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Coma profundo por Fullbuster

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¡Corro!, no puedo dejar de hacerlo. Cruzo todo el parking corriendo, con el casco de la moto en mi brazo y ni siquiera paso por la recepción. Sé dónde voy. Golpeo varias veces el botón del ascensor, como si eso pudiera hacer que vaya más rápido. Estoy nervioso. Desde que Sasuke ha despertado y que no recuerda nada sobre mí.


Yo tengo en mente nuestro día en la escollera, viendo el atardecer, el aterrador día que le dije que le amaba y él me gritó cuánto me odiaba sólo por creer hacer lo adecuado por mí, por querer verme feliz aunque él sufría. Sasuke es esa clase de persona, lo conozco. Llevo años escuchando a la gente a mi espalda, incrédula por seguir enamorado de un chico en coma, todos creyendo que debería olvidarle, pero todos se equivocan. Soy fiel a lo que siento, me enamoré de él y en algún lugar de su mente... debo existir o eso quiero creer.


No hay nadie en el hospital excepto los enfermeros de guardia. Los médicos todos en casa y ni qué decir de los cirujanos. Al llegar a la planta, nadie se sorprende de verme allí, al menos no por quién soy aunque sí por la hora que es. Son las cuatro de la madrugada, no hay visitas a estas horas y de hecho... no deberían dejarme pasar, pero Sasuke está tan nervioso, que una de las enfermeras al verme, casi me ruega que intente calmarle.


- Menos mal que ya has venido, sólo quiere verte a ti. A ver si le convences para que se tome la medicación, necesita descansar.


Miro la caja que deja en mis manos. Es una medicación bastante fuerte para dormir. Dudo que Sasuke quiera dormir y menos de esta manera. Ha estado siete años dormido. ¡Claro que tiene miedo a cerrar los ojos! Es lo que pienso. Cree no poder volver a despertar cada vez que lo haga.


- No necesito esto – le digo a la enfermera, devolviéndole la caja de las pastillas.


- Pero...


- Se dormirá, te lo prometo, pero no con esto.


Sigo adelante y entro en la habitación. Itachi es el primero en saludarme, levantándose de la silla para marcharse y dejarme a solas con él. Cree que es mejor que me enfrente solo a esa situación o quizá... Sasuke se lo pidió antes de que yo llegase. Dejo el casco en una de las sillas y abro la cremallera de la chaqueta de cuero para poder quitármela. Con tanta prisa, ni siquiera lo había hecho aún.


- ¿Te encuentras...? – intento preguntarle pero él me interrumpe.


- El día del cumpleaños de Sakura... en el hospital, yo tuve un ataque. ¿Qué me dijiste? – pregunta y me sorprende que recuerde algo semejante. Él debía ser un fantasma.


Intento pensar en aquel día, pasó hace siete años. Para mí es complicado recordar algo tan lejano pero él parece tenerlo todo muy reciente.


- Dame un segundo – le digo – yo... tú tenías una crisis, recuerdo que querías morir, dejar de sufrir y... creo que dije "vuelve conmigo, no me dejes" o algo similar. No quería perderte así que... debió ser algo de ese estilo.


- ¿Puedes... quitarte la camiseta?


Eso me agarra por sorpresa. No esperaba que pidiera algo así y me quedo absorto en su mirada. Está confuso y temo hablar. No quiero que se confunda más con lo que pueda decirle, no sé hasta dónde recuerda o lo que no. Sigo pensando que no me conoce pero... hoy está raro, habla como si recordase algunos fragmentos. No quiero precipitarme con él.


- Por favor – me suplica, por lo que sé que es importante. Sasuke no es de los que dicen las cosas con esa amabilidad, es más bien de los que da órdenes.


Lanzo la chaqueta de cuero que tengo en el brazo hacia una de las sillas, tirándola sobre el casco y llevo mis manos a la parte de atrás de la nuca, agarrando la camiseta para tirar de ella. Noto la tela subiendo por mi espalda ante mi tirón, pero incluso antes de llegar a quitármela completamente, la voz de Sasuke me sorprende nuevamente.


