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Sueño primaveral por 1827kratSN

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—¡La varita no! —pataleaba una vez más en medio de esos idiotas que querían detenerlo, los golpeaba cuando podía, incluso los mordía para que lo soltasen. Él luchaba por mantener su única herramienta consigo

—Suéltala o sufre las consecuencias

—Imbéciles —lanzó un par de hechizos, pero era inútil, eran demasiados en contra y él estaba a punto de colapsar

—¡Ya basta!

—Oh no —Skull hizo un leve hechizo sobre sí mismo antes de empezar a dar pelea contra el recién llegado. Era una de sus últimas oportunidades para mantenerse… respaldado

 

 

Pasó lo que tenía que pasar. Jager había llegado y con eso Skull supo que no tenía escapatoria. Los había alejado lo más que pudo de Tsuna, les dio a sus compañeros el suficiente tiempo para escapar, su trabajo principal estaba hecho. Sintió varios golpes en su cuerpo debido a la magia básica que Jager usaba, jadeó y peleó un poco más, pero al final aquella mano fría le paralizó el brazo y le quitó la varita. Bufó, como recompensa recibió un golpe en el rostro que lo hizo trastabillar y caer al suelo. No se movió, estaba demasiado cansado y mareado.

Se dejó hacer. No importaba.

 

 

—Átenlo. Lo llevaremos a la montaña

—¿Está seguro, señor Jager?

—Nuestro amo de seguro quiere hacerle preguntas a esta hada

—Como diga

—Los demás sigan con la búsqueda del heredero de los Sawada

 

 

Skull sólo pensaba en hacerse el inconsciente por dos razones: la más importare era que no iba a caminar y por lo tanto no iba a agotarse más, la otra menos importante era que escucharía los chismes directamente de labios de los subordinados de Bermuda. Tal vez podría escuchar alguna cosa interesante en el trayecto a su lugar de torturas. Bueno, tenía tiempo para mentalizarse al dolor y a ver esa cara tenebrosa de nuevo.

 

 

Ruta…

 

 

Era muy temprano cuando ellos decidieron empezar con su búsqueda. Se habían tomado un tiempo prudente para reposar y dormir unas horas así que estaban listos, mucho más motivados porque en esa mañana Luce les dio una noticia que en verdad no se la esperaban o que tal vez, por la ceguera dada debido a la preocupación de los 16 años de Reborn, no quisieron ver. Luce tuvo una visión en donde Reborn y Tsuna se encontraban en el bosque y con ello corroboraron lo que sucedió el día preciso en que regresaron al castillo… Ahora se sentían una bola de estúpidos porque la “esposa” de la que hablaba Reborn no era nadie más que Tsunayoshi

 

 

—¿Sabes? Quiero creer que nuestro error fue bueno de alguna forma —caminaban por el bosque entre los árboles más altos y llanos, era obvio que no debían usar su magia porque el juego aun no terminaba

—¿A que te refieres, Viper? —Luce lo miraba con intriga porque, ¿desde cuándo Viper trataba de animarlos?

—A que… —saltó un obstáculo— si es que hubiésemos esperado a Tsunayoshi tal y como Reborn quería, tal vez hubiésemos regresado al castillo con ambos mocosos y Bermuda los hubiese capturado a ambos… o peor, hubiese dejado a Reborn dormido y asesinado a Tsunayoshi

—Pues tienes razón-kora —el rubio lo miraba con sorpresa

—Así que quiten esas caras de decepción y sonrían… Me estresan cuando están más amargados que yo —bufó Viper

—Así que sólo por eso nos has dado esa posibilidad-kora —Colonello rió divertido cuando su compañero hizo un ademán con su mano para restarle importancia—. Eres tan lindo cuando quieres —canturreó

—Te cerraré la boca con mi puño —gruñó con enfado

—También te quiero —se burlaba el rubio antes de adelantar su paso y esquivar la piedra que le fue lanzada

