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Vampire love (Natsu X Gray) por Jessie Inuzuka

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Por fin Gray escucho que el pelirrosa se había dormido, y como si fuera un alma que se desprende se du cuerpo físico, se separo del chico sin despertarlo. 

 

-¿Natsu?.- Encendió un cigarrillo, inhalando. Contemplaba el cuerpo del chico, que la igual que el estaba completamente desnudo. –Serás mío y solo mío.- Gray se mordió el labio inferior, dejando escapar el humo de su boca. –Serás una excelente pareja para toda la eternidad, te estaba esperando. Querido Natsu.-  

 

Gray al igual que Natsu estaba confundió, sabia que si estaba dispuesto a enamorarse de este humano, debía asegurarse de que aquello fuera eterno, ya había tenido bastantes perdidas atreves de los siglos. Pero de algo estaba seguro, estaba atraído por Natsu. 

 

-Tu serás quien decida todo Natsu.- Encendió otro cigarrillo pues había terminado el primero. –Te lo juro, será el camino que tu elijas.- 

 

Gray seguía excitado y con ganas de beber, peor no alcohol, quería aquello que necesitaba para vivir, ¡sangre!, y tener a semejante adonis dormido con su cuello listo para ser mordió solo empeoraba sus deseos, pero quería respetar a Natsu. 

 

Sirvió en una copa de cristal el contenido de una bolsa, y bebió aquel liquido rojo, mientras un hilo de aquello se deslizaba por su mentón. Limpiándolo con su dedo para saborear aquellas gotas de sangre que habían corrido.  

 

Natsu dormía plácidamente sobre aquel cómodo sofá. Poco a poco el pelirrosa despertaba y sus pupilas se adaptaban a la oscuridad de la habitación que era atenuada por ligeros rayos de sol que lograban traspasar las cortinas. 

Lo primero que noto fue su completa desnudes, y el echo de que estaba cobijado, habría pensado que aquello había sido una noche de exceso de copas, pero todo regreso a su mente. 

 

-No esta.- Se refería al pelinegro. -¿Cómo es que ha podido caminar?.- Sonrió satisfecho al recordar lo que había echo anoche. 

 

-¿Gray?.- Grito, pero el pelinegro no apareció. 

 

Se incorporo mostrando toda su masculinidad al aire, recogió su ropa esparcida por el suelo junto a la del pelinegro. Se vistió, y busco su arma que ágilmente había delicado debajo del sofá cuando el pelinegro preparaba los tragos, convenientemente a su alcance por si necesitaba usarla. 

 

-¿En verdad hubiera podido disparar?- Miraba su sagrada arma. –Claro que si.- La coloco en su lugar. 

 

Se disponía a buscar por la casa al chico, pero noto en una mesa algo, aquello era un desayuno perfectamente elaborado, con toda la elegancia del lugar, y a un costado una nota, que Natsu apenas alcanzaba a leer por la oscuridad de la casa. 

 

 

*Natsu, lo de anoche fue increíble. Te observe dormir hasta el amanecer, pero tuve que salir. No me mal interpretes, no estoy huyendo de ti, y lo que hicimos no fue simplemente una noche mas (al menos no para mi), te pido que confíes en mi, y si piensas lo mismo que yo, sabes donde buscarme esta noche.

 

-Gray-

 

PD: He preparado para ti el desayuno, el café esta caliente en la cocina, besos. Te miro esta noche.

 

 -Por supuesto.- Natsu guardo aquella carta en su saco.  –Aunque, ¿Es lo correcto?.- Se cuestiono mirando aquel delicioso almuerzo. Tomo un tenedor la cereza de la rebanada de pastel. 

 

Gray disfrutaba en un sitio aun mas oscuro, donde estaba a salvo de cualquier rayo de sol, de su profundo sueño. Aquello no le agradaba a pesar de que podía estar alerta, básicamente estaba en un tesado de sueño profundo.

 

 

 

Natsu salió de la casa de Gray, no opuso mayor resistencia, no dedico mas de unos minutos a buscar al pelinegro, sabia bien que este debía estar descansando, aria lo que el chico le pedía.

 

-¿Confiar en un vampiro?.- 

 

Sumergido en la cálida agua de la bañera, el tallar su cuerpo, hacia que reviviera las experiencias de la noche, podía sentir las manos de gray recorriendo su cuerpo y podía oler la escancia tan delicada del pelinegro. Aquello sin darse cuenta comenzó a excitarlo poco a poco.