- Tienes un tatuaje, un Koi en tu hombro o eso creo – comenta algo dudoso.


Termino de quitarme la camiseta. Ahora el que estoy confuso soy yo. Se acuerda de mi tatuaje y eso sí es raro. Nunca le enseñé mi tatuaje, al menos no a él, sólo a su fantasma. ¿Cuánto puede recordar de sus años de fantasma? Estoy muy confundido.


- Dicen que el pez Koi fue capaz de subir la gran cascada del río Amarillo...


- En China – continúo yo la frase, porque recuerdo cuando él me contó esa leyenda - Como recompensa por su esfuerzo, le convirtieron en dragón. La gente dice que es el motivo por el que se parece tanto en sus colores como en forma a un dragón.


Ahora el sorprendido es él. Por algún motivo, cree que me lo contó, por algún motivo yo recuerdo esas cosas. Parece una estupidez... pero recuerdo todo lo que él me ha contado, era un sabiendo, aún lo es. Sonrío ante la situación.


- No conocía esa leyenda hasta hace siete años. Tú me...


- Yo te la conté – me completa ahora él la frase –. Sí. ¡Dios! Esto es de locos. Ya no sé qué es real y qué no lo es. Sólo... he soñado con esto, creía que no era real pero... tienes el tatuaje, recuerdas lo que se supone que dije pero... sólo era un sueño y...


- Sé que es difícil de creer. He llegado a pensar que me estaba volviendo loco – le añado – durante siete años te he visto, he hablado contigo, hemos estudiado juntos, recuerdo todas mis lecciones de medicina por ti, eres un gran profesor. No habría llegado tan lejos si no fuera porque te encanta dar órdenes y me obligabas a sentarme a estudiar. Es una maldita locura...


- No conozco a ningún Naruto – me añade – era la primera vez que escuchaba tu nombre pero no se aleja de mi cabeza, como si te hubiera nombrado mil veces, así que eso debe significar algo y... recuerdo tu tatuaje, no lo había visto antes del atraco. Además...


Alza su brazo y lo gira para enseñarme la parte interna de la muñeca. El pez Koi azul está allí, tatuado. Me costó horrores conseguir que Mikoto firmase aquella autorización y que un tatuador fuera al hospital para que lo hiciera. Subo mi brazo hasta la camilla y coloco mi muñeca a su lado, en la misma posición. Ambos peces encajan perfectamente, su pez azul con el yang, mi pez rojo con el yin, la cabeza del mío donde acaba la cola del suyo y viceversa.


Por primera vez, Sasuke sonríe al ver ambos tatuajes. Tenía miedo de que me echase en cara aquello, pero parece que no se lo ha tomado mal.


- Lamento lo del tatuaje, yo... era reacio a hacerlo porque quería tu autorización y...


- Yo te di la autorización – me dice – recuerdo que me gustó mucho tu tatuaje del hombro y las palabras que dijiste sobre lo que significaba el Koi y quise uno. No recuerdo todo pero... cada vez que cierro los ojos, sueño contigo, sueño con cosas que al parecer ocurrieron pero no han ocurrido y... es como si viviera una vida que no he vivido. Es decir... mi cuerpo estaba aquí en la camilla y, sin embargo, mi cerebro recuerda otra cosa de esos siete años, recuerda que viví, de otra forma pero... tengo recuerdos de esos años.


- Ni los médicos conocen el cerebro. Tú mismo lo dijiste – sonrío – el cerebro es un gran enigma. Quizá no lo recuerdes pero tu subconsciente lo hace, te lo muestra en forma de sueños.


- Pero... no quiero dormirme. Siento que he estado siete años dormido, que he perdido mucho tiempo y los médicos sólo me dicen que descanse. Yo... no quiero descansar más, necesito hacer algo.


- Vamos a hacer una cosa. Son las cuatro de la madrugada, no podemos hacer nada ahora mismo – le sonrío -. ¿Qué te parece si me quedo a dormir aquí contigo hoy y a primera hora de la mañana, hablo con tu médico y miramos si sería conveniente iniciar la rehabilitación?


