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50 Juegos de Codicia y Poder (Ego contra Ego) por ErickDraven666

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Pandemónium
La alerta de Jasper por medio de los intercomunicadores ante el cambio de premonición de Alice acerca de la muerte de Mía, activó a todos aquellos que resguardaban la integridad física de los implicados en la venganza de Victoria, reuniéndose en el pent-house de los Cullen, justo cuando alguien a quien no esperaban arribó al lugar de reunión en compañía de Carlisle y dos de los integrantes del Clan  Denali, quienes se enteraron de todo lo que estaba ocurriendo en Seattle, arribando al lugar para apoyar a su familia.
—¡Carlisle!... Creo que no fue buena idea traer a mí padre a Seattle justo ahora. —Acotó Bella, abrazando a Charlie.
—A mi también me alegra verte, hija. —Algunos de los presentes sonrieron, mientras que otros simplemente observaron la escena con hastío y cierto desprecio en su mirada.
—No es que no me alegré verte, Charlie..  es solo que justo ahora…
— …Estamos intentando resolver de una vez por todas lo de Victoria. —Cortó Jasper secamente la conversación entre padre e hija—. Muy lindo todo el reencuentro y creo que la mayoría ya soportó bastante de la telenovela de la imprimación… —Señaló a Jacob y a Leila— …Pero ahora enfoquémonos en lo que nos compete. —Aunque las palabras de Jasper sonaron duras y realmente odiosas, él tenía razón y era mejor comenzar a organizar el dichoso rescate, ya que en las visiones de Alice, ahora era Elena quien se encontraba en ellas, muerta en un mar de sangre.
—Jasper tiene razón… hay que organizarnos, si la premonición de Alice es cierta y Elena ha desaparecido, eso quiere decir que no pudo esperar una respuesta congruente de nuestra parte y fue a buscarlas en aquella dirección. —Acotó Edward.
—Pero la vieja estúpida te envío la foto de la nota tan solo con lo que había escrito la noviecita del segundo al mando de Victoria y no la dirección. —Respondió Jasper a las palabras de su hermano, rememorando el pasado cuando él había sido el segundo al mando del ejército de María.
—No la insultes, Jasper..  ella solo quería respuestas. —Espetó de mala gana el joven psicólogo.
—¡Y vaya que las va a encontrar!... Le fue a buscar las cinco patas al gato y terminará rodeada de fieras sedienta de sangre… yo creo que de esta no se salva.
—¿Jasper? —Llamó Carlisle la atención de su odioso hijo—. Eso no nos ayuda en nada, muy pronto llegará Garrett y entre todos decidiremos que hacer.
—Pues mientras el policía llega, yo iré a dar un paseo, ya no soporto tanto romance y babosadas… estoy asqueada. —Leah se incorporó de su asiento, mirando con total desprecio tanto a Jacob como a Leila, la cual ni siquiera se había percatado que las odiosas palabras de la loba iban dirigidas hacía ella, sonriendo tontamente ante los mimos de su imprima, mientras que la molesta Quileute pulsó el botón que llamaba el ascensor, el cual se abrió rápidamente, dejando ver no solo el agraciado rostro de Garrett, sino también el de Sam, quien había arribado al pent-house, después de  haberle pedido a Embry que lo relevara de su puesto en la casa Grey, dejándole a cargo.
—¿A dónde crees que vas? —preguntó el líder de la manada, al ver como la chica entró al ascensor, después de que ambos enemigos comunes abandonaran el estrecho compartimiento.
—A respirar aire fresco, ya no soporto tanta cursilería junta. —Miró a los imprimados.
—Deja la envidia, Leah… No voy a permitir que irrespetes la imprima de Jacob. —La aferró del brazo, sacándola del ascensor.
—Déjala, Sam… Sabes que toda su rabia es porque ha perdido a uno de sus jugueticos. —Por más que la enajenada loba se sacudió, no pudo soltarse del agarre de su líder, rugiéndole a Jacob mientras acotaba a continuación.
—Ya veremos si ella te da lo que yo te di, Jacob. —gritó intentando soltarse de las garras de Sam, siendo Seth quien le pidiera a su hermana que se calmara y respetara la imprima del beta, ya que aquello era su más ferviente fe—. No me hagas reír, niño… tu más que nadie odias la imprimación, vives asustado de ella porque no quieres cambiar el falo por la almeja… ¿cierto?
—¿Leah?... ya basta. —Sam la empujó, logrando que la encolerizada chica cayera sobre uno de los sofás individual, justo cuando Alice entró al pent-house por uno de los balcones, mirando la escena.
—No sabes cuanto me alegra que Emily al fin te haya dejado, maldito bastardo. —Sam miró a Leah con tanto despreció, que por un momento todos pensaron que se le arrojaría encima y la golpearía.
—Ella no me dejó, yo le entregué su libertad, así que deja de intentar lucirte delante de todos, tan solo porque tus juguetes sexuales ya no te quieren. —Leah soltó un grito de ira contenida, pretendiendo golpear a su alfa, pero Seth se interpuso entre su hermana y Sam, siendo Charlie quien hablara.
—Espero que lo que este diciendo Sam no sea cierto, Leah. —La voz de Charlie no solo hizo voltear el rostro de la mayoría de los presentes, Garrett observó el serio y decepcionado rostro del policía, asombrándose al verlo en aquel lugar—. Si tu madre se llegase a enterar de que su hija…
—…Es una golfa… ¿Eso era lo que ibas a decir?... pues lo soy y no me interesa lo que piense mi madre y mucho menos lo que pienses tú, Charlie… no eres mi padre. —Leah corrió hacía una de las tantas habitaciones del pent-house, encerrándose para poder llorar a gusto, ya que muy pocos sabían que desde la muerte de Harry, el padre de los hermanos Clearwater, Leah había cambió considerablemente.
—La desconozco por completo. —Acotó Charlie, mientras todos observaban hacía el cuarto donde Leah se había encerrado, siendo Garrett el único en no quitarle los ojos de encima al padre de Bella.
—¡Jefe Swan!... no pensé que contaríamos con su presencia. —Charlie se sobresaltó al escuchar aquellas palabras, intentando permanecer calmo, pero los latidos de su corazón lo estaban dejando en evidencia delante de todos.
—Aamm… ¿Teniente? —Charlie acortó distancia entre ellos, ofreciéndole un apretón de manos, intentando verse tranquilo y sobre todo agradable con el vampiro, aunque lo que menos había deseado era verlo tan pronto y delante de tanta gente.
—¿Trajo su escopeta? —Garrett comenzó a contarles a todos las proezas de Charlie la noche del ataque en la reservación, siendo Jasper quien volviera a interrumpir.
—En verdad lamento mucho interrumpirte, Garrett… pero para cuando demos con el paradero de la rubia cincuentona, solo encontraremos restos de ella desperdigados por doquier.
—Tiene razón, mayor Whitlock, enfoquémonos en lo que nos compete ahora. —Garrett saludó a su amigo Carlisle, quien a su vez le presentó tanto a Kate como a Tania Denali, las cuales no podían dejar de estar abrazadas la una a la otra como si fuesen siamesas—. Un placer chicas. —Ambas le sonrieron completamente encantadas, siendo Emmett quien desilusionara a las dos rubias.
—No le coqueteen mucho al teniente, a él no le agradan las mujeres. —Carlisle le notificó a Emmett que no era deber suyo decir esas cosas, retando a su entrometido hijo.
—No lo regañes, Carlisle… para mí el ser gay no tiene nada de malo, yo jamás fui un enclosado como muchos que conozco. —Miró a Edward y luego a Charlie, haciéndose el desentendido, al ver como Seth se le acercaba, alzando su mano.
—Así se habla viejo… no hay nada peor que ocultar lo que uno realmente es. —Garrett chocó los cinco con el pequeño lobo, mientras Emmett rió al ver las caras de decepción de las Denali, mientras que Charlie y Edward se miraron a las caras, intentando hacerse los desentendidos, pero el joven vampiro ya se había percatado desde la mente del policía, no solo de la conversación que tuvieron él y Bella por teléfono sobre sus sentimiento hacía Christian, sino también lo que parecía estar ocurriendo entre Charlie y Garrett, alterando cada vez más los nervios del policía.
—¿Vamos a seguir perdiendo el maldito tiempo o qué? —preguntó Jasper completamente exaltado.
—Cálmate Jasper. —Exigió Alice, acercándose a su esposo—. No porque tu seas un homofóbico quiere decir que todos los sean.
—Momento, yo no soy… —Alice le interrumpió.
—El punto es que estamos a ciegas, sigo teniendo visiones de Elena muerta, pero no sé en donde está… no logró distinguir el tétrico escenario. —Edward observó en la mente de su hermana el lugar, notificándole a continuación.
—Parece ser en las afueras de Seattle. —Al decir aquello Charlie recordó que Edward leía la mente, sintiéndose extremadamente nervioso, pidiendo permiso para ir al baño, mientras el vampiro argumentaba—. Pero puede ser cualquier lugar. —Justo en aquel momento llamaron al teléfono del pent-house, siendo Rosalie quien contestara.
