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Sueño primaveral por 1827kratSN

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Confiaban ciegamente en el otro, de forma tan certera que ni siquiera tuvieron que hablar demasiado para entender lo que tenían que hacer, el rol que ambos desempeñarían.

Reborn le daría muerte a ese hechicero, Tsuna le abriría el paso hacia su objetivo.

El que salió primero al ataque fue Tsuna, corriendo por uno de los puentes y ganando la atención del dragón. Disparó cuanta flecha pudiera, las cuales habían sido reforzadas por la magia de su tío Fon para que pudieran atravesar la dura piel del enemigo, las clavó en una serie de tres para que formaran una improvisada escalera que Reborn podría usar

Reborn tomó un puente alterno, lejos de los ojos de Bermuda quien atacaba a su castaño con avidez lanzando fuego por donde sea. No podía fallar o su amado castaño saldría dañado y eso jamás se lo perdonaría. Saltó hacia la primera flecha incrustada en el vientre de ese engendro, verificando que aquella bestia aun no lo detectara. Con el escudo montado en su espalda y espada en el cinto, escaló con rapidez hasta que prontamente vio el pecho de aquel ser.

Empuñó su espada, sólo tenía una oportunidad

Tsuna enfrentaba al dragón para que éste no lograse dar un zarpazo que lastimara a Reborn, lo mantenía distraído ataque tras ataque hasta que Bermuda se dio cuenta de su estrategia y le perdió interés para ir tras quien se ubicaba cerca de su pecho. Con desespero Tsuna apuntó al ojo izquierdo del dragón y lanzando un grito dejó la flecha ir. Logró que aquellas garras se alejaran de Reborn, suplicaba mentalmente porque su destinado no se hubiese soltado. Al final respiró aliviado cuando vio la espada brillar por la magia de Luce, la misma que se ubicaba en manos de Reborn

 

 

—¡No me vencerán! —bramó la bestia mientras su cola amenazaba con agitarse

 

 

Reborn sonrió victorioso antes de dar un único salto e incrustar la espada en el pecho de ese demonio, usó toda su fuerza para enterrar la daga. Escuchó el largo aullido que desprendía Bermuda quien, como su última opción, intentaba atacarlo y quitarse la daga. Era obvio que la espada necesitaba de mayor profundidad para llegar al corazón y era un problema que debían solucionar cuanto antes.

 

 

—¡Tsuna! —gritó Reborn cuando no pudo más que saltar para evitar el zarpazo que le fue dirigido— ¡Tu flecha! —antes de caer miró a su compañero de vida quien apuntaba— Hazlo —susurró antes de deslizarse por aquella piel escamosa agarrándose apenas de la última flecha clavada en el vientre bajo de la bestia para no caer a un abismo mortal

—¡Te mataré primero! —Bermuda no se quedó quieto y usó su aliento de fuego en contra del castaño

—¡No! —Reborn tuvo miedo al ver como ese ataque se dirigía al castaño— Tsuna —susurró antes de ver como el fuego se deshacía en pequeñas escarchas de color morado

—¡Hazlo Tsuna! —Skull había salido a uno de los balcones y agitado su varita— ¡Hazlo!

—Pero… —sus manos sostenían el arco y flecha, la última, pero su corazón se estrujaba— pero… —aun dudaba… porque había una posibilidad de que Bermuda sí estuviera unido a su tío

—¡Mátalo! —bramó Skull al entender el miedo de su protegido— ¡Salva a todos!

—¡Hazlo! —gritaron las hadas restantes

—Bien —Tsuna agudizó su mirada antes de apuntar

 

 

La magia de las siete hadas se unió para evitar otro ataque del dragón y en el momento en que todo se quedó estático, Tsuna disparó. La flecha fulguró en tonos rojizos hasta que se estampó en el mango de la espada hundiéndola casi en totalidad. Estaba hecho.

La enorme criatura lanzó un grito de dolor en un tono de voz que ya era humano. Una bruma empezó a desprenderse del dragón quien retrocedía mientras se agitaba en un vano intento por quitarse la espada del pecho, pero finalmente cayó de espaldas derribando parte del castillo junto con él.

Reborn había saltado antes de que la bestia se derrumbara, se refugió y protegió cuanto pudo a la vez que veía a su castaño correr porque el puente tembló. Las hadas miraban airosas la caída de la criatura maligna, vitoreaban con los puños en alto. Incluso Skull festejaba el triunfo.

Una bruma espesa y grisácea se desprendió del dragón, éste fue desintegrándose hasta que un gran estallido lo deshizo por completo solamente dejado un cuerpo lleno de vendas que aun gritaba de dolor con la espada atravesándole el pecho. El espectáculo no duró demasiado ya que la magia que Bermuda contenía se desprendió de una sola vez sin darle tiempo siquiera a maldecir. El ser que alguna vez fue un hada pura al servicio de la humanidad, se volvió polvo y desapareció de ese mundo.

Silencio.

Todo estaba bien en ese momento.