 

 

-¿Esto es enserio?.- Miro su reflejo en el agua. -¿En verdad, voy a traicionar al gremio, por un chico?, ¿Por un vampiro?.- 

 

El conflicto interior comenzaba a crecer en Natsu, lo ponía nervioso pues sabia que fuese cual fuese su decisión lo pondría en problemas. 

 

El día se le fue rápidamente, entre nubes de pensamiento Natsu contemplaba el anochecer y las luces de la ciudad, al perecer esta seria una noche sin luna. 

 

 

 

Gray despertó, siguió su rutina de todas la noches, recordaba lo que había echo con el pelirrosa, el solo recordar cada momento le hacia revivir el placer que sintió. 

 

-El niño es excelente.- Ajusto su corbata. –Logro lo que muchos no pudieron y ni siquiera se dio cuenta.- Se burlaba. 

 

Gray contemplaba aquel sofá que había sido testigo de todo aquello que lo hacia sonreír esta noche.  Se recostó nuevamente sobre el, serrando sus ojos tarando de olfatear la fragancia de Natsu. 

 

-Todo depende de ti Natsu.- 

 

 

 

Gray estaba sonriente en la barra, y aquella no era una sonrisa de superioridad, aquella era una genuina sonrisa. 

 

-Una de la mañana, ¿a que hora planea aparecer el idiota?.- Miraba su reloj, mientras encendía un cigarrillo. 

 

Pero el reloj seguía caminando y por mas que Gray se esforzaba por mirarlo o aspirar su esencia, era inútil Natsu  no estaba.

 

 

Natsu seguía en su departamento con aquella batalla mental. Simplemente no podía, no debía. 

 

-Después de todo es una misión encubierta.- Se animaba a si mismo. –Debo estar cercas de Gray.- 

 

Pero justo cuando encontraba la excusa perfecta para seguir “fingiendo” algo por el pelinegro, la conciencia le ganaba.

 

-No puedo engañarme. No puedo negar que me importa Gray, que en solo una noche a logrado encender algo en mi.- 

 

Comenzó a recordar los gemidos de placer del chico, como rasguñaba su espalda y se aferraba a su pecho, cuando lo envestía, incluso imagino al pelinegro morder su cuello, y eso le pareció excitante.

 

-Eso nunca.- Sobo su cuello para cerciorarse de que este estuviera intacto.

 

Sin darse cuenta, su amigo haya abajo se había despertado por tan suculentas visones que el pelirrosa tenia.

 

-Debo tomar una decisión.- 

 

Bajo su vista hasta toparse con el gran problema que tenia entre sus piernas. Debía darle una solución a aquello, y por que usar su mano cuando tenia un delicioso chico solo para el.

 

-Pero primero debo solucionar esto.- sonrió al imaginar lo que se venia. –Prepárate Gray.-

 

Y sin darse cuenta había tomado su decisión. La cual en realidad ya había tomado, y solo la ratificaba. 

 

 

Gray trataba de convencerse de que lo que sentí ano era nada. Toda una eternidad de vida, de sabiduría ye experiencia no moriría esta noche.

 

-Me da lo mismo. El muy torpe se asusto. Soy demasiado para el.- Trato de restarle importancia y de convencerse que no le importaba.

 

Caminaba rumbo a su casa. Luego de esperar al pelirrosa y de que este no apareciera, decido marcharse. 

 

-Solo una experiencia mas.- Suspiro al no poderse conformar con algo tan simple, debía admitir que Natsu no era una experiencia mas.

 

Llego hasta la puerta de su casa, tarando de ingresar a esta con su aun orgullo en alto. Pero no podía negarlo, el pelirrosa se había ganado su admiración, y quizá con el tiempo algo mas.

 

-A quien engaño, no me vendría mal que ese maldito pelirrosa  estuviera hoy en mi cama.- Dijo suspirando al abrir la puerta.

 

No se dio cuenta, cuando o como, alguien se había colocado detrás de el, muy cercas. Tomándolo por la espalda dejándolo completamente indefenso, o al menos eso parecía.

 

-Pues esta noche tienes suertes, estuve pensando en ti, y vengo muy encendido.- Susurro al oído de Gray. 

 

Aquello provoco que toda la piel de Gray se erizara, y que un frio recorriera su espalda, al mismo tiempo que aquello ya elevaba su temperatura corporal.  

Notas finales:

Otro capitulo.


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