pero ahora fue con mayor detenimiento. A veces sencillamente es difícil escoger las palabras adecuadas.

No los merezco.

A continuación, pongo los datos curiosos e importantes de este capítulo <3

Primero que nada, quisiera aclarar una duda que ha aparecido varias veces en capítulos anteriores ¿Por qué hago uso del Rumano, Polaco y Alemán para algunos diálogos de Black Hat?

Creo que todos sabemos que gracias a la novela de Bram Stoker “Drácula”, Transilvania, una región en Rumania, ha sido relacionada a las historias, no solo de este personaje ahora considerado vampírico, sino de criaturas monstruosas y aterradoras. Este sitio, con un aspecto considerado “Lúgubre” sirvió de inspiración para el autor.

Es por ello que, aunque no planeo mencionarlo dentro de la historia de manera explícita, me pareció un sitio adecuado para ser el primer hogar de Black Hat en la tierra, incluso si la región no había sido fundada como tal, por lo tanto, sus primeras lenguas humanas deberían ser las habladas por la región, las cuales son el Rumano, Alemán, Húngaro y en algunas zonas el Polaco.

Sí, lo sé, Black Hat es mexicano, pero no estoy diciendo que en esta historia directamente él haya nacido en Transilvania, de hecho, sus raíces prehispánicas serán aclaradas en capítulos futuros.

¡Ese es el motivo!

Surgió por ahí otra duda y creo que no me di a entender.

Para el final de fanfic falta mucho MUUUUCHO, lo que quise decir es que ya tengo escrita la mayor parte, pero no publicaré todo de un golpe.

Respecto al grupo, ya estamos algunos dentro, si alguien más quiere unirse, pero tiene problemas para localizarlo o entrar, envíeme un mensaje privado con toda confianza o coméntelo por aquí. Recuerden que es necesario responder las preguntas para tener un buen control de quién entra.

Ahora, volvemos a los dioses prehispánicos

Coatlicue, con su traducción del náhuatl como “La de la falda de serpientes”. Es una diosa prehispánica considerada “La madre de todos los dioses”, quien gestó a Huitzilopochtli y lo parió con Macuahuitl y armadura para desmembrar a Coyolxauhqui y ser salvada. Es la representación de la madre tierra.

<3

Les mencionaré algunos detallitos que cobrarán sentido a lo largo de la lectura, tal vez ya los conozca, pero nunca está de más.

Fe: Es la creencia depositada en una persona, cosa, deidad, opinión, doctrinas o enseñanzas de una religión. Se le atribuye principalmente como algo de carácter meramente religioso.

Fedora: Nombre predominantemente femenino de origen Griego. Es una de las variables del apelativo Feodora, proveniente del término griego «theodora» que significa ‘regalo de Dios’.

Fedora también es un sombrero flexible y de ala corta, clásico originario de Italia. También es llamado “sombrero gacho”, es el conocidísimo utilizado por Indiana Jones y el clásico utilizado por los gangster.

Bueno, sin más preámbulos, a leer <3

 

El sudor escurría por su barbilla, su largo cabello azul estaba empapado, la ropa que llevaba era demasiado abultada e incómoda para la actividad que realizaba, pero fue obligada a usarla para acostumbrarse a aquel engorroso estilo de vida. Con gran determinación arremetió con su espada contra el ensombrerado blanco, cada intento de cortarle fue bloqueado sin el mínimo esfuerzo.


-Al menos… -Dijo entre jadeos- Al menos podrías fingir que mis ataques te preocupan.


White rio. –Podría hacerlo, con tus débiles intentos cualquier otro enemigo podría engañarte y hacerte creer que estás ganando la batalla.


- ¡Que humillación! –Gritó enfadada- Maldito remedo de demonio. –Pronunciaba cada palabra con una fuerte estocada empapada de rabia.


Giraba, saltaba, se encogía, buscaba desesperadamente cualquier espacio desprotegido. White aprovechó su rabieta infantil, su furia la hacía débil, el control de su carácter sería la clave del éxito tal vez. Con un pequeño toque sobre la empuñadura de la espada de su adversaria, consiguió hacer que la soltara, el arma salió despedida algunos metros a la distancia. El demonio sonrió victorioso, arrogancia que le costó la ventaja. Blandió la espada con toda confianza en su dirección, pero la joven hada la tomó con ambas manos, aprisionándola con las palmas.


-Buena jugada… -Admitió White haciendo un esfuerzo por primera vez.


La chica usó todas sus fuerzas para arrebatársela, rasgó su piel en el proceso, sin embargo, logró su cometido. Sabía que jactarse de su victoria era una mala idea, aprendió por las malas a no subestimar al ensombrerado, ya le había costado algunas heridas, el demonio optó por dejar de lado las armas que solo simulaban el dolor, ahora el daño era real y vaya que dolía, tenía moretones en todo el cuerpo. El sujeto portaba demasiada destreza en un sinfín de artes de batalla, durante un par de semanas expuso todo su talento, producto de siglos de entrenamiento, parecía encantarle las cuchillas, cualquier instrumento filoso le gustaba más que el uso de armas más tecnológicas, la espada era su favorita y su puntería con el hacha era increíble. Le hacía preguntarse cuántos otros lúcidos talentos portaba el hombre del traje, ocultaba todo perfectamente con esa actitud sosa y esa sonrisa, mas era de temer, con tantos años de vida podría saberlo todo.


Hubiera agradecido tener manoplas, pero sus puños, apenas curtidos por la práctica, eran su mejor herramienta en ese momento. Golpeó sin miedo, asestó un par de golpes que su contrincante detuvo con sus brazos, alguna vez consiguió hacerle flaquear cuando usaba su propio cuerpo para los enfrentamientos, al parecer las peleas cuerpo a cuerpo no eran su mayor aptitud.


-Sé que tienes más para mí, bichito, no estás usando toda tu fuerza. –Provocó cínico.


Actuaba con extremo cuidado, definitivamente no estaba dando todo de sí misma, no quería perder un diente esa vez. Observó con detenimiento a su adversario, lo mejor que pudo, haciendo uso de su vigorosa inventiva por fin consiguió atrapar una buena idea. Comenzó a dirigirse a su rostro, más específicamente su cabeza, si recordaba bien era un punto frágil en Black Hat, algo existía debajo de ese sombrero que no debía ser descubierto, era su oportunidad.


-Sé lo que haces, es una mala idea. –Se jactó.


La chica hizo caso omiso, continuó atacando, sus primeros golpes fueron bloqueados sin conflicto, pero poco a poco lucía más desesperado.


-Pero me permito admitir que es una excelente estrategia, -Confesó- encontrar el punto débil de tu adversario puede ser el camino a la victoria.


White comenzó a moverse con urgencia, no quería sacar a relucir sus nervios por la brillante idea que la joven tenía en la cabeza, era sin duda una buena táctica, sin embargo, era peligrosa, ponía en riesgo más que solo su vida. La última vez que perdió el sombrero, recuperó la consciencia solo cuando el propio Black Hat consiguió ponerlo de vuelta en su sitio, solo fueron un par de minutos y el pueblo entero de la mujer de la capelina oscura se había perdido por completo.


Prue estaba cada vez más cerca, aprovechó un ligero titubeo, casi un descuido torpe para finalmente alcanzar el sombrero de copa y sacárselo de la cabeza, la prenda cayó al suelo dejando únicamente el bombín que, por suerte, tenía debajo.


- ¡Ah! ¡Bien! ¡Suficiente! –Gritó el demonio sosteniendo el bombín sobre su cabeza, con una postura encogida y notoriamente nerviosa- Ganaste esta partida.


Ella no escuchó, siguió dando un golpe tras otro, él retrocedía y continuaba llamándola, pero tenía un objetivo fijo.


Era complicado hacerle perder los estribos, a diferencia de su hermano, gozaba de una enorme paciencia. La joven estaba haciendo una dura apuesta a la suerte y estaba perdiendo.


-Dije… ¡Que ya basta! –Gritó enfadado con voz distorsionada, acrecentó su tamaño, sus hombros y sus brazos de manera bestial al igual que su afilada dentadura.


El hada cimbró, las paredes crujieron. El demonio la tomó por sorpresa, desorientada, sujetó su pierna y la alzó en el aire de cabeza hasta poder ver su rostro de frente.


-No me mates, no me mates, no me mates… -Repitió entre lloriqueos, asustada y arrepentida por no frenar en su debido momento, se metió en un lío nuevamente.


La puerta del salón se abrió, ese salón de entrenamiento que antes fue alguna sala de estar, el doctor Slug atravesó el umbral, ambos miraron en esa dirección.


Slug paró en seco, algo nervioso, White Hat no era bueno controlándose cuando estaba molesto y vaya que era difícil hacerlo enojar. - ¿Qué carajos le hiciste? –Confrontó a la joven.


-Le quité el sombrero. –Contestó con voz diminuta- Dile… dile que no me coma. –Suplicó asustada.


-Ugh… No tengo tiempo para esto… -Comentó con indiferencia poniéndose la bolsa en la cabeza- Muy bien, par de dos, solo vine a decirles que ya debo ir a revisar a Flug, hoy tiene consulta.


White cambió su semblante amenazante por una tierna sonrisa, en tan solo un instante, acción que le provocó repelús al científico. Soltó a la chica haciendo que cayera al suelo duramente. Retomó su figura normal, tomó su sombrero y le quitó el polvo.


-Alto ahí, Slugy, vamos contigo. –Comentó animado y se puso el sombrero.


- ¿Qué?


- ¿Vamos? –Cuestionó la joven sentada en el suelo sobándose el golpe en la cabeza que, seguramente, pronto sería un enorme chichón.


-No, ni siquiera lo pienses. –Volvió a quitarse la bolsa del rostro, repentinamente la cabeza comenzó a dolerle, el demonio tenía esa mirada de estar planeando algo muy estúpido y probablemente él mismo tendría que lidiar con eso después.


-No es una pregunta, Slugy baby. –Se acercó y se atrevió a pellizcarle una mejilla, dejando tras de sí a un molesto científico mientras abandonaba la habitación.