Reborn corrió en busca de su destinado, lo halló en uno de los balcones y sin siquiera esperar un momento lo rodeó con sus brazos, le besó los cabellos y soltó una risita que sólo Tsuna escuchó. El castaño correspondió al gesto mientras intentaba recuperar el aire que la carrera le quitó, mas, cuando pudo, fue él quien apresó los labios del mayor para verificar que no era un sueño. Se miraron durante largo rato, acariciando las mejillas contrarias, jurando que no volverían a separarse jamás. Habían esperado tanto el uno por el otro que en ese momento nada más que su cercanía importaba.

Poco después se les unieron todas las hadas quienes portaban una sonrisa brillante plasmada en sus rostros cansados y magullados. Algunos reían, otros alardeaban de la batalla y sus contribuciones, unos pocos se arrimaban a una pared para descansar, otros sólo miraban al horizonte.

La maldición estaba rota, la maldad exterminada, sólo quedaba festejar.

O eso creyeron.

 

 

—Nunca me había sentido tan libre —Skull respiró profundo mientras veía el cielo azulado que rodeaba todo—. Hiciste un buen trabajo, Tsuna… y tú Reborn, estuviste normal —rió en burla de quien lo miraba de forma amenazante

—Skull —Fon lo miró con seriedad— tú…

—Si me permiten —suspiró profundo mientras peinaba sus violáceas hebras usando sólo sus dedos—. Tomaré aire… debo disfrutar mi libertad

—La influencia… ¿se acabó? —Lal apretó los labios al ver una leve mueca en Viper

—Claro —Skull movió su cabello antes de sonreír—. Ahora… debo tener un momento a solas… ustedes entenderán que he perdido algo importante y quiero meditar sobre eso

—Tío, no te vayas —el castaño temía alejarse de él porque la última vez tardó dos años en verlo nuevamente—, por favor

—Descuida —le guiñó un ojo antes de encaminarse a un pasillo

—Skull —Verde intentó seguirlo, pero sus pies se detuvieron cuando un leve brillo se empezó a desprender de aquella extraña hada que se despedía con la mano

—Déjalo-kora —Colonello le cortó el paso y le jaló del brazo

—Que se tome un respiro de alivio —segundó Lal mientras despeinaba los cabellos de Tsuna y lo distraía de aquella escena—. Se lo merece

—Este idiota —Viper ni siquiera lo miró, se dio vuelta

—¿Sucede algo? —Reborn miró a Luce en busca de una respuesta creíble pues no se tragaba las vanas palabras de esas hadas

—Nada, cariño… Nada —intentó sonreír, pero no pudo—. Sólo… quiere un momento a solas

 

 

Skull se alejó tanto como pudo antes de sostener su pecho el cual punzaba, dolía, se sentía roto y sin una porción de sí. La magia que se estaba desprendiendo de su cuerpo era suya, lo tenía en claro. Y era un proceso que no podía detener, pero que al menos podía ocultar de aquella mirada dulce que vio durante catorce años y recordó durante los dos restantes en su cautiverio.

No tuvo valor para mirar a su protegido y decirle que sería la última vez que se vieran. No quería verlo sufrir.

Era cierto que Bermuda estaba unido a él con algo más que un vínculo dado por ser destinados. Su magia en sí estaba atada desde su creación. Si Bermuda no existía en ese mundo… él tampoco lo haría.

Contuvo un sollozo porque poco le importaba desaparecer, lo que le dolía era el no haber podido ayudar a quien consideró su complemento, su compañero, su alma gemela y su cruz a cargar. Lo intentó siempre, pero nunca pudo hacerlo. Sus lágrimas aparecieron cuando aquel brillo que ascendía hacia el cielo se volvía cada vez más visible.

Se sentía tan libre y tan pesado a la vez… era contradictorio

 

 

—Skull —fue esa voz la que lo sorprendió cuando cayó de rodillas para esperar su destino

—Skull —y ahí estaba otra que logró estremecerlo

—Hola, Verde —sonrió dándose vuelta tras limpiar su llanto—, ¿qué tal, Fon?

—No deberías estar solo cuando esto pase —Verde se sentó frente al idiota que vio sufrir por años

—Tal vez no querías que alguien viera el final —Fon ocupó un lugar junto a la otra hada—, pero… no creí conveniente dejarte

—Par de idiotas —los miró mientras sentía la debilidad llegarle—. ¡Vuelvan con Tsuna! —ahogó un sollozo al tragar dificultosamente— ¡No le den excusas para buscarme!

