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Te acompaño a llorar por Mari-Sponge

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–Viejo, ¿qué te sucede? –la voz de Hanamaki le sacó de sus pensamientos. Iwaizumi también le miraba extrañado. –No, nada –respondió de forma automática, dejándose caer en su futón. Los otros dos chicos se miraron entre sí, sin creer las palabras de su amigo. De la nada, una almohada cayó en el estómago de Issei, provocando que se levantara de golpe. – ¡¿Pero qué-?! –Takahiro le miraba burlón, mientras Hajime intentaba no reír. –Vamos cejón, habla. No nos engañas –soltó Iwaizumi, sentándose más cerca del moreno, seguido por Makki. Al verse rodeado, no tuvo otra opción más que sentarse, soltando un largo suspiro, para empezar a hablar. –Es sobre Kenma.

– ¿Quién? –preguntó Makki confundido.

–El armador del Nekoma –respondió Iwaizumi.

–Oh, el pequeño teñido del primer día.

–Sí, ese mismo.

–Se veía muy apachurrado el día de hoy.

–Entonces no fue mi imaginación.

– ¿Se callan? Pensé que querían que les hablara de lo que me tiene tan mal –preguntó un tanto molesto Matsukawa, mirándoles con reproche. Sus amigos guardaron silencio al instante, mirándole con cierta burla. –Bueno ¿qué le pasa al pequeñín? –animó Hajime, esperando saber que tenía que ver aquel chico con el estado de su amigo. –Bueno, desde que inició todo esto, luego de los entrenamientos, nos escondemos en el techo para evitar sus absurdos entrenamientos extra –Hajime y Makki se miraron con una sonrisa, acto que se acabó, gracias a la almohada que el moreno les lanzó. –Basta –advirtió el chico. –Como les decía, nos escondíamos en el techo, y platicábamos de cualquier cosa. Una noche, me contó que sentía que su relación con su novio, estaba mal.

–Espera… ¿novio?

– ¿Tiene novio?

–Sí, el capitán del Nekoma es su novio –los otros dos se quedaron callados, sorprendidos por la noticia. –Como sea, el punto es que se sentía inseguro… me confeso que lo sentía distante, y piensa que su presencia le irrita a ese tarado –el solo hecho de recordar las palabras del menor, sobre la actitud del capitán del Nekoma, le hacía hervir la sangre; algo que no pasó desapercibido al mayor. –Ese idiota es la razón por la que Kenma esté en ese estado – Iwaizumi frunció el ceño, mientras Makki ladeaba un poco la cabeza. – ¿A qué te refieres, viejo? –habló el chico de cabello rosa, volviéndose a acomodar en el piso. –Lo engañó con el rubio del Karasuno –soltó con asco el moreno, apretando los puños, como si él hubiera sido al que engañaron. – ¿Cómo… cómo lo supo? –Makki temía conocer la respuesta, todo eso ya se escuchaba bastante mal. –Los vio en el gimnasio –admitió con molestia. El silencio reinó en la habitación, acompañado de un aire denso, cargado de ira.

Los ojos de Iwaizumi se alzaron, notando a Kyoutani de pie, con el rostro lleno de furia y confusión. No tardó nada en ponerse de pie, lanzando una almohada al rubio, antes de que este saliera corriendo. – ¡No harás nada! –amenazó el mayor, antes de lanzarse sobre el chico, ante la mirada atónita de Mattsun y Makki. Kentaro comenzó a forcejear con el as del Seijo, mientras este lo arrastraba al interior de la “habitación”. – ¡¿Acaso quieres que te saquen del equipo de nuevo?!

– ¡Es mi amigo!

Los tres chicos de tercero observaron sorprendidos a Kyoutani; no por hablar, si no, por referirse al menor como su amigo. – ¡Entiendo cómo te sientes, pero no puedes actuar así! –regañó el moreno. Kyoutani solo desvió la mirada, molesto. –Así que mantente al margen de la situación… ¿o acaso quieres causarle más molestias a Kenma? –un gruñido fue la respuesta que obtuvo Iwaizumi.

***

Un nuevo día había empezado; y los ánimos en el gimnasio, fueron perturbados por el aura asesina que emanaba del “Perro Loco”. Al llegar, Matsukawa dio una palmada a la espalda del rubio. –Vamos, tranquilízate. O te irá mal con el entrenador –le susurró. Sin embargo, él estaba igual de fúrico que el menor. Sus ojos, fijos en el capitán de los gatos. Para suerte de Matsukawa, el primer partido del Seijo era contra el Nekoma; definitivamente, haría pagar a Kuroo por lastimar al pequeño Pudin-chan.

Luego del calentamiento general, los equipos se colocaron en las canchas designadas para los partidos. Nekoma inició con el saque, poniendo en alerta a los chicos. Matsukawa no perdía la oportunidad de bloquear algún remate de Tetsuro; Iwaizumi, Makki y Kyoutani, lograron descifrar el plan del moreno, atacando sin piedad al capitán del Nekoma. Conforme avanzaba el partido, a Kuroo le costaba recibir y bloquear los ataques de esos tres, haciendo que se cansara más de lo normal. Y aunado a los saques monstruosos de Oikawa, las cosas no se veían nada bien para los gatos de Tokyo.

–Esos malditos, no me quitan la mira de encima –se quejó el moreno, en el tiempo fuera que pidieron. – ¿Alguna idea, Kenma? –el aludido pegó un brinco. Todo ese tiempo, se la pasó mirando a Issei. ¿Qué tramaba? – ¿Kenma? –la voz de Yaku lo devolvió a la realidad. –Kenma, ¿algún plan? –la fría voz que le dirigió Kuroo, le regresó el sabor amargo. –Tal vez…

Y aunque el partido inició bien para el Seijo, terminaron perdiendo. Algo, que solo aumentó la furia de esos cuatro chicos. Sin embargo, los partidos siguieron su curso, rotando entre los miembros titulares, y los que conformaban la banca.


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