El doctor miró a la joven esperando algo, cualquier cosa, algún reclamo o rabieta que contradijera al demonio y parara esa locura, pero solo la vio comenzar a desabrocharse el vestido.


- ¿Qué haces? ¿Acaso no lo escuchaste? –Preguntó desesperado.


-Claro que sí, voy a darme un baño, no planeo ir de esta manera. –Respondió indiferente- Y no, “Slugy baby”, -Se burló haciendo énfasis en su apodo- no voy a contradecirlo ahora, casi me asesina.


Slug sintió crecer esa necesidad de arrancarse el cabello con desesperación, pero se limitó a respirar y esperar resignado el futuro problema que ya veía venir.



Por uno de los largos pasillos de la mansión, en una zona frecuentada constantemente, los pies descalzos de un joven de mirada verde se deslizaban lentamente por la alfombra, detrás, los zapatos negros y elegantes con tacón que un demonio de sombrero negro llevaba, provocaban un sonido hueco a cada lento paso que daban. El ensombrerado negro sostenía de los hombros al joven vendado de sus preciosos ojos, andaban con suma delicadeza hacia un sitio del cual el doctor no tenía conocimiento.


- ¿Ya puedo ver?


-No, pero voy a arrancarte la cara si vuelves a preguntar. –Respondió enfadado.


Flug estaba ansioso por averiguar de qué se trataba, “Es una sorpresa” dijo él, apenas alcanzando el medio día, como si tuviese planeado que fuera precisamente a esa hora, podría ser cualquier cosa. Estaba seguro de que solo habían caminado algunos metros desde la habitación del villano, pero iban a un paso muy lento.


Finalmente pararon, el joven solo pudo escuchar el sonido de unas llaves tintinear y una puerta abriéndose. Podía ver la luz atravesar la venda de sus ojos, maldecía no llevar sus lentes oscuros.


-Bien, puedes ver. –Indicó, le quitó la venda.


Tardó algunos segundos en acostumbrarse a la luz, poco a poco consiguió vislumbrar el lugar, con algo de dolor por la condición de sus ojos. Dejó escapar el aliento, su boca estaba abierta por la sorpresa, sus ojos parpadeaban repetidas veces tratando de entender por completo lo que veía.


Frente a él se extendía una gran habitación de color azul celeste, lucía tan ajena al resto de la mansión. Una ventana pequeña, que antes no estaba ahí, ahora iluminaba todo el lugar, el sol hacía lucir tan resplandeciente y hermosa, la cuna negra con velo que se hallaba justo en medio de la recámara; un muro se encontraba adornado con repisas llenas de muñecos de felpa con formas extrañas, como si fuesen pequeños monstruos felices dibujados por algún niño; algunas cajoneras y roperos negros ocupaban otros espacios, probablemente llenos de ropa; una abullonada alfombra azul oscuro cubría todo el piso, en ella se regaban algunos juguetes didácticos y un caballito negro de madera. Era una habitación de ensueño, con su respectivo toque oscuro.


-Por todos los demonios… -Soltó en un suspiro, se giró a ver a Black.


El demonio carraspeó, caminó al interior. –La pintura de los muros es lavable, me gustaría decir que indestructible, lamentablemente no, está protegida contra las malditas crayolas, pero no contra los arañazos, -Se encogió de hombros- nacemos con diminutos dientes, pero no puedo decir lo mismo de las garras. –Abrió un cajón- Odié todos los brillantes colores de la tienda, así que tendrá que limitarse a vestir azul, negro y rojo. –Tomó uno de los muñecos de felpa- Esta fue la parte difícil, había una cantidad absurdamente inconmensurable de muñecos con caras estúpidas, no tengo la menor idea de cuándo han visto en su vida un pony de color rosa, -Despotricó fastidiado- elegí los que no eran tan odiosos. –Golpeó suavemente los barrotes de la pequeña cuna- Acero, puro, tal vez no tengamos problemas con esto y espero realmente que juegue con el maldito caballo, no tienes idea de cuánto costó esa porq…


Fue silenciado abruptamente, el doctor lo abrazó con fuerza por el costado, restregó de forma tierna la cara contra su saco. –Es perfecto, señor, todo es hermoso… -Dijo con una amplia sonrisa en los labios.


El ensombrerado gruñó avergonzado, esa actitud tan inmune a su amargura lo volvía vulnerable. Admitía sentirse complacido, durante semanas estuvo escabulléndose, mientras el doctor dormía, él se ocupaba de dejar aquella recámara en perfecto estado, algo que comenzó con un boceto, se materializó finalmente, incluso los trabajadores que se ocuparon de los arreglos debieron ser sumamente discretos o estaban amenazados a perder la vida de ser descubiertos. La única persona consciente de aquella situación era la chica demente, quien se ocupaba de distraer al joven y preservar la sorpresa. Estaba agotado, aquello le había costado horas valiosas de sueño, sin embargo, valió la pena.


Lo tomó de las mejillas, las apretujó provocando que sus labios se fruncieran. –Haces que mi pecho arda… -Comentó serio.


El doctor rio, no podía gesticular por la presión en sus cachetes, era un acto divertido. Alzó los brazos, tomó las alas de su sombrero y lo bajó cubriéndole los ojos, el demonio se removió molesto por el acto, pero antes de que pudiese decir cualquier cosa, Flug le besó.


Un punto débil, momentos que se prometió no desperdiciar nunca más, se dejó llevar, correspondió ese cálido beso, sentía cómo el joven acariciaba su rostro, iba y venía tocando hasta su cuello. Respiraba paz, su ser entero se relajaba con cada toque, siempre era tan embriagante y placentero, todo él, todo lo que componía a ese hermoso joven era hipnótico y precioso, lo obligaba a respirar profundamente como si tratara de preservar su esencia en su interior. Ocurría que realmente era dueño de su corazón, tantos años pensando que el chico había firmado un contrato y su alma le pertenecía, pero era al revés, ahora él era su dueño.


Por su parte, el doctor se ocupaba de reconocer esa belleza tan valorada hasta por ojos ajenos, sabía cuántas admiradoras tenía el ensombrerado y la manera en la que era venerado, nunca le molestó, solo él tenía el honor de tocarle, de besarle, de acariciar esa piel tan increíblemente tersa y ese calor que le quemaba las entrañas. El demonio solía ser poco cuidadoso cuando se trataba de besarlo, su lengua asaltaba su boca y la saliva terminaba por escurrir de sus labios, la sensación húmeda y cálida siempre provocaba algo que su humano ser no podía controlar, entre sus piernas. La reacción física era normal, pero podía ignorarla completamente, siempre gobernaba esa vigorosa energía en su corazón. Ese porte, esa gracia, esa mirada oscura eran atractivos innegables, sin embargo, tenía una esencia e inteligencia cautivadoras, una habilidad para conectar con él que jamás existiría con nadie más, lo amaba, sin duda, lo amaba con todo su ser.


Tan solo dos semanas habían transcurrido, hermosas semanas en las que todo había florecido, eran fechas cercanas a navidad, la primavera de sus vidas había vuelto en pleno invierno. Flug no había tocado su cama desde aquel día en el que pudo besar los labios de su amado demonio una vez más, pecar era tan bello. Dormían juntos, solo dormían, las charlas íntimas habían vuelto con amplia confianza, las caricias estaban presentes y el doctor podía permitirse verlo con amor una vez más. Finalmente volvían a ser una familia, el futuro pintaba favorable.


-Señor Black Hat… -Susurró entre besos- Me gustaría, ya sabe…


El demonio se separó, observó ese gesto lleno de picardía y esas mejillas sonrojadas, sintió su propio rostro calentarse, sabía lo que significaba. –Flug… -Gruñó, tomó sus caderas con fuerza, besó su cuello- Muero por hacerte mío… pero no estás en condiciones en este momento… -Respondió con pesar, sentía su cuerpo vibrar de tan solo dejar que su imaginación volara. Temía demasiado hacerle daño, especialmente por lo inmensa que era su necesidad, estaba lejos de ser capaz de controlarse debidamente, podría haber cambiado, pero seguía siendo un demonio y el deseo carnal intenso era una característica asociable.


-He estado muy bien… -Sonrió coqueto, mordió juguetón el labio de Black, comenzó a desabrochar su chaleco gris- ya he descansado bastante.


-Olvidaba lo descarado que eras… -Contestó burlón.


Miraba con humillación a su autocontrol largarse, se dejó desvestir poco a poco mientras quitaba la holgada camiseta que portaba el científico. En su cabeza no dejaba de repetirse que aquello podía terminar mal. Sus manos comenzaron a arder en un calor extraño, desconocía por completo la magnitud de su deseo, literalmente estaban ardiendo, incluso comenzaba a doler mientras acariciaba el vientre del joven. Abrió los ojos extrañado apreciando como él hacía lo mismo, repentinamente sus pupilas verdes brillaron, parecieron mágicas o artificiales y su piel terminó por escocer.


-Agh ¡Mierda! ¿Pero qué…? –Soltó extrañado observando sus guantes chamuscados.


El doctor retrocedió asustado, se miró a sí mismo, su piel lucía normal. Las manos del demonio estaban quemadas hasta su piel, lo veía desconcertado. - ¿Qué es lo que sucedió?


- ¿Te sientes bien? –Preguntó angustiado, él sanaría en algunos minutos, la herida no era la gran cosa, pero sin duda alguna no era normal.


-Estoy bien, creo. –Se tocaba a sí mismo, buscaba algo diferente- Ugh, debe ser por la bebé.


-Eso es un hecho, doctor, emana una energía diferente, usted ya no es un humano cualquiera, lleva a mi primogénito en su interior. –Se atrevió a tocar de vuelta su vientre- Me pregunto cuánto poder llegará a albergar… las hembras de mi especie suelen ser mucho más poderosas.


- ¿Más poderosa que usted?


Se encogió de hombros. –Lo sabremos en un tiempo, yo soy hijo de dos demonios, híbrido de dos demonios de diferente clase, ella será un híbrido humano, podrá poseer muchas capacidades, pero tal vez eso le traerá limitantes.


-Eso me preocupa. –Admitió- Temo por su seguridad.


