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La mujer más linda del mundo. por Yukino

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LA MUJER MÁS LINDA DEL MUNDO


Fanfic por Yukino


Viktor x Yuuri


Capítulo 21


«Es el momento equivocado para alguien nuevo...» (*)


 


 


 


Viktor escuchaba atentamente todo lo que Yuuri le estaba contando, sin embargo estaba expectante de sí mismo y su reacción, para cuando su amante de cabellos azabache llegara a ese momento en el que le contaría sobre el momento en que abrió sus piernas para ese idiota.


Estaba muy sorprendido de lo insensible que era en ese momento con los sentimientos de Yuuri y solo podía imaginar lo que hicieron ese par en la cama. Aturdido, se sacudió la cabeza, desvió la mirada un poco y se dio cuenta de la algarabía del lugar. Yuuri aprovechó ese descuido de Viktor para tomar algo más de su cerveza e intentar aclarar su garganta. Viktor entonces volvió la vista a su propia mesa y vio directo a su amante y por primera vez pudo darse cuenta que esos ojos castaños habían perdido su brillo en ese instante, y su corazón tuvo un remezón. Lo tomó por las manos y lo miró con una pequeña sonrisa, todo lo que tuviera que decir lo escucharía y lo haría en serio. Ya no solo se preocuparía por esos momentos de cama, Viktor escucharía a Yuuri con toda la importancia que se merecía.


—En ese momento yo desconocía por completo lo que era el amor, pero creí que lo que JJ me ofrecía se le parecía mucho. Él llegó con esa energía que te envolvía y te arrastraba a sus brazos, siempre tenía algo qué decir de todo, los otros lo odiaban por ser tan arrogante pero a mí eso me caía en gracia. Me prestó la atención que nadie me había dado antes y yo me sentí especial. Me alegraba la vida con que solo me preguntara qué tal noche había pasado. Había un interés especial de su parte para conmigo, pero la verdad yo creía que era solo porque le caía muy bien, o porque necesitaba ayuda con su programa de estudios. Creí que tendría un amigo, uno en el mundo. Sé que piensas que exagero, pero siempre estuve muy solo y quizás es por eso que me aferraba a cualquiera que me mostrara algo de afecto, pero igual terminaba en sus camas regalando mi dignidad. Por fortuna Beka llegó a mi vida, es tan fácil ser autentico junto a él…


—¿Disculpa? ¿Qué tiene que ver Altin en esta conversación? —Preguntó Viktor algo molesto.


—Yo solo quería dejar en claro que con él supe lo que realmente era un amigo que no tenga segundas intenciones o que me engañara para que me acostara con él… en fin, tienes razón me desvié del tema, supongo que lo nombré porque debe estar pensando en mí —. Yuuri rió un poco, y sus ojos volvieron a brillar. Viktor detestó el hecho que pensar en Altin lo pusiera así de feliz pero no podía hacer nada, Yuuri lo adoraba y de alguna manera el hombre de ojos de mar estaba agradecido con el profesor de Matemáticas por haber cuidado de su amante. Pero pensó que ahora era su turno de hacerse cargo de Yuuri.


—Por favor continúa, aún no me dices que fue eso tan malo que pasó.


—Verás Viktor, la aparente amistad cruzó la línea una noche en la biblioteca de la Universidad…


—¡¿Tuvieron sexo en la biblioteca?! —Preguntó Viktor casi atragantándose con su trago, Yuuri se echó a reír ante la escena viendo como su amante cambiaba el color de su rostro a un rojo carmesí. Iba a ser toda una proeza contarle su historia con JJ.


—Nos besamos, en la biblioteca. Pero viendo tu reacción omitiré todo lo que tenga que ver con sexo.


—¡Ah, nada de eso! Me lo contarás todo, quizás no con lujo de detalles —hizo una mueca mientras terminaba de decir aquello —pero siéntete libre de decirme todo. No es fácil para mí escuchar esto, lo sabes, no controlo muy fácil mis celos…


—Viktor… verte así me excita tanto… —La conversación estaba sucediendo a través de los tragos y quizás era mejor así. Los recuerdos dolían aun cuando ya se tenía otra persona al lado con la cual poder disolverlos. Viktor fue ahora el que se echó a reír y le lanzó una mirada provocadora, por ahora y en ese sitio no podía hacer más.


