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Sueño primaveral por 1827kratSN

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Tsuna no podía, el sólo pensarlo le generaba un malestar en el estómago semejante a las cosquillas y sentía sus mejillas arderle en demasía.

¿Besarlo? Era imposible, era vergonzoso, era necesario.

Sin darse cuenta se sentó en el vientre ajeno y empezó a jugar con sus dedos en evidencia de nerviosismo mientras miraba la pacifica expresión que el azabache de sus sueños tenía mientras dormía.

¡¿Cómo pudieron hacerle eso?! ¿Acaso Bermuda no pudo inventarse otro maleficio o sus tíos otra solución menos vergonzosa?

Su corazón latía a mil, quería huir, gritar un poco también. Saltó cuando escuchó las voces de sus tíos diciéndole que se apurara, pero, ¿cómo hacerlo?

Respiró hondo antes de analizar las palabras dichas: «Un beso de verdadero amor» y un beso significaba un contacto cariñoso de sus labios con la piel de alguien más. Nunca especificaron que debía besarlo en los labios, ¿no? Si no lo besaba de esa forma… entonces no sería tan difícil, o al menos eso quería creer Tsuna.

 

 

—Despierta —susurró antes de inclinarse hasta que una de sus manos se posó junto a la cabeza ajena y así su rostro se acercó al de quien dormía—, por favor —suplicó

 

 

Tsuna apretó los labios y tragó dificultosamente. Su corazón latía tan fuerte que probablemente se desmayaría, pero no, debía hacerlo y acabar con eso rápidamente antes de que Lal entrara y lo golpeara para que besase a ese muchacho de una buena vez. Sería más difícil si alguien lo veía en esas circunstancias.

Se fijó en que su tío Skull siguiera dándole la espalda al estar recostado en el suelo y suspiró una última vez. Era hora.

 

 

—Despierta —susurró suavemente antes de posar sus labios en la mejilla de aquel muchacho—. Vamos… despierta —deslizó sus dedos por la mejilla recién besada, hasta le daba vergüenza escuchar sus propios pensamientos, pero nada— Por favor, en serio… no me hagas repetir esto —murmuró… pero seguía el silencio

 

 

La vergüenza lo invadía, pero la desesperación fue mayor cuando escuchó su propio corazón latir sin recibir respuesta de quien dormía aún. Tsuna besó la otra mejilla del azabache suplicando que despertara, pero éste no se movía ni un pelo. Se mordió los labios antes de probar una vez más y rozar la comisura de los labios de aquel azabache con los propios.

Nada. Y Tsuna sabía que mentirse por más tiempo sería su condena.

 

 

—Por favor —susurró el castaño antes de reunir valor y tratar de disminuir, aunque se aun poco, el rojo de sus mejillas—. Me tienes que decir tu nombre —con mucho cuidado, como si aquellos labios fueran de cristal, unió sus pieles en un beso casto y efímero—. No me hagas esto —susurró sin tener respuesta de aquel chico

 

 

¿Verdadero amor? Era eso lo que sentía, sabía que sí… Desde hace años que se enamoró del chico que rondaba en sus sueños y con el que creó fantasías maravillosas. Compartió con él: sonrisas, miradas llenas de cariño, secretos, caricias, consejos, dudas… entonces… ¿por qué no despertaba? ¿No era mutuo acaso? ¿El sentimiento era solamente una fantasía que no iba más allá de los sueños? ¿Por qué?

Sus ojos achocolatados se nublaron por un par de lágrimas que se acumularon con prisa debido a la impotencia. Tsuna volvió a besarlo, alargando un poco más el contacto, pero nada. Sin evitarlo aquellas perlitas trasparentes cayeron sobre la piel ajena. A Tsunayoshi le había ganado la desesperación y el estrés de esas semanas y meses caóticos, la incertidumbre del porqué no podía soñar con ese chico de nuevo, del dolor al saber que tal vez había fallado y nunca volvería a apreciar ese iris ónix que lo miraban con un brillo especial.

Sollozó al juntar su frente a la ajena y de nuevo sentirse ahogado por un silencio pesado.

