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Sueño primaveral por 1827kratSN

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—Tsuna… sujétalos —era el pedido de Fon mientras cedía a dos niños que cargaba en brazos, el castaño con obediencia cargaba al más pequeño y al otro lo sostenía de la mano para que caminaran junto a él

—¿Y los demás? —estaba preocupado por sus tíos

—Ya nos alcanzarán —trató de sonreír, pero en vez de eso soltó un gruñido bajito debido al cansancio—. Tú sólo guíalos —miró a las personas que cuidaban, eran numerosas y dependían de ellos porque no conocían esos bosques—. Tsuna, sabes bien el camino, así que conviértete en su líder

—Sí —estaba nervioso, era verdad, pero no podía demostrarlo porque detrás de él tenía al menos a siete adultos y esos dos niños que mantenía a su lado

—Yo cuido que nadie se quede atrás —Fon acarició la cabeza del castaño para darle confianza—. Confío en ti —lo empujó sutilmente y él volvió a su puesto como último en ese pequeño grupo que seguía escapando de las consecuencias de ese horroroso clima.

—Vamos, no pierdan el paso —Tsuna miraba de vez en vez a los que lo seguían—. Ya pronto llegaremos a la colina y ahí podremos guardar reposo

 

 

Tsuna iba al frente siempre acompañado de al menos uno de sus tíos, aunque casi al amanecer se vio obligado a liderar todo y trazar la ruta de escape ya que los demás se encargaban de inspeccionar los alrededores y rescatar a quienes lo necesitasen. Era un trabajo coordinado, pero también un plan para mantener todavía el secreto intacto porque Tsuna no debía saber que sus tíos podían usar magia.

Skull, Fon y Lal se vieron obligados a usar su magia desde la medianoche para poder mantener a Tsuna a salvo y rescatar a las personas que hallaban. Encontraron a muchos a punto de morir ahogados, a otros prisioneros del pánico en un árbol alto, unos cuantos perdidos sin saber qué hacer y sin poder explicarse porqué estaban en medio del bosque. Las hadas lo sabían, Bermuda les puso esa trampa para obligarlos a usar magia, debió ser porque el primer heredero iba a cumplir los años pactados para la consecución de la maldición.

Lo más coherente hubiese sido cubrirse los oídos y escapar lo más rápido posible, pero no pudieron simplemente dejar a todos esos humanos a su suerte. Les superó su esencia destinada a la bondad. Se miraban entre sí para asegurarse de no separarse, mantenían siempre un ojo en los alrededores porque tarde o temprano tendrían visitas indeseadas. Su magia no pudo ser borrada por la lluvia y viento porque incluso en ese momento, cuando el sol ya brillaba, seguían usándola para que el desbordamiento de ese río no los alcanzara. Dejaron un camino brillante, las huellas perfectas para sus perseguidores. Era penoso, pero fallaron en parte de su misión y pusieron al descubierto la posición de Tsuna

 

 

—Aquí estarán bien —sonreía Fon mientras acomodaba a todos en el verde césped de esa colina y de lejos veían el agua inundar el bosque que apenas atravesaron—. Esperaremos a que baje el agua y podremos volver a casa

—Muchas gracias —corearon aquellos desconocidos quienes se recostaban para retomar fuerzas

—Los pequeños están bien, sólo con raspones. He curado las heridas de todos con lo que disponía —Tsuna se limpiaba un poco del sudor en su frente con la manga de su suéter. Estaba cansado, no había pegado el ojo en más de veinticuatro horas, pero estaba satisfecho por la ayuda que supo brindar—. Y ustedes, ¿están bien?

—Sí, no te preocupes —Skull posaba victorioso ante el castaño—. A que estuve genial

—Cargaste a dos personas en tu espalda —Tsuna sonreía por el claro ego altivo de su tío— ¡claro que estuviste genial!

