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Sueño primaveral por 1827kratSN

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Después de dos años y unos meses más, justo en el inicio de la primavera, al fin los dos reinos se unirían en base al matrimonio de los dos herederos proclamados como destinados desde el nacimiento. La dicha era enorme, los festejos se daban en cada pueblo, en el castillo todo era adornado por flores blancas en honor a la paz que reinaría.

Después de haber peleado contra el mal, disfrutado de su juventud y de su familia, allí estaban los dos príncipes: vestidos de traje banco que entallaba la figura de cada quien, sonriéndose, escuchando el discurso previo a su unión, recordando las travesuras, peleas, enfados, risas, problemas, paseos y demás que hicieron juntos durante esos largos meses. No se arrepentían de algo, más bien agradecían por cada cosa ocurrida en sus vidas

La ceremonia era no sólo para conmemorar su matrimonio, sino para anunciar la unión de ambos reinos bajo el mandato de ambos muchachos a quienes, a pesar de ser jóvenes, se les consideró aptos para gobernar. Las coronas pasarían a manos de Tsunayoshi y Reborn formalmente, eso a pesar de que seguirían recibiendo ayuda de sus padres hasta que se acostumbraran a sus labores obligatorias.

 

—Deberíamos casarnos-kora —fue el comentario lanzado al aire por Colonello, el cual fue escuchado por las hadas que junto a él presenciaban la ceremonia y de varios guardias que custodiaban el castillo desde los balcones

—¡Al fin lo dijo! —rió Luce quien observaba el rostro rojo de Lal, quien no se esperaba tal comentario justo en ese instante en donde estaban rodeados de todos sus problemáticos compañeros

—Que… ¡¿qué estás diciendo?! —el hada de cabellera azulada intentó no gritar para no interrumpir la ceremonia, pero golpeó la cabeza del rubio— ¡Cá-cállate!

—Se me salió —las mejillas del rubio enrojecieron pues al parecer pensó en voz alta

—¡Felicidades! — Fon les aplaudió suavemente

—Eso no… —intentaban negarlo en conjunto, pero claro, no les sería posible

—No se pueden retractar —Viper movió su varita y en medio de una bruma reprodujo la imagen del rubio y las palabras dichas—. Yo tengo la evidencia —sonrió con malicia

—Los voy a… —Lal empuñaba su varita

—Todos estamos felices por ustedes —Verde sonreía con burla mientras limpiaba sus anteojos—. Ya nos hartamos de ver sus vanos intentos de coqueteo y de no mostrar evidencia clara de su noviazgo.

—¡Dicha y felicidad! —Skull levantó sus pulgares y sonrió ampliamente— No he visto a dos hadas que se amen más que ustedes

 

El resultado de toda esa plática fueron dos hadas tan rojas que de sus cabezas ascendía un leve vapor a la vez que negaban con movimientos erráticos de sus manos, pero nada podían hacer. Los demás los presionarían hasta que se casaran, después de todo, querían ayudar a esos dos.

Poco faltó para ver como el castaño y azabache eran coronados y se sentaban en el trono que les correspondía tras darse el primer beso inocente como un matrimonio estable. Los festejos empezaron entonces, las flores y las aves fueron lanzadas al aire, las danzas se llevaban a cabo… pero fue algo que dos seres no lograron presenciar pues se alejaron con sigilo

 

—¿A dónde vamos? —Skull miraba a Verde quien sujetaba su muñeca

—Pues a pasear por ahí —se acomodó los lentes mientras dirigía a esa hada extravagante por los pasillos

—¿A dónde? —ladeaba su cabeza con confusión— Y te das cuenta que deberíamos estar festejando el matrimonio de nuestro protegido… ni siquiera dijeron “les presentamos al rey Reborn y a su majestad Tsunayoshi” … ¡Quería escuchar eso y lanzar un hechizo para que pétalos cayeran encima de mi pequeño Tsuna!

—Hay mucha gente que festeja eso —bufó sin darle mayor importancia al berrinche de Skull—. Nosotros no les haremos falta y de seguro Luce hará esa magia toda bonita con pétalos y demás

—Pero no avisamos

—Nos divertiremos un rato —sonrió de lado mientras jalaba a Skull para que caminara a su lado

—Oh, ¡oh! —emocionado movía sus brazos— ¿A dónde iremos? Dime, dime

—¿Recuerdas el castillo de Bermuda?

