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50 Juegos de Codicia y Poder (Ego contra Ego) por ErickDraven666

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Lo inesperado
—La señorita Mía está corriendo peligro con ese tipejo. —Alegó Taylor, mirando a Sam y luego a Jacob, después de haber escuchado lo que Rosalie les había contado sobre su encuentro no tan furtivo con el apuesto licántropo, el cual había dejado huellas por donde ella había transitado ese día, permitiéndole a la vampiresa olfatearlo desde la comandancia de policía, hasta el pent-house de Christian, siguiéndole sin ser detectada hasta la casa de los padres del magnate, culminando su espionaje en la lujosa tienda de zapatos, adquiriendo un par de tacones plateados, encarando al cautivador hombre.
—Por ahora no creo que le hagan daño, Taylor. —Concluyó Rosalie, paseándose a sus anchas por el elegante salón del pent-house, admirando la manicura que se había realizado el día anterior después de las diversas compras—. Pero si Mía no me recuerda, Klaus debe estar usando a los Grey a su antojo.
—Tenemos que sacar al señor Grey de allí lo antes posible. —Acotó Taylor, justo cuando Garrett arribó al pent-house, acompañado por Isabella, la cual había ido a buscar al policía a la comandancia, después de haber dejado a Edward en la universidad, prometiéndole a su hermano que lo iría a buscarlo en la tarde.
—¿Estas segura de que se quedó a ver la clase? —La vampiresa asintió.
—Permanecí un buen rato espiándole sin que se diera cuenta… es lo bueno de ser la única persona a la que Edward no puede leerle la mente. —Garrett asintió.
—Bien hecho. —El policía saludó a todos los presentes, siendo Sam el primero en estrechar su mano, mientras que Jacob simplemente le observó con desdén desde el sofá, ante el altercado que habían tenido el día anterior—. ¿Ustedes que cuentan? —preguntó mirando a todos los presentes, siendo Taylor quien le informara lo acaecido entre Mía y el licántropo, mientras que Rosalie e Isabella se observaban de mala gana—. Mmm… Sin duda Klaus les ha hipnotizado a todos. —La rubia asintió.
—Desde las afueras de la mansión Grey pude escuchar los gritos de Christian… algo malo le están haciendo. —Esta vez era Sawyer la nueva persona en entrar al pent-house, notificándole a Taylor, después de haberle dado una mirada furtiva a Isabella, la cual se hizo la desentendida.
—Tenías razón, Taylor… no me dejaron entrar… los Grey tienen un nuevo grupo de guardaespaldas. —La mano derecha del jefe de seguridad de los Grey había decidido ir hasta la casa de los padres de Christian, pero tal y como Taylor había previsto, no le permitieron entrar—. Según el señor Carrick, estamos despedidos. —Todos se vieron entre sí, sin saber que hacer o que decir al respecto.
—Pues no sé cómo lo haremos pero necesitamos sacar a Christian de esa casa. —A lo que Jacob alegó, incorporándose de su asiento al ver como su imprima al fin había despertado, acercándose a ella para darle los buenos días.
—Tal vez yo pueda entrar a la casa… no sé, podría hacerme pasar por uno de ellos. —A lo que Taylor alegó.
—Sí los nuevos guardaespaldas son vampiros, sabrán que eres el enemigo. —Bella fue la segunda persona en saludar a Leila, la cual se encaminó hasta el comedor después de haberlos saludado a todos, disculpándose con todos los presentes.
—Creo que no son vampiros. —Acotó, Sawyer—. Pero sin duda hacen lo que Ethan y Klaus les dicen que hagan. —Mientras pensaban en como entrar a la casa de los Grey, el celular de Garrett repicó insistentemente, respondiendo raudo la llamada.
—Diga...
—¡Vaya!... Ni un gracias, ni una nota de voz y ni siquiera una insignificante llamada agradeciéndome los girasoles y lo que hice por ti en la comandancia. —El vampiro sonrió, saludando al milenario vampiro, disculpándose con todos los presentes, intentando alejarse lo más que pudo de la reunión.
—Lo siento… en verdad te agradezco lo que has hecho, Elijah. —Garrett miró a sus espaldas, percatándose de como los demás siguieron la conversación que habían tenido antes de su llegada—. Pero he estado ocupado intentando mantener vivos a los Grey y sobre todo, tratando de que el joven Cullen no se acerque a Niklaus. —El ancestral vampiro rió, preguntándole en donde se encontraba—. No puedo decírtelo, Elijah… Klaus aun no da con nuestro paradero, y espero que siga así, ya que… —El vampiro original le interrumpió.
—No te preocupes… acabo de rastrear tu teléfono, así que ten mucho cuidado en responder alguna llamada de Nick… ya que él posee el mismo celular de última generación que yo. —Culminó la llamada, dejando pasmado al policía, sin saber que hacer al respecto, guardándose el teléfono en el interior de su chaqueta.
—¿Garrett? —Llamó Sam, logrando que el policía volteara a verle, encontrado al líder de la manada con el auricular del teléfono local en la mano, acotando a continuación—. Dicen que hay un hombre en la recepción que pregunta por ti. —El policía no podía creer que Elijah ya hubiese llegado—. Piensan llamar a seguridad porque no quiso esperar a que nos notificaran su llegada y tomó el ascensor—. Todos esperaron expectantes, temiendo lo peor.
—Tranquilos… no es Klaus. —Justo en aquel momento la puerta del ascensor se abrió y un elegante caballero de cabellos oscuros y costoso traje de corte sofisticado y vanguardista, hizo acto de presencia—. Es Elijah… su hermano. —Todos se tensaron—. Dile al encargado de la recepción que todo está bien, que disculpe las molestias causadas. —Sam le informó al administrador tal cuál como Garrett se lo había pedido, acercándose al ceremonioso hombre, el cual extendió la mano hacia el sonriente vampiro, a la espera de que besara su anillo, tal y como Klaus esperaba que lo hiciera, pero el irreverente policía solía hacer todo lo contrario—. Hola Elijah. —Besó no solo su anillo, sino también su mejilla, recibiendo de parte del apuesto vampiro, un fuerte abrazo.
—Mi bello, rufián. —El carismático vampiro, se apartó de él, escaneando minuciosamente a cada uno de los presentes—. Mmm… con razón te vistes tan horrible, Garrett… ¿ellos son tus amigos? —El aludido apretó los labios para no reír, mientras el meticuloso inmortal se acercó a Jacob, mirándole de arriba hacia abajo—. Mira esto. —Le señaló. —Camiseta de algodón de segunda y jeans de una barata de la cuarta avenida. —El beta de la manada lo fulminó con la mirada—. ¿Y ella?... —Señaló a Bella, la cual traía un pantalón de cuero negro y una chaqueta a juego, con una blusa desgarrada de color rojo en su interior—. Que alguien le diga que Halloween ya pasó. —Rosalie no pudo evitar reír, llamando la atención del horrorizado vampiro—. ¡Oh vaya!... Por lo menos alguien aquí tiene buen gusto.