—Y aun no ves lo mejor de mí —se jactaba con el pecho inflado

—Deja de presumir —regañaba Lal mientras veía el horizonte— y pon más atención

—Esperemos unas horas —sonrió Fon— después nos iremos en esa dirección —apuntaba a los parajes que dividían a los reinos vecinos

—¿No regresaremos a casa? —Tsuna los miraba con desconcierto

—Ya no habrá casa cuando volvamos —suspiró Lal antes de revolverle los cabellos al castaño— además, corrimos mucho peligro, es hora de mudarse a un lugar más propicio

—Pero me gustaba ese lugar

—No te preocupes, buscaremos algo más bonito que ese, Tsuna —apoyaba Skull

 

 

Trataban de ocultar su motivo real: mantenerlo escondido de Bermuda. Estaban seguros de que ya dejaron demasiada evidencia de su existencia, ahora debían huir en cuanto les fuese posible. No importaba si es que eso significaba pasar la frontera hacia la tierra de los Argento, su prioridad siempre sería Tsuna.

 

 

Día…

 

 

—Bien, regresemos a casa —Reborn caminaba junto a sus tíos por esos bosques un poco destruidos por el desastre

—Eso haremos —Luce sonreía pues estaba segura de que nadie detectó el rastro de su magia, la poca que usaron. Decidieron entonces que era prudente volver a la cabaña anterior, además, esperaban que todo siguiera casi como lo dejaron

—Tuvimos mucha suerte-kora —se acomodaba los rubios cabellos mientras esbozaba una sonrisa satisfecha

—Lo mejor es regresar para relajarnos un poco —Viper jugaba con un par de piedrecillas en sus manos, sonriendo porque ese día era especial: al fin se libraría de ese mocoso altanero que crió por años

—Sé lo que estás pensando —rió Luce al acercarse a Viper para poder susurrar— pero antes de entregar a Reborn, ¿no crees que es mejor disfrutarlo un poquito? —disminuyó su paso para alejarse de los otros dos

—Para nada —Viper hizo una mueca de desagrado—, suficiente tuve con estos catorce años junto con el egocentrismo en persona

—Yo si lo extrañaré —suspiró ya nostálgica a pesar de que Reborn aun siguiera con ellos

—Claro, como te tiene cierta preferencia y nunca te ha dado problemas porque en verdad te ve como su madre —bufó

—Hagámosle una fiesta —sonrió Luce al ver como Colonello molestaba a Reborn y empezaban a empujarse mientras caminaban

—Esta vez te apoyo. Hay que celebrar que se nos va esa carga

—Pero que sea una sorpresa —Luce festejó con un leve aplauso, se esforzaría en esa despedida

 

 

Tenían que festejar en ese día especial, uno que marcaba el primer fallo de Bermuda.

Los planes de ese hechicero salieron mal, Reborn estaba sano y salvo, aun escondido y esa misma noche volvería a su hogar para retomar su vida.

No tardaron más de cuatro horas en llegar a su cabaña, la cual estaba inundada, pero nada que no se pudiera reparar, además, no la necesitaban por mucho tiempo así que no había apuro por arreglarla. Colonello fue informado de las intenciones de ese día especial, del que Reborn tal vez ni recordaba debido al caos que apenas acababan de superar, pero las hadas sí que deseaban celebrarlo.

 

 

—¿Por qué tengo que ir a cazar justo hoy? —refunfuñaba porque ni bien llegó a evaluar los daños en su hogar, fue empujado hasta la sala para que tomara sus herramientas.  

—Porque todo se lo llevó el agua —suspiró Viper intentando mantener su emoción en un límite tolerable— así que no protestes mocoso y ve por carne

—Frutas también: fresas si es que te es posible —sonreía Luce mientras recogía las pocas cosas que se salvaron en ese día.

—Vamos, ¡ayúdanos un poco-kora! —el rubio desordenaba los cabellos azabaches del príncipe

—Como sea —bufó Reborn antes de tomar una bolsa, su arco y el caraj con las suficientes flechas—. Regresaré pronto

—Ten cuidado, cariño —despidió Luce antes de ver a Reborn tomar el camino que era usado como ruta de caza habitual—. Se fue —suspiró

 

 

Mas, ellos ignoraban que Reborn no se tragó el cuento de la carne porque era obvio que todos los animales huyeron o fueron arrastrados por las aguas del río desbordado, en pocas palabras: era un desperdicio de energía intentar hallar algo bueno; pero no quiso protestar porque necesitaba despejar su mente un rato. Estaba preocupado por el muchachito que solía aparecerse en sus sueños, no había podido de dejar de pensar en él desde que todo el caos terminó.