—Cómo olvidarlo —hizo una mueca de desagrado

—¿Recuerdas lo que me dijiste cuando éramos compañeros de celda?

—Sí, dije que… —al recordarlo se detuvo, tembló ligeramente y sus ojos brillaron evidentemente. Agarró a Verde por los hombros y lo sacudió—. No me digas que… ¡oh por mi cielo santo!

—Será divertido —despeinó esos cabellos violáceos—. Te cumpliré un deseo

—Está bien, hada madrina —reía antes de quitarse la capa y dejar que sus alas se mostraran— ¡Vámonos!

—Estás demente, Skull —mientras agitaba su varita sus alas tomaban forma—. No puedo creer que seas feliz con tan sólo destruir la sección prohibida de ese castillo

—Es que estaba prohibida, ¡ni yo sé que había allí y me da curiosidad! —ahora era él quien tiraba del brazo de Verde

—Todo por verte feliz —sonrió antes de emprender vuelo junto con su compañero

 

Incluso las hadas ahora podían darse ciertas libertades, al menos hasta que los siguientes herederos nacieran y ellos colaboraran con la crianza y cuidado de los mismos. Ellos también vivían una época de apogeo en donde podían ceder ante sus sentimientos humanos. Aunque a veces había ciertas dudas que responder

 

—¿No estabas intentando conquistar a ese idiota? —Viper miraba a Fon pues ellos habían perseguido al par que acababa de escapar del festejo

—Sigo haciéndolo —sonrió ignorando la mirada del encapuchado

—Pues creo que te robaron al idiota —apuntaba al cielo donde ya no se distinguía a Verde ni a Skull

—¿Verde también está enamorado de Skull? —Luce se unió a los dos curiosos

—Es obvio, ¿no? —Viper hizo un ademán con su mano— Pero es Skull quien no se da cuenta de lo que pasa a su alrededor

—No importa —Fon sonrió— eso es lo que le da encanto

—Ustedes están mal de la cabeza —Viper hizo una mueca de hastío pues no entendía a esos dos

—¿No deberían ser directos? —Luce sonreía pues, a su parecer, Skull tenía derecho a ser el centro de atención en compensación a todos esos años de claustro a los que fue condenado debido a Bermuda

—No —Fon rió—. Verde y yo estamos de acuerdo en que no diremos nada, dejaremos que Skull se dé cuenta por sí solo y decida

—Pues eso les llevará una eternidad —bufó Viper— definitivamente el amor los vuelve estúpidos

—Pues —Luce miró a lo lejos al par de hadas que peleaban, pero que conservaban sus mejillas coloradas— sólo hay que ver a esos dos… Lal y Colonello se quieren demasiado

 

Eran Reborn y Tsuna quienes no se enterarían de esos pequeños líos amorosos entre sus hadas madrinas a las cuales considerarían por siempre como su familia, al menos no por esos días. Ellos estaban tan perdidos en su pequeña felicidad que bailaban al son de una melodía suave, mirándose en detalle e ignorando a las parejas que bailaban a su alrededor. Se merecían una calmada velada después de despertar de esos largos años en los que se hundieron en un duro sueño primaveral

 

 

Años…

 

 

Su figura resaltaba debido a la blanca seda de su atuendo nocturno que lo cubría. Paseaba por los pasillos solitarios sólo iluminados por las lámparas de aceite, suspiraba profundamente al ver las estrellas por una de las ventanas, era normal pues era de madrugada y tal vez faltaría una hora para que el sol saliera por el horizonte. No podía dormir, por eso se hallaba así, caminado sin rumbo fijo y añorando a su compañero de vida, el cual se había ido de viaje a un pueblo lejano para resolver algunos asuntos políticos

Se frotaba las manos pues hacía leve frío en muestra de que pronto nevaría, se arrepentía de no haberse puesto algo más abrigado, pero tampoco tenía ganas de regresar a su alcoba solitaria. Resignado, posó las manos en su vientre y deslizó sus dedos cariñosamente por la curvatura que se hacía más notable día tras día mientras bajaba las escaleras y se dirigía a la cocina; al menos se prepararía algo caliente para reconfortarse. Pero en medio de su camino escuchó ruido fuera del palacio y al acercarse a la ventana diferenció el corcel marrón que era el favorito de su esposo y la caravana de soldados que escoltaban al rey

