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Coma profundo por Fullbuster

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¡De los nervios! Así me encuentro. Con la luz encendida a las dos de la madrugada, trato en una medida desesperada de aprenderme aquellos apuntes para el examen de acceso al instituto de mañana. ¡No me sé nada! No soy bueno estudiando y todos mis profesores se habían tirado de los pelos al ver mi nivel de concentración y memorización. Seguramente hasta montaron una fiesta cuando me marché del instituto para trabajar.


- Concéntrate – escucho a Sasuke a mi espalda.


- Lo intento.


- No lo suficiente. Vamos… vuelvo a explicártelo – me dice mirando el libro nuevamente por encima de mi hombro.


- Es que ni siquiera entiendo qué es esto – le digo frustrado.


- Es una integral definida – me aclara Sasuke – es con lo que representamos un área encerrada bajo la curva.


- ¿Qué curva? – pregunto aún más frustrado – no entiendo nada.


- Vale… voy a explicártelo de forma sencilla. ¿Ves ese rectángulo dibujado en el libro?


- Sí – le digo.


- Imagínate que lo separo en cuadrados más pequeños de un centímetro cada uno y caben… diez cubos – comenta Sasuke al no poder dibujarlo – como cada cubo es de un centímetro al cuadrado, nos da un total de diez centímetros al cuadrado.


- Eso lo entiendo. ¿Sólo tengo que contar cuadraditos?


- No exactamente – intenta aclararme Sasuke – si utilizamos una integral definida, lo que queremos es ver el resultado bajo una curva, en este caso la curva sería “Y=2”.


- Me he perdido – le digo nuevamente, lo que hace que Sasuke se frustre una vez más.


- ¿En serio? ¿Ya tan rápido?


- No lo entiendo.


- Es contar cuadrados – me dice Sasuke – si caben cinco de largo y dos de ancho.


- ¿Esos dos son el ancho?


- Es la “Y”, sí – intenta aclararme Sasuke.


- ¿Entonces es contar cuadrados?


- Naruto… esto es un ejemplo fácil, podrías contar que son diez cuadrados, pero cuando te pongan una figura más compleja no te servirá contar, tendrás que hacer la ecuación.


- Tranquilo… que sé contar – le digo con una sonrisa.


- ¿Y si es una figura con millones de cuadraditos? ¿Vas a pegarte un mes contando? – me pregunta Sasuke – no tienes un mes para completar el examen.


- Estoy jodido – comento antes de lanzar el lápiz sobre la mesa y tirarme hacia atrás reposando la espalda en el tatami – no sé hacer integrales.


- Integrales definidas – concreta Sasuke.


- Eso… lo que sea.


- ¿Quieres cambiar a Historia?


- Sí, por favor… no puedo con más matemáticas.


- Vale… háblame sobre la era Meiji.


- Se acaban los samuráis – le digo como si nada.


- ¿Ya está? ¿Eso es lo que vas a decirles?


- ¿Qué quieres que les diga?


- Primero deberías localizarlo e indicarles que con la era Meiji da comienzo la edad moderna, es el fin del feudalismo y el momento en el que la capital se mueve de Kioto a Tokio. Se restaura el poder imperial – detalla Sasuke.


- Pues eso… se acaban los samuráis.


- ¡Dios mío!… vas a suspender – susurra Sasuke.


- Ey… - me quejo – lo estoy intentando.


- ¡Y una mierda! No te concentras y no parece que tengas tampoco interés por aprender nada.


- Es que no me gusta estudiar y se me da mal.


- Se te da mal porque no sientes siquiera curiosidad por lo que sucedió en la historia.


- Me voy a dormir, esto es un asco.


- No puedes irte a dormir, no sabes nada.


- Estoy cansado y no voy a aprender ya nada a las dos de la madrugada. Buenas noches.


Nunca soy capaz de memorizar ni aprenderme nada, soy un desastre completo, un cateto para los estudios y, sin embargo, reconocía que Sasuke era un buen profesor. Había intentado explicarme todo de mil formas diferentes y tenía su mérito para no poder tomar un lápiz entre sus fantasmagóricos dedos y dibujar o escribirme esquemas. Aun así… supe que era bueno cuando esa noche soñé con su lección de historia y me levanté por la mañana recordando lo que él me había dicho. ¡Ojalá me hubiera explicado más cosas! Quizá hasta habría tenido una oportunidad en el examen.