Black rio malicioso. –No me iré de este mundo sin que posea una reputación de temer. –Dijo arrogante- Ningún hijo mío será humillado en este mundo de débiles mortales.


Flug sonrió complacido, enternecido, podría decir lo que quisiera, pero para él su emoción era evidente. El demonio continuaba tocando su vientre abultado, ya era una barriga prominente, aunque le parecía que un poco más pequeña del promedio.


El timbre sonó, la campanilla de la mansión era tocada una y otra vez por alguien muy desesperado.


-Ugh ¡Que molesto! –Gruñó fastidiado.


-Será mejor que vaya. –Dijo extrañado.


-No, el oso abrirá.


-Debe ser Slug, hoy hay revisión. –Comentó mientras se vestía- Descuide, yo lo recibo, debo caminar de vez en cuando, –Rio levemente- me estoy volviendo holgazán.


Salió de la recámara, ubicaba finalmente en dónde estaba; entre ambas habitaciones, más cercana a la recámara de su jefe. Era un pasillo bastante frecuentado, ahí estaría segura incluso de los mismos peligros que habitaban en la mansión. Fue la mejor sorpresa que recibió en mucho tiempo, el cuarto era, sin lugar a dudas, precioso, él pensó en cada detalle, en su seguridad, en su comodidad. Ambos habían decidido criarla lejos de la tecnología absurda, aprendería a usarla, pero jugaría como los niños de antaño, llevaría educación en casa y conocería la organización desde temprana edad, aprendería a ser una líder, a eso estaba destinada.


Bajó con cuidado los escalones, el timbre no dejaba de sonar. Abrió la puerta lentamente, pero algo lo detuvo.


Slug asomó la cabeza, sostenía la puerta evitando que se abriera por completo. - ¡Flug! –Gritó alarmado- ¡Yo no quería esto! Prometo que quise evitarlo, pero no pude ¡No es mi culpa!


- ¿De qué rayos estás hablando?


La puerta terminó de abrirse, tuvo que dar algunos pasos hacia atrás. Las sonrientes caras de dos acompañantes se asomaron finalmente.


- ¡Hola! –Saludaron animosos a la par.


- ¿White Hat? –Llamó temeroso, eran noticias preocupantes, especialmente por las agresivas reacciones que Black tenía últimamente cada que ciertos seres se acercaban a él.


Sin ningún permiso, White se adentró en la mansión seguido del hada, el doctor de los héroes entró con desgano junto a su enorme y gruñón oso rojo.


-Que oscuro está aquí, parece funeraria. –Dijo la joven.


-Señor White Hat, no creo que sea buena idea que…


-Descuide doctor. –Interrumpió- No los incomodaré, ni siquiera me notarán, seré un sigiloso adorno de pared. –Habló con esa sonrisa extraña, moviendo las manos. Se desvaneció en una neblina blanca y se transformó en una preciosa lechuza, posándose en la moldura de una pared, permaneciendo quieto como una estatua.


La estruendosa y malévola risa de Black Hat resonó por toda la recepción desde las escaleras, todos miraron en su dirección. El villano se posaba triunfante, se había puesto un traje típico de un cazador de zorros inglés, con aquel saco y botas largas, portaba una escopeta. Rio desquiciado antes de comenzar a disparar a diestra y siniestra tratando de derribar al ave blanca.


White voló en todas direcciones, desesperado, mientras el resto se agachaban intentando no ser fusilados.


Flug se limitó a cerrar los ojos, admitía que esperaba algo peor que ver las paredes agujeradas, era evidente que era una jugarreta infantil, no era tan estúpido como para matarse a sí mismo disparándole a su hermano. Se restregó la cara con desesperación, incluso tuvo la dedicación como para disfrazarse para la ocasión, miles de años de vida y seguía siendo un infante inmaduro.


-Ah… por todos los demonios. –Suspiró- ¡Demencia! –Llamó esperando que pudiera hacer algo al respecto.


- ¡Alto! –Gritó Slug- ¿Qué es lo que te ocurre demonio amargado?


-No vas a obtener respuesta hoy, -Respondió Flug con calma, demasiado acostumbrado a ese tipo de cosas- me he preguntado lo mismo por años.


En un instante, el demonio blanco voló directo al científico de los héroes, se ocultó detrás suyo. Flug apreció con terror toda la disposición que el ensombrerado tenía de atravesar a Slug en el proceso, se levantó rápidamente y se posó justo en frente con los brazos abiertos, protegiéndolo.


- ¡Bien! Ya, suficiente, su hija y yo necesitamos al de la bolsa. –Reprendió molesto.


Black Hat bajó el arma con un gesto de fastidio, gruñó molesto, chasqueó los dedos devolviendo su traje habitual y bajó las escaleras con calma y gracia, con los brazos en la espalda, tal y como solía caminar.


-Bienvenido, hermano. –Saludó burlón.


El ave desplumada se arrastró por el suelo, se transformó nuevamente en el demonio blanco que era, estaba desalineado y evidentemente enfadado. –Gracias por el grato recibimiento. –Contestó sarcástico y se levantó del suelo.


-Señor White Hat, -Llamó Flug, preocupado- le ofrezco una disculpa por…


- ¡Ah! ¡Blanco! –Gritó alguien en el fondo.


Apenas habiéndose puesto de pie, fue derribado de nuevo. Demencia se había lanzado desde las escaleras propinando una fuerte patada justo en la cara del héroe. White fue lanzado al suelo varios metros a la distancia.


El villano soltó de inmediato una fuerte risotada, dispuesto a reír más al ver a la joven acercarse con toda la intención de continuar arremetiendo. Siempre y cuando no le provocara una herida de gravedad que resintieran ambos, estaba bien para él.


-Demencia, basta. –Ordenó Flug, desesperado- ¡Argh! ¿Qué es lo que les sucede? ¡5.0.5. cúbrela! –Le ordenó al oso que recién llegaba, confundido y un poco emocionado al ver a tantas personas en su hogar.


La joven villana recibió en el instante un fuerte abrazo por parte del oso, inmovilizándola. - ¡Hey! ¡Suéltame! Oso bobo.


-Descuide, doctor, -Dijo White, se limpiaba el traje y acomodaba el sombrero- aunque no lo crea, esta ha sido una agradable bienvenida. –Giró la cabeza, su cuello crujió.


-Ustedes están locos. –Soltó el hada, aún temblorosa por el bombardeo de ataques.


El ensombrerado negro la miró fijo, ladeó la cabeza, la observó detenidamente acercándose a ella. La chica se petrificó, al verle llegar, tan alto como su hermano, el mismo rostro y aun así era mucho más amenazante, pegó un pequeño brinco en su sitio cuando él la tomó del mentón y la registró minuciosamente.


-Muy valiente al volver aquí… -Susurró severo.


- Al… ¿Al volver? –Sonrió nerviosa, sabía a qué se refería, su último encuentro en esa misma sala no había sido el más pacífico, aparentemente el pequeño cambio de imagen no lo engañaba- Yo no sé de qué habla.


-Los presento. –Interrumpió White alegremente- Ella es Prudencia, mi nueva aprendiz y mi protegida. –Dijo haciendo énfasis en lo último, la tomó de los hombros y la acercó a él, encarando a su hermano.


-Ya veremos… -Contestó y le dio la espalda marchándose al interior de la mansión.


Slug resopló, los problemas iban a ser inevitables, pero al menos nadie había muerto, ya era ganancia. Chasqueó los dedos, el oso rojo salió de la mansión y volvió con una inmensa caja.


-Tengo lo que me pediste.


-Excelente, -Respondió Flug- será mejor que vayamos al laboratorio.


- ¡Ya escucharon! Todos al laboratorio, no los quiero husmeando por aquí. –Ordenó el doctor.


El hada le sonrió agradecida al demonio blanco, sus piernas aún temblaban, nada la iba a perseguir más en sus sueños que ese horrible acercamiento. El extraño y desinteresado pacto que aparentemente tenían los ensombrerados era un seguro a su vida, era como si se odiaran y de cualquier modo ninguno se entrometiera en los asuntos del otro, podía tener la certeza de que su antigua identidad no sería revelada porque lo que los héroes quisieran no era del interés de Black Hat, pero tenía un historial con cada uno de ellos, debía procurar mantener las buenas acciones que realizó para ellos, tal vez eso la salvaría del castigo que podrían darle por haber destrozado la sala del villano. Se adelantó sigilosamente algunos pasos hasta alcanzar al joven de mirada verde y caminó a su lado.


-Y… ¿Cómo está la nena? –Preguntó animada.


Flug la miró con extrañeza, no dejaba de sentir que la conocía, esa cara le era sumamente familiar. –En perfecto estado de salud y yo cada día más impaciente.


-Era de esperarse, -Contestó alegre, trataba de actuar con naturalidad y confianza- será muy parecida a ti.


El chico ladeó la cabeza. - ¿Cómo sabes eso?


-Ya te lo he dicho, -Le sonrió con complicidad- soy un hada, tengo un contacto íntimo con todo lo que tenga vida.


- ¿Me lo has dicho? Pero yo no…


Levantó una mano, en su palma comenzó a crecer una pequeña flor de pétalos negros, le guiñó el ojo. -Puedo apostar que, la criatura de tu vientre, algún día será una hermosa mujer.


Abrió los ojos con sorpresa, fue toda una epifanía, se sentía tan tonto por no percatarse antes de su identidad. A su lado, caminando alegremente, tenía a nada más ni nada menos que el hada que les salvó la vida alguna vez, a la joven que le confesó que lo que llevaba en el vientre era una niña. Abrió la boca, anonadado, intentó decir algo, pero el hada le sonrió con un dedo sobre sus labios, pidiendo silencio.


-Recuerda, mi nombre es Prudencia.


-Flug, un placer, de nuevo.



-Y es aquí donde regulan la temperatura y el oxígeno, deben recordar monitorear constantemente y que esté conectada siempre a una fuente de energía. –Explicó Slug- ¿Alguna pregunta?


