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How Dating is Like por Jongyusangtae

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Notas del capitulo:

Actualización corta ya que la próxima será mucho más larga. Kkk~ Espero no tardar tanto para la siguiente;;

Jinki estaba nervioso. Por primera vez, realmente esperaba hacer más que solo una aburrida clase y no sabía cómo comportarse. Sobre todo porque, incluso antes de una presentación formal, lo que había salido de sus labios había sido un ‘hermoso’ que causó un sonrojo inmediato en Jonghyun. Ni siquiera sabía que lo había dicho en voz alta hasta que notó las mejillas rosas del menor. No pudo evitar felicitarse a sí mismo. Que buen comienzo, Jinki. De seguro ya lo espantaste.

Luego de una incómoda presentación por parte de ambos, Jinki realmente agradeció el inevitable  skinship  que se produjo debido al pequeño tamaño que tenía el escritorio de Jonghyun.  El perfume del menor, junto al inevitable tacto, le distraía de sobre manera, haciéndole titubear más de una vez al decir una fórmula básica. Sobre todo, luego de que Jonghyun susurrara con su dulce voz algo como ‘¿Así, sunbae?’ o ‘¿Lo estoy haciendo bien, sunbae?’.  Jinki no podía ser el único que pensara que eso sonaba algo sexual, ¿verdad? Oh, realmente estaba jodido. ¡Jonghyun era un niño! ¿Cómo podía pensar así? Vaya mierda.

Luego de una clase –o dulce tortura, como Jinki decidió denominarla– de una hora y media, escucharon unos suaves golpes en la puerta. La madre de Jonghyun entró a la habitación segundos después, y Jinki no pudo evitar sonreír al verla. Era aún más pequeña de estatura que Jonghyun, o su hermana, lo que produjo unos segundos de distracción en los que Jinki solo pensaba que la ternura de Jonghyun era definitivamente genética. Cuando dejó de pensar en ello,  escuchó la razón por la que la madre del menor había entrado a la habitación;  había preparado una pequeña merienda para ellos y les esperaba en el comedor. Jinki no supo cómo reaccionar. No era que no le agradara la madre de Jonghyun, parecía una agradable señora –además de tierna y una potencial sueg– tierna sí, muy tierna, tal y como su madre le había dicho; el problema, era la erección que Jinki intentaba ocultar con uno de los peluches del menor sobre su regazo.

Mierda, ¿podría ser peor?

Y vaya que podía.

La madre de Jonghyun dejó la habitación, y entonces el menor se levantó, caminando hacia la puerta, dándose cuenta luego de unos segundos que lo hacía solo, miró al más alto, encontrándole aún sentado, con su peluche de panda sobre sus piernas. Los grandes  ojos de Jonghyun mostraban confusión y Jinki sabía que lucía raro, pero solo deseaba que Jonghyun dejara de mirarle para poder acomodar aquello por aquí y por allá. En cuanto escuchó un ‘¿está bien, sunbae?’  Jinki supo que estaba acabado. Jonghyun se había acercado a él, y había puesto su pequeña mano sobre su frente. ‘Su cara está muy roja, sunbae’ fue lo siguiente que escuchó. Mierda, Jinki podía sentir la respiración del menor contra su rostro al hablar.

Cuando escuchó a la madre de Jonghyun llamar a su hijo, Jinki pudo volver a respirar. Intentó sonreír de forma normal  y le dijo al menor que bajaría lo antes posible, y que se encontraba bien. Cuando se encontró solo en aquella habitación, y luego de acomodar aquél problema Jinki concluyó –luego de una hora y media de debate interno– que cuatro años de diferencia no eran la gran cosa. Y, que además, su madre se había equivocado. Jonghyun era mucho más que solo ’guapo’.

Bajó las escaleras intentando lucir lo más normal que su entrepierna le permitía, soltando un suspiro ante su propia estupidez. Parecía un adolescente hormonal a quien le gustaba alguien por primera vez.

Bueno… –pensó Jinki– No está tan lejos de la realidad.

No era que Jinki jamás se hubiese sentido atraído físicamente a otro chico, –obviamente, de alguna forma se dio cuenta de que era gay– sin embargo, aún y cuando tenía a un chico que le atraía a su lado, su cuerpo nunca había reaccionado de esa forma.

Claro que conocía los sonrojos, los latidos apresurados, el deseo de proteger a alguien, e incluso había sentido mariposas alguna vez. Pero con Jonghyun era diferente. Le conocía hace menos de dos horas, no habían hablado más que estúpidas fórmulas y propiedades de cosas que en realidad no importaban, y aun así, Jinki solo podía pensar en el desmesurado deseo de tener al menor entre sus brazos. De acariciar su cabello mientras charlaban de todo y de nada.  De conocerlo y resolver cada intriga que Jonghyun había causado en él.

Una vez llegó al comedor, Jinki se sintió extraño. Jonghyun estaba sonrojado, sentado en la mesa, mirando fijamente a su taza de té. La madre de Jonghyun, sentada a su lado, le indicó, con un gesto, que se sentara también.  Aún dudoso, Jinki accedió. En cuanto se sentó junto a Jonghyun notó que algo en los ojos de la señora Kim había cambiado.

Y Jinki lo notó porque, la dulce y tierna señora Kim le miraba tal como su propia madre lo había hecho por la mañana.

Joder, en dónde me metí… –Pensó Jinki antes de morder una galleta.


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