- ¿Qué tal has dormido? – pregunta Mikoto desde la encimera donde terminaba de preparar la sopa de miso y las tortillas.


- He dormido bien, aunque ahora me encuentro un poco mal.


- ¿Estás nervioso?


- Mucho – le digo.


- No tienes por qué estar nervioso, seguro que todo irá bien. Has estudiado mucho.


- No tanto como imaginas – susurro – no se me dan bien los estudios.


- Llevas un tiempo distanciado de ellos, no te exijas demasiado, estas cosas pasan. Yo odiaba los exámenes también – sonríe Mikoto – sólo… hazlo lo mejor que puedas, cielo.


Siento la mano de Mikoto apartar con gran suavidad y ternura mi flequillo, exponiendo mi frente en la que deposita el beso más dulce que jamás he recibido. Por algún motivo, me sonrojo y mi corazón se acelera. Es la primera vez que me siento como en mi propia casa, como en una familia de verdad. Entonces veo a Sasuke sentado sobre la encimera de la cocina, mirando la escena mientras mueve las piernas.


- Todo saldrá bien, cielo – me dice Mikoto con una sonrisa, tomando mis mejillas y acariciándolas con suavidad antes de volver a centrarse en el desayuno – voy a terminar de preparar tu bento para clase. Así repondrás fuerzas después del examen – sonríe.


- Mi madre hace los mejores bento – sonríe Sasuke – siempre madruga mucho para prepararlos. Seguramente mi hermano estará al caer, suele ir con prisas para llegar a la universidad, difícilmente desayuna con nosotros, pero… es cierto que haga lo que haga, incluso aunque tenga mucho que estudiar, siempre baja a cenar en familia y está el tiempo que dure sin rechistar – sonríe nuevamente al recordar las costumbres de su hermano.


- Buenos días, mamá – escucho entonces a Itachi, ya vestido y con la mochila al hombro – gracias por el almuerzo, os veo luego en la cena.


- Ten cuidado, Itachi y desayuna por el camino – se preocupa por él dándole otro recipiente con su desayuno.


- Sí, mamá. Buena suerte en el instituto, Naruto – me dice, lo que hace que me quede atónito. No esperaba que Itachi me hablase.


- G- Gracias – le digo tragando con dificultad la tortilla para poder responderle – que vaya bien el día.


***


¡En blanco! Así me encuentro, completamente en blanco y sudando a mares. Odio las integrales definidas y encima el dichoso fantasma tiene razón, no puedo contar cuadritos. Tampoco me ayuda levantar la cabeza y ver a Sasuke allí, mirando al profesor que no aparta ojo de mí.


- ¿Necesitas un poco de ayuda? – escucho a mi espalda, viendo a Sasuke sentado en el pupitre de detrás mirando mi folio – vale… pon en la hoja todo lo que yo te diga. “Y=” – comenta y yo le miro extrañado – venga… he dicho “Y=”. ¿Quieres aprobar o no? Creía que querías acabar el instituto, sólo tienes que poner lo que yo te diga.


Sin dudarlo ni un segundo, empiezo a anotar lo que me va diciendo. Yo sólo veo números y signos, pero él parece tenerlo todo bajo control.


- Saca la calculadora – me dice cuando llevo más de media ecuación escrita – necesito que teclees algo.


- ¿Calculadora? – susurro para que el profesor no me escuche.


- ¿No la has traído? ¿Qué narices traes tú a exámenes de matemáticas?


- ¿Pido una?


- Déjalo… lo haré de cabeza – comenta antes de cerrar los ojos y murmurar números, calculando mentalmente el resultado y dándome la respuesta.


¡Es increíble! Su cerebro es completamente increíble, yo jamás podría hacer algo como lo que él hace, de hecho… ¡No sé lo que hago! Tan sólo sigo sus instrucciones y el examen, poco a poco, se va rellenando solo.


