Tom dedico una mirada nerviosa a Matt que solo atino a dedicarle una sonrisa de ánimo, antes de inclinarse para encontrar un buen ángulo en el que pudiera ver su reflejo, debía estar bastante desesperado para intentar verse usando la pulida superficie de los jarrones en los que descansaban los arreglos florales como espejo y tal vez lo estaba, había pasado las últimas cinco horas corriendo de un lado a otro buscando que todo fuera perfecto, incluso se las había arreglado para tener tiempo de asegurarse de que él luciera perfecto para ese momento.
Con nerviosismo el hombre de cuencas comenzó a mirar a su alrededor, los minutos comenzaban a sentirse eternos y cada uno de ellos le hacían querer correr a buscar directamente a Edd, aun no era capaz de creer que ambos habían llegado a aquel punto; tenía solo un vago recuerdo de cómo se había declarado, tan vago que solo era capaz recordaba la sonrisa de Edd cuando acepto aquella sencilla sortija que le coloco con torpeza en su mano antes de que el castaño se abalanzara sobre él en un beso torpe con un gusto salado, no estaba seguro pero tenía la sensación de que era él el único que lloraba en aquella ocasión.
Tomó una respiración profunda antes de mirar a Matt buscando un poco más de apoyo moral de su amigo pero Matt parecía encontrarse demasiado distraído coqueteando con su propio reflejo como para prestarle atención, si no se encontrara tan nervioso se hubiera burlado de él, decidió enfocarse en los invitados con la esperanza distraerse un momento, encontró curioso el hecho de encontrar a sus vecinos sentados en la primera fila, no debió haberle sorprendido que Eduardo se encontrara molestando a Jon, ni que Mark pareciera tan enfocado en vigilar a Matt, sin embargo, algo que parecía ir mal con el trió, no estaba seguro de lo que era, simplemente algo parecía fuera de lugar.
Su corazón dio un vuelco cuando la música comenzó, todos lo invitaron guardaron silencio y el solo pudo sentir como su aliento le abandonaba y como sus piernas comenzaban a temblar cuando Edd entro en compañía de Tord, aun no podía creer que Edd eligiera a Tord como su padrino, ¡por dios!, incluso hubiera preferido que eligiera a Eduardo, después de todo tanto Edd como Eduardo parecían haberse comenzado a llevar bien, aunque no tenía idea de cómo o cuando es que aquello había sucedido, pero no era tiempo de pensar en eso, no importaba que fuera Tord quien se encontraba entregando a Edd en el altar, la sola presencia del inglés ya hacía que el momento fuera perfecto.
El único deseo de Tom en aquel instante era abalanzarse sobre aquel que alguna vez fue su mejor amigo y besarlo hasta perder el aliento.
Miro como Edd se acercaba con lentitud, el traje blanco se ceñía en su cuerpo enmarcando su figura dándole el aspecto más elegante que por instante Tom no se sintió digno de contraer nupcias con aquel hombre, su rostro enrojecido como el de cualquier chico primerizo al que su primer amor le dedica la primera muestra de atención cuando Edd le sonrió.
-Aun no es demasiado tarde para arrepentirse Edd –escucho el susurro de que Tord cuando ambos se encontraron en el altar –, solo dame una señal y huimos de aquí.
Si este no fuera el día más feliz de toda su vida, aquellas palabras de Tord le hubieran importado.
La ceremonia dio inicio pero lo único en lo que Tom podía centrarse era en cada pequeño gesto en el rostro de Edd, en la calidez de sus manos cuando tomo las suyas entre ellas, en la discreta caricia que le ofreció y en su voz…
-¿Aceptas pasar el resto de tu vida e mi lado Tom?
-A… ace –las palabras no parecían quererse dignar a salir de su boca, sintiendo como si su cerebro y su boca se encontraran descoordinados –. ¡Sí! –prácticamente grito, solo noto la risa de Matt a su espalda y como Tord rodaba los ojos.
-Clásico del estúpido Tom –mascullo el noruego mientras se cruzaba de brazos –. Aun no es demasiado tarde para huir Edd.
Volvió a susurra a su ahora esposo, su esposo, la persona con la que compartiría el resto de su vida de ahora en adelante.
Se inclinó hacia adelante, él solo deseaba un beso, el primer beso con el que su unión finalmente quedaría sellada.
Edd solo dio un paso atrás dejando a Tom confundido.
-Edd –trato de extender su mano hacia el otro que solo retrocedió –. Lo… lo siento, lo siento –desconocía por qué aquello dolía tanto, porque sentía que debía disculparse, porque se sentía tan importante que Edd le dijera que lo perdonaba.
Las cuencas de sus ojos comenzaba a arder, el dolor era cada vez peor pero no le importaba el solo quería que Edd le dijera que todo estaba bien, solo quería que le abrazara y alejara aquella tristeza que comenzaba a asfixiarlo. Extendió su mano hacía el otro que ni siquiera se dignó a moverse de su sitio.
Se encontraba tan cerca de alcanzarlo.
La sensación de vacío fue el preludio al golpe que le acompaño después.
El visor se inicializo casi de inmediato, la visión nocturna se activó al instante permitiendo ver a través de la oscuridad de la habitación.
Nada.
Solo las botellas vacías tiradas descuidadamente en todo el lugar.
Se levantó del suelo con la esperanza de que todo no fuera más que una horrible pesadilla encontrando solo la cama vacía.
Pero Edd no estaba ahí y nunca lo estaría, Edd había muerto hace años y él lo había matado.
Miro a su alrededor solo encontrando la vieja sudadera de Edd colgada en el mismo sitio donde había estado por años, la sucia prenda manchada permanecía en el mismo sitio recordándole constantemente la culpa producto de su crimen.
Tord realmente debía odiarlo demasiado para enviarle aquella prenda que sabía que nunca se atrevería a desechar.
No debía odiarlo, lo odiaba, realmente lo odiaba y se lo había dicho en su propia cara, lo odiaba por haberle disparado a Edd, soltó un risa amargar, quien imaginaria que el gran Líder Rojo lamentaría tanto una muerte después de todos sus crímenes.
Camino con lentitud arrastrando los pies, había algunas botellas más de Smirnoff en la cocina, si estaba lo suficientemente ebrio, tal vez podría volver a soñar con aquel futuro ideal en la que tenía aquella sencilla vida en la que su única preocupación seria hacer feliz a aquel chico del que siempre estuvo enamorado y tal vez si era lo suficientemente afortunado no despertaría en aquella pesadilla que era su vida.