El par de demonios lo miraban con atención, ambos con los brazos en la espalda y mirada impasible. El individuo a quien más le incumbía ese tema, lo escuchaba de igual manera sentado en su cómoda pelota de ejercicios. Al fondo, las jóvenes estaban sentadas en un escritorio, el hada apretujaba enternecida la cabeza de 5.0.5. quien recibía gustoso los cariños sentado en el suelo, en cambio, Demencia apreciaba fascinada el rudo aspecto de 6.0.6. y su gesto de resignación eterna.


Todo el grupo se encontraba en el desordenado laboratorio, un escenario bastante inusual tomando en cuenta que eran mundos muy distintos que, se suponía, nunca compartirían una habitación en armonía. Ahora escuchaban con atención las rebuscadas explicaciones del científico sobre el uso de una incubadora que él mismo había construido basándose en el diseño realizado por Flug.


-Sí ¿Por qué estoy aquí perdiendo el tiempo escuchándote? –Interrogó Black.


-Esto no es una pérdida de tiempo, señor, creemos que la nena podría nacer antes de tiempo y necesitar la incubadora, está desarrollándose muy rápido.


-Tú estarás aquí.


-No sabemos qué puede pasar, tal vez deba retirarme antes o ella deba necesitarlo por mucho más tiempo, debemos estar preparados para todas las posibilidades.


-Yo estoy de acuerdo con él. –Interrumpió Flug dando ligeros saltitos sobre su pelota- Creo que es buena idea que todos sepamos manejar la situación, la bebé nacerá por cesárea, no estaré en condiciones de hacerme cargo de todo.


-Y si necesitan más apoyo, -Pronunció el demonio blanco y se acercó al doctor, acariciando su vientre suavemente- el tío White está dispuesto a ayudar. -La mirada azul del demonio resplandeció de repente, su rostro se llenó de sorpresa y retiró su mano de inmediato- Interesante… -Murmuró y retomó su sonrisa.


Enfurecido, Black Hat lo tomó de la muñeca, apretando con fuerza. –Vuelve a ponerle un dedo encima y juro que te arrancaré el brazo…


-Y arrancarás el tuyo en el proceso, hermanito, tranquilo, -Se soltó de un tirón, se alejó, abrazó por los hombros a Slug y lamió lentamente su mejilla después de arrebatarle la bolsa de la cabeza, haciéndole enfadar- tengo mis propios intereses…


-Agh ¡White! –Reprendió el doctor- Ugh terminemos con esto ¿Alguna maldita pregunta? –Repitió exasperado.


En el fondo, Demencia levantó la mano enérgicamente. El científico viró los ojos, le extendió la mano con resignación.


- ¿Sí?


- ¿Por qué ella tiene el cabello azul? –Preguntó apuntando al hada.


-Así nací, -Respondió irritada, el Alebrije le tiraba del cabello- ¿Tú por qué tienes el cabello verde?


-Pues porque… -Enmudeció, se detuvo a pensar, realmente nunca se lo había preguntado- ¡Nerd! ¿Por qué tengo el cabello verde?


-Ah… -Balbuceó nervioso- ¡Yo no voy a responder eso! –Dijo decidido, pactó jamás hablar del tema, era una parte de su pasado que no quería revelar con la chica, jamás debía saber detalle alguno de la serie de experimentos que acabaron con su cordura, especialmente porque era apenas una niña cuando ocurrió.


El científico de los héroes bufó fastidiado, dio por terminada la lección y se dedicó a reacomodar la maquinaria. Tomó sus instrumentos para revisar finalmente al joven villano, pero el desorden era indescriptible, se preguntaba cómo podía encontrar cualquier cosa en ese lugar, trabajar ahí para él sería imposible. Observó a las chicas discutir absurdamente, algo sobre su tupé rosado o algo parecido.


- ¿Podemos ir a un sitio más... ordenado? –Preguntó abruptamente llamando la atención de todos.


Black lo meditó un momento, miró con seriedad a su gemelo. - ¿Café? –Ofreció.


Parpadeó atónito, no consiguió decir nada por algunos segundos, relajó su expresión lo mejor que pudo. –Café. –Aseguró asintiendo, dudoso.



En una sala de estar, la principal y la más grande, un salón un poco oscuro, pero con el suficiente espacio para que todos pudiesen tomar su adecuada distancia juntos en un solo sitio, Slug pasaba la campana de un estetoscopio por la espalda del científico, lentamente, mientras un pequeño aparatejo prendido de su dedo tomaba la saturación de oxígeno.


El demonio oscuro sentía su párpado saltar, un tic incontrolable que aparecía cada vez que el joven moreno ponía las manos sobre su doncel, movía la pierna impacientemente y daba continuos tragos a su amargo café.


-Lo sientes ¿No es así? –Pronunció White a un metro de distancia, sentado en el mismo largo y elegante sillón, con ese tono jocoso y cínico que siempre portaba al esbozar su clásica sonrisa condescendiente e hipócrita- Es como si te tocara a ti en realidad ¿No?


-Ugh… es insoportable, quiero arrancarle las manos…


-También lo siento, al igual que las quemaduras.


Black lo observó de reojo. –La conexión se hace más fuerte a medida que ella crece.


-Se está alimentando de nuestra energía, absorbe lentamente nuestra inmortalidad, -Dio un trago a su empalagoso café con crema- debemos ser más precavidos, cualquier cosa puede acabar con nuestra vida incluso ahora. -Le miró- Casi muero desangrado aquella vez ¿Quieres hablar de lo que sucedió?


“Absorber su inmortalidad”, jamás pensó que aquello ocurriría de ese modo, tan progresivo, extraño, como si el universo buscara que se acostumbraran lentamente, siempre creyó que sería espontáneo al verle nacer. Lo estuvo meditando desde ese desastroso incidente, era la explicación más lógica. El excéntrico demonio blanco, siempre empapado de curiosidad, era la herramienta perfecta para terminar de confirmar sus sospechas.


-No. –Contestó tajante- Fue un descuido que no volverá a ocurrir, no puedo darme el lujo de morir ahora y dejarlos solos.


Una ligera risa escapó de sus labios. –Cómo has cambiado, Blacky, me siento tan celoso… Madre estaría sumamente decepcionada.


Sonrió malicioso. -Ese es mi mayor placer…



Demencia entretejía el suave y prolijo cabello azul de la joven hada. Se descubrió por primera vez interesada en compartir con otra joven que no tuviera la intención de incendiar una ciudad. Le pareció anormalmente curiosa la invitación de pasar un rato conviviendo juntas, no era el tipo de cosas que le gustara hacer o al menos no sabía que le gustaba, estaba bastante entretenida peinando su cabello de divertido color, quizá su excéntrico look fue lo que le hizo sentir tanta confianza. Tantos colores pastel le empalagaban la vista, tenía deseos de buscarle otro vestuario más acorde con el sitio, pero eso sería en otro momento tal vez.


Por su parte, Prue respiraba tranquila, adoraba esa clase de mimos, le sorprendía estarla pasando bien con aquella “máquina asesina” que tanto había estudiado por tantos días, se suponía que ella en realidad sería una dura guerrera, en cambio, estaban entreteniéndose mutuamente de una manera bastante infantil. El objetivo de su invitación era tratar de conocerla más de cerca, tal vez podría obtener algo bueno de toda esa visita, alguna pista, herramienta o clave, no estaba segura, el Alebrije no podía ser solo puños y dientes.


-El colibrí ¿Ah? –Llamó la villana.


- ¿Uh?


-Tu famoso nombre de heroína, está en todas las redes, te has vuelto popular, dicen que eres fuerte.


-Ah sí… -Respondió con desgano- Dicen muchas cosas de mí, se está volviendo irritante.


La joven rio. –Acostúmbrate, se pondrá peor, siempre hay un idiota obsesionado.


-Parece que sabes de esto “Alebrije”.


-Pasa cuando eres el arma maestra del pelmazo más rico e influyente del mundo. –Se encogió de hombros, no había nada de arrogancia en sus palabras, era honesta- Estamos en lados opuestos del mismo agujero ahora… aunque tu pelmazo es más pelmazo que el mío.


-White es bueno. –Corrigió rápido- Dentro de lo que cabe, para ser un demonio egoísta y vanidoso, puede ser bastante acogedor, me ha cuidado por años a la distancia y ahora me recibe en su hogar, le debo mucho… al tarado ese… -Comentó nostálgica.       


-Odio decir que comprendo eso. –Admitió con dificultad- Este es mi hogar desde que recuerdo… bueno, tengo algunos recuerdos de mi niñez en las calles, pero él descubrió mi fuerza y me crio junto a Flug, me hicieron fuerte.


-Lo amas ¿No? –Se atrevió- Me disculpo si soy demasiado entrometida, pero todos sabían de tu obsesión, -Rio- digo, te empeñaste en decir que era de tu propiedad.


La villana soltó una risa, reía por su locura, por su inocencia y estupidez. Era un pasado que no se empeñaría en olvidar, después de todo le trajo una de sus más grandes felicidades, llevaba en su dedo anular izquierdo la prueba de ello. –Lo hice, con todas mis fuerzas, -Suspiró- pero después apareció alguien más, -Observó al doctor- aunque realmente nunca fue mío. –Se encogió de hombros, continuó trenzando los mechones de cabello- A veces simplemente tienes que aceptarlo, es una gran muestra de amor esforzarse, sí, pero es más grande y más valiente dejarle ser feliz en otro lado cuando su hogar no está contigo. –Sonrió tenue- Después encontré a alguien para mí, que me ama, me entiende y me quiere caminando a su lado. –Admiró la piedra rosada en su precioso anillo, su objeto más preciado, el símbolo de la unión infinita de su corazón con el de su amada.


Suspiró, enternecida y encantada por las poéticas palabras que escuchaba, después de todo tal vez no era un genio solo en combate. –También lo hice… dos veces… -Admitió mirando en la misma dirección- Pero para mí no ha llegado alguien que quiera amarme… solo me he dedicado a amar…


- ¿Y cuánto te amas a ti?


El hada levantó la mirada, un poco descolocada por la pregunta.