 

—Papá ya llegó —sonrió emocionado mientras sostenía su vientre entre sus manos y apresuraba el paso hacia las escaleras

 

No importaba si el protocolo dictaba que no corriera y se mantuviera sereno en todo momento. ¡Que se jodiera el sistema y todas sus estúpidas reglas! Tsuna se sostuvo del pasamanos antes de saltar de dos en dos las escaleras y lanzarse a los brazos del azabache quien lo encontró a la mitad del camino. Sostuvo el rostro ajeno entre sus manos, jugó con esas patillas hasta que su risita emocionada se detuviera y besó con ansiedad a Reborn

El rey ordenó a sus escoltas que descansaran, que los caballos fueran alimentados, lo hizo sin soltar la cintura del castaño que se aferraba a él como un koala. Era hasta gracioso, pero en el palacio se acostumbraron a esas muestras de amor tan bellas. Ya libre de deberes Reborn besó los cabellos del castaño y a paso elegante se dirigió a su alcoba por los pasillos silentes y vacíos mientras él repasaba el cuerpo de su pequeño con sus dedos, enfocándose en la tentación reflejada en el trasero de su esposito

Tsuna reía en el cuello de Reborn, acostumbrado a ser manoseado de esa forma mientras estuvieran solos ya que ante la presencia de otras personas jamás lo permitiría, era un acuerdo que hicieron tras casarse. Lo único diferente era que, con el tiempo, Tsuna también se acostumbró a manosear esa parte del cuerpo de su esposo si había oportunidad. Se dice que las malas mañas son pegadizas, se comprobaba al ver a esos dos interactuar.

 

—Parece que me has extrañado demasiado, majestad —el azabache sonreía cuando cerró la puerta de su habitación y sus labios fueron besados con mayor avidez

—Lo he hecho, mi rey —Tsuna hundía sus dedos en las hebras oscuras, mordía los labios de Reborn y soltaba pequeños suspiros cuando las manos de su esposo le causaban escalofríos

—¿Cuántas veces te he dicho que no bajes así las escaleras? Menos ahora que llevas a nuestro hijo en tu pancita —con cariño lo regañaba mientras le acariciaba las mejillas

—Lo siento, pero me ganó la emoción —el castaño tocó su vientre, lo acarició con ternura—. Lo siento, bebé

—Eres jodidamente lindo a veces —Reborn suspiró pesadamente antes de colocar a Tsuna sobre su lecho

—Quiero un beso más —estiró sus manos hacia el azabache y fingió no darse cuenta de lo infantil que estaba siendo

—No hasta que te pongas algo más abrigado encima, te resfriarás —se quitaba su capa, la armadura que llevaba encima y la espada mientras escuchaba los pasos de Tsuna quien rondaba por el cuarto con prisa

—Estoy listo —el castaño reía divertido por la expresión extrañada de Reborn al verlo—. No especificaste qué debería ponerme —se aferraba a uno de los abrigos de su esposo con el que se cubrió

—Estás jugando con fuego, Tsunayoshi

—Y quiero quemarme —estiró su mano, misma que fue tomada y besada con cariño

—Fueron sólo cinco días —Reborn repasó aquellos dedos con su lengua mientras miraba al pequeño que se sonrojaba potentemente

—Largos días fríos —suspiró antes de jalar al mayor para que se recostara en la cama junto a él—. Te extrañé demasiado —deslizó sus dedos por el pecho ajeno, dejando un rastro de besos por el cuello y ascendiendo hasta besar con calma al azabache de sus sueños

—Y yo a ti —dejó a Tsuna debajo de sí y lo miró con lascivia—. ¿Qué tal si recuperamos el tiempo perdido?