 

 

—Por favor —murmuró antes de unir sus labios una vez más, suplicando porque despertara. Quería verlo abrir los ojos otra vez y las veces que fueran necesarias para no tener miedo de la soledad

 

 

Sus labios temblaron por la falta de respuesta, sus lágrimas volvieron a caer, se resignó al fallo. Pero antes de separarse por completo sintió un leve movimiento y abrió sus ojos a pesar de que el otro no parecía moverse. Temió estar imaginándose cosas y por inercia volvió a besarlo. En esa ocasión sintió como la piel ajena intentaba apretar su labio inferior. No bastó más como para que Tsuna sonriera emocionado porque torpemente le estaban correspondiendo a aquel contacto inexperto.

 

 

—Estás despierto —recriminó Tsuna antes de soltar una risita baja—. Abre los ojos… por favor

—No —fue la respuesta susurrante y Tsuna rió aún más antes de depositar un beso extra en aquella persona caprichosa para después separarse para así limpiar sus lágrimas

—Eres un idiota —acusó ya tranquilo porque aquellos párpados empezaron a separarse—.  ¡Me asustaste!

—Te… asustas… fácilmente —pronunció algo desorientado y volviendo a cerrar sus ojos. Sentía la garganta seca, su cuerpo entumecido, pero una satisfacción enorme porque lo primero que vio al despertar de nuevo fue un hermoso espécimen castaño

—Dime tu nombre —suplicó acunando las mejillas ajenas entre sus manos

—Reborn —la risita del castaño fue la melodía más hermosa que había escuchado en su vida

—Es un gusto, Reborn —le acarició la mejilla derecha—. Mi nombre es Tsunayoshi

—¿Uno más?

—Está bien —el castaño sonrió antes de depositar un beso más en aquellos labios levemente resecos y separarse con rapidez porque recién se dio cuenta de la posición indecorosa, a su parecer, que mantenía

—Son tan bellos —Skull se había sentado para observar la escena y con burla los miraba—. Como dos tórtolos que se declaran a su pareja eterna

—Yo… —Tsuna rió con vergüenza cuando se alejó de Reborn y, movimientos torpes, bajó de esa cama— bueno…

—Más te vale cuidarlo —advirtió Skull al azabache que lo miraba como recriminándole que los interrumpiera

—¿Ya está? —Lal golpeaba la puerta— Quiero una respuesta o me enfadaré y no será bonito

—Sí, ya se besaron —el hada de cabellos violáceos rió sonoramente por la cara de pánico de Tsuna, la cual era adornada por un rojo intenso—. ¡Muchas veces si quieres saber!

—¡Tío! —murmuró Tsuna

—¿Cuántas? —Verde rio por lo bajo pues le iba a seguir el juego a Skull

—No sé, no vi todo

—¡Me viste! ¡Dijiste que estarías de espalda! —Tsuna quería que la tierra se lo tragara

—Conté tres y medio —rió Skull antes de lanzarse al suelo para que el dolor no lo detuviera y así pudiese reír a carcajada limpia

—Precoces —murmuró Lal—. Ah por cierto… Te recuerdo que…

 

 

Y la magia se acabó.

Tsuna escuchó un gruñido rasposo a lo lejos y lo único que logró hacer fue tomar las muñecas de Reborn y jalarlo hacia a él para alejarse cuanto pudiera de esa cama. Lo hizo justo antes de que la cola de ese estúpido, odioso y enorme dragón impactara en el lugar donde Reborn reposaba hasta hace poco. Era el caos que se evidenciaba entre polvo, escombros y fuego porque un ataque siguió poco después. Apenas y pudieron lanzarse al pasillo para salir ilesos.

Reborn aún no podía moverse libremente, dos años de sueño le afectaron bastante de modo que ni siquiera lograba mantenerse en pie sin apoyarse en Tsuna. Las cuatro hadas restantes los alcanzaron cuando huían por los pasillos para al menos protegerse del caos que Bermuda armaba. Luce usó lo poco que le quedaba de magia para aliviar el cuerpo de Reborn quien respiró hondo antes de enterarse de lo que acontecía gracias a un breve resumen dado por Viper

 

 

—¿No mataste al dragón? —apenas terminó de procesar la información miró recriminatoriamente a Tsuna

—Claro que no —el castaño agitaba sus manos para negar—. No puedo, y no lo haré

—Entonces para qué traes estas cosas —sostuvo la espada y el escudo en lo alto—. Es obvio que debes matarlo

—No puedo —miró al azabache con desesperación, esperando que entendiera el secreto que llevaba a cuestas

—¿Y ustedes? —Reborn miró a las hadas

—Obvio no podemos —se quejó Colonello—. Nosotros somos seres de luz, creamos vida, la protegemos y nada más-kora

—Maldita sea —bufó al escuchar como el castillo caía en pedazos tras los coletazos del dragón—, ¿y los habitantes de aquí?

