Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La mujer más linda del mundo. por Yukino

[Reviews - 33]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Capítulo 10 en Wattpad

LA MUJER MÁS LINDA DEL MUNDO


Fanfic por Yukino


Viktor x Yuuri


Capítulo 10.


 


 


«Es el tipo de lugar equivocado, para estar engañándote…» (*)


 


 


 


Abrió los ojos lentamente, viendo cómo el alba se filtraba por su ventana. Estaba al borde de la cama, dándole la espalda a todo. De un pequeño sobresalto recordó lo que había pasado horas antes y extendió su brazo para tantear tras de sí, sin girar el resto del cuerpo. Pero no sintió nada. La inquieta mano buscó todo lo que pudo y se encontró únicamente con la eterna soledad con la que siempre compartía el lecho. Regresó su mano a su pecho y se encogió un poco, entristecido. Al parecer Chris tenía toda la razón, esa relación era apenas una muy mala película porno, donde al final cada actor se iba a su casa intentando ignorar lo sucedido.


Se abrazó a las sábanas casi que con lágrimas, y entonces lo escuchó. Un suspiro largo, algo ruidoso. Viró de inmediato y él, él estaba ahí. Del otro lado de su enorme cama, pero ahí, dormido boca arriba con una de sus manos en el pecho y la otra casi colgando del colchón. Viktor se sentó y lo miró largo rato, con agradecimiento más que otra cosa. Ese cabello negro alborotado ahora, caía con gracia sobre la funda de su almohada que seguro ya no cambiaría nunca. Y el sol empezó a golpearle el rostro al amante de ojos sesgados, haciéndolo ver aún más hermoso. Su pecho perfecto, sus piernas largas y torneadas, su rostro de tranquilidad. La alegría estaba durmiendo en su cama por fin. La esquiva alegría que había sepultado con ‘él’ ese día, renacía y estaba ahí, en forma de Yuuri Katsuki.


— ¿Yuuri? —Dijo con toda la delicadeza que pudo, mientras lo tomaba por un hombro —es hora de despertar. —Y sonrió diciendo aquello. Yuuri empezó a despertarse por partes. Primero movió una pierna, luego un brazo, después se encogió un poco y finalmente sonrió, todo sin abrir los ojos. Por fin le deseó los buenos días y abrió su ojo derecho.


—Dios, creo que otra vez se nos hizo tarde —dijo en un bostezo el chico adolorido. —Me vestiré y me iré—. Intentó sentarse en la cama pero sintió cómo si se le rompiera un hueso de la cadera. Ahogó un grito en su garganta, pero no pudo evitar llevar su mano a su espalda. Viktor se alteró un poco y se acercó para ayudarlo a acostar de nuevo. Yuuri le pidió que por favor le alcanzara unos analgésicos que tenía en su bolsillo con un poco de agua, y el obediente amante corrió desnudo hasta la cocina para traer el pedido, sin poder ocultar su preocupación. Lo último que quería era dañar a Yuuri de alguna forma, y no había pensado en el hecho que tener relaciones dos noches seguidas, podría ser agotador. Al parecer el profesor de Historia no tenía tanta acción como él creía y eso lo hizo sentir aliviado en parte.


Y recordó entonces de golpe que le tenía algo guardado a Yuuri. Le llevó el agua y los analgésicos y lo dejó solo un momento mientras buscaba en una de las cajas del comedor. No parecía darse cuenta que aún estaba desnudo y eso le hizo gracia al amante. Regresó con un rostro de satisfacción y se sentó en la cama junto a su chico de cabello negro.


—Hace poco revisando mis cajas, encontré esto, la verdad fue de pura casualidad, y quise dártelo —. Extendió la palma de su mano y había lo que parecía un prendedor muy pequeño y con bordes dorados ondulados algo oxidados. Yuuri lo tomó, se puso los lentes y por más que lo observó no supo de qué se trataba. —Verás… este broche lo llevaba el Zar Nicolás II en su banda, esa horrible noche cuando fue apresado. En medio de la confusión y el pánico se le debió caer y lo recogió al parecer algún tatarabuelo mío. Ha estado en la familia desde siempre, pero sin recibir el honor necesario; lo encontré y pensé que a alguien que aprecia tanto la Historia le gustaría… —El salto que dio Yuuri para abrazarlo le impidió seguir hablando. Lo tomó tan de sorpresa que no pudo sostenerlo con la fuerza suficiente así que cayó sobre la cama y sobre él, Yuuri. Estaba emocionado a más no poder y comenzó a nombrar sucesos históricos del Zar, que Viktor ignoraba por completo. Pero igual fingía que le entendía, porque ese rostro feliz estaba iluminando todo.