 —¡Diga! —Edward era el único que podía escuchar desde los pensamientos de su hermana lo que el joven de la recepción le decía, asintiéndole a Rosalie para que aceptara la visita—. Sí, dígale que suba. —La hermosa rubia culminó la llamada, acercándose a Jasper para notificarle que debía calmarse por el bien de Leila, ya que para asombro de muchos, Rosalie y la señorita Williams habían congeniado demasiado bien, pues Jasper le había enseñado los sentimientos que emanaban de ambos imprimados, sintiendo una afinidad con ella, al ver que era lo mismo que la vampiresa había sentido en su momento por su prometido Royce King II, quien terminó destrozándole más que solo el corazón.
—Ven aquí, Jas… —Lo alejó del ascensor, mientras Edward le rogaba a Bella que no hiciera ni dijera nada, antes de saber lo que realmente necesitaban averiguar… en dónde se encontraba Elena y los neófitos.
El ascensor llegó al fin al piso en donde todos se encontraban, dejando ver el asustado rostro de Riley en el interior del artefacto mecánico, siendo Charlie quien lo dejara al descubierto delante de todos.
—¿Tú?... —Sacó su arma de reglamento como si con aquello pudiese hacerle daño, apuntándole al vampiro—. Ese bastardo fue el que quiso comerse a Anthony y de seguro fue él quien asesinó a Billy. —Charlie no había terminado de decir aquello cuando Bella ya había empujado a Edward a un lado, y Jacob se había incorporado de su asiento junto a Leila, transformándose en lobo.
—Calmados todos, por favor. —Exigió Carlisle, interponiéndose entre ellos y el joven Riley, quien no pretendía abandonar el ascensor hasta estar seguro de que nadie lo atacaría—. Edward tiene razón… no vamos a lograr nada si lo matamos. —Leila se incorporó rápidamente de su asiento, pretendiendo acercarse al vampiro, pero Jacob la aferró de la falda con sus fauces, prohibiéndoselo.
—Suéltame, Jake… Riley fue bueno conmigo… él y Bree fueron muy atentos. —Leila logró zafarse, pero el doctor Cullen mantuvo a la joven alejada del ascensor y por consiguiente del vampiro—. ¿Dónde está Bree, Riley?... ¿Por qué ella no ha venido contigo? —A lo que el asustado y triste vampiro respondió, bajando la mirada.
—Victoria la ha atrapado. —Leila se sorprendió de escuchar aquello, comenzando a llorar—. Por favor, ayúdenme… —Rogó el chico arrodillándose frente a todos, sin deseo alguno de abandonar el ascensor—. Victoria va a matarla.
—Esto es una trampa. —Acotó Jasper paseándose de un lado a otro frente a Rosalie, la cual intentaba mantenerlo ha raya.
—Les juro que no miento… ¿Creen que sería capaz de venir solo hasta acá, a sabiendas de que podrían matarme? —Todos observaron al muchacho, enfocando sus ojos en Edward, a la espera de que el dijera si veía algo en su mente que lo delatara.
—Dice la verdad… Ambos traicionaron a Victoria, llevándose a Leila y entregándole aquella nota a Elena. —Edward siguió escudriñando la mente del vampiro, contándole a todos lo que había pasado, siendo Jack quien se diera cuenta de la presencia de Elena en los edificios abandonados, mientras que Victoria había ido a cazar a su pareja, la cual fue atacada por varios neófitos, llevándose consigo a Bree, dejando que una turba de vampiros asesinaran a Riley, pero el vampiro pudo escapar de la letal contienda.
—Se los ruego, solo quiero recuperar a Bree… les ayudaré, pero deben prometerme que ella y yo no saldremos lastimados. —Jacob le rugió, notificándole a Edward lo que pensaba al respecto para que se lo notificara a los demás.
—Jacob no creo que debamos deshacernos de él, y sí… estoy de acuerdo contigo en que Riley sobrepasó los límites con los niños, pero él es el único que puede decirnos en donde está Elena.
—Pues tú puedes verlo en sus pensamientos, Edward. —Espetó Jasper de mala gana—. Así que solo búscalo en su mente y deshagámonos de él. —El aterrado rostro de Riley les demostró a todos lo asustado que estaba, pulsando rápidamente el botón de la planta baja, siendo Carlisle y Emmett quienes mantuvieran las puertas del artefacto mecánico abiertas.
—Nadie va a hacerte daño. —Notificó Edward alzando la voz por sobre el resto de los demás—. Yo te lo garantizo, Riley… —Se acercó lentamente al ascensor—. Entiendo muy bien por lo que estas pasando, tienes miedo y te atreviste a venir aquí por amor, así que yo te garantizo inmunidad. —Todos comenzaron a quejarse y a recriminarle a Edward su proceder, pero el joven vampiro les notificó a todos su decisión—. Sé en donde está Elena, pero hasta que no lleguemos al lugar indicado, Riley cuenta con mi palabra y mi apoyo. —Extendió su mano hacía él para estrecharla y sellar su promesa, en donde Carlisle y Leila eran los únicos en estar de acuerdo, mientras que Bella y Jacob intentaron controlarse, ya que si Edward y la señorita Williams, apoyaban a Riley, los ex esposos no se opondrían ante sus deseos.
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La camioneta que los Cullen habían decidido adquirir como suya se estacionó en un terreno baldío a las afueras de Seattle, en donde el óxido se había apoderado de los fierros viejos que dibujaban un paisaje desolado y sin vida, en donde el abandono de las ruinas demostraban el pasar del tiempo y la devastación en aquellos edificios.
Jasper y Jacob llevaban a Riley encadenado y custodiado, siendo Edward quien condujera hasta aquel lugar, al ser el único que sabía la dirección exacta, llevando a la mayoría en la camioneta, mientras que el resto arribó al lugar en compañía de Garrett, el cual siguió la camioneta en su patrulla, llevándose consigo a Bella, a Charlie, a las hermanas Denali y a su amigo Carlisle, sin dejar de hablar con Bella, ya que desde que ambos se presentaron, se cayeron de maravillas.
—Entonces Bella pertenece a la comunidad LGBT, quien lo diría. —Garrett miró a Charlie por el espejo retrovisor, sonriendo con ironía.
—Así es… y la verdad es que me sorprende que un hombre tan varonil como tú, sea gay. —Garrett salió de la patrulla, abriéndole la puerta a Charlie, el cual le miró de mala gana, apartándose de él.
—No se necesita soltar las plumas para ser gay, Bella… así como tampoco se requiere ser marimacha para ser lesbiana. —Carlisle salió del vehículo, observando como todos los lobos y los demás vampiros salieron de la camioneta, mientras su amigo acotaba—. Es cuestión de personalidad, a unos nos gusta ser muy hombres y aún así recibir castigo por la retaguardia, mientras que a otros les gusta el fashionismo, las lentejuelas, y los tacones altos. —Garrett comenzó a caminar como si estuviese modelando sobre una pasarela, alzando sus talones, simulando usar tacones altos.
Por supuesto aquello hizo sonreír a más de uno, pero a Charlie parecía haberle dado fiebre emotiva, ya que el ver lo desinhibido y relajado que era el policía ante su sexualidad, era algo que lo avergonzada tanto y al mismo tiempo le causaba tanta envidia, que no pudo disimular su malestar, apartándose del vampiro, mirando a otro lado.
—Disculpa a mí amigo, Charlie… siempre ha sido un payaso… no puede evitarlo. —Se disculpó Carlisle.
—No te preocupes. —Acotó Charlie, ignorando las payasadas del vampiro.
—Jamás nos hablaste de tu amigo, Carlisle. —Alegó Kate.
—Es porque entre Carlisle y yo existe un romance secreto… ¿No es así amigo mío? —preguntó Garrett acercándose a su mejor amigo para rodear sus hombros con uno de sus brazos.
—Deja de decir esas cosas, Garrett… Sabes que te aprecio mucho, pero solo como un amigo. —El desvergonzado vampiro siguió coqueteando con Carlisle, observando de refilón a Charlie, para ver sus reacciones, cruzando de vez en cuando sus miradas.
—Pongámonos serios, Garrett. —Exigió Jasper empujando a Riley, el cual miró insistentemente a Edward, ante los maltratos que le daba el mayor Whitlock—. Esa maldita puede estar en cualquier lugar, vigilándonos y a la espera de una posibilidad para atacar.
—Jasper tiene razón. —Acotó Charlie—Corremos peligro, así que es mejor mantenernos callados…
—Corrección… usted corre peligro, Sheriff. —Interrumpió Garrett, acercándose al policía pueblerino, sobresaltándole al verlo tan cerca de él—. Se le exigió que se quedara en el pent-house con la señorita Williams , pero no nos hizo caso, así que de nada le vale estar alerta, ya que igual puede salir lastimado.
—O muerto. —Acotó Jasper, ganándose la desdeñosa mirada de muchos—. ¿Qué?... Garrett tiene razón, no debió venir, es una distracción para todos nosotros.
—Más bien soy un señuelo. —Charlie resumió en breves palabras la historia que Billy le había contado sobre el valor de la segunda esposa de Taha Aki, el espíritu guerrero de la tribu, aquella que se había cortado para llamar la atención de los fríos que atacaban su aldea, permitiéndole a su esposo salvar a su pueblo.
—Pero papá… ¿Te volviste loco? —preguntó Bella completamente alterada—. Te dejé venir porque nadie puede imponérsete cuando te pones obtuso, pero no voy a permitir que… —Tanto Jasper como Edward chitaron a Bella para que se callara, mirando a todos lados.
—No estamos solos. —Notificó Jasper al sentir varios sentimientos a su alrededor que no eran los de sus allegados, mientras Edward acotaba a continuación.