—Por favor Yuuri, continúa— dijo Viktor intentando reencaminar la conversación y darle la seriedad que merecía.


—Bueno, comenzó un romance obviamente secreto, a veces había fugaces besos dentro de la Universidad, pero nuestros encuentro siempre fueron en un hotel muy lejos de cada uno de nuestros departamentos. Yo lo invité muchas veces pero él se negaba diciendo que nadie cercano podía reconocernos, era una tontería, nadie podía saber qué haríamos dentro del departamento… en fin, mi primera vez con él fue limitarme a ponerme en cuatro y esperar que entrara… no hubo romance, no hubo erotismo alguno, ni siquiera me tocó mi cuerpo para excitarme, solo me posé y ya. Y así fue siempre, cuando intentaba darme la vuelta enfurecía diciéndome que no quería verme a la cara. No entendía su reacción, pero me di cuenta que era la de alguien que se negaba a aceptar que le gustaba otro de su mismo sexo, y yo lo aceptaba todo porque era un idiota y porque fuera de la cama, él era lo que yo siempre había querido. Un hombre gentil, gracioso, incluso romántico. Pero la intimidad era un asco, todo conmigo le producía molestia, aun así yo me aferré a eso, con la convicción de que algún día él cambiaría. Que si bien debíamos llevar todo en secreto, en la intimidad en algún momento él me desearía completo. No tuve tiempo de saberlo.


—¿Hubieras querido que así resultara, que todo con él fuera perfecto? —Preguntó Viktor con la voz algo apagada.


—Claro que sí Viktor, en ese momento era lo que más deseaba, sentirme amado por completo. Yo hubiera querido que la relación con JJ hubiese sido de cuentos de hadas, de esperanza y amor. Pero no resultó—. Viktor no supo como sentirse ante aquello, pero supuso que era lo mismo que sentía él antes que Marco se fuera. Quería una vida perfecta y feliz, sin que importara nada, pero la realidad era muy diferente. Vio a Yuuri y esa mirada llena de angustia le atravesó de dolor el pecho y supo que ya ambos la habían pasado muy mal, que estuvieron muy rotos y que difícilmente pudieron repararse, y que aún las grietas eran visibles.


—Por favor sigue, prometo no interrumpir más—. Yuuri le vio con una sonrisa distante mientras asentía con su cabeza.


—Ya voy a terminar de todos modos, esta historia no tiene nada de especial ni diferente… es una mala historia más. Ya culminando mi carrera presenté una tesis que gustó muchísimo en la facultad, me ofrecieron entonces una oportunidad para ejercer como docente en una Universidad en el extranjero dado mis altas calificaciones y prácticas. Luego de eso, podría volver por un cargo superior en los Estados Unidos, mi meta es ser decano, creo que te lo comenté. Ya todo estaba listo y la verdad me iban a enviar a Alemania, yo domino un poco el idioma. —Yuuri calló por largo rato, Viktor solo veía como parecían agolparse todos los recuerdos malos en su cabeza y llevarlo a esos momentos en que seguro sufrió tanto. No podía siquiera imaginar lo que iba a decirle, pero oró para sus adentros que no involucrara una muerte como en su propia historia, la muerte era el punto final de cualquier esperanza.