Se perdió entre los árboles torcidos, mojados, despojados de ramas y hojas, evadió obstáculos sin fijarse mucho el rumbo que tomaba, pero marcando algunos troncos como señal de paso para poder regresar. Recogió algunas fresas que halló en el camino, algunas bellotas que limpió del lodo que las manchaban y suspiró al ver algunas aves sobrevolar el sector; de regreso derribaría un par y eso llevaría a casa, pero por ahora su destino era el río

 

 

—¿Cómo que un pastel? —protestaba Colonello ya que discutían cómo iban a celebrar el cumpleaños del muchachito que se convirtió en una especie de hijo para ellos

—Es lo normal en un cumpleaños, ¿no? —Viper rodaba sus ojos— además es fácil, debe de serlo

—Si no mal recuerdo, eres pésimo en la cocina-kora. La única que logra hacer algo digno de llamarse comida es Luce

—Puedo intentar fabricar uno —sonrió la mencionada mientras se recogía el cabello con una pañoleta—. A pesar de que no tengo experiencia en dulces, creo que puedo hacerlo con el recetario

—No creo que al niño le gusten los dulces, por algo no los ha pedido —su cabello índigo se movía con la leve brisa que ingresaba por una de las ventanas rotas

—Tal vez es porque pocas veces hemos comido eso-kora

—Mejor su comida favorita —Luce miró a su alrededor—. Creo que tenemos algunas verduras y algo de carne seca por algún lugar

—¿Y si mejor le damos dinero? —pero Viper pronto se arrepintió

—O mejor ropa nueva, creo que eso es más fácil —el rubio se rascó el mentón

—Apoyo lo de la ropa —murmuró Viper porque siendo sincero, no cedería su escondida fortuna a un mocoso egocentrista—. Así que, apurémonos antes de que vuelva

—Buscaré las varitas-kora

—No creo que debamos usar magia —Luce intentó detenerlos, pero sinceramente hasta ella necesitaba de eso para recuperar fuerzas ya que sin uso de magia se volvía un poco más débil de lo normal— pero… la necesito —aceptó un poco indecisa

—Ves, ¡todos ganamos! —Colonello buscó sus pertenencias y de entre algunas telas sacó las tres varitas— Hagamos esto rápido y cerremos todo para no dejar rastro de lo que hemos hecho-kora

 

 

Algo bueno de ellos era que no se complicaban mucho en los detalles. Fue cuestión de decidir que ropa cederían -siendo este un traje digno de un príncipe sucesor-, un asado con carne de res y puerco acompañado de vegetales, y como extra un nuevo arco y carcaj adornados por hilares de plata. Simple y fácil como agitar sus varitas. Aunque tuvieron extremo cuidado en borrar el rastro de magia, gracias al cielo Luce podía menguar los rastros mientras ella absorbía la magia esparcida y desperdiciada. Era como un alimento para ella y así recuperaba vitalidad, rarezas de ciertas hadas.

 

 

Otros…

 

 

Estaban un poco histéricos, era cierto, pero tenían sus buenas razones para ello. Vieron varios cuervos y soldados en servicio de Bermuda rondando cerca, por eso apuraron el paso y trataron de perderse entre caminos secundarios del bosque. Era cuestión de huir sin alterar a Tsuna. Lo lograron por poco, escondiéndose entre árboles caídos justo cuando un cuervo sobrevolara la zona. Se detuvieron con la excusa de descansar un momento, pero en realidad vigilaban la trayectoria de esa ave negra, la cual se dirigió hacia donde anteriormente usaron su magia para salvar a todas esas personas; con ello, el pequeño escuadrón que les pisaba los talones también cambió de rumbo.

En definitiva, no volverían a usar su magia hasta que Tsuna fuera devuelto al castillo y para eso se necesitaba de dos años más.