—Gracias. —respondió Rosalie, sintiéndose halagada.
—falda, zapatos y blusa perfectamente combinados. —La vampiresa volvió a sonreír, encantada—. Gucci, Prada y Versace… ¿cierto?... —Rosalie asintió—. Choca esos cinco, cariño… eres una diosa entre plebeyos —Aquello por supuesto elevó aún más el ego de Rosalie, chocando muy sutilmente los cinco con el galante vampiro—. Tú y mi hermana se llevarían de diez. —Enfocó esta vez sus ojos en Sam… el cual alegó antes de que el vampiro lo destruyera.
—Este pantalón me lo regaló mi prometida, no sé de qué marca es, la camisa me la regalaron en la reservación y los zapatos los compré en un tres por dos. —Todos rieron, vitoreando los intentos de Sam por calmar las burlas del pretencioso vampiro.
—Pues por lo menos te llevas un cinco en personalidad. —Le señaló—. Bien hecho. —le guiño un ojo, señalándole—. Pero esa camisa no combina con esos zapatos, guapo—. Todos imaginaron que Alice le hubiese dicho lo mismo, siendo esta vez el turno de Sawyer—. Mmm… no está mal. —Le miró de pie a cabeza—. Pero ese saco arrugado y ese nudo de corbata te hacen ver de espanto. —Garrett no pudo parar de reír, permitiéndole al pomposo vampiro descocerlos a sus anchas.
—Me vestí rápido. —Acotó el hombre a su favor.
—Y en la oscuridad, supongo… porque tienes una media café y otra negra. —Negó una y otra vez con la cabeza, justo cuando Leila salió del comedor, vistiendo tan solo su bata de dormir—. ¡Oh por amor a Odín!... —No quiso ni siquiera decir nada ante el espanto que vieron sus ojos, intentando ignorar a la desalineada mujer, la cual le llevó el desayuno a su esposo sin importunarse ante las palabras del indignado vampiro, el cual intentó enfocar sus ojos al final de todo aquel grupo de mal vestidos, excluyendo a Rosalie, por supuesto, enfocando sus ojos en Taylor.
—Ya para, Elijah. —Le exigió Garrett, pero el vampiro alzó su mano, haciéndole callar, admirando de pie a cabeza al serio y hermético caballero de traje, el cual volteó a sus espaldas para ver si veía a alguien más, percatándose de que era a él a quien miraba.
—De eso mismo es de lo que estoy hablando. —Señaló a Jason—. Un Armani de corte clásico. —Todos miraron a Taylor—. Perfectamente planchado, impoluto de arrugas y los pliegues de las piernas perfilados con pulcritud. —Todos intentaron ver lo que el vampiro veía, pero tan solo Rosalie sabían de lo que aquel hombre hablaba—. Un nudo Windsor en su elegante corbata sublimemente elaborado. —Acortó distancia entre él y el impertérrito hombre, el cual ni siquiera se inmutó ante las acotaciones del vampiro, frunciendo levemente el ceño al sentir como le tomó de la mano, bajando la manga del saco que el guardaespaldas traía puesto, suspirando con cierto deleite, al ver los puños de la camisa—. ¡Por los dioses nórdicos!... también usa gemelos. —Posó la mano sobre su pecho, suspirando por demás de encantado—. Ya nadie usa estas elegantes joyas. —El fascinado vampiro remangó su propio saco, permitiéndoles ver los suyos, los cuales eran de diamantes.
—Son Cartier… ¿cierto? —Elijah abrió la boca ante el asombro, al darse cuenta de cómo el apuesto y elegante hombre frente a él supo la marcar de los gemelos con tan solo verlos.
—Me quiero morir. —Garrett soltó una risita irónica, al percatarse de como su adorado señor Elijah parecía estar fascinado con Taylor—. Sí así es. —Acotó.
—¡Vaya Jason!... no sabía que te iba el fashonismo como al raro, este. —Todos miraron de malas a Jacob, el cual recibió de parte de su imprima una reprimenda, siendo Garrett quien se le acercara, susurrándole al oído después de haberse posado a su espalda.
—No querrás saber porque le llaman el rompe corazones a Elijah, maldito chucho come mierda. —Por supuesto el odioso can creyó que se refería a la expresión usada para referirse a alguien que enamora con facilidad a los demás, arrugando la cara, pero la realidad era otra muy distinta, ya que la forma favorita de matar del milenario vampiro era sacarles el corazón a sus víctimas.
—Déjalo, Garrett… Que la primera se la dejo pasar, pero la segunda lo va a lamentar. —Dejó de mirar a Jacob con desprecio, enfocando nuevamente sus ojos en el hermético e inanimado caballero frente a él—. ¡Jason!... ¿Cierto? —El guardaespaldas asintió, estrechando la mano que el vampiro le ofrecía.
—Sí, así es… Jason Taylor, para servirle. —Volteó a ver a su adorado rufián, señalando al cautivador hombre, gesticulando la boca sin emitir palabra alguna, para que solo Garrett leyera sus labios, preguntándole de donde había salido aquel hombre, aunque para todos el guardaespaldas era tan común y silvestre como cualquier otro.
—Taylor es la mano derecha de Christian. —Elijah asintió, mirando nuevamente al impenetrable hombre, sin intención alguna de soltar su mano—. Es un hombre con principios morales, fiel a sus convicciones y leal al cien por ciento. —Enumeró Garrett cada atributo que el vampiro buscaba en las personas, logrando que se sintiera más atraído hacia aquel enigmático hombre—. Trabajó para la CIA y el FBI, abandonando ambas entidades por ética moral… ¿No es así, Taylor? —El aludido asintió.
—Así es. —Fue su escueta y simple respuesta.
—¿Y dónde te has estado escondiendo todo este tiempo? —Todos se miraron a las caras, intentando no reír ante el descarado coqueteo con el serio guardaespaldas, el cual ni siquiera se ruborizó ante ello, ya que como buen agente de la CIA, sabia esconder muy bien sus emociones.
—Trabajando para la familia más adinerada de Seattle. —respondió Jason, sin hacer algún tipo de gesto de incomodidad ante la fuerte aprensión de su mano entre las del vampiro.
—Se nota. —Miró sus fachas de arriba hacia abajo. —Jamás llegue a conocer a un guardaespaldas que vistiera tan bien como tú, mi enigmático e indescifrable cubo de rubik. —Todos menos Jacob parecían estar fascinados con la percepción de Elijah sobre Taylor, ya que aunque en efecto el guardaespaldas era bastante apuesto, no era un hombre que dejase entrever su personalidad o desbordase algún tipo de atrayente en su forma de ser que le permitiese a los demás conocerle más a fondo, pero al parecer el vampiro había sido cautivado no solo por el agraciado rostro del ex agente, sino también por su buen gusto y pulcritud al vestir, algo que sin duda el inmortal admiraba demasiado.