Demencia continuó. –Amar es bueno y es fácil, recibir amor es complicado quizá, no es algo que se espera, llega cuando menos lo buscas. –Explicó, muy a su manera, ya tenía un sinfín de pequeñas y delgadas trenzas entre sus manos- Lo realmente difícil es amarte a ti; no puedes amar a nadie si no te amas a ti primero y no puedes pretender que nadie te ame, si ni siquiera sabes cómo se siente. –Se detuvo y la miró- Tal vez ya te han amado muchas veces y ni siquiera lo supiste porque estabas muy ocupada desconociendo cómo se siente ser amado, tal vez alguien te ama justo ahora y tú dudas porque no sabes cómo se siente ser amada, ni siquiera por ti. –Ató un último mechón- ¡Terminé!


Prue estaba estupefacta, su cabeza meditaba erráticamente todas las palabras, jamás lo pensó. La duda la había carcomido por días, provocándole malestar, miedo, tristeza, dolor… Su amado era sin duda un irresponsable afectivo, no lo negaría, pero el producto de su dolor también se debía a ella; Si tal vez se amara de verdad, la idea de no ser amada por nadie más no dolería; si quizá se amara, las dudas del amor ajeno no existirían, sería claro como el agua, sabría que es amada; si se amara, sabría elegir dónde no debería estar.


Volvió a ver a la joven, sonrió amplio. –Mi turno.



-Y entonces ¿Cómo estoy?


-Sorprendentemente, mejor que nunca. –Respondió admirado- Un poco arriba de tu peso, pero no me preocupa.


El doctor Slug guardaba su instrumental, ayudaba al chico a ponerse de pie, eran noticias que debían comentarse, bastante agradables, a decir verdad. Flug estaba vigoroso, en perfecto estado de salud, incluso mejor que antes, sus ojeras desaparecieron pese a las difíciles noches de mayor actividad que tenía la bebé, las atenciones le sentaron bastante bien.


-Ya sé que estoy gordo. –Contestó enfadado.


-Solo un poco. –Admitió divertido.


Atravesaron la sala hacia el par de demonios que esperaban pacientemente en uno de los tantos sofás, el par se puso de pie inmediatamente. Las jóvenes se acercaron curiosas, Prudencia tenía el cabello lleno de diminutas trenzas francesas a cada lado de su cabeza, enmarcando una trenza gruesa en el centro, parecía que llevaba una mohicana, rompía su aspecto dulce e inofensivo, en cambio, Demencia sonreía contenta de saber que alguien finalmente había conseguido dominar su rebelde melena, algunas trenzas adornaban su cabello, estaba atado en dos abundantes coletas, mechones rizados caían por los costados y su aspecto, ahora dulce, remataba con una corona de flores rosadas pastel.


Slug las miró fugazmente con extrañeza, y retomó la atención al ensombrerado negro. –Todo está en perfecto orden, deben continuar así, han hecho un buen trabajo. –Reconoció.


-Excelente. –Contestó tajante.


-Me he ocupado de llenar un expediente sobre los avances y los descubrimientos de su desarrollo, pero necesito algunos datos. -Tomó un bolígrafo de su bata negra- No puedo creer haberme olvidado de preguntar esto ¿Cuál será el nombre de la niña?


El silencio gobernó el salón con un par de futuros e inexpertos padres mirándose sorprendidos y avergonzados mutuamente. Prue le dedicó un gesto de sorpresa al científico.


- ¿De verdad no han pensado en un nombre? –Cuestionó incrédula- ¿Y qué pensaban? ¿Llamarle “la niña” o “la bebé” todos los días de su vida?


-Uh… no hemos tenido el tiempo… -Balbuceó- Supongo que no pensamos que…


Black se limitó a masajearse la sien, era lo más estúpido que les había ocurrido a ambos, especialmente porque ni siquiera lo tomaron en cuenta en los planes a corto plazo. Estuvieron tan ocupados en preparar su hogar y mantener la salud del doctor, que jamás pensaron en que la criatura debía llevar un nombre, no solo un famoso apellido.


-Que idiotas. –Soltó Demencia.


-Qué vergüenza. –Completó Prue.


-Sí, de acuerdo, somos unos idiotas y una vergüenza. –Admitió Flug, avergonzado- Pero estamos todos extrañamente juntos en esto, necesitamos ayuda para estas cosas.


-Sí… Definitivamente, 5.0.5. no es el nombre más creativo. –Comentó White apuntando con el pulgar al par de osos dormidos en una esquina de la habitación.


El villano gruñó. –De acuerdo, solo pensemos en algo rápido.


- ¿Rápido? –Repitió Flug, ofendido- En nombre de nuestra hija no puede ser una decisión rápida.


- ¡Estoy de acuerdo! –Confirmó Prue- Esta debe ser una decisión tomada con dedicación, -Mostró un gesto entusiasmado, hablaba entre suspiros risueños- una preciosa criatura debe tener un nombre con un gran significado, -Abrió los brazos exageradamente- algo que lleve con dignidad de por vida.


El grupo la observó con extrañeza, podrían caer brillos rosados sobre ella y la escena estaría completa, sin embargo, al final tenía razón, no podían tomarlo a la ligera, ella iba a ser la cabeza del mundo de la villanía, un nombre cualquiera no podía estar en las firmas de todos los documentos con el apellido “Hat”.


-Todo es verdad. –Admitió el demonio Blanco- Además, no existen nombres sin significados en nuestra lengua, mi querido **********.


-***** *** **** -Despotricó el ensombrerado negro, provocando un gesto enfadado en su gemelo- Bien, como quieran. –Aceptó y se sentó de vuelta en el sofá, resignado.


- ¡Mesa redonda! –Gritó Prue emocionada mientras se sentaba en la alfombra.


El entusiasmo de la chica era contagioso, de vez en cuando parecía un panecillo dulce y era capaz de empalagar. El grupo se miró pensativo y repitió la acción.



Frente a un gran domo de telarañas blancas, una limosina negra aparcaba. El gran pooka con cabeza de cráneo, se bajaba del automóvil a servir a su reina, abrió la puerta para dejarla bajar con comodidad.


La dama apreció con algo de incomodidad el entorno desastroso que enmarcaba la entrada a esa curiosa cueva, debía hacer una visita importante, algunas cuantas, en realidad, por un tema que no era de tratarse por medio de cartas o correos electrónicos. Se dirigió a pasos agrandados al interior del lugar.


- ¿Está segura de esto? –Cuestionó Dryadalis, estaba un poco preocupado por la decisión de tratar sus negocios de forma presencial, antes de ver el sitio no le habría importado, después de todo no existían muchas cosas capaces de hacerle daño en ese mundo, pero tenía un aspecto incómodo, especialmente por los esqueletos que colgaban de las telarañas con las quijadas descuadradas, posiblemente de morir gritando.


-Tranquilo, cariño, así se ve la villanía en la juventud. –Sonrió divertida, curiosos recuerdos venían a su mente- ¿Ya olvidaste aquellos días en el bosque comiendo carne fresca de animal? El ejército vivía en tiendas de piel y nos duchábamos en el río.


-No quiero volver a esa época jamás…


Belle rio, sabía lo salvaje que fue esa época de su vida, el pooka la detestaba, estaba segura de que no cambiaría su cómodo y elegante castillo por aquel tipi de pieles de venado.


En la boca del domo, la oscuridad seguía siendo absoluta, su mirada rosada brillaba, veía todo a la perfección, una suerte que seguramente no tuvieron los individuos que yacían muertos enredados en las paredes del lugar. Paró en seco, levantó la mirada, otros ojos brillaron desde el techo, la criatura de múltiples brazos bajó lentamente de cabeza.


-Lady Belle Mort. –Saludó con entusiasmo- ¿A qué se debe este honor?


-Mi querida araña, -Respondió con ternura- debemos tener una charla importante, necesito hablar con todos.


Umbra hizo una mueca, si ella estaba ahí entonces era realmente importante y si era importante significaba que también podía ser peligroso, una situación que terminó de confirmarse cuando pequeños pasos trajeron consigo a una rubia leprechaun, sonriente como siempre, llegaba recién.


-Buena tarde, mi lady, lamento el retraso, Black Hat me ha dejado un sinfín de labores esta semana. –Se disculpó Teresa e hizo una reverencia.


-Descuida, querida, llegas justo a tiempo.


- ¿De qué se trata todo esto? –Preguntó con duda, se desprendió de la telaraña bajando al suelo.


-Asuntos de negocios. –Respondió alegremente la duende- El financiamiento de otra boda importante.


La dama rio ante el gesto de desconcierto de la villana azul. –Descuida, les explicaré en un segundo, pero los necesito a todos, debemos hacer una visita a la mansión de lord Black Hat.


-Gracioso. –Contestó- También haríamos una visita hoy mismo.


El par de damas se miraron mutuamente. - ¿A qué? –Preguntaron a la par.


-A planear un baby shower.



-Emily. –Propuso el hada.


-No me gusta. –Refunfuñó el demonio.


-Maggie. –Habló Demencia.


-Ugh no.


-Teresa. –Sugirió Slug.


-Es el nombre de una empleada.


- ¿Victoria? –Dijo Flug con duda.


Soltó una risotada sarcástica. –No.


Después de un largo rato de sugerencias rechazadas al instante, los cuatro jóvenes se encontraban recostados en el suelo sobre la mullida alfombra, miraban el techo, pensativos. El par de demonios seguían sentados en el sofá, White mostraba una expresión de completo desencanto, su sonrisa fue borrada al menos veinte nombres atrás, estaba cansado de la indecisión de su hermano, era claro que le era importante encontrar el nombre adecuado, pero nada parecía gustarle, aunque eso no era novedad.


- ¡Ugh! –Se quejó Prue tallándose los ojos- Recuérdenme no volver a tener ideas.


-Hablábamos de un nombre con un significado ¿Qué sabemos de todos los que hemos mencionado? –Comentó Flug.


Todos lo meditaron en silencio.


-Tal vez no es necesario un significado, quizá pueda ser un nombre importante. –Sugirió Slug- ¿Cómo se llamaban sus madres?


-Michelle. –Respondió el doctor de los villanos.


-Femenino de Míchel, derivado de Michael, nombre hebreo que significa “¿Quién como dios? –Descifró Black- ¿Es un chiste?