 

 

—Están actuando muy raro —Tsuna los miraba con preocupación—, ¿sucede algo?

—No es nada —Fon le sonrió con cariño— sólo que tenemos que buscar un nuevo lugar para construir nuestra casa antes del anochecer

—Pero es medio día —se extrañó

—Mientras más rápido lo hallemos, mejor

—Bueno, ¿qué tal si nos dividimos en dos grupos? —Skull codeaba a Lal para que lo apoyara— Lal y yo iremos por ahí —miraba hacia una de las rutas por donde vieron a esos soldados— y ustedes por ahí —apuntó al otro lado

—Me parece bien —Fon captó la idea y le sonrió al castaño—. ¿Vamos?

—Sí —Tsuna no dudó en que era una estrategia, no tenía por qué desconfiar, a menos que planearan algo para el festejo de cumpleaños del día siguiente. Sí, cumpliría catorce años cuando el sol saliera nuevamente por el horizonte, eso lo motivó para seguir a su tío sin rechistar

—Nos veremos después, en este mismo punto —Fon trazó una equis en un árbol con ayuda de su cuchillo—. Buena suerte chicos

—Ten cuidado —fue la pequeña advertencia de Lal antes de empezar a alejarse

 

 

¿Lo malo? La ruta que Fon y Tsuna escogieron estaba llena de colinas, obstáculos, ramas altas y un agotador descenso. Fon consideró que no era buena idea seguir, así que intentaron regresar. Desgraciadamente hubo un pequeño deslizamiento de tierra debido a lo suave que estaba por la inundación y terminaron separándose. Sí. No era el mejor día en la vida de Fon que perdió de vista a su castaño protegido y entró en pánico, aunque se intentaba reconfortaba a sí mismo diciendo que no pudo caer tan lejos, así que empezó con su angustiosa búsqueda.

 

 

—Eso… dolió —Tsuna se quitaba las ramas que le cayeron encima y con esfuerzo alejaba el lodo de su cuerpo—. ¿Tío Fon? —preguntó al aire mientras giraba en todas direcciones tratando de distinguir su posición inicial antes de ser arrastrado por esa pequeña avalancha de lodo, pero no logró mucho—. Oh no —suspiró al no ver la larga y distintiva trenza de su tío. Lo único que detectó fue un riachuelo cercano—pues… primero lo primero —suspiró mientras caminaba en dirección del agua

 

 

Le pesaba el lodo en su ropa, sentía la suciedad impedirle movimiento a medida que se secaba, así que decidió asearse un poco antes de empezar a buscar a su tío. Además, no creía que estuviera demasiado lejos, sólo tenía que subir por donde resbaló. Mas, cuando lo intentó, terminó resbalando en el lodo de nuevo y repitiendo su limpieza rápida en el riachuelo. Estaba claro que esa ruta no sería la correcta y debía desviarse, para su suerte el sol brillaba y esperaba que el frío debido al agua en sus prendas no le impidiera seguir su camino con rapidez

 

 

—No creo que sea posible —murmuró Tsuna cuando sus dientes empezaron a castañear. Suspiró rendido antes de quitarse la parte superior de su ropa y subir una pequeña colina sin árboles alrededor para obtener los rayos del sol directamente— No puede ser que esté perdido—suspiró antes de golpearse las mejillas—. ¡No, Tsuna! ¡Debes ser positivo! —se dio ánimos a sí mismo

 

 

Sin embargo, después de una media hora en donde logró que su ropa se secara lo más posible y su cuerpo ganara un poco de calor, y otra media hora caminando en busca del sitio de encuentro con sus tíos o por lo menos con la esperanza de encontrar a su tío Fon, se rindió. Necesitaba quedarse quieto si es que quería ser encontrado ya que se desorientó cuando se alertó por ruidos a su alrededor que no fueron más que aves revoloteando entre las ramas.