Tan emocionado estaba Yuuri que olvidó que quizás tenía la cadera fracturada. Hablaron un poco más, pero ya era hora de alistarse para ir a trabajar. Afortunadamente para Yuuri ese era el día en que sólo tenía clases por la tarde, así que iría hasta su departamento a dormir un poco más, quizás entonces el horror de dolor que estaba teniendo disminuiría. Viktor odió el hecho que se tuviera que ir, incluso le ofreció que descansara ahí. Yuuri se echó a reír no creyendo que aquello fuera en serio, así que se puso la ropa, se lavó un poco la cara y se despidió de su amante de cabello de ceniza con un apasionado beso, con la promesa de ir a cenar pero sin ningún contacto físico al final, si acaso quería recuperarse.


Lo cierto fue que los analgésicos le funcionaron hasta que bajó las escaleras y se subió al taxi. El camino fue un infierno y a pesar que el gentil conductor se ofreció a llevarlo a una clínica, Yuuri se negó con el argumento que sólo era cuestión de descansar. Por el camino antes de llegar a su departamento, pensaba en todo y era una maraña de sentimientos. Alegría por lograr ese vínculo inicial con Viktor, felicidad total por semejante obsequio que debería ser parte de un museo, y frustración absoluta por la invitación que le había hecho a Sora. Ira por las muchas lágrimas que derramó por culpa de esa ‘ella’ que él era.


Por supuesto que su idea fue vestirse y largarse en ese momento que vio el mensaje, pero verlo dormir fue de las cosas más tranquilizadoras de la vida. Se acostó algo alejado pensando que quizás sería el final y cayó profundo hasta cuando Viktor le levantó. Había mucho que pensar de aquella situación, pero la primordial ahora era no tener sexo en una semana, si quería seguir vivo. Se bajó del taxi y el gentil hombre le insistió en que fuera con un doctor. Yuuri le sonrió y le dijo que le haría caso más tarde. Llegó al ascensor apenas andando y ahí no pudo más. Cayó de rodilla y se arrastró literalmente hasta su puerta, con la fortuna de no encontrarse a nadie y adentro de su cuarto, el dolor se hizo tan profundo y tan intenso que le hizo dar gritos desesperados.


¡Pero miren quien me llama! Por fin tu amante te dejó ir. —Dijo Beka sarcástico con la llamada de Yuuri.


— ¡Beka por Dios ayúdame, ven a mi departamento, me estoy muriendo de dolor, auxilio por favor! —Y las lágrimas no le dejaron seguir hablando. Beka se asustó horrible y saltó de la cama buscando algo de ropa. Ese día también daba clases por la tarde. Le preguntaba insistente qué le había pasado y Yuuri le decía entre gemidos que su espalda baja debía estar fracturada. Beka no soltó un segundo el celular mientras se acababa de arreglar y finalmente mientras tomaba un taxi hasta la casa de su amigo.


 


 


En la Universidad el ambiente de Viktor Nikiforov era totalmente diferente y lo notaban sobre todo sus alumnos. No dejó ni un segundo de ser igual de estricto y gruñón, pero ahora sonreía, mientras los reprendía, intentando hacerles saber que debían esforzarse mucho por ser los mejores. Y él iba por los pasillos casi que brillando. Tras sus lentes de marco tan oscuro por fin sus ojos azules color de mar, despedían una luz que iluminaba a todo aquel que lo miraba. Chris se lo encontró a la hora del almuerzo y se le hizo un poco fastidiosa la actitud de ‘la vida es hermosa y hay que vivirla’.


 


—Supongo que te revolcaste de nuevo con el profesor Katsuki, pero al menos esta vez tuviste la decencia de bañarte, te felicito. Sin embargo creo que ustedes dos están exagerando. Igual sabes que mi advertencia es real.


—Chris por favor, hoy no quiero escucharte. Además hablamos él y yo un poco esta mañana y no nos vamos a tocar en un tiempo, Yuuri parecía algo adolorido por…


—Evítame los detalles de quien coge y quien es cogido. —Dijo Chris levantando una mano para que se detuviera —Allá ustedes.


 


Viktor le miró y sonrió un poco. A diferencia del día anterior cuando le regañó tan severamente, ahora parecía más accesible. No se equivocaba, Chris se sintió mal de haberlo tratado tan mal, sabiendo ahora lo duro de su pasado.  Cargar con esa cruz gigante a cuestas en el alma y que ésta sangrara constantemente, no era fácil, debía ser una pesadilla. Y Viktor la llevaba consigo día tras día. Se le notaba en la mirada, en los gestos. Y algo de toda aquella amargura cambió. Su amigo el anciano prematuro, volvía a vivir como alguien de su joven edad y tenía que reconocer que era gracias a Katsuki. Sin embargo creía en el fondo que Viktor se fijó tanto en este hombre por el parecido físico a ‘ese’ que le acabó la vida. Pero luego pensó que si se parecían en algo sería sólo en el cabello, pues racialmente eran polos opuestos.