—Muchas gracias por sus halagos, señor Elijah. —Señaló su mano—. ¿Podría tener la amabilidad de devolverme la mano? —Sam no pudo evitar reír ante aquello, imaginando a Alice shippeando al par de caballeros, gritando como loca de la emoción.
—Por supuesto, Taylor… —Soltó su mano—. Lamento mi atrevimiento. —Taylor le afirmó que aquello no le había importunado en lo absoluto y solo la quería de vuelta para poder tomar su teléfono celular, al sentir como este había comenzado a vibrar.
—¿Señor Grey? —preguntó el asombrado guardaespaldas al ver en la pantalla de su celular, el nombre del contacto que lo llamaba.
—¡Hola Taylor! —La voz de Niklaus se dejó escuchar del otro lado de la línea, asombrando a todos, ya que el guardaespaldas había contestado la llamada con el botón de altavoz—. Te he estado buscando. —Garrett le hizo señas de que culminara la llamada, ya que sabía que el vampiro podría estar rastreándole pero Elijah le incitó a seguir, quitándose uno de los gemelos que adornaban elegantemente su costosa camisa importada, introduciendo la joya masculina donde iban los auriculares para cortar la señal del GPS, incitándole a seguir calmadamente con la llamada, exigiéndoles a todos con un pequeño gesto, que se mantuvieran en silencio.
—Pues ya me ha encontrado. —Espetó Taylor retadoramente—. Dígame que quiere. —Un leve silencio se apoderó de la línea, para luego ser cortado por la prepotente voz del hibrido.
—Eres un eslabón que me estorba en todo este juego de poder y destrucción, Taylor. —Todos permanecieron en silencio y atentos a la conversación—. Y necesito sacarte de mi entretenido tablero de ajedrez. —Elijah negó con la cabeza, frotándose las cienes—. Y tanto el desleal de Garrett como los entrometidos perros de Forks, también me están comenzando a molestar y eso no es bueno. —A Jacob estaba que se lo llevaba el diablo, pero Sam alzó una de sus cejas para que no abriera la boca, siendo Leila quien le abrazara para calmarle—. Te propondré un trato. —Taylor le preguntó que era, sin pensarlo dos veces—. Sí tú te citas conmigo, yo prometo no matar a tus amigos lobos. —Ambos metamorfos se vieron a las caras, negando con la cabeza.
—¿En dónde? —preguntó el guardaespaldas tajante, a lo que todos negaron con la cabeza, rehusándose a dejarle ir, siendo Garrett quien tratara de calmarlos con gestos que ordenaban quietud y tranquilidad, mientras que Elijah asintió a las palabras del apuesto hombre, incitándole a seguir la conversación, tal cual la llevaba—. Solo diga hora y lugar. —A lo que Klaus, respondió.
—Hoy a las nueve de la noche en Grey Enterprise Holding inc. —Nadie respiró, ni siquiera los lobos se permitieron alguna exhalación o inhalación de su parte, observando como Elijah asintió para que el guardaespaldas aceptara.
—A las nueve entonces. —Se pudo escuchar levemente la voz de Ethan notificándole a Klaus que no podía rastrear la llamada.
—Perfecto. —Acotó Klaus.
—Pero tengo una condición adicional. —Se pudo escuchar claramente el leve suspirar del vampiro, preguntándole que deseaba—. Sí yo acudo a su cita usted debe prometerme que dejará ir al señor Grey y dejará en paz a su familia. —Se hizo nuevamente el silencio, mientras todos esperaron expectantes la respuesta del hibrido.
—Mmm… trato hecho. —Sonrió con malicia—. Pero… debes de venir solo… si veo a alguno de los que te están ayudando juro que me las van a pagar. —Taylor no dijo nada, mirando a Garrett y luego a Elijah, percatándose de como ambos asentía—. ¿Está claro?
—Muy claro. —Elijah le quitó el celular, culminando la llamada, extrayendo del android el dispositivo anti-rastreo en forma de gemelo que usaba el astuto vampiro, adornando con la joya el puño de su costosa camisa.
—Bien hecho Jason. —Se atrevió a tutearle con total descaro—. Amo cuando no le demuestran temor a mi hermano. —Señaló a Garrett—. Por eso es que amo a este pequeño bribón. —El aludido bajó la cara, sonriendo con picardía.
—¿Y ahora que haremos? —preguntó Sawyer, mientras que Taylor tomó su arma de reglamento, alistándose para la cita con el hibrido.
—Eso es obvio, Sawyer. —Acotó Isabella, incorporándose de su puesto—. Mientras Elijah, Taylor y Rosalie van a citarse con Klaus, Garrett, Sam y Jacob irán por Christian. —Aquello asombro a todos, siendo Rosalie quien preguntara.
—¿Y desde cuando se te nombro líder? —A lo que Elijah acotó.
—No, no… Yúliya Vólkova tiene razón. —El vampiro se refirió a Bella como la vocalista del grupo T.A.T.U. haciendo sonreír, tanto a Rosalie como a Garrett, siendo los únicos en entender la comparación que había hecho Elijah, mientras los demás se vieron las caras sin comprender—. Niklaus dijo… —Se aclaró la garganta, intentando sonar solemne como su hermano— …Si veo a alguno de los que te están ayudando juro que me las van a pagar. —Señaló a Rosalie—. Él sabe que están los lobitos de Forks y también sabe que mi lindo e irreverente rufián, te está ayudando, pero… no sabe que la rubia esta con ustedes… ¿Cierto? —Todos asintieron—. Entonces aprovecharemos eso y mi inesperado arribo, ya que si algo caracteriza a Nick es que los juegos de palabras suele usarlo a su favor, pues esta vez le jugará en contra… así que andando. —La vampiresa le notificó que iría a cambiarse, ya que no pensaba destruir su vestido y mucho menos sus zapatos nuevos, si las cosas se salían de control teniendo que contraatacar.
—Y mientras Taylor, Elijah y Rosalie están con Klaus y de seguro con Ethan y Alistair… Jacob, Sam y Garrett allanarán la casa Grey y rescatarán a Christian. — Concluyó, Bella.
—¡Perfecto! —Exclamó Sam.
—¿Y tú y Sawyer que harán?... —preguntó Jacob, siendo Rosalie la única que se retirara a su recamara, mientras cada uno de los presentes realizó algún acto importante que tuviese que ver con el rescate, cambiando su atuendo o colocándose algo adicional, como un chaleco antibalas o cargando sus respectivas armas.
—Yo iré a recoger a Edward, mientras Sawyer cuida a Leila. —Jacob miró a su imprima.
—No quiero dejar a Leila con él. —A lo que el apuesto guardaespaldas acotó que el tampoco deseaba quedarse a cuidar a la chica, prefiriendo ir por el señor Grey.