—Gracias, Viper —Luce sonreía porque esas palabras le aliviaron en demasía

—Sí, sí —hizo una mueca en donde arrugaba su nariz—. Ahora muévanse, quiero encontrar a ese castaño lo antes posible

—Sabes que lo habrán escondido de nuevo, ¿verdad? —Luce miró a sus compañeros— Lal seguramente cambió su lugar de residencia, Fon tal vez mejoró sus habilidades de percepción y está evitando cualquier rastro de magia negra, Skull… bueno, él entrenará a Tsuna en todos los ámbitos que le sean posibles

—Así que hallarlo será cosa complicada —suspiró el rubio— a veces desearía que Lal no fuera tan eficiente en lo que hace-kora

—Acéptalo, es mejor que tú en todos los sentidos —se burló Viper—. Por eso te gusta

—¡No es así-kora! —enrojeció levemente mientras levantaba su puño derecho

—Como digas —sonrió con burla

—Es en serio, ella no me… —el rubio recibió las miradas de sus compañeros y frunció el ceño— ¿qué?

—Mientras más lo niegas, más evidente es que tratas de esconder la realidad —Viper siguió con el camino tras suspirar

—Ustedes ven cosas donde no las hay-kora

—El hecho de que te guste Lal es tan evidente como el por qué Skull es tan presumido —Luce rió bajito ya que logró que las mejillas del rubio se tiñeron ahora de un intenso rojo

—No es así-kora —protestó sin muchas ganas

—Y ahí vamos de nuevo —Viper a veces creía que debía atar a Colonello y Lal y lanzarlos a una bodega para ver si así ambos admitían sus sentimientos, pero era mucho trabajo sin paga como para hacerlo

 

 

No se quejaban por esa absurda plática y pelea, al menos así se entretenían un poco y olvidaban a sus demonios internos. Pero eso no les iba a durar para siempre, mucho menos si los días se extendían y se volvían semanas, y las semanas en meses.

¿Qué tan grande era el territorio inhabitado que rodeaba los reinos? Demasiado, de tal forma que en tres meses apenas iban recorriendo una sexta parte de aquello. Y con cada día la angustia se volvía su compañera vital.

Querían encontrar a Tsunayoshi, decirles a sus compañeros lo sucedido con Reborn, advertirles que Tsuna era quien se salvó del maleficio y que tenía una dura misión que cumplir. Ellos querían ayudar a que el mocoso que dejaron dormido y al que cuidaron con dedicación durante años fuera salvado… ninguno de ellos admitiría que deseaban ver otra vez esa sonrisa cínica o las carcajadas dadas por diversión

 

 

Él…

 

 

Miraba su hogar desde el patio delantero, se parecía un poco al anterior y aun se sorprendía por la habilidad de sus tíos para construirlo en menos de una semana; eran talentosos no había duda. Se limpiaba el sudor de la frente pues acababa con la nueva rutina que su tía Lal le implantó para realizar antes de cada desayuno. Su cuerpo temblaba debido al esfuerzo, sus piernas punzaban ya que correr por ese bosque desnivelado y esquivar los diferentes obstáculos naturales que el mismo tenía, era agotador. Mas, eso sólo era el comienzo, después su tío Fon le enseñaría a pelear y su cuerpo aun dolía por las practicas anteriores.

Era duro, pero el simple hecho de que, en su mesa, un puesto estuviera vacío lo motivaba.

 

 

—Espero regreses pronto, tío Skull —aún se sentía culpable por aquello, no podía dejar eso de lado

—¡No te quedes parado ahí, mocoso!

—Sí. Ya voy —Tsuna ingresaba con apuro percibiendo el aroma del desayuno y sintiendo su estómago apretarle debido al hambre.