-De acuerdo… -Resopló- Entonces ¿Cómo se llamaba la suya? ¿Capelina?


-Ese no era el nombre de nuestra madre. –Corrigió White- Así la llamábamos nosotros y algunos mortales, su nombre era “*********”.


-La de la falda de serpientes. –Tradujo el joven doncel levantando una mano- Un poco agresivo, me gusta, pero demasiado largo.


Slug se incorporó de golpe. - ¿Tú puedes entenderles? –Cuestionó incrédulo.


-***** *** ** -Respondió sonriente.


El doctor se dejó caer de vuelta en la alfombra. - ¡Grandioso! –Soltó irritado- Yo ni siquiera puedo diferenciar entre una y otra palabra.


-Qué desafortunada ineptitud la de tu empleado. –Se burló Black en voz baja.


-Está aprendiendo. –Contestó serio, el progreso de Flug era envidiable.


-Capelina no suena nada mal. –Dijo el hada- Es innovador y bastante lindo.


El demonio negro sintió su piel erizarse, se removió incómodo. –No le pondría el nombre de esa desquiciada bruja a mi propia hija.


La chica se sentó, observó a los gemelos con inquietud. - ¿Por qué siempre son tan despectivos cuando se trata de su madre?


-Mi madre era… -Inició White- peculiar, pero bastante severa cuando se molestaba.


-Se comió a nuestro padre. –Aclaró Black, tajante.


White le devolvió una mirada acusativa. –Quería evitar ese pequeño detalle. –Sonrió de vuelta- Era espléndida y talentosa, en exceso poderosa, pero sus métodos de crianza eran cuestionables. –Admitió- Oh, cómo olvidar aquella vez en nuestra niñez en la que colgamos por cuatro días de una cadena oxidada en el interior de un pozo.


El retorno de las memorias era inevitable, casi pudo sentir de vuelta la fría cadena raspar sus manos, se frotó las manos disimuladamente. -Y recuerdo que fue culpa tuya, las joyas eran una reliquia y madre Capelina la adoraba. –Se cruzó de brazos, encogiéndose en el asiento.


-Diablos ¿Qué fue lo que le hicieron? –Curioseó Slug.


Los hermanos se removieron incómodos. -Nos la comimos desde adentro. –Respondieron a la par con absoluta seriedad.


Flug se incorporó rápidamente, los observó atónito. Algunos recuerdos borrosos abordaron su mente, esa frase le era sumamente familiar. Cuatro ojos brillantes se dibujaron en sus pensamientos y una voz que nunca podría olvidar.


- ¡¿La mataron?! –Cuestionó Prue horrorizada.


-Hubiera querido. –Se sinceró Black- La desgraciada volvió de la muerte al instante, se regeneró rápido, era muy poderosa. –Se encogió de hombros- Según el Conde, después de devorarla ella no volvió a serla misma… y años después se lo tragó de un bocado.


-Para ser muy específicos eran más rasguños que mordidas. –Explicó el demonio blanco con naturalidad hasta que se fijó en el rostro pálido y angustiado del científico- Nuestros dientes son pequeños al nacer, -Intentó corregir- pero las garras son prominentes y… -Enmudeció ante la mirada consternada de todos- Seguramente tú estarás bien.


Black se golpeó la cara, tenía tanto escondiendo sus temores, era admirable la facilidad con que el idiota de su hermano podía arruinarlo.


-Éramos dos, Flug, relájate. –Comentó tratando de remediar la situación- Ella es solo una y sabemos que es pequeña.


- ¿Y dónde está ella ahora?


El demonio blanco abrió la boca para hablar, su boca fue cubierta de inmediato por su gemelo quien ya portaba en sus ojos esa energía agresiva y exasperada que indicaba que era momento de callarse.


- ¡¿Podemos seguir?! –Gritó enfurecido.


Demencia, quien aún continuaba recostada, alzó ambos brazos en el aire, agitándolos y llamando su atención. - ¿Por qué no escribimos todos en papel los estúpidos nombres que más nos gusten y después elegimos?


Todos intercambiaron miradas para finalmente posar la vista sobre el villano, otorgándole toda la autoridad. Black torció los labios, estaba cansado, literalmente cansado. Levantó una mano con un gesto aprobativo y sacó un bolígrafo del interior de su saco.


-Que sea breve…



La bruja observaba pensativa la puerta de madera frente a ella, jugueteaba con sus pulgares, debía apurarse, lo sabía. Esa puerta se había abierto muy poco desde el incidente de días atrás, no podía hacer nada al respecto más que esperar, siempre era de esa manera, era un tema que le afectaba demasiado y, aun así, no era de su incumbencia, se lo dejaron claro más de una vez.


Tocó finalmente la puerta, tras no obtener respuesta alguna, se decidió a abrirla sin permiso.


-Allister… -Llamó Maggie.


El cuarto estaba en penumbras, era de día, pero las cortinas gruesas cubrían la ventana, solo un bulto era visible en la cama, el mago se encontraba en posición fetal mirando la pared.


-Vete…


-Solo vengo a decirte que iremos a la mansión del sombrero. –Habló con amabilidad- Belle y Demencia se propusieron, van a casarse. –Contó intentando que él se interesara- ¿No quieres venir?


-No. –Respondió tajante.


La chica retomó su expresión de angustia. –Allister, esto ha durado demasiado, tienes que arreglarlo.


-No es algo que me interese arreglar.


Maggie frunció el ceño, no importaba cuanto se esforzara, esa era siempre la respuesta, no podía continuar así.


-Cielo, aquí tienes a personas que te aman y se preocupan por ti, no queremos verte así, pero no nos dejas ayudarte, me gustaría que tomaras eso en cuenta. –Dijo antes de salir de la recámara, cerrando la puerta.


El mago se encogió en su sitio al escuchar el golpe de la puerta al cerrar. Maggie tenía razón, sabía que estaba siendo muy egoísta con ellos y con él mismo, sin embargo, no tenía energías. Muchos años pasaron antes de volver a interactuar, todo ese tiempo trataron de evitar verse más de unos segundos, solo por casualidad. Era un tema delicado, se sintió tan abandonado y traicionado que no estaba seguro de poder perdonarle, el problema era que el amor había sido mucho, era la tercia de su vida que nunca pudo recuperar, eso hacía todo tan difícil, lo hacía sentir tan culpable de no poder otorgar el perdón a ese joven de ojos profundos que representó todo alguna vez. Su voluntad estaba tan dividida que no podía tomar una decisión, solo quería cerrar los ojos y desaparecer para siempre.



- ¿Listo? –Preguntó por cuarta vez.


-Solo un segundo más…


- ¡White Hat!


-Bien, de acuerdo, terminé. –Arrancó el último trozo de papel que contenía un nombre.


Slug se lo arrebató de las manos, lo dobló en dos y lo introdujo en un pequeño jarrón con el resto, agitó enérgicamente el objeto. Todos le miraban expectantes, cada uno hizo lo mismo, escribieron varios nombres en algunos trozos de papel que después fueron a parar a esa urna. La dinámica consistiría en sacarlos uno a uno e ir descartando.


-Está bien, vamos a ver… -Tomó el primero- “Colette”.


- ¡Oh! Ese es mío. –Dijo el hada con emoción.


El grupo lo meditó, pero existieron varios gestos de disgusto.


-De la Grecia antigua. –Comentó Black.


- “La victoria del pueblo” –Esclareció White- Demasiado simple a mi parecer.


-No me agrada del todo. –Dijo Flug con timidez.


La joven se encogió de hombros, hizo una mueca de decepción.


-Y los nerds somos nosotros… -Murmuró y extrajo otro- “Nicoleta” diablos, que hermosa letra ¿De quién es este?


- ¡Rumano! ¡Vencedor, conquistador! –Volvió a hablar White con entusiasmo- Tiene fuerza, me gusta.


-Es mío. –Contestó Black con orgullo.


El doctor ladeó la cabeza, no imaginaba llamando a su hija todos los días por ese nombre, tenía un significado grandioso, pero no era un nombre hermoso.


-Creo que es demasiado complicado. –Sonrió nervioso.


El demonio reaccionó desinteresado, movió la mano exigiendo continuar.


- “Klara” es húngaro, evitemos el diccionario, por favor. –Rogó Slug.


-Es aburrido. –Soltó Demencia.


- “Adara”


-Ese es mío. –Comentó Flug- Significa “Belleza”.


Ese nombre fue increíblemente bien recibido, suerte con la que no corrieron el resto. Los trozos de papel fueron descartados uno a uno, algunos fueron aceptables, otros demasiado rebuscados para el gusto de todos. Era extraño confabular para algo como eso, era la primera vez en la que estaban de acuerdo en algo, de hecho, era la primera vez en la que interactuaban tan armoniosamente entre sí, definitivamente esa niña estaba destinada a hacer grandes cosas, ya estaba logrando algo y ni siquiera había nacido.


-Y este es el último. –Extendió el papel- “Fe” ¿Fe? ¿Quién escribió esto?


Todos dirigieron la mirada al hada, con bastante obviedad, era la única capaz de sugerir algo así en ese hogar.


Con tremendo desconcierto, los miró ofendida. –No, esperen, ese no es mío.


-No podemos saberlo, esto no tiene “i” y tú pones corazones en todas las “i”.


-Pero no es mío, soquete. –Respondió molesta.


-Es mío. –Admitió Demencia, confesión que arrasó con el ruido. Se sintió incómoda de la extrañeza que provocó, fue una acción inocente que pensó no significar mucho- Uh… No es un nombre como tal, es más bien una idea. -Explicó- La Fe es lo que la gente normal siente cuando tienen esperanza sobre alguien, esa niña les dio una vuelta a nuestras vidas… a mí vida… -Se abrazó las piernas- Siempre he vivido aquí, trabajando para Blacky, molestando al zopenco de Flug, y este lugar nunca se sintió como un hogar hasta que supimos que él estaba embarazado. Fue complicado al principio, pero ella nos unió a todos, incluso a ustedes. –Apuntó con ambas manos- Por mucho que deteste al idiota blanco, la familia ha crecido, ella trajo muchos cambios, supongo que tengo fe en que puede lograr lo imposible… incluso para otros… -Murmuró al final, observaba el anillo en su dedo, pensaba en lo que esa niña significaba, en lo que ella misma significaba para esa mansión justo en ese momento y cómo eso cambiaría con su nacimiento, la libertad podría estar muy cerca.


