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La mujer más linda del mundo. por Yukino

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Notas del capitulo:

Gracias a quienes leen esta historia. 

 

Yukino. 

LA MUJER MÁS LINDA DEL MUNDO


Fanfic por Yukino


Viktor x Yuuri


Capítulo 6.


 


“Déjame afuera con la basura, esto no es lo que hago…”(*)


 


 


 


La semana que había comenzado como una cualquiera, sorprendió a Yuuri cuando al abrir su casillero una moneda dorada cayó al piso. Miró por doquier y no sabía de qué podía tratarse, la recogió y se dio cuenta que era una moneda de chocolate. Empezó de nuevo a ver a todos lados del salón de profesores y vio a Viktor, con la cabeza abajo leyendo unas hojas, pero con el brazo libre apoyado en el escritorio, y entre sus dedos una moneda igual. Era la sutil manera de indicarle que era un regalo suyo. Más de lo que pudiera esperar jamás en la vida. Y sonrió. La miró en la palma de su mano, como si se tratara de un tesoro real, pero de también tuvo que ver cómo le era arrebatada con brusquedad.


—Perfecto, me encantan estos chocolates —Dijo Otabek muy feliz, destapándolo sin la menor delicadeza y comiéndoselo de un tirón — ¿Tienes más?  —Yuuri a penas si podía procesar todo aquello, tenía la boca abierta y miraba a Otabek con ganas de matarlo.


 


— ¡Era un regalo imbécil! —Dijo intentando bajar la voz, pero muy molesto —Al menos dame el papel, voy a guardarlo de recuerdo —Otabek riendo le devolvió el papel metalizado hecho ya bolita. Yuuri empezó con esmero a desarrugarlo.


 


— ¿Un regalo? Tienes una admiradora… o quizás admirador. ¿Podría tratarse de Nikiforov? —Y Beka se echó a reír como una foca. Yuuri le miraba con fastidio, lo poco que pudo desarrugar lo guardó con mucho cuidado en su billetera. Viró a ver y Viktor ya no estaba, esperaba que no hubiera sido testigo de nada de lo que pasó.


 


Beka que claro ignoraba todo aquello, quedó de pasar esa noche al departamento de Yuuri para ver unas películas y atiborrarse de cerveza y palomitas. Era su inusual plan de los lunes, ya que los martes ambos entraban hasta después del medio día a dar clases. Yuuri le dijo que lo esperaba con gusto, pero hasta después de las nueve de la noche. Beka torció un poco el gesto.


 


—Hoy es el día de la otra cita ¿verdad? —Yuuri respondió positivamente con la cabeza, algo apenado. Beka le dio un golpecito en la espalda y le dijo que se verían esa noche. Salió de ahí a la primera clase del día. Yuuri aún tendría que esperar una hora más para iniciar su jornada. Se sentó tranquilo en su puesto a revisar sus apuntes, y fue cuando su celular empezó a vibrar escandaloso, eran mensajes de Whatsapp en los cuales le hacían el reclamo del porqué demonios había permitido que otro se comiera el chocolate. Yuuri buscó al autor pero no estaba, al menos a los alrededores. Otro mensaje más que en cuanto pudiera fuera al baño de los hombres del primer piso de la torre dos, que por ahora sólo estaba habilitado para maestros. Yuuri rápidamente organizó los papeles sobre su escritorio y salió corriendo al dichoso baño. Los pasillos estaban casi desiertos, la gran mayoría estaba en la clase de su primera hora.


 


Corriendo por las escaleras llegó al sitio pero al parecer no había nadie. De repente sintió un jalonazo de su brazo derecho que lo precipitó luego a una pared donde fue acorralado por un cuerpo más alto que él y que olía a gloria. No pudo decir una palabra por que fue callado con unos labios suaves y calientes que le empezaron a devorar con ansias y a apoderarse de todos sus deseos. Levantó los brazos y rodeó el cuello del invasor que lo estrechó hacia sí por la cintura. Había sido al parecer un fin de semana muy largo sin él. Por fin lentamente se separó el más alto y en su cara estaba la expresión de reclamo.


