Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Te acompaño a llorar por Mari-Sponge

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Los días pasaban, y Kenma pasaba las tardes charlando de nimiedades con Matsukawa. Este, cada que podía, le preguntaba al menor, cosas sobre él, al tiempo que respondía todas las dudas del teñido, sobre su persona. –Tu capitán parece demasiado serio respecto al volley –habló una tarde el moreno, mirando por el rabillo del ojo a Kenma. –Y eso no es nada –se quejó el armador. –Cada partido dice el mismo discurso vergonzoso de siempre –la mueca en su cara, hizo reír a Issei. – ¿Y cuál es? –preguntó curioso, aguantando las ganas de acariciar las suaves mejillas. –No pienso repetirlo –respondió tajante, mirando con el ceño fruncido al bloqueador. –Bien, bien. No tienes que hacerlo si no quieres –rió un poco, palmeando la cabeza de Kenma. Y se sentía bien. Esa caricia tan familiar, se sentía tan reconfortante, que estrujaba su corazón. Con cierta brusquedad, se apartó del gesto, tallando sus ojos. –Hey, ¿sucede algo, Kenma?

–Nada.

– ¿Seguro? –Issei alargó la mano, tratando de hacer que Kenma le mirara. –Estoy bien –el chico se puso de pie abruptamente, y salió de aquel lugar. –Buenas noches –fue lo último que Matsukawa escuchó, antes de quedarse solo en la azotea. En la breve soledad de la noche, Issei miraba los terrenos de la escuela, preguntándose qué le había hecho al “pequeño gatito” para que reaccionara de esa forma. Mil preguntas cruzaban por su cabeza; y todas, muy lejos de la realidad.

No tardó en bajar a cenar con el resto. A lo lejos, observó como el capitán de Fukurodani, hablaba, más bien, gritaba, al lado de Oikawa. – ¿Eso sufres todos los días? –la voz de Iwaizumi le hizo apartarse un poco, mientras este caminaba al lado del chico bonito de Fukurodani. –Más de lo que me gustaría aceptar –admitió con cansancio mezclado con fastidio. –Y creía que éramos los únicos con un capitán… excéntrico –se unió a la conversación, tomando una charola, y encaminándose a la fila con los morenos. –Podrá sonar un poco ridículo, pero… creo que ustedes tienen mejor suerte que nosotros –admitió Akaashi, mientras las managers de su equipo, asentían al mismo tiempo, sirviéndoles sus raciones de comida. Issei y Hajime se miraron sorprendidos, volviendo la mirada hacia el par de capitanes.

Pero algo más, llamó la atención de Matsukawa. En ese momento, Kenma entraba junto a Kuroo, con sus manos entrelazadas. Por un momento, sintió como si apretaran su pecho, y su actitud despreocupada, se tambaleó un poco. – ¿Ves? Te dije que no pasaba nada entre ellos –la voz de Taketora lo volvió a la realidad. –Insisto en que hay algo raro entre ellos –insistió Fukunaga, sin quitarle la mirada de encima a la pareja. Por un instante, Issei les iba a preguntar de qué hablaban; hasta que el beso entre Kuroo y Kenma, lo dejó todo en claro. Y una vez más, esa opresión se hizo presente. Molesto, se fue a sentar en la mesa más alejada de todas, tratando de ignorar a todo y todos. Se sentía estúpido; actuar de esa forma por alguien a quien acababa de conocer. –Hacen bonita pareja, Tet-chan –la cantarina voz de su capitán, lo sacó de sus pensamientos. Frente a él, un muy nervioso Kenma intentaba rehuir a su mirada. –Gracias –respondió Kuroo con un disfrazado tono de fastidio. Ninguno de los presentes notaba lo que realmente pasaba entre ellos. O más bien, lo que lentamente se rompía y desmoronaba.

***

–No me lo dijiste.

–Nunca preguntaste.

–Es cierto, pero debiste mencionarlo.

–Uno no va por ahí, diciéndole a la gente: “Hey, salgo con mi amigo de la infancia, y capitán de equipo” –y por primera vez en lo que llevaban escondidos, Matsukawa sonrió.

–Está bien. Aunque debo confesar, que me sorprendió mucho –silencio. Sus ojos buscaron el rostro de Kenma, encontrando una expresión de tristeza. –Lo sé. Soy lo opuesto a Kuro, todo el mundo lo dice –soltó de repente, jugando con las mangas de su sudadera. – ¿Cómo alguien como yo, puede salir con alguien como él? –antes de que Issei rebatiera algo, el menor alzó la cabeza, clavando esos iris dorados, en la luna. –Sé que la gente piensa eso. Pero nadie conoce tan bien a Kuro como yo… y nadie me conoce como él –murmuró con la sonrisa más bella que Matsukawa hubiera visto en su vida. – ¿Sucede algo? –preguntó el moreno, luego de varios minutos en silencio. Y sin más, las lágrimas de Kenma comenzaron a fluir sin control. –Mierda –pensó el bloqueador, sin saber qué hacer. Y para gran alivio del mayor, Kenma se abrazó a él, buscando refugio. Por primera vez, en todo ese tiempo, se permitió romperse delante de alguien más.

Las grandes manos de Matsukawa, abrigaron al pequeño, mientras con caricias, trataba de consolarlo. –Él… actúa diferente –habló al fin entre hipidos. –Ya no me busca; siempre que puede, se aleja… mi sola presencia le molesta fuera de la cancha –a cada palabra, la voz se le quebraba un poco más. Y con ella, el corazón de Issei. No sabía que decirle o hacer, pero ver el rostro de Kenma arrasado en lágrimas, le dolía, más de lo que le gustaría admitir. No volvieron a hablar, simplemente se quedaron ahí, abrazados, mientras el único sonido imperante, era el llanto del pequeño gato.

A la mañana siguiente, Matsukawa estuvo más callado de lo usual. Incluso, ignoraba las bromas de Makki hacia Oikawa. Ese día, toda su atención estaba volcada en Kenma, y el capitán del Nekoma. Cada palabra de ánimo, cada palmada de felicitación; en cada contacto amistoso que Kuroo tuviera con el “Pequeño Pudin-chan”, como lo había apodado Oikawa, podía notar como el menor sonreía discretamente. Pero en los descansos era diferente. Su rostro mostraba la indiferencia distintiva del cerebro de Nekoma; y aun así, sus ojos delataban la tristeza de ver a Kuroo alejarse, e intentar hablar con quien fuera. Con todos, menos con la persona a la que celosamente llamaba “novio”. Y su sangre hervía. Su corazón gritaba que fuera, y enfrentara a ese gato idiota; que le borrara la sonrisa arrogante del rostro. Pero la realidad era más fuerte que sus deseos. No podía hacer nada; no era asunto suyo; y dolía. Más de lo que deseaba que doliera.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).