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Ocho historias para contar por Mascayeta

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Notas del capitulo:

Mi amado Hiro-san, la pareja egoista.

Nowaki miro por el gran ventanal de su actual departamento. Ese día estarían cumpliendo ocho años juntos; sin embargo, el aniversario era por otra circunstancia. 


El ruido del celular lo saco de sus pensamientos, abriendo el mensaje leyó las palabras de la madre de Hiro-san, para ellos su hijo tenía la culpa de que estuvieran en esa situación.


Devolvió unas palabras de agradecimiento y se dirigió a la cocina; sirviéndose una taza de café recapacito sobre la decisión que tomaron. Quizás si no se hubiera dejado llevar por la rabia y las inseguridades que le atacaban al ver la indiferencia con que Hiroki lo trataba, lo que paso esa noche no habría cambiado su vida...


 


Los viajes de Hiro-san se daban con mayor frecuencia, casi no se veían por lo diferente de sus horarios, pero igual seguían amándose cada vez que se encontraban, eran como una vieja pareja de casados que se acostaban por rutina para recordar que aún tenían algún vínculo.


Desde hacía mucho tiempo Nowaki había dejado de verlo como alguien para igualar. Ahora él era reconocido por su trabajo en neuropediatría, su sueldo superaba con creces al del profesor, dándole para comprar todo aquello que considero le daba la estabilidad con que quería mantener a su castaño. Sin embargo, cada regalo solo hacía que Hiroki se alejara más de él. No usaba el lujoso coche, prefería el metro, manejaba las mismas viejas cosas que habían traído de su antigua casa, lo nuevo solo se utilizaba cuando tenían invitados. Lo trataba como una joya, le mando a confeccionar ropa sobre medidas, lo presentaba dichoso frente a todos, hasta la familia Kamijou lo había aceptado, en diversas ocasiones habían sido puestos como portadas de las prestigiosas revistas de farándula. 


Cada sonrisa de triunfo de él era opacada por la mirada distante del castaño. Si alguna vez le hubiese preguntado, habría entendido que era lo que le pasaba, pero siempre sintió que Kamijou lo despreciaba.


Tal vez si hubiese buscado la forma de hablar con él, pero fue más fácil  aceptar la salida que se presento ante sus ojos. Bastaba un detalle,  una confusión, unas copas de más, cualquier excusa se volvió válida para acostarse con las mujeres que se le lanzaban sin remilgos o cualquier otro que se le ofreciera. Algo de dinero les mantenía la boca cerrada.


Esa noche no fue la diferencia, era su aniversario, pero por lo visto el castaño lo olvido por uno de los viajes de investigación para la universidad. La cena programada por la clínica le dio la oportunidad de hacerse más consciente de Tsumori,  aunque era notorio que los juegos con su antiguo senpai estaban llenos de mensajes sensuales, nunca se habían permitido pasar esa delgada línea. No obstante, una vez solos las cosas se salieron de control.


Tan confiado estaba que no volvería hasta el día siguiente que ni había tenido la precaución de cerrar la puerta...


 


 


Hiroki apago el automóvil y se dirigió a la fiesta, su jefe le había insistido tanto que le dio pena no aceptar la invitación. Pronto se vio envuelto en el ritmo, las conversaciones y el sopor de las copas de sake que iban y venían. Hasta el mismo Miyagi había tenido que controlarle el flujo de licor, ya que uno de los nuevos docentes de economía parecía querer algo más con su "honey" y no había encontrado una mejor manera de doblegarlo.


Ayudado por el joven Shinobu se recostó en una de las habitaciones de la mansión Takatsuki; miro el techo buscando el rostro que tanto extrañaba,  pensó en la fecha, un año separados...


 


Cada vez se sentía más lejos de Nowaki, ahora en su profesión de neuropediatría la distancia económica y académica se habían acortado lo suficiente para apreciarlos a la misma altura. Empero pronto las cosas se revirtieron, muy a su pesar Hiro-san fue convertido por los medios de comunicación en la representación fiel de que el ojiazul podía conseguir todo lo que se proponía. Dejo de ser su pareja para ser catalogado como el trofeo del doctor Kusama. Hasta sus padres que rechazaban la sola idea de tener un hijo homosexual, le habían dado la bienvenida sin ninguna vergüenza, incluso posaban descaradamente junto a ellos en las revistas de chismes y actualidad.


