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La mujer más linda del mundo. por Yukino

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Notas del capitulo:

Capítulo 20 en Wattpad

LA MUJER MÁS LINDA DEL MUNDO

Fanfic por Yukino

Viktor x Yuuri

Capítulo 20.

«Es el momento equivocado para alguien nuevo…» (*)

 

 

 

El siguiente capítulo tiene alto contenido de relaciones sexuales explícitas hombre con hombre. Si no es de tu agrado, por favor sigue de largo en esa parte. Gracias.

Yukino.

*****

 

 

 

Tendido en la cama, bañado en sudor y luciendo como las hermosas flores cuyo rocío las adornaba en la mañana, estaba Yuuri Katsuki que desplegaba sus piernas como si fueran alas. Viktor estaba en medio de estas, viendo como su amante suplicaba con los ojos que entrara en su cuerpo, de nuevo. Viktor también estaba bañado en sudor, con la mirada embriagada de deseo, con el pecho erguido, con la respiración apenas alcanzándole para otra faena de amor. El profesor de Ballet llevó uno de sus dedos a la punta mojada del pene de Yuuri y recogió algo de ese líquido que se le deslizaba para luego llevarlo a su boca. Yuuri estaba por estallar de nuevo solo con eso, pero para Viktor no sería suficiente y la furia en su vientre era lo único que lo mantenía con fuerzas suficientes, así entró en el cuerpo de su profesor de Historia haciendo que su pelvis golpeara con muchísima fuerza la entrepierna de Yuuri. Estaba furioso de eso no había duda, pero no por la revelación de Yuuri, en ese instante estaba histérico pensando que otro hombre lo hubiera visto así, gimiendo, deseoso pidiendo más, gritando por más. Eso estaba por volverlo loco y peor que ese hombre ahora estuviera de nuevo tan cerca de lo que era de su propiedad.

Estaban en el punto sin retorno de la eyaculación, iban a estallar ambos cuando el celular de Yuuri empezó a sonar y a vibrar al costado de la cama, Viktor a penas si echó un vistazo y vio que se trataba de Otabek.

—¿Por qué demonios tiene que llamar a esta hora? —Espetó jadeando sin dejar de arremeter dentro de Yuuri.

—Está… muy preocupado por mí y por tu… reacción…—Respondió Yuuri, sabiendo que pronto terminaría. No soportó y de nuevo hizo su ritual para llegar al orgasmo, tomó a Viktor por el cabello muy fuerte, Viktor lo resintió pero no se quejó, no quería que al quejarse Yuuri dejara de hacerlo. A su vez Viktor con toda la fuerza que pudo empujaba cada vez más rápido.

—¡Eres mío! ¡Solo mío! —Empezó a decir Viktor una y otra vez sin cesar. Ambos entonces terminaron en un gemido al unísono, extasiados y sin aliento. El hombre de cabellos de luna se dejó caer por completo sobre ese que tanto amaba. A penas si podían con su propia respiración, y el móvil de Yuuri repicó de nuevo. Yuuri giró la cabeza y lo tomó para rechazar la llamada.

—Luego le llamaré…

—¿Por qué está tan insistente? —Preguntó Viktor sin moverse un milímetro de encima de Yuuri.

—Está preocupado, por como pudieras tomarlo tú… a tu reacción conmigo. Es solo eso, lo llamaré luego y le diré que todo está tranquilo.

Viktor por fin se levantó, se separó del cuerpo de Yuuri y de inmediato se sentó en el borde de la cama. Yuuri presentía que esa actitud era el preludio del fin de la aparente calma con la que Viktor había tomado todo. Solo se quedó ahí sentado dándole la espalda a Yuuri, que se incorporó un poco e intentó abrazarlo por la espalda pero fue rechazado. Viktor se puso de pie y fue hasta una de las esquinas de la habitación sin darle la cara.

—¿Él creía que yo iba a hacerte algo? ¿Cómo golpearte o algo así?

—¡No! —Dijo Yuuri en voz alta —Él cree que puedes tener una reacción como… terminar conmigo, o enfurecer y… ¡romper otra silla como esa vez que creíste que me había ido!... cosas así… —Yuuri empezaba a ponerse nervioso porque justo ahora, Viktor vislumbraba esa reacción que Beka temía.

