Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Te acompaño a llorar por Mari-Sponge

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Luego de un buen rato intentando pensar en algo para apartar a Kenma de su capitán, los cinco chicos se dieron por vencidos. Cada plan que salía de su cabeza, era aplastado sin piedad por los demás; y lentamente, cada idea, era peor que la anterior. – ¡Por favor! ¡Somos cinco! ¡¿Cómo es posible que no tengamos nada?! –exclamó Oikawa, ya algo desesperado, mientras el resto del equipo miraba extrañado al grupito que no sabían que tanto murmuraban. En algún punto, Kyotani había sugerido golpear a Kuroo, siendo apoyado por Matsukawa. A fin de cuentas, el odio mezclado con desesperación, era lo único que manejaba a ambos chicos. Siendo debidamente callados por Iwaizumi. –Algo se nos ocurrirá –soltó el moreno, antes de mandar a todos a dormir, incluso a su odioso capitán. A pocos les costó trabajo conciliar el sueño. Matsukawa era el más afectado de los cinco, seguido por Kyoutani e Iwaizumi.

A la mañana siguiente, Kentaro e Issei, llegaron al comedor con unas ojeras bastante notables, y a ellos, se les unía la casi ausente presencia del as del Seijo. Aquel trío daba una escena bastante rara, y hasta cierto punto, lamentable. Ni siquiera Kenma sabía que les sucedía. Como la otra vez, los entrenadores colgaron una lista que indicaba la forma en que debían sentarse los chicos, mezclando a todas las escuelas. El pequeño teñido se acercó a Kyoutani, despertándolo de su leve estupor. –Kentaro, nuestra mesa está por allá –llamó el gato, jalando un poco de su camisa. El callado chico, siguió a su amigo, recuperando la actitud amenazante. Y las cosas se complicaron al llegar a la mesa. Tsukishima se encontraba sentado entre Noya y Akaashi. –Oh… parece que nos toca juntos –habló Asahi, tratando de controlar su nerviosismo al ver a Kyoutani acercarse a ellos. Kuroo tomó del brazo a Kenma, obligándolo a sentarse a su lado, provocando que Kentaro gruñera con molestia, sentándose al otro lado del armador. –Tranquilo, Kyotani –la gruesa voz de Matsukawa le dio escalofríos a Kenma, mientras este se sentaba entre Asahi y su compañero de equipo. –Lindo –pensó con pensar Kozume.

Todos en esa mesa, podían sentir la tensión; todos menos Noya, que no dejaba de comer, e insitir a Tsukishima que debía comer más. – ¡Tú también, Kenma! ¡Estás demasiado delgado! –Asahi trataba de entablar alguna conversación con Matsukawa, mientras Kyoutani miraba con odio nada disimulado a Kuroo. –Kentaro, también debes comer –se quejaba con un hilo de voz Kenma, mientras regresaba uno que otro vegetal o trozo de carne, que su amigo le entregaba. –Come, Kenma –ordenó Kuroo, regresando la mirada a Kyoutani. Akaashi solo miraba la escena algo inquieto, mientras Tsukishima no apartaba la mirada de Kuroo y Kozume. El único que se veía relativamente tranquilo, era Matsukawa; comía lentamente, mientras hablaba con Azumane, como si fueran grandes amigos. Pero una cosa era la fachada frente a todos, y otra, sus pensamientos. Más de una vez se encontró imaginándose como sería patear el trasero de ese cuatro ojos; o lo que se sentiría partirle la cara a ese “niño auto-proclamado bonito”. Y se quedó viendo a su plato, como si fuera lo más interesante del mundo. No recordaba cuando había sido la última vez que pensara con tanta violencia… o si alguna vez lo hizo.