El castaño entonces decidió quedarse en un lugar que le pareció adecuado, mirando el agua pasar por el riachuelo del que no se separó demasiado, jugando con el pequeño cuchillo que siempre tenía por si necesitaba cortar fruta y admirando la vegetación que lo rodeaba en busca de algo que sirviera para comer. Tal vez debió haber cargado su arco y flecha antes de empezar la exploración con su tío, al menos así hubiese tenido en que entretenerse… o defenderse mejor

Tsuna se puso en alerta cuando escuchó ruidos que poco a poco se hacían más claros en señal de cercanía. Sujetó con fuerza su cuchillo en la mano izquierda, y en su diestra sostuvo dos pequeñas rocas. No era mucho, pero al menos era algo. Respiró profundo para no entrar en pánico, dejó que el sonido se acercara un poco más y giró con lentitud, preparado para atacar con las rocas y escapar si le era posible o defenderse con el cuchillo como su tío se lo había enseñado.

 

 

—Mueve un músculo más y tendrás una flecha en medio de tu frente —la voz grave, fría, la flecha apuntándole y la cuerda tensa hizo que Tsuna detuviera sus movimientos de inmediato—. No será bonito si te considero una amenaza

—No soy una amenaza —dijo elevando levemente sus manos tratando de no alterar a su oponente

—Date vuelta y suelta el cuchillo

—No haré nada —enfatizó el castaño e hizo lo pedido por el desconocido que aún no lograba ver bien debido al sol que le llegaba a través de las ramas, pero mantuvo las rocas en su mano derecha, girándose de a poco hasta que supuso estaba de frente a ese hombre

 

 

Fue un segundo decisivo, el reencuentro de aquellas miradas. Ónix y chocolate fijas en el contrario. Sus cuerpos tensos, la amenaza latente, la sorpresa poco después y el silencio que duró varios minutos. Se estaban reconociendo de a poco

 

 

—Eres tú —fueron las palabras que ambos soltaron antes de bajar sus armas lentamente

—Así que eres real —Tsuna rió bajito antes de relajarse un poco porque esa flecha ya no le apuntaba.

—Pues… —Reborn sonrió de lado por la rara escena que estaban dando— no sé… Ven y compruébalo

—¿Cómo?

—¿Un abrazo quizá? —elevó sus hombros para restarle importancia a lo dicho

—No te abrazaré —rió Tsuna antes de recoger su cuchillo del suelo y ver como el azabache colocaba el arco en su hombro y la flecha en el carcaj—. La última vez no fue… bonito

—Se me resbaló la mano —bufó divertido— y era sólo un sueño

—¿No te dolió el golpe? —intentó no sonrojarse por el recuerdo, pero supuso que al menos un rosado se instauró en sus mejillas

—No… pero me desperté de improvisto —en realidad se había caído de la cama, pero eran cosas que Reborn se guardaría para él

—Te lo merecías —él castaño hizo un leve mohín

—¿En serio no vas a comprobar que soy real? —en el fondo era Reborn el que se moría por comprobar que ese chico estaba ahí de forma física

—No… —rió divertido—, lo único que quiero saber es algo

—¿Mi nombre?

—Sí

—Dame el tuyo primero —dio su primer paso hacia el jovencito

—Lo siento —se rascó la mejilla con leve vergüenza—, pero les prometí a mis tíos no decirlo

—¿Les has contado de mí? —su voz se suavizó aún más mientras se acercaba al chiquillo

—No, pero a ellos no les gusta que hable con extraños —también dio pasos un poco ansiosos para acercarse a aquel azabache en el que no dejaba de pensar cada día

—No soy un extraño —Reborn se acercó sin temor hasta que ya sólo un paso los separaba—. Nos hemos visto durante años… en nuestros sueños —posó su mano en la mejilla del castaño certificando la calidez humana que éste desprendía—. Ya nos conocemos

—Es verdad —sonrió avergonzado porque esa suave caricia no se la esperó—, no eres un extraño —sólo supo que esos ojos eran más bonitos de cerca

 

 

Continuará…

 

 

 

Notas finales:

 

Krat está a punto de caer rendida, pero quiso subir el capítulo hoy XD mañana veré si me igualo en mis otros fics. 

Con mucho amor me despido

Los ama: Krat~  


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