—Estoy bien dispuesto —rio bajito por las cosquillas producidas por aquellos dedos que acariciaban su vientre y el beso que se depositó en el mismo— porque necesito sentir el calor de mi esposo de nuevo —abrió sus piernas lentamente dejando que el azabache se acomodara entre ellas. Lo besó una, dos, diez veces, se perdió en el amor que se profesaban

 

Así eran sus reencuentros, así eran sus juegos. No habían cambiado mucho con el pasar de los años, siempre profesando el profundo amor que sentían el uno por el otro de todas las formas que conocían.

Durante los años que vivieron juntos habían pasado por diferentes etapas, incluso una en donde se alejaron un poco debido a la monotonía del día a día, pero siempre hubo quienes ayudaron a superar aquello. También pelearon más de una vez como cualquier pareja normal, sin embargo, el amor que se tenían superaba toda dificultad, y ahí estaban, en su pequeño paraíso de ensueño.

 

—¿Ya están vestidos? —Skull era el hada más apegada a los herederos de ese enorme reino, por eso no era raro tenerlo largas temporadas en las que cumplía con la terea de nana principal por voluntad propia

—Skull —suspiró Tsuna mientras se acercaba a su tío quien jugaba en el césped con una pequeña azabache de bonitos ojos negros que se mantenía concentrada pintando algo en un lienzo blanco—, no digas eso frente a Yui

—Es que, bueno, —sonrió divertido mirando al recién llegado— esta mañana Yui y yo fuimos a buscarte para desayunar porque ya sabes que nuestra futura reina despierta muy temprano

—Tenía hambre papi —la mencionada sonreía antes de besar la mejilla del castaño que se sentaba a su lado— y quería pan de miel

—Y pues —Skull adoraba el amor paternal que se expresaba en ese castillo, por eso se quedaba lo más que pudiera. De cierta forma él creía que ese amor era el más importante en toda la tierra y el que él desearía tener pero que tal vez no podría. Suspiraba enternecido— no cerraron bien la puerta de su cuarto y se escuchó unos ruidos

—Raros ruidos —segundaba la pequeña elevando sus manos, era una niña de diez años serena, decidida y, por su puesto, orgullosamente la niña perfecta de su papá—. Pensé que estaban torturando a alguien

—Oh dios —Tsuna cubrió los oídos de su hija a la vez que su rostro se tornaba de un rojo intenso—. ¿En serio se escuchaba fuerte? ¡Y no hiciste algo para que no…!

—Empecé a reírme muy fuerte y me la llevé corriendo —Skull reía incluso en ese momento—. Después le di galletas y se le pasó la curiosidad

—Perdón —su rostro colorado decía lo avergonzado que estaba—. Yui —miró a su pequeña a la que liberó— lo que pasó ahí… pues… —no tenía idea de la excusa que daría

—Tus padres jugaban a las luchas —Skull habló antes que Tsuna, quería ayudarlo un poquito — es para no perder la costumbre y mantener sus cuerpos preparados para una batalla en defensa del reino

—Ya veo… —Yui se creyó tan elaborada mentira, eso era realmente encantador—. Bueno, no importa eso —la pequeña tomó el lienzo y lo mostró al castaño—. ¡Mira lo que hice papi! Dibujé el reino —sonreía orgullosa

—No cabe duda que tienes la memoria de Reborn —sonrió besando la cabecita de su hija— serás la mejor gobernante de ser así

—Claro que lo seré —sonrió entusiasmada— no por nada soy heredera de papá y de papi

—Y a todo esto, ¿dónde está ese esposo tuyo? —Skull miró la entrada del palacio

—Con Aki, lo está vistiendo —el castaño peinaba con sus dedos las largas hebras de su niña, sonriendo porque su familia era lo más hermoso que tenía

 

 

Tsuna era sumamente feliz con su familia aun creciente pues seguramente Reborn deseaba todavía más retoños, era gracioso de cierta forma porque apenas en su tercer hijo gestante -que no superaba los tres meses-, tendrían a un varón. El castaño aún se reía ante el recuerdo del día en que sus hadas ayudaron en el parto de Yui pues solo no hubiese podido hacerlo jamás. El caos, los nervios del siempre calmado Reborn y del alboroto de los abuelos que festejaban la llegada del heredero. Fueron largas horas, pero terminaron con el sonido berrinchudo de su niñita