Irremediablemente cada nuevo objeto, cada nuevo regalo lo hacía sentirse como un objeto decorativo, se repetía el patrón de su crianza llena de lujos, pero de una inmensa soledad. Irremediablemente la misma desidia llego a su lecho, sentir su cuerpo era percibir el aroma de un nuevo perfume, las señas de otros besos y rasguños de una pasión que ya no le pertenecían. En definitiva, Hiroki comenzó a creer que no valía nada, una sombra opacada por la luz de quien tanto amaba.


Esa noche adelanto el viaje, quería darle la sorpresa para que pudieran celebrar su aniversario, cumplirán siete años juntos, comenzar un nuevo ciclo.


En el genkan los dos pares de zapatos le mostraron que la sorpresa sería para él. Hacía mucho había perdido su dignidad, que importaba cerrar con una escena de celos la estúpida relación en que se hallaba.


Los gemidos provenían de su alcoba, de la cama que compartían, donde Nowaki le juraba amor eterno. 


 


- ¿Hiro-san? – Nowaki alejo a Tsumori, que sonrió satisfecho. - ¡No te confundas con lo que ves!


- ¿De verdad? – apartando con el pie las prendas al lado de la puerta, ingreso a la habitación tratando de mantenerse calmado – Entonces, dime qué es lo veo exactamente.


- Hablemos en otro lugar – dijo procurando que el rubio se cubriera sin mucho éxito, ya que el hombre se levantó mostrando a Hiroki las marcas de amor que tenía por todo el cuerpo, mientras se metía al baño. – Puedo explicarte todo.


 


El ojiazul sintió un escalofrío al ver la expresión de profesor que se acomodaba en la parte inferior de la cama.


 


- Veamos, dirás para excusarte algo como "El trabajo y las copas me jugaron una mala pasada" - remedo la expresión y la voz de Nowaki - o tal vez ... "paso sin que nos diéramos cuenta", pero esto no aplica a su relación ¿Verdad?


- La culpa no es solo mía, te lo aseguro – respondió Nowaki indignado, tomando su bata, se paró para servirse una copa – Esto es consecuencia de tu maldita actitud. – Hiroki arqueo una ceja por lo destemplado de la frase. Si alguien debía actuar como adulto, debía ser él.


Sabes Nowaki, estas en ese momento de tu vida que quieres probar lo que no pudiste cuando eras más joven, por eso te metes con cualquiera – la sarcástica afirmación fue acompañada con una inclinación del ya vestido rubio que cogió la copa que sostenía Kusama; parándose de la cama Hiroki  se aproximo mostrando lo que llevaba debajo del gabán – y yo, considero que estoy en la edad de saber si aún soy atractivo para alguien...


 


 


Nowaki y Hiroki miraron por la ventana que tenían frente, un año se cumplía de su separación. Desde ese día no volvieron a encontrarse, cada uno busco la hora perfecta para desocupar el apartamento y ponerlo a la venta, sin tener que verse. El resto lo hicieron los abogados, así era mejor para ambos.


Hubiese sido más sencillo hablar, aclarar todo cuando aún tenían tiempo, pero ya no importaba, cada uno había seguido su vida.


Nowaki prefirió cambiar de clínica y pasar a dar clases en el hospital universitario de Tokio, evitaba cualquier relación, continuaba siendo afamado por su trabajo, pero no se volvió a escuchar nada de su vida personal. 


Por su parte Hiroki prácticamente abandono las aulas para dedicarse a la investigación de campo, combino lo aprendido en su maestría de Artes e Historia con su profesión de literatura, convirtiéndose en el asesor de varios proyectos nacionales e internacionales, al igual que de documentales televisivos y de cine.


 


Asomados en dos ventanas diferentes, viendo a través de la bruma de la madrugada, Hiroki y Nowaki buscaban en su alma el valor para reencontrarse.


Colocando su mano sobre el cristal, Nowaki imagino el rostro del castaño, mandó un mensaje de texto y espero que la luna le diera su bendición. Era tan simple, pero tan difícil pedir perdón.


El celular del médico sonó, dejándolo ver un número conocido.


 


- Nowaki ...


- Hiro-san...


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