—¿Y tú, crees que yo podría hacerte algo? —Viró lentamente para ver a Yuuri a los ojos. El muchacho ya estaba entrando en otro ataque de pánico al no saber qué responder. El hombre de ojos zafirinos lo observaba fijamente, esperando una respuesta, la que fuera, pero Yuuri estaba aterrado—. Obviamente, no me ha caído nada bien tu historia con ese hombre, y ahora saberlo tan cerca, no me hace feliz ni por un segundo, no tendría que hacerme feliz. ¡¿Cómo crees que pueda reaccionar cada vez que sepa que están cerca, o que se saludan o hablan?! ¡¿Crees que simplemente voy a poder ignorarlo?! ¡SI HAY ALGUIEN A QUIEN QUISIERA GOLPEAR ES A ESE TAL LEROY! —Gritó todo lo fuerte que pudo, ignorando la hora que era y retomó su posición inicial dándole la espalda. Yuuri se puso de pie, se acercó un poco para intentar tocarlo pero fue rechazado de nuevo.

—Viktor, nada va a pasar, nada como tú lo crees. Voy a tener que hablarle, en algún momento tendré que saludarlo, pero no será más que eso. ¿Escuchaste acaso todo lo que te conté? ¿Crees en verdad que yo quiero repetir algo así? Por favor Viktor, yo solo quiero estar contigo, no tienes que preocuparte…

—Es fácil para ti decirlo, tú no debes preocuparte por mi ex amante, porque está muerto—. Yuuri en ese momento sintió como si una daga le atravesara el pecho. No podía creer ni por un segundo lo que Viktor acababa de decir.

—Qué cosas tan horribles dices… ¿En serio Viktor tú crees que me hace feliz el hecho que alguien a quien amaste tanto esté muerto? ¡¿En serio piensas que eso es un punto a mi favor?! —Yuuri empezó a subir la voz furioso, Viktor aún no le veía fijamente, sabía que había dicho una de las mayores estupideces de su vida. —¡¿Crees que me hace feliz escuchar cuando lo llamas en sueños?! —Fue ahí cuando el hombre de ojos de mar volteó bruscamente a verlo. Yuuri estaba temblando, con los ojos inyectado a punto de lanzarse a llorar —¡No me hace feliz saber que lo extrañas y que aún lo amas, pero tampoco me satisface que esté muerto! ¡CÓMO PUEDES DECIR ALGO ASÍ! Yo te he visto cuando miras tu álbum de fotos y sonríes, seguramente recordándolo… ¿Dime, aquí quien es el que no supera a su ex?... Dime, aquí quien es el que debe sentirse más inseguro de esta relación… —Yuuri no pudo detener las lágrimas que le rodaron por el rostro. Fue hasta la cama, tomó una almohada junto con un cobertor, y así desnudo, salió del cuarto. Viktor no podía reaccionar aún a lo que acaba de escuchar. No podía creer que aunque en su diario vivir llevara a Yuuri de mañana a noche en el alma, su sueño lo traicionara de esa manera y no podía creer que Yuuri se había dado cuenta que veía esos álbumes de su época de gloria, aunque no como lo pensaba el de cabellos de noche, no buscando a Marco, buscaba dónde estaba ese Viktor Nikiforov feliz que fue una vez, para poder ofrecerle algo de aquel hombre que fue a Yuuri.

Yuuri entre tanto, se refugió en su estudio y se acostó en el piso alfombrado que afortunadamente era muy cómodo. Llevaba el aroma de su hombre por doquier en su piel. No quería por ese momento seguir discutiendo y hacer en serio un pleito. Sintió que la puerta fue abierta y se cubrió la cabeza.

—¿Piensas dormir acá esta noche? —Dijo Viktor que también estaba desnudo.

—Sí, te agradezco que lo entiendas.

Viktor cerró la puerta y se fue. O eso pareció. Uno o tal vez dos minutos después Yuuri escuchó que la puerta de nuevo fue abierta, pero eso no fue lo sorprendente, lo realmente increíble fue que sintió que Viktor se acomodaba junto a él, con una almohada y una colcha que había traído de la habitación.