—Son muchos… unos cincuenta más o menos. —Todos se tensaron al escuchar aquello menos Riley, quien le confirmó el número exacto de los neófitos.
—Son exactamente cuarenta y cinco neófitos… eran casi setenta pero el ataque a Forks bajó considerablemente el número. —Miró a Edward—. ¿Puedes escuchar a Bree? —preguntó rogando porque la joven aún estuviese viva.
—Son demasiados pensamientos juntos, no puedo concentrarme en uno en particular. —Justo en aquél momento su teléfono celular vibró, sobresaltando al vampiro, el cual extrajo rápidamente el Android, percatándose de un mensaje de parte de Christian, poniendo los ojos en blanco. “No puede ser” Pensó… ya que antes de irse a la cama, el vampiro le había suministrado un par de pastillas para dormir en el jugo de la cena, y así poder salir sin ser detectado por el magnate—. “Si que eres resistente a los psicotrópicos” Abrió el mensaje leyéndole rápidamente, mientras Jasper les notificaba a todos lo que está pasando y como se organizarían para entrar.
[¿En donde demonios estás y que me echaste en la comida?... Esto te va a costar muy caro, Edward.]
El vampiro guardó su teléfono celular ya que no era el momento ni el lugar para seguirle el juego de amo a Christian, pues si no terminaban con aquel problema llamado Victoria no habría más romance, ni juegos sexuales y mucho menos un futuro juntos, si era que podía existir uno.
—Quédese detrás de mí Sheriff… pues aunque tuviera su Shotgun no saldría ileso de esto si no hace lo que le digo. —Por más incómodo que Charlie se sintiera sabia que Garrett tenía razón, pensando en como ayudar sin tener que ser una carga para ellos, arrepintiéndose de no haberse quedado con Leila, la cual quedó custodiada por agentes de policía vampiros que el teniente había dejado en el pent-house.
Sam fue el primero en transformarse, seguido de Jacob, Seth y Leah… ya que por más molesta que estuviera, la joven Clearwater siempre estaría apoyando a su alfa y a sus hermanos Quileutes, jurándole a su madre proteger a su hermanito ante cualquier peligro.
—Sam irá con Carlisle y Alice… Seth con Emmett y las primas Denali… —Comenzaron a acatar las órdenes de Jasper, reagrupándose— …Jacob irá con Edward y Bella, así que Leah tu irás conmigo y con Rosalie. —Aferró con fuerza a Riley, mirando a Garrett—. Creo que será mejor que te quedes con el jefe Swan, no creo que sea buena idea que… —Unos cuantos reflectores apostados en zonas estratégicas de aquel complejo abandonado, iluminaron el deprimente escenario de fierros viejos y edificaciones derrumbas que había escogido Victoria para su venganza, mostrando su rostro en lo alto de uno de los maltrechos galpones.
—No debí subestimarte, Riley querido… después de todo fuiste tú quien los creo. —El joven miró a todos lados intentando dar con el paradero de su amada—. ¿Estás buscando a la maldita que me robó tu fidelidad? —Señaló a su izquierda, justo cuando otro reflector se encendió, iluminando la parte alta de uno de los edificios, mostrando a la joven neófita, crucificada entre fierros oxidados, los cuales habían sido clavados en sus brazos, sus piernas y su tórax, traspasando sus extremidades, manteniéndola clavada a una de las paredes ladeadas.
—¡Bree!... —Exclamó Riley pretendiendo ir a socorrerla, pero tanto Jasper como Rosalie se lo impidieron.
—¿Qué ganas con todo esto, Victoria? —Preguntó Carlisle, justo cuando el celular de Garrett comenzó a vibrar, logrando que el vampiro se sobresaltara—. Tu venganza a perdido fundamentos, ya ni siquiera es en contra de Edward… ahora usas a cualquier inocentes para tus macabros planes.
—¿En donde está Elena? —gritó Edward completamente exaltado.
—¡Oh… Ella está viva!... Por ahora. —El encolerizado vampiro pretendió abandonar su puesto de batalla para atacarla, siendo Jacob quien lo detuviera, interponiendo su descomunal cuerpo lobezno en su camino.
“Aun no, Edward… además… prometiste que sería mía… ¿Lo recuerdas?” El vampiro asintió, intentando calmarse, mientras que Garrett leyó el mensaje que Alistair le enviaba, sin saber si aquello era bueno o malo, mirando a Charlie, leyendo nuevamente el mensaje.
[Encontré a mí señor, Garrett… te dije que lo encontraría..  ¿En donde estás tú?]
El policía volvió a mirar a Charlie, el cual no podía dejar de ver a la pobre neófita crucificada, sintiendo pena por ella a pesar de haberla visto en la masacre de la reservación, deseando liberarla.
—Solo quiero tu cabeza, Edward. —Señaló a la nueva hermana del vampiro—. Y la de Bella. —Charlie negó en voz alta, llamando la atención de la pelirroja—. ¡Vaya, vaya!... pero miren lo que me han traído… esto cambia considerablemente las cosas. —Ahora era Bella quien se negaba ante las posibles elucubraciones de la vampiresa.
—Dijiste que me querías a mí, Victoria… pues aquí me tienes. —La pelirroja sonrió con total malicia, negando una y otra vez con la cabeza, mientras Garrett respondió el mensaje de su amigo, notificándole su ubicación exacta.
—No querida… creo que me divertiré mucho más viendo como intentan resguardar la vida de tus seres queridos cuando suelte a la jauría de neófitos que tengo encerrados. —Debajo de donde se encontraba Victoria, Riley pudo divisar movimientos en la oscuridad, notificándole a Jasper entre susurros que Jack se encontraba tras bastidores, encendiendo y movilizando los reflectores a su favor, intentando mantenerse oculto entre las sombras.
—¿Es todo lo que harás, Victoria?... —preguntó Garrett caminando hacia su izquierda, tratando no solo de ganar tiempo para que Alistair trajera a su señor, sino para guiar el reflector que lo iluminaba a él y a Charlie hacía otro lado, rogando porque Bella entendiera lo que intentaba hacer, quitando a Charlie del punto de enfoque de la pelirroja—. ¿Simplemente soltarás a tus neófitos y verás si somos capaces o no de proteger a nuestros seres queridos?... te creí mas astuta que eso. —Al pasar junto a Jasper, pudo percatarse de la insistente mirada del mayor Whitlock, volteando el rostro para ver que veía, percatándose de la presencia de Jack.
—No me hagas reír, policía… Tú y tu amigo Alistair no son contrincantes para mí. —Garrett alzó una de sus cejas, sin dejar de alejarse del jefe de la policía de Forks, acercándose está vez a Carlisle, mientras Edward ya había leído en la mente de su hermano la ubicación exacta de Jack, siendo Leah quien se movilizara sigilosamente entre los escombros, pretendiendo atacar de improvisto al malviviente ex de Anastasia, la cual se había rehusado a hablar con Jacob desde que el joven lobo la había dejado plantada aquel día a causa de la imprimación—. Los perros solo tuvieron suerte de que ustedes dos hubiesen estado allí, pero no podrán en contra de tantos neófitos sedientos de sangre.
—¿Eso crees? —Todos aguardaron atentos a la disputa entre la pelirroja y el policía, mientras Bella escondió a su padre en la patrulla, pidiéndole que no se moviera de aquel lugar.
—No lo creo, Garrett… estoy cien por ciento, segura. —Victoria miró a Edward, sonriéndole con malicia—. Y aunque pierda, ya gané… ya que de algún modo u otro, Christian se enterará de lo que en realidad eres. —El vampiro vio en la mente de la pelirroja que aquello se refería no solo a que Elena lo sabía, sino que al parecer había dejado en Grey Holding Enterprise, inc. documentación que lo dejaba en evidencia delante del magnate.
—Eres una maldita. —Victoria rió ante las palabras del apuesto vampiro.
—Así es querido, no me dejaron acceder a tu nueva adquisición amorosa y acabar con su vida, pero tenlo por seguro que haré todo lo posible porque esa relación termine mal, haré que Christian te odie y sobre todo qué el magnate sepa que fuiste tú el culpable de la muerte de su mejor amiga. —Un último reflector iluminó a la inconsciente rubia en lo alto del edificio mas grande, atada a una de las vigas de contención, la cual se mecía peligrosamente.
—¡Por todos los cielos! —Exclamó Alice completamente asustada, mientras que a Edward se le caía la cara de vergüenza al verse expuesto por Victoria delante de todos.
—Dijiste que nos querías a Bella y a mí… ¿no?... pues aquí estoy, Victoria… te doy mi vida a cambio de la de Elena. —Mientras Edward intentaba negociar con Victoria, Jasper le quitó las cadenas a Riley, notificándole que debía de estar atento por si los neófitos hacían acto de presencia, exigiéndole que lo pensara dos veces antes de traicionarlos por la pelirroja.
Por su parte Leah ya había llegado al lugar en donde Jack se escondía de todos, movilizando por medio de varios paneles de control los reflectores, atento a lo que pasaba en la distancia, sin tan siquiera percatarse de la presencia de Leah, la cual se había transformado nuevamente en humana, escalando el esqueleto metálico del destrozado edificio, llegando al fin hasta donde Jack se encontraba, pretendiendo transformarse nuevamente en una loba para arrojarse sobre él, pero el malviviente había colocado varias trampas a su alrededor, activándose una de ellas, la cual dejó caer sobre la chica una enorme red de pesca.