—No entiendo… ¿Para qué diantres te trajiste a la chica? —preguntó Garrett, recibiendo de parte de Jacob una desdeñosa mirada.
—Es mi imprima. —Aquello asombró a Elijah.
—Si es así, entonces debes llevarla contigo. —Todos quedaron asombrados ante la petición del ancestral vampiro—. Ella es su fortaleza, su pilar… llévenla con ustedes. —Todos asintieron—. Andando. —Taylor, Elijah y Rosalie abandonaron el pent-house, dejando a los demás organizando el plan de rescate en la casa Grey, mientras Leila recogió todo lo que Jacob había dejado sobre el sofá, introduciéndose rápidamente en el comedor, tomando su teléfono celular, dejándole una nota de voz a las dos personas con las que había estado hablando en privado desde su regreso a Seattle, sin que nadie se percatara de ello.
—Ahora más que nunca necesito de ustedes. —Susurró por lo bajo, dejándoles la dirección exacta de la casa de los Grey a ambos amigos en un mensaje de texto, escondiendo rápidamente su teléfono celular, disponiéndose a organizar el comedor, mientras los demás comenzaron a planear el rescate, manteniendo muy oculto por parte de Leila un plan C por si algo salía mal.
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Mientras Taylor, Rosalie y Elijah iban en el auto que la vampiresa había rentado, el milenario vampiro no paraba de interrogar al guardaespaldas, siendo Rosalie quien condujera hasta la torre de Grey Enterprise Holding inc, dándoles de vez en cuando miradas furtivas por el espejo retrovisor a ambos caballeros.
—¿Entonces te doctrinaron para que no sintieras nada? —preguntó completamente intrigado, el apuesto vampiro.
—Así es, señor Mikaelson.
—¡Oh dime, Elijah… por favor! —Exigió, el hermano de Klaus, sin dejar de admirar al hermético, hombre a su lado.
—Me parece que es mejor mantener la distancia. —Sus palabras consiguieron en Elijah una ceja en alzas.
—No te recomiendo mantener distancia conmigo, Taylor. —Aquello asombró tanto a Taylor como a Rosalie, quien giró el auto hacia la derecha, notificándoles a ambos que estaban a punto de llegar—. Cuando alguien me atrae tanto como lo haces tú, suelo ser bastante persistente. —La vampiresa y el serio guardaespaldas cruzaron miradas por medio del espejo retrovisor, siendo Rosalie quien le pidiera total calma, moviendo la boca para que el astuto hombre leyera sus labios, exigiéndole que le siguiera la corriente.
—Lo tendré presente… Elijah. —Volteó a verle, sosteniéndole la mirada, logrando en el vampiro una socarrona sonrisa de medio lado.
—¿Me estas retando? —Taylor negó con la cabeza, mirando nuevamente al frente.
—Simplemente le informó que yo también sé jugar muy bien mi papel. —Revisó nuevamente su arma de reglamento, guardándola en la revolverá que tenía en el interior de su elegante saco, abotonándoselo justo cuando Rosalie detuvo el auto, notificándole a la vampiresa después de abrir la puerta.
—Detrás del edificio están las escaleras de emergencia… no debe de ser muy difícil para ustedes entrar por allí y… —A lo que Rosalie le interrumpió.
—Tranquilo, Taylor… mi hermanito Jasper y yo conocemos cada recoveco de este lugar desde el día en que Victoria intentó atacar a Christian. —Taylor salió del auto después de recibir de parte de Rosalie un guiño cómplice por el espejo retrovisor, volteando para ver a Elijah, el cual le observaba desde la ventana del vehículo, sonriéndole con picardía.
—Cuídate, hermoso. —Taylor comenzó a caminar hasta el edificio sin perturbarse en lo más mínimo ante el coqueteo del peculiar vampiro, percatándose de como la puerta principal se encontraba abierta, entrando con pie de plomo en las instalaciones, tomando el ascensor que lo trasladaría a la planta donde imaginó que estaría Klaus, la cual era la presidencia del lujoso y emblemático edificio.
Se encontraba a la expectativa, ya que no tenía certeza de que deseaba hacer Klaus con él, si asesinarle o simplemente usarlo a su antojo, para seguir haciéndole daño a Christian, suspirando a cada tanto a la espera de que el ascensor se detuviera, sacando su arma de reglamento al ver el tétrico panorama que se dejó apreciar por el extenso pasillo, en donde un variopinto de cuerpos femeninos yacían en el suelo, vistiendo aun sus, no tan impolutos, trajes de oficina, apuntando su arma a cada uno de ellos, abriéndose paso por el pasillo, el cual estaba siendo iluminado por una sola lámparas, aquella que a cada tanto fallaba, apagándose y encendiendo como en la mejor película de terror.
—¿Qué demonios pasó aquí? —Se preguntó Taylor mirando los cadáveres de las hermosas mujeres que solían trabajar en el emporio más grande de Seattle, sin poder asimilar lo que sus ojos estaban presenciando—. Te atreviste a matarlas a todas, infeliz.  —Se acercó a la recepción donde elaboraba Andrea, encontrándose con el cuerpo ya sin vida de la hermosa secretaria del magnate—. No puede ser… —Cerró sus ojos con pesar.
—Mmm… sí, es una completa lastima… ¿No te parece? —preguntó Ethan, logrando que Taylor se sobresaltara y apuntara su arma a todos lados, sin poder dar con el paradero del licántropo—. Linda chica… ¡Un poco tonta!... pero linda sin duda… toda una Barbie. —Salió de entre las sombras, logrando que Jason le apuntara, percatándose de como el apuesto hermano de Kate, comenzó a desabotonarse el saco color negro que traía puesto—Lastima que a mi señor le dio un poco de ansiedad esperarte por tanto tiempo. —Señaló a todos los cadáveres desperdigados por el pasillo que el guardaespaldas había dejado atrás.
—No sé qué intenta hacer tu señor, Ethan… pero aquí estoy como acordamos. —Justo en aquel momento la puerta de la oficina presidencial se abrió, permitiéndole a Jason ver el calmó y apacible rostro de Klaus, mirándole con desprecio.
—¡Taylor, Taylor!… —El molesto hibrido negó una y otra vez con la cabeza—. ¿En verdad creíste que podías salvar a tu jefe? —Volvió a negar una y otra vez con la cabeza, mostrándole al inerte guardaespaldas el teléfono celular de Christian, mientras Ethan arrojaba su elegante saco sobre uno de los sofás de espera, descalzándose los zapatos, escuchando la reproducción de la nota de voz que uno de los guardias de seguridad apostados en la casa Grey había enviado, logrando que el calmo hombre se sobresaltara.