Siguieron almorzando y el amante de ojos de cielo contaba los minutos para poder ir a saludar a Yuuri. Sin embargo se le hizo curioso el hecho que algunos alumnos estaban rodeando al profesor Altin en la puerta de la cafetería, y esos alumnos eran de la clase de Yuuri, de la Facultad de Antropología. Lucían preocupados. Chris notó aquello también y supieron los dos que algo pasaba. Viktor se puso de pie e iba a hablar con Otabek pero Chris le detuvo, él haría las veces de investigador.


 


—Profesor Altin, ¿sucede algo con el profesor Katsuki?, esos eran sus alumnos ¿verdad? —Preguntó el amigo de ojos verdes intentando ser lo más casual posible. A Beka no se le hizo para nada extraño, Chris era muy amable con todos sus colegas.


—Pues verá usted, el golpe que se dio Yuuri ayer fue al parecer más fuerte de lo que imaginó y hoy ya no pudo caminar. Vine a avisarle a los directivos y a entregarles unas guías a los alumnos de las clases de la tarde, Yuuri podrá no venir pero no va a dejar que sus chicos estén de ociosos —lo último lo dijo con una sonrisa, orgulloso al parecer de su amigo.


— ¿Pero entonces dónde está en este momento? ¿Se pondrá bien?


—Ah sí, lo llevé a emergencias y era cuestión de un muy fuerte relajante muscular, unos masajes y algo de reposo. Le recetaron unos analgésicos fuertes y cero ejercicio, por ahora reposo, yo creo que ya mañana estará de nuevo de regreso. Sin embargo el doctor le extendió su incapacidad un día, para que esté bien, pero lo conozco y sé que es muy terco, aparte de ansioso.


Chris siguió hablando de trivialidades con Beka. Finalmente éste le contó que por la noche iría a quedarse con él para que no se esforzara mucho. Chris se despidió y lo dejó que fuera para su clase. Volvió a la mesa a intentar contarle lo que hablaron a Viktor, pero él había escuchado todo y con los puños cerrados temblaba de furia, para con él mismo. ¿Cómo era posible que no se hubiera dado cuenta del tan mal estado de Yuuri? ¿Cómo era posible que lo haya tomado tan salvajemente como para dañarlo de esa forma? Su expresión cambió, y volvió ese ceño fruncido y esa culpa con la que siempre tenía que cargar.


—Ya no te lamentes por eso. Lo mejor será que lo llames y sin atacarlo preguntes como está. Seguramente no te dirá la verdad pero estarás más tranquilo. —Chris hizo una pausa algo larga y añadió —El profesor Altin no tiene la menor idea de su relación ¿verdad?


— ¿Por qué lo preguntas? La verdad, no tengo idea si Yuuri le contó.


—Lo digo porque me habló con total normalidad lo sucedido, y parece que en verdad cree lo de su caída, o tal vez sabe que fue con un amante, pero no sabe quién.


—No entiendo qué tiene de relevante eso —Habló Viktor buscando algo en su celular —si no le contó seguro es para que no se entrometa en esto como tú.


—Yo creo Viktor, que no le cuenta nada porque Katsuki no quiere arriesgarse a perderlo a él, bajo ninguna circunstancia.


 


Y Viktor le miró fijamente, pero confundido. ¿Acaso Altin era tan importante como para no querer involucrarlo en aquello? No parecía tener sentido, pero por supuesto Viktor ignoraba por completo el hecho que Beka, sabía todo de Sora. Si Yuuri le contaba a su amigo, le obligaría a dejar de ser Sora, y por ahora, no podía permitirse eso. No hasta que supiera a qué jugaba Viktor.


Se levantó abruptamente de la mesa, tomó su morral y salió de ahí sin despedirse de Chris. Había tocado la delgada y mortal fibra de los celos. Infundados totalmente claro estaba. Chris lo vio salir sin imaginar siquiera lo que se venía, y que ese sentimiento se haría persona. Viktor pronto sabría lo que eran los celos, todo en mayúscula.