Aquello activó el instinto protector del hermano de la chica, corriendo hacía el edificio aledaño para socorrerla, pero Emmett se le interpuso, aferrando al pequeño lobo gris por uno de los costados.
—No pequeño, detente… pueden haber más trampas y no sabemos con que nos va a salir está maldita mujerzuela. —Victoria rió con total malicia, mientras que Jack se acercó lentamente hacía donde se encontraba la enajenada y desnuda muchacha, sacando una pequeña linterna de los bolsillos de su pantalón, alumbrando el encolerizado rostro de Leah.
—Pero mira que tenemos aquí, una exhibicionista. —Miró la desnudez de la joven Clearwater, la cual intentó quitarse la pesada red de acero, sin éxito alguno—. Que lindo juguetico me han enviado. —Al escuchar aquello, Leah levantó rápidamente el rostro para ver los ojos del malnacido frente a ella y justo allí, el tiempo se detuvo para ambos y solo la gravedad los unió a la tierra, mientras sus almas recorrieron en tan solo un segundo las interminables historias de vidas pasadas, en las que parecían haberse amado recurrentemente, reencontrándose una y otra vez, eternamente.
—Parece más divertido dejarte con vida, sufriendo por un amor no correspondido. —Respondió Victoria sin tan siquiera percatarse de lo que estaba sucediendo entre Jack y Leah, al igual que todos los presentes, ya que mientras la chica no retomara su forma lobezna, ninguno de los integrantes de su manada se enteraría de su inesperada imprimación.
—Puedes entregarte Victoria y recibir mi indulto… —La vampiresa rió burlonamente ante las palabras de Garrett— …Pero si lo que quieres es guerra, no vamos a escatimar en devolverte lo que nos des, porque quien intenta resolver las cosas con violencia, solo encontrará más violencia. —Todos asistieron, mientras Edward mantuvo enfocada su mente en la de Elena, intentando buscar algún indicio de violencia o maltrato físico y mental, pero la rubia parecía encontrarse aun inconsciente.
—Veamos que tanto pierden ustedes y que tanto puedo perder yo. —La vampiresa realizó un ademán con la mano, logrando que un considerable número de neófitos apareciera a cada lado de ella, siendo Riley quien hablara entre dientes.
—Estos son los primeros que cree… los que han aprendido a controlarse. —Jasper asintió—. Los más nuevos deben estar aun encerrados. —Mientras todos contemplaban el panorama que se les avecinaba, Jack y Leah se devoraban en un apasionado beso que parecía no querer tener fin, siendo Jasper quien se percatara de los lujuriosos sentimientos en un mar de sensaciones diversas que saturaban el lugar, siendo los menos esperados en un panorama tan poco propicio para ellos.
—No puede ser. —Soltó Edward, no solo al leer los pensamientos de Jasper, sino al percatarse por sí mismo que las impúdicas acciones entre la joven Clearwater y el malviviente de Hyde, habían comenzado por un fin que nadie esperó que sucediera, notificándoselos a todos los presentes—. Leah se ha imprimado de Jack. —Cada uno de los que se encontraban en aquel lugar se vieron las caras, sin poder creer lo que estaba ocurriendo, dejando tanto al bando de los buenos como el de los malos completamente asombrados, ya que aunque Victoria no sabía lo que significara aquella palabra, sintió que no era nada bueno.
—¿Jack?... —Llamó la alterada vampiresa, la cual no obtuvo respuesta alguna del degenerado y malnacido hombre, aquel que pretendió escabullirse con la chica, pero la vampiresa ya había enviado a un par de neófitos a buscarle, percatándose del faltante de la loba blanca en las filas enemigas—. ¡Maldito seas Jack!… juro que si me has traicionado voy a… —Mientras Victoria hablaba, comenzó a descender por una de las vigas de soporte, percatándose de como Leah se transformaba en loba, transmitiéndole a los demás Quileutes sus sentimientos hacía Jack, confirmando la imprimación entre los suyos—. Mátenlos a ambos—. Aquello consiguió que la manada atacara, ya que una de las creencias más sagradas para ellos era la imprimación y Jack había pasado de ser el indeseable número uno a la prioridad de cada uno de los Quileutes, pretendiendo resguardar su vida y la de Leah.
—Seth, no… —Emmett intentó detener al pequeño lobo gris, pero la magia Quileute era poderosa, transformándolos a todos en títeres de un destino escrito por los espíritus de la tribu, manipulando a cada uno de ellos sin poder hacer nada al respecto, recibiendo de parte del hermano de Leah un rugido y un mordisco para que le soltara.
—Este es el momento justo para que uno de nosotros vaya por la señora Lincoln. —Acotó Garrett en voz baja, al ver lo alterada que se encontraba la vampiresa, enviando a más de sus soldados, ya que Leah había asesinado a dos de sus inmortales sin problemas alguno, resguardando la integridad física de Jack.
—Yo iré… —Acotó Bella—. Vigila a mí padre, está dentro de la patrulla. —La vampiresa señaló el carro de policía aparcado junto a la camioneta, percatándose de que el policía no se encontraba dentro—. Pero… ¿En donde demonios se metió? —La vampiresa miró a todos lados.
—¿En serio te extrañas que haga esas cosas?... En Forks yo ya me había percatado del tipo de persona que es tu padre. —Alegó Garrett, mirando su reloj de pulso y revisando su celular, a la espera de un nuevo mensaje por parte de Alistair—. Si le dices que se esconda saldrá corriendo a enfrentarse con el enemigo, si le pides que aguarde en algún lugar seguro, tu padre irá a buscar problemas, y si le pides que no se involucre…
— …irá él mismo a buscar a Elena. —Bella señaló el edificio donde se encontraba la rubia atada, en donde se podía apreciar al intrépido hombre escalando la no tan inestable estructura, asombrando no solo a la vampiresa, sino al teniente.
—¡Me lleva el diablo¡ —Exclamó el policía, llevándose las manos a la cabeza—. Bueno… hay que admitir una cosa… —Acotó, mirando nuevamente la hora en su celular— … Que tu padre tiene las bolas de titanio más grandes que he visto en un humano. —Bella sonrió, aunque no dejó de estar preocupada por Charlie, notificándole a Garrett que iría por él—. Ve… yo aun espero a mí arma secreta. —Tanto Isabella como el resto de las personas que se encontraban en aquel lugar, no tenían ni la más remota idea de lo que pasaría a continuación, ni siquiera Alice, ya que si todos creían que Victoria era un problema, el arma secreta del que Garrett hablaba, era tan peligroso como intentar abrir la caja de Pandora creyendo que en el proceso, nadie saldría lastimado—. El fuego se combate con fuego… espero que mis llamas no sean lo extremadamente peligrosas como para quemarnos a todos. —Se dijo así mismo el vampiro, autoconvenciéndose de ello.
Mientras Bella trataba de ir por su padre, los lobos comenzaron una batalla campal entre ellos y los vampiros que intentaban separar a los imprimados, siendo las Denali quienes intervinieran en la disputa, aunque los lobos pretendían defender a los amantes, y las rubias intentaban atrapar a Jack antes de que los vampiros de Victoria lo hicieran.
—Ve por tu chica. —Exigió Jasper, asombrando al joven Riley—. ¿Qué esperas?... ve… —Insistió el mayor Whitlock, empujando al muchacho—. Has demostrado que estas de nuestro lado y que solo lo haces por ella. —Señaló a Bree—. De soldado a soldado te deseo buena suerte. —Jasper se apartó de Riley, exigiéndole a su esposa que lo vigilara, acercándose a su hermano Emmett, el cual aun no podía creer que su mejor amigo de jodas y horas interminables de videojuegos, lo hubiese atacado—. Necesito que intentes mover esa viga. —Señaló a un costado del edificio en donde Victoria se encontraba sujeta, a la espera de que alguno de sus neófitos atrapara al bastardo de Jack.
—Pero si hago eso el edificio podría caer sobre los lobos. —Jasper suspiró con cierto hastío.
—Tú solo hazlo… confía en mí. —Dejó a Emmett pensativo y temeroso de hacer lo que su hermano le había exigido, mientras tomaba a Rosalie sutilmente por el brazo, señalando la única entrada al complejo industrial, notificándole en voz baja para que solo ella escuchara—. Necesito que entres allí y me averigües en donde están los demás neófitos—. Rosalie asintió, esperando que su adorado mellizo hablara con su padre—. Ve con ella, Carlisle. —Ambos se fueron a hacer lo que el vampiro les había exigido, justo cuando Emmett hizo lo que el mayor Whitlock le había pedido, golpeando violentamente la viga principal, creando un inesperado temblor que hizo caer no solo a Victoria sino también a los Quileutes, siendo Jack el más afectado y golpeado de todos, al ser el único humano, mientras que Bella ya había alcanzado a su padre, preguntándole apremiante.
—¡Papá!... ¿te volviste loco? —Charlie se sobresaltó al verla a su lado, mientras la vampiresa intentaba detenerle
—¿Creíste que me quedaría escondido en un auto? —Charlie negó con la cabeza—. Proteger y servir, Bella… ese fue mi juramento cuando me gradué en el colegio de policías.
—Tratamos con vampiros, papá. —Acotó la chica poniendo los ojos en blanco, aferrando a su padre para ayudarlo a subir hasta lo alto de aquel edificio.