—No pudimos hacer nada, señor… Llegaron con dos enormes lobos y lograron detener a la mayoría de los guardias. —Taylor no dejó de apuntar su arma de reglamento hacia donde se encontraba Ethan, el cual siguió desvistiéndose—. Le disparamos al muchacho que había venido en la mañana a preguntar por el señor Christian. —Jason se tensó al percatarse de que habían herido a Sawyer—. Pero ese maldito vampiro policía acabó con la vida de la mayoría de mis hombres y se llevó a los Grey… un par de vampiros más le ayudaron, no sé quiénes eran pero cada vez que estábamos a punto de raptar a la ex sumisa del magnate, la maldita pareja inmortal contraatacaba y nos arruinaba los planes. —Klaus bajó el celular, preguntándole al guardaespaldas.
—¿Quiénes son ellos? —Taylor negó con la cabeza.
—No lo sé… —Klaus arrojó violentamente el celular hacia donde se encontraba Taylor, el cual se apartó para que el objeto contundente, siguiera su recorrido hasta estrellarse en contra del suelo.
—No me mientas, maldito bastardo… —Gritó exaltado—. Sabía que mientras tú estuvieses aquí conmigo, el maldito de Garrett junto a los perros irían por Christian y así yo tendría la oportunidad de ir por la imprima del beta de la manada, la cual resultó ser una de las sumisas de Grey. —Tomó una carpeta sobre el escritorio de la difunta secretaria, arrojándola a los pies del guardaespaldas, el cual pudo apreciar la documentación de quien en su momento, él mismo había creado sobre Leila William para su jefe como prospecto de sumisa.
—¿Cómo supo que ella estaba aquí? —A lo que Klaus respondió con una socarrona sonrisa.
—Porque aunque no pude rastrear tu número telefónico, pude interceptar llamadas telefónicas entre Edward y Bella, los cuales también arribaron a Seattle y hablaron sobre los planes que habían hecho y el problema que sería mantener a Leila William resguardada. —Hizo una leve pausa y luego prosiguió—. Era cuestión de llamar a los últimos dos hoteles que me faltaba por contactar… imaginando que en alguno de los dos podría encontrar a la chica, pero para mi mayor sorpresa resultó que me la habían llevado hasta la casa Grey y de no haber sido por ese par de entrometidos con los que no contaba, yo me hubiese salido con la mía. —Taylor agradeció enormemente el que aquel par de vampiro aparecieran, sin saber aún quiénes eran.
—Pues lamento mucho que tus planes no salieran como esperabas, Klaus… —Justo en aquel momento el teléfono celular del guardaespaldas comenzó a sonar, siendo Klaus quien le incitara a contestar, con una amplia sonrisa en los labios—. No contestaré… ya tengo lo que quería, que el señor Christian estuviese a salvo y que los Grey…
—Contesta la llamada, Taylor. —Gritó el hibrido, sobresaltando al guardaespaldas, quien no dejó de apuntarle a Ethan, el cual ya se encontraba tan solo en bóxer y calcetines, mirando por la ventana como si esperara algo en particular.
—No… —Pero Klaus corrió a velocidad sobrehumana hacia Taylor, el cual no lo pensó dos veces para propinarle un par de disparos, los cuales perforaron no solo la ropa del hibrido, sino también su piel, a diferencia de lo que había ocurrido con Edward al pretender dispararle.
—Eso no va a detenerme. —Espetó, arrebatándole al arma, mostrándole al pasmado hombre como sus heridas comenzaron a sanar—. Contesta la llamada. —Klaus extrajo del bolsillo de su saco el teléfono celular, mostrándole la pantalla—. ¡Oh mira, es Garrett!... De seguro tiene malas noticias para ti… Taylor. —El aludido no quería contestar temiendo lo peor, siendo Klaus quien pulsara el botón de altavoz, permitiéndole a Taylor a Ethan y a él, escuchar lo que el policía tenía que decirle.
—¿Taylor? —El guardaespaldas respondió que en efecto era él—. Sacamos a los Grey de la casa y están en resguardo, pero tengo malas noticias. —Jason contuvo la respiración, a la espera de lo peor, escuchando la acotación del policía—. Christian no estaba allí. —Cerró sus ojos con pesar, mientras Klaus lo mantuvo apresado entre su cuerpo y la pared lateral, sonriendo con malicia—. Sawyer fue herido pero está vivo y consiente… Debes salir de allí, Taylor… —Pero justo en aquel momento, Klaus aferró al patidifuso guardaespaldas por el cuello, arrastrándole hacia la puerta de la oficina de presidencia, mostrándole al maniatado hombre de negocios atado a su silla, amordazado con cinta de embalar, surcado por las lágrimas y el desconcierto ante lo que estaba sucediendo.
—Díganle a Sawyer que Charlie tango descendió al nido. —Aquello era algo que solo el apuesto guardaespaldas y Taylor entendían, refiriéndose a cuando Christian abandonaba la torre empresarial o llegaba a ella. Tropezó el celular que Klaus sostuvo entre sus manos, el cual cayó al suelo apagándose ante el impacto, disparándole al hibrido en el hombro para que le soltara, pretendiendo correr hacia la oficina donde Christian intentaba gritar sin éxito alguno, siendo justamente Andrea la que saltara frente al asombrado ex agente, el cual se percató de los enrojecidos ojos de la terrorífica chica, apartándose de ella.
—¡Oh, por cierto!... No fui yo quien hizo todo este extraordinario escenario. —Señaló a los cadáveres que poco a poco fueron cobrando vida, como en el más aterrador thriller—. Hace tres días tuve que obligar a Alistair para que mordiera a cada una de las bellezas que trabajan para Christian, ya que mis creaciones suele ser un poco más civilizadas, pero los vampiros creados por ponzoña suelen despertar con un descontrol tremendo y una sed de sangre completamente irracional. —Taylor apuntó su arma hacia la descontrolada chica, la cual pretendió arrojársele encima, pero justo en aquel momento una de las rejillas de ventilación del techo cayó sobre Andrea, siendo Rosalie quien se arrojara desde el ducto de ventilación, dándole una patada voladora a la descontrolada vampiresa, arrojándola hasta el final del pasillo.
—¿Sabes cuantas horas tuve que estar en la peluquería para que ese mugroso ducto me arruinara la manicura y el cabello? —Sacudió su larga cabellera dorada, intentando quitarse las telarañas que se habían adherido a ella, enfocando sus ojos en el pasmado licántropo—. ¡Hola Ethan!... —Miró de arriba hacia abajo al semidesnudo caballero—. ¡Oh vaya!... tú sí que tienes fetiches raros. —Miró el iracundo rostro de Klaus, el cual no pudo creer que la infiel vampira estuviese en la cuidad y saludara con tanta familiaridad a su lacayo.
—¿Qué… qué haces tú aquí? —Ethan miro de soslayo a Klaus, el cual esperaba alguna explicación de su parte, mientras las neófitas comenzaron a olfatear el lugar, pretendiendo arrojársele encima a Taylor, siendo una de ellas la que detectara la presencia de Christian, olfateando el interior de la oficina.