A unos metros de ahí, Iwaizumi miraba la mesa de los chicos, cada cierto tiempo, rezando a lo que fuera porque Perro Loco no cometiera alguna estupidez contra esos dos. Generalmente no se preocuparía, pues su inesperado amigo, estaba sentado a su lado; pero Matsukawa se veía demasiado tranquilo, a su parecer. Y eso era más preocupante aún. –Iwaizumi, ¿todo bien? –la voz de Yaku le sacó de sus pensamientos, haciendo que sacudiera la cabeza. –Sí, todo bien –siguió comiendo, tratando de bromear con Konoha. –Hinata, trata de comer bien –recriminó Yaku, limpiando un poco la cara del mencionado, mientras Daichi dejaba escapar un suspiro ante el actuar de su “pequeño cuervo”. –Hey, Yaku –llamó el as del Seijo, no solo llamando la atención del castaño, también la de Kunimi. – ¿Sucede algo, Iwaizumi? –el aludido suspiró un momento, antes de encarar al gato. – ¿Podría… hablar contigo después del desayuno? –el tono empleado por el menor, confundió un poco a Yaku, quien solo asintió. –Claro –añadió luego de un rato.

No tardaron en terminar su desayuno. Los primeros en salir, fueron Iwaizumi y Yaku, quienes hablaban tranquilamente.  – ¿Sucede algo, Iwaizumi? –luego de alejarse lo suficiente del comedor, Yaku se detuvo, mirando fijamente al moreno. –Verás –Hajime comenzó a rascar su nuca, obviamente nervioso. –No se supone que deba decirlo.

– ¿A qué te refieres?

–Se trata sobre Kenma.

– ¿También lo notaste?

–No yo… Matsukawa.

Ambos se quedaron un momento en silencio; Yaku esperando al as del Seijo, Iwaizumi debatiéndose entre sí contarle o no al castaño. A fin de cuentas, el armador confió en Issei, y el moreno confió en ellos. Pero no lograba pensar en algo más para ayudarlos. –Se trata sobre la relación entre tu capitán y tu armador –soltó finalmente, confundiéndose un poco al notar que el castaño no se sorprendía mucho. –Sí, supongo que no somos los únicos que lo notaron –soltó un largo suspiro, mientras se cruzaba de brazos. –Si… no creo que sepas todo.

A pocos metros de ellos, Yamaguchi se escondía detrás de una pared, asomándose de vez en cuando para observar a los mayores. Respiró hondo un par de veces, tratando de darse ánimos para acercarse a ellos. A lo lejos, vio pasar a Tsukishima hablando con Kuroo, y metros atrás de ellos, Kenma caminando cabizbajo. –Perdón Tsukki, pero esto no está nada bien.

El chico se acercó a los mayores, llamando su atención; no tardó mucho en exponerles el problema que le traía preocupado. Tanto como Yaku e Iwaizumi, miraban sorprendidos al pecoso. No tanto por lo que les había contado; más bien, por la postura del rubio respecto a su “intervención” en aquella relación. – ¿Estás seguro de eso, Yamaguchi? –preguntó un alarmado Morisuke, mientras el chico miraba el suelo algo nervioso. –Él… él me lo dijo. Ni si quiera parecía arrepentido de sus palabras –aseguró el menor, sobando su brazo. Por su parte, Iwaizumi estaba temblando de la ira. – ¡Ese maldito! ¡¿Cómo se atreve?! –dio media vuelta, dispuesto a partirle la cara al cuatro ojos, siendo detenido por un buen golpe de parte del más bajo. – ¡Cálmate! No puedes ir como si nada, y partirle la cara a alguien. Además, terminarás siendo sancionado por los entrenadores.

El trío quedó en silencio, mientras Iwaizumi sobaba su espalda, pensando si así se sentía Oikawa al recibir sus golpes. –No puedo intervenir… hasta conocer la versión de Kuroo –añadió, al notar la expresión en los rostros de los otros dos. –Debemos ser objetivos, y no apresurarnos a las cosas –miró con severidad a Iwaizumi, quien solo soltó un bufido. –Bien, lo haremos a tu modo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).