Flug estaba absolutamente sorprendido, era un pensamiento muy maduro, la madurez ya no le sorprendía en ella, lo que realmente admiraba era la cercanía que la chica consiguió formar con alguien que ni siquiera compartiría su sangre. Tenía razón y ahora que lo pensaba con cuidado, también sentía fe en ella, él no fue el único responsable de los cambios del demonio, en realidad, la mayoría fueron a partir de ella.


-Estoy de acuerdo. –Contestó seguro- Pero Fe no es un nombre, podemos buscar algo que gire en torno a eso.


-La Fe es una cualidad religiosa. –Comentó Black con desdén.


-No estamos tan lejos de dios, Blacky, -Admitió White- descendemos de un ser celestial.


-Una bisabuela marginada no puede iluminar generaciones de demonios.


-Pero no puedes negar tus raíces, de cualquier modo, no cambiará lo que es.


El demonio no respondió, permaneció pensativo. Considerándolo, la pequeña fue su única esperanza de recuperar su vida al lado de Flug, jamás supo cuán importante era para él hasta que lo perdió por completo y, por más egoísta que pudiese sonar, ella fue la clave para decidir cambiar y traerle de vuelta. Ahora estaba auténticamente decidido a ser su padre. Observó la mirada expectante de su hermano, también tenía un punto, sus antepasados eran de alma oscura y corrupta, excepto uno.


-****************** será su nombre. –Sentenció el demonio- ¡Y no lo traduzcan!


Flug rio, sumamente espiritual para ser otorgado por alguien como él, pero entendía el motivo. –Fedora. –Comentó Flug- Griego, tiene el mismo significado y podemos apodarla “Fe”.


- ¡Fedora Hat! –Exclamó el hada con entusiasmo- Es tan elegante. –Apoyó las manos en el suelo, pequeñas flores rosadas aparecieron debajo naciendo de la alfombra- Uy… lo siento… -Se disculpó apenada.


El ensombrerado blanco extrajo su reloj de bolsillo. –Creo que es momento de dejar de importunar.


El villano se adelantó a sus intenciones de marcharse, se puso de pie. –Requiero un minuto de tu inútil tiempo antes de que te largues de mi casa. –Caminó sin esperar respuesta.


Ya lo esperaba, sabía que era demasiado extraño que lo dejase permanecer por tanto tiempo ahí, incluso conviviendo con sus subordinados, sin buscar algo de él. Se levantó, reacomodó su saco y lo siguió. El resto solo asumió que debían esperar.


- ¿Cómo haces eso? –Preguntó Demencia, fascinada.


El hada sonrió enternecida, juntó sus manos generando más flores diminutas. –Soy un hada, eso es lo que hacemos.


Slug sintió ligera ansiedad, se suponía que ya no usaría esa clase de poder, aunque, con toda la cercanía que se estaba generando entre ambas casas, quizá no valía la pena ocultarlo.


- ¿Tienes algún otro talento además de trepar paredes? –Indagó.


El Alebrije se puso de pie de un salto con una sonrisa maliciosa, se recorrió unas mangas imaginarias y apretó los puños. –Te puedo mostrar.


Los doctores se miraron, tuvieron la misma alocada… o tal vez muy tonta idea.


El doctor de los héroes se cruzó de brazos, le dedicó un gesto lleno de complicidad -Veinte a que gana Prue. –Apostó.


-Ya veremos.



Un líquido ámbar fue vertido sobre un vaso de cristal, el ensombrerado blanco lo tomó con delicadeza y bebió lentamente un sorbo, tenía un gesto serio y expectante, era consciente de que no sería una charla cualquiera, especialmente porque su hermano se había dignado a recibirlo en su oficina, con un trago.


En su gran silla, al otro lado del escritorio, Black bebía y fumaba, pasaba un dedo por el borde del cristal, cavilando con cuidado. Lo observó fijo y se dispuso a comenzar.


-Mi primogénita será un parteaguas en la vida de todos, -Inició- el comienzo de un nuevo orden que será orquestado a su gusto una vez que reciba la debida educación, soy completamente consciente de que ella no será como nosotros, desconozco su fuerza, pero admito estar… preocupado porque no llegue a ser la necesaria, así que acepto que requiere una familia completa y principalmente si eso incluye un infiltrado en el mundo del enemigo, “tio White Hat”.


White sacudió la cabeza, reaccionó anonadado. - ¿Estoy escuchando bien? ¿Me estás reconociendo como parte de la familia?


-No es por gusto propio, es una precaución que debo tomar por su bien, -Respiró hondo, era complicado que su orgullo cediera a tales decisiones- no planeo estar al mando hasta mi muerte, en algún punto no seré más que un simple asesor y quiero asegurarme de que posea las mejores herramientas en mi ausencia y cuente con alianzas poderosas, detesto admitirlo, pero eso te incluye… y también a tus subordinados.


El héroe se enderezó en su asiento, dejó el vaso de cristal, se puso de pie, caminó con lentitud y una expresión seria hasta estar junto a su opuesto y extendió una mano.


Black miró pensativo la mano que le era ofrecida, se puso de pie y la estrechó con fuerza.


Repentinamente, el demonio blanco tiró con fuerza de su brazo y lo estampó contra el escritorio. El villano quedó recostado boca arriba con su habitual gesto enfadado, apreció cómo era sometido, su hermano se posaba sobre él acorralándolo con sus brazos.


Sería una mentira decir que era inesperado, sabía que podía ocurrir, estaba preparado para ello, preparado para no hacer nada al respecto.


- ¿Crees que puedes engañarme? –Tomó sus muñecas con fuerza, aunque no oponía ninguna resistencia- ¿Crees que tu actitud dócil puede hacerme bajar la guardia? –Sonreía, pero no estaba feliz, en realidad lucía enojado, confundido- ¿Qué deseas en realidad, Blacky?


-Ya te lo dije, idiota.


Borró su sonrisa, tiró de él y volvió a azotarlo contra la madera pulida del escritorio, sus manos se prendieron en fuego haciendo arder las muñecas de su hermano y después las suyas.


-No lo volveré a preguntar…


-No hay mucho que puedas hacer, aunque no fuese cierto… -Gruñó- Te estoy ofreciendo una tregua permanente.


White lo observó con recelo, subió sus brazos y lo besó bruscamente sin dejar de mirarlo. Esperaba cualquier reacción, era su punto más vulnerable, jamás se dejaba doblegar de esa manera, pero Black solo cerró los ojos. El demonio blanco soltó sus muñecas en medio de la sorpresa siendo abrazado de inmediato.


El ensombrerado negro lo sujetó de la cintura, hábilmente lo levantó y terminó por recostar en el mismo escritorio, dándole la vuelta a la situación. Abrió más su boca, lo tomó de las mejillas y lo besó con vigor abriéndose un espacio entre sus piernas.


Resignado y embriagado por el momento, el héroe se aferró a su espalda, correspondió el húmedo beso. Sintió su miembro erguirse al roce con la dura virilidad de su hermano.


Estaba durando más de lo debido, tal vez por la extrañeza, por la novedad, quizá por la necesidad del sometimiento o por reavivar las viejas memorias. Un simple beso se transformó en jadeos roncos y tenues roces hasta que el villano decidió frenar. Se separó bruscamente encajando las garras en el escritorio, ambos trataban de recuperar el aliento, se observaban ruborizados.


-Estás hablando en serio. –Dijo con sorpresa.


-Sí, pedazo de idiota.


-Hacía mucho tiempo que no cedías…


Black desvió la mirada ante el comentario, se irguió, le dio la espalda. –Te hice una propuesta, responde. –Ordenó.


 -No tengo opción. –Dijo de inmediato- La realidad es que yo iba a estar presente, aunque no lo desearas, ya somos parte de esto.


Cuanta era la satisfacción que lo inundaba, el objetivo planeado desde el primer instante en el que supo que su hermano sería padre, se le estaba presentado en bandeja de plata.


-Excelente… -Finalizó y se dispuso a salir, frenando rápido al recordar un detalle- Y respecto al juego… -Se giró sonriente- quiero hacer una pequeña apuesta…


Enarcó las cejas. - ¿Qué quieres ganar?


-No, mi detestable hermano, no ganar, perder…



La sala principal estaba inundada de gruñidos tercos empapados en desesperación. Una pobre mesilla de madera crujía endeble ante la presión que le era ejercida. Dos jóvenes sudaban sintiendo sus brazos acalambrados, sus músculos quemar ante la presión de la contraria, se enfrentaban por la victoria, por su dignidad.


Prudencia y Demencia estaban sumergidas en un juego de vencidas, sentadas sobre el suelo una frente a la otra, apoyaban los codos en la superficie de madera y trataban de derrotar a la otra.


El par de científicos alentaban a su respectiva compañera, los ánimos estaban al tope, los gritos habían despertado al par de osos que apreciaban la escena sin entender nada.


- ¡Vamos, Demencia! Tienes años de entrenamiento. –Exclamó exasperado, ya tenían mucho tiempo en el mismo punto, ninguna cedía, le sorprendía enormemente la fuerza monumental que el hada poseía, nadie antes había igualado a la chica lagartija.


- ¿Sorprendido? –Se mofó, adoraba ver esa frustración, ya sentía esos veinte billetes en su bolsillo.


Flug se giró a mirarlo con una mueca de fastidio que pronto se transformó en nervios al ver al par de demonios posados en la entrada con esa postura rígida y ese gesto concentrado en ambas jóvenes.


- ¡Ah! ¡Ya ríndete maldita sea! –Gritó Prue, el brazo entero le ardía.


- ¡Jamás! ¿Ya no puedes, hadita?


Prue cerró los ojos, apretujó la falda de su vestido con la otra mano, ya no resistía más, el cansancio terminó por dominarla. Demencia consiguió estrellar con dureza el dorso de la mano de su adversaria sobre la mesa, destrozando el mueble en el proceso.