—Vine a traerte la Barbie que te compré, pero… —Tomó por los cabellos a la rubia que pretendía entrar a gatas a la oficina de Christian, arrojándosela al temeroso licántropo, el cual cayó al suelo junto con la maltrecha neófita— …veo que ya tienes bastantes barbies a tu disposición… —Mientras Taylor trataba de detener a las descontroladas vampiras disparándoles, Rosalie comenzó a pelear con cada una de las irracionales neófitas, asombrando enormemente a Ethan, al ver la agilidad con la que la vampiresa batallaba con aquel grupo de vampiresas recién creadas como toda una amazona.
—Te dije que vinieras solo, Taylor. —Klaus aferró al guardaespaldas por el cuello, arrebatándole su arma—. Vas a lamentar el no haber cumplido tu promesa. —Arrojó al asfixiado hombre al interior de la oficina, volteando a ver a su lacayo, señalando hacia la ventana—. Tú me has decepcionado, Ethan… espero que la luna no me decepcione también. —Al decir aquello, una hermosa luna llena se dejó ver por entre las nubes, alterando los latidos del corazón del apuesto joven, el cual logró quitarse a la neófita de encima, colocándose en cuatro patas.
—¿Rosalie?... ¡Por favor!... sal de aquí, ¡Ahora!... —Gritó completamente exaltado, tratando de controlar lo que era inevitable, su peligrosa e incontrolable trasformación, consiguiendo que la rubia bajara la guardia al contemplar la metamorfosis del adolorido hombre, recibiendo de parte de una de las neófitas, un inminente ataque, arrojándola unos metros más allá de donde se encontraba, golpeándose violentamente en contra del ascensor—. ¡Aaaaggr!... Noooo… maldición… ¡ahora no!… —Si bien Klaus se había pensado el abandonar a Taylor y a Christian en aquel lugar infectado de neófitas en compañía del descontrolado licántropo, este último jamás imaginó que Rosalie aparecería en escena, temiendo hacerle daño.
—¡Ahora tú y yo nos vamos a divertir!… Taylor. —El mareado guardaespaldas pretendió gatear hacia el escritorio donde Christian siguió maniatado y completamente aterrado, pero el por demás divertido vampiro le aferró de los cabellos, golpeando su agraciado rostro en contra de la pulida superficie de madera, rompiéndole el tabique nasal—. Veamos si logras defenderte a ti y al mismo tiempo a tu señor Grey. —Acotó aquello último con total burla, refiriéndose al guardaespaldas como un lacayo fiel al magnate.
—Yo respeté mi tratado con usted. —Espetó Taylor tratando de controlar el dolor de aquel certero golpe en su cara, cubriéndose la ensangrentada nariz—. Usted dijo que si veía a alguno de los que me estaban ayudando, se las pagaría. —Klaus le observó retadoramente, justo cuando un par de neófitas entraron a la oficina, olfateando la sangre—. Rosalie nunca estuvo ayudándome, solo los Quileutes y Garrett. —El hibridó rió con ironía, mientras que los descontrolados rugidos de Ethan les notificaban a todos que su trasformación había culminado, corriendo velozmente hacia donde Rosalie había caído aparatosamente, para atacarle.
—No pretendas jugar mi propio juego, Taylor. —Negó con la cabeza, mientras el aun mareado guardaespaldas, trató de limpiar su sangre, acercándose al fin hasta donde se encontraba el aterrado magnate, tratando de desatarle—. No pienso permitirte que uses mis propias palabras en mi contra. —Se dejó escuchar en la distancia el timbre del ascensor al abrir sus puertas, junto a un peculiar silbido, logrando que Klaus viera hacia la puesta de la semi-iluminada oficina, escuchando el galopar del monumental lobo de tres metros, el cual se arrojó sobre las dos neófitas que pretendieron atacar a Jason y a Christian, acabando con sus vidas—. Pero ¿Qué demonios te sucede, maldito perro? —Espetó el iracundo vampiro, escuchando nuevamente el resonar de un silbido que se le hizo familiar, sin poder creer que su mala suerte iba en aumento—. ¡No puede ser! —Exclamó completamente asombrado al ver como Ethan después de desmembrar a las neófitas, se llevó consigo una de las cabezas cercenadas, respondiendo con aullidos al peculiar silbido—. No, no, no… —Se acercó hasta donde se encontraban ambos hombres, apartando a Taylor de Christian, escuchando el resonar de un par de zapatos acercándose a la oficina, en compañía de las pisadas del grotesco can.
—Mi pequeño Nick puede transgredir y manipular las palabras a su favor, pero que nadie ose jugar su propio juego o se atendrán a las consecuencias… ¿no es así, Niklaus?… ¡hermanito!… —Elijah dejó ver su calmó, apacible y amoroso rostro de hermano mayor, manipulando entre sus manos la cabeza de la neófita que hacia tan solo unos segundos, Ethan había asesinado.
—¡Elijah!... —Klaus palideció al ver a su incondicional hermano mayor, el cual arrojó la cabeza cercenada a un lado, acariciando el lomo del enorme can apostado a su diestra, mientras que a su izquierda, Rosalie le observaba cruzada de brazos con una amplia y triunfal sonrisa.
—Hola Nicki, pequeño revoltoso. —Palmeó la cabeza de Ethan, logrando que el irracional licántropo se echara a sus pies cual pero fiel, ya que los hijos de la luna les servían lealmente a los Mikaelson—. Suelta a mi futuro consorte. —Rosalie apretó los labios ante aquello, mientras que a Klaus parecía estarle cayendo doscientos años encima, al ver como todo le había salido mal, sin poder creer lo que su hermano le decía.
—Tú… ¿Qué?... —preguntó Klaus, mirando a Taylor, sin pretensión alguna de soltarle.
—Él no lo sabe aún, Klaus… así que no me hagas repetirlo y arruinar la sorpresa y la petición de mano que me estoy planeando. —por unos segundos Klaus creyó que su hermano le estaba jugando una broma pesada, pero al ver como Elijah se acercó a velocidad sobrehumana hasta donde se encontraba él junto con Taylor, se dio cuenta que no bromeaba—. Suéltalo Niklaus o juro que lo vas a lamentar. —El pasmado hibrido soltó al lastimado hombre, apartándose de ellos—. ¡Oh, mira como este hermano mío te ha dejado esa hermosa naricita! —Tanteó el tabique de la maltrecha nariz, apretándola con un movimiento rápido, colocándosela nuevamente en su puesto, consiguiendo que el adolorido hombre se quejara. —Listo… como nueva. —Se atrevió a besar la punta de la ensangrentada nariz del guardaespaldas, relamiéndose los labios—. Mmm… no solo eres lindo, también sabes delicioso. —Aferró la mano de Taylor, lamiendo sus dedos impregnados de sangre, deleitándose con ellos. —Mmm… un manjar de los dioses. —Jason no pudo evitar darle una mirada furtiva a Christian, el cual había dejado de gritar, observándole con los ojos desorbitados, mientras la entretenida vampiresa cubrió discretamente su socarrona sonrisa, al darse cuenta de cómo en efecto Taylor pretendía actuar su papel, permitiéndole al descarado hombre saborear su sangre.