—Esta colcha es más grande que ese cobertor —Dijo con los ojos cerrados, ya con la cabeza en la almohada dispuesto a dormir. Yuuri enterneció con ese gesto y se acomodó en el pecho de su hombre, no podía pedirle que se fuera, no quería que se fuera. Viktor lo recibió y lo abrazó fuerte, todo lo que pudo. Así entonces los amantes durmieron a la luz de la luna en el piso alfombrado del diminuto estudio del profesor de Historia.

 

 

La mañana anterior y antes que de desatara la discusión entre Viktor y Yuuri, Beka veía como acababan de estabilizar a su amigo en la enfermería de la Universidad, mientras pensaba e intentaba entender qué pudo haberle pasado a Yuuri como para tener semejante ataque de pánico. Creyó que Nikiforov le había dicho o hecho algo, o que quizás de alguna manera se había descubierto lo de Sora. Beka Estaba angustiado, Yuuri se veía muy mal y solo el tranquilizante que una amable enfermera le inyectó pareció hacerle efecto, su respiración se normalizó y la taquicardia se había detenido.

—Por ahora es solo cuestión de descanso, sin embargo debería ir con un médico especialista, acá no es mucho lo que podemos hacer —dijo la amable mujer en un muy torpe Inglés, pero fue suficiente para que Beka entendiera. La enfermera se fue y los dejó solos, mientras Yuuri que parecía soñoliento le miraba con una sonrisa.

—Yuuri qué demonios fue lo que pasó, casi me matas del susto y es en serio—. Hizo una pausa para acercar una silla y sentarse junto a la cama —¿Pasó algo con tu amante? ¿Te hizo algo?

—Para nada Beka —respondió Yuuri en voz baja y pausada —pasó algo que… ni tú podrías creerme y que aún en este momento espero que sea mentira…

—Mira Yuuri cualquier cosa que me digas voy a creerla y solo porque parece que todas las cosas inauditas te suceden a ti. Así que dime que pudo ser tan impactante como para que llegaras a este estado lamentable.

—Mi ex amante el canadiense, está acá en esta Universidad.

Beka movió la cabeza y abrió los ojos en señal de total sorpresa y desconcierto. Así se quedó varios segundos hasta que miró a la ventana y luego volvió a mirar a Yuuri para intentar entender mejor esas palabras en su cabeza. «El canadiense» era como Yuuri siempre se refería a ese hombre que lo había roto de manera tan tremenda, y de quien no pensaba jamás poderse recuperar. Ese por el que muchas noches rodó sin destino esperando la gentil muerte en las esquinas. El mismo por el que salió huyendo de Estados Unidos, para terminar en Rusia, lo más lejos que las directivas lo pudieron enviar. Yuuri nunca pronunciaba su nombre, al parecer le dolía muchísimo en los labios. Beka miró a Yuuri y en un rápido análisis lógico, supuso que no era tan descabellado que ese hombre fuera a parar a Rusia, después de todo fue colega de Yuuri, era fácil dar con su paradero y hacerse enviar al mismo sitio. El profesor de Matemáticas se llevó la mano a la frente y la friccionó un poco con sus dedos, como si con eso la idea le entrara más fácil. Finalmente miró a Yuuri con algo de pesar.

—¿Estás seguro de que era ese canadiense? ¿No pudiste haberte confundido?

—Eso hubiera querido pero era él Beka, Jean Jacques Leroy… está acá y ahora todo se acabó… —Un par de lágrimas le rodaron por el rostro a Yuuri. Las limpió todo lo rápido que pudo y viró su cabeza para no ver a Otabek.

—No entiendo a qué te refieres con eso que todo acabó. Hasta donde yo tengo entendido ese idiota te rompió el corazón, tú saliste corriendo de Estados Unidos y terminaste acá, todo está acabado desde hace casi dos años, así que eso de «se acabó» no termino de comprenderlo.

—Viktor, a eso me refiero, en cuanto se entere seguro va a terminar conmigo.