—Si lo deseas podemos dejar hasta acá… no es necesario que…


—Oh no… yo deseo continuar— Interrumpió Yuuri algo triste—. Discúlpame si divago un tanto, yo pensé que no iba a desenterrar esto más, se suponía que estaba lo suficientemente lejos de él, se suponía que iba a regresar cuando ya fuera lo suficientemente fuerte, pero ¡maldita sea!, nada me sale como lo deseo. Perdón Viktor pero déjame continuar. Solo queda resumir lo que pasó: Unas fotos de nosotros en las que yo le daba un beso mientras lo abrazaba por el cuello, se filtraron hasta la oficina del rector. No se hizo un escándalo mayor afortunadamente pero mi traslado al extranjero se vio en problemas. Por supuesto yo fui a hablar e intentar aclarar las cosas, pero cuando estaba frente al comité disciplinario… ellos me dijeron que el profesor Leroy había puesto una queja contra mí, por acoso… —Yuuri no pudo contener las lágrimas, mientras Viktor no se creía lo que escuchaba —Negó cualquier tipo de vínculo conmigo y puso esa denuncia. Yo sentí que en ese momento mi vida carecía de sentido, lo perdí todo en segundos, todo. Por supuesto el comité decidió expulsarme, pero el director de carrera, quién había asesorado mi tesis, creía en mí e intercedió por una oportunidad más. El rector vio mi gran trabajo y lo apreció, sin embargo el resto del comité estaba aprensivo, me veían como un pervertido. El director de carrera me dijo que mi viaje a Alemania estaba cancelado, pero que en Rusia, en San Petersburgo había una vacante, que su gran amigo era decano y que podía venir… no lo pensé dos veces en aceptar. No pasó ni una semana en que todo se resolviera y yo estuviera en un avión rumbo hacia acá. En ese corto lapso, él nunca intentó contactarme, ni aclarar nada por mucho que yo lo busqué. Lo único que supe es que había pedido unas vacaciones… mientras yo empacaba maletas teniendo cuidado de no pisar los pedazos de mi alma, que estaban por todas partes por donde caminaba…


Yuuri no pudo contener más el llanto y se refugió en sus propios brazos, la gente empezaba a verlo con curiosidad y algo de pesar. Viktor se levantó de su asiento y se hizo junto a él para abrazarlo, en ese momento debía sentir que no estaba solo. Yuuri algo llevado por el alcohol, lo abrazó y lloró un poco más. En ese momento había un aire de compasión por esa pareja de «amigos» que seguro pasaban un mal momento.


El amante con ojos de océano pagó la cuenta y salió de ahí junto con su Yuuri, que estaba ya mucho más calmado. Hablar de su historia con ese que tanto amaba le había liberado un poco de la carga al hombre del Japón, sin embargo algo no le permitía estar en paz consigo mismo, y ese algo era Sora. Parecía el momento perfecto para ser honesto y decirle la verdad de la locura que había cometido, quizás la reacción no fuera tan dura… pero no pudo. Sintió que hablar de ella era la ventana abierta para que su amante lo lanzara y muriera; Viktor en ese momento estaba compasivo, pero no podría con algo así. Recordó entonces las palabras de Otabek —La verdad lo humillaría—… y bajo ninguna circunstancia permitiría que su hombre de cabellos de luna saliera lastimado.


 


 


*******


 


 


La mañana entraba por la ventana del estudio que Yuuri tenía en el apartamento de su hombre hermoso. El muchacho de cabello negro no se despertó precisamente porque el sol le diera en el rostro o algo parecido, lo despertó un pequeño ronquido que supo provenía de su amante. Viró la cabeza y vio a Viktor desparramado en la alfombra apenas un poco cubierto con la colcha que él mismo había llevado. Yuuri sonrió un poco y le llenó de alegría el verlo ahí, incluso después de ese pequeño pleito.


Con todo el cuidado que pudo se levantó, no sin antes cubrir de nuevo a su hombre, ese de ojos preciosos como el mar. Fue directo a la habitación y se dio una ducha. Cuando salía del baño se llevó el susto de la vida pues Viktor con mala cara, estaba desnudo en la puerta del baño esperando que saliera. Yuuri se hizo a un lado y Viktor se miró al espejo haciendo una mueca.


—Dios, menos mal hoy es día de descanso, parece que estuve muerto por una semana —dijo el de cabellos cenizos lavándose un poco el rostro—, además la cabeza me está matando.


—Me vestiré y haré un poco de café —respondió Yuuri sonriendo mientras se ponía la ropa


—Te lo voy a agradecer mucho —Yuuri sonrió y vio como Viktor empezaba a bañarse, cosa que para él en ese momento era muy erótica. Quiso ir a la ducha con él, pero no sabía en ese momento en qué punto de molestos estaban.