—Skull —Verde le golpeó en la frente— llora cuanto quieras

—No haré eso —orgulloso se mordía el interior de sus mejillas

—Es tu última oportunidad para hacerlo —segundó Fon con tristeza—. Has sido fuerte durante todas estas décadas... te mereces un último desahogo

—¿Puedo pedirles algo? —iba a ceder, estaba seguro

—Claro —afirmaron Fon y Verde en coro

—Cuiden de Tsuna… y háganle la vida imposible a Reborn —Skull rió bajito mientras sus lágrimas empezaban a salir

—¿Algo más? —Fon sonrió amablemente

—Nada —sostuvo su hombro derecho y suspiró porque su marca ardía—. Ha sido una buena vida, así que no pido más

—Skull —Verde lo miró con extrañeza porque notó algo raro

—Adiós, chicos —los miró con cariño— fue divertido cometer estupideces junto a ustedes

—Skull —insistió Fon quien recuperó un poco de su semblante sereno y levemente risueño

—No digan nada más, ¡carajo! —Skull hizo un mohín— quiero irme en paz, ¿saben?

—Skull

—¡¿Qué?! —dijo ya cansado

—Ya no desapareces —rió Fon mientras apuntaba al mencionado— ¿te fijaste?

—¿Qué?

—Eres un dramático de primera —Verde sonrió, pero trataba de ocultar lo aliviado que se sentía—. ¿No te fijaste en lo que pasó antes de que tu odioso destinado se fuese a la mierda?

—Esperen, esperen —dijo limpiándose las lágrimas y revisando sus manos—. ¿Qué mierda? —era verdad, sus manos seguían siendo visibles y firmes. No podía ser— Me debo morir… la magia estaba escapando de mí… ¡me debía hacer polvito de hada! —mostró sus manos a las dos hadas que lo miraban con cierto brillo que no pudo identificar y que poco importaba en ese momento

—Al parecer ese imbécil hizo algo bueno antes de perecer —Fon sonrió antes de golpear el hombro de Skull— y yo creí que te quería matar antes de morir

—Bien, esto no lo entiendo —Al ver su cuerpo físico intacto, débil, pero palpable, Skull paró de hipar

—Vaya sorpresa —Verde golpeó la frente de Skull con su palma—. Se reivindicó antes de irse al infierno

—Skull —Luce apareció por el pasillo de repente—, ¿ya acabó?

—¿Me explicas?

—Tu marca no está —sonrió con comprensión siendo de las pocas que notó lo que sucedió antes de que la maldad desapareciera—. Bermuda cortó su lazo contigo antes de morir. La magia que se fue era la que él te estaba implantando para controlarte, pero ahora… ¡ya no está! —rio con alegría

—Maldito hijo de su…

—¡Skull! —Verde lo golpeó con una piedra para que no dijera vulgaridades

—¡Bastardo! —jadeó Skull cuando se descubrió el hombro y su bello tatuaje en forma de mariposa dejó de estar en su piel— ¡Bermuda me hizo sufrir sin razón! ¡Hasta lloré! —luego miró a sus compañeros— ¡Y ustedes me vieron en esa penosa situación! —apuntó a los tres

—Supongo que le removiste el corazón —Luce le acarició los cabellos amoratados de su compañero—, tu esfuerzo no fue en vano, Skull

—Creí que los lazos entren hadas no se podían remover —el mencionado seguía palpando su hombro sin creer que seguía vivo

—Era un hechicero oscuro —bufó Verde— de seguro halló la forma de hacerlo

—Tómatelo como un regalo —Fon le palmeó la cabeza— ahora…

—¿Qué?

—Seguramente quieres abrazar a tu protegido —sonrió—. Puedes ir

—No, esperen —suspiró sosteniendo sus cabellos con desesperación y palpando un par de sus aretes—. No puedo con el shock —dramatizó tirando de sus cabellos—. Joder… Bermuda hizo algo bueno por mí… estoy soñando, ¿verdad?

—No —corearon los tres

—Eso es más espeluznante todavía —se abrazó a sí mismo

—Sólo acéptalo, ¿sí? —sonrió Luce

—¡No! —se quejó— me siento… siento —se apretó el pecho— raro

—Ya se te pasará —suspiró Verde—. Ahora… —miró a Skull y sonrió— me largo… ya pasé mucho tiempo ayudando a estos reinos y quiero dormir un rato

—Oye —Skull le lanzó una piedrita— me la debías —rió ante el desconcierto de aquella hada rara— y tú también —lanzó otra hacia Fon, pero éste la esquivó

—Es bueno verte sonreír de nuevo —acotó Fon y un leve bufido por parte de Verde lo apoyó

 

 

La maldad se había ido de esos reinos. La gente despertaba un tanto confundida por el cambio de hora. Las hadas festejaban con sus protegidos. Los destinados sonreían mientras entrelazaban sus dedos y se disponían a enfrentar sus nuevas vidas.

Todo estaba bien. Todo seguiría en el curso que le correspondía desde un inicio.

 

 

Continuará…

 

 

 

Notas finales:

Muajajaja, la versión de Disney me gusta porque todos son felices por siempre.

Bueno, el siguiente capítulo será como la culminación de esta historia de amor, dependiendo de lo largo que salga puede ser el final o se extiende hasta un epílogo. La verdad es que aún no tengo terminado el borrador porque no sé bien hasta qué punto de sus vidas narrar, pero ñe, si tienen alguna sugerencia, bienvenida sea

Krat los ama~

Besitos~


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