—Los movimos a otro lado, así que nadie saldrá herido —Viper chasqueó la lengua— ¿por qué entonces crees que nos demoramos en llegar aquí?

—Bien, me haré cargo… pero tú no te separarás de mí —Reborn tomó la mano de Tsuna y lo jaló consigo hacia lo que sería su más dura batalla—. ¡Busquen refugio! —les gritó a las hadas que dejaba atrás

—Derrótenlo —les gritó Skull antes de que se alejaran demasiado—. Por favor  

 

 

Reborn se llevó a Tsuna no sólo porque necesitaba de alguien que le cubriera la espalda y en el que confiara incondicionalmente, sino para apartarlo de las hadas porque bien notó que el castaño dudaba de algo que no podía decir en voz alta si estaba rodeado de gente. No entendía muy bien, pero le importaba un carajo.

Corrió junto con Tsuna hacia una de las torres que quedaban en pie porque necesitaban un lugar alto para atacar y destrozar a su enemigo. Obviamente la última torre tenía conexiones que todavía estaban en pie, puentes que les proporcionarían de caminos alternativos para moverse, era su medio de traslado por el campo de batalla.

 

 

—Reborn —Tsuna se detuvo antes de que salieran por uno de esos puentes para atacar—, ¡escúchame!

—¿Por qué no lo mataste si tuviste la oportunidad?

—No puedo —se agarró los cabellos y entrecerró sus ojos— porque si lo mato… tío Skull caerá con él —su voz mostraba el dolor que esa posibilidad le generaba

—Eso es imposible

—Son destinados —sostuvo los hombros de Reborn, ignorando los gruñidos y rugidos que daba el dragón fuera de ahí

—Nosotros sí —levantó su manga derecha y mostró su marca, también descubrió el antebrazo de Tsuna y certificó que compartían tatuajes iguales

—No me refiero a eso —lo miró con súplica—. Bermuda y Skull son destinados

—Dudo que esa hada excéntrica sufra porque matamos a esa cosa —Reborn apuntó al dragón que los buscaba con desespero

—¡No me entiendes!

—Explícate entonces —elevó su voz, pero también acarició la mejilla del castaño que tanto anheló ver

—Los destinados, eso para las hadas es diferente —sus ojos picaron porque tenía ganas de llorar—. Si la una muere, la otra también… porque nacieron el mismo día y a la misma hora… Su magia está entrelazada al igual que su existencia

—Demonios —ahora entendía todo y a la vez maldecía el corazón de oro que Tsuna tenía—, ¡pero nos matará si no lo detenemos!

—Y dañará a todos si es que sigue con vida —agudizó su voz antes de soltar un sollozo—. ¡Lo sé, Reborn!

—¿Entonces qué sugieres?

—No sé… —sostuvo las manos de Reborn para llevarlas a sus mejillas y reconfortarse un poco—. No se me ha ocurrido nada desde que me enteré

—Pues no debiste enterarte —abrazó al castaño que parecía querer colapsar—. Golpearé a esa hada por decirte

—Él no me dijo —se aferró a la espalda de Reborn y buscó consuelo en ese abrazo— lo hizo Bermuda

—Entonces pudo mentir —sostuvo las mejillas del castaño antes de besarlo con dulzura—. Es más… mintió… de no ser así, ¿por qué tu tío nos alentó a acabar con esto? —lo miró directamente—. Piénsalo

—No puedo contra esa lógica —sonrió aun dudoso

—Entonces vamos… confío en ti para cubrirme

—No dejaré que algo te pase, Reborn

 

 

Continuará…

 

 

 

 

Notas finales:

Para quien siga “Locura por mi todo” o “Mi rojo cielo”, ya les tengo capítulo para mañana y pasado. Uno de ellos está demasiado sentimental :v

Krat los ama~

Besitos~


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