Lo cierto es que no había ni un grano de café. Yuuri entonces comenzó a preparar el desayuno que para la hora sería casi un almuerzo. Viktor salió vestido con ropa deportiva y se sentó en la mesa agradecido igualmente por el desayuno. Yuuri estaba comentando que debían mercar y fue entonces que de la nada, sin que nadie ni en un millón de años pudiera predecirlo, el profesor de Ballet soltó una pregunta que rompió todo pensamiento o supuesto en ese momento, para cualquiera.


—¿Te casarías conmigo? —Eso fue todo. Yuuri viró a verlo con la boca y los ojos muy abiertos, dudando mucho de lo que acababa de escuchar. Viktor miraba a la mesa, dado vueltas con sus dedos al vaso con el jugo de naranja. Levantó su vista zafirina y miró a Yuuri que obviamente estaba petrificado con la pregunta.


Y la reacción del hombre de ojos sesgados fue aún mucho más inesperada que la pregunta; se echó a reír de manera tan escandalosa que sorprendió a su amante, parecía una foca, muy seguramente había aprendido a reír así de Otabek. Llegaron a ser tan profundas sus carcajadas que las lágrimas de auténtica diversión se le deslizaron por las mejillas, cosa que molestó mucho al hombre que proponía matrimonio.


—¡¿Qué demonios es tan gracioso?! Es en serio…


—Viktor por favor… —dijo Yuuri intentando calmarse— llevamos viviendo juntos hace apenas dos semanas, parecemos más roomates que una pareja, ni siquiera sé cuál es el papel sanitario de tu preferencia —carcajeó un poco más y prosiguió —Viktor, no puedes pretender que para que estés tranquilo en cuanto a mi situación, casarnos sea la solución. Tienes que confiar en mí, solo eso. Tienes que confiar en que soy tuyo bajo cualquier circunstancia. Tuyo total y completamente.


Viktor sintió que ese «tuyo» le recorrió el cuerpo entero en un desfogue de electricidad. Por supuesto Yuuri tenía toda la razón en lo que decía, sin embargo muy profundo en su corazón la idea no le era tan descabellada. Quizás en un futuro muy lejos de Rusia pudiera casarse con él. Y se sorprendió mucho de su propio pensamiento. Se suponía que su vida giraba en torno a buscar una mujer para formar una familia, y lo más cercano a eso estaba ahí de pie acabando de lavar trastes, con unas piernas hermosas y con su cuerpo de hombre que adoraba. Y tuvo miedo. Él había jurado que tenía que llevar su vida dentro de lo aceptable para no sufrir, pero ese muchachito japonés le había revuelto la vida.


—Viktor —escuchar su nombre lo sacó de inmediato de sus pensamientos —es en serio, tenemos que hablar de la parte no romántica de vivir juntos, se acaba la comida, vi que llegaron algunos recibos próximos a pagar y además no sé cuánto debo aportar a la renta…


—Yo no pago renta, este departamento es mío… —Yuuri se sorprendió mucho al saber aquello—, y está bien hablaremos de eso más tarde, por ahora necesito pedirte un favor, verás, el director ayer me dijo que debía subir mi plan de estudios en el área específica de cada carrera, ya hice el texto pero no puedo subirlo a esa estúpida plataforma, necesito tu ayuda por favor.


Yuuri sintió una tremenda ternura cuando escuchó eso. Sacó su laptop del pequeño estudio y se acomodó en la mesa junto con su amante a hacer el trabajo de la Universidad. El ambiente era tranquilo, a pesar de la loca propuesta de matrimonio y de que el lunes Yuuri tendría que enfrentar uno de los peores monstruos de su vida y no tenía idea cómo. Por ahora la preocupación se centraba en subir los informes y comprar víveres y café, mucho café.


Viktor un tanto estresado por no entender la aplicación salió del apartamento a comprar algo de comer. Yuuri se sonrió feliz mientras intentaba ayudar a reescribir todo lo que Viktor había trabajado, directamente en el programa. Le encantaba lo que transcribía, pues conocía todos los términos propios del Ballet. Sabía que lo que se venía pierna arriba para los alumnos de Viktor no era para nada fácil.