—¿Qué demonios estás haciendo tú aquí, Elijah? —Espetó Klaus de mala gana, al percatarse de como su hermano parecía estar fascinado con la pieza que él pensaba sacar del juego, y la cual estaba estorbando en sus planes.
—Mi pequeño e irreverente rufián me contactó y me dijo que mi hermanito menor se estaba portando muy, muy mal… y vine a darte unas buenas nalgadas. —Rosalie no pudo evitar reír, recibiendo de parte de Klaus una desdeñosa mirada.
—Lo siento… iré a ver si alguna neófita quedó rezagada por allí. —La vampiresa se marchó, dejando a los cuatro hombres en la oficina, siendo Taylor quien corriera a desatar a su jefe, mientras ambos hermanos se retaban con la mirada.
—Sabes que no te pienso permitir que arruines mis planes, como siempre lo haces —Elijah sonrió, apretándole una de sus mejillas.
—Ya lo hice, pequeño. —Palmeó su hombro, mientras Taylor terminó de desatar a Christian, quitándole la mordaza—. Estas Jaque. —Le abrazó dándole un beso en la mejilla, escuchando las atropelladas preguntas que salieron de la boca del magnate, el cual le exigió a Jason entre sollozos que le explicara lo que estaba pasando.
—Tranquilícese, señor… todo va a estar bien —Christian se mantuvo sentado en su silla presidencial, ya que las piernas no le respondían, mirando a ambos caballeros discutir, percatándose de la llegada de Garrett, Sam y Jacob, consiguiendo que Ethan se alterara, rugiéndole tanto al policía como a los otros dos lobos apostados a su lado, flaqueándole.
—Tranquilo, Ethan. —Elijah silbó, consiguiendo con aquel peculiar silbido, que el iracundo lobo se echara nuevamente en el suelo, manteniendo sus dientes amenazadoramente expuestos.
—Tú… —Señaló Klaus a Garrett—. Vas a lamentar el haberme traicionado. —El vampiro negó con la cabeza, haciéndole un ademan con la cabeza a Taylor para que sacara a Christian de aquel lugar.
—Yo no te traicione, Klaus… soy fiel a tus causas siempre y cuando están tengan fundamentos y esta no tiene ni pie ni cabeza. —El rechinido de las llantas de un auto aparcando bruscamente frente al edificio les indico a los presentes que alguien más había llegado al lugar, temiendo que fuese algún As bajo la manga por parte del hibrido, al cual se le comenzaron a desorbitar los ojos ante la rabia que lo embargaba—. Ya deja en paz a los Grey, Niklaus, ¡por favor!… ellos no te han hecho nada. —Pero justo cuando Jason pretendió ayudar a Christian para levantarse, el irracional hibrido se acercó a ambos hombres, empujando a Taylor para apartarlo del magnate, pateando violentamente la silla hacia la ventana panorámica, la cual se rompió en mil pedazos, dejando caer al atónito hombre al vacío, mientras Klaus exclamó triunfal.
—Jaque… mate… —Sonrió con tanto regocijo malévolo en sus ojos, que sus iris brillaron intensamente en la oscuridad, mientras todos gritaron asombrados al ver salir a Christian disparado por la ventana del penúltimo piso, siendo Taylor el primero en asomarse al vacío, seguido por Elijah y Garrett, mientras Rosalie regresaba con Andrea, la cual había sido la única en mantenerse al margen de todo, después de haber recibido una paliza por parte de la letal rubia.
—¡Señor Grey!.... Noooo… —Gritó Taylor al ver como el magnate estaba a punto de impactar en contra del suelo, siendo justamente el recién llegado quien saliera del auto, saltando antes de que el aterrado hombre quedara estampado en contra del pavimento, atrapándole en el aire, dejando que su cuerpo inmortal recibiera el impacto de la caída, manteniéndole abrazado y en posición fetal.
—Te tengo, Christian. —El aludido no pudo parar de temblar en los brazos de su salvador, el cual esperó unos segundos a que sus heridas y resquebrajamiento corporal se curaran por si solos, incorporándose lentamente del suelo—. Abre los ojos, por favor. —Desde lo alto de la torre todos vitoreaban la magistral atrapada de Edward, el cual volvió a insistirle al magnate que abriera los ojos, mientras Klaus se asomó incrédulo al vacío, percatándose de cómo una vez más había fallado.
—Nooooo… —Gritó histérico el malcriado y berrinchudo hibrido, maldiciéndoles a todos, mientras Christian al fin abrió los ojos, levantando temeroso la cara.
—¿Qui… Quién eres tú?... ¿Cómo… como has podido?... —Miró no solo su cuerpo, sino el de su salvador, el cual se encontraba en perfecto estado aunque el suéter que traía, había quedado hecho tirones—. ¿Cómo… —Volvió a decir, sin poder culminar una oración coherente, mirándole a los ojos—. ¿Te conozco? —preguntó un poco extrañado, al sentir que lo conocía de algún lado.
—¿Edward? —Llamó Bella desde el interior del Volvo de su hermano—. Será mejor irnos… Christian sigue corriendo peligro. —El apuesto vampiro asintió, llevándose consigo al tembloroso multimillonario, el cual miró hacia lo alto de la torre Grey, preguntándole al muchacho.
—¿Estoy soñando? —A lo que Edward susurró a su oído, después de introducirlo en el interior del Volvo, sintiéndose pleno al tenerlo nuevamente entre sus brazos aunque fuera tan solo por unos minutos.
—Sí Christian… estas soñando. —Y mientras ambos hermanos se llevaban al meditabundo magnate lo más lejos que pudieron de aquel lugar, para ponerlo a resguardo junto a su familia, Elijah intentó calmar a su iracundo hermano, abrazándole mientras le mecía de un lado a otro.
—Ya, ya… Nicky… pequeño malcriado… no siempre se gana, tienes que aprender a perder. —Mientras que Elijah consentía a su iracundo hermano, el odioso vampiro observó a cada uno de los implicados, deteniendo su escaneo en la integridad física de Garrett, señalándole.
—Tú me las vas a pagar y con creces… —El vampiro le mantuvo la mirada, respondiéndole retadoramente.
—Donde y cuando mi señor Niklaus así lo disponga. —Le reverenció, logrando que Klaus se cabrera aún más, ya que supo de sobra que el irreverente vampiro se estaba mofando de él, empujando bruscamente a su hermano para que le soltara.
—Todos ustedes me las van a pagar. —Señaló a Elijah—. Y tú… —Se acercó a la cornisa, señalando a su hermano—. No te involucres en mis juegos de poder, hermano.