—¿De nuevo pensando en él? —Fon servía las porciones con su natural sonrisa amable

—Lo siento —suspiraba

—No te disculpes, Tsuna —le acariciaba los cabellos— es normal, hemos vivido juntos tantos años que su ausencia nos afecta demasiado

—¿También lo extrañan? —los miró con duda, en especial a su tía Lal que generalmente no demostraba sus pesares pero que en esa ocasión hizo una mueca con sus labios

—Sí —corearon los mayores

—Ahora come porque tenemos una rutina que seguir —cortaba Lal, así era generalmente

 

 

Habían pasado esos meses en aislamiento total, al menos Tsuna porque sus tíos se turnaban para salir a inspeccionar los alrededores en busca de algún enemigo, pero en esos meses no hubo nada de lo que preocuparse. Sus entrenamientos habían aumentado en dificultad y horas, Tsuna a veces terminaba tan agotado que ni siquiera podía caminar, pero no se quejaba y en las mañanas se levantaba bien dispuesto a realizar todos los ejercicios impuestos.

Era una forma de no pensar en Skull ni en el chico de sus sueños.

Desde el día en que se encontraron en el bosque no había vuelto a ver a aquel azabache de curiosas patillas ni a soñar con él. Cada noche tenía la esperanza de contactarlo para saber si estaba bien, pero nada. No podía. Lo llamaba mientras se internaba en una bruma que su mente creaba en las noches, pero nadie contestaba. Era deprimente, pero trataba de no demostrar lo afectado que estaba por eso

Cuando empezaba el quinto mes se resignó a no recibir respuesta y con eso llegó un estado anímico deplorable debido a la incertidumbre y las decenas de posibilidades que su joven mente creaba. Era horrible. No quería pensar siquiera en que algo grave le hubiese pasado. No quería creer que jamás volvería a verlo. No quería siquiera permitir que en su mente la idea de que el chico de sus sueños estuviese muerto se creara. Tenía miedo de eso.

Por eso entrenaba cada vez más arduamente, para agotarse tanto como le fuese posible y así el cansancio le impidiera pensar y con ello sus sueños fueran tan efímeros que en la mañana no los recordase. Era una estrategia malsana, pero que le servía para no dejar a su pecho dudar de que algún día volvería a ver al azabache de curiosas patillas rizadas.

 

 

Rehenes…

 

 

Skull escuchaba un sonido a lo lejos, mismo que le hizo abrir los ojos y perezosamente tratar de distinguir que en realidad escuchaba algo y no tenía alucinaciones… de nuevo. Los pasos resonantes y las protestas de una voz masculina le certificaron que al fin alguien rondaba por el pasillo de su celda. Se forzó a levantarse y dirigirse a la pequeña ventana adornada por gruesos barrotes que limitaba su prisión húmeda y oscura debido a que no tenía medios por los que el sol ingresara. Aunque dudaba que en esa montaña el sol brillara.

Se quedó pendiente, posando su mejilla en los barrotes en un intento por ver lo que había en el pasillo, pero no lograba ver algo decente debido a la carencia de antorchas. Al menos así fue hasta que uno de los subordinados de Bermuda pasó frente a él para encender las lámparas de aceite. De lejos vio como tres de esos tipos empujaban, golpeaban, y discutían con alguien que pataleaba para evitar que lo transportasen. Típico de cualquiera que fuera capturado

 

 

—No puede ser —el de cabellos violáceos sonrió divertido cuando diferenció el color verdoso en los cabellos del recién llegado

—¡Quédate quieto! —gruñían esos bestias humanoides

—¡Les quemaré esas vendas! —protestaba con rabia cuando fue empujado a una pared y después de un sonido chirriante lanzado dentro de una celda

—¡EY, TÚ! —Skull decidió dar a conocer su posición y sacando su brazo por entre los barrotes logró agarrar una venda y tiró con fuerza— IDIOTA… TE DIJE QUE ME COBRARÍA LOS GOLPES —jalaba la venda con tal ahínco que ésta empezó a desprenderse del dueño

—¡Controlen a este también!