—Yuuri Katsuki, es increíble que le tengas tan poca fe a tu relación con Nikiforov. Él ha hecho cosas que ni por mi imaginación pasaron, ¡incluso ahora vives con él! … Espera… ¿Tú no le has hablado de ese hombre a Nikiforov?

—La verdad no he tenido oportunidad de hacerlo…

—¡Ja! —Dijo de manera irónica y muy fuerte —Me imagino que como no paran de cogerse, el tiempo es apenas para descansar ¿me equivoco? —Yuuri rió un poco, aún se encontraba algo aletargado, sin embargo sabía que dejó pasar mucho tiempo para contarle su historia a su amante. —Sin embargo no sé cómo podrá tomarlo; si se entera en este instante puede entrar en un ataque de ira y eso sería muy malo para todos. Hoy es viernes, las clases formales comienzan el lunes, yo creo que lo mejor será que esperes y le cuentes toda la historia este fin de semana, lejos del campus. Podrá tener tiempo de asimilarlo… Dios, no puedo ni imaginar cómo puede tomarlo, o su violenta reacción.

—No creo que me ame tanto como para que me haga algo malo a mí o a JJ —Dijo Yuuri incorporándose y poniéndose sus lentes —Seguro no querrá problemas y termine…

—Cállate Yuuri y deja tu drama. Eres el casi esposo de ese hombre, por supuesto que le importa todo lo que te pase, es más, estoy seguro que está allá afuera esperando que yo salga para poder entrar. Así que estupideces como esas que quizás te deje, o que todo se acabó están de más. Es un problema no lo niego, pero tendrán que hablarlo, solucionarlo y aprender a convivir con eso. Además, no entiendo por qué tu preocupación, parece que no es solo por tu amante, ¿acaso sentiste «algo» cuando viste al tal Leroy? ¿Se removió algún sentimiento?

Yuuri lo miró con una sonrisa algo distante y le dijo que en lo único y en lo primero que pensó al ver a JJ y al escuchar su voz llamándolo, fue en Viktor. Pensó que ya no lo vería, que ya no podría vivir con él, que todo ese mundo pequeño que empezaban a construir y que era solo de los dos, se venía abajo. No pensó en Leroy ni por un segundo, todo lo que tenía en su cabeza era a Viktor Nikiforov y la idea de perderlo le hizo entrar en pánico.

Beka le insistió en que le contara todo pero no en ese momento. Yuuri le sonrió como si con ese gesto tranquilizara a su amigo, pero solo lo angustió más. Se empezaron a escuchar muchos murmullos en el pasillo afuera de la enfermería. Beka salió y se encontró de frente con muchos curiosos que querían saber cómo se encontraba el profesor Katsuki, algunos realmente preocupados. Y lo vio, no tenía que ser un genio para saber quién eraJJ, pues fue al único que no reconoció. Y al otro costado algo alejado quizás intentado disimular, estaba Viktor Nikiforov. Beka lo miró y movió la cabeza, cosa que Viktor entendió a la perfección.

—Puedo decirles que ahora el profesor Katsuki necesita descanso. Está profundo y está bien, va a estar muy complacido al saber que todos ustedes estaban preocupados por él.

—¿Podemos verlo, aunque sea un momento? —El que preguntaba no era otro que Leroy. Viktor lo miró con extrañeza, no entendía como un desconocido estaba tan preocupado por su Yuuri.

—Como le digo… por ahora está profundo pero tendrá mucho tiempo luego para hablar con él… ¿Usted es…? —Preguntó Beka fingiendo un poco y confirmando sus sospechas.

—Disculpe mi educación, mi nombre es Jean Jacques Leroy, el nuevo profesor de Historia del Arte, puede llamarme JJ, así me conocen todos—. Y todo lo que dijo lo hizo en medio de un entusiasmo y una alegría muy contagiosa. Tenía una expresión algo arrogante, pero no le faltaba nunca una sonrisa. Era joven, no más de veintisiete años, tenía los ojos claros, el cabello oscuro, de facciones finas y muy atractivo a la vista. Era alto, de manos amplias y de voz llamativa.