- Sí, por favor. Estoy harto de la camilla. Mis manos ni siquiera pueden sostener un teléfono móvil. Me siento torpe y no soy capaz de tenerme en pie. Quiero volver a la normalidad cuanto antes.


Me levanto de la silla y me quito el cinturón del pantalón para estar más cómodo. Sasuke me deja sitio, quizá no recuerde aún nada de nuestra relación pero... se siente a gusto a mi lado y eso es un comienzo. Me deja tumbarme a su lado y al hacerlo, paso mi mano por su cintura. Con suavidad recorro el camisón del hospital hasta tenerle bien sujeto. Han sido siete años donde no pude hacer algo así y sé que él siente lo mismo cuando con miedo y un temblor en su mano, roza con sus yemas el dorso de mi mano.


Le escucho suspirar. Es la primera vez en siete años que siente un roce, al menos mío. Veo en el reflejo del cristal de la ventana que un par de lágrimas resbalan por sus mejillas, pero estoy tranquilo, sé que no está triste. Puede que no recuerde nuestra relación, pero su cuerpo y su mente saben lo importante que es para él ese primer contacto. Puede sentir mi calidez como yo la suya, sus dedos no dejan de rozar mi mano como si no se creyese que es real ese tacto.


- Hueles a hospital – le susurro con una sonrisa y él sonríe también al entender que es una broma.


- Eres cálido – susurra él, acoplando su espalda mejor a mi pecho, acercándose a mí como si hubiera echado en falta el roce. – Siento haberte despertado a estas horas de la madrugada.


- No pasa nada. Puedes despertarme siempre que quieras.


- Tengo miedo.


- ¿De qué?


- De dormirme, de no sé... abrir los ojos y que todo haya sido un sueño, que realmente no estés aquí, de no sentir tus manos, tu calidez, tu respiración... de ser...


- ¿Un fantasma?


- Sí.


- Puedo prometerte una cosa, Sasuke, cuando abras los ojos, yo estaré aquí. Podrás girarte y verás mi rostro. Sonreiré al ver tus ojos oscuros mirándome y te daré los buenos días. No voy a moverme de aquí hasta que abras los ojos, ¿vale? Puedes dormir tranquilo.


- Estoy durmiendo con un desconocido – susurra en una incrédula sonrisa, lo que hace que yo sonría también – pero todo mi cuerpo y mente me gritan... que eres especial, me relajo a tu lado y...


- Han sido siete años, Sasuke, no puedes recordar todo de golpe.


- ¿Salimos juntos? – pregunta.


- No antes del atraco – le aclaro – no nos conocíamos antes de eso. Todo lo que hemos vivido... todo lo que estás soñando, ha sido después de ese suceso.


Él aún parece intentar hacerse a la idea de que esos siete años ha tenido vivencias, que ha tenido novio, trata de recordarme aunque ahora mismo aún es pronto para él. Lo sé y lo entiendo. Necesita espacio, por eso mismo, no quiero ir demasiado lejos, por eso no me planteo besarle, ni enseñarle nuestro contrato, dejo que él vaya recordando poco a poco, es lo que creo mejor para él ahora mismo.


- Tú... cocinabas.


- Soy panadero, Sasuke – sonrío – pero reconozco que he aprendido mucho en la carrera de medicina, de hecho... llegó a gustarme pero... no siento que sea una profesión para mí. A ti te gustaba mucho, disfrutabas con ello.


- Supongo que tendré que creerte.


Poco a poco y acariciando con mi dedo pulgar su mano, va quedándose dormido. Su respiración es tranquila y sólo espero que no se despierte sobresaltado como es costumbre en él. Seguramente debido al miedo que siente de no poder despertar.


- ¿Se ha dormido? – pregunta Itachi, entrando en la habitación y viendo que estoy en la camilla con él.


- Sí, creo que sí.


- Y sin medicación. Es todo un logro – me susurra para no despertarle.


- Sólo necesita relajarse y perder miedos que tiene. Es normal que sienta esos miedos ahora.


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