—Aunque sean extraterrestres, Bella… no pienso quedarme a mirar. —Ambos llegaron hasta lo alto de la inestable estructura, siendo Charlie el primero en comenzar a desatar a la maltrecha mujer, mientras Bella la sostuvo por uno de los costados para que no cayera al vacío. Alice por su parte mantuvo vigilado no solo al joven Riley, sino a cada una de las diversas contiendas que se suscitaron en aquel lugar, tratando de tener alguna visión, sin éxito alguno.
Edward corrió hacía donde Victoria había caído, mientras las hermanas Denali con la ayuda de Emmett, comenzaron a asesinar neófitos, permitiéndoles a los Quileutes reponerse de la caída, siendo Leah la que levantara a Jack, subiéndolo sobre su lomo.
—Tú y yo vamos a terminar esto de una vez por todas, Victoria. —Espetó Edward, pretendiendo tomar a la vampiresa por el cuello, pero la escurridiza mujer logró zafarse, intentando acceder a uno de los paneles de control, justo cuando Rosalie y Carlisle regresaron, informándole a Jasper.
—Dentro de una especie de bodega subterránea hay más de veinte neófitos enfurecidos. —Notificó el líder del clan Olympic, observando todo aquel pandemónium que se había desatado en las afueras de complejo abandonado, en donde Riley ya había logrado soltar a Bree, llevándola hasta donde se encontraban los autos con la ayuda de Alice, introduciéndola en la camioneta.
—Quédate aquí, hermosa… ahora vuelvo. —Bree asintió, intentando soportar la dolorosa restauración de su maltrecho cuerpo, mientras Charlie y Bella comenzaron a bajar el inanimado cuerpo de Elena, percatándose del arribo de una lujosa limosina al desolado y destruido lugar, llamando la atención de Garrett, el cual se había sumado a la contienda entre los lobos y los vampiros, ayudando a las Denali.
—Las puertas del hades se abren y el rey del averno emerge de un mar de lava. —Recitó Garrett, al ver el lujoso auto estacionarse en medio de todo aquel caos, justo cuando Victoria logró pulsar uno de los tantos botones que habían sobre el panel que Jack había estado manipulando, logrando que la puerta de acero que mantuvo al resto de los neófitos encerrados ser abriera, dejándolos escapar.
—Ahora conocerás el infierno en la tierra, Edward. —Amenazó la pelirroja al vampiro, el cual pretendió arrojarse sobre ella, pero al ver el gran número de neófitos que salieron descontrolados como una jauría de zombis, desistió de tomarla de los cabellos, gritándole a sus seres queridos.
 —¡Cuidado! —Todos observaron con horror la estampida de vampiros que se arrojó violentamente sobre ellos, justo cuando Alistair salió del auto, permitiéndole a un segundo pasajero abandonar el interior del vehículo, alzando sus manos hacia la descomunal jauría, invocando a continuación.
—Fuego. —El apuesto joven de tez color aceituna y vivaces ojos egipcios calcinó a cada uno de los neófitos que pretendían arrojarse impetuosos sobre el elegante vehículo, convirtiéndolos en grotescas masas de piel calcinadas, las cuales cayeron al suelo, consumiéndose entre las llamas.
—¡Maldito Klaus!… lograste robarle a Amun a su hermano predilecto, Benjamín. —Acotó Garrett, abandonando la contienda entre los lobos y los pocos neófitos que quedaban, dejándoselos a las Denalis, quienes en conjunto con Emmett, culminaron con la vida del resto de los soldados de Victoria, la cual quedó petrificada al ver el enorme poder de aquel vampiro—. ¡Vaya, vaya!... mira lo que Alá nos ha enviado desde los confines de Cairo, al gran Benjamín. —Mientras Garrett descendía hasta el terreno bajo del complejo abandonado, Jasper se arrojó impetuosamente sobre Victoria con la ayuda de Edward, arrastrando a la vampiresa hasta donde todos comenzaron a reagruparse, siendo Charlie quien llevara a Elena hasta la patrulla de Garrett, introduciendo a la desvalida y aun inconsciente mujer en la parte trasera del auto.
—Mi viejo amigo Garrett… cuanto tiempo. —Tanto el policía como el egipcio estrecharon sus manos, concluyendo el saludo con un fuerte abrazo—. Era cuestión de tiempo que abandonara el nido que Amun había creado para mí en el Cairo y me aventurara a conocer el mundo. —Ambos se sonrieron mutuamente, palmeándose las espaldas.
—Te dije que encontraría a mí señor, Garrett… te dije que él acabaría con toda esta absurda venganza de Victoria. —Acotó Alistair, interrumpiendo el efusivo saludo de ambos vampiros.
—Tú jamás defraudas, Al. —Comentó Garrett palmeándole el hombro a su amigo.
—El mejor sabueso de todos. —Comentó Benjamín observando a todos los lobos apostados al frente de la limosina, resguardando a Jack—. Sin ofender a los presentes. —Aquello hizo sonreír a Garrett.
—Y dime algo, Ben… ¿Klaus solo te ha enviado a ti o pretende honrarnos con su presencia? —Justo en aquel momento un costoso calzado masculino francés se dejó apreciar desde el interior del vehículo, apoyándose sobre el terreno arenoso, mientras que una pálida mano varonil se aferró de la puerta abierta del auto, mostrando el octogonal anillo de piedra de ágata azul de la distinguida familia Mikaelson, respondiendo la pregunta del ansioso y al mismo tiempo temeroso vampiro.
—No soy Klaus para ti, Garrett… soy tu señor Niklaus… igualado perro zarrapastroso. —Aquello más que ofender a Garrett lo hizo soltar una carcajada, acercándose al agraciado hombre de mentón prominente y mirada penetrante, el cual arregló el nudo de su corbata, acercándose al policía para ofrecerle la mano.
—Klaus… Niklaus… da igual… un Mikaelson es un Mikaelson use el nombre o el título que use… ¿No es así mi estimado amigo? —Si algo se había jurado Garrett era que jamás llamaría señor, amo o cualquier título noble con el que Klaus pretendiera hacerse llamar por su corte real, rehusándose aun cuando el vampiro más antiguo y poderoso de todos los tiempos, se lo impusiera.
—Disculpe el atrevimiento de Garrett, mi señor. —Le exigió Alistair a Klaus, quien comenzó a observar, analizar y estudiar a cada uno de los presentes, enfocando sus ojos en el aterrado rostro de Victoria—. Usted sabe que él es un yanqui sin cultura ni envergadura.
—La verga dura siempre la tengo, Al… deja de hablar de mi libido delante de Klaus… sabes que a él no le gustan mis mariconerías. —Los lobos no pudieron dejar de reír ante las mamadas de gallo de Garrett, aunque solo Edward y el mismo Klaus se percataron de sus carcajadas.
—Voy a coserte la boca, Garrett… estás bastante impertinente para mi mal humor. —Aquello por supuesto no pintaba nada bien para los presentes, logrando que Garrett se calmara y bajara su nivel de irreverencia e irrespeto para con Klaus—. No solo acabo de tener una disputa con Amun por teléfono, exigiéndome que le devuelva a su hermanito, sino que justo cuando me dispuse a cenar, Alistair me encontró y me pidió muy cortésmente que le siguiera. —Miró al susodicho—. Y como negármele, si es mi lacayo más respetuoso, servicial y capaz que tengo. —Palmeó el hombro del vampiro.
—Y el más jalabola. —Las palabras de Garrett consiguieron que más de uno riera, siendo Klaus quien aferrara el mentón del policía, espetándole de mala gana.
—Sabes que puedo convertirte en mi perro faldero, Garrett… no me retes. —Empujó bruscamente al vampiro, haciéndole caer muy cerca de la patrulla, logrando que Charlie asomara su cabeza, llamando la atención del vampiro—. ¡Vaya, vaya!... has pensado en todo… ¿cierto?... sabías que no había ingerido nada y me has traído la cena. —Sonrió con malicia.
—Aamm… no… él viene con nosotros. —Alegó Garrett un poco asustado, ya que con Klaus, jamás se sabía.
—Él es mi padre. —El vampiro procedente de Nueva Orleans, volteó a ver a Bella, observándole de arriba hacía abajo.
—¿Y acaso crees que eso me detendrá a la hora de tomar lo que desee? —Bella miró completamente asustada al vampiro, enfocando sus ojos en Carlisle.
—Así que, es usted del que Garrett y Alistair me han estado comentando durante tanto tiempo… —Klaus observó el calmo y apacible rostro de Carlisle, sonriendo con desgano.
—Y tú debes ser el tercer custodio real que Alistair y Garrett quieren introducir en mi corte. —Carlisle asintió, observando el consternado y al mismo tiempo extrañado rostro de cada uno de sus familiares, explicándoles a continuación.
—El señor Niklaus aquí presente es el verdadero amo y señor de los vampiros. —Nadie podía creer lo que Carlisle les estaba diciendo—. Garrett me contó un día que no debía temerle a Aro, que él solo era el títere de los Mikaelson, quienes son y siempre han sido los amos del mundo vampírico.
—Él no puede ser un vampiro. —Alegó Rosalie—. No solo puedo escuchar su corazón, también puedo oler su sangre. —Klaus sonrió.
—Esa es la bendición… ¿o tal vez la maldición? —Rectificó el vampiro, poniendo rostro circunspecto—. En fin… el punto es que gracias a el libertinaje de mi madre y su descaro, en realidad soy el bastardo de los Mikaelson. —Miró a los Quileutes—. No solo soy el amo y señor de los vampiros, también el de los lobos. —Todos se miraron las caras, completamente incrédulos—. ¿No me creen?... pues veamos, cual es el conflicto que existe entre los lobos y ustedes. —Señaló al bando de los vampiros.