No fue muy diferente el resto de las asignaturas y a cada examen que dejo atrás, me sorprendo más y más de la capacidad de ese chico. Retiene toda la información casi como si fuera una esponja. ¿Cómo puede tener tanta información en su cabeza? Me maravilla su cerebro y me entristece cuando pienso que sigue en coma en ese hospital, desperdiciando todo ese talento.


El último de todos es el examen de historia y casi como si el destino estuviera en mi contra y a favor de Sasuke… la pregunta trataba sobre la era Meiji. Eso me hace sonreír porque en parte me acuerdo de lo poco que me explicó Sasuke.


- Es el paso a la era moderna donde se cambia la capital, el fin del feudalismo – digo en alto tomando la hoja, sin embargo, el profesor me mira extrañado, agachando sus gafas y mirando.


- Me alegra que se entusiasme tanto con la era Meiji, señor Uzumaki, pero está en un examen, permanezca en silencio, por favor.


- Lo siento – susurro, agachando nuevamente la hoja hasta el papel.


Sasuke está sonriendo, es la primera vez que le veo sonreír. Creo que se alegra de que me acuerde de lo que él me dijo, siente que le presté atención.


Empiezo a escribir, ahora mucho más contento al ver que Sasuke se alegra por primera vez. Me siento bien, hasta que al escribir el segundo kanji veo cómo cambia el rostro de Sasuke a uno de sorpresa.


- Con kanji de “Samurai”, no de “Katana”, cazurro – me insulta al ver la palabra mal escrita.


¡Mi gozo en un pozo! Le ha durado poco la alegría a ese chico. Es un fantasma arrogante y malhumorado, pero eso también me hace gracia.


- No te rías, en cuanto llegues a casa vas a hacer dictados y corregiremos tus faltas ortográficas. No quiero estar todo el curso corrigiendo lo que te dicto – se queja.


Una vez entrego el último de los exámenes y tras otra reprimenda por parte de Sasuke por mis faltas ortográficas en la asignatura de inglés, finalmente me siento relajado. Ya no escucho esa grave voz diciendo “te falta una G ahí”, “¿cómo has escrito manzana? Por si no lo sabes, la “p” es doble, escribe otra” y cosas así. ¡Tranquilidad por fin!


Salgo hacia el jardín y veo a Sasuke caminando frente a mí. Sólo puedo ver su espalda pero sé que se ha relajado ahora que todo ha terminado. En el fondo es un buen chico, lo sé, aunque es difícil llegar hasta él.


- Gracias. Eres un buen profesor – le comento y él no se gira, supongo que ha podido sonrojarse un poco, no está acostumbrado a escuchar halagos y no se los esperaría de mi parte.


- De nada. Aunque no creo que sea buen profesor… te he chivado todo en todos los exámenes.


- Tú eres un buen profesor, es que yo soy muy idiota para los estudios – sonrío para intentar animarle.


- Déjalo anda, no me hace falta que me animes.


- Voy a sacarte de ese coma, te lo prometo.


- Ya te dije que no puedes prometerme nada. Además, para entender el cerebro humano primero deberías estudiar sobre él y he visto lo bien que se te da estudiar – sonríe.


- Ey… podría estudiar medicina si me lo propongo.


- ¿En serio? Ni siquiera tengo en mente que llegases a la universidad.


- Quizá yo no… pero tú podrías – le digo con seriedad.


- Yo estoy en coma.


- Tú eres brillante estudiando, podrías ser lo que quisieras. Vamos, Sasuke… piénsalo.


- ¿Que piense el qué? Naruto, estoy en un hospital, mi cuerpo se deteriora cada día más.


- Yo puedo hacer los exámenes y tú ayudarme en esto.


- Es mentir.


- Es intentar entender qué te ocurre y sacarte del coma.


- Es una locura, hay muchos médicos en el mundo, Naruto, nadie entiende el coma. Puede que llegase a médico, ¿y qué? Quizá no entendería tampoco el cerebro, nadie lo entiende.


- Y puede que quizá tú descubrieras algo que los demás no ven si realmente te enseñan sobre el tema. Piénsalo.


- Olvídate de tonterías, Naruto, tan sólo céntrate en disfrutar de este último año de instituto. Es lo único que puedo ofrecerte, mi plaza.


 


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