El Alebrije se levantó victoriosa, su brazo dolía como nunca, pero el sabor del dominio era fabuloso.


Black miró a su hermano, sonrió burlón y sacó su lengua de serpiente blandiéndola en el aire.


-Ugh… ¡Nos vamos! –Sentenció White tragándose su humillación.


-Ou… cielos como duele… -Se quejó el hada.


Con un gesto de mala gana, Slug extendió un fajo de billetes al científico, quien lo recibió gustoso y satisfecho.


El grupo se dirigió a la salida, fue definitivamente una tarde muy extraña, requería un cierre incómodo e igual de extraño. El héroe se encaminó a la puerta y extendió una mano con el fin de tomar el picaporte, pero se detuvo un instante al escuchar la campanilla de la entrada resonar por la mansión. Sonrió divertido por la curiosa coincidencia y abrió la puerta finalmente, borrando su sonrisa por la cara que se presentaba al otro lado del umbral.


Belle Mort le miraba con una expresión de extrema consternación. La dama no esperó más, juntó ambas manos y las extendió hacia el héroe, dejando escapar una energía púrpura que lo empujó lejos. Corrió en su dirección, hizo aparecer su famosa lanza y le apuntó amenazante.


- ¡¿Qué viene a hacer aquí la desgracia de los demonios?! –Cuestionó severa.


-También es un gusto verla, mi lady… -Dijo entre quejidos sobándose el cuello- aunque usted ya tiene consciencia que su preciada lanza no puede hacerme daño… -Tomó con un par de dedos la punta del arma desviándola hacia un lado.


- ¡Lady Belle! –Llamó Flug con urgencia, se preguntaba en qué momento dejarían de abatir al ensombrerado, no era santo de la devoción de nadie definitivamente.


-Tranquilo, doctor, estoy acostumbrado a que me quieran muerto. –Se incorporó.


La dama observó el escenario con desconcierto, el elenco estaba completo, en paz, eso no era normal. Hizo desaparecer la lanza de sus manos y se alejó dedicándole una mirada interrogante al dueño de la mansión.


-Descuide, Lady Belle, lo hablaremos en mi oficina. –Declaró en voz alta.


El héroe tomó aquello como un indicador para irse y se escabulló a la salida. El resto lo siguió sin decir una palabra, temerosos de acabar igual que su jefe.


Prudencia paró en seco al notar al cuarteto de jóvenes villanos que se hacían a un lado en la entrada, paralizados al ver al demonio salir y sonreírles cínicamente de aquella forma escalofriante. La araña hizo contacto visual, trató de sonreírle esbozando solo una mueca nerviosa. La chica permaneció quieta a un par de metros, sabía que debían guardar las apariencias frente al villano, le dolería demasiado marcharse sin más, especialmente por todo lo que había pasado por su mente en aquellos días, continuaban sin intercambiar palabra, no podía seguir así, pensaba en la charla con el doctor, en ser paciente… pero también en las palabras de Demencia. La necesidad de remediarlo era inmensa, ahora lo tenía ahí enfrente. Buscando un punto medio caminó rápidamente a la salida, aprovechó la pequeña distracción del ensombrerado negro, tomó firme una de sus manos.


-No te preocupes. –Le susurró antes de depositar un beso fugaz en una de sus mejillas y retirarse de inmediato.


El camino al amor propio sería largo, pero podía comenzar por no torturarse a sí misma dando nada por sentado. Se sintió tranquila por su decisión. Subió rápido al auto que no tardó ni un segundo en arrancar.


Umbra soltó el aliento contenido, ya estaba decidido, no podía seguir frenando lo inevitable. Su rostro caliente, su corazón latiendo le indicaba que debía afrontar la realidad de una buena vez, esa era la señal.


- ¡Maggie! –Llamó Demencia emocionada al ver a su vieja amiga, se lanzó a abrazarla siendo correspondida rápido.


-Hola, loca, cuanto tiempo sin verte. –La estrechó entre sus brazos.


Los villanos dirigieron su atención a la puerta de entrada, un joven villano de mirada verde los observaba con una sonrisa, saludaba tímidamente con una mano. Todos ensancharon su sonrisa y corrieron en su dirección.


- ¡Flug! –Gritaron animados abrazando al doctor a la vez.


-Hey, hey, cuidado, apenas se ha recuperado. –Advirtió la chica obligándolos a darle distancia.


-Cuánto tiempo sin verte ¿Cómo has estado? ¿Te están tratando bien? ¡Ya son casi siete meses! –Bombardeó Teresa.


- ¡Ya casi somos tías! –Exclamó Fárfala.


-Nos alegra mucho verte de nuevo, hemos estado muy preocupados, Demencia nos ha mantenido al tanto de todo, pero teníamos que comprobarlo. –Comentó Maggie- No te hemos visto desde... ya sabes.


-Estoy bien. –Aseguró, enternecido por el interés- Todo está mejor que nunca. -Se giró, observó al villano irse con la dama al interior de la mansión, demasiado enfrascados en su conversación como para tomar en cuenta el barullo de la recepción- ¿Qué las trae por aquí?


-Bueno… -Inició la bruja, sonriente, caminando al interior- Venimos a invitarte a tu propio baby shower. –Levantó las manos animada.


El científico rio. –Se los agradezco, pero no creo que al jefecito le agrade la idea, últimamente está bastante… sobreprotector.


Las caras de desilusión no se hicieron esperar. Esperaban una respuesta un poco más entusiasta.


-Oh, vamos, Flug… -Insistió Teresa- Todos quieren verte, además es un paso muy necesario en esta etapa del embarazo.


-Sí, todos te dan obsequios, consejos y es un excelente momento para que te diviertas. –Agregó Umbra.


El doctor le lanzó un gesto interrogante a Demencia.


La chica se acercó, puso la mano sobre su hombro. -Cara de lonche, necesitamos divertirnos un poco.


Torció los labios, pensó en todos los sacrificios que la chica había hecho por él, tal vez hacerle la petición a su jefe sería un esfuerzo mínimo en comparación. –De acuerdo…


- ¡Sí! –Exclamó la bruja- Tenemos un sinfín de planes.



-Creo que usted ya sabe de qué me gustaría hablar.


-Imposible no saberlo si la lagartija hizo un alboroto por ese anillo suyo.


El villano aspiró con profundidad el humo de su cigarrillo, sentía las repercusiones de ese agobiante día, los párpados le pesaban y tenía una incomodidad en el cuello que no tenía la menor idea de cómo sacaría.


-Desconozco lo que ella le ha comentado. –Inició la mujer, aceptó gustosa un cigarrillo de la cajetilla que le era ofrecida- Pero le he propuesto matrimonio y ella ha aceptado, en realidad, fue mutuo. –Mostró su anillo- No hemos afinado detalles de la ceremonia, pero me expresó su entusiasmo por llevarla a cabo en mi hogar.


-Independientemente del sitio o la forma, -Interrumpió- tengo curiosidad por saber qué pasaba por su cabeza cuando consideró la idea de profundizar a tal magnitud su relación con una niña que me pertenece, no solo como empleada, -Chasqueó los dedos, una llama verdosa trajo consigo un pergamino que se extendió frente a la reina- también su alma ¿No cree que estará decepcionada cuando sepa que no podrá suceder?


Belle sonrió jocosa, esperaba ese discurso. –Una declaración atrevida a mi parecer. –Apreció su manicura- Reconozco lo valiosa que es su adorable empleada, un arma poderosa de la cual nadie se desharía, pero no estoy proponiendo su renuncia, ella continuaría siendo su subordinada.


-Sabe que no es suficiente…


-Permítame terminar. -Interrumpió- Los tiempos van a cambiar, somos conscientes de eso, el mundo entero se está preparando. –Explicó- Mi querida Demencia no se atrevería a alejarse prematuramente de la mansión con una niña tan esperada en camino, casi puedo asegurar que no abandonaría su puesto hasta ver que puede valerse por sí misma tanto como usted. –Sonrió ladina- Sin embargo, aunque se traten de planes a futuro, sé que ella sigue teniendo un contrato, es por ello que le quiero proponer un trato.


El demonio enarcó las cejas, la dama captó su atención. - ¿Qué planea ofrecerme a cambio?


-No ofrecerle, quitarle, mi lord Black Hat. –Se encogió de hombros- Ambos sabemos que usted guarda en un cajón un objeto de gran valor con un contenido riesgoso para todos, incluso para usted mismo y sé que aun así no lo abandonaría en cualquier sitio por el peligro que conlleva ser abierto.


Black sonrió. –La escucho…


-Me ofrezco para custodiar dicho objeto de por vida y hacerme responsable por él si usted me cede el contrato de Demencia al llegar la madurez de su hija.


Una risa estruendosa escapó de su garganta. –Es una propuesta atrevida, lady Belle Mort, demasiado valiente hasta para usted… -Apagó su cigarrillo en el cenicero- Sin embargo, recién tuve una conversación similar con otro individuo, algo poco seguro y que depende del azar.


La mujer borró su sonrisa. - ¿Y aceptó?


-Lo hizo, sus condiciones son desfavorables, así que es casi una certeza para mí, sin embargo… -Sus ojos enrojecidos resplandecieron- Sería una jugada inteligente aceptar sus condiciones también, un ganar ganar para mí.


- ¿Qué es lo que quiere decir?


-Su querida prometida tiene una partida que ganar, su victoria está casi asegurada, sin embargo, de no conseguirlo me veré desfavorecido y eso no lo puedo permitir. –Hizo una pausa- Usted obtendrá lo que desea, pero ella tiene que perder o la dichosa caja caerá en manos del enemigo.


La reina apagó su cigarrillo también, se sintió ligeramente frustrada por el cambio de planes, pero las ofertas no se repetían con el ensombrerado. –Usted me está pidiendo dejárselo a la suerte, Demencia no es alguien que pierda.


-Exactamente, sin embargo, en la remota posibilidad de que suceda, usted obtendrá lo que desea y yo también.


- ¿Y la condición es?


-Usted no puede hablarle de esto…


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