—La lobita blanca se ha imprimado, señor Klaus, Nick o como se llame. —Acotó Emmett, haciendo sonreír a Garrett, quien ya se había puesto de pie ante el empujón, rogando porque Charlie permaneciera en la patrulla y no volviera a llamar la atención de Niklaus.
—¿Emmett?... —Llamó Edward la atención de su atolondrado he infantil hermano, negando con la cabeza para que no metiera la pata con el vampiro, ya que el joven lector de almas podía leer perfectamente la mente de aquel hombre o híbrido, mitad lobo, mitad vampiro, sintiendo cierta angustia al ver lo arrogante, poderoso y malvado que podía llegar a hacer.
—¿Ella? —preguntó el legendario inmortal, acercándose a los lobos, los cuales le rugieron, aunque aquello no amilanó en lo más mínimo al híbrido.
—Si señor. —respondió respetuosamente el corpulento vampiro, señalando a Jack—. Ese bastardo era el secuas de la pelirroja sangrona. —Señaló a Victoria, la cual siguió mirando a Klaus con ojos de terror como si lo conociera de algún lugar, aunque no recordaba exactamente de donde—. Pero desde que se imprimó de la lobita libertina, no hemos podido ponerle el guante, ya que…
— …Ya que para los lobos la imprimación es sagrada y entre todos se cuidan las garrapatas… ¿no es así? —Concluyó Klaus, haciendo sonreír tanto a Garrett como a Benjamín, demostrándoles a todos que Emmett le había caído en gracia, pues si algo sabía detectar el híbrido era la hipocresía, y el corpulento e infantil vampiro no poseía un ápice de falsedad en todo su ser, siendo cien por ciento auténtico.
—Si señor… así es. —Concluyó Emmett.
—Pues vamos a solventar eso, mi estimado grandote. —Palmeó el hombro de Emmett, apartándose de todos los presentes, introduciéndose entre la jauría de lobos, permitiéndoles a los Quileutes observar sus ambarinos ojos de fuego, los cuales centellaron como un par de brasas ardientes, mostrándoles su naturaleza animal y lobezna, logrando que todos, menos Leah, se echaran a sus pies.
—No puede ser. —Acotó Bella por lo bajo, al ver como hasta Sam, el líder de la manada se había echado sobre sus cuatro patas como la mascota más fiel y sumisa.
—Ven aquí, hermosa. —Exigió Klaus, al ver como la loba comenzó a echarse cada vez más hacía atrás, resguardando la vida de Jack, el cual se escondió detrás de su imprima—. ¿En verdad crees que es amor lo que sientes por esa piltrafa humana? —El vampiro europeo, negó una y otra vez con la cabeza, extendiendo su mano hacía ella—. No pequeña, eso es solo una de las tantas maldiciones de mi madre.
Alistair y Garrett les notificaron a todos que la difunta madre de Klaus, había sido una bruja, siendo la causante de su inmortalidad, transformándoles en los primeros vampiros en la tierra, poblando el mundo con más de los de su raza, los cuales fueron evolucionando con el pasar de los siglos, convirtiéndose en lo que eran ahora los Cullen, aquellos vampiros con el poder de inocular a los humanos con su propio veneno, sin tener que recurrir a lo que se hacía anteriormente para convertir a un mortal en vampiro, asesinándole después de darles a beber sangre inmortal, reviviéndolos para completar la transformación al ingerir sangre humana.
—Ese infeliz no te ama y tú no lo amas a él, son solo tus genes lobeznos que piden a gritos fornicar con él porque su ADN es el perfecto para que se fusione con el tuyo, y así engendrar camadas perfectas de nuevos lobitos, pero nada más. —Al escuchar aquello no solo Jacob sintió cierto desconcierto, ya que el lobo pensó que lo que existía entre Leila y él era tan real como lo que había existido entre Anastasia y su persona, mientras que en el interior de Seth avivaba el temor ante la imprimación, dándole a entender a Emmett el porque su amigo le temía tanto a aquella palabra, aunque la respetaba—. Mírame, Leah… —La enorme loba le observó fijamente a los ojos, quedándose inerte como una estatua de piedra al sentir como aquel poderoso ser lograba entrar en su subconsciente—. Ya no estás imprimada de Jack Hyde, no hay amor en tu corazón por él, debes soltar lo que te ata a ese hombre, ahora. —Edward pudo ver como algo parecía haberse roto en la mente de la joven Clearwater, la cual chilló como si le hubiesen arrancado algo importante en una parte de su cerebro, cayendo al suelo completamente inconsciente.
“Leah” gritó Seth internamente, siendo Edward el único en escuchar aquello o eso creyó él, ya que Klaus había volteando a ver al pequeño lobo gris, el cual se acercó a su hermana, lamiéndole el rostro.
—¿Está muerta? —preguntó Emmett, acercándose a los hermanos Clearwater.
—No mi estimado grandote, solo se desmayó. —Miró a Jack, el cual había caído al suelo, completamente desorientado—. El desvincular a dos imprimados suele ocasionar resaca, despertará y estará como si nada hubiese pasado—. Tomó a Jack por el cuello, levantándolo en vilo—. Te recomiendo que corras, mi pequeño entremés, ya no cuentas con la protección de los lobos. —Le soltó, dejándole caer bruscamente al suelo, justo cuando un auto negro arribó al lugar, estacionándose frente a ellos—. ¡Genial! —Exclamó Klaus, sacudiéndose las manos como si Jack fuese un costal de basura y él intentara deshacerse de la mugre entre sus manos—. Llegó la caballeriza, tarde como siempre.
Garrett y Benjamín se vieron a las caras, sonriendo con ironía ante las palabras de Niklaus, el cual se acercó a Victoria, mientras los recién llegados se aproximaban, observando a la pelirroja detenidamente, enfocando sus ojos sobre los de la vampiresa, logrando entrar en su mente, buscando información acerca de todo lo que había estado haciendo en contra de los Cullen, devolviéndole en el proceso recuerdos que él le había arrebatado, consiguiendo que Victoria soltara a continuación.
—Fuiste tú… tú mataste a mí hermana Anne. —Klaus negó con la cabeza, mirando de refilón a Alistair.
—Corrección, Victoria… la mataste tú. —Señaló a la pelirroja—. Te cazábamos a ti en Ámsterdam, pero dejaste a tu hermana de señuelo para despistarnos y permitirle a tu maldito James escapar contigo y con Laurent a América. —Klaus resumió brevemente el porqué cazaban a James, notificándoles a todos que el muy cretino pretendía a Rebekah Mikaelson, la hermana de Klaus, Elijah, Kol y los demás hermanos del clan más antiguo de vampiros y los que se creían la nobleza vampírica.
—¿Pero por qué cazaban a Victoria si era a James a quien realmente buscaban? —preguntó Jasper sin poder entender nada sobre aquel conflicto, justo cuando Félix abandonó el vehículo, tomando a Jack por el cuello, siendo Aro quien descendiera lentamente del lujoso auto negro, mirándoles a todos, mientras Klaus acotaba.
—Porque para aquel entonces yo buscaba una doppelganger y Victoria era una. —Aquello sorprendió aún más a todos los presentes y más aun porqué algunos no sabía que era aquello y otros no entendía para que Klaus necesitaba a un doble idéntico a otro—. Pero me las arreglé para conseguir a alguien más que la suplantara en mis planes de convertirme en el amo y señor de ambas razas enemigas. —Klaus explicó que solo un hechizo donde debía sacrificar a una Doppelganger le daría el poder para gobernar ambas razas, ya que su lado lobezno se encontraba dormido por culpa del conjuro de inmortalidad que su madre había arrojado sobre ellos, logrando romperlo con dicho sacrificio.
—¿Jane? —Llamó Aro a la pequeña rubia, la cual salió del auto acercándose a Klaus, quien extendió su mano hacía ella, esperando a que la vampiresa se le acercara y depositara sobre su anillo un beso de total devoción y respeto hacía su persona.
—Mi señor, Niklaus. —No solo Aro abrió desmesuradamente los ojos al ver tanta devoción de parte de su joya más preciada, cada uno de los presentes la contempló, sin poder creer aquello—. Déjeme que le explique el porque no quisimos entrometernos en la disputa entre los Cullen y la pelirroja. —Mientras Jane intentaba convencer a su verdadero amo sobre sus acciones, Aro pretendió acercarse hasta la reunión, escuchando la voz de Elena a lo lejos.
—¿Aro? —El italiano no supo que hacer, por un lado estaba la mujer que había robado su corazón y por la que había vuelto a América, y por el otro el desconcierto y la traición que sentía por parte de Jane, la cual siguió hablando entre susurros con Klaus, sin poder creer lo que estaba sucediendo—. Aro… has vuelto. —Elena intentó salir del auto por más que Charlie se lo impidió, cayendo al suelo.
—Elena. —El vampiro italiano corrió hasta donde se encontraba la hermosa rubia, tomándole entre sus brazos—. Te tengo. —La rubia le sonrió y ambos se perdieron el uno en el otro, siendo Emmett quien sonriera al verlos en su infantil mente como Doña Florinda y el profesor Jirafales, aguantándose las ganas de reír y salir con una de sus impertinencia.