Beka les dio de nuevo las gracias a todos y les recordó la reunión que tendrían en unos minutos en el auditorio de maestros. Empezaron a retirarse, incluso Viktor fingió que se iba con Chris, para luego cuando vio el pasillo solo, regresar a toda prisa a la enfermería. Entró y encontró a Yuuri aún soñoliento, pero con una enorme sonrisa para recibirlo.

—Yuuri… —Dijo casi en un susurro Viktor —¿Qué fue lo que te pasó?

—Lo siento si te preocupé, en serio… tuve un ataque de pánico…

—¿Cómo? ¿Por qué lo tuviste? Debes explicarme un poco mejor, nos diste un susto tremendo a todos, y también me sorprendió mucho que llamaras a tu amiguito… —Yuuri rió un poco con la aparente escena de celos.

—Creo que hubieran sospechado algo, si te llamaba a ti, cuando se supone que te caigo muy pero muy mal. —Viktor sonrió un tanto, sabía que esa era la imagen que debían seguir manteniendo —. Sin embargo, hay algo muy importante que debemos hablar, pero quisiera que fuera luego de salir de acá ¿Te parece?

—Tiene que ver con lo que te pasó ahora ¿Verdad? ¿Quizás con ese nuevo profesor, Leroy? —Yuuri abrió muchísimo los ojos. Viktor no era ningún tonto y por supuesto que se había dado cuenta que algo inusual pasaba con ese hombre, sin embargo ni siquiera se imaginaba que Leroy fuera ese ex amante que le hizo tanto daño a Yuuri. No tenía idea de lo que su amante tenía que contarle.

Yuuri se incorporó y le dijo que era hora de ir a la reunión a la que estaban citados. Viktor le insistió mucho para que se quedara descansando, que si quería podía hacerle una transmisión en vivo, pero el terco muchacho de cabellos de noche no quiso escuchar. Sintió que era hora de empezar a confrontar al monstruo, no quería esconderse, ya se había mostrado débil con ese ataque de pánico, no podría evitarlo para siempre y ese era el momento de comenzar.

Salieron juntos y así mismo llegaron al salón de reuniones. Viktor entró como siempre con su cara de pocos amigos y Yuuri se dirigió directo junto a Beka. Frente a él al otro lado del salón, estaba JJ, que no dejaba de verlo, con algo de angustia. Y Yuuri que sentía la poderosa mirada sobre sí, levantó la cabeza y lo miró de frente, suspiró un poco y con un gesto moviendo la cabeza lo saludó. JJ estaba sorprendido con la frialdad de esa mirada.

—Queridos maestros, empieza otra jornada de estudios y la Universidad está muy feliz de tenerlo acá, tanto a los antiguos como a los nuevos profesores —Quien hablaba no era otro que el director de la Universidad. Un hombre alto de aspecto intimidante, que parecía más un militar. Viktor pensó a que a un hombre así era a quien debían llamarlo «El General» y no a su padre que siempre tenía una mirada tan gentil. —Espero que nos podamos conocer, y poder trabajar unidos por seguir haciendo de esta Universidad una de las más reconocidas en el mundo. Es un orgullo también que el idioma no haya sido una barrera y así poder contar con tantos excelentes maestros extranjeros. El día de hoy presentaré a dos nuevos educadores que nos acompañarán: El profesor de Historia del Arte en las facultades de Humanidades y Bellas Artes, Jean Jacques Leroy y la nueva profesora de Ballet en la Facultad de Bellas artes y Artes Escénicas Lilia Baranovskaya, es un orgullo para la Universidad contar con ellos ahora—. Se pusieron de pie y Viktor puso más atención al hombre que a su colega de Ballet. Leroy hizo una rápida presentación y con una sonrisa terminó su intervención, muy diferente a la dama altiva y de muchos años encima que al parecer tenía mucho por decir.

—Soy Lilia Baranovskaya como bien lo ha dicho el director. Quiero cambiar por completo como se ha manejado el Ballet en esta Universidad, he visto el programa que trabajaban anteriormente y no se ha direccionado de manera correcta y es por eso que no entiendo cómo es que un patinador puede ser el maestro del programa masculino, ¡debería estar enseñando patinaje a los niños!