Cuando su princesa se mostró al mundo todo fue dicha, al menos hasta que uno de los consejeros del rey dijo que una niña o un doncel no podrían heredar la corona, y un gran caos estalló. Reborn armó un escándalo monumental por la osadía de despreciar el valor de su primogénita, lo que conllevó a que deshiciera muchas normas plasmadas y seguidas durante siglos, para volverlas a escribir. Pobre de los consejeros quienes soportaron la furia del azabache y la sonrisa tétrica de Tsunayoshi pues a él tampoco le gustaron esas estúpidas leyes que impedirían a su hijita tomar la corona

Reborn heredaría el reino a Yui, no le importaba cómo lo tomaran los demás, su primogénita era más importante que todo lo demás. Su segundo hijo fue Aki, un doncelito azabache de ojos miel quien era un pequeño vivaz y curioso, Reborn dijo que le cedería la administración de la zona este para que ayudara a Yui, y para su tercer hijo -al que aún no elegían nombre-, Reborn ya le cedió la zona oeste para que la cuidara. Si tenían más herederos seguramente seguirían dividiendo tareas para que cada uno de sus retoños cargara con la responsabilidad de la gente que habitaba en sus tierras.  

Tsuna sólo solía detener a su esposo cuando era necesario, es decir cuando se pasaba de la raya y quería empezar una guerra por cualquier cosa, e imponía su autoridad cuando era necesario; como cuando tuvo que detener la búsqueda de los destinados de sus hijos porque Reborn quería entrenarlos desde el nacimiento para ser buen prospecto a matrimonio, obviamente Tsuna se negó ya que deseaba una vida normal para aquellos niños. Muchas cosas más pasaron desde ahí, pero nada grave. Al menos sus herederos vivirían en paz ya que ningún hechicero malvado había surgido de nuevo

 

—Aquí está su segundo príncipe —Reborn cargaba a Aki y lo lanzaba al aire

—Más alto, papá —sonreía el azabache menor de cinco años que brillaba con sólo una sonrisa—, ¡más alto!

—Yo también quiero —exigió Yui al ver la diversión de su hermano—. Me toca, papá

—Claro —Reborn reía antes de colocar a su hijo en el suelo y cargar a Yui para seguir con su juego

—Vaya que es buen padre, ¡quién lo diría! —Viper se acercaba con calma, sin mirar mucho a los demás— Skull… pensé que ya estarías por ahí haciendo de las tuyas

—Me gusta estar con los niños

—Pues vi a dos personas buscándote en las afueras del castillo —se sentó junto a Tsuna y lo saludó con una leve reverencia—. No sé… deberías ir

—Claro que no —Skull hizo un puchero—. Hoy me quedaré con los niños, es más divertido

—Pensé que te gustaba pasear con esos dos —sonrió Tsuna porque su tío seguía sin darse cuenta de nada y eso ya era demasiado, pero prometió no entrometerse en eso

—Sí, pero mis niños son primero —se jactaba orgulloso

—No tienes remedio —suspiró Viper—. Bien, también me quedo con los mocosos… así que tú —palmeó la espalda del castaño— ve a practicar el romanticismo con tu esposo —miró a Reborn que dejaba a su hija en el suelo—. No se han visto en cinco días o más, así que no me quiero aguantar sus miraditas enamoradas. Les ordeno que se vayan, ahora

—Tranquilo —segundaba Skull quien notó la duda en el castaño—, los cuidaremos bien y ya no les haré volar con mi magia, ¡lo juro!

—Espero que no —pero les sonrió—. Entonces les encargo a mis hijos

—Sí, sí, vayan a fingir ser adolescentes —Viper usó su magia para hacer levitar a los niños y acercarlos a él

—Gracias

—Hoy es día de jugar con los tíos con alas —Skull elevó sus manos— Aki y Yui… espero estén listos porque les mostraré mis habilidades con el clima

—¡Sí! —coreaban los niños que reían por estar de cabeza

—No puedo creer que hasta yo quiera verte hacer estupideces, Skull —bufaba Viper—. Algo maligno quedó impregnado en ti, esa es la única explicación coherente que le veo

—¡Es mi encanto! —festejó el de cabellos violáceos antes de elevar su varita— ¡¿Quién quiere nieve?!

—¡Yo!