—¿Puedo saber en donde está Sulpicia? —preguntó Klaus, siendo Jane quien le notificará la muerte de la señora Vulturi—. Mmm… que pena. —Miró a Félix—. Deja de jugar con la comida, Frankenstein… mata a esa rata de una buena vez. —El corpulento vampiro clavó violentamente sus dientes en el cuello del aterrado hombre, bebiendo diligentemente de su sangre, mientras el cuerpo del malviviente convulsionaba, y sus ojos perdían enfoque, tornándose inanimados.
Un cuarto integrante de los Vulturi salió lentamente del vehículo, observando fijamente a la única persona que realmente le importaba, Alistair… siendo Klaus quien se percatara de la presencia de Demetri.
—¡Oh, pero mira quien a llegado, Al!... Tú buen amigo Demetri. —Garrett miró de mala gana a Klaus, ya que el híbrido sabía perfectamente que Demetri, más que ser amigo de Alistair, era su verdugo—. Ven a saludarme Dem… y también a tu viejo amigo, el cual te a extrañado demasiado—. El malvado hibrido aferró a Alistair para que no huyera, esperando a que Demetri acortara distancia entre ellos, observando un poco extraviado al milenario vampiro.
—¿Te conozco? —preguntó Demetri, acercándose a Niklaus, quien le aferró de la nuca, mirándole fijamente a los ojos, ordenándole por medio de su poder mental que debía recordarle—. Mi señor. —Demetri se inclinó frente a Klaus, haciéndole una reverencia—. Me disculpo con usted pero sus bloqueos mentales son cada vez mejore, mi señor… ya no puedo romperlo como antes. —Si de algo se había percatado Edward era de que el híbrido parecía lavarles el cerebro a los Vulturi logrando que olvidaran su existencia, haciéndoles creer que eran los amos del mundo, cuando no lo eran.
—Tranquilo Demetri… mira… —Señaló a Alistair—. Tú amiguito de juegos está aquí. —Garrett pretendió interponerse entre su mejor amigo y el malviviente de Demetri, pero Benjamín se lo prohibió, notificándole que no era prudente quitarle la diversión a Klaus, ya que buscaría el modo de divertirse a costillas de otro, explicándole que era mejor Alistair a que la tomara con alguno de los Cullen o con el policía humano.
—Hola Al… No sabes cuanto te he extrañado. —Demetri pretendió abrazar al apuesto y asqueado europeo, pero el vampiro logró zafarse no solo del libidinoso manoseo del guardia Vulturi, sino también de la imposición de su señor a mantenerlo en aquella circunstancias, tan solo por su deleite y entretenimiento particular.
—No te atrevas a tocarme, maldita basura italiana. —Se acercó a Garrett, el cual le valió madre las advertencias de Benjamín, interponiéndose entre Demetri y su amigo Alistair.
—Apártate de él asquerosa rata yanqui… esto es entre Alistair y yo. —Pero Demetri no había terminado de decir aquello cuando Garrett ya lo había tomado por el cuello, arrojándole en contra del suelo, golpeándolo una y otra vez hasta enterrarle la cabeza en el rudimentario suelo de tierra, logrando malograr considerablemente al vampiro.
—Ya basta, Garrett. —Klaus empujó al alterado vampiro, siendo Jasper quien intentara mantenerlo calmado, pero el híbrido los conocía a todos, sabía sus dones, sus debilidades y anhelos, lo que pensaban, lo que sentían y lo que añoraban, mirando a Jasper de mala gana, exigiéndole con voz firme y retadora—. No hagas eso… no te atrevas a usar tu maldito don sobre mí, soldadito de pacotilla. —Charlie había salido de la patrulla, al ver como Aro se había llevado consigo a Elena, introduciéndola en su auto, después de exigirle a Félix que dejara de una vez por todas el cuerpo desangrado de aquel pobre idiota, siendo el policía pueblerino el que observara con total horror, como el descomunal vampiro arrojó el cadáver de aquel hombre, como si se tratase de un envoltorio de comida ya vacío y sin importancia.
—Yo solo… —Jasper pretendió defenderse, pero Rosalie se acercó a su mellizo, exigiéndole que no hablara.
—Ya me fastidiaron la noche. —Aquello no era bueno y Garrett lo sabía perfectamente bien, ordenándole a Jane llevarse consigo a Demetri, el cual no dejó de mirar de mala gana al policía, enfocando de vez en cuando sus ojos en Alistair, siendo el primero al que Klaus señala—. Me trajiste aquí para que resolviera lo de la doppelganger… ¿no? —Alistair asintió un poco asustado—. Pues terminemos con esto de una buena vez. —Miró al beta de la manada—. Acaba con ella, Jacob. —Los ojos de Klaus volvieron a brillar, mostrándole al joven Black quien era el alfa y el omega, logrando que el inmenso lobo de pelaje moteado se arrojara sobre la vampiresa, arrebatándosela de los brazos tanto a Edward como a Jasper, mientras que Riley ya había tomado a Bree entre sus brazos, sacándola rápidamente de la camioneta.
—Debemos irnos, Bree… es ahora o nunca. —La chica asintió, sin poder dejar de sentir cierta satisfacción al ver como el grotesco lobo le arrancaba los brazos y las piernas a la vampiresa, la cual rugió ante el intenso dolor, mientras ambos amantes se marchaban y los Vulturi arrancaban el auto, justo cuando Aro recordó quien era Klaus, exigiéndole a Félix que los llevara lo más lejos posible de aquel lugar, temiendo una represalia en su contra.
—¿Qué esperan mis pequeños?... ayuden a su hermano a deshacerse de la basura. —Todos los lobos se arrojaron sobre Victoria, la cual estaba sufriendo la más agonizante muerte, soltando un último grito segundos antes de que Jacob le arrancara la cabeza, terminando con su vida.
—¿Eso le parece entretenido? —preguntó Carlisle, mirando el ensimismado rostro del vampiro, lo que por supuesto asustó a todos los Cullen, temiendo represarías en contra de su padre, ya que al ver como los Vulturi huyeron de aquel inmortal, les dio una idea de lo que podía llegar a hacer aquel hibrido.
—La verdad es que no… sigo un poco aburrido y con hambre. —Volteó a ver a Charlie, lo que por supuesto activó no solo las alarmas de Garrett sino también las de Bella, negando con la cabeza—. Ven aquí, sheriff. —Miró con una socarrona sonrisa a Garrett, demostrándole tanto al policía como a Edward que no había nada que él no supiera sobre ellos, mostrándole al lector de almas que los había estado espiando.
—Papá, no…. —gritó Bella, pretendiendo interponerse entre su padre y el vampiro, pero Alistair la tomó de los brazos, manteniéndola en su puesto, exigiéndole que no limitara al vampiro.
—Esta bien, Bella… no hay problemas. —Charlie se acercó hasta donde se encontraba Niklaus, siendo Garrett quien pretendiera detenerlo, pero el hibrido fue lo suficientemente rápido como para tomar al policía pueblerino entre sus brazos, clavando sus colmillos en la delicada piel de su cuello, bebiendo de él.
—No… —gritó tanto Bella como Alice, las cuales temieron al igual que Carlisle la inminente transformación ante la mordida, pero Garrett permaneció calmó, a pesar del temor que sentía de no saber si Klaus se detendría o seguiría bebiendo de Charlie, hasta asesinarle.
—Creo que ya es suficiente, Klaus. —Exigió Garrett, acercándose tanto al híbrido como a Charlie, el cual soportó como todo un guerrero el intenso dolor de la mordida, sin sentir nada más que eso y la insistente perdida de sangre.
—No tiene ponzoña... No se transformará, tranquilízate. —Le notificó Alistair a Bella, intentando calmarle.
—Dije que ya es suficiente. —Garrett se acercó a Charlie, apartándolo de Niklaus, el cual suspiró para controlar su sed, relamiéndose los labios.
—Tú no me das órdenes, Garrett… yo diré cuando es suficiente. —A lo que Charlie respondió.
—Es suficiente, señor Mikaelson… creo que ha quedado satisfecho. —Sentenció Charlie tambaleándose al sentirse un poco mareado, dejando que Garrett le sostuviera.
—Me agrada tu padre, Bella. —Miró a la vampira, para luego observar a cada uno de los presentes, acotando a continuación—. Tiene más valor que todos ustedes juntos. —Rió con cierta burla, relamiéndose los labios, mientras Bella se acercaba hasta donde se encontraba su padre, observando como Garrett cubrió la mordida con un pañuelo para detener el sangrado, aunque la misma saliva del híbrido proporcionaba una rápida cicatrización—. Ya solventamos lo de mi hambre, pero… —Contempló nuevamente a todos los presentes, notificándoles a continuación—. Sigo aburrido.
—Creo que ya fue más que suficiente de su arrogancia y su postura atorrante y prepotente, señor Niklaus.
—Papá, por favor. —Le exigió Edward a su padre, intentando no alterar al vampiro.
—Déjalo, Edward… —Se acercó a Carlisle, espetándole a la cara—. No te quiero en mi corte.
—Y yo no quiero pertenecer a su corte. —Aquello sobresaltó a todos, siendo Alice quien pretendiera hablar, al ver inconexas premoniciones en donde su familia parecía desmoronarse ante una verdad que tarde o temprano saldría a la luz, siendo Klaus quien hablara.
—Para mi lo más sagrado es la familia.