—Ya me has involucrado tú mismo, Klaus. —Observó a cada uno de los presentes—. Si amenazas a mi adorado rufián y a tu futuro cuñado. —Señaló a Garrett y luego a Taylor, guiñándole un ojo al guardaespaldas—. Me amenazas a mí, Nick… y no pienso permitir que le hagas daño a ninguno de los dos.
—Pues ya veremos quien ríe al último, hermanito. —Posó sus pies a orillas de la ventana panorama, permitiéndole al frio viento nocturno jugar con su rojiza cabellera y su larga chaqueta—. Traeré a la artillería pesada para que tú y yo juguemos este juego de ajedrez… escoge tus piezas que yo escogeré las mías, hermano del alma. —Y dicho aquello saltó al vacío, silbándole a Ethan, el cual corrió hacia las escaleras, bajando raudo cada uno de los pisos hasta llegar a la calle, franqueando la derecha de su amo—. ¡Maldito traidor! —Espetó el hibrido, sacando del bolsillo de su pantalón el teléfono celular, ya que había estrellado el de Christian en contra del suelo de la torre empresarial—. Así que te gusta la mujerzuela, esa… ¿no es así, Ethan?... —Realizó una llamada internacional, esperando a que atendieran—. Tal vez use eso a mi favor. —Acarició el pelaje del monumental lobo que caminaba a su lado.
—Salam aleikum. —Saludó el lacayo egipcio en su idioma natal, desde el otro lado de la línea.
—Aleikum Salam, Benjamín. —Correspondió Klaus, sin dejar de acariciar el pelaje de Ethan. —Te necesito en Seattle. —A lo que Benjamín respondió.
—Mañana me tendrás en américa, Klaus. —El aludido afirmó complacido que lo esperaría ansiosamente culminando la llamada, comenzando otra completamente distinta, marcando esta vez el código de área de Italia, mientras Elijah hacia lo mismo desde lo alto de la torre empresarial, notificándole a Garrett con cierto pesar.
—Lo siento mucho por Alistair… Garrett, pero cuando mi hermano se pone obtuso, hay que traer a mis súbditos más leales. —Esperó a que uno de sus lacayos por parte de los Vulturi contestara, acercándose lentamente hacia donde se encontraba Taylor, el cual trató de limpiar el destrozo en la oficina presidencial, sintiendo como Elijah le aferró del brazo, negando con la cabeza ante su empeño de asear el desordenado lugar.
—Mi señor, Elijah. —Respondió Cayo, respetuosamente.
—Buona notte, mio caro. —Saludó Elijah muy cortésmente—. A tu señor Niklaus se le ha zafado nuevamente un tornillo. —Cayo suspiró del otro lado de la línea—. Necesito a mi guardia real aquí lo antes posible.
—Así será, mi señor… Come voi ordine. —Culminó la llamada, enfocando sus ojos en Taylor.
—Listo… las piezas del nuevo juego llegarán mañana. —Miró todo aquel destrozo—. Deja de limpiar, guapo… ya vendrá quien deje el edificio como si nada de esto hubiese pasado. —El guardaespaldas asintió, caminando a las afueras de la oficina, percatándose de cómo Jacob y Rosalie, mantuvieron a Andrea arrinconada, completamente aterrada—. ¿Qué hacen con esa chica?... mátenla. —Aquello no solo sorprendió a los presentes, Jason le contempló horrorizado, exigiéndole que no la asesinaran—. Mmm… Bueno… les dejaré decidir su suerte. —Le señaló. —Pero si te atreves a jugar a favor del bando contrario voy a destrozarte el corazón, mi linda. —Hizo el gesto con las manos de destripar aquel órgano vital—. Vámonos.
Todos comenzaron a salir de la torre empresarial, unos por las escaleras de emergencias, y otros por el amplio ventanal que Klaus había roto, mientras que Garrett, Taylor y Elijah fueron los únicos en usar el ascensor, siendo el calmo guardaespaldas quien preguntaba a continuación.
—¡Por cierto!... ¿Quiénes eran los dos vampiros que les ayudaron? —A lo que Garrett respondió, haciéndole un ademan a Elijah para que saliera primero, lo que por supuesto el milenario vampiro, agradeció encantado.
—Amigos de Leila… al parecer la loquita tenía un muy buen As bajo la manga. —Garrett señaló a Elijah—. Tenías razón… fue buena idea llevarla con nosotros. —Taylor frunció el ceño ante lo de loca, exigiendo cierto respeto y consideración por la desequilibrada muchacha—. Vámonos… les contaré todo camino a la casa de nuestros  nuevos aliados.
—¿Y el hotel? —preguntó Taylor extrañado.
—Ya no es seguro…. Así que después de rescatar a los Grey, decidimos mover todo hasta la antigua casa que una vez le sirvió de guarida a Victoria. —Elijah preguntó si la tal Victoria que había escuchado nombrar dos veces, era la doppelganger que su hermano Niklaus había estado cazando durante largo tiempo—. La misma… pero ya está muerta. —El ancestral vampiro asintió complacido, esperando a que Garrett le abriera la puerta del auto que habían dejado en una esquina a su llegada.
—Pues espero que ese refugio tenga una ducha decente y una cama matrimonial, doselada. —Entró en el auto seguido por Taylor, el cual preguntó a continuación.
—Pensé que dormían en ataúdes. —Aquello no solo hizo reír a Elijah, sino también a Garrett, quien ya había tomado su puesto como chofer, arrancando el auto, mientras los demás les seguían en el costoso vehículo rentado, trayendo consigo a la neófita.
—No querido… nosotros dormimos en camas. —Señaló a Garrett—. A diferencia de la nueva generación de vampiros… los cuales no duermen jamás. —Taylor alzó una de sus cejas, mirando el sonriente rostro de Garrett desde el espejo retrovisor—. Pero los Originales si dormimos y tú como mortal, también lo haces… o eso espero. —Se acercó al inmutable caballero, el cual no se movió ni un centímetro de su puesto, por más que Elijah se le encimara.
—Sí, así es. —respondió mirando al frente.
—Pues espero que no hayan suficientes camas y debas compartir la tuya contigo. —A lo que Taylor respondió, dándole una mirada furtiva al risueño policía, enfocando sus inexpresivos ojos sobre el seductor vampiro.
—Con tal de que no ronque, no tengo ningún inconveniente en que compartamos la cama. —No solo Garrett río ante aquella inesperada respuesta, Elijah rió con tal desenvoltura, que le permitió a su estilizada postura relajarse de un modo en el que jamás se permitió antes.
—¡Me encantas, Jason!... —Y mientras ambos inmortales reían, Taylor permaneció serio, manteniendo su postura insondable delante del cautivado vampiro, actuando su papel tal y como solía hacerlo, sin percatarse de que estaba pisando un terreno peligroso del cual ya no podría escapar jamás.
 

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