Escuchó que tocaron la puerta y supuso que su amante había olvidado las llaves. Se sonrió, se levantó despacio y abrió la puerta en igual tranquilidad; pero tras esta no estaba su hombre de cabellos cenizos, tras esta estaba una dama hermosísima, de cabellos tan negros como los suyos, de ojos centellantes y que despedía un olor exquisito. Manini había llegado a visitar a su hijo.


Empezó a hablar en ruso pero Yuuri no entendía nada, entonces la dama preciosa de mirada muy severa le preguntó si hablaba inglés y al ver la respuesta positiva de Yuuri sonrió y comenzó la conversación.


—Hola, soy la madre de Viktor Nikiforov, pero creo que me he equivocado de departamento…


—¡Oh no! No se ha equivocado, este es su departamento, por favor siga —Mientras Yuuri cerraba la puerta sintió que el universo se lo tragaba. La mirada de esa dama era intimidante, aunque tratara de no parecer así—. El profesor Nikiforov salió un momento a comprar algo de café, yo soy Yuuri Katsuki, colega de su hijo en la Universidad.


—Mucho gusto muchacho… yo soy… bueno todos me conocen como Manini —la mujer extendió la mano pero Yuuri prefirió hacer la venia tradicional de su país para saludarla. Por supuesto eso le encantó a la mujer, ella estaba para ser reverenciada.


Yuuri estaba temblando pero lo disimulaba muy bien bajo sus lentes y su sonrisa complaciente. La dama empezó a preguntar mil cosas bajo una aparente calma y curiosidad propia de una madre, a lo que Yuuri siempre respondió con mucha tranquilidad, le contó que estaba ahí por que debían trabajar en la plataforma de la Universidad y subir un programa de estudios que se complementaran entre sus facultades, y fue ahí cuando le contó que él era profesor de Historia.


—¿Historia? Vaya… —Yuuri tembló ante lo que dijo, sin entender por qué. El sonido de los imponentes tacones de Manini le taladraba el pecho, como si sintiera puñaladas, y el pánico se incrementó cuando la mujer se acercó peligrosamente al pasillo tras la cocina, si descubría el estudio no tendría que hacer mayores conclusiones y sabría que él vivía ahí, y entonces… todo terminaría. Pero en ese afortunado momento la puerta principal se abrió y Viktor entró con su mirada de pocos amigos, fingiendo total sorpresa al ver a su madrasta, a pesar que había percibido su perfume por todo el edificio.


—¡Viktor, mi niño! ¿Cómo has estado? Ni siquiera una llamada me has dado después que dejaste la mansión, ¿tan mal te sentiste?


—Manini que alegría verte —Viktor la abrazó y la mirada de ambos se dirigió directo a Yuuri quien se ponía una chaqueta y guardaba su laptop en su morral que afortunadamente había dejado en la sala.


—Profesor Nikiforov, si no le molesta terminaremos el día lunes con esto, tenga un feliz fin de semana. Señora Nikiforov, para usted también un muy feliz fin de semana, un placer conocerla—. Yuuri salió del lugar casi corriendo, mientras Viktor le veía con indiferencia, pero estaba tan aterrado como su amante.


El profesor de Historia salió del lugar y vio la limusina que seguramente era de Manini. sin saber a dónde ir dio la vuelta a la manzana como si de dirigiera a una entrada del metro pero se refugió en un pequeño café que había ahí cerca. No sabía que hacer, temblaba, la mirada de la dama producía muchísimo miedo así no fuera a propósito. Había algo en ella que definitivamente lo asustaba mucho. Y se sintió muy triste a la vez. Estaba ahí escondido, como siempre lo había estado, con miedo y con esa enorme sensación de nostalgia que siempre lo había acompañado.


Parecía que su vida siempre iba a ser así, de momentos furtivos, de ser el que tenía que huir aunque nada malo hubiera hecho. Su móvil empezó a sonar, era Viktor que seguramente le iba a decir que Manini ya había salido del lugar. Sin embargo no atendió esa llamada, por primera vez en mucho tiempo quería estar solo.


 


 


 


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Con amor: Yukino.


(*) Fragmento de la canción Nine Crimes de Damien Rice


 


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