 

 

Fue una pelea que no duró mucho porque la cinta fue cortada de repente y Skull cayó de sentón en su celda. El otro prisionero fue encerrado y a pesar de que gritaba, fue ignorado. Los ayudantes de Bermuda solían simplemente hacer su trabajo y retirarse, así fue en esa ocasión también. Sin embargo, los prisioneros sí tuvieron tiempo de mirarse antes de que el aceite de esa lámpara se extinguiese

 

 

—Verde, ¡amigo! A los años que te veo —sonreía Skull a quien lo miraba por la pequeña ventana de enfrente

—¿Qué rayos haces aquí? ¿No se suponía que eras la niñera del castaño?

—Pues sí —farfullaba con desgano—, y por eso mismo es que estoy aquí —sonrió— porque lo he protegido de esos tontos

—Así que te sacrificaste en pro del niño —se acomodó los lentes y suspiró—. Buena esa, te has ganado tu magia con esa simple acción

—Vamos al punto —lo miró con seriedad— ¿varita?

—Me la quitaron y eso que la tenía casi súper escondida en su nueva forma

—¿Qué forma? —Skull admitía que Verde era creativo cuando de esconder cosas se trataba

—Un grano de maíz, pero se dieron cuenta y me lo quitaron —Verde miró al de cabello violáceo—, ¿y la tuya?

—No sé de ella desde hace meses —elevó sus hombros para restarle importancia, aunque en verdad sí fuera importante porque sus varitas eran las que canalizaban e incrementaban su magia, sin ellas su poder era mínimo

—No puedo creer que estés encerrado aquí —rió bajito—, este tipo no te tiene compasión

—¿Y qué esperabas? —se acomodó los cabellos— No tiene obligaciones conmigo después de todo

—¿Estás bien? —Verde lo miró con curiosidad pues se notaba el cansancio en las ojeras de Skull

—Tolerablemente bien —le restó importancia y sonrió—. Ya sabes, lo común: interrogatorio, un par de torturas, soportar su risita maliciosa y su discurso de que será el próximo dueño de estas tierras

—Odio ese discurso —bufó Verde— me lo sé de memoria

—¿Y cuántas veces has estado aquí?

—No sé… como cinco, con esta son seis —rió acompañado de Skull, divirtiéndose de sus desgracias

—Somos penosos —seguía carcajeándose bajito

—Skull —Verde lo miró con seriedad porque era hora de ir al grano—, ¿qué ha pasado con Reborn?

—No sé, amigo

—Me llegaron rumores

—¿Cuáles? —agarró los barrotes con ansiedad con sus ojos brillando por la curiosidad— ¡Dime! Por dios no te quedes callado

—Los reinos han sido malditos —Verde se mordió el labio— Quise ir a verificar, pero estos me emboscaron en medio del camino

—¿Cómo que malditos?

—Dicen que han caído en un eterno sueño

—¡No puede ser! —Skull golpeó la puerta— Mi pequeño Tsuna no pudo haber sido maldito, Lal no lo hubiese permitido

—Skull —Verde gruñó bajito—, ¿has pensado en que tal vez Reborn fue quien agarró la maldición?

—Oh —se rascó la cabeza— lo olvidé. Entonces me dices que Reborn fue quien se quedó dormido

—Sí

—Y que Tsuna lo rescatará

—Sí

—Entonces —sonrió— dime que tienes un plan para sacarnos de aquí —susurró con entusiasmo

—Lo tengo, pero primero quería revisar el castillo… sin embargo, me quitaron mi varita y ahora no sé cómo…

—No te preocupes —Skull vio de refilón la lámpara que se iba apagando lentamente—. Deja que nos quedemos en absoluta oscuridad y te abro la reja. Conozco unos trucos de este lugar

—¿Cómo que?… ¡Eres un tonto! ¡¿Cómo no has salido de este castillo entonces?! —Verde lo miró con enfado para después apretar los dientes con indignación— ¡No me digas que sigues intentarlo traerlo de vuelta! De salvarlo

—No —dijo ofendido, pero después hizo una mueca— bueno sí

—Ese ya no tiene salvación

—No puedo aceptarlo —Skull bajó la mirada antes de continuar—, pero ese no es el punto

—Entonces preguntaré de nuevo… ¿por qué sigues aquí?