—Viktor, Otabek lo hizo mientras yo estaba desprevenido, no te molestes por eso… —Dijo entrecortado Yuuri aún intentando recuperarse del beso —Es un tonto… como sea gracias, me sorprendió mucho ese chocolate.


 


—Le tienes demasiada confianza a ese hombre. No pareciera que tuvieran sólo una relación de amigos —Viktor Cruzó los brazos y se recostó en una pared. Vestía ropa muy formal, un gabán gris que resaltaba su perfecto cuerpo.


 


—Es mi amigo, el mejor de mis amigos. No tienes por qué preocuparte por nada, si acaso te refieres a otra cosa.


— ¿Tienes tiempo esta noche, quizás después de las nueve? Para charlar un rato… —Viktor habló intentando desviar la conversación para no sonar como el celoso paranoico que era. Con Yuuri el ‘Noviazgo’ no llegaría a nada al fin y al cabo y sonar de esa manera en ese juego de adolescentes no era conveniente.


 


—Lo siento, después de las nueve Beka irá a mi casa para ver unas películas —Y Yuuri también hacía lo suyo. A pesar de estar desesperado por la relación con Viktor, sabía que mostrarse ansioso y vulnerable como esa noche no era conveniente. Viktor cambió a su rostro adusto de siempre y viró su cabeza molesto — ¿Y por qué no antes de las nueve? Estoy libre casi que toda la tarde y sé que tú también —Agregó Yuuri.


 


—Antes… tengo una cita.


 


—Vaya, y aún así te atreves a reclamarme —Con el descaro y el cinismo de quien sabía la verdad, Yuuri cruzó los brazos sabiendo muy bien que era parte de esa cita.


Viktor se sintió un poco mal, sabía que ese doble juego no era correcto, pero ni por la cabeza le pasaba la entramada situación que Yuuri estaba llevando.


 


 


No se habían hablado ni sábado ni domingo. Ese viernes después de pactar su noviazgo, entraron a un bar muy cerca del campus, y bebieron como cualquier par de amigos. Incluso se encontraron con algunos colegas y alumnos que se les unieron alegres. Viktor por primera vez en mucho tiempo lucía tranquilo. Al salir intercambiaron números de celular casi que sin darse cuenta y sólo hasta ese lunes, Viktor lo uso para mandarle un mensaje.


Todo ese fin de semana se devanó los sesos intentando entender a qué estaba jugando con Katsuki, en qué momento todo se le salió de control y terminó con desespero confesando algo de lo que sentía. Estar cerca de ese hombre lo llenaba de incertidumbre y deseo, cosa que jamás había experimentado antes, y de no ser porque lo encontró esa noche en su estudio, quizás nada hubiera pasado y seguiría siendo a penas una duda en su alma. Pero se había perdido en esos labios ardientes y en ese cabello de azabache. Sentirlo cerca y aspirar su aroma era lo mejor que le había pasado en mucho del tiempo que llevaba como docente. Y se planteó todos los escenarios posibles con él, pero al final ninguno era el correcto según su criterio. No podía imaginar un futuro lejano con Yuuri, no podía aceptar que quizás pudieran llegar a ser una pareja del común, no al menos en su país tan complicado en ese tema; y de nuevo llegaba la culpa, esa espada que se enterraba en su espalda sin piedad. Estar con él no era correcto, debía estar con una mujer, una con la que haría una familia feliz. Eso era lo aceptadp, eso era lo que creía deseaba.


 


 


La tarde llegó y Otabek sin nada que hacer se dirigió al departamento de Yuuri; si no estaba pues lo esperaría, al fin y al cabo tenía una llave. Llevaba una película de comedia, ya ese día no quería pensar en nada ni hacer análisis profundos de la vida, sólo quería reír como idiota y punto. Ver películas históricas con Yuuri estaba vetado por que llegaba a ser un verdadero fastidio que siempre señalara las mil imprecisiones que contaban los filmes.