 

Fue así como ambos reyes se alejaron del castillo caminando hacia el bosque que rodeaba la parte posterior de su hogar, envueltos en una capa que ocultaba su ropa sencilla y confiados en que sus hijos estaban en buenas manos. Se reían porque podían rememorar las travesuras adolescentes de la que eran participes hace años -siendo cuidadosos pues uno de ellos llevaba al tercer hijo de su matrimonio-, tomados de las manos, abrazándose y brindándose besos castos. Era verdad que necesitaban momentos a solas, en donde no había nada más que ellos para poder relajarse como personas normales.

 

—¿Te parece si bailamos, Reborn? —sonrió cuando llegaron al riachuelo cercano que proveía al castillo de agua pura

—Todo lo que quiera mi amado —se burló— excepto eso de comer chocolate hasta reventar —se empalagó ante el recuerdo del primer embarazo de Tsuna, donde no comía nada más que eso

—Te juro que no volveré a hacerlo —se le escapó una carcajada ante sus memorias

 

Tsuna entonces tomaba la mano de su esposo para empezar aquel baile delicado que habían practicado desde el día en que se casaron, después de todo, la letra, melodía y coreografía fue cedida por la propia Luce como homenaje al amor que surgió entre dos niños que se conocieron entre sueños

Tsuna se la sabía de memoria, la cantaba de vez en cuando sólo si Reborn estaba con él y podían disfrutar de un juego como en ese momento. Cantaba divertido porque en verdad se reflejaba en aquella historia, por eso la iniciaba él

 

Eres tú, mi príncipe azul que yo soñé 
eres tú. Tus ojos me vieron con ternuras de amor

 

Reborn lo solía guiar la danza con delicadeza, acariciando las manos de su esposo y rozando sus cuerpos con inocencia. Se miraban y sonreían en cada giro, se besaban cuando pausaban la melodía


y al mirarme así, el fuego encendió mi corazón 
y mi ensoñación se hará realidad

 

Reían cuando Reborn empezaba a cantar con ese tono grave y profundo que lo caracterizaba, jugaban con sus manos mientras se perdían en su pequeño momento de ensueño


Y te adoraré como aconteció en mi sueño ideal 

Giraban, se sonreían, planeaban enseñarles la melodía a sus hijos y contarles la historia detrás de esa canción tan suave que adoraban

 

y mi ensoñación se hará realidad 
y te adoraré como aconteció, en mi sueño ideal

 

Se dedicaban un profundo “te amo” mientras se detenían hasta sentarse sobre un árbol caído y se abrazaban para darse calidez ante la brisa fría


Eres tú el dulce ideal que yo soñé 
eres tú, tus ojos me vieron con ternuras de amor

 

Se quedaban observando el cielo de donde pequeños copos de nieve caían poco a poco. Bien sabían que esa no era la magia de Skull, sino la propia naturaleza que seguía su curso en ese clima tan cambiante que les proporcionaba las cuatro estaciones tan diferentes entre sí, cada una con su propio encanto


Al mirarte así, el fuego encendió mi corazón 
y mi ensoñación se hará realidad
 
y te adoraré
 
como aconteció en mi sueño ideal

 

Eran felices con su historia, con su vida, su pasado presente y futuro. Ta vez lo único que deseaban cambiar sería la fecha en que se encontraron por primera vez, porque si eso hubiese mucho antes, los años juntos como una pareja estable hubiese sido más amplio.

 

—¿Regresamos? —Tsuna sentía las caricias de Reborn sobre su vientre y sonreía enternecido por aquella delicadeza

—Está bien —besaba la mejilla del castaño antes de girarlo un poco para besar aquellos labios que sabían a gloria

—¿Uno más? —reía Tsuna antes de rodear el cuello de Reborn

—Siempre —depositaba un beso sobre aquellos labios que jamás se cansaría de probar

 

 

FIN

 

 

 

 

Notas finales:

Notas finales:

Krat agradece infinitamente a las personas que llegaron hasta este punto. Fue muy divertido en verdad, a pesar de que cambié personalidades XDDD

Espero se hayan reído, aunque sea un poquito, disfrutado de la ternura que intenté plasmar y sufrido cuando fue necesario.

Muchos besos y abrazos

Los ama: Krat


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