—¿No es obvio? —rió bajito— Si sigo aquí él no tendrá la mínima oportunidad para saber dónde está Tsuna. —vio la duda en su compañero y bufó—. ¿Olvidaste que estoy unido con ese idiota? Además, como acto desesperado antes de que me quitaran la varita, rompí la barrera de mi marca —Skull apuntó a su hombro derecho— así que de nuevo tengo conexión con él

—¡Por eso es que estás tan demacrado Skull! —quiso lanzarle algo, pero no halló nada y por eso sólo manoteó los barrotes— Te estas agotando solo, ¿cómo se te ocurre quitar la barrera? —trataba de no elevar mucho su voz, pero era muy difícil con ese idiota riéndose de su preocupación— ¡Idiota!

—Porque la afectación no es sólo de mi parte —dijo con seriedad, incluso su mirada violácea perdió esa chispa infantil—. Si bien él y sus pensamientos oscuros me afectan, yo y mis pensamientos todos geniales y llenos de paz —hizo un ademán con sus manos para formar un corazón— también lo hacen. Es un arma de doble filo

—Sabes que esa barrera cuesta mucho de realizarse —Verde lo apuntaba con el dedo— ¡Entre seis logramos colocarla para que Bermuda no te influyera! ¡Estás loco, Skull! No puedes caer ante ese estúpido

—Oye, no soy tan débil, aguantaré unos años —bufó sin alterarse—. Después les volveré a pedir ayuda para crear la barrera

—Skull —Verde lo miró con pena y respirando hondo para calmarse—, eres un idiota

—¡Oye! —hizo un puchero— Pero piénsalo bien, gracias a que la quité puedo saber si él encontró a Tsuna. Puedo sentir algunas de sus emociones, así que soy como un informante secreto… además, si me esfuerzo podré leer un par de sus pensamientos —rió con orgullo— Tranquilo

—Él podría hacer lo mismo y ahora seguramente sabe que vas a ayudarme a explorar este castillo —Skull no tenía componte

—Tranquilo —movió su mano— soy un torbellino de emociones, así que no se dará cuenta siquiera. He estado tratando de confundirlo desde que llegué aquí, así que todo está bien

—Olvidé que eres un idiota emocional

—Oye, me ofendes —se tocó el pecho con dramatismo, aunque Verde no lo viera

—Y tú me das pena

—Verde —Skull rio bajito mientras cerraba los ojos—, sabes que un destinado no se elige… y tampoco tienes control con lo que haga el contrario —suspiró—. Ya deja de tenerme pena por el simple hecho de que Bermuda sea mi destinado. Son cosas que pasan

—Como sea —suspiró—. ¿Me sacarás de aquí?

—Sí… —volvió a su alegría inicial porque al menos no estaba solo de nuevo—. Cuenta hasta diez

—Sin juegos

—¡Le quitas la diversión! —y aun así se tronó los dedos para empezar

—Te la devolveré

—¿Cómo?

—Cuando escape, haré estallar el ala derecha de este lugar —escuchaba algunas cosas resonar en la penumbra, él solo esperaba con paciencia porque Skull solía gustar de los juegos antes del gran final

—Eso sí que es genial —sonrió cuando forzó un poco la puerta ajena y la abrió— Bien amigo… tienes dos horas, así que explora minuciosamente. Y te espero aquí, en mi celda

 

 

Continuará…

 

 

 

Notas finales:

Krat ama a Skull

Gracias por leer estas cosas raras ^^  


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