 


Yuuri de bruces en su cama y con una bolsa de agua caliente en la espalda baja, intentaba mirar la televisión, pero la posición le era muy incómoda. Con el prendedor del último Zar de Rusia en sus manos, sonreía sintiéndose muy especial, muy único. Quizás sólo era que Viktor se quería deshacer de esa chuchería, pero eso lo hizo inmensamente feliz y  había olvidado por completo el tema de Sora. Sin embargo ahí tirado en su cama, de nuevo Satanás le indicó que había un mensaje de él, para ella. No podía creer lo que veía, al parecer a su amante no le importaba en lo más mínimo su situación. No lo leyó. Supuso que era uno exigiendo una respuesta. Por ahora se preocuparía por un sólo dolor. Y vio con sorpresa como su ‘novio’ ahora le llamaba a él. A esta llamada sí respondió.


 


No puedo creer que no me dijeras que estabas tan mal y tuviera que enterarme por tu súper amigo que estuviste en las urgencias ¿Por qué demonios no confiaste en mí? ¿Pensaste que iba a ignorarte o algo así? Estoy acá muerto de la angustia queriendo saber cómo estás y no puedo ir a verte por que el señor Altin va a pasar la noche contigo y él parece no saber nada de nosotros. ¿Por qué no confiaste en mí? ¿Porqué no me detuviste, o me dijiste algo Yuuri? Quiero verte por Dios, ¡quiero estar ahí para ayudarte pero no puedo y eso me está matando! —Hubo un quejido al parecer de furia y un golpe seco. Viktor acababa de golpear una pared.


—Viktor por favor cálmate… la razón por la que no te dije nada, fue por vergüenza. ¡Sí ya sé es muy estúpido! Pero para mí cada minuto contigo es muy importante, mi cuerpo no respondió como debía y no quería que pensaras que soy un debilucho al que hay que tratar como una señorita. ¡No quiero que pienses eso de mí! Esperé esto mucho tiempo, no quería quejarme y arruinarlo. ¿Y si llegabas a pensar que yo no era el ideal para el sexo y buscabas a alguien más?


¡¿PERO DE QUÉ RAYOS HABLAS?! —Respondió muy alterado — ¡¿Qué maldita sea persona crees que soy como para pensar ese tipo de cosas?! ¡No puedo creer que en serio imagines que sólo soy el tipo que te coge y ya! ¡Debiste detenerme!


— ¡No quise! —Intentó gritar Yuuri, pero sintió dolor en la espalda —Perdóname por favor, no quise detenerte, no quise; sentirte junto a mí es más importante que mis estúpidos dolores—. Y empezó a sollozar, haciendo que Viktor bajara un poco la guardia —Por favor, hablemos calmadamente luego ¿quieres?


— ¿Ya no deseas hablar conmigo?


—Viktor, sabes que sí. Pero ahora quizás digas algo que me duela aún más, que mi espalda—. Y el amante de cabellos grises, no supo que responder a eso. Yuuri estaba intentando no llevar la discusión más lejos y entonces las heridas pasadas y presentes escaparan fugitivas y dañaran profundamente el corazón de manera permanente. Bajó la cabeza y accedió a cortar. Le rogó que se cuidara mucho y que hiciera lo que Otabek dijera. Cuando colgó, no supo como sentirse, no supo qué hacer. Quería con todas sus fuerzas estar ahí con Yuuri y lo único que hizo fue reclamos y se dio cuenta que nunca le preguntó, cómo se encontraba ni cómo se sentía. Apoyó los codos en sus rodillas y tomó su cabeza con fuerza y pensó en qué pasaría si en algún momento terminaba con Yuuri. Y la respuesta no le gustó.


 


Afortunadamente, Yuuri se recuperó por completo y volvió a dar sus clases apenas con un día de descanso. Viktor estuvo muy al pendiente de él, a la distancia. Hubiera querido desde lo más profundo de su ser estar ahí, así fuera sólo para escucharlo quejarse. Pero al parecer Beka había hecho muy bien su labor de enfermero.


Por su parte Yuuri, tenía una mezcla de sentimientos que su amante pudo percibir pero que no sabía de qué podía tratarse, y creyó que era por la discusión telefónica que tuvieron. Pero Yuuri estaba amargado porque Viktor no dejó de insistir con ‘ella’. Y finalmente le respondió. Tenía que saber que tenía Nikiforov entre manos.


 


El sábado, muy temprano en la mañana, Viktor Nikiforov tenía una cita con Sora. La vio llegar en un vestido que a sus ojos se le veía hermoso, con la misma actitud segura y altanera que siempre la acompañaba.


—Bueno, aquí me tienes Viktor. Escucho atenta.


 


 


 


*******************


Con Amor: Yukino.


(*) Fragmento de la canción Nine Crimes de Damien Rice.


 


 


 


 


 


 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).