—¿Disculpe? —Se escuchó que dijeron desde el otro lado del salón y por supuesto no era otro que Viktor Nikiforov. El aire estaba tenso y empeoraría —Yo soy quien dirige el programa masculino y es cierto, fui patinador artístico profesional, pero eso no me quita méritos para el Ballet en ningún momento, porque ambas profesiones van de la mano y…

—¡Jamás! —Dijo la mujer de figura delgada y postura firme —Usted fue solo patinador y de los mejores existentes claro que sí, pero no fue bailarín. Sé que deben saber danzar, pero para dirigir un programa exclusivo de Ballet se necesita más que eso, no solo enseñar a los hombres a levantar a las bailarinas…

—¡¿Qué es lo que está diciendo señora Baranovskaya? —todos estaban en silencio como presenciando una faena. El director intentó intervenir pero Viktor siguió hablando —Mis muchachos no solo están aprendiendo a levantar a las bailarinas y los reconocimientos que han obtenido hablan por sí mismos, espero que eso también lo haya visto…

—¡Ah por supuesto! Varones que han sido llamados a las compañías de danza que sus amigos dirigen...

—¡¿Qué es lo que está usted insinuando?! —Dijo Viktor levantando la voz y cerrando los puños. Sus ojos se veían furiosos a través de los lentes, dio una mirada rápida a Yuuri que con la mano le pedía que se calmara un poco, e hizo caso.

—Por favor señores vamos a calmarnos—. Dijo el director intentando pacificar el ambiente —Están en esta Universidad y ambos, todos, son un orgullo para las directivas. Madame Baranovskaya, aclararé todas sus dudas con respecto a los programas yo mismo. Por ahora, les agradezco su compañía el día de hoy y les deseo lo mejor en este nuevo semestre. El lunes nos veremos de nuevo, tengan un feliz y tranquilo fin de semana.

Todos empezaron a levantarse de las sillas, pero Viktor y la dama no dejaban de verse. Iba a ser ahora la guerra y Viktor estaba dispuesto a llevarla a donde fuera para demostrar que era un profesional con sus alumnos.

—Viktor por favor, vámonos —le dijo Chris tomándolo de un brazo —no le prestes atención, solo cuando sean las presentaciones mixtas le tendrás que hablar así que por ahora deja todo en paz. Viktor le hizo caso y se sentó un momento. Vio que Yuuri aún no se levantaba y que lo miraba con algo de angustia, así que le envió una sonrisa distante, cosa que hizo que el profesor de Historia se tranquilizara pero de repente Yuuri se levantó y se fue muy rápido sin que Viktor supiera a dónde.

Por supuesto Yuuri quería salir lo más rápido para no tener que hablar con JJ, que afortunadamente fue detenido un poco por el director. Para el hombre de cabellos de noche era más importante hablar primero con su amante, necesitaba descargar su alma con él, para así tener fuerzas suficientes y confrontar a Leroy del todo. Ya el primer paso estaba dado, poder verlo y no temerle, era todo lo que podría hacer al menos ese día. Iba ya por el campus hacia la salida principal cuando sintió vibrar su celular, era un mensaje de Viktor.

«Conozco un lugar a las afuera de la ciudad para cenar y tomar algo. Quiero que vayamos allá para que hablemos de lo que me dijiste. ¿Podrías por favor esperarme en la estación del metro? Llegaré como en veinte minutos. Lo siento por hacerte esperarme, pero el director quiere hablar conmigo, por el disgusto con esa mujer. Gracias.»

Yuuri sonrió y apagó el cel. Beka iba a unos pasos tras él y supo que ese mensaje que estaba leyendo tenía que ser de Nikiforov, solo cuando se trataba de él, los ojos de su amigo brillaban de esa manera. Rogó internamente para que todo le saliera muy bien a Yuuri pues tenía una angustia enorme de la reacción del profesor de Ballet y de la situación que se desencadenaría de ahora en adelante, así que caminó junto a Yuuri a la estación del metro más cercana, lo acompañaría hasta que llegara su amante.

 

 

 

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Con Amor: Yukino.

(*) Fragmento de la canción Nine Crimes de Damien Rice. 

 


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