—Igual que para mí. —Argumentó Carlisle, observando como el hibrido negó con la cabeza.
—Mientes, Carlisle. —Miró a Emmett y luego a Rosalie, culminando su escaneo en la integridad física de Jasper, acotando a continuación—. Cuando uno ama a los miembros de su familia, no acepta que uno de ellos viva en las sombras del engaño y la traición—. Si algo detestaba Klaus era justamente la traición familia, la cual siempre había estado presente en su legendaria familia, creando disputas entre los Mikaelson—. Un verdadero líder le quita la venda de los ojos a su hijo. —Señaló a Emmett.
—¿De qué habla? —preguntó el corpulento e incrédulo vampiro, mirándoles a todos.
—No lo hagas, Klaus… esto no te compete. —Exigió Edward.
—Tu eres el peor de todos. —Aquello incomodó y perturbó tanto a Edward, que no pudo evitar el sentirse culpable—. El lector de almas que le miente a su hermano, que le oculta que ese par de degenerados lo están traicionando. —Emmett miró a Rosalie y luego a Jasper, observando como ambos negaban con la cabeza, exigiéndole que no le creyera nada de lo que aquel vampiro decía.
—Por favor, señor Niklaus… no creo que sea el momento oportuno para…
—Claro que es el momento propicio para ello… —interrumpió el híbrido las palabras de Alice—. El hecho de que tú quieras seguir viviendo una mentira junto a tu esposo, no te da derecho a hacerle lo mismo a tu hermano por el simple hecho de ser como es… un tonto e inocente grandote, al que le han estado viendo la cara de idiota. —Se acercó a Emmett, mientras que Garrett tomó a Bella del brazo, manteniendo a Charlie de pie, a pesar de lo mareado que se encontraba.
—Tú y tu padre, deben salir de aquí, ahora… cuando Klaus se aburre busca el modo de crear caos para su simple satisfacción personal, morbosa y retorcida, necesito que ambos se vayan. —Bella asintió, llevándose consigo a su padre, corriendo a velocidad sobrehumana con el peso de Charlie acuestas.
—Debes abrir los ojos y darte cuenta de lo está ocurriendo. —Exigió Klaus, aferrando el rostro de Emmett para que le viera directamente a los ojos, entrando en su subconsciente, en donde se encontraban recuerdos de lo que el corpulento vampiro veía entre su esposa y su hermano, uniendo cada fragmento en un solo recuerdo que se proyecto en el interior de su cabeza como una película, siendo Edward el único en poder verla.
Klaus le mostró las caricias sugestivas de Rosalie para con su mellizo, las sonrisas cómplices, las miradas picaras, el cuchicheo entre ambos hermanos, los viajes juntos, los momentos que ni Emmett había visto, demostrándole a Edward que en efecto Klaus les había estado espiando, entregándole la visión de un pequeño pero significativo abrazo de parte de Rosalie en una de las tantas rondas de vigilancia en Seattle, en donde Jasper osó robarle un beso a la rubia, la cual correspondió sin intención alguna de detenerle.
—Deben irse. —Susurró Edward por lo bajo, mirando tanto a Rosalie como a Jasper, cumpliendo su promesa de proteger a su hermano de la ira que podría desatar la verdad en el interior del infantil pero letal vampiro.
—Se que te haz dado cuenta de esos detalles, pero tu inocencia no te a dejado ver más allá de lo evidente, mi querido grandote. —Señaló a Jasper—. Ambos se han escondido detrás de una falsa careta de hermano leal y mujer perfecta, cuando en realidad son un par de miserables ratas.
—Ya basta… —gritaron al unísono tanto Carlisle como Garrett, sobresaltando a todos los Quileutes, quienes permanecieron echados junto a la inconsciente loba, oyendo todo el parloteo de su amo.
—No tenías que hacer eso, Klaus. —Espetó Garrett, acortando distancia entre él y el hibrido.
—Pues espero que para una próxima ocasión, te lo pienses dos veces antes de involucrarme en tus disputas territoriales y tus líos con los lobos. —Espetó de mala gana, aferrando el brazo de Garrett, clavándole sus afiladas garras—. No es bueno invitarme a una fiesta en donde pueda fastidiarme y termine creando mi propia diversión personal—. El policía se sacudió.
—Lo tendré presente, Niklaus Mikaelson. —El aludido soltó al segundo al mando ya que era bien sabido por ambos cortesanos, que si Klaus lograba reclutar a Benjamín, Garrett pasaría a ser el segundo al mando y Alistair el tercero—. Agradezco tu ayuda y la de Ben… pero será mejor que te retires. —El odioso híbrido se acercó a Edward, mientras Emmett no pudo dejar de mirar iracundamente tanto a su esposa como a su hermano, siendo Alice y Carlisle quienes intentaran convencerle de calmarse y hablarlo como gente civilizada.
—Aunque no te lo mereces te daré un obsequio, lector de almas. —Edward intentó apartarse de él, pero el híbrido le aferró de ambos brazos, mirándole fijamente a los ojos, entrando en su subconsciente, tal y como lo había hecho con Leah, Demetri y Emmett, susurrándole en voz baja lo que de ahora en adelante podría hacer, entregándole un poco de humanidad al vampiro que tanto añoraba recuperarla—. Agradécele esto a Alice… ella habló conmigo hace dos noche atrás y me contó sobre una premonición que la tenía preocupada acerca de ti y de Christian, pero borré de su mente tanto la profecía como nuestro encuentro furtivo. —Edward intentó ver de qué se trataba, pero repentinamente había dejado de escuchar sus pensamientos, tal y como le pasaba con Isabella—. He bloqueado el acceso a mi mente… es un poco molesto que alguien pueda leer mis pensamientos, me gusta ser impredecible. —Miró a Alice—. También bloqueé el don de tu hermana, ella podrá ver todas las premoniciones que quiera, pero no podrá ver absolutamente nada que tenga que ver conmigo… —Sonrió con ironía—. Adiós, Edward.
Klaus subió a su costoso auto, notificándole tanto a Benjamín como a Garrett que se iba, percatándose de la presencia de ambas Denali en el interior del vehículo, esperando al apuesto híbrido, el cual sonrió con picardía, pensando en que a pesar de todo la noche no seria del todo aburrida, imaginando las diversas perversiones que podría llegar a hacer con el par de vampiresas, las cuales se abrazaron y se acariciaron la una a la otra, demostrándole al milenario vampiro lo perversas e incestuosas que podía llegar a hacer las dos rubias.
—¿Ben?... He dicho que nos vamos… —El vampiro se despidió de Garrett, quien agradeció toda su ayuda, siendo Alistair quien se dispusiera a conducir la limosina, sacando a Klaus del terreno baldío, justo cuando Emmett no pudo soportar más disculpas, ni mucho menos más explicaciones que solo empeoraron las cosas, arrojándose sobre Jasper como una locomotora fuera de control, tomándole por el tobillo, al pretender escapar escalando, recibiendo de parte de Emmett una sacudida tan grotesca en contra del suelo que todo retumbó y varias paredes se derrumbaron, mientras que una nube de polvo se alzó a su alrededor, sin que Jasper dejará de gritar y Emmett de arrojarlo una y otra vez en contra del terreno arenoso, siendo Jacob quien comentara a su manada desde sus pensamientos.
“Creo que esta escena la vi en los Advanger” Pensó por unos segundos, acotando a continuación. “¡Oh sí!... Hulk y Loki… les quedaron perfectos los nombres claves” En otro momento aquella acotación hubiese sido graciosa, pero Sam comenzó a regañar a Jacob ante sus jodas, mientras que Seth terminó olvidándose por completo de su hermana, atento a lo que hacía su mejor amigo, el cual arrojó al maltrecho vampiro en contra de Rosalie, logrando que ambos rodaran aparatosamente por el suelo, cayendo sobre una pila de escombros.
—Váyanse todos a la mierda… —gritó el colérico vampiro, mientras que Alice, Carlisle y Edward intentaron calmarle con palabras de apoyo, pero aquello más que aliviar su rabia, la empeoraba cada vez más—. No quiero escuchar nada de lo que tengan que decirme, para mi están muertos… ¿Me han oído?... muertos. —Alice quería llorar al escuchar aquello, mientras que Rosalie intentaba salir del atolladero en donde había caído junto a Jasper, el cual parecía un muñeco de trapo salido de un contenedor de basura.
—No digas eso, Emmett… lo hicimos por tu bien. —El enajenado vampiro pretendió aferrar por el cuello a quien él había considerado su hermano favorito y por el cual mataría, sintiéndose completamente defraudado.
—Vete al infierno, Edward… tú al igual que los demás lo sabían y prefirieron callar, ya no eres mi hermano, viejo… puedes irte al infierno con el resto de esta cuerda de hipócritas. —Comenzó a correr, deseando alejarse de todos, siendo Seth quien pretendiera seguirle, recibiendo de parte del adolorido e Iracundo vampiro una carantona de gritos e insultos que lo detuvieron de ipso facto, concluyendo su retahíla de vulgaridades con un— …Y no me sigas, maldito perro mierdero… no quiero volver a saber de ninguno de ustedes… Jamás. —Pero por más que doliera en el alma, y por mas duras que hubiesen sido las palabras de Emmett, Seth sabia que un verdadero amigo jamás abandonaría al otro, siguiéndole sin que el molesto, alterado y adolorido vampiro se percatara de ello, hasta donde él pretendiera huir, sin importarle lo lejos que fuera.
 

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