Sin tocar siquiera abrió la puerta, dejó las cosas en la mesita que había en el pasillo de la entrada y se quitó los zapatos. Era un pedido del dueño del sitio y él obedecía. Fue a la pequeña sala y empezó a encender el televisor y escuchó que del cuarto lo empezaban a llamar.


— ¿Yuuri aún no te vas? —Dijo mientras caminaba al cuarto. Abrió la puerta y quería decir algo más, pero no pudo siquiera verlo de frente. Yuuri estaba en la fase final de su transformación. Ya se ponía un poco de labial rojo y algo de perfume. Otabek se sentó en la cama y no pudo evitar estremecerse. Yuuri sintió lo mismo y bajó su cabeza.


 


—Por eso no quería que me vieras de nuevo haciendo esto Beka. La vergüenza más grande es contigo—. Yuuri se sentó junto a él, Beka suspiró un poco, intentando buscar las palabras correctas para decirle.


 


—Yuuri, Es claro que puedes engañarlo fingiendo que eres una mujer, yo mismo ahora no creería que fueras hombre… pero algo malo está pasando dentro de ti. Necesitas ayuda. Cuando todo esto comenzó, de verdad pensé que era una manera de darle un golpe en la arrogancia de Viktor, una broma de un momento y ya. Pero siempre que regresas hay tanto dolor en tu rostro, uno muy injustificado a mi parecer —Beka lo vio a los ojos y lo tomó por las manos — Yuuri no es normal lo que está pasando. No es normal que tu obsesión por este hombre te lleve a esto. Necesitas hablar con un Psicólogo y antes que me digas que no estás loco, no es por eso que lo digo, pero no puedes llegar a manipularlo de esa manera y a degradarte tú, para tener tiempo con él. Sabes que no podrás llegar más lejos que esto. Debes ver a alguien. Debes hacer algo.


 


Y viró a verlo, Sora. La hermosa mujer de ojos castaños y cabello negro hasta los hombros con su flequillo perfecto y sus labios delineados. Con sus piernas largas y torneadas con su nariz exquisita, con las pestañas largas, quizás con algo de exceso de maquillaje. Con esa cintilla en la garganta que sólo hacía que se viera más linda. Beka tuvo que cerrar los ojos antes de caer en la mirada de ella. Porque en ese momento Yuuri no estaba, estaba ella. Y era algo monstruoso.


 


—Hoy es un día importante. Todo podría terminar —Se levantó de repente, asustando un poco a su amigo —Gracias por estar conmigo —Luego salió de allí, a la cita con ese que amaba. Beka se quedó largo rato en la habitación, viendo las cosas de ‘ella’ y él revueltas y ya no supo dónde comenzaba Yuuri y dónde terminaba Sora.


 


 


En el restaurante muy sobrio por supuesto, él ya la estaba esperando. Se alegró mucho de verla, le ayudó con el asiento como todo un caballero. Yuuri estaba algo sorprendido, no había sido Viktor tan amable nunca, se le notaba que estaba feliz. Y por un momento lo odió. Pues eso quería decir que con él no era feliz por completo.


La cena fue normal, una charla tranquila, una comida deliciosa. De alguna manera él estaba muy hablador, cosa sorprendente. Sin que le preguntara nada empezó a contar cosas de su época del patinaje, sus glorias y los bellos recuerdos que le quedaron a partir de esto. Yuuri, o mejor Sora, escuchaba atentamente, complacida y algo curiosa. Preguntaba cosas y él respondía con total tranquilidad.


— ¿Porqué lo dejaste tan pronto? Con 27 años aún se es muy joven para patinar.


 


—La verdad al inicio, sí quería tener un descanso. Preparar nuevas rutinas, mejor pensadas y más sorprendentes. Pero luego algo pasó y ya no pude volver.


 


— ¿Fue cuando te rompieron el corazón? ¿Tanto así fue, como para que lo dejaras todo? —Viktor, quien iba de negro absoluto pero que lucía provocadoramente sensual, la miró sorprendido. Parecía que ella podía leer su mente, más de lo que quería. Sólo movió su cabeza para aceptar lo que ella decía.


 


—No quise regresar. Los patines y yo nos volvimos enemigos. Sin embargo uno de los jurados del comité olímpico de patinaje me contactó y me dijo que si estaba interesado en dictar algunos talleres de ballet en la Universidad. No me pareció tan malo y además el dinero nunca está de más. Les gustó tanto mi trabajo que mis talleres se convirtieron en clases fijas y ahora siempre tengo alumnos. Me han llegado propuestas incluso de iniciar mi propia academia… pero la verdad no quiero complicarme la vida. Quiero trabajar, que me paguen y ya.


 


—Para un hombre que siempre hizo lo que quiso, eso es bastante… pusilánime…


Viktor sintió toda la brutalidad de lo que ella le decía. Simplemente la miró algo molesto por el hecho de haber hablado sin filtro alguno y haberle soltado eso, que le caló los huesos. Pero tenía razón. Ahora su vida giraba en torno a trabajar, recibir su paga y pagar las cuentas, y así en un círculo infinito.


 


—No me parece correcto que me digas eso, cuando no me conoces a profundidad —Dijo Viktor tomando algo del vino que ya estaba servido.


 


—Pero es la verdad ¿no? Ahora, estás buscando lo que para ti es una vida “normal” y por eso hiciste tanta claridad en tu mensaje para conocer chicas, parecía más el anuncio para buscar alguien de servicios del hogar, que otra cosa. Estás ahí atrapado sólo porque crees que eso es lo correcto, lo bien recibido ante los ojos de todos. Quieres simplemente una bonita foto familiar que colgar en tu chimenea, aunque todo sea una farsa.


Y algo por dentro de Viktor explotó. Sora le había dicho de manera visceral lo que nunca quiso escuchar. Y todo era cierto. Él no parecía actuar porque ese fuera su deseo más profundo en la vida, si no porque era lo que no le generaría conflictos. Pero que quisiera eso en lo que había sido tan enfático, no era tan cierto. La vio directo al rostro, y se preguntó cómo ella podría ser tan directa y saber lo que sucedía. Por supuesto él ignoraba que Yuuri estaba tras todo ese maquillaje y que era él quien hablaba intentando hacer que de alguna manera se diera cuenta que buscar una chica, no era lo que más quería, para que al final lo escogiera a él y vivieran el cuento homosexual de hadas. Pero para ninguno era fácil nada. No en Rusia.


Ambos tomaron el vino muy despacio. Luego ella sonrió y le pidió disculpas por hablar tan directamente. Viktor lo tomó muy bien, y le regresó la sonrisa. Luego empezaron de nuevo las conversaciones triviales, la cotidianidad de la vida, lo aburrido de la rutina. La cena por fin terminó y era hora de retirarse. En la calle mientras ambos esperaban su taxi, ella lo miró con mucha seriedad y él sólo creía que se despediría.


—Será mejor que lo dejemos por un tiempo. Ahora debo concentrarme en otras cosas de mi carrera y quizás no pueda atender a citas tan seguido. ¿No te molestará?


 


—Ay por supuesto que no… quizás cuando tengas tiempo nos volveremos a ver — ella sonrió aceptando con la cabeza, pero Viktor sabía que eso era una posible despedida. Y se sintió de nuevo un fracasado. Ella tomó su taxi y él decidió caminar un poco. Parecía entonces que una oportunidad de ser feliz de la manera tradicional se le escapaba de las manos. Seguramente ella vio algo de su horrible pasado reflejado en su rostro y quiso alejarse. De nuevo, otra vez todo salía mal.


Yuuri en cambio, estaba feliz y tranquilo. Ya podría empezar a cumplir la promesa a su mejor amigo y quizás ahora que sabía que Viktor estaba herido, podría ser el perfecto consuelo para ese momento. Sonrió y así de feliz le dio las indicaciones al hombre del taxi. Qué lejos estaba Yuuri de creer que sería un consuelo. La fantasía suya era infinita.


La noche caía fría y silenciosa en toda la ciudad. Así como en los corazones.


 


 


****************


Yukino.


 


 


 


 

Notas finales:

https://www.wattpad.com/story/148058953-la-mujer-m%C3%A1s-linda-del-mundo


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